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Número 217-218

Serie XXII

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Eugenio Vegas Latapie: Memorias políticas. El suicidio de la Monarquía y la Segunda República

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Eugenio Vegas Latapie: MEMORIAS POLITICAS.
EL SUICIDIO DE LA MONARQUÍA Y LA SEGUNDA REPÚBLICA(*)
Por fin, tras 'larga espera,, vemos cumplido un deseo, pues du­
rante muchos años nos
preguntábamos incesantemente:
¿empezó
Eugenio sus memorias? El primer volumen, de los tres que al
parecer
e~cribirá, ya

puede leerse.
Eugenio Vegas representa, sin duda alguna, la fidelidad por
antonomasia. Fidelidad a unas ideas -las del Derecho Público
Cristiano-- mantenida a lo largo de toda una vida gastada en su conocimiento, en su difusión y exposición, y en
_el combate por
ellas,

y que cuando consideró que el deber se lo exigía, llegó a ha­
cerlo con las armas, en primera fila, por tres veces, primero en
Somosierra, luego en una bandera de la Falange y, por último, con
nombre supuesto en la Legión, cosa que en sí misma otros mu­
chos españoles hicieron, pero que reviste mucha mayor impor­
tancia si se considera su condición de Capitán Auditor del Cuerpo
Jurídico Militar, que le bastaba para no
ir al frente, dado que
dicha obligación castrense es de otra naturaleza. Fidelidad a unas ideas nunca abandonadas, pues aún después
de su retiro de la política activa, nunca cesó en su labor doctrioal
-<:oncebida como

auténtico apostolado, tal como él mismo ex­
plica en sus memorias- enseñando la importancia fundamental
de la doctrina, el distinguir las ideas verdaderas de las falsas, el empeñarse hasta el
final en la difusión y defensa de las primeras
una vez que se han conocido. Y, ciertamente, hemos sido muchos
los que a lo largo de los años; bien en su casa de Gurtubay, bien
en Speiro, o en ambos lugares, hemos asistido a verdaderas lec­
ciones magistrales, con las que enseña a todo aquél que quiere
escucharle.
Resumir estas memorias o espigar en ellas este o aquel otro
acontecimiento, sería tarea ardua
y enojosa. ¿Cótno condensar
una sucesión de acontecimientos en los que se vio inmerso el
(*) Planeta (Colecci6n Espejo de España), Barcelona, 1983, 328 págs.
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autor, que han sído relatados con exactitud, precisíón y breve­dad? ¿Cómo entresacar algún hecho entre la innumerable
canti·
dad

de acontecimientos a cual más ínteresante?
Cualquie¡: íntento
de
tal naturaleza estaría destinado al fracaso, al no poder lograr
su objetivo, o quizá al falseamíento de lo relatado por su autor ..
Y

es que a lo largo de sus
págínas vemos,
entre otros episo­
dios, la situación de la Dictadura y su caída; la vida vegetativa y
enferma de la Monarquía; su lento suicidio y el advenimiento de
la República al despojarse aquélla de su corona, que solamente
en eso representaba a la auténtica Monarquía; el levantamiento del 10 de agosto; José Antonio
y la naciente Falange; la demo­
cracia

cristiana de Angel Herrera; el nacimiento de la reacción,
de una reacción contra un desorden de cosas que presagiaba ya,
dados los caminos sín retorno en los que se empeñaba la Repú­
blica, el Alzamiento como única posibilidad de un resurgir del ser de España y -nada más
y nada menos--que de poder volver
simplemente a vivir. Pero, sobre todo, la preparación, el naci­
miento y el desarrollo de una obra nunca suficientemente elo­
giada,

que fue
Acción Española, cuya figura central fue, sín duda
alguna,
Eugenio Vegas, cuyo impulso y tesón la hicieron posible,
como
se trasluce

de sus memorias, pese a la humildad con que
el autor las ha escrito. El «hoy he estado trabajando para usted»
que le decía Maeztu, expresaba clara y concisamente dicha rea·
lidad. Por ello, dada la cantidad de acontecimientos relatados y
ex­
plicados,

dáodonos noticias de muchos hechos que solamente el
autor conocía o podía contar, todos ellos vividos por él, me
in­
teresa destacar algunas cosas ·que considero más importantes y
que constituyen, a mi juicio, como el hilo conductor de estas
·Memorias politicas, por encima no ya de anécdotas que revelan
la personalidad de aquellos a quienes se refieren, sino, incluso,
de hechos históricos de especial relieve e importancia que abundan
en estas memorias.
Y de estas cuestiones, unas se refieren al autor y otras a la
acción política. Pese a que las Memorias politicas de Eugenio
Vegas no tratan de ser una justificación personali ni un -«descargo
de conciencia», por otra parte ocioso en quien fue relegado, trai­
cionado y olvidado por muchos de quienes decían profesar y de­
fender

-y algunos profesaron y defendieron de corazón, aunque
otros jamás creyeran en ellas-- las ideas de las que Eugenio
Vegas hizo su causa, razón por
la cual ningún peso lastrará su
conciencia, no obstante a lo largo de estas páginas que relatan
lo que el autor vivi6 y en lo que él intervino -pues su protago·
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nismo doctrinal y político fue intenso y continuo- revelan su
personalidad. Y de
ella destaca aquello que hizo posible su gran
obra
qu~ fue Acci6n Española.
No cabe obra alguna que no sea fugaz e ineficaz que sea fruto
de
la improvisación.
Nada más lejos de Eugenio Vegas que improvisar. La forma­
ción doctrinal capaz de cuajar en unas élites directoras que cam­
biaran
la historia de España tras doscientos años de falta de
una auténtica clase dirigente, constituía uno de los pilates sobre
los que era preciso edificar para volver al
ser. de

España. A esa
tarea de formación doctrinal se dedicó Eugenio Vegas desde su
juventud. Era preciso saber qué era lo que se quería construir.
Y para ello era preciso estudiar. No bastaba con cuatro ideas
mal
digeridas,

sin contenido preciso, lanzadas al viento. Era preciso
analizar los males de
España, ver

dónde estaban las causas que
provocaban efectos tan desastrosos,
y poner remedio a los mis­
mos partiendo de principios diferentes plenamente convencido de
que las malas ideas son las que corrompen a
losi pueblos.

Había,
pues, que construir a partir de los principios del Derecho
Pú­
blico Cristiano, pues la religión católica no se limita al fuero
interno de
la conciencia, sino que se expande a toda la vida
política
y social.
Era preciso, por tanto, saber lo que se quería construir: la
Monarquía católica. Era el retorno a la Tradición, diferenciando lo esencial de lo contingente
y accidental. Y saber, por ello, qué
había que combatir:
la democracia, que no es más que una idea
falsa,
y los falsos principios en los que aquélla se basa.
Por ello
y para ello, no cabía improvisación alguna. Y en sus
memorias se traduce el sacrificio y el tesón que son necesarios
para llegar a tener una sólida formación doctrinal, punto de par­
tida imprescindible para poner fin al mal endémico de España,
para poer fin a
la causa del mal, título del editorial del mes de
marzo de
Acción Española, escrito por Eugenio Vegas y que ga­
naría el premio Luca de Tena del año 1936,
y en el que desarro­
llaba la tesis de que España agonizaba por haber olvidado los
verdaderos principios religiosos, sociales
y políticos y de que sus
clases directoras habían abdicado de su
específica misión.
Pero

no todo se reducía a la formación doctrinal.
Doctrina
y Acción, editorial del número 29 de Acción Española, escrito
por Eugenio Vegas, pone de manifiesto que las dos son precisas,
que «la una es complemento de .la otra», porque «acción sin
doctrina vale como edificar en la arena. Doctrina sin acción es
un levantar castillos en
el aire».
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Y no fue, ciertamente, Acción Española un castillo en el aire.
Fue, por el contra;io, un sólido edificio, que si sucumbió no lo
hizo a manos del enemigo descubierto, sino, lo que son las cosas,
en los tiempos en que éste había desaparecido. El mismo Eugenio
Vegas, en el prólogo a la
Antología de Acción Española, editada
en Burgos en 19 3 7, previendo lo que luego ocurriría, reproducía
estos versos de Pemán de
Cuando las Cortes de Cádiz: «Y que
aprenda España entera / de la
pobre Piconera,

/ cómo van el
mismo centro / royendo de su madera/ los enemigos de dentro, / cuando se van los de fuera. / Mientras que el pueblo se en­
gaña / con ese engaño marcial / de la guerra y de la hazaña, / le está royendo la entraña / una traición criminal ... / ¡La Lola
murió del
mal / de que está muriendo España!». Acción Espa­
ñola
jamás consiguió el permiso para volver a ver la luz. Y ese
sólido edificio se fue a pique cual velero al viento, al que con
sus velas desplegadas, se le hubiera dinamitado el fondo. Pero estas
Memorias políticas ponen de manifiesto cómo a
pesar de verse, de estar casi todo perdido, es posible el resurgir.
Santa Juana de Arco decía: «Los hombres de armas lucharán y
Dios dará la victoria». O como decía Maurras, nada hay perdido en política. El solo ejemplo de
Acción española confirma plena­
mente tal aserto. Pero la tarea de formar
Acción Española, como la de cual­
quier obra~ pero máS1 cuando se trata de una gran obra, pone de
relieve que es preciso dedicar a ello trabajo, esfuerz~, tiempo,
en una palabra, entregarse. La constitución y funcionamiento de
Acción Española y de
la sociedad cultural del mismo nombre, auténtica acción política,
muestra que es preciso sortear mil dificultades de toda índole,
aunar las voluntades para aceptar unos principios comunes in­
discutibles, prescindir de toda vanidad personal, pasar por alto incomprensiones y envidias que sólo pueden servir para perjudicar
a la causa.
Acción Española logró reunir en torno a ella lo mejor
de la intelectualidad católico-política de aquella época, constitu­
yendo prácticamente el único grupo intelectual que, con su revis­
ta, su sociedad cultural, sus cursos, sus libros y homenajes, ponía
los cimientos para levantar, nuevamente,
el orden político cris­
tiano y, al mismo tiempo, rechazaba el sistema político imperante.
El mismo Eugenio Vegas, en 1934
había esctito
en
La Epoca
dos editoriales con los títulOs de Restauraci6n, no e Instauración7
sí. No se trataba tan sólo de que no hay buena República y de
que la.

Monarquía, por el mero hecho de haber Rey, . fuera el
régimen que se propugnaba. Nada más lejos de la realidad. La
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monarquía parlamentaria se rechazaba, de ahí que no se tratase
de una restauración. Había que instaurar, de nuevo, la monar­
quía católica tradicional. Instauración de la monarquía católica -tradicional que cons­
tituía
el empeño de Acción Española y de Eugenio Vegas. Este,
en
el segundo de los editoriales citados de La Epoca, recordaba
las palabras de San
Pío X
de que la solución a los males presen­
tes estaba en «restaurar los organismos destrozados por la revo­
lución, adaptándolos a las necesidades presentes», mientras que
habla que
«descartar cualquier hipótesis de retornar a las insti­
tuciones de ayer que, aunque poco dañinas en apariencia, han
sido las causantes del mal actual».
La monarquía así propuesta constituía un sistema en el que
la función de gobierno era «una, perpetua y limitada», según
expresión de Donoso Cortés que Eugenio Vegas ha repetido, ha­
ciéndola plenamente suya, y que nuevamente expone en estas
memorias: «Una, en la persona del rey, que ejercería un mando
responsable; perpetua, en la transmisión hereditaria dentro de la
familia del monarca, para evitar los enfrentamientos derivados de
toda elección; y limitada, por la serie de cortapisas y resistencias
sociales que impidieran el despotismo». Y, añade: «Una monar­
quía así configurada debiera hallarse tan alejada de la parlamen­
taria, en la que el rey viene a ser un don nadie, como de la ab­
soluta, rechazada por el gran pensador extremeño con toda razón».
Con frecuencia hemos leído y escuchado decirle que «los
pueblos son como los quiere su gobierno». Idea que expresa la
influencia que sobre los hombres tienen sus gobernantes, no
porque aniquile la personalidad de sus súbditos que dócilmente acatarían sus mandatos y en la medida de la bondad o maldad de
aquél lo serían éstos, sino tanto por el ejemplo virtuoso o malé­
fico, según que fomente en sus súbditos todas las buenas cua­
lidades o permita o empuje a las malas, como por el reconoci­
miento, respeto y fomento de sus libertades concretas, o, por el
contrario, restrinja o suprima dichas libertades y, sobre todo,
por el fin hacia el cual se proponga dirigir a la sociedad.
De ahí que, sin olvidar en absoluto las diversas actividades
personales
y sociales de toda índole que era preciso efectuar en
la sociedad para el restablecimiento de auténticas libertades con­
cretas, se pusiera el acento en
una formación

doctrinal, dirigida
principalmente a la política, al cambio de sistema de gobierno,
que una
vez conseguido,

haría posible, eficaz
y duradero, todas
las demás cuestiones que se debatían en la España de entonces
relativas a
dichas libertades. Era el politique d'abord, de Mau-
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rras, el «antes que nada, politica», perfectamente entendido, pues
no se trataba de que
la politica fuerá lo más importante, sino lo
prioritario. Doctrina y acción politica, además no de cualquier
signo, sin'o católica.
Sin duda, por esa entrega, por esa dedicación a tal tarea,
Pemán le dedicó sus
Cartas a un escéptico, llamándolo novio de
la monarquia.
Pero de una monarquía que no era una abstracción,
ni una reliquia, ni una «república coronada», sino de una reali­
dad que existió y podía volver a ser, con sólo poner los medios
adecuados para
ello. Tal

fue la tarea que
Acción Española, con
Eugenio Vegas a la cabeza, se propuso.
Así, pues,

además de la amenidad con que están escritas, de
los datos aportados, en suma, del interés general que encierran
estas memorias, escritas por quien vivió y participó activa e im~
portantemente en la politica, durante estos años de la historia
de España, vemos expuesto
la importancia de las doctrinas, de
la formación intelectual
y, por supuesto moral, de la importancia
del sacrificio, el tesón, la perseverancia, sin las cuales ninguna
acción
eficaz es

posible.
Es de destacar, por otra parte,
la delicadeza con la que han
sido escritas; delicadeza que llega al extremo, en alguna ocasión,
de silenciar el nombre o los nombres de algunas personas que en
el libro salen a relucir, al relatar alguno de los episodios de los
que Eugenio Vegas fue testigo
y protagonista de excepción, y en
los que la persona cuyo nombre no se indica, no puede quedar,
ciertamente, bien.
La lectura de esta apasionante obra, lectura obligada, sin duda
alguna, para
todo amante de
la verdad y para todo aquel que
quiera conocer un poco mejor
la historia reciente de España,
constituirá un verdadero placer. Y nos hará desear poder conti­
nuar leyendo los siguientes volúmenes que le seguirán.
EsTANISLAO CANTERO
Randle, P. H. y otros: LA ENCICLOPEDIA
Y
EL ENCIOLOPEDISMO (*)
Es conocida por los lectores de Verbo la Asociación argentina
OIKOS, dedicada inicial
y básicamente a la promoción de estu­
dios territoriales y ambientales. No lo es menos su director el
(*) Ed, Oikos, Buenos Aires, 1983, 176 p,!gs,
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