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Número 213-214

Serie XXII

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Francisco Canals Vidal: San José, patriarca del pueblo de Dios

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Francisco Canals Vidal: SAN JOSE, PATRIARCA
DEL PUEBLO DE DIOS
(*)
Decía Suárez que para ser un buen católico hay que ser un
buen metafísico, y hasta de la teología se dice que es como la metafísica de la
fe, en cuanto que a partir de los datos o artí­
culos de
la fe trata de penetrar en la inteligencia de los mis­
mos, el
fides quaerens
intellectum de San Anselmo, y hacer
deducciones que vayan sacando a la luz el rico contenido del
dato revelado. Pero sin olvidar, en ningún caso, que
la razón
no es señora de la revelación, sino su servidora, por lo que ni
puede problematizar los principios mismos de la fe, ni puede
olvidar nunca que es desde
la fe y la revelación, tal y como la
propone el Magisterio y no desde criterios histórico-sociológicos, ni siquiera pastoralistas, como deben ser indagados los artícu­
los de
la fe y debe hacerse una auténtica teología de la fe.
Hoy suele decirse, a menudo, que
la fe no es sólo certeza
sino también angustia y búsqueda. Con lo que se pretende jus­
tificar un modo de hacer teología que es, lisa y llanamente,
la
negación de la fe y, por ende, de la auténtica teología. Pues la
revelación no es mero adminículo de una razón que trata de pe­
netrar en los misterios de la fe o de sacar de ellos las deduc­
ciones lógicas y prácticas pertinentes, sino que es el principio,
fundamento y norma de toda la especulación teológica. Esta ja­
más puede convertir en problema los principios revelados
ni
desentenderse de los criterios que para la correcta aplicación e
interpretación de los mismos ha puesto Dios en su Iglesia. En teología, el máximo argumento no es el de la razón sino el de
la autoridad. Y quien haciendo teología cuestiona los princi­
pios mismos o artículos de la fe o pretende sobreponer sus cri­ terios personales a los del Magisterio o autoridad de la Iglesia,
ese no goza de buena salud teológica.
El libro que el catedrático de la Facultad de Metaffsica, de
la Universidad de Barcelona, Francisco Canals Vida!, dedica a San José, Patriarca del Pueblo de Dios goza, en cambio, de muy
buena salud teológica, porque sobre ser Canals un buen
metafí­
sico,

condición previa para poder ser un buen teólogo, es tam­
bién un

creyente a machamartillo, que sabe conjugar en uno la
(*) Centro de Investigaciones Josefinas. Padres Carmelitas Descalzos,
Valladolid, 1982. 471
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más alta especulación filosófico-teológica con la piedad más si11-
cera

y sencilla, como
lo prueba este mismo libro que presenta­
mos. En
él, a partir de la fe profesada por el pueblo de Dios
a San José, se investigan sus raíces teológicas teniendo presen­
tes los más seguros criterios teológicos: la enseñanza del
Ma
gisterio

y
el sentido de la fe del mismo pueblo de Dios.
Con
razón se
siente satisfecho ante esta obra y este modo
de hacer teología el Eminentísimo Cardenal Primado Arzobispo de Toledo, Monseñor González
Martín, que pone prólogo al
libro. Porque es una satisfacción, dice, y más para un Obispo,
servidor y maestro del pueblo de Dios, encontrarse con una
obra de teología que quiere ser precisamente un servicio a la fe
de la Iglesia, al
sensus fidei que en ella alienta. Que avanza des­
de la
fe actual de los creyentes a la búsqueda de los fundamen­
tos o fuentes de donde procede. «Aquí se siente y se goza de
la fe honda de la familia cristiana a la
vez que

de la reflexión
rigurosa y fundada. El primer mérito de esta obra es el de ser
una teología al servicio de la fe del pueblo de Dios». Destacando en la misión de San José la culminación en él
de las promesas hechas a los Patriarcas de
la antigua ley y la
función paternal virginal que desempeñó en
la familia de Na­
zaret, se ve entrar de lleno a San José en los planes divinos de
salvación, que hace suyos por obediencia y amor, y se hace
acreedor así a prolongar su misión paternal sobre el Verbo de
Dios hecho hombre, el Cristo personal
.e histórico,

sobre lo
que es perpetuación de
. esa

encarnación, la Iglesia de Cristo,
dicha también cuerpo místico de Cristo o el Cristo total. «La liturgia
--escribe el

Primado--, que es un
locus theo­
logicus
privilegiado, ha pasado de la representación de San José,
como esposo de María, a la visión de San José como aquel en quien se cumple lo que Dios venía prometiendo y que recibe la
misión de ejercer una función paternal singular!sima. La fe
de
los fieles, que saluda a José como Patriarca· y las declaraciones
de los Papas que ven en aquel que protegió y cuidó de la
fa­
milia de Nazaret, el Protector Ecclesiae, ha encontrado en la
liturgia
su justa correspondencia, y en esta tesis del doctor Ca­
nals la más adecuada y servicial fundamentación». En
la parte introductoria de su libro, Canals prueba y com­
prueba, a partir de los más altos testimonios eclesiásticos,
cómo
la

función paternal de San José en la Familia de Nazaret se pro­
longa en la Iglesia universal; y cómo lo que de esta analogía
dijera ya, con tanta profundidad, León XIII, guarda singular
coherencia con la proclamación del patrocinio sobre el
Vatica'
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no II, hecho por Juan XXIII, y con todo lo que el mismo Con­
cilio dijo
a. propósito

de la Iglesia, singularmente al tratar de la
misión de

María respecto de
la Iglesia. Unase a ello el sentir
del pueblo de
Dios, verdadero lugar teológico, máxime cuando
reviste
caracteres de
testimonio público y ;erárquico, y tendre­
mos suficientes puntos de apoyo para una auténtica doctrina teo­
lógica, un capítulo teológico, a propósito de San José, pudién­ dose incluso hablar de una
¡osefolo gia.
A esclarecer el sentido y los fundamentos de la teología de
San José dedica el profesor Caoals el primer capítulo de su li­
bro, aoalizaodo el concepto y
la misión de la teología, así como
sus relaciones con la fe, pasaodo rápida revista a los criterios
teológicos y a los lugares teológicos, destacando lo que en ella
puede el argumento de autoridad y cómo, aun versando sobre
hechos y partiendo de artículos o principios recibidos por fe, se
puede tener una rigurosa ciencia teológica. En
ella, la enseñan­
za del Magisterio o de
la Iglesia, sin ser fuente de revelacióo,
sí tiene para el creyente carácter de norma inmediata imprescin­
dible para hacer buen juicio de las cosas de la fe, resultaodo
así el lugar
declarativo eficaz y auténtico de la revelación, al
margen del cual no puede ¡larse teología verdadera. En capítulos sucesivos se adentra el autor en
la teología pre­
cisa de San José, estudiando primero el patrocinio de San José
sobre
la Iglesia a base del hecho de su reconocimiento oficial
por la Iglesia y el pueblo de Dios
y del discurso teológico a par­
tir de su papel en la presente economía redentora. Punto en que
va bien de la maoo de Suárez. Analiza luego los datos bíblicos
y de predicación apostólica que guardan alguna conexión con Sao José, tanto como esposo de María
conio padre

virginal de
Jesús, para terminar con unas conclusiones sobre San José, Pa­
dre de Jesús, Patriarca del Pueblo de Dios. Como apéndice do­cumental recoge, a lo largo de casi trescientas páginas, los tes­
timonios de la
fe de la Iglesia en relación con Sao José, siguien­
do un orden cronológico regresivo, desde Juao Pablo II hasta San Juao Crisóstomo, pasando por teólogos y santos más escla­
recidos. Y, finalmente, se nos ofrece un apéndice
bibliogrMico
de

fuentes y estudios sobre Sao José muy nutrido y muy bien
ordenado.
Creemos que difícilmente se encontrará un tratado más
com­
pleto,

sólido y devoto sobre San José que este de Fraocisco Ca­
nals Vida!, que merece los
máximos elogios.
B. MoNSEGÚ, C. P.
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