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Número 213-214

Serie XXII

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Sacralidad de la vida humana desde su concepción y crimen abominable del aborto

SACRALIDAD DE LA VIDA HUM.ANA DESDE
SU CONCEPCION Y CRIMEN ABOMINABLE
DEL ABORTO
La vida, siempre un don.
«La vida es un don, porque brota del amor de un Padre,
"que reserva a todo

ser humano, desde su concepci6n, un lugar
nespecial en

su corazón, llamándolo· a la comunicación gozosa de
"su casa.

En toda vida, incluso en la recién concebida, como
"también incluso

en la
débil y sufriente, el cristiano sabe recono­
"cer, pues,

el
"sí", que

Dios le ha dirigido de una
vez para
"siempre.., y sabe comprometerse para hacer de este usí" la nor·
"ma de la propia actitud hacia cada uno de sus prójimos, en
"cualquier situación
en que se encuentre.
»En una sociedad enferma de egoismo
y profundamente in­
"vadida por inquietantes fermentos de muerte, es necesario que
"los cristianos mantengan alta la tensión hada la vida, promo­
,, viendo

la inventiva de la caridad que abre sus brazos hacia el
"ser humano necesitado,

dondequiera que sea llamado a la exis­
"tencia, nazca, viva, sufra, trabaje,

enferme, envejezca
y mue­
"ra».
JuAN PABLO II: Alocución a los romanos y
peregrinos en la
Plaza de San Pedro el domin­
go 7 de febrero de 1982. L'Osservatore Roma­
no,
edición semanal en lengua española, año
XIV; núm. 7 (685), domingo 14 de febrero
de
1982.
Valor incomparable de la vida humana desde su concepción.
«Que reconozcáis siempre el valor incomparable de toda la
"vida humana,

ya desde el momento mismo de la concepción».
JuAN PABLO II: Alocución a los profesores y
alumnos del Colegio de Defensa de la OTAN,
el 3 de febrero. L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua española, año XIII,
núm.
11 (637), domingo 15 de marzo de 1981.
275
Fundaci\363n Speiro

La voluntad de Dios en la transmisión y defensa de la vida.
«Entre estos desafios e interrogantes,, es fundamental la trans­
"misi6n y

la defensa de la vida:
la voluntad de Dios Creador
"ha confiado expresamente esta misión a la pare;a humana,
des­
nde el "principio' pero el hedonismo imperante y. narcotizante
"de hoy trata por todos los medios de embotar la sensibilidad
ny el imperativo moral de las conciencias1 separando del matri­
"monio el compromiso primario de dar la vida. ¡Millares y mi­
"llares de víctimas inocentes e indefensas son sacrificadas en el
"seno de la madre! Por desgracia se está obscureciendo el sen­
"tido de la vida y, por lo mismo, el respeto al hombre. Las
"consecuencias están a la vista de todos. Y el futuro las reser­
"vará peores,, si no se pone remedio. La Iglesia reacciona con­
"tra esta mentalidad con todos los medws, exponiéndose y pa­
" gando personalmente. Así han hecho los obispos en todos los
"países donde se ha patrocinado en esta materia una legislación
"permisiva. As! he hecho
yo, as! me

he expuesto yo en la pri­
"mavera pasada. Y en
tos d!as de

mi largo sufrimiento he pen-
1'sado mucho en el significado misterioso, en el designio arcano
"-que me venia como dado por el cielo-- de la prueba que
"puso en peligro mi vida,
como de
un tributo de expiación por
"este
rechazo oculto

o manifiesto de la vida humana, que se está
,,expandiendo en las naciones más avanzadas!} que co"en, sin
"querer darse cuenta de ello, más aún, pareciendo orgullosas de
"la propia autonomia
e intolerancia
de la ley
moral, hacia
una
"era de degradación y de
enve¡ecimiento de si mismas».
JuAN PABLO 11: Alocución a los cardenales,
prelados, religiosos y seglares de la Curia Ro­
mana y de la Ciudad del Vaticano, el día 22
de diciembre de 1981. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XIV,
núm. 1 (679), domingo 3 de enero de 1982.
La transmisión de la vida humana y su gravísima responsa­
bilidad.
«Es necesario recordar enseguida, siempre en el contexto del
"servicio del hombre, la gravisima responsabilidad de
la trans­
"misi6n de la vida humana. La Iglesia es consciente de las difi­
"cultades que ia
actual situación
social
y cultural opone a esta
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Fundaci\363n Speiro

"misi6n del hombre, sabiendo, al mismo tiempo, hasta qué pun­
"to es

ésta urgente e irreemplazable. Pero
lo repito una vez
"más, "la Iglesia

opta por la
vida". Desgraciadamente,
este pro­
"yecto se ve amenazado por los peligros inherentes al progreso
"cientifico, por

la difusi6n de
una mentalidad
realmente
con­
"traria
a 'la vida., y por las intervenciones gubernamentales que
"tienden
a limitar

la libertad de los c6nyuges en sus decisiones
"sobre los
hi¡os, así

como por las discriminaciones en las sub­
"venciones internacionales, concedidas a veces con objeto de fa­
,, vorecer pro gramas de contracepd6n».,.
JuAN PABLO II: Alocución al Cuerpo Di­plomático acreditado ante la Santa Sede, el sá­bado 16 de enero de 1982. L'Osservatore Ro­mano, edición semanal en lengua española, año XIV, núm. 5 (683), domingo 31 de enero
de 1982.
El amor cristiano, orientado esencialmente a la fecundidad,
impone a los esposos la transmisión_ y el respeto a la vida
aún por nacer.
«El amor cr1st1ano está, por tanto, orientado esencialmente
"también a la fecundidad. En esta tarea de transmitir la vida
"humana, los

esposos son colaboradores del amor de Dios. crea­
" dor.

Y o sé que también aquí las
dificr.tltades son
grandes en la
"sociedad actual. Cargas sobre todo para la mujer, viviendas re­
" ducidas, problemas económicos e higiénicos., inconvenientes que
nse crean) a veces ex profeso; a las familias numerosas, todo esto
"constituye un obstáculo para un mayor número de hijos. Y o
"apelo a todos
ios que

tienen responsabilidad y poder en la so­
" ciedad:

haced cuanto sea posible para crear recursos. Pero
ape­nlo sobre todo a vuestra propia conciencia y a vuestra respon­
"sabilídad personal,

queridos hermanos
y hermanas. En vues­
"tra conciencia tenéis que tomar la decisión
ante Dios
sobre el
"número de vuestros hi;os.
»Como esposos, estáis llamados a una paternalidad respon­
"sable. Pero

esto significa que vuestra planificaci6n familiar debe
"ser tal

que respete las normas
y criterios éticos. Es lo que ha
"subrayado
el último Sínodo de los Obispos. Con gran vehemen­
" cia

quisiera recordaos hoy especialmente, dentro de este
ccmtex­"to, las siguientes palabras: Eliminar una vida ciue aún ·está
"por nacer,

no es un medio legítimo de planificación familiar.
277
Fundaci\363n Speiro

"Os repito lo que dije a los trabajadores, el 31 de mayo del
"presente año, en el suburbio parisiense de Saint-Denis:
"El pri­
"mer derecho
del hombre es el dercho a la vida. Hemos de de­
"fender este derecho y este valor. De lo contrario, toda
la 16-
"gica

de la fe en el hombre, todo el programa del progreso
"verdaderamente humano, se tambaleará y se vendrá abajo". Se
' 1trata, en efecto, de servir a la vida».
JuAN
PABLO II: Homilía durante la misa
celebrada en d estadio «Butzweiler Hob de
Colonia, sábado 15 de noviembre de 1980. L'Os­
servatore Romano, edici6n semanal en lengua
españolm, año XII, núm. 47 (621), domingo
23 de noviembre de 1980.
La inviolabilidad y sacralidad de la vida humana desde la
concepción.
«Sobre todo, . es un consuelo la constante fidelidad demos­
"trada a

la
Iglesia,, al
Papa,
a los
obispos,
cuyas enseñanzas
y
"orientaciones siempre ha acogido vuestra Unión con respeto,
"amor y devoción, sin ceder a las lison;as y tentaciones de una
"mal entendida autonomia, al proponer y defender los princi­
"pios

de la ética natural y cristiana, que rigen la
instioución ma­
"trimonial,
y al afirmar, asimismo, en la práctica y en la ley, la
"inviolabilidad y la sacralidad de la vida humana desde la con­
''cepción».
JUAN PABLO II: Alocución a los Juristas ita­
lianos, 25 de noviembre de 1978. L'Osserva­
tore Romano, edici6n semanal en lengua espa­
fiola, año X, núm. 52 (521), domingo 24 de
diciembre de 1978.
La vida es sagrada desde el momento de la concepción.
«La noche de Navidad, la Madre que debla dar a luz (Virgo
"paritura), no encontró un cobi¡o para si. No encontró las con­
" diciones en que se realiza normalmente aquel gran misterio di­
"vino y humano a un tiempo, de dar a la luz un hombre.
»Permitidme que utilice la lógica de la fe y la lógica de un
"consecuente humanismo. Este hecho del que hablo es un gran
"grito, un

desafio permanente a cada
uno y a todos. acaso más
"en particular en nuestra época, en la que la madre que espera
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Fundaci\363n Speiro

"un hi¡o se le pide con frecuencia una gran prueba de coheren­
"cia
moral.
En efecto,
lo que viene llamado con eufemismo "in­
"terrupción

de la maternidad" (aborto), no puede evaluarse con
"otras categorias auténticamente humanas que no sean las de la
"ley moral, esto e.11, de la conciencia. Mucho podrían decir a
"este propósito, si no las confidencias hechas en los
confesiona­
nrios,., sí ciertamente las hechas en los consultorios para la ma­
"ternidad responsable.
»Por consiguiente, no se puede
de¡ar sola
a la madre que
"debe dar a
luz; no

se la puede
de¡ar con
sus dudas, dificulta­
" des

y tentaciones. Debemos estar ;unto a ella para que tenga
"el valor y la confianza suficientes de no
gravar su

conciencia,
"de no destruir el vinculo más fundamental de respeto del
hom­
"bre

hacia
el hombre. Pues, en efecto, tal es el vinculo que tie­
"ne

principio en el momento de la concepción; por
ello,, todos
"debemos

estar de alguna manera con todas las madres que
de­
"ben

dar a luz, y debemos ofrecerles toda ayuda posible».
JuAN PABLO -.11: Catequesis en la audiencia
general del miércoles, 3 de enero de 1979.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua espalíola, alío XI, núm. 1 (523), domingo
7
de enero, de 1979.
El respeto a la vida humana desde· antes del nacimiento.
«Permitidme repetir lo que di¡e durante mi peregrinación
"a mi

patria:
"Si se
rompe
el derecho del hombre a la vida en 11 el momento en que comienza a ser concebido dentro del seno
"materno~ se

ataca indirectamente todo el
orden moral
que sirve
"para asegurar los bienes inviolables del hombre ... La Iglesia
"defiende el derecho a la vida no sólo en consideración a la
ma­
"iestad
del Creado,, que

es el
primer Dador de la vida, sino tam­
"bién por respeto al bien esencial del hombre ... " (8 de iunio
"de

1979).
»La vida humlma es preciosa porque es un don de Dios, cuyo
"amor

es infinito;
y cuando Dios da la vida, la da para siem­
"pre. La vida, además, es preciosa porque es la expresión y el
"fruto del amor. Esta es la razón por la que la
vida debe
tener
"origen en el contexto del matrimonio y por la que el matrimo­
"nio y el amor reciproco de los padres deben estar caracterizados
"por la generosidad en entregarse. ,,
279
Fundaci\363n Speiro

»Todos los seres humanos deberían valorar la individualidad
"de
cada
una de las personas como criatura de Dios, llamada a
"ser hermano

o hermana de Cristo en virtud de
la encarnaci6n
"y redención universal. Para nosotros la sacralidad de la persona
"humana está fundada en estas premisas. Y sobre estas premi­
"sas se
funda nuestra celebraci6n de la vida, de toda la vida
"humana. Esto explica nuestros esfuerzos para defender la
vida
"humana

contra cualquier influencia o acci6n que la pueda ame­
" nazar o debilitar,, como

también
n,uestros esfuerzos
para vof­
"ver cada vida más humana en todos sus aspectos.
»Por lo tanto, reaccionaremos cada ve:i que la vida humana
"esté amenazada; Cuando el carácter sagrado de la vida
antes
"del nacimiento sea atacado, nosotros reaccionaremas para pro­
,, clamar que nadie tiene iamás el derecho de destruir la vida
"antes del nacimiento. Cuando

se hable de un niño como de
nuna carga, o Se-lo considere como medio para sátisfacer ufta
"necesidad emocional,¡ nosotros intervendremos para insistir en
"que cada niño es don único e irrepetible de Dios, que tiene
"derecho a una
familia unida
por el amor».
JuAN PABLO II:· Hornilla durante la misa ce-­
lebrada en el «Capitol Mall» de Washington
del 7 de octubre.
L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua espafiola, año XI, nú­
mero 44 (566), domingo 4 de noviembre de 1979.
La vida humana es sagrada desde el momento de la concep­
ción hasta el último instante de la existencia natural.
«La vida humana es sagrada, es decir, está inmune de toda
"poder

arbitrario que pretendiera atentar contra ella, herirla o
"incluso suprimirla. Desde el momento de la concepción hasta
el
"último

instante de la existencia natural en el tiempo, la
vida
"es digna de respeto} atención y esfuerzos en qrden a. salvaguar­
,, dar sus derechos y elevar su calidad».
280
JUAN PABLO II: Alocución en la Plaza de
San Pedro, el sábado 26 de abril de 1980, ante
una . audiencia general extraordinaria. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua espa­
fiola, afio XII, núm. 18 (592), domingo 4 de
mayo de 1980.
Fundaci\363n Speiro

¿ Cómo no volver a afirmar solemnemente que la vida del ser
humano es sagrada desde el momento
de la concepción?
« ¿Cómo no volver a afirmar solemnemente que la vida del
"ser humano es sagrada, desde que brota bajo
el coraz6n de la
"madre, en el momento de su concepci6n? ¿Cómo olvidar que,
"precisamente
en este año dedicado
al niño,, ha alcanzado cum­
nbres pavorosas el número de vidas suprimidas en el seno m_a­
"terno? Es una hecatombe silenciosa, que no puede dejar indi­
"ferente,, no

digo a nosotros, hombres de la Iglesia, a nosotros
"cristianos
y cristianas de todo el mundo, sino también a los
"responsables de la cosa pública, a las personas que piensan en
"el porvenir

de las naciones. En el nombre de Jesús "viviente
"en Maria"

(Ven.
Olier), llevado
por Ella en el seno en un
"mundo indiferente
y hostil -en Belén se negaron a acogerlo
"y en el palacio de Herodes se tramó su muerte-, en el nombre
"de ese

Niño,, Dios
y hombre, yo conjuro a los hombres cons­
"cientes de la
dignidad insuprimible de estos hombres todavia
"no nacidos,

a tomar una posición digna del hombre, para que
n este oscuro período que amenaza con envolver en tinieblas la
"conciencia
humana, pueda
ser superado finalmente».
JUAN PABLO II: Alocución del 22 de diciem­
bre de 1979,
a los cardenales y prelados de la
Curia Romana. L'Osservatore Rnmano, edición
semanal en lengua espafiola, afio XI, núm. 52
(574), domingo 30 de diciembre de 1979.
La vida humana es sagrada desde el seno materno.
«Dios quiso que la unión amorosa de marido y mujer fuera
"la fuente

de la nueva vida. Quiso compartir, por
a.ri decirlo, su
"poder creador con los maridos
y las mujeres, dotándoles del
"poder de la procreación.
Dios quiere
que este poder estupendo
n de procrear una nueva vida humana sea voluntaria y amoro­
" samente aceptado por la pareja cuando ellos eligen libremente "el matrimonio.
La paternidad posee una dignidad en si mis­
"me1i, garantizada por el mismo Dios. Yo, por mi parte,! siento
"como un deber de mi tarea apostólica el reafirmar tan clara y
"vigorosamente como sea posible lo que la Iglesia de Cristo en­
nseña a este respecto, y reiterar enérgicamente su condena de la
"contracepción artificial y del aborto.
281
Fundaci\363n Speiro

l
»SI, desde el momento de la concepción y a lo largo de los
"siguientes
estadios, toda vida humana es sagrada, pues ha sido
"creada a imagen y
semejanza de

Dios.
La vida humana es pre­
,, ciosa porque es un don de Dios, cuyo amor no conoce límites/
"y cuando Di.os da la vida es para siempre. Todo aquel que in­
"tente destruir la vida humana en el seno materno, no solamente
"viola la sacralidad de un ser humano que vive, crece y se desa­
"rrolla, oponiéndose así a Dios, sino que también ataca a toda
"la sociedad, minando el respeto por toda vida humana. Quiero
"repetir aquí lo que afirmé en la visita a mi tierra nata/,: nsi
"se rompe el derecho del hombre a la vida en el momento en
uque comienza a ser concebido dentro del seno materno, se ata-
11 ca indirectamente todo el orden moral, que sirve para asegurar
"los bienes inviolables del hombre. La vida ocupa entre éstos el
"primer puesto. La Iglesia defiende el derecho a la vida, no sólo
"en consideración

a la majestad del Creador que es el primer
"Dador de

esta
vidt1, sino
también por respeto al bien esencial
"del hombre"

(Homilla de
Juan Pablo
II a los trabajadores
en
"la
explanada

del aeropuerto polaco de Nowy Targ, 8 de ju­
"nio de

1979;
L'Osservatore Romano, edición en lengua espa­
"ñola, el

17 de junio de 1979, pág. 14)».
JuAN PABLO 11: Hornilla durante la misa para
las familias en el aeropuerto de Lahung, jueves
19 de febrero de 1981. L>Osservatore Romano,
edición semanal ·en lengua española, año XIII,
núm. 9 (635), domingo 1 de marzo de 1981.
Solicitud por el runo, incluso antes de su nacimiento, desde
el primer momento de su concepción.
«La solicitud por el mno, incluso antes de su naczmtento,,
"desde

el primer momento de su concepción
y, a continuación,,
"en los

años de la infancia
y de la juventud es la verificación
"primera y fundamental de la relación del hombre con
el
"hombre».
282
JuAN PABLO II: Alocuci6n del 2 de octubre
de 1979, a la
Asamblea General
de la Orga­
nización de las Naciones Unidas en Nueva York.
L'Osservatore Romano,
edición semanal
en len­
gua española, año XI, núm. 41 (563), domin­
go 14 de octubre de 1979.
Fundaci\363n Speiro

Inviolabilidad de la vida humana desde el embrión hasta el
anciano, enfermo, incurable o agonizante. Y la reintegra·
ción de la muerte con la dilJilidad y serenidad del últi­
mo acto de la vida humana.
«En verdad, la vida es un regalo de Dios a los hombres,,
"creados

por amor a su imagen
y seme;anza. Esta comprensión
"de la sagrada
dignidad de

la persona humana lleva a
valorar
"todas
las

etapas de la vida. Es una cuestión de coherencia
y
"de
;usticia.

En efecto, es imposible apreciar de verdad la vida
"de un anciano sin

apreciar de verdad la vida de un niño desde
"el momento

mismo de su concepción. Nadie sabe hasta dónde
"se podr!a

llegar si no se respetara la vida como un bien
inalie­
"nable y sagrado. Es necesario) pues, afirmar firmemente) con
"la Congregación para la doctrina de la fe en su declaración
".sobre la

eutanasia
del 5 de

mayo de 1980, que "nada ni nadie
"puede autorizar la supresión de la vida de un ser humano
"inocente,, feto o embrión, niño o adulto} anciano, enfermo in­
" curable o agonizante... Habria en ello una violación de la ley
"divina, una

ofensa a la dignidad de la persona
humana,, un
"crimen contra la vida,, un atentado contra la humanidad". Es
"también muy oportuno añadir aqul lo que la misma declaración
"decia acerca del uso de los medios terapéuticos: "Hoy en día
"es muy importante proteger, en el momento de la muerte, la
"dignidad de la persona humana y la concepción cristiana de la
"vida contra un tecnicismo que corre el riesgo de ser abusivo".
"La muerte forma parte de nuestro horizonte humano y le da
"su verdadera
y misteriosa dimensión. El mundo contemporá­
"neo,. sobre

todo en Occidente, tiene necesidad de aprender a
"reintegrar la muerte en la vida humana. ¿Quién no desea para
"sus seme;antes

y para sí mismo acoger y asumir este último
"acto de la existencia terrestre con la dignidad y la serenidad,
"ciertamente posibles para los creyentes?»,
JUAN PABLO II: Mensaje de 22 de julio, a
la Asamblea mundial sobre el problema del en­
vejecimiento de la población y sus consecuen­
cias, celebrada en Viena. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua espafiola, afio XIV,
núm. 34 (712), domingo 22 de agosto de 1982.
283
Fundaci\363n Speiro

El ser humano desde la concepción hasta la muerte no puede
ser instrum.entalizado, por
lo cual se condenan explícita
y _ formalmente las manipulaciones experimentales con el
embrión humano.
« ... No tengo} por tanto" ra:r..ones de aprensión para experi­
"mentos de

biología,
realizados por científicos que1 como voso­
"tros, tengan un profundo respeta por la persona humana, ya
"que estoy seguro que contribuirán al
bien integral del hombre.
"Por otro lado, condeno, de manera explicita y formal, las ma­
"nipUlacíones experimentales del embrión humano, ya que el ser
"humano, desde la concepción hasta la muerte,, no puede ser
instrumentolizado con

ninguna finalidad».
"
«Al terminar estas mis reflexiones que m,uestran mi aproba­
" ción y apoyo a sus investigaciones, quiero reafirmar que deben
"estar suietas a los principios morales que respetan y realizan
"en su plenitud la dignidad del hombre».
JuAN PABLO II: Discurso a la Pontificia Aca­
demia de las Ciencias, el 25 de octubre. L'Os­
servatore Romano, edición semanal en lengua
espafiola, año XIV, núm.
50 (728), domingo
12 de diciembre de 1982.
Inviolabilidad de la vida humana desde la concepción. El
aborto es un crimen ind,ecihle.
«Exaltando la belleza del matrimonio habéis tomado postura
n;usta sea contra la teoría de la contra-concepción, sea· contra
"los actos

anticonceptivos, cual lo
hizo la · encíclica Humanae
"vitae.
Yo mismo,, hoy, con la misma convicción de Pablo VI,
nratifico la

enseñanza
d_e esta
encíclica, escrita por mi predece­
"sor, "en virtud del mandato que nos ha confiado Cristo" (AAS
"60, 1968,, pág. 485)».
"
«Habéis dado también testimonio · en favor de la verdad,
"sirviendo
as/ a
toda la humanidad, cuando, haciéndoos eco de
"la enseñanza del Concilio ("la vida desde su concepci6n ha de
11ser salvaguardada con el máximo cuidado": Gaudium et spes,
"51), habéis afirmado también el derecho a la vida y a la invio-
284
Fundaci\363n Speiro

"labilidad de toda vida humana, incluida la vida de los niños
"aún no nacidos. Habéis dicho claramente: "Matar estos ntnos
"inocentes,
no
nacidos aún, es
un crimen
indecible ... Su dere­
,, cho a la vida deber ser reconocido y plenamente protegido por
"la ley"».
}UAN PABLO II: Alocuci6n a los obispos de
los Estados Unidos, del
5 de octubre de 1979.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XI, núm. 43 (565), domin­
go 28 de octubre de 1979.
La paternidad humana es responsabilidad por la vida desde
la concepción.
«Dios comparte, en cierto sentido, su paternidad con cada
"uno de vosotros. No del modo misterioso y sobrenatural con
"que lo
hizo con

José de Nazaret ... Y,
sin embargo,
toda pa­
"ternidad en la tierra, toda paternidad humana toma de El su
"origen,, y

en El encuentra su modelo. Vuestra paternidad hu­
"mana.,, queridos hermanos, se une siempre con la maternidad.
"Y el que ha sido concebido en el seno de la mu¡er-madre os
''une a vosotros esposos0 marido y mu;erJ con un vínculo par­
"ticular que Dios-Creador del hombre han bendecido desde "el
"principio". Este es el vinculo
de la paternidad y de la mater­
"nidad,
que se forma desde el momento en que el hombre, el
"marido, encuentra en la maternidad de la
mu¡er la
expresión
"y la confirmación de su paternidad humana.
»La paternidad es responsabilidad por la vida: por la vida,
"primero concebida en el seno de la
mu¡er,, luego
dada a
luz,
"para que se revele en ella un nuevo hombre, que es sangre de
"vuestra sangre
y carne de vuestra carne. Dios que dice: nno
nabondones
a

la
mujer, tu esposa", dice al mismo tiempo: "¡aco­
"ge la vida concebida en ella!". Como le dijo a José de Nazaret,
"aunque José no fuese el padre carnal de Aquel que fue conce­
" bido por obra del Espíritu Santo en María Virgen.
»Dios dice al hombre: "¿Acoge la vida concebida por obra
"tuya! ¡No permitas que se suprima!". Dios habla
as/ con

la
"voz de

sus mandamientos, con la
voz de
la Iglesia. Pero habla
"as! sobre

todo con
la voz de la conciencia. La voz de la con­
,, ciencia humana. Esta voz es unívoca) a pesar de cuanto se haga
"para impedir que se la escuche
y para sofocarla, esto e5i, para
285
Fundaci\363n Speiro

"que el hombre no escuche y la mujer no escuche esta voz sen­
,, cilla y clara de la conciencia».
JuAN PABLO II: Homi,láa durante la misa
para
el pueblo en él estadio de la ciudad Ter­
ni. L'Osservatore Romano, edición semanal en
leogua española, ano XIII, nóm. 13 (639), do­
mingo 29
de maxzo de 1981.
¿ Cómo es posible hablar de derechos humanos y dignidad
del hombre
si se viola

el derecho primigenio de la vida
en el
Seno de la madre?
«El cristianismo lleva p,ofundamente en todo su contenido
"el sentido del valor de la vida
y del respeto a la vida. El amor
"de
Dios, como

Creador, se manifiesta en esto, que El es dador
"de
vida. El

amor de Dios, como Creador
y Padre, se mani­
"fiesta en esto, que

el hombre, creado a su imagen y semejanza
"como var6n
y m'ujer, ha sido hecho por El, desde el principio,
"su colaborador,
colaborador del Creador en la obra de dar la
"vida.
A esta tarea está unida una particular dignidad del hom­
"bre: la dignidad generativa, la dignidad del padre y de la ma­
,, dre, dignidad fundamental

e insustituible en todo el orden de
"la vida humana: individual y social al
mismo tiempo.
»El

problema de la afirmaci6n de la vida humana desde el
"primer instante de su concepci6n
'.l!, en caso de necesidad, tam­
"bién el problema de la defensa de esta vida, está unido de
"modo estrech!simo
con el orden más profundo de la existencia
"del hombre, como ser individual
y como ser social, para quien
"el ambiente

primero y fundamental no puede ser sino el de
"una auténtica
familia humana.
»Por esto es necesaria la afirmaci6n explicita de la vida hu­
"mana desde el primer instante de su concepci6n
bajo el
cora­
"z6n de la madre, es
necesaria también

la defensa de esta vida
"cuando está amenazada de cualquier modo ( amenazada también
"socialmente),, es necesaria
e indispensable, porque, a fin de cuen­
"tas, se trata aqu! de la
fidelidad a la humanidad misma, de la
"fidelidad a la dignidad del hombre.
»Se debe aceptar esta dignidad desde el principio. Si se la
"destruye en el seno de la mujer, en
el seno de la madre, será
"dificil defenderla

después en
tantos campos y ámbitos de la
"vida y de la convivencia humana.
»Efectivamente, ¿c6mo es posible hablar de derechos huma-
286
Fundaci\363n Speiro

"manos, cuando se viola este derecho primigenio? Muchos di­
"sertarán hoy sobre la dignidad del
hombre, pero
no vacilan,
"después, en conculcar al ser humano, cuando éste se asoma,
"débil e indefenso,, a los umbrales de la vida. ¿No hay una con­
"tradicción en

todo esto? No debemos cansarnos de afirmarlo:
"el derecho a la
vida es

el derecho fundamental del
ser huma­
"no, un derecho de la persona, que obliga desde el principio».
»En efecto, Dios ha amado tanto al mundo que le dio su
"Hiio unigénito,
para
que todo el que crea en El tenga la vida ...
»Y Dios ha amado tanto la maternidad humana, la mater­
"nidad de una
Muier -de

la Virgen de
Nazaret,, mediante la
"cual pudo dar al mundo su Hiio unigénito--, que a esta luz
"toda
maternidad humana adquiere una dimensión extraordina­
"ria.
Y sagtada.
»La vida es sagrada. Es sagrada la maternidad de cada ma­
" dre.
»De aqu! el problema de la afirmación de la vida. El pro­
"blema de la defensa de la vida ya en el seno de la
madre es,
"para

todos los que confiesan a Cristo, un problema de fe
y un
,,prob/.ema de conciencia.
»Y es problema de conciencia también para los otros, para
"todos los hombres sin excepción: lo es en virtud de la misma
"humanidad».
JUAN PABLO II: Homilía con ocasión del VI
centenario - de la muerte de Santa Catalina de
Sierna, en Toscana, d domingo 14 de septiem­
bre. L'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua espafiola, año XII, núm. (612), domin­
go 21 de septiembre de 1980.
El derecho del hombre a la vida no podemos desligarlo de
su comienzo.
«No podemos desligar al hombre de su comienzo humano.
"Hoy hemos llegado a saber tanto sobre los mecanismos bioló­
,, gicos, que determinan este comienzo en sus respectivos aspec­
,,tos; por eso¡, es necesario que proclamemos con una consciencia
"tanto más viva y una convicción tanto más ardiente el comien­
"zo humano -profundamente humano--de todo hombre como
"el valor
fundamental y

la base de todos sus derechos. El pri­
"mer derecho del hombre es el derecho a la vida. Hemos de
287
Fundaci\363n Speiro

"defender este derecho y este valor. De lo contrario, toda la
"16gica de la fe en el hombre, todo el programa del
progreso
"verdaderamente

humano se tambaleará y se vendrá abajo».
JUAN PABLO II: Homilía durante la Misa
celebrada en
la Iglesia de Saint-Denis para los
obreros, sábado
31 de mayo de 1980. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua es­
pañola, año XII, núm. 23 (597), domingo 8
de junio de 1980.
Nunca se puede legitimar la muerte de la persona humana
concebida aunque todavía no nacida.
«Hay otro aspecto,. aún más grave y fundamental, que se
"refiere al amor conyugal como fuente de la vida: hablo del
"respeto absoluto a la vida humana, que ninguna persona o ins­
"tituci6n, privada

o pública, puede ignorar. Por ello, quien ne­
" gara

la defensa a la persona humana más inocente y débil, a
"la persona humana ya concebida aunque todavía no nacida~
"cometería
una
gravísima violación del orden moral. Nunca se
"puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo
"fundamento de la sociedad. »¿Qué sentido tendr!a hablar de la dignidad del hombre, de
,,sus derechos fundamentales, si no se protege a un inocente, o
"se llega incluso a facilitar los medios o servicios, privados o
"públicos, para destruir
vidas humanas
indefensas?».
JuAN PABLO II: Homilía durante la Misa
para las familias cristianas celebrada en la pla­
za de Lima:., Madrid, el martes 2 de noviembre.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XIV, núm. 45 (723), domin­
go 7 de noviembre de 1982.
El deber de salvaguardar la vida del no nacido, por encima
de todas las leyes positivas.
«Pero es hombre también el niño que todavía no ha nacido;
ne incluso, si es título privilegiado de identificación con Cristo
"el contarse entre los "más pequeños" (cf. Mt 25, 40), ¿c6mo
"no
ver una presencia particular de Cristo en el ser humano
"en gestación que entre todos los demás seres humanos es de ~
"verdad el más pequeño e inerme1 carente de todo medio de
288
Fundaci\363n Speiro

"defensa hasta de la voz para reclamar contra las ofensas infe­
"ridas
a
sus derechos elementales?
»Es obligaci6n vuestra dar testimonio ante todos, de la es­
"tima y

respeto de la vida humana que nutrís en el
coraz6n;
"defenderla

valientemente si fuera necesario; negaros a cooperar
"a su

supresi6n directa. No hay disposici6n humana que pueda
"'''legitimar una acción intrínsecamente inicua, ni menos aún obli-.
"gar a nadie a consentir en ella. En efecto, la ley recibe su valor
"vinculante de
'la funci6n
que desempeña -en fidelidad a la ley
ndivina-al servicio del bien común; y esto. es así, a su vez,
"en la medida en que promueve el bienestar de las personas.
"Por tanto,

ante una ley que se halle en contraste directo con
"el bien

de la persona, que reniegue incluso de la persona en
"sí, usurpándole el derecho a vivir, el cristiano no puede dejar
"de oponer

su rechazo cortés y firme a la vez, recordando las
"palabras del Ap6stol Pedro ante el Sanedr!n:
"Es preciso

obe­
"decer a Dios antes que a los hombres"
(Act 5, 29).
«Sin
embargo, vuestra tarea no se limita a esta
funci6n ne­
" gativa

por así decir. Se extiende también a un conjunto de
"deberes positivos de gran importancia. A vosotras toca robus­ "tecer en el ánimo de los padres el deseo y la
alegría en

vista
.,, de la vida nueva que ha brotado de su amor; a vosotras~ suge­
"''rir la visión cristiana de la misma mostrando con vuestra acti­
"tud que reconocéis en el niño formado en el seno materno un
"don y una bendici6n de Dios (cf.
Sal 126, 3; 127, 3 y sigs.);
"a vosotras

toca también estar al lado de la madre para reavivar
"en ella

la conciencia de la nobleza de su
misi6n y
reforzar su
"resistencia frente a las posibles insinuaciones de la pusilanimi­
" dad

humana; a vosotras
corresponde,, en
fin, prodigaros con
"toda clase de cudidados para garantizar al niño
un nacimiento
·"sano y feliz».
JuAN PABLO II: Alocuci6n, el 26 de enero
de 1980,
a la Asociaci6n Cat6lica de Médicos.
L'Osservatore Romano, edici6n semanal en len­
gua española, año XII, núm. 16 (590), domin­
go 20 de abril de 1980.
Defender la vida por nacer y defender las conciencias hu­
manas.
«El servicio al hombre se manifiesta no s6lo en el hecho de
"'que defendemos la vida de uno que va a nacer. Se manifiesta,
"al mismo tiempo, en el hecho de que defendemos las conciencias
289
Fundaci\363n Speiro

"humanas. Defendemos la ractitud de la conciencia humana, para
"que

llame bien
al bien y mal al mal, para que viva en la verdad.
"Para que el hombre viva en la
verdad,, para
que la sociedad
"viva en la verdad.
»Cuando Cristo dice: "He venido para que tengan vida" ... , 1-'piensa también, más aún, sobre todo, en esa vida interior del
''hombre que se manifiesta en la voz de la recta conciencia.
»La Iglesia siempre ha considerado el servicio
a la conciett­
"cia como su servicia esenciJl: el servicio prestado a la con­
" ciencia de todos sus hi¡os e hi¡as, pero también a la conciencia
"de
cada
uno de los hombres. Puesto que el hombre vive
la
"vida digna del hombre cuando sigue la voz de la recta concien­
"cia,, y cuando no permite que esta conciencia se ensordezca en
"sí mismo y se haga insensible.
"
»Pidamos por las madres cuya conciencia está más amena­
"zada

cuando permite que se le quite la vida a su hi¡o ...
Cris­
"to ha dicho: nLa mu;er, cuando da a luz, siente tristeza, por­
" que llega su hora; pero cuando ha dado a luz un hijo,. ya no
"se acuerda de la tribulación, por el gozo que tiene de haber
"venido
di mundo
un hombre"
(Jn 16, 21 ). Roguemos por esta
"alegria de la vida aun cuando suponga el sufrimiento y la lucha 11interior. Oremos por la alegría de las conciencias, "par aque
"tengan vida y la tengan abundante" (Jn 10, 10)».
JUAN PABLO 11: Alocución en la Jornada
Mundial de Oración
por -las

Vocaciones,
el 11)
de mayo d~ 1981.L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua española, año · XIII,
. núm. 20 (646), domingo 17 de mayo de 198L
La plaga del aborto, "delito abominable", el más destructor
de la comunión familiar.
«Hecho aún más destructor de la comunzon familiar es lrr
"plaga

del aborto, al que el Concili o/lama
¡ustamente un "de­
"lito
abominable" (Gaudium et spes, 51). El testimonio de las
"familias cristianas, a este respecto, debe ser l!mpido. Ninguna
"ley humana puede declarar legítimo lo que condena la ley
mo­
"ral:

la vida de todo hombre. también la del hombre ya
co,r­
"cebido y aún no nacido, merece un respeto absoluto e incon­
"dicionado. Si
no se respeta este derecho primogenio, ¿cóma
"es posible hablar, luego, de derechos del hombre y de dignidad
290
Fundaci\363n Speiro

"de la persona humana? ¿No hay en todo esto una contradicción
"patente? A este respecto, se abre para la
familia cristiana
"un "espacio de caridad" inmenso; el espacio de la ayuda a
"las maternidades dificiles, de la acogida, del compromiso civil
npara que no se instaure en las costumbres una mentalidad en
"la que no se perciba el valor absoluto de la vida humana ya
"concebida y aún no nacida».
JuAN PABLO II: Alocución a los participan­
tes en dos congresos celebrados en Roma para
estudiar los problemas de la familia, el 7 de
diciembre de 1981.
L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua espafiolai año XIV,
núm. 7 (685), domingo 14 de febrero de 1982.
No debe permitirse que, en nombre· de la libertad, se pro­
pague una laxitud, que permita disponer de la vida del
hombre aún no nacido.
«Estad agradecidos por ello, pero no permitáis que, en nom­
"bre de la libertad, se propague
una laxitud
que permita dis­
"poner de la inviolabilidad de la vida de cada hombre, incluido
"el que aún no ha
nacido. "¡Empeñaos

igualmente en pro de la
"dignidad y el derecho del matrimonio y de la familia! ¡Sólo
"el respeto de los indeclinables derechos y valores
fund.amen­
"tales

garantiza aquella libertad que no desemboca en la auto­
" destrucción!

Pensad en esto: ya que derecho y moralidad no
"son lo mismo,. tanto más urgente es la
protecci6n jurídica de
"las fundamentales convicciones morales».
JuAN PABLO 11: Alocución a la Conferen­
cia Episcopal Alemana reunida en el semina­
rio de Fulda, el 17 de noviembre de 1980.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XII, núm. 48 (622), domin­
go 30 de noviembre de 1980.
Si se declara lícito quitar la vida de un ser humano en el
seno de su madre no sólo asesina a un hombre inocente,
sino a las conciencias mismas.
«Dios dice: "No matarás" (Ex 20, 13). Y este mandamien­
"to es, al mismo tiempo, el principio fundamental
y la nor­
"ma del código de la moralidad inscrito en la conciencia de cada 11hombre.
291
Fundaci\363n Speiro

»Si se concede derecho de ciudadanía al asesinato del hom­
"bre cuando todavia está en el seno de la madreiJ entonces, por
"esto mismo., se nos pone en el resbaladero de incalculables con­
nsecuencias de naturaleza moral. Si es licito quitar la vida a un
"ser humano, cuando es el más débil, totalmente dependiente
"de la

madre, de los padres, del ámbito de las conciencias
hu­
,,manas, entonces se asesina no sólo a un hombre inocente, sino
"también a las conciencias mismas. Y no se sabe lo amplia y
"velozmente
que

se propaga el
radio de
esa destrucción de las
"conciencias, sobre las que se basa_, ante todo1 el sentido más
"humano de la cultura y del progreso del hombre.
"
»Los que piensan y afirman que éste es un problema pri­
"vado y que, en

tal
caso, es
necesario defender el derecho estric­
"tamente personal

a la decisión, no piensan
y no dicen toda la
"verdad. El problema
.de la

responsabilidad por la vida canee­
" bid

a en el seno de cada madre es problema eminentemente so­
" cial. Y, al

mismo tiempo, es problema de cada uno
y de
todos.
"Se halla

en la base de la cultura moral de toda sociedad. Y
"de él

depende el futuro de los hombres
y de la sociedad. Si
"aceptásemos
el derecho a quitar el don de la vida
al hombre
"aún no

nacido, ¿lograremos defender después el derecho del
"hombre a
la vida

en todas las demás siutaciones?
¿Lograre­
nmos detener el proceso de destrucción de las conciencias hu-
"manas?».
JUAN PABLO 11: Alocución a los fieles en la
plaza de San Pedro el domingo 5 de abril de
1981. L'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua espajiola, alío XIII, núm. 15 (641),
domingo 12 de abril de 1981.
La legalización del aborto constituye la destrucción de los
fundamentos mismos de la
comuri.idad familiar.
«En la familia nace y se forma la persona humana. Por esto
"la legalizaci6n

del aborto constituye la destrucción de los /un­
" damentos

mismos de la comunidad familiar. Vuestra Asociación
"debe distinguirse por un compromiso coherente
y riguroso de
"defensa de la vida humana concebida.
La primera razón es
"que se trata de. defender

a un inocente, pero también de de­
"fender la

dignidad misma· de la
·mujer, no

reconocida en una
"dimensi6n esencial de su persona. Vuestro compromiso debe,
"luego, convertirse en
esfuerzo para

servir a la vida de toda
292
Fundaci\363n Speiro

"persona humana, especialmente de las más débiles, de las más
"pobres, de las más indefensas. El
coraz6n de la mujer debe sa­
"berse abrir a un espacio de caridad
sin limites».
JuAN PABLO II: Discurso a los participantes
en el Congreso nacional del Centro Italiano Fe­
menino, el 6 de diciembre de 1982. L'Osserva­
tote ·Romano, edición--semanal en lengua espa­
fiola, año XV, núm. 3 (733), domingo 16 de
enero de 1983.
Rechazo de toda violencia de las autoridades y ayuda eco­
nómica en favor del anticoncepcionismo.
«La Iglesia condena, como ofensa grave a la dignidad humana
"y a

la justicia, todas aquellas actividades de los Gobiernos o
"de
otras autoridades

públicas, que tratan de limitar de cual­
" quier

modo la libertad de los esposos en la decisión sobre los
"hijos. Por
consiguiente, hay

que condenar totalmente y recha­
"zar con

energía cualquier violencia ejercida por tales autori­
"dades en favor del anticoncepcionismo e incluso de la esterili­
"zación y

del aborto procurado.
AJ mismo tiempo, hay que re­
,, chazar

como gravemente injusto el hecho de que, en las re/a­
" ciones internacionales) la ayuda económica conce,dida -para la
"promoción de los pueblos esté condicionada a programas de
"anticoncepciOnismo, esterilización y aborto-procurado».
JuAN PABLO II: Exhortación Apostólica «Fa­
miliaris co:risortio». L'Osservatore Romano, edi­
ci6n semanal en lengua espafiola; afio XIII, nú­
mero 51 (677), domingo 20 de diciembre de
1981.
Cualquier iiltervención en el campo· de la población ha de
partir del carácter sagrado de la vida humana y de su
transmisión.
«El bien del hombre ( del hombre visto en la totalidad de
"su
naturaleza y
en la plena dignidad de
su persona)
constituye
"de hecho un factor determinante de todas las intervenciones
"humanas en este campo. Los que traten de servir al hombre
"deben verse motivados .por un amor y una compasión fraterna
"-que tomen en cuenta eficazmente al hombre en su origen., en
}'su composición, en las leyes que rigen su naturaleza! en el
"incomparable papel que le compete' eíz el momento actual, así
293
Fundaci\363n Speiro

"como en la grandeza de su destino. Es precisamente este últi­
"mo factor el que, le¡os de negar
el valor del momento presente
"o futuro,

trata de situarlo en una perspectiva final plena. El
"carácter sagrado de la vida humana y su transmisión, la invio­
"lavi/idad de todos los derechos humanos, la importancia de cada "persona individual: todo esto
unido constituye
la
perspectiva
"desde la que hay que evaluar justamente cualquier interven­
"ción en
el campo de la población y del futuro urbano; estos
"son los criterios de su utilidad y de su éxito».
JUAN PABLO II: Alocución con ocasión de la
Conferencia Internacional sobre «Población y
futuro urbano», organizada por el «Fondo de
las Naciones Unidas para la Poblaci6n, el 4 de
septiembre de 1980.
L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua española, afio XII, nú­
mero 42 (616), domingo 19 de octubre de
1980.
La Iglesia, la familia y la responsabilidad por la vida.
«La Iglesia desea servir al matrimonio y a la familia como
"a una particular comunión de amor y de vida. Este servicio es
"necesario. Es necesario en proporción a los deberes de la fami­
"lia, pero también en la medida en que se ve amenazada. Hace
"una semana hablé, en mi visita
para honrar

a Santa Catalina
"de Siena, del problema social tan importante de la responsahi­
"lidad por la vida, y lo hice porque no podemos perder ;amás la
"conciencia de que este problema es, sobre todo, un
problema de
"responsabilidad moral
y pastoral. Es un problema de cada una
"de las conciencias y, al mistno tiempo, de todas las conciencias.
"Para la Iglesia este problema tiene exigencias de naturaleza mo­
"ral. Pero la Iglesia está también dispuesta a hacer todo par,­
"servir. en esto, a cada una de las familias y a toda la sociedad.
"La Iglesia no quiere iuzgar a nadie, pero no puede deiar de dar
"testimonio de la verdad. La Iglesia sabe que todo atentado
"contra la vida del niño en el
seno de

la madre es
un gran
des­
,, quiciamiento de la conciencia. Es una gran desgracia. Es un
"gran dolor. La Iglesia, pues, quiere sobre todo ayudar, quiere
"servir».
294
JuAN PABLO II: Alocución a. los romanos y
peregrinos en la plaza de Roma, el domingo 21
de septiembre de ,1980. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua. española, año XII,
núm. 39 (613), domingo 28 de septiembre de
1980.
Fundaci\363n Speiro

Derecho a nacer y vivir en una familia.
«La Santa Sede piensa que se puede hablar también de los
"derechos del
niño ya desde el momento de ser concebido
y,
'sobre todo, del derecho a la vida, pues la experiencia nos de­
"muestra cada día más que ya antes del nacimiento el niño tiene
".necesidad de protección
especial de

hecho y de derecho.
»Se podría insistir, asimismo, en el derecho del niño a na­
"cer en

una familia verdadera, pues es de importancia capital
"que se

beneficie ya desde el principio, de la aportación con­
"junta del

padre y de la madre
unidos en
matrimonio indiso-
"Juble. . . .
»Del

mismo
. modo., el

niño debe crecer dentro de su familia,
:.'puesto que los padres siguen siendo "sus primeros y princi­
"pales educadores", y "cuando la educación de los padres falta,
"dificilmente
puede
suplirse"
(Gravissimum educationis 3). Ello
"es una

exigencia del ambiente de afecto y seguridad moral y
"material requerida

por la sicolog!a del niño; hay que añadir
"que la

procreación funda ese derecho natural que es tam­
"bién "obligación grave" (ib.). E incluso la existencia de vincu­
"los familiares

más amplios con los hermanos y hermanas,, abue­
"Jos y

otros familiares más próximos, es un elemento importan­
"Je -que

hoy dia se tiende a descuidar- para el equilibrio ar­
'"mónico del niño.
»En la educación a la que contribuyen, con los padres, la
» escuela y otros organismos de la sociedad, el niño debe en­
"contrar posibilidades de "desarrollarse
sana y
normalmente en
"el plan f!sico., intelectual,

moral, espiritual y social, en con­
"diciones de
libertad y dignidad!'. Como

afirma el segundo prin­
"'cipio de

la Declaración de
los Derechos
del Niño».
JuAN PABLO II: Alocución en la audiencia
del sábado 13 de enero de 1979, al
Comité de
Periodistas Europeos para los Derechos del Ni­
:fio y· de la Comisión Italiana del Afio Interna­
cional del Nifio. L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en
lengua española, año XI, nú­
mero 4 (526), domingo 28 de enero de 1979.
La misión de los laicos y el don de los hijos.
«Los laicos son nraza elegida) sacerdocio santo") llamados
"también a ser "sal de la tierra" y "luz del mundo". Su espe­
:,'cífica vocación y misión consiste· en:7nfl1fifestar el Evangelio· en
295
Fundaci\363n Speiro

nsus vidas yJ por tantoj en. introducir -el Evangelio, como una
"levadura, en la realidad del mund.o en que viven y traba¡an_
"Las
grandes fuerzas que configuran el mundo (política,. mass­
"media, ciencia., tecnología, cultura, educación, industria) cons­
,,tituyen
precisamente
las
áreas en
las que los seglares son
es­
"pecialmente

competentes para eiercer su misi6n. Si estas fuer­
"zas están conducidas por personas que son verdaderos discipu­
"los de
Cristo, y, al mismo
tiempo,, plenamente
competentes
en
"el conocimiento y la ciencia seculare.ri, entonces el mundo será
"ciertamente transformado desde dentro mediante el poder re­
,, dentar de Cristo.
"
»Et matrimonio debe incluir una apertura hacia el don de
"los hi¡os.

La señal
característica de
la pare;a cristiana es su ge­
"nerosa apertura a aceptar de Dios los
hiios como

regalo de su
"amor. Respetad el ciclo de la vida establecido por Dios. por­
,, que este respeto forma parte de nuestro respeto a Dios mismo.,
"que cre6 macho y hembra, que los cre6 a su propia imagen.
"que refleió

su propio amor donador de vida en los diseños
de-
n su ser sexuado. -
»Por eso digo a todos que tengáis un absoluto y sagrado res­
"peto a

la sacratídad de la vida humana ya desde el primer ma­
"mento de su concepci6n. El
aborto, como

declara el Concilia
"Vaticano, es un "crimen abominable" (Gaudium et spes, 51).
"Atacar una vida que todavla no ha visto la luz en cualquier­
"momento

de su concepción es minar la totalidad
del orden
ma­
"ral, auténtico guardidn del

bienestar humano. La defensa
de fg
"absoluta inviolabilidad de la vida todavla no nacida forma parte
"de la

defensa de los
derechos y
de
la dignidad humanos. Oi"­
"lá Irlanda no flaquee en su testimonio, ante Europa y el mundo
"entera,.
de

la dignidad
y sacralidad de toda vida humana, des­
"de' la concepción hasta la muerte».
· JuAN PABLO II: Homilía en la misa para ef
Pueblo de Dios del 1 de octubre de 1979.
L'Osservatore Romano, edición semanal en Ierr­
gua española, año XI, núm. 41 (563), domingo
14

de octubre de 1979.
Fortificar la convicción del -debido respeto a la vida.
«El respeto de la vida humana ya concebida forma parte evi­
,,
dente,
y a titulo particular,
de las
convicciones que se han de
"aclarar
y fortificar. Es un punto en el que la responsabifidaá
296
Fundaci\363n Speiro

"del hombre y la muier les debe llevar a acoger y proteger el
"ser humano

del que han
sido los
procreadores y a quien
;amás
"tienen

el derecho de eliminar; es un terreno donde el ambiente,
"la sociedad,

los médicos, los conse;eros matrimoniales y los le­
,, gisladores

tienen el deber de permitir que
tal responsabilidad
"se
e;erza siempre

en la direcci6n del respeto de la vida huma­
"na., no

obstante
las dificultades
y proporcionando a la vez ayu­
" da

mutua en casos de dificultad. Es un punto sobre el que la
"Iglesia se ha pronunciado unánimemente en todos los pa/ses,
"de modo que no hay necesidad de insistir. La
legalizaci6n del
"aborto

podrá llevar, falta/mente, a muchos a no sentir este res­
"peto y responsabilidad hacia la vida humana, infravalorando
"así una falta grave».
}UAN PABLO II: Alocució¡i a los delegados
del Centro de
Enlace de los Equipos de Inves­
tigación
y a los miembros del consejo de admi­
nistración
de
la
Federación Internacional de Ac­
ción
Familiar. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XI, núm. 51
(573), domiogo 23 de diciembre de 1979.
Sensibilización de las conci_encias respeto a la inviolabilidad
de la vida humana en todas sus fases.
«En este contexto se inserta vuestro compromiso. El cual
"consiste" ante todo, en una acci6n inteligente y asidua de-sen­
"sibilizaci6n de las conciencias respecto a la inviolabilidad de la
"vida humana
en· todas

sus fases, de modo que el derecho a
"vivir sea eficazmente reconocido en las costumbres y en la ley,
"como valor· fundamental

para toda convivencia que quiera lla­
"marse
civil. Tal compromiso

se
expresa,, además,
en la
valiente
"toma de
posición contra cualquier forma de atentado a la vida,
"venga de donde vitiiere».
JuAN PABLO II: Alocución del 26 de febrero
en Milán
(!talla), con motivo del II Congreso
Europeo «Movimiento por la Vida». L'Osserva­
tore Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola, año XI, núm. 39 (561), domingo 30 de
septiembre de
1979.
297
Fundaci\363n Speiro

Caridad y solidaridad con la mujer que debe dar a luz un
nuevo hombre.
«EJ acontecimiento grande y misterioso de la maternidad pue­
,, de suscitar en muchas mujeres motivos de sufrimiento1 duda y
"tentación. El nsf' generos0i, el que la mujer debe pronunciar
"ante la

vida que aflora en su seno -un
"sf' acompañado mu­
"chas veces del temor a mil dificultades-, comporta siempre un
"acto interior de seguridad en Dios y confianza en el hombre
"nuevo que debe nacer. Con sentido fraterno de caridad
y so­
"lidaridad, 'iamás debemos
deiar sola

a una mu;er. sobre todo
"si vacila
y duda,, que se prepara a dar a luz a un nuevo hom­
n bre, que será un nuevo hermano de cada uno de nosotros. De­
"bemos tratar de prestarle toda la ayuda necesaria en su si­
"tuaci6n, sostenerlá y darle ánimos y esperanza».
JUAN PABLO II: Alocuci6n en la basílica de
San Pedro, miércoles 3 de enero de 1979. L10s­
servator'e Romano, edíci6n semanal en lengua
española, año XI, núm. 1 (523 ), domingo 7 de
enero de 1979.
Derechos y deberes de los médicos en orden a la salvaguar­
dia de la vida del no nacido.
«Como ministro de Dios a quien presenta la Sagrada Escri­
"tura como "amante de la vida" (cf.
Sab 11.,, 25), quiero mani­
"festar también mi .sincera admiracién hacia todos los cirujanos
"que, siguiendo el dictamen de la recta· conciencia, saben resis­
"tir cada dia a las lisonjas, presiones, amenazas y tal vez basta
"violencia fisic~, para no mancharse con comportamientos siem­
"pre lesivos de ese bien sagrado que es la vida humana: su testi­
"monio valiente y coherente constituye una aportación impor­
"tantísima para la construcci6n de una sociedad que. por ser a
"la medida del hombre, no puede menos de poner en su base el
"respeto
y la protecci6n del presupuesto primordial de cualquier
"otro derecho humano, esto es, el derecho a vivir.
»El Papa une su voz gustosamente a
la. de

todos los médi­
"cos de recta conciencia y,bace propias sus demandas fundamen­
"tales: en primer lugar, la de ver reconocida la naturaleza más "intima de su noble profesión,
que los
quiere servidores de la
"vida y nunca instrumentos de muerte; también un respeto ple-
298
Fundaci\363n Speiro

"no y total,, en la legislación y en la práctica, a su libertad de
"conciencia, entendida como derecho fundamental de la
perso­
nna para no ser forzada a obrar contra la propia concienciaJ ni
"se le impida comportarse de acuerdo con ella; finalmente, una
"indispensable y firme protección jurídica de la
vida humana
en
"todos
sus estadios,

también en
las ade~uadas estructuras

ac­
"tivas que

favorecen la acogida
gowsa de
la vida naciente, la
"promoción
eficaz durante

su
desarrollo y madurez., y su tutela
"cuidadosa y delicada cuando comienza su decadencia y hasta
"su morir natural.
»El servicio a la vida debe urgir, llenando de gozoso entu­
"siasmo, sobre

todo a los médicos
católicos., que
en
su fe
en
"Dios creador,

de quien el hombre es
imagen,, y
en
él mismo
"Verbo

eterno bajado
del cielo
en la frágil carne de un niño in­
" defensa,

encuentran una nueva y más alta
razón de
dedicación
"solícita a la protección amorosa y
a la salvaguarda desintere­
,, sada

de cada hermano
amenazado, especialmente
si es peque­
" ño, pobre, inerme. Me sirve de consuelo saber que estas con­
"vicciones están profundame'nte arraigadas en vuestro ánimo: ellas
"inspiran y orientan vuestra cotidiana actividad profesional y
"os saben sugerir, cuando es preciso, actitudes., incluso públicas,
"claras e inequívocas.
» jCómo no mencionar, a este propósit~ los testimonios eiem­
"plares que habéis dado, con adhesión oportuna y concorde, a
"las indicaciones del Episcopado en el reciente y doloroso caso
"de la

legislación abortiva! Ha sido un testimonio en el que
--lo
"subrayo

con orgullo en mi calidad de Obispo de Roma- esta
"ciudad se

ha distinguido particularmente, brindando aun
a los
"médicos

no católicos una invitación y un estimulo de provi­
" dencial eficacia. Este

gesto responsable alcanzará
más eficaz­
"mente

sus fines de afirmación del derecho de la
libertad de
"conciencia

del personal
médico y
paramédico, aprobado por una
"cláusula incluida en la ley, de coherencia personal, de defensa
"del derecho a la vida y de denuncia social para una situación
"legal lesiva de la
justicia adoptado

con autenticidad de motiva­
"ciones y confirmado por una generosidad desinteresada, abier­
"ta a todas las responsabilidades e iniciativas al servicio de la
"persona humana.
»No se me oculta que la coherencia con los principios cris­
"tianos puede significar para vosotros la necesidad de exponeros
"al peligro de incomprensiones, de malentendidos.
y aun de dis­
,, criminaciones

molestas. En la hipótesis bien triste de semejante
"eventualidad, os

ayude la palabra programática, en la que se
299
Fundaci\363n Speiro

"inspiró constantemente vuestro colega, el Beato Giuseppe Mos­
" cati: "Ama la verdad -escribla en una nota personal el 17
"de octubre

de 1922-; muéstrate como eres,
y sin fingimien­
"tos y sin miedos y sin miramientos. Y si la verdad te cuesta
"la persecuci6n,, acéptala; y si el tormento, sop6rtalo. Y si por
"la verdad

debieses sacrificarte a
ti mismo y a tu vida, sé fuerte
"en el

sacrificio" ( cf.
Positio super virtutibus, Roma., 1972).
"¿Acaso no. es norma( por lo demás~. que se actualic.e en la vida
"del cristiano

la predicción de Cristo:
"Si me
persiguieron a
"mí, también a vosotros os perseguirán?" (Jn 15, 20). Será el
"momento, pues, de recordar que el Maestro divino ha reser­
"vado una bienaventuranza especial para quienes son insultados
"y perseguidos "por su causa" (cf. Mt J, 11-12)».
JUAN PABLO II: Alocuci6n en la audiencia
del jueves 28 de diciembre de 1978 a la Aso­
ciación de Médi~ Católicos Italianos. L'Osser­
vatore Rómano, edición semanal en lengua es­
pafiola, afio XI, núm. 4 (526), domingo 28 de
enero de 1979.
Las maHormaciones derivadas de enfermedades cromosomá­
ticas.
«Por desgracia hay malformaciones que se derivan, frecuen­
"cuentemente, de enfermedades cromos6micas que escapan, al
"menos por ahora., a intervenciones terapéuticas de carácter re­
" solutivo. También en estos la medicina hará todo lo que pueda
"por aliviar las. manifestacionés

del morbo, pero se guardará
es­
"
crupulosamente .. de

todo tratamiento que pueda constituir una
"forma larvada de aborto provocado. Efectivamente, el porta­
" dor

de esta anomalia no pierde, por esto, las prerrogativas pro­
"pias de un ser humano, al que se le debe tributar el respeto
"a que

tiene derecho todo paciente».
300
JuAN PABLO II: Audiencia a los miembros
del I Congreso médico internacional del
«Movi­
miento

en favor de
la vida» del tema «Diag­
nosis

prenatal y
tratamiento quirúrgico
de mal­
formaciones
congénitas», celebrado

en Roma, en
la Sala Oementina, el 4 de diciembre de 1982.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua espafiola, afio XN, núm. 5 (729), domin­
go 19 de diciembre de 1982.
Fundaci\363n Speiro

Las malformaciones del concebido y la sacralidad de la fun­
ción procreadora.
«Ob¡eto particular de vuestras reflexiones durante este Con­
" greso han sido las malformaciones ya existentes en el conce­
"bido y las varias técnicas a las que se puede recurrir con la
"finalidad de ponerlas en evidencia y curarlas oportunamente.
"Se trata de un tema que
sólo entra dentro

de vuestra compe­
'1tencia.
»Yo aqu! siento el impulso de recordar algunos valores mo­
"rales de fondo, a los cuales es obligatorio referirse constante­
"mente si se quiere evitar que los avances en el cdmpo de la
"ciencia se manifiesten., en
cambio, como

pavorosos retrocesos
"en el campo de lo humano. »En esta perspectiva, ante todo, hay que afirmar de nuevo
"la sacralidad

de la función procreadora, en la que el hombre
y
"la muier colaboran con Dios en orden a la propagación de la
"vida humana según los planes de su
economía trascendente.
"No hace

falta repetir ahora todo lo que he escrito en la Exhor­
"tación Apostólica Familiaris consortio a este propósito. Pero
"no puedo menos de repetir la severa condena, arraigada en la
"misma ley natural, de todo atentado dirigido contra la vida del
,,inocente: el ser humano que se desarrolla en el seno materno
"es el inocente por antonomasia.
"
»Por tanto} es claro que los exámenes endouterinos que tien­
,, den a individualizar precozmente embriones o fetos tarados,
"para poderlos eliminar enseguida mediante
el aborto, hay que
"iuzgarlos viciados en su origen y, como tales., moralmente inad­
"misibles. Del mismo modo es inaceptable toda forma de experi­
"mentos sobre el feto que puedan dañar
su integridad
o em­
"peorar sus condiciones, a menos que se trate de un intento ex­
"tremo por

salvarlo de muerte
segur~, ya
que vale en ese caso
"el principio general que prohibe la instrumentalización de un
"ser humano en beneficio de la ciencia o del bienestar de otros».
JuAN PABLO 11: Audiencia a los miembros
del I
Congreso médico internacional

del «Movi­
miento en favor de
la Vida» del tema «Diag­
nosis

prenatal
y tratamiento quirúrgico de mal­
formaciones congénitas»,

celebrado en Roma.
en
la Sala Clementina, el 4 de diciembre de 1982.
L'Osservatore Romano, edici6n semanal en len­
gua española, afio XIV, mlm. 51 (729), domin­
go 19 de diciembre de 1982.
301
Fundaci\363n Speiro

Las terapias del recién nacido,
· «El tema afrontado abre perspectivas de gran relieve acerca
n de intervenciones curativas, desconocidas en la medicina y en
"la cirugia del pasado, y que el moderno progreso cientifico
"hace hoy

posibles o promete hacerlo en un
futur() próximo.
El
"cristiano, como por lo demás, cada hombre de buena voluntad,
;'no puede menos

de alegrarse por los pasos que la ciencia da
"en el camino abierto hacia terapias cada vez más oportunas y
"eficaces, incluso en los campos más delicados y cruciales. Al
"constatar con alegria los resultados conseguidos hasta ahora,
"la Iglesia.

se alegra mucho de estimular a todos los que hacen
"fructificar los talentos de su inteligencia en el sector importan­
"tísimo de

la investigación
médica, que
afecta a los primeros
~'meses de existencia del ser humano.
»Por lo demás, no hay quien no se dé cuenta de los ríes­
,, gos

que afronta toda intervención terapéutica sobre un ser que,
"apenas abierto

a la
vida, es

particularmente frágil y está ex­
"puesto., más

que en adelante, a resultados letales o a periuicios
"irreversibles. Recordando el precepto de la antigua sabidudia:
"Primtin non nocere, el hombre de ciencia pondrá, pues1 todo
"cuidado para no dañar esa vida que intenta salvar o me¡orar,
"inspirando sus decisiones en la máxima prudencia y cautela.
»A este propósito, conviene volver a afirmar
mientras tanto
"que muchas

malformaciones congénitas, al ser de carácter he­
"reditario, pueden prevenirse oportunamente en los consultorios
"matrimoniales, teniendo presentes las siempre válidas orienta­
"ciones indicadas en esta materia por el Papa
Plo XII (cf. Dis­
"curso

a los partícipantes en el VII Congreso internacional de
"Hematologia, 12 de septiembre, 1958:
AAS 50, 1958, 732-740).
"Los descubrimientos

del p. Gregario Mendel,
y de la genéti­
"ca que

de ellos ha nacido, permiten determinar los riesgos de
"enfermedades hereritarias. Por esto1 será tarea del sanitario res­
"ponsable valorar, en el amplio campo de las malformaciones
"posibles, las probables, basándose en un atento estudio del ár­
"bol genealógico

de las personas interesadas a llamar a la vida
"un nuevo ser».
302
JUAN PABLO II: Audiencia a los miembros
del I Congreso médico internacional del «Movi­
miento en
favor de la Vida» del tema «Dia.e:­
nosis prenatal y tratamiento quirúrgico de mal­
formaciones congénitas», celebrado en Roma en
la Sala Qementina, el 4 de didembte de 1982.
L'Osservatore- Romano, edición semanal en len­
gua española, año XIV, núm. 51 (729), domin­
go 19 de diciembre de 1982.
Fundaci\363n Speiro

La norma moral del sanitario ante el uso de determinadas
técnicas con el concebido.
«¿Cuáles serán, pues} los criterios en los que se inspirará
"el sanitario, deseoso de conformar su propia conducta con los
"valores fundamentales de la norma moral? Ante todo, deberá
"valorar atentamente las eventuales consecuencias negativas que
"el uso

necesario de una determinada técnica de exámenes pueda
"tener sabre

el concebido, y evitará el recurso o. procedimien­
"tos diagnósticos sobre cuya honesta finalidad y .sustancial ino­
" cudidad

no se poseen garantías suficientes. Y
si, como
sucede
nfrecuentemente en las opciones humanas, hay que afrontar un
"coeficiente de riesgo, se preocupará de verificar que sean com­
"pensado por una verdadera urgencia del diagnóstico y por la
"importancia de los resultados que se pueden conseguir con él
"en favor del mismo concebido».
"
«La decisión sobre el recurso al tratamiento quirúrgico o la
"renuncia al mismo y la elección eventual del tipo de interven­
"ción,
as/ como

de la técnica concreta que se puede utilizar en
"él, son cuestiones que el mismo sanitario deberá resolver se­
" gún
ciencia
y conciencia, teniendo cuidado de cerciorarse de
"que la

intervención sea realmente necesaria, libremente permi­
"tida por los padres y capaz de ofrecer, de ley ordinaria, proba­
"bilidades de

éxito netamente superiores a las contrarias».
JuAN PABLO Ili Audi_encia a los miembros
del I
Congreso médico internacional

del «Movi­
miento en favor de
la Vida» del tema «Diag­
nosis prenatal y tratamiento
quirúrgico de
mal­
formaciones congénitas», celebrado

en Roma. en
la Sala Oementina, el 4 de diciembre de 1982.
L'Osservatore Rnmano, edición semanal en len­
gua española, año XIV, núm. 51 (729), domin­
go 19 de diciembre de 1982.
La pastoral familiar contra el aborto y por la primacía de
los valores morales.
«Dos aspectos especialmente graves y dolorosos, que se de­
"rivan de esta mentalidad creciente, son la disgregación de la
"familia y la decadencia del sentido de acogida a la vida. Se
"constata por las estarísticas nadonales que Liguria alcanza, con
"relaci6n
a las
demás regiones italianas, los niveles más altos
"de falta de natalidad y de práctica del aborto.
30l
Fundaci\363n Speiro

»Son éstos dos males contra el hombre y, por tanto, contra
"Dios y contra la sociedad, que la Iglesia no se cansa nunca de
"denunciar, y que yo he vuelto a tratar ampliamente en el re­
" ciente

documento sobre la
familia publicado
el pasado mes
y
"también en el Mensa;e de Navidad. La Iglesia, que opta por "la vida, no puede de;ar de alzar
su voz para

que en la sociedad
"de hoy se llegue a producir en este campo una inversión de
"tendencias respecto a una práctica que facilita la muerte».
"
«Un empeño que la situación socio-cultural señala como es­
"pecialmente urgente es el de la pastoral familar. Las profundas
"y rápidas

transformaciones que caracterizan nuestra época han
"incidido fuertemente sobre la institución familiar, célula fun­
" damental

de la sociedad y providencial vivero de las futuras
"generaciones. Es necesario que la Iglesia se oriente con reno­
"vada solicitud hacia este delicado sector de la pastoral, dedi­
''cándole sus mejores energias.
»Urge, ante todo, una acción que despierte en las concien­
" cias
la preocupación por la realidades espirituales y eternas,
"y el

sentido de la
primacía de los valores morales, que son los
"valores de la persona humana como tal. "Volver a compren­
" der el sentido último de la vida y de sus valores fundamenta­
"les es el gran e importante cometido que se
impone hoy dia
"para

la renovación de la sociedad"
(Familiaris consorrio," 8).
"Cuando tal conciencia falla, las grandes posibilidades que el
"progreso moderno ha puesto en manos del hombre acaban por
"transformarse en potenciales fuerzas disgregadoras, que acechan
"su auténtica

promoción».
304
JUAN PABLO II: Alocución a los obispos de
Liguriat Italia, en visita «ad Limina Apostolo­
rum» el día 8 de enero de 1982. L'Osservatore
Romano, edici6n semanal en lengua espafiola,
año XIV, núm. 6 (684), domingo 7 de feb··
ro de 1982.
Fundaci\363n Speiro