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Número 213-214

Serie XXII

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Información y sociedad contemporánea

INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
POR
MARCEL DE, CoRTE
La información, dato contemporáneo nacido de la sociedad
de masas.
La información en el sentido moderno de la palabra, en­
cuentra su causa en la evolución o, más exactamente, en la mu­
tación del medio social en que se encuentra sumergido el hom­
bre contemporáneo y en la progresiva
socialización que le hace
pasar,

de su ser real y
personal a

un estatuto social ficticio, don­
de se evapora toda su sustancia. Tal y como lo había presentido
el genio de Agustín Cochin,
La sociologia del fenómeno demo­
crático
explica enteramente el fenómeno de la informaci6n y,
tal como veremos más adelante, la acción deformante que
ejerce.
Democracias a la medida humana y democracias de masas.
Es necesario hacer una precisión. La democracia que cono­
cemos hoy no tiene nada en común con las democracias del
pa­
sado; por ejemplo, con la democracia ateniense o con las demo­
cracias municipales de la Edad Media, ni
tampoco con la demo­
cracia legítima que describió Pío XII, siguiendo a los grandes
filósofos del pasado, ni con la democracia suiza de hoy en
día.
La diferencia que las separa es muy distinta de una diferencia
cuantitativa, aunque
éstas abarcan
un. espacio geográfico y
de­
mogtáfico

relativamente restringido; mientras que, por el con-
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Fundaci\363n Speiro

MARCEL DE CORTE
trario, aquélla se despliega en grandes espacios y en grandes
números.
En efecto, está claro que el ciudadano no se comporta de la
misma manera en ambos casos.
En una democracia a escala humana el hombre conoce di­
rectamente y por experiencia los datos de los problemas que
debe

resolver.
Si los ignora conoce a la persona o personas que
los conocen y en las que tiene depositada su confianza
por ha­
ber

vivido con ellos.
Preguntas fuera del campo de la experiencia.
No ocurre lo mismo en las vastas democracias modernas.,
sean burguesas o comunistas, «formales» o «reales». Las pre­
guntas que se le plantean al
ciudadano, dada

su amplitud, son
de una entidad tal que no puede conocerlas por la única fuen­
te posible de conocimiento que es auténtica: la experiencia.
Los seres y . cosas que dependen de su decisi6n son, para él, re­
presentaciones mentales y abstractas, no presencias reales y con­
cretas. Puede sacar una «idea» de
ellas, una opini6n. Puede
imaginárselas. Casi nunca podrá conocerlas efectivamente. Se de­
duce de ello que el ciudadano moderno ve muy a menudo re­
chazado su derecho a resolver lo que conoce
y, en cambio, se le
asigna el de responder a preguntas de las que no conoce los datos.
Democracia de masa y ejercicio del poder.
La diferencia entre el régimen democrático antiguo y el ré­
gimen democrático de los vastos Estados actuales es la misma que separa lo
real de
lo irreal.
La democracia· de tipo antiguo
existía y
funcionaba como tal. Se podían comparar sus ventajas
e inconvenientes con los de los demás regímenes políticos. LA
DEMOCRACIA MODERNA NO EXISTE. Lo que existe es el puro decorado de las democracias; las minorías dirigentes conquistan
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
el EsTADO VACANTE y ocupan los puestos de mando, sea direc­
tamente o por personas interpuestas. Esas minorías, que deten,
tan
las palancas del Estado democrático, no pueden actuar SINO
HACIENDO COMO SI LA DEMOCRACIA EXISTIERA. No pueden go­ bernar a los ciudadanos más que persuadiéndolos de que ellos
tienen todos los poderes, aunque se les prive del poder esencial
de decisi6n y
direcci6n que

hist6ricamente tienen y que deter­
mina todos los demás.
En ningún periodo de la historia ha es­
tado el ciudadano más desprovisto del poder real que en la de­
mocracia moderna. Y, sin embargo, le hacen, aparecer como si
fuese el rey.
El fenómeno de la información y su acción deformante se ex­
plica
por la sociología del sistema, en que se combinan el poder
real de una minoría y el poder
irreal de la mayoría.
Democracia de masas e individualismo.
El régimen democrático moderno presupone, con toda evi­
dencia, la ruina, el despojo o, por lo menos, la esterilizaci6n po­
lítica de todas las sociedades naturales o seminaturales en las que el hombre se encuentra inserto por el destino del nacimien­
to o la vocación: la familia, la comunidad profesional, las co­
munidades locales o regionales, la
patria chica

o grande. Las so­
ciedades pneden todavía subsistir, pero en precario, de forma
revocable, de una manera inerte y
sin el menor papel en el Es­
tado democrático.
La democracia es esencialmente el régimen
donde el Estado reina sin que su fuerza sea la resultante de
nin­
guna fuerza social natural. Está constituida por un Estado sin
sociedad, por un Estado y una «disociedad», por un Estado y
una colectividad compuesta únicamente por individuos iguales e
intercambiables. Para que haya democracia moderna es preciso, ante todo,
que la sociedad orgánica e integrada, en donde los hombres
vi­
ven unos para otros en una misma comunidad de destino, desa­
parezca en provecho de una sociedad mecánica y desintegrada,
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MARCEL DE CORTE
en la que los individuos, emancipados de la familia, de la ciu­
dad, de
la parroquia, de la empresa, de la región, etc., vivan
unos
al lado de otros en una colectividad de masas, que puede
crecer indefinidamente. La democracia es inseparable de la «so­
ciedad» individualista y de su complemento: la «sociedad» de
masas.
La información en una democracia- a la medida hu.Iiiana.
El miembro de todo micro-grupo es avisado muy fácilmente
de todo lo que ocurre en su comunidad. Puede comprobarlo él
rr..ismo o, si no lo hace, puede confiar -en otros miembros con
los que está tan unido que cada uno siente lo que también puede
ser sentido por el otro. En este tipo de sociedad no se puede
hablar propiamente de órgano de información. Se suple con
ventaja a la información, pues la experiencia o, mejor, el hom­
bre experimentado en quien los otros pueden confiar va
dere­
cho a la realidad en las nuevas situaciones, pues él expresa con
.más perfección la naturaleza de esas situaciones y todos encuen­
tran en su experiencia y sus fórmulas lo que, ellos mismos,. ex­
presan o sienten sólo a medias. En las sociedades orgánicas los miembros siempre están pre­
sentes unos a otros.
La itÚormación en una sociedad de masas.
Al revés que las sociedades orgánicas, cuyos miembros es­
tán siempre PRESENTES unos a otros y comparten una experien­
cia inmediata de los seres y las cosas que constituye una base
sólida para sus mutuas comunicaciones, en la «sociedad de ma­
sas» el

individuo aislado,
desarrai.gll@O física
y psíquicamente, ve
reducida su experiencia al muy corto alcance de sus propias sen­
saciones. Esta es la razón final por la que
la sensibilidad del
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
hombre sumergido en una sociedad de masas es tan débil y tie­
ne constantemente necesidad de amplificadores
y excitantes.
El individuo se encontraría totalmente desamparado sin la
informaci6n.
Ante d acontecimiento se encontraría como el cie­
go ante los colores. Al no tener expetiencia
· a
causa de su pro­
pia debilidad
y de la extensión de la colectividad de la que no
es más que un grano de arena, no puede tener conocimiento_
más que
POR LA INFORM.,\\.CIÓN,. es decir, POR INTERMEDIO DE
LOS

INFORMADORES
que, en lugar -~uyo, registran, recogen, clasi­
fican, expresan
y difunden los hechos. Si esto no ocurriera, la
sociedad de masas sería inferior a las _sociedades de insectos, cu,
yos

miembros disponen de instintos poderosos y capaces de reac­
ciones
inmediatas. La información es a la sociedad hum1111a de
masas
lo que el refle¡o automático es a las sociedades animales
de masas, a
tal punto
que exige un mecanismo central mediador
de la informaci6n.
Es, igualmente, como la prótesis artificial
que suple la desaparición de la experiencia, que se ha disipado
con los microgrupos dante tiene su esplendor. Con esto, M. Sauvy
tiene toda la
razón al

afirmar que la información tiene una
importancia fundamental en la democracia: es el único lazo que
puede reunir a los indi\Tiduos en una «sociedad» de masas, ar­
ticular más o menos unos a otros, avisarlos de los adOllteci­
mientos que a ellos se refieren é inculcarles los conocimientos
útiles para las conductas que deben tener.
La información, condición de supervivencia de las democra­
cias de masa.
La información es indis¡>ensable y necesaria a los regímenes
democráticos oontemporá.p.eos. Es
lo que permite la superviven­
cia dd sistema o, más exactamente, lo que le infuode una apa­
riencia ·de existencia, deformando. al mismo tiempo a los indi­
viduos sumergidos en esa sociedad de masas que la democracia
ha hecho surgir de las
ruioos .de

la
antigua sociedad
de micro­
grupos múltiples.
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MARCEL DE CORTE
La información, remedio para el aislamiento y la inseguri­
dad.
La información responde, en efecto, a una necesidad tan
fuertemente sentida por el hombre contemporáneo que casi no
podría pasar

sin «noticias».
Aunque disuelto en la masa, el
ciudadano de
las democracias
no
de;a de
sentir la necesidad,
propia del animal social, de ponerse en relación con sus
seme­
;antes. Aun ínfimo e impotente, esta necesidad le impele de_ una
manera .tanto más parad6¡icamente imperiosa cuanto más inca­
paz es de satisfacerla. Según dijo Aristóteles, un hombre solo es
una bestia o un
· dios.
Como confusamente
sabe que
no es una
_ cosa

ni otra
y adivina que su destino depende estrechamente_ de
la inmensa colectividad de
la que ignora casi todo, aspira a co­
nocer

todo lo que
en ella pasa. Busca en la información un re­
fugio

contra
la soledad a la que su individualismo y la sociedad
de
masas, que

le es correlativa, le condenan.
Esta información
es tanto
más deseada

cuanto mayor provecho positivo o
nega­
tivo

produzca para uno mismo.
Aislado del

pasado
y de las tra­
diciones

que llevan consigo
l,as sociedades

naturales
y semi-na­
turales,
debe

valorar-al
máximo la actualidad y

sus promesas y
amenazas de un porvenir social
mejor, de

un «hombre nuevo»,
de una «sociedad nueva» que
él· ansía.

No importa que sus
con­
ductas
oscilen

entre
el individualismo y el colectivismo. Sin la
información se siente expuesto a todas las derrotas.
El hombre, inventor de los "mass media".
Esta necesidad social insatisfecha y en el fondo insaciable
ha creado
el órgano de información y hasta lo ha desarrollado
monstruosamente: los
Mass Media of Comunication no han na­
cido ciertamente sin tirar un tiro, por arte de magia;· tienen una
historia, pero su perfeccionamiento y expansión universal acom­
pañan siempre a la planetarización de la sociedad de masas.
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
y está sometido a los ''mass media".
El hombre es un animal social de tal forma que inventará
los mecanismos más complicados
y más sofisticados para man­
tener artificialmente vivas las comunidades, sin las que estaría
condenado a muerte o a la anarquía endémica. Se crea así un
círculo vicioso, en todos los sentidos de la palabra, entre las técnicas de la información
y la sociedad de masas. Cuanto más
multiplique ésta sus metástasis, más indispensables le serán las técnicas de información, pero cuanto más se extiendan las téc­
nicas de información,
más pierden los hombres su facultad, per­
sonal

e intransferible, de experimentar
vitalmente la presencia
concreta de seres
y cosas, y más deben confiar la iluminaci6n
y direcci6n de sus conductas individua/es y colectivas a interme­
diarios que no pueden transmitirse/as mejor que la representa­
ci6n de lo real.
La sociedad de masas amplifica entonces, automáticamente,
su huella sobre ellos. Elevada al límite, estamos frente a una so­
ciedad inserta en un sistema de informaciones compuesto de
sti­
muli y excitantes, sonoros y visuales simbólicos, que provocan el
desencadenamiento de reflejos en aquellos que les están some­
tidos. Los
Mass Media of Communication que traen la información
están destinados, como su nombre
lo indica, a una sociedad de
masas, que es un fenómeno patológico, salido de lo que se debe llamar
LA DESTRUCCIÓN DEL ESPÍRITU. El espíritu humano es
el
que. al

crear
la democracia de los grandes números y los vas­
tos espacios, ha optado
deliberadamente por

una política irreal,
sin substancia.
Disociada de la información, de los «mas media», la sociedad
de masas,

la democracia moderna es una empresa absolutamente
teórica. No tiene el menor sentido, puesto que este divorcio debe
realizarse en el plano de
la aoción. Supone, en primer lugar,
para ser efectivo y benéfico, la renuncia del hombre a la socie­
dad de masas
y a la democracia. En tanto el hombre quiera con-
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MARCEL DE CORTE
servar éstas, conservará aquéllas y, con todo ello, la alteración
profunda que hacen
sufrir a

la naturaleza humana.
La información de choque.
Para que una información llegue al público es preciso que
le interese. Esto es demasiado corriente. Los especialistas de la
información reconocen· que el informador recurre muy a menu­
do, para captar·
la atención del lector, a una presentación «sen­
sacional» de la actualida_d que desnaturaliza el alcance de la mis­
ma. Así es como en el Congreso de Zürich, de 1952, doscientos
cuarenta
y ocho directores y red¡tctores jefes de periódico lle­
gados
de cuarenta
y un países diferentes estimaban que los des­
pachos de agencia daban un valor excesivo a las noticias que arden
(spot news), a su valor de choque sicológico, a los de-'·
talles

crujientes o extraordinarios, a
la presentación de los he­
chos no según su orden cronológico o en su orden
lógico de
significación, sino

según el criterio de lo que atraiga la
curfosi­
dad, de lo que provoque una conmoción, un sobrecogimiento, un·
«golpe»
y que,· al paral¡;,ar la inteligencia, inunde de ·emociones
la conciencia.
Es igualmente raro que la información se vuelva a colocar
en. su contexto, lo que le daría su
verdadero sentido.

Separada
de su entorno .histórico
y sodológico, se ve desmembrada y sus
dementas son reagrupados con
,ristas a

influenciar al lector o
auditor. Esta manipulación de la noticia es reforzada por
. su
presentación

material: el tipo empleado, si se trata de un perió­
dico, el

tono en la radio, el· ángulo de toma de vista o
la insis­
tencia de la imagen en la televisión. La información está
so0
metida, en gran parte, a las necesidades comerciales .. a la publi­
cidad, a
la· propaganda,
según
el poseedor de· 1os «mass media»
utilizados.

Su
valor ·objetivo pasa

a
segundb término.
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
Se dirige a un ser ficticio, el hombre- medio.
Todavía hay algo más grave, ya se trate de «mass media»
de propiedad particular, de grupos o del Estado,
la necesidad
de comunicar la información
a hombres que pertenecen a la
sociedad de masas
y al régimen democrático obliga al informa­
dor
a tener en cuenta la sicología del informado. En general,
éste es un «hombre medio» que no tendrá ni la capacidad ni el
tiempo disponible para controlar las informaciones que recibe o
de criticarlas,
«el hombre-masa»

que se enfrenta a problemas
cuya amplitud, número y sentido le sobrepasan infinitamente en
las noticias que le surgen. Asaltado por informaciones de las que
no puede dosificar su importancia ni jerarquizar su alcance o va­
lor, el informado está totalmente entregado a la discreción del informador.
Manipula a seres despersonalizados.
Al llegar a ese extremo se le hace irresistible al informador
la tentación de imponer al informado su propia visión de la no­
ticia y encuadrarla en un sistema de
inteq,retación que

la con­
fiera un sentido y la haga coherente. Es lo que espera y
desea
el hombre de la sociedad de masas. Desea. que la información le
comunique directrices de pensamiento y ~cci6n, una ortodoxia
y una ortopraxis natllrales y semi-naturales. Es incapaz de com­
prender, y de actuar por sí mismo, personalmente~ al no encon­
.trar salida normal sus facultades intelectuales y volitivas. El in­
formador sabe que tiene ante sí un ser
débil, manipulable
en
extremo.
¿Cómo. no iba a tener .el _deseo de comportarse con él
como el escultor con la arcilla? El informador no puede sus­
traerse a la tentación de reemplazar
el pensamiento y la volun­
tad del informado por los suyos propios.· Puesto que tiene un
puesto más o menos importante en los «mass media», su más in­
tenso· deseo· le lleva ª·obligar.a todos.aquellos a quienes infor­
ma
· a que· entren,
de
·una· manera 'tot 361
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MARCEL DE CORTE
dad de masas: el informador aumenta de esta guisa infinitamen­
te su voluntad de poder.
Esta tentación es tanto más irresistible por cuanto el mismo
informado quiere ser deformado y se convierte en el cómplice
de su información deformante. Pide a gritos
la explicación glo­
bal de la propaganda, los cuadros de una ideología sencilla, las
6rdenes que le eviten reflexionar sobre situaciones que no pue­
de·· abarcar y· sobre los comportamientos correlativos que se le
incita a que tenga. Cogido entre
el deseo de la verdad y el de
ejercer su

voluntad de poder, basculará el informador,
itt in plu­
ribuJ, inclinándose hacia la masa, de forma que pueda imprimir
en ella un
molde· que .le pérrnita
manipularla
y ejercer sobre
ella su

apetito
de dominación.
que
se pliegan

a la voluntad del informador.
Además,
el individuo aislado en la sociedad de masas se sien­
te más seguro cuando recibe del informador, que reemplaza su
inteligencia, su voluntad
y su conciencia, la promesa de que se
pueden resolver sin dificultades los
problemas que
su endeble
ser no puede afrontar por
sí mismo: se le invita a optar por el
marco de solución que se le propone y a colaborar a su traduc­
ción en hechos. La teoría
y la ptáctica son indisociables como
en
· el

sistema
marxista, para

quienes la información y la propa­
ganda son indivisibles. Tengo entendido que hay muy pocas in­
formaciones que no índúzcan abierta o secretamente a la acci6n.
El informado es casi siempre llamado, en función de la in­
formación que le deforma, a
la consolidación· de la sociedad de
masas y de la democracia, a· la socialización, a la mecanización
de su conducta por el poder, con su propio consentimiento.
-<:omrol por el Estado.
Los acontecimientos que surgen aquí y allá en· el mundo los
recoge un pequeño número de agencias de prensa, de noticia-
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
rios de actualidad, de televisión, que son organismos del Esta­
do que el Estado controla de muy cerca o que tienen el má­
ximo interés en mantener . relaciones secretamente íntimas -con
el Estado. Lo mismo ocurre con las agencias nacionales cuya
información no sobrepasa las fronteras de un país determinado.
La historia contemporánea apenas muestra ejemplos de que al­
guna agencia de prensa nacional haya tenido un conflicto abierto
con el gobierno del país
al que está encargada de informar.
No existe tampoco un solo ejemplo de gobierno, que, al
informar
al público de sus actos, no presente esta información
bajo el aspecto que le sea más favorable o menos desfavorable
como tal gobierno. Las condiciones sociológicas que presiden el acceso de las
masas al poder fuerzan al
Es.tado a

defqrmar la información, a
fin de

gobernar a su antojo una colectividad de individuos más
o menos dóciles a su acción.
La información, medio vital de gobierno.
En una sociedad democrática de masas, el gobierno que se
limitara a informar
al ciudadano sin desviarlo, influenciarlo, for­
marlo, deformarlo, sería rápidamente barrido, hasta y sobre todo
en la Rusia soviética, en China comunista y en los demás paí­
ses situados en su órbita .
. Tocamos

aquí, dicho sea de paso, lo más secreto de la vida
política y social:
ningún régimen puede sostenerse sin el asen­
timiento de los gobernados. Como el gobieroo de los regímenes
democráticos y de las sciedades de masas no puede seguir la opinión irracional, inestable e irreal de los individuos que son,
en su mayoría, incompetentes, so pena de suicidio y de hacer
perecer
al Estado y hasta la nación, no tiene más remedio que
embaucar a la opinión y hacerla creer que ella
es quien
la diri­
ge, siendo así que justamente es lo contrario. Todo
el arte de goberoar se condensa, a fin de cuentas, en
apoderarse del acontecimiento que permita que
el mismo go-
363
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MARCÉL DE CORTE
biemo abuse, en su favor, de la opinión pública. De esa mane­
ra obtiene
la-adhesión que le es -indispensable y sin la cual el
régimen se. hundiría. El precio pagado es. la deformación perma­
nente de la
información, la mentira que se desliza en la noticia y
el disfraz.
Desde el momento que se han dado cuenta de que el hombre ·
de la sociedad de masas, falto de experiencia, tiene necesidad de
información,
y de que la información debe ser teñida de pro­
paganda en favor de la democracia ( formal o
real, liberal o co­
munista) para adaptarse a la sociedad de masas a la que se la
destina,
gobernar es un acto sencillo, sobre todo si se dispone
del monopolio de los
«mass media».
''~e· pres~p.t;>n~ 'qtle-~'el pueblo quiere", pero se f~ricá su
opinión.
Basta con hacer proclamar por los «rnass» aquello que se
ha decretado hacer. La fórmula
«El pueblo quiere», repetida
a voz en grito por la minoría
que posee el poder en el Estado;
tiene una especie de eficacia mágica, de la que conviene no de­
sestimar la importancia-. En ningún país del mundo el pueblo ad­
mitirá que él no ejerce el poder. Hay

que ser
extremadamente
inteligente. para dedararse incompetente.

La palabra de Sócrates:
«Lo.
único que sé es que no sé nada» es la menos .democrática
posible

y está en
el origen de su condena a muerte por el ré­
gimen que ·él provocaba. Las masas están convencidas de que
tienen
una' opinión

sobre cualquier. materia social
y polltica. Y
de hecho
la tienen, pero determinada por

las condiciones socio­
lógicas en las que se encuentran.
Pero su objeto es imaginario.
Es indispensable que no
siempre · sea ·así. No

se puecle andar
siempre
por lá$ · nubes, hay que poner a veces los pies sobre la
tierra. Hay que decir que la opinión exige, a veces, un objeto
réaf. La información prolongada con la propaganda le da, pues,
la ilusión de
gobernar. Hay ·qué apoderarse de un
acontecimien'
tó y presentarlo bÍljó la luz del día para que ~la voluntad de las
masas»
se déseñcadeñe «forzando al gobierno a la acción». ·
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
encaminando · al hombre a Ja acción.
Técnicos del cine inglés declaraban recientemente «que les
resulta
fácil, por medio de un montaje razonable y de una uti­
lización justa

de los ángulos de tomas de vista, mostrar a cual­
quiera como un loco». Una información repleta de propaganda
y dueña de sus técnicas puede invertir el · sentido de cualquier
hecho.
Al hombre situado en ese nivel se le puede hacer querer
todo
lo que uno quiere, incluso la propia esclavitud.
Un ejemplo.
Veamos, por ejemplo, cómo se opera el acondicionamiento
de la opinión pública en Estados Unidos por el «electrochoc» de
L:. informaci6n, según M. Roger Clausse. La operación se reali­
za en diez actos: 1 ) los responsables de la política gubernamen­ tal se reúnen para orientar la opinión en un sentido político di­
ferente del que ella adopta
y sigue por costumbre; 2) se orde­
na a los funcionarios interesados
y particularmente a los fun­
cionarios de la información que dejen escapar una parte de esta
noticia en sus conversaciones priVadas; 3) se levanta en un pe­
ri6dico una «información-choc» sobre este tema, acompañada de
comentarios; 4) la información provoca preguntas inmediatamen­
te en el curso de una conferencia de prensa hecha por un infor­
mador «oficial»
y la «nueva línea» es difundida con gran estruen­
do por los periódicos;
5) miembros del gobierno y personajes
oficiales discurren sobre «la nueva línea» en diferentes lugares
del país; 6) se le formulan preguntas al mismo presidente de los
Estados Unidos en el transcurso de una conferencia de prensa; 7)
sus declaraciones aparecen bajo grandes titulares en los periódi­
cos
y son el objeto de grandes comentarios; 8) hombres políticos,
amigos del gobierno, se alinean en la nueva dirección
y pronun­
cian discursos sobre este tema por todo el país; 9) todos los ser­
vicios gubernamentales de arriba a abajo de su escala desarrollan
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MARCEL DE CORTE
«la nueva .línea»; 10) «el público, al que se le ha machacado
bien su punto de vista, acepta el cambio,
y los contrarios tratan
de ponerse a salvo».
Así, antes

de ponerlo en conocimiento del
público, el acontecimiento se
inscribe en la corriente de una pro­
paganda premeditada, aunque al lado de la información que se
prolonga está la propaganda que la precede
y hace aceptable
la información: los dos fenómenos se mezclan inextricablemen­
te hasta el punto de hacerse indisolubles. Resulta también imposible
de discernir la información y la
propaganda, el acontecimiento
y la influencia de que se les car­
ga, la verdad
y la mentira, lo real y lo imaginario, lo dado y lo
construido en el mecanismo de la
sociedad de masas.
La "desinformación" por omisión.
La mentira caracterizada, la contra-verdad patente son ape­
nas objeto de la propaganda.
M. Ellul hace notar, con razón, que
el propagandista· moderno prefiere el silencio a la menrira cuan­
do resulta peligroso publicar una infotmaoión o señalar un he-
·
cho.

Una buena parte de las consignas de
Goebbels era la de
si­
lenciar algún acontecimiento estimado como enojoso. El famoso informe de Kroutschev al XX Congreso del Partido Comunista no fue revelado por la prensa comunista, sino mucho tiempo más·
tarde. El pueblo egipcio no conoció los sucesos de
Hungría hasta
1960,

etc.
El individuo de
la sociedad de masas para poder orientarse
en el dédalo de los hechos, seres
y cosas con los que entra en
relación por intermedio de
la información necesita ordenarlos.
Para llegar a este resultado le son precisos cuadros, etiquetas,
formas. Veamos un ejemplo leído en un periódico francés: Mal­
colm X ha sido asesinado por un negro, según testigos dignos
de credibilidad; pero
según este

informador que cito, el asesi­
nato se debe atribuir a
los blancos

que son quienes han puesto
en marcha
el racismo.
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INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
Creación de reflejos condicionados.
La subjetividad fabrica esas represeutaciones estereotipadas
que
vienen a
adornar los hechos en cada excitación
específica y
que,

en su conjunto, son categorías y maneras
de interpretar los
seres y las cosas y, con ello, de dirigir los comportamientos.
Gracias a estas formas
a priori, a estos moldes, el individuo de
la sociedad de masas reconoce
fácilmente lo
que le es favorable
u
hostil. No

tiene que razonar, que
tomar una
posición personal
ni hacerse su
propia opinión. Su

«pensamiento», podemos decir,
es automático.
Está claro que estos moldes, como pueblo, raza, proletariado,
trabajo, colaboración,
fascismo, democracia, libertad, capitalis­
mó, etc. (lo cito a bulto) no son creaciones espontáneas del
ho­
mo democraticus
ni de la sociedad de masas. Han sido construi­
dos por los informadores, los formadores y deformadores de la
opinión pública

que ocupan, desde el siglo
XVIII, los puestos de
mando de los «mass media» y que fabrican la «mass cultura».
Cómo convalidar la sociedad de masas.
Asistimos, como muy bien ha visto M. Morin, a una segun­
da colonización, la del alma: a una segunda industrialización, la
del espíritu, llevadas a cabo por los vendedores de conocimien­ tos, por los comerciantes de mercancías político-sociales, por los
industriales de la
cultura. Ante

nuestros ojos se está edificando
una nueva civilización, por llamarla así, adaptada a las condicio­
nes sociológicas de
la democracia y de la sociedad de masas, en
la que los informadores en todos los
campos del
saber y de la
acción ocupan el lugar antes reservado a las
élites y a los mo­
delos humanos de los que ninguna
civilización se

había privado
hasta llegado el siglo
XVIII: el kaloskagathos griego, el cívis ro­
manus,
el santo y caballero medieval, l'honntte homme del si­
glo
XVII y el gentleman.
367
Fundaci\363n Speiro

MARCEL DE CORTE
No debemos creer que los verdaderos pilotos de la civiliza­
ción sean «los filósofos»,
la intelectualidad _del partido, la in­
telligentsia, «los mandarines», las gentes de letras, los artistas,
los sabios, todos aquellos que Thibaudet agrupaba en «la Repú­
blica
de los profesores»; hoy

no son sino los técnicos de la
«razón
práctica»,

de la economía, de la política, quienes dan al hombre
moderno sus órdenes y mandatos, los «letrados» o «semi-letra­
dos» o quienes se creen tales, cuyo frágil esbozo se intentó en
China y que esperaban cambiar las ideas y los gustos, reformar
las costumbres e imponer a
la humanidad una nueva concepción
del mundo. La extraordinaria servidumbre de los intelectuales -de la
mayor parte de
ellos--a

la propaganda,
la servilidad progresiva
de los sabios
y de los técnicos de todas clases al Estado, que los
colma y encadena a la vez, son siniestros testimonios de la caí­
da de Icaro. La primada del informador no es más que apa­
riencia
y su soberanía ficticia: es esclavo de la «infraestructura»
social que pretende dirigir y del estatismo gregario que
se con­
funde

con ella. La dialéctica hegeliana del maestro
y el esclavo
se aplica aqu( con todo rigor. Informar a la masa es ponerse a su nivel sin ninguna duda. Y. como. en la democracia, el poder
real
lo tiene el Oro y el Número. el intelectual es siempre en
ella
el servidor del Poder, aunque a veces
parezca que lo critica,
pero sin meterse nunca con el sistema y con la sociedad de ma­
sas que es su corolario.
Pérdida de todo sentido crítico.
Es contradictorio que el informador que se dirige a la so­
ciedad de masas pueda conducir al informado a que ejercite su
propio juicio, intransferible
y personal (nadie puede pensar en
mi lugar por mí) de
decidir. en
qué consiste
la verdad o el error.
Raros son los que se dan cuenta de que la lectura ( o la
audición o la televisión) es
·una técnica

que se inserta en la so­
ciedad de masas.
368
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION Y-SeellIDAD CONTEMPORANEA
La lectura no tiene en efecto sentido. sino en la medida en
que el lector está provisto de juicio y es capaz,
.en la
medida
que está ligado con
la realidad y es capaz de discernir lo ver.
dadero de lo falso y
la realidad. de la ilusión. El hombre de la
sociedad de masas ya no está ligado con la realidad. Cree en
bloque todo lo que está escrito. Basta con tener una pequeña
conversación con
él para convencerse de ello.
De esta forma se explica
el inmenso esfuerzo desplegado por
los Estados más avanzados en
ht dirección de la sociedad_ de.
masas

para difundir
la enseñanza y el número de· aparatos de
radio en el mundo sometido a su autoridad e influencia.
Es así porque la información-propaganda es hoy el modo de
pensar y actuar propio del hombre
. que

construye la
civilización
de

masas y porque cuanto más desparrama el reinado de la in­
formación deformante tanto
más solidifica

esta
civilización y
afirma .el sistema político y social que lo rige.
La recíproca es cierta igualmente. Estamos frente a un cír­
culo del que nos preguntamos si podrá salir
la humanidad y por
medio de
qué milagro.

En efecto, no cabe ocultar, de forma al­
guna, que todas las informaciones que llegan a aquellos hombres
que están considerados como mejor dotados, los vinculan al con­
dicionamiento riguroso de
la prpaganda que impregna esas in­
formaciones: no se puede escapar a ese determinismo sin ela­
borar otro igualmente nocivo. Incluso se engaña extrañamente al lector habitual de un pe­
riódico o al auditor-vidente de la radio o la televisión. que cree
conservar su libertad de juicio en presencia de
la ola que le
asalta cada día
y que pretende dominar la información que re­
cibe. Colabora
.. mal

que le pese, con
la civilización artificial que
reprueba
y con todos sus presupuestos políticos y sociales.
Se pierden los valores que servirían de punto de referencia.:
Lo propio de esta civilización,, como de la información y de
la propaganda (y de la publicidad} que· :f..rman un todo con ellá,
369
Fundaci\363n Speiro

MARCEL DE COR.'JJE, , , " i
consiste .. en 1, subordina,, i el, , p,,nsa,niento Y· ,la ,acción · al HACER
!delagere alfacere), destruyendo·.ctodo !Grque queda de la anti•
gua civilización europea y de Jas demás , civilizaciones. •De ello
se ,deduce, qtie,.una, .única y inisnia, civilización
de ma,¡as, que
tiene como

eje
.los. medios. de .. domunicación de masas; tiende a
cubrjr

el planeta
_entero.· •
El homo democratictJs de, la sociedad de masas, por su indi'
vk!miliswoy su colectivismo,.
ha

roto sus
]azos.con, el.set.Está
sin
un

mundo
.. de Nalores que fe sobrepasan, alrededor suyo. Sin
embargo, no

puede vivir
,sin, un mundo así. Tiene 'que construir
otro, con todas, sus •piezas, que reemplace al antiguo mundo ani­
quilado
y alejat sus.· últimos · ,yestigios.
Se trata, de

un mundo imaginario que desarrolla todas sus
consecuencias ,muY reales aJ1te: núestros ojos con la-. condición,
por supuesto, de mantenerlos abiertos. No hay oada de extraño
en esta
afirmación:. ¿Es·
que acaso toda
pérdida del
sentido de
lo
.real rro repercute

en
Ja realidad?
La civilización de masas no
puede ser más que
una civilización de imagen en virtud de su
misma fuerite.
·
-~· l'~e1;t1.pl~zados por sÍDl·bolos abstractos ..
En la sociedad de masas, en efecto, el acontecimiento llega
a. sacudir

a
gran número ·de-personas· que no· tienen la menor
e)!per.jencia del mismo y que wfren el riesgo de interpretarlo a
través de

los
esque,nas del pensamiento individual, si fuese pre­
sentado en .toda
· su desnude,¡, 1 objetiva. Los «mass media» de>
herían utilizar
miles de lenguas diferentes
para
expresárlo. Por
eso

la opinión sobre
· el

tema
no puede fon:Í1arse · sino

a
· través
de

una información embebida de símbolos abstractos capaces de
impresionar a un gran número de espíritus dispuestos a acoger­
la· de antemano. Pensemos en ,cualquier hecho banal y sencillo
al que se le colorea con el adjetivo «democrático» o «fascista».
El hombre

de la sociedad de
masas tiene una manera
de
estár en
el'

mundo
y una manera de pensái fos hechos deteminados por
370
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION Y SOCIEDAD CONTEMPORANEA
' ·¡
su ideolog!a, por palabras,, por fórmulas, slogan.s, estereotipos
que se interponen entre él mismo y el · hecho. De lo que él
se da cuenta' 'ni,'. esc,-der heého sitio dd· ac:ontei:.imiento moldead(?
en

un símbolo abstracto.
Hoy se
fabrican con'

una· facilidad
desconcertante· falsos acon­
tecimientos, .reputaciones; .famas,
.todo

un universo político
y
social de APARIENCIAS. No se habla de las cosas sino de sus imit
genes

impuestas por la publicidad y por la propagandá que
se
injertan
en

la
información. · ' · · ·· '·
' Estamos habituados de tal modo con est~ civili,,..ción de fa
· imagen y este mundo de la información que terminamos peri!.
sando y viviendo .como si. lo imaginario fuese lo real y la infor­
macÍÓIJ
la experiencia. J;l fenómeno , ~ .. produce lo mismo en las
democracias

liberales que en las democracias comunistas.
Lo que
nos

amenaza no
.. es

la lúcha
.de clases, el ·materialismo, la igno,
rancia,
sino la pérdida. del ~tido, de lo r~. El mundo de la
información es
el mlllld;, de Narciso. El hombre no ve más que
su propia
imagen. En un mundo de éspejos que únicamente nos
reflejan a nosotros mismos y
reducen·. el •campo de la .e,¡perien­
cia

al YO,
el único ídolo que, junto con el colectivo, donde se
proyecta ampliado de forma
desmeruradamente .agrandada, sus
tituye

a Dios. Nacido del individualismo, este mundo vuelve
a
él. Jamás se le ha apartado un solo insiánte. . .
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