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Número 213-214

Serie XXII

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¿Hacia una nueva metafísica? Teoría de la habencia

¿HACIA UNA NUEVA METAFISICA? TEORIA DE LA HABENCIA
P,OR EL
P. TEÓFILO UR})ÁNOZ, o. ,J.>.
El profesor Agustín Basave y Fernández del Valle es conocido
como brillante pensador cristiano
y uno de los más destacados
fil6sofos de
México, en

la actualidad rector de
la. Universidad
de

Monterrey.
Lleva ya

publicadas numerosas obras desde su
primer ensayo sobre Unamuno
y Ortega ( de su doctorado en
Madrid), continuando por variados
estudios sobre
el existencia­
lismo, sobre Pascal
y fil6sofos !llemanes modernos, y entre sus
obras te6ricas descuellan una
Filosofia del hombre,, Metafísica
de
la muerte,
etc.
Su producci6n culmina ahora con un
Tratado de Metafisi­
ca (
1 ), vasto, y macizo libro que ,marca, su plena dedica.ci6n y
entrega ejemplar a
profundi.zar .en la alta filosofía. Ha tenido
la. gentileza

de enviarla a esta direcci6n.
Se trata,
srn duda,

de una extensa y
origrnal exposici6n
de
la metafísica en la que el autor hace gala de amplia informaci6n
en las corrientes del pensamiento moderno en los cuales se inspi­
ra, c~n ba~e, además,. en diversos tratados neoescolásticos. La
origrnalidad mayor estriba en el . subtítulo, que oaracteriza la
trayectoria entera de la obra:
Teoría de la Habenda. El profe­
sor Basave pretende construir una nu.eva metafísica sobre su ex-
_ (1) Agustín-B~ave-y --Fernández del Valle, Trat'ado de Metafísica.
· T_eorla de_ la. Habencia. Prólogo de Ismael Quiles, S. J., México, ;Editorial
Limusa, 1982, pág. 444. El P. Quiles alaba mucho el hallazgo del pro­
fesor Basave y Fernández versión metafísica de la in-sistencia, que dice ser afín a la del a'utot.
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P. TEOFILO URDANOZ, O. P.
traña teoría de la «habencia», en que descubre «una base nueva,
y creo que la última de la metafísica». Ya nos la había dado a
conocer en el Congreso mundial de Filosofía de Córdoba
(Ar­
gentioa),

en
1979, y aquí ha llegado a desarrollar su entera in-
vención nietafísida:·,. ' '·
Tan novedosa y sorprl!siva noci6n de'. la «habencia» no anda
catalogada en ninguna escala,
ele. ,q,.tegorías. Basave,

empero,
la
ha descubierto y vislumbrado· en' ;lla la clave de bóveda y «pun­
to de
parti la
'b~laíísica~~ J clítl prioridad incluso sobre el
concepto del ser. Y, como descubridor,
la ha bautizado con tan
feo nombre. La metafísica, proclama, «es
la ciencia dé la haben­
cia· en cuáiltÓ. habJiicia>> · éh ·lugar \1e· ser· ciencia del· set, en: cuanto
ser. El tél;)nino recorre toda la obra como enfoque nuevo de las
cuestiones.
'EL principio de 'priorielad ele la habencia sobre el ser
ilümina las
tefleltlones de .nuestro. filósofo. .
Dada
la

novedad
del téfniino y lo · fundamental cÍe .su sig­
nificado,
el. autor ha tenido: c;iridado de jus.tiflca:rlo y explicat
de mil nÍoclo~ y variedad ele .bc~r~siM.es L,. nueva estructura me­
tafísica.

La
intuición le ha venido dé una interpreiaclón desacer­
tada
del verbo castellano haber, eje! q\le viene él presente hay
con. !os tiempos pasado y futuro: ha 'habido y habrá. Tal'verbo
tqndona
con abundanw pc;,ll.semia: .

es verbo auiilliar, significa
tener o· la posesión ( sentiµo aquí deséartado) y da lugar a esa
f9rm~. impersonal. hay. den.orando 'cilalquie¡: psa. existente. En
cal)lbio, la· forma suJ,stantiva es cÍe ex,treina pobreza. · ·
Para

suplir
e;ta · falta

ha acuñado
Basa ve. el' sustantivo ha­
beJZcia;, co.nstruyendo en torno ¡ él su nueva .especulación me­
tafísica.
La ha henda tendr,á li.. misma \lllÍversalidad. ele! «hay»

y
vi~ne a

ser
d estrato .último. que comprende . todo 1o que «hay»,
todos los ,entes
e,¡istentes y' posibles;

el «hay>¡ es lo más general
que podemos decir. Es por ello la base acogedora y fundamen'
tal

de todo. el gran
te¡na de la metaf.{sica.
¡ . Las frases de descripcipn se .acumulan de continu.o para de­
cirnos lo que es
la habencia: «El hay . .el campo de la habencia
está antes que el·
sel" tal,.·que la taleidad de L, cosa. El campo
de
la habenda ábárca no· tan sóló la cosa real, sinó también el
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Fundaci\363n Speiro

¿HACIA UNA: NUEVA METAFISICAP
ente ider4,: .. cl.: enfe Pf)sible. y . el ente ficticio. La habencia es el
conjunto indiscr~ de todos. ,los entes y de todas las. posi'
bilidades,

la forma general de presentarse
el ente y la ,posibili­
dad,
la, esttuctura de

ofrecimiento ,primordial. La habencia no es
la
esenci~, ni la !lllÍdad estructural de las cosas, sino el modo
primario de. entrar en presentación dentto det contexto... Las
cosas reales, los entes ideales -los valores, los números, las
figuras geométricas-,
.los hechos históricos y

las posibilidades
aparecen en el hombte en, el campo de la habencia».
Por ello emplea
la fórmula .de definición más concisa: «La
habencia

es
la · totalidad · de los .. entes. y de las posibilidades en
sus. mutuos
.condicionamientos». Una !lllÍdad 'trabada, condicio­
nante.

y totalizante,
la unidad de todo cuanto hay en el mundo,
es
decir, de

«todo lo
habido y por haber». También la llama
a -veces -«sustancia finita primordial» o «sust@cia ·primera»,._no
por . considerarla como sustancia .. en sí, sino porque contiene· il
todos los entes particulares en tcitalidád sintáctica y porque to­
dos los entes

se
attualizan y realizl
·su presencia en· la haben­
ciá. De ahí que le aplique la expresión de Karl Jaspers: Es . el
horizonte omnienvolvente, el horizonte finito en que «las reali­
dades particulares muestran su consistencia última que las hace
ser reales en la habencia, en' la '·totálidad de todo cuanto hay».
Y ¿no es entonces dicha habencia la misma totalidad de los
seres, lo

que
se expresa en, la
fórmula clásica del ser en
aianto
ser? Bl profesor Basave muestra un cláro . desdén y fuerte reac'
ción

crítica contra esta fórmula·
atistotélii::o-tomista. qué señala
también

la totalidad de los entes
y' define d objeto de la me­
tafísica. Según él, la
métafísica se ha de definir como «teoría de
la habencia en cuanto habencia», no como ciencia del ser en
cuanto ser.
En efecto,. la fórlnul>a dél' ser

en
·cuanto ser repre­
senta,

según
él; mera abstracción conceptual y ninguna abstrac­
ción

o concepto abstracto
puede ser fundamento de
la realidad,
ni
base de una· ciencia de los entes
teálés. Por eso se desvió la
metafísica de

pasados· siglos
hada un conceptualismo esencia~
listá,

orgien
· del nominalismo. Sólo

la habencia expresa el
con­
junto·

de
Jos·: serés

concretos
y se, configura comQ «el universal
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P. TEOFILO URDANOZ, O. P.
concreto» que incluye el ser real de . cada ente y la totalidad de
de los seres finitos, implicado un Ser fundamentante que lo fun­
damente. Además de la
habencia, nuestro

autor admite, siguiendo a
Zubiri, categoría de
realidad como un prius ontológico anterior
al ser; pero
tal prioridad de la noción de realidad sobre la del
ser la asume y absorbe en su nuevo hallazgo de la habencia,
que incluye
la totalidad de las realidades y posibilidades con
todas sus articulaciones. La influencia de Zubiri se hace paten­
te asimismo en la crítica de la fórmula tomista de «ser en cuan­
to ser», o ser en común, duramente rechazada porque implicaría
substantivar una abstracción universal, un concepto vado de ser.
Se ha de- hablar en lugar suyo de «ser en cuanto ser ooncreto»,
que hace referencia a la totalidad de los entes concretos y con­
tingentes de la experiencia, y ello viene a confluir en la noción
de
fa habencia, que «antes que un concepto, es una totalidad
concreta y
finita,· algo
así como un colectivo de entes». El in­
terés por una metafísica de lo concreto y el horror a toda abs­
tracción, que es la dominante en el pensamiento moderno, sub­
yace también en dicha crítica.
* * *
Tal es, en sumaria indicacióll, fa nueva teoría e invención
de la habencia que ha ideado el doctor Basave como clave y
punto de partida de la metafísica. No se trata de un principio
lógico
· de

explicación, sino de una importante entidad real. «La
hábencia no es en absoluto Utla súbstancia, pero todas las subs­
tancias existen en
la habencia cómo espacio-tiempo
universal.
Cabe, en consecuencia, hablar del horizonte de la habencia». Su
definición más común fue dada como totalidad de los entes rea­
les
· o

posibles que engloba
el universo visible, algo así como
el mundo visible en unidad articulada. Peto los entes del mun­
do son sustancias ( con sus accidentes reales en que se incluyen
el espacio y el tiempo) y los
entes posibles

son simples ideas
que no pueden connumerarse con los seres reales. Si no es sus-
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¿HACIA UNA NUEVA METAFISICA?
tancia ni el conjunto de sustancias que pueblan el mundo (indi­
vidualidades heterogéneas distintas de la habencia), la habencia
sólo se configura como el envolvente de todas ellas, según la
expresión tan reiterada, especie de recipiente hueco de todas,
que no debe entenderse en sentido material, pues caeríamos en
la imagen vulgar y bíblica de la « bóveda celeste». Queda sólo
por situar a la habencia en la línea de relación o conjunto de
de limite,

horizonte
finito, etc.;
relaciones todas negativas, pues
las rdaciones reales se adhieren. a las sustancias; los entes son
finitos, limitados por sí mismos y se extienden y articulan en el
espacio por sus mutuas acciones y reacciones.
No es posible, pues, artibuir más realidad a la habencia que
la de mera relación de razón fundada, pues la noción de todo
no tiene más realidad que
la de snma de las partes, es decir, de
un todo relacional.
¡ Y a este ente de razón le asigna nuestro
autor un papel capital en la explicación metafísica del mundo,
de toda
la realidad finita de las cosas! Lo presenta como el pri­
mer inteligible, base de una
verdader~ cosmovisión

culminante
de la experiencia humana. Habla de la habencia en cada página,
como el necesario enfoque iluminador de todos los problemas.
Claro es

que su función sigue siendo indefinida
al cabo de tanta
verbosidad «habencial», un añadido estéril
y vado, sin el cual
las cuestiones se esclarecen igualmente. Basta sustituir la haben­
cia por «el mundo», lo que existe,
y la exposición tiene el mis­
mo

pleno sentido.
* * *
No obstante, dicha tenaz y monótona apelación a la haben­
cia, la amplia obra del profesor Basave sigue siendo un profun­
do tratado de metafísica, una auténtica ontología o filosofía del
ser. En los primeros capítulos,
al margen del confusionismo del
análisis de
In habencia, se esboza una valiente defensa de la me­
tafísica con enérgica refutación de Kant, del existencialismo
y
neopositivismos actuales, que han minado la visión de la reali­
dad ontológica
y obstruido el camino a la concepción del Ser
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P. TEOFILO URDANOZ, O. P.
divino. Por lo demás, entrac!o ya en materia y pasada la primera
inquina contra el concepto abstracto- de ser_ en cuanto ser, en
lo restante
y ya desde el capítulo 8 (la obra consta de 26 ), fa
metafísica del ser recobra todos sus_ derechos,· aunque envuelta
en la ornamentación espúrea de la habencia. Al fin, dice, «la
actualidad ,de la habencia en el mundo es el
_ser, pues se trata
siempre del ser de lo
q\le hay».
Basave

habla de
ordinario del

«ser de los entes» por especial
referencia a los seres concretos de la experiencia. Pero «el ser
concreto» está c;n todos los e1_1tes como principio constitutivo
de la realidad de todos ellos, ya que todos son determinaciones
del ser que penetra todos
los entes
y los trasciende, El ser es
en cada ente y en todos, ellos como unidades estructurales de ser.
Desde esta noción cabal del ser, B~save traza una exposi­
ción concisa, pero acertada, de esa metafísica del ser: Las pro­
piedades trascedentales del ser, la estructura ontológica del ser
finito, su composición real de esencia y existencia como prin­
cipios distintos, los predicamentos metafísicos de substancia, sub­
sistencta y accidentes, la analogía de los entes ( no del ser abs­
tracto que para él no contiene los entes); y descendiendo a la fi.
losofía natural,

los modos de ser real o los distintos estratos de
la naturaleza,

desde lo material y sus elementos físico-químicos
hasta la filosofía del espíritu encarnado. Sin omitir el estudio
del dinamismo en el
mundo,. o

el análisis de
bis causas
y de las
leyes de esta dinámica natural en el espacio-tiempo.
Un aspecto que más resalta en
el tratado de Basave y donde
se trasluce su espíritu cristiano es
el tema de Dios, que surge
un poco en todo el desarrollo. Desde el principio recalca que no es
el olvido del ser, de que hablaba Heidegger, sino el olvido
de Dios
el mal endémico del pensamiento moderno. El proble­
ma

del ateísmo no tiene sentido sino por la negación de toda
metafísica,
mucho menos

lo tendrá en su teoría de la habencia,
que apela
inmediatamente al

«Ser fundamental y fundamentan­
te», pues la totalidad de los entes que constituye la habencia
y cuya esencial característica viene dada por la contingencia,
exige necesariamente la causa suprema.
Lo que hay es la haben-
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¿HACIA UNA NUEVA METAFISICA?
cia; lo que hace que haya es la Trascendencia. El «hay Dios»
es más originario que el «hay ente» o el «hay ser», porque Dios
es el que hace que haya. Y parte notable de
la. obra es una
«teología metafísica» en que el .autor desarrolla las pruebas de
la existencia de Dios y la síntesis de los
atributos divinos

que
culminan en
la doctrina de la creación.
Los temas de
la metafísica tradicional son IISÍ expuestos por
nuestro autor con breves y vigorosos trazos y en estilo lúcido
y moderno -no exento de neologismos y original locución­
• la vez que con abundante información y especial preocupación
a los problemas actuales. Nuestro filósofo, en efecto, desenten, diéndose de la estricta metodología
metafísica, que

es la abstrac­
ción inmaterial o de tercer grado, presenta también una
onto­
logía

«expansiva» que abarca asimismo breve «antroposofía
me­
tafísica»

-versión de la anterior filosofía del
hombr<>-, junto
con

los problemas existenciales de
la angustia
y la esperanza, de
la muerte y el deseo de eternidad
feliz, fundamento de la inmor­
talidad

personal; y hasta una
metafísica del
amor, de la esencia
de la sociedad y una metafísica de la historia, lo
mismo que
antes

expuso una filosofía y
física de

la naturaleza. Es que, para
el profesor Basave,
l metafísica

se extiende a una «doctrina de
salvación» que envuelve en cierto modo ética, religión y santidad. Toda esta temática, la tradicional
y la expansiva, es tratada
con lúcida reflexión y equilibrada articulación, sin que se
apre­
cien mayores fallos o desviaciones, aparte ·de numerosas inco­
herencias y del consabido y monótono enfoque desde la habencia.
No obstante, tal ficticia perspectiva no desfigura la doctrina, si
se tiene en cuenta que con ese inútil término· se entiende sim­
plemente el mundo de lo existente y contigente, objeto de la
reflexión filosófica. Subrayemos que tal innovación no permite
al señor Basave pretender y airear que ha construido «una
nue- .
va

metafísica», cuando toda su especulación se encuadra en
la
metafísica cristiana, tradicional y sustancialmente tomista, fuera
de imprecisiones menores
y dos básicos errores.
Los dos errores han sido ya apuntados como punto de
par­
tida.

Uno, el rechazo de la noción universal de ser, objeto de
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P. TEOFILO URDANOZ, O. P.
la metafísica, como concepto abstracto; vacío de contenido real. Nace de desconocer el proceso de abstracción analógica de la
idea general y omnicomprensiva de ser, que incluye todos los
modos de ser reales, posibles y hasta entes de razón, en una semenjanza común y actual aunque confusa compresión de todos
sus modos desemejantes. No se da cuenta que bajo
la razón de
ser nombramos y significamos todas las formas de entes parti­
culares cuando les atribuimos el ser, porque todos son ser y no
hay nada fuera del ser. Basa ve sabe muy bien que nuestra
in­
teligencia sentiente y racional sólo conoce las cosas, aun las sin­
gulares empíricas indirectamente, por conceptos más o menos
universales, pero siempre representativos de lo real. Y el con­
cepto por su haturaleza es abstracto. La aversión al abstractismo
o rechazo de todo concepto abstracto es polarmente opuesto a
un talante metafísico, de que hace gala el señor Basave. De ahí le
ha venido el otro

gran desvío, la desafortunada
'invención de
la habencia, que quiere sustituir al ser. Fácilmente
se advierte que procede de una mera
confusión filológica, de un
enredo gramatical. Porque el infinitivo «haber» y forma presen­
te «hay», de que vendria la habencia, sólo tienen sentido de
algo distinto de ser, en castellano y en una forma paralela del
francés
(il-y-a). Las demás lenguas europeas traducen tal forma
impersonal por
d verbo ser: italiano, c'e, ci sono; alemán, es ist1
es sind, o las acepciones equivalentes es giht, es geben; en in­
glés, to have, signilicando to exist, to be, it is, etc. Tal gramá­
tica nace del latín, que
desigha la

existencia impersonal tam­
bién con el verbo ser: est, sunt, aunque también usa las mismas
variantes, datur, habetur.
De todo ello resulta que el «hay» castellano no designa al­
guna entelequia especial, sino que es la expresión impersonal
del ser
fáctico, del

existir de las cosas: hay manzanas, hay una
casa. Y toda
la lucubración de nuestro profesor sobre la ha­
henda
como substantivo
del «hay»
cae por
su base. El ser
concretizado a un singular o eseHei,r,sensible es la primera apre­
hensión de nuestra mente; y todas las cosas son ser, fuera del
cual náda hay.
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¿HACIA UNA NUEVA MET AFISICA?
Fuera de esta notable laguna y conato fallido de novedad,
hemos de resaltar, no obstante, la gran calidad de la profusa
y
original obra del profesor Basave, presentada con honda refle­ sión
y esmerado lenguaje literario español ( con lamentable falta
de análisis lingüístico)
y, que sin duda, viene a revalorizar la
disciplina metafísica, tan desdeñada en el pensamiento moderno.
Felicitamos con toda simpatía
y respeto a su autor por su
valioso esfuerzo de exposición. Con nuestra sincera felitación
sólo desearíamos la ulterior reconsideración de su doctrina, libe­
rada del pesado fardo de la nueva entelequia.
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