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Número 213-214

Serie XXII

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Personas e ideologías

PERSONAS E IDEOLOGIAS (*)
POR
]HAN DB SAINT CHAMAS
Existen mil veces más cosas bajo el cielo
que bajo el cráneo de todos los filósofos del
mundo.
Shakespeare
A menudo hemos puesto en guardia a los responsables de
las empresas contra la influencia, en las mismas, de las ideolo­
gías, puesto que destruyen la armonía de las ' relaciones entre
las personas.
Ideología e ideal.
¿Qué es lo que se entiende por ideología?
Hay que evitar el confundir ideología e ideal.
El ideal cali­
fica una cosa contemplada en
un cierto grado de perfecci6n.
El ideal útil es el que está perfectamente adaptado a su fun­
ción; una familia ideal pone de manifiesto cualidades compro­
badas de armonía y prosperidad.
Tener un ideal no es quedarse satisfecho con resultados me­
diocres, sino apuntar a cierto grado de perfección, de cultura,
de sabiduría, de virtud, de
belleza_
Se puede perseguir un ideal en diferentes terrenos: artístico,
(*) Traducimos al castellano este estudio que creemos muy esclare-­
cedor publicado entonces por hitestros amigos del CEE, · en su revista
Informatión, núm. 63, agosto-septiembre de 1982. ·
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JEAN DE SAINT CHAMAS
polltico, religioso, deportivo; se trata de buscar siempre una cierta perfección hasta el punto de sacrificar, para ello, los pro­
pios intereses egoístas. Las personas que «tienen un ideal» casi
siempre ejercen una influencia positiva, puesto que educan a
los que les rodean
y son capaces de abnegaci6n.
Un ideal no es una ideología. Sucede que ciertos ide6logos
toman

su sistema por un ideal. No es siempre este el caso. Mu­
chos ideólogos querrían someter a los demás a su ideología pero
ellos mismos la rehúyen. Carlos Marx era, para sus intereses
personales, muy capitalista y no aceptó a Lassalle como yerno sino después de haber comprobado sus rentas. Sin embargo, la
ideología de Marx persigue suprimir la renta y el matrimonio. ¿Qué es pues una ideología?
* * *
El filósofo alemán Hegel -------euya influencia sigue siendo con
siderable-- daba_ la definición siguiente de la ideología: «Una
ideología es
un sistema de pensamiento coherente consigo mis­
mo pero no con la realidad».
Los sistenias.
Un sistema ooherente: el ideólogo busca la coherencia, la
lógica. Pretende
una explicaci6n universal del mundo: su ideo­
logía explica todo.
Todo lo que él retiene en su
espíritu. Pero la realidad es
considerablemente más amplia,
más variada de lo que él la con­
cibe. El ideólogo habla del hombre -pero su idea del hombre
aparta todo lo que hay de diverso, de variado entre los múlti­
ples hombres que hay en la realidad-. Habla de clases, para reducirlas todas a tan sólo dos, la clase de los explotados y la
de los explotadores, sin ver que, en
la realidad, hay mil mane­
ras de clasificar a las personas poniéndolas en relación dentro de
las diversas comunidad<:S a que pertenecen.
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PERSONAS E IDEOLOGIAS
y las realidades.
Es conocida la excelente imagen que el cineasta Charles Chá­
plin
daba de la ideología: Charlot hace su maleta. Empieza por
elegir la maleta a su gusto, sin· haber
examinado los trajes que
debe Uevarse y que constituyen las realidades. Después coge los trajes que desbordan ampliamente la maleta. Los mete compri­
miendo y aplastando lo que puede, echa el cierre con fuerza y
como la mayor parte de los trajes rebosan alrededor de la ma­
leta, Charlot coje una tijeras y corta lo que sobra.
Eso mismo hace el ideólogo. Se construye un sistema sin observar previamente toda la
realidad. Después trata de meter en ello todas las realidades y,
lo que no entra, lo corta, lo mutila, lo
elimina. A veces las ti­
jeras se llaman Dachau, hornos crematorios, campos de
reeduca,
ción

o Goulag. Los hombres que no entran en el sistema con­
cebido por el ideólogo son «desviacionistas» peligrosos, sospe­
chosos que hay que eliminar. Cuando el ideólogo verifica que hay un desacuerdo entre
su sistema y la realidad no se le ocurre
la idea de corregir su
sistema:
es la realidad la que está errada y la que se debe
corregir. De hecho la ideología es una aplicación particularmente ne­
fasta del espíritu de.
sistema llevada

hasta el extremo.
* * *
Una elección limitada de las realidades,
Se nos puede objetar, quizás, que la definición de Hegel
procede en sí del espíritu de sistema; que las ideologías no están
totalmente separadas de las realidades; que la mayoría de los ideólogos han partido de una observación particular de la reali­
dad. Así, Marx ha hecho una análisis de los mecanismos econó-
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JEAN DE SAJNT CHAMAS
micos y de los hechos de explotación que ha podido observar y sobre los que ha constnúdo su teoría de la lucha de clases.
Es totalmente cierto y deberíamos corregir algo la definición
de Hegel y decir que la ideología es un
sistema q~ se

cree
universal pero

que sólo tiene en cuenta ciertas realidades; las
otras son eliminadas: no eritran en el sistema, por lo que se
considera que no tienen interés.
* * *
El proyector selectivo
El ide6logo actúa como algunos directores de teatro moder­
no: la escena tiene muchos decorados y varios actores, pero un
proyector está orientado únicamente hacia un actor que es, por
el momento, el único interesante. El resto se queda · volutaria­
mente en la sombra como si en ella no hubiera nada.
El procedimiento Se justifica en una escena corta; pero,
¿qué se diría si persistiera a lo largo de toda la pieza, si la ma­
yoría de los actores permanecieran en la oscuridad, invisibles
y sin voz? Es cierto que cualquier observación un poco seria requiere
cierta especialización: no se puede ver todo de un simple gol­ pe de vista. El especialista es
alguien que

orienta su proyector
hacia un objeto y que, para observarlo
mejor, no

quiere ver las
otras realidades que le rodean.
* * •
La pretensión de expliclli-lo todo.
Pero el especialista sabe que no observa todo, que hay otras
· realidades que

él ignora.
No pretende explicarlo todo a partir
de su única especialidad. El
ide6logo pretende

explicar todo a partir· de una especia­
lización, a partir de realidádes limitadas, incompletas. Casos de
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PERSONAS E IDEOLOGIAS
explotación, existen y también de lucha de clase; pero K. Marx se comporta como ideólogo al pretender explicar toda la his
0
toria pasada y por venit a través de la lucha entre explotadores
y explotados.
Y, sin embargo, hay otras cosas que
influyen hondamente
entre

los hombres: está la familia, las relaciones de amistad, de
vecindad, el espíritu de cuetpo; está Dios, la Patria,
el arte, la
felicidad y el dolor, la fideHdad o la ambición .... Marx, de todo
ésto, sólo retiene lo que agranda o limita los movimientos de
lucha de clase; el resto, lo elimina.
con una mirada miope.
La ideología procede siempre con una mirada limitada que
no quiere ver más que lo que entra en su sistema.
* * *
Nuestra época está niuy marcada por una ideología que po­
dríamos

llamarla
el economismo.
¿ Qué es el economismo?
Es un-sistema de pensamiento o una actitud que pretende
gobernar a los hombres circunscribiendc su perspectiva a los
hechos económicos, al aspecto económico de las realidades:
el
resto no le interesa.
Peto la realidad está hecha de mil cosas «que no tienen
precio» y que no entran en los sistemas económicos. ·Y, además,
se debe constatar que muchas de las realidades económicas están
regidas por

hechos no económicos. La vida y la
muerte la fe­
licidad

y la desgracia· no son hechos económicos,
no más
que
la confianza,
el valor, la autoridad o la competencia, aunque
todo eso pueda deparar consecuencias económicas.
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JEAN DE SAINT CHAMAS
Uno de los errores de la ideologíá marxista es el de consi­
derar que las situaciones económicas (las infraestructuras) sean el origen de todas las realidades humanas
y morales (las super­
tructuras ), cuando de hecho, lo contrario es lo que a menudo
sucede.
Una visión reductora.
Pero el marxismo no es la única ideología que explica todo
por
la economía. Existe una cierta concepción del Estado, de
la vida social, que reduce la vida de un país tan sólo a su di­
mensión económica: es una visión reductora que mutila la reali­
dad y termina por fracasar ante las realidades.
Todas las ideologías son sistemas reductores de la realidad:
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- El materialismo reduce la realidad a la materia,
- el idealismo
reduce el universo a las ideas,
el economismo elimina todo lo que no tiene valor eco­
nómico>
el ateísmo elimina a Dios,
el
laicismo
elimina a Dios de la vida social,.
- el
marxismo o

materialismo histórico sólo quiere expli­
car
la historia por las luchas de clases,
el socialismo reduce las personas a sus relaciones socia­
les, el estatismo sólo reconoce al Estado como fuente
de poder,
el liberalismo espera todo del juego de las libertades, el evolucionismo reconduce
todo a fenómenos de evo­
lución,
el freudismo
reduce el hombre al sexo, etc.
*· * *
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PERSONAS E IDEOLOGIAS
Reducción de todo tan sólo a lo cuantificable.
En nuestros días se podrían citar otras reducciones ideoló­
gicas.
Aquí, en las empresas, el prejuicio
de no estimar como
real sino que
lo es cuantificable, tan sólo lo que se puede cifrar
en curvas y en estadísticas. Ciertamente hay cifras que son bue­
nos índices, pero no pueden
dar cuenta de toda la realidad. Lo
cualitativo resulta a menudo mucho más influyente que lo cuan­
titativo. Reducción que lleva a los slongas ideológicos, tales como «a
trabajo
igual; salario

igual», o a
la pretensión de establecer un
«balance social» por los elementos cifrables.
Como si
los gas­
tos de seguridad dieran cuenta de la preocupación
real de

se­
guridad; como si las horas de reuniones dieran cuenta del grado
de concierto y compresión; como si los días de Jiormación enun­
ciaran la calidad de los progresos profesionales ....
El ojo del cíclope.
En los ideólogos se da un comportamiento parecido al de
los
ciclopes de la mitologla. Estos eran monstruos con forma
humana pero que sólo tenían un ojo en medio de la frente. Pero se sabe que, con un solo ojo, sólo se ve la
superficie de las co­
sas: es imposible distinguir el
volumen, el
relieve, la consis­
tencia, la profundidad. Los
dclopes, por ello, eran tan crueles
y peligrosos; devoraban a los hombres que se encontraban a
su paso.
Así el ideólogo pretende explicar y resolverlo todo a partir
de su visión limitada y reductora; le gustaría convencer a todo el mundo a que viera como él ve, a eliminar todo lo que él
elimina:
el resultado

es que las personas siempre resultan las
víctimas: la ideología es la gran devoradora de
los hombres y
de lo que es humano ( 1 ).
( 1) Existe cierta actitud «tecnocráti.ca»-que se asemeja bastante al
comportamiento de los idc61.ogos y conduce a resultados parecidos, aunque
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JEAN DE SAINT CHAMAS
Una ideología es un sistema de explicación del mundo que
no tiene en cuenta
· más
que una parte de las realidades, pero
que
pretende explicar y organizar todo.
Una pretensión totalitaria.
Hay en toda ideología una parte de realidad; pero la equi­
vocación de la ideología es tomar esa parte por el todo, preten­
der aplicar su sistema en todas partes sin tener en cuenta que
no corresponde sino a campos limitados. En ese aspecto cualquier ideología es totalitaria:
quiere ha­
cer entrar todo en sus modelos
y lo que no entra, lo aplasta o
lo destruye. Hay una
ideol9gía que

podría Ilamarse el «democratismo».
Que pretende hacer de los usos democráticos de voto
y re­
presentación la regla de organización para todo.
Es cierto que un municipio, una asociación son realidades
a las que esas reglas van bien
lo mismo que convienen a con­
venciones colectivas o particulares.
Pero una familia, una empresa no se pueden plegar a ellas
sin ser destruidas, puesto que son realidades jerarquizadas por
naturaleza, que no sobreviven, ni existen sino por la complemen­
tariedad de personas y funciones diferentes.
Sería comportarse como un ideólogo destructor y totalitario
querer plegar las familias o empresas a un mismo funcionamien­
to democrático. Sería además absurdo e inefíca2;. ·
* * *
Es propio de los ideólogos poner habitualmente el triunfo
de su
ideologla, de

su
sistema, por

encima de la verdad de las
realidades.
Sea menos «totalitaire» en general., Cfr. CEE, Information, núm. 59, «¿Qué
es

un tecnócrata?».
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PERSONAS E IDEOWGIAS
Las personas sacrificadas a la ideología.
El año 1968 ciertos líderes estudiantiles perseguían «la re­
volución mundial» mucho más que la mejora de los estudios. «Jamás hemos creído en la reforma universitaria», decía Sauva­
geot; lo que cuenta es la ampliación del movimiento revolucio­ nario.
En 197 4
el inspirador del movimiento de los «Lip» hacía
la

siguiente declaración: «No nos importa nada el porvenir de
los 1.300

trabajadores de Lip, en tanto hayamos hecho progre­
sar en Europa la conciencia socialista». No se puede ser más
despreciativo con las realidades -los asalariados de Lip, su
empleo, su supervivencia- sacrificados enteramente por una
ideología. Se observa hoy que ciertos hombres persiguen
«el estable­
cimiento del socialismo» o «el triunfo del liberalismo», mien­ tras que
la realidad, Francia, les es indiferente Y, sin embargo,
es la realidad lo que debe contar a nivel nacional: Francia con
sus familias, su poblaci6n, sus empresas,-sus riquezas y sus di­
ficultaes, su cultura y su manera de vivir. De tal modo pesan
más las ideologías enfrentadas que las realidades, y hasta tal punto
que los hombres parecen decirse mutuamente: ¡que mueran esas
realidades con tal que triunfe mi sistema
y fracase el adver­
sario!
Nos parece escuchar la voz de estos «grandes antepasados
de 1792» diciendo: «Haremos de Francia un cementerio, antes
que no regenerarla a nuestro modo» (Saint Just).
* * *
Es también propio de las ideologías suscitar conflictos, lu­
chas divisiones.
Conflictos y luchas.
Si pretendéis
redllcirme a
vuestro sistema, a vuestra
v1s1on
de las cosas que ha eliminado realidades en las que vivo, a las
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JEAN DE SAINT CHAMAS
estoy atado, mi derecho más elemental es evocar esas realida­
des y oponéroslas: y· ya estamos, casi inevitablemente, en un
conflicto. Por. otra parte, el ide6logo tiene una tendencia incoercible
a proyectar su actitud totalitaria, su espíritu de sistema sobre
todo aquello que se interpone en su camino. Si le
oponéis. una
realidad

que
él no ha tenido en cuenta, él os erigirá en ide6logos
del partido contrario.
Pretenderá que despreciáis las realidades
parciales sobre las que funda su sistema, sois cómplices
de to­
dos aquellos con quienes combate ... Si a un ideólogo que habla de reducir el trabajo semanal a
35 horas, tratais de objetarle que este
no es

el deseo de todos
los asalariados ( una realidad) o que la empresa corre el riesgo
de morir ( otra realidad): probablemente os calificará de capi­talista-retrógrada-explotador a sueldo de los monopolios -par­
tidario de los patronos que en el siglo
XIX imponían 14 horas
de trabajo al día- y de la abolición de las vacaciones
retri­
buidas ....
Siempre es peligroso dialogar con un ide6logo: el conflicto
es muy difícil de evitar, y es un conflicto estéril.
* * *
Defender las personas y las empresa0-
Por ser mutiladoras y destructoras, totalitarias y destructo­
ras, las ideologías constituyen, para las empresas y para las per­
sonas que viven de
ellas, peligros

particularmente graves de los
que han de defenderse. Pero
¿cómo hacerlo?
La mayoría

de las
personas que constatan la
insuficiencia
de una ideología intentan refutarla. Se intenta demostrar que conduce al fracaso porque no
ha
tenido en cuenta cierto mimero de realidades.
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PERSONAS E IDEOWGIAS
Mejor qué refutar ...
Este es un esfuerzo loable
y, sin embargo, no es lo que pro­
ponemos, por dos razones:
La primera, porque el debate intelectual no es propiamente
de nuestra competencia. Otros están más cualificados: estamos
muy contentos de aprovechar sus trabajos y sns estudios. Cada
uno con sus temas.
La segunda, porque muchas ideologías han sido refutadas
cientos de veces y, sin embargo, continuán teniendo aceptación.
El materialismo, el marxismo, el ateísmo, el socialismo han
sido rechazados no sólo por demostraciones sino por los hechos
y, sin embargo, siguen en vigor.
NUESTRA POLÍTICA
Aprender a mirar.
Ante este peligro que las ideologías hacen pesar sobre las
personas y las realidades de las que vivimos, ¿cuál debe ser
nuestra actitud? Es positiva: no es combatir las ideologías sino
actuar a la
inversa que las ideologías.
Sencillamente debemos aprender a mirar las realidades, to­
das las realidades, en todas sus dimensiones, tan diversas. Iluminar la rampa completa del teatro,
y no contentarnos
con un solo proyector dirigido por ideólogos ( o por tecnócratas). Cuando se trata de apreciar
el mérito de un trabajo, no de­
bemos limitarnos a evaluar tan sólo los aspectos cuantitativos
retenidos por
el espíritu de sistema, sino considerar todas las
cualidades puestas en acción por la persona.
Observarlo todo ...
Cuando se trata de apreciar lo que dota de eficacia a una
empresa, no hay que limitar la
observación al balance· o a los
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aspectos económicos, al avance tecnológico, al carnet de pedi­
dos .... Todo esto es realmente apreciable, pero
hay muchas otras
realidades que

constituyen la vitalidad en la vida de una
em­
presa: una buena organización, una delegación oportuna, el sen­
tido de la justicia, el espíritu de equipo, una jerarquía respon­
sable, y también todo aquello que le influye
desde el exterior:
un ambiente salud.able, tanto en lo físico como en lo moral, fa­
milias armaniosas y escuelas honestas, una moneda sólida y le­
yes coherentes, una fiscalidad conveniente, etc.
y tenerlo en cuenta.
El único inventario de todo lo que de un modo natural pue­
de influir positivamente en la vitalidad de una empresa y des­
arollo de sus miembros pone de relive
las múltiples realidades
que debemos tener en cuenta
y respecto de las cuales es deber
nuestro, intervenir tanto cuanto podamos.
Aprender a mirar las realidades, aprender a leer los hechos
y los acontecimientos y deducir lecciones de ellos:
Cuando note­
mos mejoras, ¿por qué van mejor? Y si algo va menos bien, ¿qué
realidades vitales de la empresa
han sido descuidadas? ¿Cuáles
son las «ideologías» que han
comprometido su
salud?
* * *
Una política de empresa.
Para un · jefe de empresa, para un mando intermedio respon­
sable, en esto consiste tener una política.
Tener una visi6n de coniunto acerca de todos los factores
que concurren para la el logro de la prosperidad
común,, sin
olvidar ninguno.
Teniéndola se comprueba que si algunos factores escapan
por
el momento de nuestras posibilidades -una orientación gu-
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PERSONAS E WEOLOGIAS
bcrnamental, un acontecumento social .... -, siempre existen mu­
chos otros acontecimientos sobre .los que podemos actuar para
que, por lo menos, algunos elementos positivos compesen los
negativos que debemos sufrir. ¡Cuántas empresas han experimentado dificultades económi­
cas trágicas que han podido ser compensadas
y rebasadas gracias
al refuerzo de las energías morales de su miembros ....
!
* * *
Nuestra política CEE.
Y ¿cúal es nuestra política, en cuanto a equipo del CEE,
auxiliar y ayuda de las empresas, de amistad activa entre res­
ponsables de empresas?
Consiste en ayudar a que los responsables vean las realida­
des de las que viven las empresas y las perosnas que tiene a
su
cargo; a que vean mejor las que son frecuentemente olvida­
das, a iluminar aquellas que las ideologías dejan en la oscuridad;
a alumbrar, si es posible, todas las luces de la rampa, especial­
mente las realidades que los ide6logos quisieran ocultar.
Nuestra política es mostrar la miopía que comparten las
ideologías, para que cada cual pueda escaparse de las catástro­ fes a las que nos llevan. Nuestra política es
hablar, es ayudar a los responsables para
que tomen la palabra cuando los ideólogos queiran reducirles al silencio, porque sabemos que
la mayor/a silenciosa la consti­
tuyen las personas que son victimas de la
ideología, objeto de
manipualción por los ideólogos.
Se trata de decir lo que, a veces, nadie se atreve a decir
para liberar a los responsables de las trampas de las ideologías. Se trata de acostumbrar a todas las personas que comparten
responsabilidades en las empresas
a que observen juntas las reali­
dades de las que viven.
Porque si las ideologias dividen, las realidades unen.
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Porque la unión en una misma v1S1on de las realidades de
las que se vive, comporta el bienestar de cada persona y
la efi­
cacia del equipo. Nuestra política es ésta.
Constituye nuestra línea directriz y nuestro método.
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