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Número 189-190

Serie XIX

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El análisis marxista y la metafísica

EL ANALISIS MARXISTA Y LA METAFISIGA
POR
MIGUEL PoR.ADOWSK,I
En los últimos veinticinco años, en olgunos. ambientes cris­
tianos, se manifiesta el interés por el así
llamado "análisis marxista".
Se
trata ante

todo de los sectores del pensamiento
cristiano especial­
mente
sensibles a

los
problemas sociales. En busca de un método de
análisis de la situación socio~económica existente, se recurre a las
teorías marxistas y se acepta de ellas el "análisis marxista", bajo el
pretexto de

que es
el único
método ciendfico.
El documento

de Puebla, en varias ocasiones (91, 544, 545 etc.),
se refiere a esta situación. En el párrafo
545 advierte:
"Se

debe
hacer notar aquí el riesgo de ideologización al que se
expone la reflexión teológica, cuando se
re•liza partiendo
de una
praxis que recurre al análisis marxista. Sus consecuencias -son la
total politización de la existencia cristiana, la disolución del len­
gua

je de
la fe en e1 de las ciencias sociales y el vaciamiento de la
dimensión transcendental de la salvación
cristiana".
A

nosotros nos interesa ante todo contestar esta
pregunta: ¿Qué
valo_r tiene el análi'sis marxista? -¿Es o no es científico?- ¿Su
aplicación permite o no llegar a un conocimiento exacto de la reali­
dad socio-económica?
Nos proponernos exponer 'aqnf el terna en dos partes: en la .
primera
vamos

a ocuparnos
del análisis

marxista
desde el punto de
vista de

las ciencias sociales
y en la segunda parte trataremos su re­
lación con la metafisica.
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
f. EL ANÁLISIS MARXISTA Y LAS CIENCIAS SOCIALES
l. ¿ Qué es el análisis ;marxista?
Es una manera de estudiar la realidad· socio-econámico-politica
introducida por
Marx y seguida por 'los partidarios de su pensamien­
to para descubrir
y justificar la presencia en la sociedad de las causas
de la "revolución permanente".
En efecto, el famoso texto de Marx, incluido por él en la intro­
ducción de su obrita
"Contribución a la crítica de la economía
poli#c,,"
de 1859, pretende demostrar que la anteriormente procla­
mada por él mismo
-en su artículo "Zur f11denfrage" (Sobre la
cuestión
judía), en 1843-como "revolución permanente" no es un
fenómeno
exrerior a
la sociedad misma, es decir, no es algo que
viene de fuera,
por la influencia de las ideas y voluntades, sino que
es inmatiente a la misma sociedad humana; es intrínseco a la socie­
dad, pues aparece como consecuencia de los procesos internos y
permanentes de ella; es el efecto de la dialéctica de las contradic­
ciones.
El texto en referencia es el siguiente:
"En la produ<;ción social .de su vida, los hombres entran en re­
laciones necesarias, determinadas, independientes de su voluntad,
las ,elaciones de pro de
desarrollo de ·sus
fuerzas· materiales
de
producción. El
conjunto
de estas relaciones de producción forma
la esPruaura económica de
la
sociedad, la base real sobre la cual se 'eleva la superestmetura jurí­
dka
y política y a la cual corresponden determinadas formas de con­
ciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona
en general
'los procesos social, polítiro y espiritual de la vida. No es
la. conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, al contta.­
rio, su ser social determina su conciencia. Llegadas a cierto grado
de desarrollo, las fuerzas prod11etwas materiales de la sociedad entran
en contradicción con las relaciones de producdón existentes, o -fo
que es sólo expresión jurídica de esto--con las relaciones de pro­
piedad dentro de

las cuales se desarrollaron
hasta entonces.

De formas
que eran de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se
convierten en una traba. Entonces ttdviene la época de la revoluci6n
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EL ANALISIS MARXISTA Y LA METAFISICA
social. Con el cambio de la base eronómica, más o menos rápida­
mente, se produce la transformáci6n de toda la enorme superestruc­
tura". (c. Marx y ,F. Engels, Obras escogidt,s, t. I, Moscú, 1955,
pág. 322; citado por Kuusinen, Manual de m.wx/smo-feninismo,
México, 1960, pág. 140) (*).
2. Análisis del "análisis marxista"
En el texto arriba citado nos encontral!los con una serie de afir­
maciones casi todas gratuitaS, que

describen
-en una terminología
de
la época, elaborada por los. socilllistas franceses-el estado de
la situación socio-económico-política del

mundo de
106 tiempos de
Marx (la primera mitad del siglo XIOC), subrayando su carácter esen­
cialmente conflictivo, pues "las fuerzas prodnctivas ma·teriales de la
sociedad entran en contradicción
con las
relaciones de
producción
exist.'entes" y,
en

consecuencia, fatalmente,
viene la revolución.
¿Es un diagnóstico acertado?
Los elementos esenciales de este raz"""""8nto apriorisla los tomó
Marx de los escritores franceses, principalmente de Saint Simon,
Proudhon
y Fourier, pero ellos llegaban a conclusiones completa­
mente diferentes, pnes no

·esperaban que
la revolución llegara por sí
sola, espontáneamente, como la inevi~le consecuencia de _las_ "con.
tradicciones". Al contrario, sostenían que fa revolución debería ser
hecha por el

hombre, debería ser la
ohm de
los políticos
y de 106
(*) El texto en el original alemán es el siguiente: «In de.e gesellschaft.
lichen

Produktion ihres Lebens gehen die Menschen
bestimmte, notwendige.
von ihrem Willen unabhlingige VerhiiJtnisse ein, Produktionsverhfiltnisse,
die
eíner bestimmten Entwicklungsstufe · ihrer materiellen Produktivkra'.fte
entsprechen. Die Gesamtheit dieser Produktionsverhiltnisse bildet die cSkono•
mische Struktur der Gesellschaft, die reale. Basis, worauf sich ein juristischer
und politischer
überbau erhebt,

und _
welcher bestimmte gesellschaftliche
Bewusstseinsformen entsprechen. Die
Produktionsweise des
materiellen
Lebens
bedingt den soúalen, ·politischen und geistigen Lebensprozess überhaupt. Es
ist nicht das Bewusstsein der Menschen, da.r ihr Sein, sondern umgekehrt
ihr gesellschaftliches Sein, das ihr Bewusstsein bestimmt». Citado por Helga
Grebing, Gesr:hir:hte der deutsr:hen Arbeiterbeweg1111g, 1966, edición de 1976,
pág, 29-30.
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MIGUEL PORADOWSKI
"revolucionarios profesionales". Los posteriores hechos históricos con­
firmaron que ellos, y

no
Marx, tenían razón. El análisis marxista
fue desmentido
pot los acontecimientos históricos.
Conviene, pues, preguutarse: ¿por qué
Ma,x llegó a conclusiones
tan

distintas de las de los escritores
franceses, de los cuales tomó
los elementos
esencia.les de

su razonamiento?
Se pnede suponer que
lo
fue por una razón muy sencilla: su propósito no fue descubrir,
con este
análisis, la reailidad, sino demostrar que la revolución, tan
deseada por él, es inevitable. Pudo hacerlo con toda convicción
pnes su
aná:lisis no era sino una parte integrante de su total pensa­miento, es decir, del materialismo dialéctico y del materialismo
histórico. Solamente
si

se
toma en cuenta el hecho de que el citado teXtO es la conclusión (1) de un larguísimo razonamiento, se puede atri­
buirle
algún valor,

siempre que,
previamente, se
acepten
y aprueben,
sin
reservas de

ninguna
clase, · sus bases, es decir, el materialismo
dialéaico el

materialismo
histórico.
3. ¿ Qué valor tiene el análisis marxista?
Desde luego ,w #ene mngdn 11h científico y no es un método
científico
de
investigación social.
l. El anfüsis marxista no es cientlfiro porque e, esencialmente
dogmáúco. Se presenta romo un conjunto de afirmaciones comple­
tamente gratuitas,
solamente aceptables
en un
plano no científico; no
en el
plano de

las ciencias
sociales y sociológicas, sino en el plano
( 1) EI hecho de que Marx ponga este texto en la Introducción a su
obrita Critica de la eumomla política, no desmiente nuestra afirmación,
de que se
trata de la «conclusión», pues esta obrita es del año 1859, mien­tras qu.e el texto del análisis marxista viene como síntesis de su pensamiento
expuesto en los

escritos
anteriores, que aparecen en un lapso de casi 20 años, T2.mbién los
manuales del marxismo~Ieninismo, usados

en la Unión
Soviétj:ca, lo

colocan
al final de la exposición del materialismo dialéctico y del mate­rialismo histórico y sólo en este contexto este análisis tiene algún. sentido.
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EL ANALISIS MARXISTA Y LA MBTAFISICA
de las creencias; exige, pues, la previa aceptación por 1a fe de una
creencia

definida, a
saber: la cosmovisión materialista y

atea, a base
de
una fe, fe laica, puramente humana, fe en lo que esta consmovi­
si6n

dogmáticamente afirma.
Todo eso está fuera de las ciencias; má.;
bien pertenece al campo de la religión.
2. El análisis marxista no es científico porque es ut6p,co. Marx
incluye en su análisis} como elementos esenciales, los conceptos,
términos, teorías y doctrinas que él mismo previamente calificó,
con
desdén, de "utópicos".
A:l respecto, hay que recordar que la tercera parte de su Mani­
fie,to comunistá, publicado diez afios antes que Contribución d ¡,.
critioa tk la economia poUt.oa, está destinada "' la descripción, crí­
tica y refutación de las distintas corrientes socialistas y comunistas
de la primer" parte del siglo XIX. En esta ocasión, Marx clasifica el
pensamiento de
Saint Simon, Fourier y Proudhon (y de otros) como
un "socialismo utópico"
(utopi-s#sche Sozialismus). Pero es de estos
autores, ante todo de Proudhon, de quienes Ma.rx toma Jo esencial
de su raronamiento, a saber, el concepto de las contradicciones eco­
nómicas. A:sí lo denunció, en su tiempo, el mismo Proudhon (2) y
lo confirman muchos estudios de los eruditos especialistas en esta
materia. Entonces, se puede
y se debe constatar que según el criterio
de Marx, su análisis es utópico,
pues está basado en el concepto de
las contradicciooes
ecooómicas y otros cooceptos que Marx calificó
de
utópicos.
3. El aoálisis marxista no es científico porque, en su parte esen­
cfal (la lucha de clases), está bdsddo sobt-e la teoría de Charles Dar­
win, áe,c,J,ificatA:. comu cientifioa por las ciencias biológicas y so­
ciales.
(2) Refiriéndose a la obrita de Marx «M.isere de la Philosophin de
1847, en fu cual M,.rx ataca la obra de PrOudhon «La Philosophie de la
misefe», Proudhon escribe: «El verdadero sentido de la obra de Marx es
el lamentar que yo
haya pensado

en todo como
él y que lo haya dicho antes
que él».

Citado por G. Gwvitch:
Los fundadores franceses de la socialogía
contemporánea: Saint-Simon
'J Proudhon, Buenos Aires, 1958, pá.g. 109 .
. 1253
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MIGUEL PORADOWSKI
Igualmente hay que recordar que Marx confiesa, en una de sus
cartas a Engels, no solamente su gran enrusiasmo por las teorías de
Darwin, &ino que incluso dice de ellas que constituyen "la base
científica" (es expresión de Marx) de su sistema (3). Marx y En­
gels (

4)
quedaron muy

impresionados por las teorías de
Darwin
sobre l• selección natural y la lucha por la vida (the struggle of life)
y, sobre todo, por su teoría acerca del origen del hombre.
El concepto de
la lucha
de clases de Marx (
que constituye
uno
de los elementos esenciales de su análisis), es, en el fondo, darwinis­
ta. Marx ve en la lucha de clases, concebida sobre la base de la
teoría darwinista de la lucha por la vida, un elemento positivo, que
le
calzaba perfecramente con

su
concepto dialéctico
de la eterna
lucha de

los
opuestos. En la lucha

de
clases encuentra Marx la in­
dispensable
dinámica
para su

revolución.
Actoolmente las ciencias

biológicas se muestran muy cautelosas
respecto de

esta
teoría de Darwin. Más cautelosas todavía son las
c;iencias sociales,.

pues no

de concebir la lucha
de
clases. como

un fenómeno biológico,
inevitable, inherente
a la
naturaleza de la sociedad humana y calificado de positivo, pues ven
en
ella un

fenómeno patológico, negativo y destructor de
la misma
sociedad,
bosado en el

odio y en la envidia.
La moral cristiana la
rechaza en absoluto, ante todo como concepto marxista-darwinista,
puesto

que
se opone radicalmente a la "civilización del Oltl10r", pre­
dicada
por el
cristianismo.
4.

El
análisis marxista
no es
científico, pues, r,¡,Ucado por su
á/Jtor (¿y quién mejor podría servirse de él?) al estudio de la sociedad
de su
época, result6 inoperante y llevó a Marx a conclusiones erró­
neas.
Un ejemplo ilustrativo lo constituyen algunas afirmaciones de
Marx, expresadas en el
Manifiesto tomunista. A pesar de que el
(,) K. Marx: Ge,anmla,,sgabe, Vol. II pág. ~33. Citado por H. Brio­
nes: El marxismo en sus _fuentes, Santiago de Chile, 1972, pág. 15.
(4) F. Engels: The rondition of the working class in -Eniland, Ed. de
1969, pág. 108,
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EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAPISICA
texro arriba citado, como la fórmula clásica del análisis marxista,
está

escrito diez años después del
Manifiesto, este último

puede
le­
gitimadliro"!lte ser~
como otra formuloción, la primera o

una
de las primeras, del mismo análisis marxista, pues contiene las mismas
ideas,
los mismos conceptos.
Veamos algunos ejemplos.
En el
Manifiesto Marx
afirma: "La condición de existencia del
capital
es el trabajo asalariado" (die Bedingung des K'4Jitals ist die
Lohnarbe#)
(5).

Es un
dispar.,te, pues

siempre hubo y hay
.étual­
menre innumerables millonarios que llegaron a poseer el capital ex­
clusivamente

con su trabajo individual. Los
man:istas como
Pablo
Neruda o

Picasso llegaron a poseer enormes fortunas; el primero
vendiendo
los derechos de autor de sus poesías, el segundo vendien­
do sus geniales telas. Gran ¡,Mte de la lista de los millonarios de
Es·
tados

Unidos la ocupan los nombres de
excepcionales artisl!as, ar­
quitectos,

escritores. Pero para Marx el
capital es

producto
exclusiva­
mente

de
la plus-valía, afirmación desmentida por los hechos.
"El

hundimiento de
la gran industria y la victoriJru del proleta­
riado son inevitables"
( der Untergang der gromm Industrie 11ml der
Sieg des Proletariats sind unvermeidlirh) (

6). La
historia desmiente
esta afirmación groo,ita, pues la gran indUStria sigue desarrollándose
y el
proletariado en
ninguna
parte salió
victorioso; al contrario, a
medida que la
gran industria crece,

el
proletariado desaparece; ya

no
lo hay ni en
los Estados Unidos, ni en ningún país capitalista desa­
rrollado.
"Los comunisras fijan su principal
a,1:ención en

Alemania,
porque
Alemania

se halla en
vísperas de
una revolución burguesa, la cual
no podrá ser sino el preludio inmediato de una revolución
prolet«­
ria" (Auf Deutschltmd richten dtie Kommuni!ten ihre Ha,q,taufmer­
kramkeil,
weil Deutrchltmd am VorJJend effl8f büg8'/;chen Revolu-
(5) M.anifesl der lumzm,mistischen Partei, en los M.arx-Engels Stt1die­
nausgabe, en la serie Geschkhte 1111d Politik, Vol. I, págs. 59-87, Fische.r
Bücherei,

Frankfurt edid6n
de 1970. Todas las citas en alemán son de esta
edición.
(6) lbid., pág. 69.
12))
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MIGUEL PORADOWSKI
tion steht ... die de11tsche biirgerliche Revo/11/ron also n11r das 11nmil­
telbare
Vorspiel einer proleta,ischen Revollllion sein kann) (7).
Es decir, que según Marx la revolución marxista-comunista se reali­
zará primeramente en Alemania y de ahí saldrá " todo el mundo.
Nuevamente la

historia desmiente esta previsión de Marx.
5. El análisis marxista

no es científico,
po,rq""' su autor, cada
vez que se servia
de él, llegaba d oonclus«me1 fal.rm. Por ejemplo:
1) A base de su análisis, Marx sostenía que, con el tiempo, se
va

a producir en los
países capitalistas la concentraci6n del capital
en manos de Wl06 pocos; que los pobres se van hacer cada vez más
pobres,
mientras que
los ricos cada vez más ricos y que la riqueza
de los ricos proviene del despojo de los pobres. Estas afirmaciones y
ptevisiones •mn resultado falsas. La rique­
za de los ricos no proviene necesariamente del despojo de los pobres
(de la plus-va!Ja). En muchos casos proviene sólo del trabajo indi­
vidual del rico, de su excepcional
capacidad personal y... de la bue­
na
suerte. Tampoco

es efectivo que en los pafses
capitalistas se
pro­
duzca necesariamente el
feoómeno de

la concentración del capital
en
la• manos de unos pocos. Al contrario, se produce el fenómeoo
llamado el "capitalismo
popular". En
muchos países
capitalistas, las
grandes masas

de trabajadores de distintas categorías llegan a
poseer
una

significativa
parte del

capital. Cada
uno de estos trabajadores
posee cantidades relatiVlUDente pequefi llegan a
sumas considerables.

En Chile,
por ejemplo -y se trata de
un
país que todavía no

está
clasificado como

"desarrollado" o "ca·
pitalista" -hay actualmente (1980)

sólo en el
Banco del listado más
de

3 millones de ahorradores
paro, una población total del país de
11
millones de habitantes, de lo
cual resulta que casi cada persona
adulta
tiene en
este Banco su cuenta de Rhorro. Además, hay en el
país una

veintena de otros
l>ancos, que-tlllObién tieneo

su c!ieotela
de ahorradores, la cual, probablemente, llega a una suma
similar a
(7) lbid., pág. 86. Todas las citas en castellano están tomadas de la
edición santiaguina (Chile) de 1956, Editorial «Antes».
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EL ANALlSIS MARXISTA Y LA MET AFISICA
la del Banco del Estado (*). En los Estados Unidos y en los países
de la Europa Occidental el
.horro de las grandes masas obreras es
tan extraordinario que, por regla general, todos ellos tienen sus cuen­
tas bancarias o de ahorro,
lo que permite que, en estos países, el
pago de

las remuneraciones se
efectúe a través de los bancos; las
grandes empresas

imponen los salarios
en las respectivas cuentas
bancarias o

de ahorro de sus trabajadores,
circunstancia que
favo­
rece
en los trabajadores la costumbre del ahorro. El "capitalismo
popular" es una realidad, que categóricamente desmiente las
gra­
tuitas

previsiones de
Marx y demuestra la inutilidad de su análisis.
Por otra parte, conviene recordar que los capitales de muchas
empresas están
parci,ilinente en

las manos de los trabajadores, pues
ellos también son accionistas, sea porque compran las acciones en
el mercado bursátil, sea porque una parte de sus remuneraciones la
reciben en
forma de acciones de las empresas en las cuales trabajan.
2) A base de su análisis, Marx preveía la "gudizaci6n de la lu­
cha de cl,ases, que de heria desem/,(Jcar en la rwolucron. Hemos visto
que
esta "profecía" constituye la médula de su análisis,
Pues

bien, ha ocurrido todo lo contrario. A medida que
la econo­
mía de un país se hiace "capitalista", la lucha de clases disminuye,
pues la clase obrera consigue cada vez mejor remuneración, con
lo cual se "aburguesa", es decir, pierde carácter de clase obrera y ad­
quiere

las características de
la gente acomodada, ]las tensiones sociales
disminuyen, porque disminuyen las diferencias económicas
y cultu­
rales. Incluso, en muchos países, la lucha de clases casi desaparece
(al

menos en el sentido marxista del término "lucha de clases") o se
m .. ntiene casi exclusivamente gracias a la intervención subversiva de
parte de la Unión Soviética, la roa! - ficialmente fomentada- busca el debilitamiento de los países no
comunistas.
(*) En la República de China· (Taiwan), al pnnc1p10 del presente
año (1980), hubo 9.300.000 ahorradores (en uoa población un poco mayor
de 18 millones), totalizando una suma mayor a tres mil millones de dolares
noteam.ericanos, si se trata solamente del ahorro postal. Datos según_
Hori­
zonte AtiáliíO, Vol. 7, núm. 3, ·del 31 de marzo de 1980;
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MIGUEL PORADOWSKI
La afirmación de Marx de que la lucha de clases va a desembocar
necesariamente en la revolución, ha resultado completamente falsa.
En ningún país se ha producido este fenómeno. Aquí el análisis
marxista falló completamente, demostrando no solamente que no
es científico, sino también que es esencialmente
falso.
En ningún país del mundo la revolución marxista aparece comL
el

resultado de la inevitable tensión dialéctica entre las "fuerzas
productivas" y las "relaciones
de producción existentes", como lo
exige el análisis marxista.
En Rusia, la revolución marxista no vino como consecuencia
de las "contradicciones"
entre "las fuerzas

productivas materiales
de la
sociedad con las relaciones de producción existentes" -según
lo previsto
por el análisis marxista- sino exclusivamente por la vo­
luntad
del gobierno alemán, quien contrató un grupo de los "revo­
lucionarios profesionales" de

Lenin, preparados en las escuelas re­
volucionarias de
Capri (Italia) y de Longjumeau (Francia), que
vivían
en sibaritismo

y lujo
en Suiza,
cesantes
y esperanzados de
encontrar "trabajo" en algún país. El
mismo Lenin, en vísperas de
la primera guerra mundial, no veía ninguna posibilidad de "hacer"
la revolución en Rus~a,, como probó recientemente el revelador estu­
dio de Solzenitzyn (8). Lenin, en este tiempo, sólo soñaba con la
pooibilidad de

hacer la revolución
en .
.. Suiza, el país
más tranquilo
del mundo
y, en este tiempo, sin lucha de clases, sin conflictos so­
ciales.
La abundantlsima documentación al respecto encontrada en los
archivos del Ministerio de Relaciones
Exteriores de
Alemania, al
final de
la segunda

guerra mundial, una
vez llevada
a Inglaterra
y
ahí estudiada por los especialistas de las Universidades inglesas, está
hoy día al alcance de todos,
pues ha sido publicada en varios traba­
jos {9). De esta documentación consta que, a[ principio de la primera
(8) A. Sol_zenítzyn: Unine a Zurich, Editions du Seuil, Pá.ris, 1975.
(9) ~s principales son: A. · Moorehéad: 'fhe Orlgins of Rnssian Ret10-
/Mtion! London, 1951; George Katkov: German Foreign Office Docnments
on Financia/ Supporl 10 the Bolheviks' in 1917, London, 1956; Z. A. B. Ze­
.Olan: Germany ami the Ret1oluli~n in Rusia 1915-1918,· London, 1958; Wer­
ner Hahlweg: Lénins Rükkher 'nach Rnss/and, Leyden, 1957; Possooy: Lenin,
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EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAPISICA
guerra mundial, el gobierno alemán, al darse cuenta de lo difícil
que
era mantener la guerra en dos frentes, uno ron Rusia y el oteo
con

los
aliados (principalmente

con Francia, Inglaterra y, después,
con Esrados Unidos), decidió servirse de los comunistas de Lenin,
para debilirar y, si fuera posible, derrumbar a Rusia desde dentto,
fomenrando
artificialmente la
subversión.
Rusia, en vísperas de la guerra, fue uno de los países más tran­
quilos del mundo, con un gran bienesrar (al cual hasra hoy día no ha
podido retornar), y casi sin lucha de clases, pues la industtializa:ción
apenas empezaba. Los

únicos "revolucionarios" se reclutaban
entte
los aburridos señoritos de las fa.millas burguesas y aromodadas. Entre
los revolucionarios de Lenin los ttabajadores eran las rarísimas ex­
cepciones.
En Rusia, en vísperas de la revolución bolchevique, no
existía ninguna de tlas "ronttadicciones" del análisis marxista, pero
sí había un grupo numeroso de los gangsteres políticos internacio­
nales, dedicados al terrorismo
y a los asaltos de los Bancos (10), y
que soñaban con el despojo a la mayor escafa y, tal vez, con la toma
del poder, para apoderarse de todas las
rique2as del país. El
General
Ludendorff, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército alemán,
en sus
Memorias, (Kriegs Erinnerungen), justificó el envío de los
miles
de estos gangsteres al interior de Rusia, de la siguiente manera:
"Al enviar a Lenin a Rusia, nuestro Gobierno asumió sobre sí una
gran responsabilidad. El. viaje estaba justificado desde el punto de
una biografia, Ba.rcelona, 1970; R. Gaucher: Unine et J'or aJJem'and, Paris,
1971. Citado pór · Alberto Falcionelli: De Marx a Brezhnev, Ediciones Uni­
versitarias
de Valparaíso, Chile, 197'.
(10) Como, por ejemplo, Stalin y Tito. El primero empezó su carreta
de «revolucionario» como confidente de la policía política zarista y, al mismo
tiempo, se desempeñaba· como asaltante de BanCOs. Recordemos que solamente
en uno de ellos, el del Baó.co de Tiflis, cayeron más de cien víctimas de la
bomba arrojada por Stalin. El segundo, Josip Broz Tito: dictador de Yugos~
lavia, empi~a su

actividad «revolucionaria» como
asaltante de Bancos en
Argentina, siendo un adolescente, Culpable de asesinato, fue condenado a
muerte por

los
tribunale5. Gracias a místeriosas influenci8.S políticas, el
gobierne> de erito.tices de e!Íe país, en vez de cumplir la séntencia, lo expulsó
del país.
1259
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Ml,GUEL PORADOWSKI
vista militar: era indispensable que Rusia se derrumba;ra" (11). La
revolución
marxista en
Rusia fue realizada no porque existieran en
este país ltls "contradicciones", previstas en el análisis marxista, no
para solucionar los problemas obreros o de la justicia social en ge­
neral, sino exclusivamente para que Alemania pudiera ganar la gue­
rra. De esta manera Rusia fue la primera víctima de la revolución
comunista, importada de fueta, traída al país por el ejército alemán
e impuesta al país por la fuerza política
y militar de Alemania. En
el primer equipo dirigente de esta revolución parece que no hubo
ningún ruso ni ningún obrero; todos eran extranjeros y todos, fue­
ra del ,polaco Dierzynski, judíos. El jefe máximo, Lenin (Vladimir
Ilíych
lllianov) no

era de
naciqnalidad rusa,

si este término "nacio­
nalidad" es tomado en
el sentido sociológico y no puramente for­
mal-jurídico. Lenin viene de la parte asiática del Imperio Ruso, siendo
hijo de

un mongol
y de una judía alemana (12). Así, el aná­
lisis marxista, que pretende demostrar que la revolución marxista
es la resultante de las condiciones materiales de un país dado, quedó
plenamente desmentido por la primera revolución marxista-comu­
nista victoriosa, es decir, por la revolución bolchevique de 1917.
También es desmentido por
todas las siguientes.
En China, la revolución comunista aparece exclusivamente como
artículo importado de Moscú, es decir, como efecto del imperialismo
soviético pues, en los primeros días después de la toma del poder en
Rusia, el gobierno comunista de Lenin
hiw de

su revolución un
artículo de exportación, proclamando la doctrina del
W eltoktober,
como la base de su política exterior.
Según esta doctrina, la inmediata extensión de la revolución
bolchevique a todo el mundo es la condición sine qu" non de su
triunfo eu Rusia. Además, el primer
gobierno comunista

en Rusia
no se limita a hacer sólo declaraciones, sino que, de inmediato, pasa
a la acción, destinando en el presupuesto del Estado las correspon­
dientes sumas de dinero para financiar esta extensión de la revo-
(11) Citado por A. Falcionelli: Op. cit., pág. 42.
(12) Véase al respecto el artículo «Léníne était•il Juif?•, en la rev!sta
francesa «Lectures Pranraises», noviembre 1970.
1260
Fundaci\363n Speiro

EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAPISICA
lución bolchevique a todos los países del mundo (13). También
de inmediato funda en Rusia
!u escuelas para los "revolucionarios
profesionales", de distintos grados, para preparar activistas revolu·
cionarios para todos
los países.
Uno

de los países, tomado en cuenta•por Lenin, como una de
las
primeras víctimas de la extensión de la revolución bolchevique fuera
de Rusia, es precisamente China, a la cual la revolución comunista
llega desde fuera, como attículo de
exportación ruso.

De esta manera
la revolución comunista en China llega desde fuera como resultado
de la política expansionista del imperialismo soviético, . el cual, al
final de la segunda guerra mundial, encontró el sorprendente apoyo
de los Estados Unidos, gracias
al cua:l se impuso a toda el país, •
pesar
de

la heroica resistencia del pueblo
ohino. No fueron las
"contradicciones" del
análisis marxista las que permitieron todo el
proceso revolucionario en China, sino las urnas, el dinero, los "re­
volucionarios profesionales" de distintas nacionalidades y la fuerza
bruta

de la Unión Soviética. Y lo mismo
ha ocurrido

con
Vietnam
y

los otros países asiáticos. En todos los países enropeos los comunistas llegan al poder no
por la revolución que nunca tnvo lugar en ninguno de
ellos (Estonia,
Letonia, Lituania, Polonia, Hungría,. Rumanía, Bulgaria, Chocoes­
lovaquia, Alemania Oriental), sino exclusivamente gracias al apoyo
político-milirat de la Unión Soviética.
Sólo el caso de Yugoslavia es
• algo
distinto, pues Tiro, al
final
de la segunda guerra mundial, llega al poder dietatorial en Yugos·
lavia
por el camino de la subversión y las guerrillas, gracias al apo·
yo

de Inglaterra primero
y de los Estados Unidos después, otorgado
bajo el
pretexto· de

que se trataba de
ayudar a
su lucha contra
la
Alemania nazi" Pero los factores mencionados en el análisis marxista
también aquí se hallan plenamente ausentes. Tito no tenía nada
que ver con los movimientos obr~os de Yugoslavia, sino con el te­
rrorismo internacional y la Tercera Internacional, la cual previamente
le destinó a gobernar España en caso de victoria, en este país, de los
comunistas.
(13) El decreto -del gobierno soviético está publicado en la Gazette,
nóm. 31, del 13 de diciembre de 1917.
1261
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKJ
La historia de Cuba es de. sobra conocid.a: Fidel Castro llega al
poder
ocultat¡¡lo .sus simpatías

comunistas
y aprovechándose de la
oposición
.contra. la

dictadura de Batista,
para reemplazarla por

su
propia dictadura. Todos
106 conflictos ·socio-económic06 del a.náfüis
marxista
están por completo aµsentes en el panorama cubano.
Hoy . día Ja revoluci.ón marxista va adelanre, instalándose en mu­
chos países, sobre todo en los del Tercer Mundo (en l<>s cuales el
"conflicto entre las fuerzas productivas
y las
relaciones de produc­
ción" casi no
existe), sólo por el

apoyo militar
y pol¡tico de la Unión
Soviética, que en
Mica .se sirve

de
las fuerzas. armadas cubanas. Así
no se da caso. algnoo de revolución marxista como coosecuencia del
conflicto inremo de

la sociedad entre las fuerzas productivas
y las
relaciones. de producción,
tal. com<> lo precet¡¡le el análisis marxista.
Todas las cooquistas del comunismo son, en realidad, conquistas del imperialismo
soviético .. En consecuencia, el análisis marxista es sen­
cillamente una cortina de hUll)o, . detrás de la cual se ocultan las ver­
daderas
y reales fueµas de la revolución. ¿Cuáles son estas fuerzas?
Lo veremos en la segunda parre de esta eioposición.
6.

El análisis
marxista no
es científico
po-rque es fal,so y su fal­
sedad está dem06trada por la historia.
El análisis marxista sostiene que "el conjunto de las relaciones
de produccióo forma la estructura ecQ11ómica de la sociedad, la base
real, sobre la
cual se eleva la superestructura jurídica y política y
a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El
modo de produccióo de la vida material condiciona en general los procesos social, .político y espiritual de la vida". Resumiendo,
po­
dem06
afirmar que, segón el análisis marxista, la "estrncrura" con­
diciona
la "superestructura". Pues bien, en ningnoo de los países do­
minados por el comunismo marxista vino el cambio de la "superes­
tructura", como

consecuencia del previo cambio de la "estructura".
Los pequeños cambios que ocurreo en la "superestructura" provienen
de
los decretos de los gobiernos comunistas
y no como consecuencia
del cambio de la "estructura". Incluso, a veces, ocurren procesos con­ trarios a los previstos
por Marx, como es el caso de la religiosidad.
En
la Unión Soviética, por ejeoiplo,
la reHgióo, (uno de los elemen-
1262
Fundaci\363n Speiro

EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAFISICA
tos de la "superestruetura"), debería ya hi,ber desaparecido como
consecuencia del cambio de 1a "estructura", es decir, como conse­
cuencia de la estatización completa de todos los medios de la produc­
ción, efectuada ya
63 años
atrás; sin embargo, ocurre lo contrario:
la religiosidad del pueblo ruso no solamente se mantiene intaeta, a pesar de
las brutales

persecuciones, sino que
aumenta. los
datos al
respecto son sorprendentes. Mientras que, según el análisis marxista,
la religión, siendo producto de la cultura burguesa determinada por
la
"estruetura", es
decir, por la propiedad privada de los medios de
producción
deberla desaparecer corno

consecuencia
de la estatiza­
ción

de los medios de
producción.
El caso de Polonia es, tal vez, todavía más Husttativo. En vís­
peras de la segunda guerra mundial, Polonia tenía poco más de 9.000
saoerdotes activos, mientras que

actualmente, después de 35 años
del cambio
de la "estructura", tiene casi 20.000. Además, para que
las cifras sean
más exactas, hay que comparar la cantidad actual no
con
la de antes de la guerra, sino con la de
después de la guerra, pero
antes
del cambio

de la "estructura", es decir, antes de
la toma del
poder por los comunistas, debido a que casi la
mitad del clero polaco
fue exterminado durante la guerra en los campos de concentración
nazis y soviéticos, de manera que
la can_tidad de sacerdotes ha subido
de 4.500 a 20.000, lo que demuestra la evidente falsedad del aná­
lisis marxista.
7. El análisis marxista no es científico porque constituye un
fragmento de un ramnamiento más amplio (fue.ta del cual no tiene
sentido), llamado ,el "materialismo

dialéctico" y el "materialismo
histórico"; un raz.onamiento oo-t:Ñmttfico.
Ni -el "materialismo dialéctico"., ni menos todavía el "materia­
lismo histórico", pueden ser reconocidos como científicos; siendo
el ~is marxista solamente un fragmento de este amplio razona­
miento, carente de
carácter científico,

él mismo
no puede ser r~o­
nocido como científico.
Que el análisis
marxista sea
solamente
una parte
del materialis­
mo histórico y que
éste esté basado en el materialismo dialéctico es
opinión del mismo Marx
y de todos los marxistas. Esta es también
1263
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
la opinión de los no marxistas. Lo destaca el ,Papa Paulo VI, en el
documento
Octogesómt, Ad,vrm«ms, diciendo; "es sin duda ilusorio
y peligroso olvidar el lazo íntimo que los une radicalmente, el aceptar
elementos del análisis marxista sin reconocer sus relaciones ron la
ideología, el entrar en la práctica de la · lucha de clases y de su in­
terpretación marxista, sin
percibir el tipo de. sociedad

totalitaria y
violenta a
la que conduce este proceso"·.
El
análisis marxista
es inseparable de su contexto, de la totalidad
del
pensamiento marxista;

en consecuencia pueden
aceptarlo sola­
mente

los que
previamente aceptan
el pensamiento
.marxista y de él
especialmente esta parte, que constituye el contexto del
análisis mar­
xista,

es
deéir,-el· materütlismo-histórico y su base, el materialismo
dialéctico.
El pensamiento marxista; es decir~ el materialismo dialéctico. y.
el

materialismo
histórico, no

cabe dentro de
la ciencia, ni dentro de
la

filosofía: sólo cabe dentro de
las creencias,
de las
ideologías; de
la religión. Sólo en este plano puede ser concebido.
Nunca, pues, puede
ser aceptado
por
un·'cristianoi porque·
un cris­
tiano no puede creer en lo que .niega su fe cristiana; no puede con~
fesar
dos
religiones al mismo tiempo,
menos todavía
si se trata de
las que se contradicen. No
se puede ser, al ·mismo tiempo, inateria­
lista y cristiano. El cristiano, respecro a la filosofía de la historia,
tiene que rechazar categóricamente el concepto ~sta del hombre
y del universo y de la sociedad humana, pues tiene que ver en los
acontecimientos
hlst6ricos también
lo
espiritual y, lo

sobrenatural:
al Dios-Creador, al Dios-Redentor, al Dios-Santificador, al Dios-En­
carnado, al Dios~ Providencia, a J esuaisto, que une la tierra y su
historia con el Cielo y, también, a su adversario, a Santanás.
Marx, bajo la influencia de Darwin, ve en el hombre solamente
a
un animal y, en consecuencia, identifica la sociedad humana con
la sociedad de
los animales y, de ahí, que vea en la historia de la
humanidad solamente los procesos materiales, pues, incluso lo que
llama "espiritual" es, para
él, solamente una de las manifestaciones
de la materia.
En su universo • no hay lugar ni para Dios, ni para el
alma inmortal humana, ni para el destino eterno. Es la más grave
ofensa al hombre, a su dignidad, a su destino eterno (Sciacca). Su
1264
Fundaci\363n Speiro

EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAFISICA
pensamiento es una creencia, que exige una especial fe, imposible
sin ayuda de Satanás. El análisis marxista no es científico, porque siendo sólo un frag­
mento de

un pensamiento dogmático,
también exige una

fe, una fe
laica,
temporal, puramente

humana, pero una fe, es decir,
exige
una aceptación totalmente gratuita y no a base de evidencia o de
argumentos irrefutables.
8. El ,análisis marxista no es científico porque, con#arim?iente
a

lo
previstO' por él,

el
régimen soCto-económico que sucedió aJ,
régimen capiJalista de la propiedad privada de los medios de pro­
ducción,
res,dt6 ser kmZhién cn,pitatist,:,, a saber, el capitalismo del
Estado.
En efecto, lo que pretende demostrar Marx con su análisis es que
el régimen socio-económico. nuevo,-impuesto por la revolución, sería
lo contrario al régimen capitalista; sin embargo, en realidad, resultó
ser un régimen también capi1l!iista, pero en su forma más odiosa e
inhumana, pues es el capitalismo del Estado-único patrón, un capi­
talismo en el cual la e,cplotación del hombre es total, cruel y sin
limites de ninguna .clase, lo que permite
sospechar que

toda la re­
volución marxista es una gran estafa ( como, con razón, la llamó
Eudocio Ravines), bien pensada y realizada, para imponer, en todo
el mundo, un régimen de esclavitud total, en provecho de un gru­
pito de gangsters políticos internacionales.
4. El objeto y la finalidad del análisis marxista
Al comienro de esta exposición, se mencionó que el análisis
marxista tiene por objero demostrar el carácter inmanente de la re­
volución, presentándola como consecuencia del oonflicto interno en
la sociedad entre las relaciones de producción y las fuerzas produc­
tivas. La finalidad, pues, del análisis marxista es obvia: se trata de
justificar la revolución, presentándola como un fenómeno normal e
inevitable,
Pero, ¿de cuál, revoluci6rt se trata?
Es evidente que, para Marx, se trata de·la "revolución permanen-
1265
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
te", concebida como la solución única de la "cuestión judía". No
hay que olvidat que Marx parte del problema judío, planteado por
su amigo Bruno
Bauer (Die Judenfrage, 1843) y que Matx planrea
la necesidad de una revolución para solucionar esta "cuestión judía",
destruyendo la sociedad existente, pues en ella, formada por la re­
ligión cristiana, los judíos no se sienten cómodos y plenamente in­
tegrados. Sólo después recurre a los problemas conflictivos socio­
económicos, no para solucionarlos, sino para servirse de ellos en
favor de la deseada revolución, destructora de la sociedad ctistilana.
Por el análisis marxista se insttumentaliza la cuestión del proleta­
riado. Entonces, desde el principio, la revolución marxista está ins­
trumentalizada por la política; ·en este caso por la política judía.
Así se presenta la finalidad del análisis matXista en el pensamiento
de
MatX.
Pero, una vez planteada por Marx, en su análisis, la inevitabili­
dad de la revolución -como consecueocia de la dialéctica de las
conttadicciones internas de la sociedad- esta revolución es también
rápidamente acaparada por la política contingente. Todos los que
-por distintos motivos-- están interesados en la destrucción de la
sr,ciedad por la revolución encuentran en el análisis marxista un
arma formidable, de la cual quieren servirse para sus fines, que son
esttictameote políticos. Por ejemplo, todos los que, en Alemania,
en
el siglo XIX, querían derrumbat los numerosos Estados alemanes
para poder construir un solo Estado Alemán. Casi
lo mistno ocurre
en Italia, también en el siglo XIX, cuando el movimiento nacionalista
italiano quiere servirse de la revolución matxista pata destruir los
numerosos Estados

en la peofnsula, especialmente los Estados Pon­
tificios,
para poder construir un solo Estado Italiano. De otra índole,
pero también política, es el
esfuerzo de

los revolucionarios franceses,
que en el pensamiento de
MatX, en

su
análisis y en su concepto de
la revolución, encuentran un instrumento adecuado para sus fines
políticos, (muy variados, según el momento histórico). Lo que nos
interesa destacar es que la revolución, propia del análisis marxista.
fue de inmedia1Xl instrumentalizada por la política contingente, que
nada tiene que ver con la solución del problema social (el
prolet,­
riado),

en nombre del
cual se realiza.
1266
Fundaci\363n Speiro

EL ANALJSIS MARXISTA Y LA METAF1SICA
Esta instrumentalización de la revolución, dimanante del análisis
marxista, sigue adelante
también en
el siglo
XX y de manera todavía
más evidente

y
más inescrupulosa.
Pero, antes de mencionar
algunos ejemplos al respecto, hay que
recordar que el pensamiento de
Marx, en

el siglo
XIX, primeramente
es reemplazado, poco a poco, por el "marxismo", es decir, por un pen­
samiento elaborado por los partidarios y los adversarios de Marx, a
base
de sus ideas.

En
este "marxismo" hay distintas corrientes. O,mo Marx
no

dejó ningún
trabajo en

forma de exposición ordenada, completa,
sistematizada y lógica
de su

pensamiento y sólo
lanzaba ideas
sueltas
y
formulaba reorías en

innumerables artículos y folleros, se imponía,
para sus

partidarios, la necesidad de una elaboración sintética, orde­
nada, sistematizada, consecuente y lógica.
Asi nace, como obra de los
.. marxistas", el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el
determinismo económico, el mesianismo, etc. Huelga decir que no
siempre este "marxismo" es fiel al pensamiento de Marx. Al final
de su vlda,
Marx se
quejaba de
esta situación.
En la carta a su yerno,
Paul Lafargue, escribe:
"Ce qu'il y a de certain, c'est que moi je ne
suis fMS 11UW:<Í1te". Engels dos veces repite esra frase de Marx, en
distinras ocasiones

(14). Viene
el abuso del análisis marxistá por el
marxistno. Viene la frecuente elaboración
detallada de
este
análisis
marxista,

cada vez de distinra manera, adaptada a las finalidades
del momento, que son
casi siempre

políticas, es decir, de lucha por
el poder. Sigue la
instrumentalización del

análisis
marxista por la
política contingente. Al principio del siglo
xx, u ngrupo de gangsters politicos in­
ternacionales, de
asalrantes de Bancos, trenes y casas pa.rticufares des­
cubre

en el
marxistno y especialmente en el análisis marxista, una
doctrina y una ideología que pueden justificar estas actividades cri­
minales que les convienen
para alcaru:ar los fines que se proponen:
la

toma del poder por la revolución.
Es el grupo de Lenin. Así nace
el marxismo-leninismo.
(14) Véase al respecto el interesante estudio .de Boris Souvarine, Le
spectre du marxisme, en la revista Le Conlretl Social, editada por Institut
d'Histoire Sociai Paris, núm.; de mayo ·1957_ ·
1267
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
En realidad, en el siglo xx, sólo unos pocos académicos y espe·
cialistas en
las doctrinas sociales, económicas y políticas se ocupan
del pensamiento de Marx y
saben distinguir
entre
lo que es de Marx
y

Engels y lo que
es de

los marxistas, mientras que los grandes mo­
vimientos· y ¡,artidos políticos de izquierda sólo se interesan por Jo
que se llama el marxismo-leninismo.
Lenin túmó muchas ideas y teorías de Marx (no todas) y, a base
de ellas elaboró su propia doctrina-ideología, muy práctica, muy
operante, que tomó el nombre del marxismo-leninismo.
El marxismo-leninismo es una doctrina sobre la revolución, con­
cebida como el camino al poder y como el método de mantenerse en
el poder. Hay
que mencionar
todo esto, porque eu nuestros tiempos
prácticamente nadie se interesa por el análisis marxista de Marx,
sino por el
análisis marxista
en su interpretación leninista, es decir,
corno instrumento, método y camino para llegar al ,poder político.
Con el marxismo-leninismo la
instrumentalización del
análisis
marxista llega al extremo. La revolución, teóricamente resultante de
este análisis, es el instrumento de lbs imperialismos de turno, con
el absoluto abandono de la cuestión social.
La primera instrumentalización del análisis marxista y de la re­
volución resultante de él, por el imperialismo del siglo xx,
ocutrc
cuando

el Gobierno alemán, al principio de la primera guerra mun­
dial, contrató el
grupo terrorista de Lenin, para hacer revolución
en Rusia, lo que ya más arriba ha quedado mencionado.
Los gangsters políticos internacionales, una vez instalados en
el poder en Rusia, por la revolución marxista, hacen de este inmenso
país su
base, desde la cual extienden la revolución marxista a todo
el

mundo
y por intermedio de ella se apoderan de otros países. Es la
doctrit:ia del W eltokrober puesta en práctica. El imperialismo de la
nueva realidad
· geopolítica,
que es la Unión Soviética, se sirve de
la revolución marxista para conquistar todo ·el mundo. Así, .el aná­
lisis marxista
sirve al nuevo colonialismo, pues los-países conquista­
dos por la Unión Soviética son transformados en colonias suyas. El
análisis marxista
sirve a
,la esclavización de los pueblos y países por
el imperialismo soviético.
A esta esclavización sirve el análisis' marxista especialmente en
1268
Fundaci\363n Speiro

EL ANALISIS MARXISTA Y LA METAFISICA
América Latina y en Africa. Estos dos continentes están amenazados
por el
imperialismo soviético, disfrazado de
movimientos de libera­
ción, · sea política, sea económica, sea social, todos basados sobre la
ideología del análisis marxista,
Esta instrumentalización del análisis marxista

para los fines de
la revolución --que prácticamente significa el neocolonialismo so­
viético- es ampliamente usada en
América Latina por

la
así llamada
"teología

de la
liberación" (15),.que
con mayor precisión convendría
llamar la "teología marxista de la liberación" (16).
Casi todas estas "teologías" se sirven del
análisis marxista o, al
menos,' 1o suponen, pues sus presupuestos solamente son aceptables
a base del
análisis marxista.
Huelga decir que los autores de estas
"teologías", junto con el análisis
marxista, aceptan también

gran
parte del pensamiento
marxista del siglo XX, es decir, del marxismo­
leninismo. De esta manera
caen en

una flagrante contradicción, pues,
por una parte sus razonamientos están fundados sobre el marxismo­
leninismo,

es decir, sobre el materialismo
y ateísmo y, por otra par­
te,
dicen ser

cristianos.
Para los dirigentes de
la revolución marxista, la presencia de
estas "teologías" está justificada por
el hecho de que --siendo la
América Latina un continente profundamente impregnado por el
cristianismo--sólo por este camino, es decir, comprometiendo a la
Iglesia con el comunismo, la revolución marxista puede penetrar
eh
estos

países.
Es, entonces, gracias al análisis marxista, aceptado
por
algunos "teólogos" latinoamericanos, que la revolución marxista
cunde en América Latina, llevando este continente a
la órbita so­
viética..
5. El análisis marxista y la concientización
El hecho de que los marxistas practiquen la concientización, pone
en duda el
valor del
análisis marxista.
(15) , Miguel Poradowski, Sobre la T~ologla de la liberación, Santiago,
a,nJ, 1914. · -·
· ( 16) Miguel , Poradowskí, Las T'eo/Ogias' látinotimeriúmas de Ú libera­
ción~ Speiro, Madrid, 1978.
lZ69
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MIGUEL PORADOWSKI
Si lo afirmado por el análisis marxista fuese acertado, la revo­
lución debería siempre
aparecer como
ronsecuencia del hecho de
que las
"fuer= productivas materiales de

la sociedad entran en
ron­
tradicción

con las relaciones de producción existentes"
y, entonces,
la concientización sobra. Sin embargo, es sabido que los marxista:,
insisten en la necesidad de la ooncientización de las masas y que la
practican. Ws todavía, es sabido que, de hecho, todas las revolucio­
nes marxistas siempre aparecen exclusivamente como el efecto de
esta concientización.
Si cada observador de cualquier revolución marxista tiene enor­
mes
dificultades ¡,ara percibir, captar, descubrir, constatar, observar
y describir las contradicciones mencionadas por el análisis marxista
y fuera de los observadores marxistas, nadie todavía las constató
y
describió -no hay ninguna dificultad ¡,ara observar detallada­
mente las consecuencias de la concientización
marxista-. El
proceso
revolucionario desencadenado
por la

concientización es fácilmente
observable,
y disponernos de innumerables descripciones al respecto,
mientras

que
las ciencias sociales y la sociología de la revolución ca­
recen
por completo

de material serio, que pudiera
demostrar el pro­
ceso revolucionario causado por las contradicciones.
Hemos visto anteriormente la falacia de la afirmación del aná­
lisis marxista de que "ron el cambio de la base económica, más o
menos rápidamente,
se produce la

transformación de toda la enorme
superestructura". Ahora conviene constatar que no menos falsa es la
afirmación del análisis marxista de que "la revolución es la resul­
tante de la contradicción entre las
fuerzas productivas y las relacio­
nes de
producción", pues

la
historia de todas las

revoluciones mar­
xistas demuestra que ellas aparecen exclusivamente como consecuen-­
cia
de la concientización.
Este hecho desmiente también la otra afirmación de Marx, · a
saber: que el hombre es solamente un
animal. Precisamente gracias
al hecho de que el hombre no es solamente un animal, sino tam­
bién un

ser espiritual, razonable
y libre, tiene aspiraciones y anhelos
que fácilmente
pueden ser

despertados, inflados, exagerados y ca-
11al.izados por la

concientización demagógica, de
tal manera
que lo
lleven hasta el
desrontento, la rebelión y la revolución.
1270
Fundaci\363n Speiro

EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAFISICA
La concientización, a la. cual los marxistas dan tanta importancia,
no solamente desmiente las afirmaciones del análisis marxista res­
pecto a las verdaderas y reales causas de la revolución, sino también
pone en tela de juicio sn afirmación gratuita de que el hombre
es
solamente

un animal más desarrollado. Si así fuera, como lo afirma
Marx, la sociedad humana sería
igual a la de los animales, mientras
que la
wosociología constata

que en las
sociedades de
los animales
no ocurre el fenómeno de la revolución. El régimen socio-económi­
co-político en las sociedades de los animales no sufre ni cambio, ni
revoluciones de ninguna clase.
La concientización~ practicada -por los marxistas, -también des­
miente Jo afirmado por Marx, en su .análisis, de que "no es la con­
ciencia de los hombres
1o que determina su ser, sino, al contrario,
su ser social determina su -conciencia", es decir, que, según el aná­
lisis marxista, lo material determina lo espiritual; si esta afirmación
fuera acertada, la concientización sería imposible e inútil.
Es dudoso que la condentización ayude a tomar conciencia de
la realidad social existente, es decir, de las contradicciones. Tal vez
eso 9{lllre a veces, pero por ,fegla-ocurre , lo: conttariG_! es por la
concientización por lo que se despierta el odio y la envidia y por
este camino se llega a
la lucha. de clases o razas, es decir, que por
la concientización se produce artificialmente una situación socio­
sicol6gica,
que
áhtes no ·existía,-una situación que
no es el
efecro
de las presuntas contradicciones entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, sino el efecto de
la concientización, el
cnal,
después, se

atribuye a las presuntas contradicciones.
Las descripciones de la revolución bolchevique, hechas por Lenin,
Trotsky y los otros marxistas, conscientemente falsifican la ver­
dadera imagen de la situación real histórica existente en Rusia
aoteS
y durante la primera guerra mundial. El odio y las luchas entre
distintos grupos sociales, que aparecieron al final de esta guerra,
'l'inieron como consecuencia de una formidable propaganda sicoló­
gica,

es decir, de la
concientización, llevada
a
cabo por
los miles de
"revolucionarios profesionales", ,preparados previamente con este pro­
pósito en
las escuelas

revolucionarias de
O.pri y
Longjumeau. Todo
el proceso revolucionario ruso vino como
efecto de la concientización
1271
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MIGUEL PORADOWSKI
y no como efecto de las contradicciones económicas. Sólo varios
años después de lo ocurrido, los escritores marxistas hicieron un
gran esfuerro p«ra encajonar estos procesos sociológicos en las rí­
gidas fórmulas del análisis marxista, presentando la revolución bol­
chevique como la resultante de las contradicciones, que nunca exis­
tieron en Rusia
y cuya ausencia constataba el mismo Marx, no ad­
mitiendo por eso la posibilidad de que la revolución pudiera pro­
ducirse en Rusia, antes de ocurrir en los países industrializados de
Is Euro¡,« Occidental.
Actualmente la revolución marxista también aparece solamente
como· el efecto de una hábil y adecuada coocientización, es decir, de
una
prop«ganda sicológica y no como efecto de las contradicciones.
En
cicla país siempre se pueden encontrar algunos problemas que
son
apróveéhables, por una propaganda demagógica, ·p«ra crear una
atmósfera sicológica que permite
explotarlos para los fines subver­
sivos
y llevar el país a la revolución.
Il. EL ANÁLISIS MARXISTA Y LA METAFÍSICA
Generalmente, simplificando el pensamiento de Marx, se supo­
que

el fundador del materialismo dialéctico
rechaza la

metafísi­
ca (16). Sin embargo,
el problema no es tan sencillo, pues, por una
parte, Marx plantea
muchos problemas

de carácter metafísico
y, por
Otra parte, el término ''metafísica" es usado en distintos sentidos,
incluso por eximios filósofos y en relación con el pensamiento
marxista (17).
( 16) .En e5to insisten casi todos los marxistas-leninistas. Stalin, por
ejemplo al final de su larga
expoSidón sobre
el materialismo
dialéctico,
concluye: «Por su misma

esencia, ·
la dialéctica se opone directamente a la
Metafísica». José Stalin: Cuestiones del Leninismo, Ed. Literatura Extran­
jera, Moscu, 1947, pág. 647. Citado por Briones, p. c., pág. 37. Sin embargo,
M~ con frecuencia_ usa el término «metafísica» en el sentido de acepta­
ci.ón .. de

lo que este significa, como, por ejemplo, titulando uno de los capí­
tulos de' su· Mi.rl!f'la de la fil~.rofia con ·el nombre «Metafísica y economía».
(17) · En·' el estudio· ·de· Michele Federico Sciaccá:· J11ido trllico sobre la
1272
Fundaci\363n Speiro

EL ANALISIS MAl(XISTA Y LA MET AFISICA
Parece que lo más interesante para Marx era la revolución. Su
pensamiento
sobre
la revolución, Marx lo expone principalmente
en relación con dos
pr
problema judío y el
problema del proletariado. Sin embargo, su doctrina sobre
la re­
volución es,
· en

realidad, sólo un fragmento de su materialismo
dialéctico, pues

lo esencial en
ella es el proceso dialéctico de cambio
de la única realidad, que es
la materia, esencialmente .dinámica, en
permanente
evolución, por el
proceso dial,¡ctico,
intrínseco
a
ella.
Para
Marx la revolución es sólo un.a de las manife,¡taciones de este
proceso permanente de cambio
dialéctico, una de. sus fases, de ahí
que

Marx hable de
la "revolución permanente" (18).
Hemos visto que
la revolución. es la médula del análisis mar­
xista. Marx construye su
análisis para demostrar

que la revolución
es inevitable. En su análisis
la rev,;,lución aparece como la inevitable
consecuencia de

las
. contradicciones

entre
las fuerza~ productoras y
las relaciones de producción; viene con
fatalidad.
Marx necesitaba de la revolucióti primeramente para solucionar
la cuestión judla y después para la ,solución del problema del pro­
letariado, pero siempre se trata de
la misma revolución y, en el
fondo, del mismo problema: la destrueción de la soci"llad por la
revolución.
Parece que el primer planteamiento
hecho por Marx respecto
a la necesiad de la· ''revolución permanente" sale en. su artículo
"Sobre la cuestión judía" (Zur fudenjrage, 1843), escrito en sep­
tiembre
de
1843,· pero

publicado sólo en
,febrero de
1844, junto con
otros de sus artículos, en su revista
"Los anales frMlco,-a/em,mes"
teoría marxista de la Jibqrtad como /ihera&ión-de la: n_ecesidad,, publicado en
la revista madrileña VERBO, núm. 181~182 -un estudio muy vinculado por su
contenido, con lo expuesto aquí- el término «metafísica» está empleado,
en relación con el marxismo, varias veces.
(18) El término mismo de ·«revolución permanente» Marx lo tomó pro­
bablemente del blanquismo, pero le da otro sentido, pues, en el pensamiento
blanquista, la revolución es un proceso social de cambi9, es decir, .un fenó­
meno sociológico,
mien;tras que
en
Marx se
trata del proceso dialéctico de
cambio, es decir, «metafísico». A este tipo de_ metafísica Sciacca llama «su
inicial

metafísica
materialista, · posfulada con dogmatismo que corte parejo
con su tosquedad y puerilidad». Ibid.
1273
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
(Deutsch-franziisische Jdhrbiicher ), de la cual apareció un solo nú­
mero. El mencionado
ru:tículo fue escrito corno polémica con
los
dos artículos de su
arnigo Bruno

Bauer,
también judío,
profesor
de
biblística. Los artlculos de Bruno Bauer salieron bajo títulos
distintos.
El
primero con
título
"La cuestión judia" (Dk Judenfrage)
y el otro con el título "La ~ lle los ac,uales judlos y cmtia­
nos P""' ser Ubres" (Die Fiihigkeit de, heutigen Juden una Clmrten,
freí zu werden), arnbos publicados en 1843.
El
segundo planteamiento de Marx de la necesidad de la revolu­
ción, esta
vez para solucionar el problema del

proletariado, sale
en el
Manifiest'" c(lmllnÍ'st~, escrito cuatro años más tarde y publica­
do en 1848.
En arnbos casos se plantea la necesidad de la revolución
corno el único camino para la liberación. En el
prirner caso
se
trata de la liberación de los judíos, en el segundo caso de la libe­
ración de los
proletarios. La liberación es el problema metafísico,
pues se

trata de la
libertad, También

en arnbos
documentos se
en­
cuentran otras redacciones, las
primeras del. "análisis marxista", que,
en
arnbos casos, termina con la conclusión de que la revolución es
inevitable.
En el primer caso, es· decir, en relación con la "cuestión judía".
Marx plantea el problema de la liberación del judío en el plano
teológico-jurídico-político;
mientras qne
en el segnndo caso, el de la
liberación del
proletariado, el plantearnieoto · es exclusivamente en
el
piano sociológico-económico; sin
embargo, el segundo plantea­
miento
se

encuentra
irnplícitarnente en

el
primero, porque
se
trata
de la misrna liberación de la "opresión y explotación", que se alcan­
za por
la revolución.
Los términos "opresión" y "explotación" son tomados por Marx
de
los mencionados artlculos de Bruno Bauer, quien, siendo biblis­
ta, estaba acostumbrado a la terminología de la Biblia. En efecto,
los
términos "opresión" y """Flotación'.' son frecuentes en el An­
tiguo Testameoto
y saleo ante todo en los libros de Moisés, eo re­
lación con
el trato

que sufrió "el pueblo ,escogido" en
el Estado de
los
Faraones, y después se repite a lo largo de todo el Antiguo Tes­
tamento
.. Desde
el principio es un
término religioso-social,
pues
se trata de la situaeión del "pueblo
<:seogido'' por

Dios, que sufre
1274
Fundaci\363n Speiro

F.L ANALISIS MARXISTA Y LA METAFISICA
frecuentes opresiones. político-económico-jurídicas, siendo sus miem­
bros esclavos y no ciudadanos y forzados a trabajar como tales.
Con facilidad pasa Marx de la "cuestión judía" a, la "cuestión
del proletariado", pues en
el M.mifiesto aplica al proletariado los
mismos
conceptos
teológico-jw:ídico-polfricos, incluso e1 concepto de
«pud>lo escogido",

que, en el
ManifiestO', ya no son los judíos sino
los
proletatios, encargados por
Marx de eutnplir la misma misión
histórica de la
redención de

la humanidad por la revolución destruc­
tora de la sociedad existen•e, pues el proletariado, liberándose a sí
mismo,
libera al mismo tiempo a todos, y pata siempre, de la opre­
sión y de la explotación. Pero no hay que olvidat que todas estas
místicas son de
carácter puratnente decorativo; lo

esencial es la
revolución como destrucción de
la sociedad cristiam, pata solucionat
el problema judío, sirviéndose del problema del proletariado. Siem­
pre se trata de la destrucción de la sociedad cristiana, en b cual
el judío (en los tiempos de Matx), por ser judío, no está plena­
mente integrado, pero
,-para el público-se postula esta des­
trua:ión, por el camino de la revolución, en el nombre de la solu­
ción del problema
proletario. El doloroso problema
del proleta­
riado del siglo
XIX está instrumentalizado por Marx en favor de la
solución de la cuestión judía, por la destrua:ión de la sociedad cris­
tiana.
La "liberación-emancipación" de los judíos es planteada como
liberación de
1~ religión, pero no

se
trata de la liberación de la re­
ligión
judía, sino de la sociedad cristiana y, ante todo, del Estado
cristiano, pues, estando esta sociedad vinatlada con la religión cris­
tiana y siendo el Estado confesional (cristiano), el judío, confesando
otra religión, la judía, no puede
ser integrado en

esta sociedad tan
completamente como lo es el cristiano.
De ahí la cnnclusión de
Marx: hay que destruir la religión pata poder seculati2:at comple­
tamente

a la sociedad y al Estado
(19). La fatnOSa frase de Marx, la
-(19) Conviene recordar que, desde ·hace ·más o menos cien años, la «cues­
tión judía» está solucionada (al menos la que motivó la reacción de Marx),
pues, por una parte existe la separación del Esta.do de la «Iglesia» (con ex­
cepción de algunos paises -islámicos), es decir, la institución del Estado· está
!Jecularizada, y, por otra parte, vivimos en la tolerancia y el respeto de todas
1275
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
"religión es el opio del pueblo" (20), no está formulada en relación
con la cuestión obrera, .sino en relación con la cuestión jµdla y
presentada en el cortito artículo Zur Kritik dQr H egelschen Rechts­
philoso-pme, publicado junto con el articulo Zur Judenfrdge, en
1844, en los
Andles. Además, no hay duda que su ataque a la re­
ligión es solamente
una parte
de su
lucha contra Dios y viene como
consecuencia de su
satanismo (21). Marx, pues, se vincula con los
grupos satanistas varios años antes, lo que da a su vida una nueva
dimensión, por excelenciá metafísica, pues se trata de la metafísica
del mal, lo que pone en duda su sinceridad cuando se declara mate­
rialista y ateo
..
Conquistado·

a favor de
la causa sociálista y comunista por su
amigo el rabino
Moisés Hess (quien

es el
padre de
estas.·corrientes
marxistas alemanas),

en
el año 1842, Marx elabora su doctrina
comunista, complerament-e abstracta, ·filosófica, dialéctica, sin nin­
guna vinculación con los problemas concretos, re•les, existentes en
su tiempo. Basta recordar su
definición del
comunismo del
año 1844:
"El

comunismo
es, en cuanto negación de la .negación, la afirmación,
por Jo tanto,
el · momento

real
· y necesario para el desarrollo· futuro
histórico
de
la emancipación y de la .reconquista del hombre .. Se
trata
de
la estructura necesaria y el principio propulsor del pró,cimo
futuro" (22). Parecidas definiciones dialécticas y completamente des-
las religiones. Los judíos tienen los mismos derechos civiles que los cris­
tianos y están plenamente integrados en 1~ Sociedad de hoy, de manera que
la revolución planteada por Marx -para la solución de la «cuestión. judía»
por la destrucción de la soci~ cristiana- ya. no se justifica. Además, la
existencia del

Estado de
Israel permite a. los
judíos
la plena realización de
sus ideales

religioso-nacionales.
(20) El
texto completo es el s.igui~te: Die "Religión ist der Segfzer der
bedriingten
Kreatut', das Gemüt·· -einer herzlosen Welt. wie sie der Geist geist­
loser Z11s1ande
isJ. Sie ist das Opi11111" des Vo-lks.
(21) Sobre este tema se récomienda el reciente estudio del Judío, pas
tor protestante, Richard Wumbrand, Was Karl Marx a Sa1anis1?, Ed. Dia­
ne, USA.
(22) Der Komm11nism11s isl ·Jie· Po-sitien als Negalion Jer Negalion,
Jarum das wirkliche, fiir di~ nlichste geschichtliche Enlwicklung notwendig,
Momenl der mer,schlichen Emanzipation und Wiedergewinn1mg .. Der-Komm11-
1176
Fundaci\363n Speiro

EL ANAL1S1S MARXISTA Y LA METAFISICA
vinculadas de la realidad histótica da Marx en sus "ManuscriU>s del
año 1844", casi una docena. ¿Dónde está aquí la cuestión obrera?
-¿Dónde

están los
problelillll! socio-económico,; de

su tiempo?­
¿Dónde el problema del prolerariado? Es evidente que Marx elabora
su "comunismo" antes de preocuparse
por los problemas sociales
·coocreros y re,,les de su tiempo. El "comunimo", completamente
abstracta, ie

interesa como solución de la cuestión judía
y no de la
cuestión del proletariado. Su interés por el asunto del prolerariado,
que le viene sólo varios años después
y se expresa en el Manifiest'o,
no solamente es posterior a la formulaoión de todo su pensamiento
esencial (
el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el de­
terminismo económico,
ias rontradicciones, las

alienaciones
y, ante
todo,
el concepto de la revo:lución permanente), sino también muy
abstracto, teórico, "frío". Marx nunca se acercó al obrero, al pro­
lerariado (23). Nunca tomó
una posición afectiva respecto

a
la mi-
nir.mus ist die nOtwendige Gestalt und das energische Prinzip der niichslen
Zukflnft, aber rler Komm11ni.rmus Út nicht a/1 salcher das Ziel der men!­
chlichen Entwkklung, die Gestalt der men.rchlir:hen Gesel/Jchaft,
(23) Al respecto escribe Romuald Zaniewski: «Coro.me le fait remarquer
avec justesse, Dolleans, Marx, l'illustre fondateor du "socialisme scientifique"
en réalité, pendant _toute sa vie n'était qu'un hégelien a.ccompli, se complai­
sant dans les spéculations philosophiques. M.@me ses
«sages» conférences qu'il
donnait
aux ouvriers n'avaient
jamais attaché
son coeur
et son :ime au mal­
heur et la
mi5ere du prolétariat, dont i1 prétendait défendre la cause pendant
toute
s;a; vie. Partout et toujours, il se tenait hautain et 8..l'écart du proléta­
riat.
Cfr. Dolleans, Histoire d11 ffloNvement ouvrier, Paris, 1939, I, pág. 204,
pág. 220 et suiv». Zaniewski, L'origine du pro/étariat romain et contempo­
rain, Louvain, Paris, 1957, pág. 270 ..
El

mismo
autór cita. táJnbién al respecto

la opinión del autor alemán
August Winnig:

«II
y a des hott1mes, qu~ pendant toute leur vie n' exha­
lent que J'.amou.r. I1 y a d'autres hommes dont toutes les actions sont nou­
rries de
haine. Tel était Marx... Marx n' a jamais eu aucun rapport intime
avec
I' ouvrier. Celui qui I' appelle Uh socia.liste force le seos du mot. La pitié
soáale, c'
est-8.-dire ce que nous nommons aujourd'hui le sentiment social,
Marx ne l'a jamais ressentie. Il ne sentait pas comme l'ouvrier. Il ne se
tournait
·pas vers lui et son mouvement parCC' que son coeur battait pour
eux,
i1 ne se tourruüt vets l'ouvtier que parce qu'il en avait besó:in. II ·avait
besoin d'un instrumerlt pour servir sa haine-...
11
haissáit
l'Etat, il hti.issait la religión, il hais5;ait toute valeur élévée
1277
Fundaci\363n Speiro

MlGUEL PORADOWSKI
seria dé·. los proletarios, 1JUeS ellos Je interesaban, solamente COfilO
dinámica social existente, concreta, real, que quería explotar~ ins­
trumentaliza.r, para su · -revolución, concebida como la destrucción
del cristianismo.
Todo

el pensamiento de Marx es concebido como proceso dia­
léctico destructivo, pues se · trata d~ .una dialéctica exclusivamente
negativa, que no busca
·.}a :verdad, -sino que es instrumento de la
mentirá. Nadie tan acertadamente calific6 ei pensamiento del comu­
ni,ino marxiSta como .el Papa Pío XI, en su encíclica Divini Re­
demptoris, llamándolo "instrínsicamente perverso" y el "satánico
azore"
.. Y

no
·se trata

·aquí-de la-retórica, sino de las calificaciones
exactísimas, que revelan

la
plenitud y profundidad del carácter me­
tafísico del.marxismo; de la. metafísica del mal. ¿Acaso no es "in-:
trínsicamente· petverSd" llamar "liberación" lo que, en realidad, es
la esclavización?
En su "teología de la liberación", expuesta en el artículo Zr,r
]udimft~ge, Marx plantea la Hberación del 'hombre como la libera­
ción·. d~ la religión, de la creencia en la existencia de Dios y de la
creencia.~)¡ vida después '~e la muerte, de la creenda en la inmor-­
talidad· .. del alnia .. Para Marx, el hombre se hace libre, cuando s~
hace·

ateo
y' ;materialista, cuando s~ adora a sí mismo, pues, según
qu'il·-avaiLreconnue ·pOur .telle; 11 combaHait tout soum1ss1on intéiieure .de
l'hoinrn~ '¾ l'autorité de la .. foi et· de la tradition. 11 était révolutionnaire
en tout,
milis·-. i1 l'était par ·haine»: .August Winning, Du pralétaire a l'étaJ
ou11rier, Paris, -· Pl-on; 1943,. pág •. -61. Parecida. es la opinión de Bierdiaeff~
«Marx est mii bien moins par la pitié enVets le ·prolétariat. opprimé et hu­
milié ·et par la .soif de soulager ses .:¡:ouffrances, ·que pa.r-l'idée de la puissance
du
ptolétariat,-ce· Messie ·appeJé-il: organiser le royaume unive:rsel». Véase:
P,·oblemd: d11 ·comm11nisme1 Pai'is, 1933, pág. 83. Citado por Zaniewski,
Op. cit.; págs.. 270, 27L
Federico. Engels ·:escribe-eri la revista The New .Moral World: «Commu­
nism, howev:er,". ::wa.S Such .. a· -~essary ·consequence ·of -New Hegelian philo-.
sophy, that' no op¡josition:-could. kéep.-it down: .. », .titado pór-Werner·Blumen­
berg, Krwl -Marx;-Rowohlt; Hamburg, ed: :.de ·octubre 1971, pág. 52. Enton­
e~ ... según Engem,,--el comuajsmo:qtar.rista 'apar&e·comO·consecuencia lógica
de la dialéctica hegeliana y no como. coilsecuencia '·de las rontradicdO:nes eco­
nóniicas;,como ló:.ptetendé.el aháUsiS: marxista.
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EL ANAUSIS MARXISTA Y LA MET AFISICA
Marx, el hombre es el se,: supremo para el hombre: "Di<, einzig
fHaktisch mogliche Befrei,,,.g/Deutschland/ist
die Br,frei""g iauf dem
Starzdpunkt
der Theorie, welohe d8" Memohffl für dtis hocbsPe We­
,.,, des Manschffl r,rkliirt" (24).
Pues bien, para cada cristiano, esta "liberación" es esclavización
pues el. hombre es libre " medida que se subordina voluntariamente,
por amor, a Dios. Y,
al contratio, a medida que el hombre se aleja
de
Dios, se esclaviza, pues, más
y más, depende de sus debilidades
y de su egoísmo. En realidad, en el fondo, hay otro problema, el problema meta­
físico. El hombre es solamente una creatura de Dios y, entonces, por
definición, por ser creatura, depende de su Creador. Más todavía:
en este mundo
terrenal, el
hombre nunca está solo, independiente
y, en este sentido, completamente libre, pues existe el Príncipe de este
mundo", su dueño, Satanás, según las expresas enseñanzas de Cristo.
Cada hombre que se "libera" de la dependencia voluntaria de Dios,
automáticamente, inmediatamente,
cae en la dependencia

de Satanás.
Somos libres, es decir, independientes, de otra creatura que es Satanás,
solamente a medida que voluntariamente nos subordinamos a Dios.
No se da un vacío metafísico, es decir, una situación en la cuai el
hornbre podría estar completamente independiente tanto de Dios,
como de Satanás. Una libertad absoluta no existe para el hombre,
pues
él aparece en

un mundo
ya "habitado",
en
el cual se disputan
el poder sobre el hombre Dios y Satanás. No se da "tierra de nadie",
sino de Dios,._ o de Satanás .. El hombre no se da a .sí mismo su exis­
tencia, sino que la recibe del Ser, permanentemente. Sólo por la parti­
cipación

en el
Ser, el hombre es, existe. Felizmente, el hombre des­
cubre, gracias a
la Revelación, que· este Ser es el Amor y que depen­
der de El es ser libre, que la
libertad es

la elección del bien, que
la
plenitud de la libertad es la elección del Bien Supremo, de Dios
y que, siendo Dios el Amor, la unión con Dios eS· la plenitud de
felicidad. Marx, pretendieodo "liberar" al
hombre, lo
independiza
de Dios, Jo
separa de su fuenre

de vida
y de felicidad y Jo entrega a
(24) K. Marx: Zu, K'iitik · d~ Hgetuhen Retht1philosopie, al final
del texto.
1279
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
la dependencia de Satanás, de la Muerte. Marx engaña al hombre,
pues le promete
la libertad y lo que en realidad le ofrece es la escla­
vitud, la absoluta y
. para

siempre dependencia de Satanás
..
Un

engaño parecido lo constituye su promesa de
la liberación
del proletariado, por
la lucha de clases ( el odio) y por la revol.,ción
destructiva,

como también
por. la
supresión de la propiedad privada.
En vez de la prometida libertad, el obrero recibe la completa escla­
vitud, pues cae en la
absoluta dependencia
del Estado-único patrón.
También en los planteamientos del
Manifiesto comunista hay
profundos problemas metafísicos,
empezando por

el del hombre,
concebido por Marx solamente como un animal, sin destino eterno
y en una sociedad reducida al nivel de la de los animales, con el
agravante de que
además está
entregada a la destructora ley darwi­
nista de la "lucha por la vida"
(the struggle of life), es decir, a una
ley de autodestrucción, basada en el odio mutuo. El odio, el odio
de clase, es el motor de esta sociedad, es su dinámica interna, su
dialéctica. El odio basado en la envidia, fundamento de todos los
comunismos, pues todos los miembros de esa sociedad pretenden
ale
canzar

una igualdad absoluta porque envidian al otro, que podría
ser algo
más que

los demás.
El odio
y la envidia -todo Jo opuesto al amor cristiano-es
lo satánico, pues Satanás es la personificación del odio y de la en­
vidia, es el odio mismo, es la envidia misma, como es la mentira y
la soberbia. El joven
Marx, en la .introducción a su memoria para el grado
de
docror en

Filosofía, hace suyas
las palabras de Prometeo: "me
alimento con el odio contra todos los dioses"
(h"fl/ó l6go iltos pámas
echthtlff'O theotls),
de Esquilo. Más tarde, al empezar su carrera de
periodista, siendo director de la Rheinische Zeitung, publica en ella
su propio retrato, presentándose como un moderno Prometeo; en su
versión es el líder de la rebelión contra Dios; es la soberbia.
El Mrmifiesro es una llamada al odio y a la violencia; termina
con la frase: "Los Comunistas consideran indigno ocultar sus· ·con­
ceptos y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos no
pueden
ser
alcanzados sino ,por el
derrumbamiento violento de todo
el orden social existente. Que las clases dirigentes tiemblen ante
1280
Fundaci\363n Speiro

EL ANAUSIS MARXISTA Y LA METAFISICA
la revolución comunista". La finalidad del M,,nifiesto es conquistar
el apoyo de los trabajadores
para la desrrucción de

la sociedad, por
la revolución comunista.
¡ Que distinta es~ pues; la posición del análisis marxista, expuesta
en el Manifi-esro, de la posición cristiana de la época, del mismo año
1848,
ei dos documentos memorables de la Iglesia!
Recordémoslos. El primer documento es el
M,mifiesto de Am<>r de Federico Oza,
oam,
profesor

de la Sorboone (Universidad de París)
y fundador
de

las "Conferencias de Saint
Vicenc de

Paul".
Ozanam hace una
llamada

a Jo que es esencial en la vida del cristiano: al amor, al amoc
a Dios
y al prójimo, a la práctica de la caridad, para aliviar el
dolor
síquico y físico de los necesitados, que nunca faltan. Su llamada
fue muy bien
recibida, pues,

algunos años
después de
la
proclama­
ción

del
Manifiesto de Amor, cuando Ozaoam muere a la edad de
40 años,
en 1853,

hay miles de "conferencias" en toda Francia,
y la
institución se extiende a todos los
continentes. No

en el odio
y la
lucha de clases, como pretendía Marx, sino en el amor, generador
de
la verdadera fraternidad y solidaridad, veía Ozanam la solución
del problema social. El segundo documento de la época es el magnífico libro del
obispo alemán Emanuel
Kettcler, Los grálldes p-rol,/ema.r de l• lxw•
presente (Die g,ossen sozialen Fragen der Gegenwa,I, Mainz, 1848).
El
libro se compone de las homilías, prédicas y conferencias del
fa­
moso pastor de la diócesis de Maguncia. Kerreler va al fondo del
problema: ve la solución de la situación del proletariado en la
des­
proletarización

de la clase obrera, por el camino pacífico
de la justa
remuneración del trabajo; y "justa" quiere decir que permita al
obre•
ro

vivir
dignamente con

su familia
y todavía poder hacer ahorros;
con los cuales,
poco a poco, podrá salir de su situación de proletario,
rransfoimándose en

propietario.
Además, Ketteler busca la solución
práctica de
· los

problemas urgentes mediante la legislación social,
promulgada en favor del
trabajador. Siendo

diputado,
Ketteler fue
iniciador de

esta legislación social. Las ideas de Kecceler, lanzadas
en 1848, fueron después acogidas por la encíclica social
Rerum No•
varum de León XIII, publicada en el año 1891-
1281
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
Es increíble que actualmente puedan extstlr, en el ambiente
cristiano,

partidarios del
connaproducente análisis marxisra,

que
lla­
ma al odio, a la revolución y a la desnucci6n de la sociedad mien­
nas
que

se olvidan
por complero de las acerradas y exitosas solucio­
nes que, en el mismo
año 1848, presentaron los católicos Ozanam
y Ketteler. Todavía más increíble es que actualmente haya teólogos ( ?) ,
que se olvidan de
las. clarísimas

enseñanzas de Cristo respecto a la
liberación
y, en vez de inspirarse en el Evangelio, se inspiran en el
análisis marxista, que es ateo y -materialista.
Cristo dijo, varias veces, que sólo la verdad nos hará libres.
Además dijo

que
Él es
la Verdad.
¿Acaso puede ser cristiano el hombre que busca
onos caminos
para la liberación?
El

análisis marxista no acepta la verdad metafísica, pues el ma­
terialismo
dialéctico sólo admite

las verdades del momento, Jo que
es, en

realidad,
la· negación de la verdad metafísica. El materialismo
dialéctico sostiene que todo cambia, está en permanente movimien­ to,
n:o se da pues la verdad metafísica, El cristiano, al connario,
como

los filósofos antiguos, está preocupado por la verdad
absoluta,
metafísica, Su d=ubrimiento
es

el objeto propio de
la filosofía, ral
conio
la concibe Aristóteles, pues, para el gran Esragirira, la filoso­
fía es
la ciencia de la verdad. El· marxismo elimina la verdad, negan­
do la posibilidad de su existencia; sólo admite las verdades del
momento; cambiables como todo. El análisis marxista
-- una: parte
de

la totalidad del
pensamiento de
Marx, de su ma­
terialismo
dialéctico e

históri<:O'-'-no admite
la verdad meraffsica
y, en.ronces, ¿qué valor puede tener para un iti.vestigador cristiano,
que, por ser cristiano, debería estar preocupado por conocer la
verdad? El
problema de la verdad se
hace· todavía
más serio, cuando de
la merafísica pasamos a la teología. Cristo di jo: vemar Uber,;b# vas.
(la verdad os hará libres). Quien honesra y sinceramente está preo­
cupado por
la liberación, . necesariamente tiene que dar importancia
a la verdad.
Sólo a médid.a que
honestamente,
eri todo y siempre,
buscamos la verdad, llO.s acercamos a la libertad. Cristo vincula la
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Fundaci\363n Speiro

EL ANALIS/S MARXISTA Y LA METAFISICA
liberación con la búsqueda de la verdad y con la práctica de la ver­
dad. Todo
intelecrual cristiano
ya tiene indicado por Cristo el
camino seguro de la
liberación, el camino de la verdad. El análisis
marxista es

la mentira, pues niega la existencia de
la verdad, mien­
tras que sus "verdades" dogmáticas, que exige a<:eptar con los ojos
cerrados, con fe laica, son puras suposiciones gratuitas. '
Además, el cristiano no puede limitarse a buscar la verdad
sólo en el plano científico, natural, humano, y al nivel filosófia>.
Como

cristiano está
obligado a tomar tambJ~ en cuenta la afirma­
ción de Cristo: Ego Jllm veritas. Para el cristiano la verdad se iden­
tifica con Cristo, con Dios. Dios es no solamente el Amor; también
es la Verdad.
Buscar. honestamente

la verdad es
buscar a
Dios. Aquí
estamos en las
profundMades de

la
metafísica y . de la mlstica.
¿Cómo se •"Plica,. entonces, la existencia hoy día de teó/ogos (?)
que se declaran, al mismo tiempo, marxistas y cristiru;ios .y, en cali­
dad de tales, recurren al análisis marxista? Por el mismo hecho de
que
-en vez de recurrir al pensamiénto del Evál!gelio, como lo
hicieron, en su tiempo,
oportunamente, Ozanam y Ketteler-re­
cutren
al pensamiento marxista,
d · marerialismo dlaléctioo, confie­
san que, en realidad, no son cristianos, sino exclusivamente marxistas.
Son estos marxistas que quieren pa•ar por cristianos-, para poder,
de esta manera, servirse de la Iglesia, instrumentándola a :favor de
la
revolµción marxista. Se puede
sospechar _que, con

sus
"tealoglas
de liberación", pretenden vincul.ar a .los cristianos con

la revolución
marxista
y poner a la Iglesia al· ~ido del imperialismo comunista.
En este caso no se trata ento~ces_ _ de .un problema intelectual, sino
político. Quieren, junto con los niarxistas, llegar al poder por la re­
volución
.. No
les interesa la solución
d,l problema social; les inte­
resa la política, es decir, la
lucha por

el
poder,· Están

con el "Prín­
cipe de este mundo"
y no con Cristo, quien, por su pasión en la
Cruz, muerte y Resurrección, venció d "Príncipe de este mundo",
aunque le permita seguir actuando,
hasta el día de su segunda veni­
da, la que, esperároos, sea pronto, pues se 1a pedimos, _ reza_ndo con
San Juan Apóstol: "Ven, Señor Jesús".
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