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Número 217-218

Serie XXII

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Salvador Borrego: Metas políticas

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sombrero o gorra a un zapato: pero no es menos cierto que el
público debe ser advertido
de esos cambios, y si no se le advierte
se le engaña; pero si se le advierte se pierde el
tiempo: ¿pues
pata

qué
sirve cambiat

las convenciones del lenguaje antiguo? Y
afirmaba que la democracia no es más que una idea falsa, seña­
lando que
la misma palabra democracia tenía por sí misma un
incontestable poder de disolución y de corrupción, indicando que
no podía ser empleada por quienes pretendían organízat la so­
ciedad, pues organízat ésta significaba destruir la democracia.
EsTANISLAO CANTERO.
Salvador Borrego: METAS POLITICAS (*)
Salvador Borrego es un prolífico autor mejicano sumamente
conocido en todos los ambientes contrarrevolucionarios. Esta obra
tiene un especial interés, mayor que el de nuestra opinión, en otras
obras del mismo autor, en las que trata con especulaciones más
o menos indemostrables ruando se trata de ciertas fuerzas ocultas,
que desde luego existen, pero que
al no poder probatse sus ac­
ciones con hechos concretos, dan pie al ataque de los escépticos.
En este libro señala aspectos sumamente concretos del Méjico
actual, de la situaci6n de abierto camino hacia el socialismo que
lleva dicho régimen, resultando muy útil para los lectores espa­
ñoles, y todo ello ilustrado con datos y acciones muy concretas. Y a en el capítulo
l.º, y destrnyendo tópicos al uso, se ve que
la famosa revolución mejicana fue prostituida en sus fines, y que los legendarios caudillos, hoy caídos de lleno en el tópico, como
. Orozco,

Villa y Zapata, fueron utilizados
al verdadero servicio
de un régimen que se demostratía implacablemente más autori­
tario, despótico y anti-popular que el de Don Porfirio Díaz. Un
personaje clave fue Ricatdo Flores Magón, verdadero operador
y manipulador de la ignorancia de los revolucionarios. Ya em­
pieza en esta época, incluso en el período de Carranza, a iniciarse
algo fundamental para la conquista de la sociedad, y es la defor­ mación y control de la enseñanza, la inoculación a la juventud a
través
· de

medios pretendidamente asépticos, del socialismo, y del
determinismo evolucionista como origen de la sociedad y del
hombre. El capítulo
2.° nos

ilustra de forma muy nítida sobre los
(*) Editori>I: Tradición, Méjico, 1983, 123 págs.
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procedimientos marxistas clásicos, adaptados esta vez a Méjico,
y resulta, para nuestra opinión, uno de los postulados más im­
portantes de
la obra, como es la destrucción del tópico de que
después de un sexenio revolucionario sigue otro sexenio del nuevo
Presidente, de signo distinto moderado. Al período casi revolu­ cionario de Echevarría le siguió el de corrupción, desastre
y
abierto socialismo de López Portillo. Antes la ayuda del Pre­
sidente Ruiz Cortines al dictador Fidel Castro Ruz, resulta tan
sumamente significativa, que no se trata de una mera anécdota
en la política exterior, sino el cumplimiento de un objetivo claro
en la estatización de la sociedad mejicana
y la destrucción de la
propiedad privada.
En su capítulo 3
.° nos

presenta a uno de los personajes más
desastrosos de la historia mejicana, cual es
el ambicioso y vehe­
mente ex-presidente

Echevarría, de quien se recuerda su furibun­
da
y agresiva postura contra la España del régimen anterior con
ocasión de la ejecución de unos terroristas, del rompimiento de relaciones con el Chile del General Pinochet,
y en quien se ve
como en nadie la política de los dos
. pesos y las dos medidas,
pues si a todo dictador de signo derechista se le considera odioso
y condenable, no así al juzgar cualquier dictadura de izquierdas,
en que todo es positivo, eficaz
y al servicio del pueblo. La des­
trucción de las creencias
y de los ideales tradicionales en la ju­
ventud fue obsesivo en este período, en el cual se ve claramente
por su desprecio a
la Constitución mejicana que es el ejecutivo
quien maneja
la Constitución, y no a la inversa.
En el capítulo
4.° vemos

cómo la causa de los desastres no
está en los hombres, sino en el sistema1 y la traición de los
clérigos -nos recuerda la acertadísima frase de Rafael Gambra al titular un capítulo de su magistral obra «los mitos
y el len­
guaje»- con la nefasta actitud del obispo de Cuernavaca, el tris­ temente famoso Méndez Arcea, consumando la traición a la Igle­
sia, quien frente a la reforma de los textos escolares en un sen­
tido

laico, mejor dicho, ateo, dio garantías de que «no se permi­
tirá ninguna protesta colectiva a los católicos, ni por parte del
clero».
Otro asunto de enorme interés tratado en el capitulo 5.0 es
el de la inflación galopante, que incide de forma claramente des­
favorable siempre desde las clases menos favorecidas,
y como de
forma que

nos recuerda la situación española que se sube des­
mesuradamente
el· precio

de los combustibles
-aún más asom­
broso en un país rico en
petróleo-, con la excusa de · que los
ingresos extraordinarios se dedicarán a financiar obras sociales,
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que luego no se ven por ninguna parte. La orgía de Entidades pa­
raestatales, de creación de orwmismos burocráticos, lleva al ca­
mino del socialismo, camino que está ya muy cerca de su reali­
zación en Méjico, donde ya el 75
% de la producción nacional
es propiedad del Estado. En los capítulos sucesivos se aoaliza
el desastre total qoe afecta al pueblo mejicano, a través de las
mayores arbitrariedades. La economía del país, llamada economía
mixta, vino siendo deliberadamente modificada en los últimos sexenios. Al terminar el período de Díaz Ordaz el gobierno tenía
el 26
% de la riqueza nacional, controlada a través de sesenta
años de Revolución. Luego Echevarría aceleró el proceso y logró
el 50
% de los recursos totales. Y con López Portillo la partici­
pación oficial en la econonúa subió aproximadamente al 75 % . El resto queda en manos de
la iniciativa privada, pero ya en
alto grado depende del régimen, del cual recibe o no créditos y
es abastecida o no de materias primas. «El poder del gobierno
en el área económica es ya definitivo y casi total.»
1ll tema

obsesivo de los «economistas» de este sistema es
siempre el que nos referíamos de la elevación de los combusti­
bles, diciendo que es necesario para disminuir el consumo,
y una
serie de tópicos más, de nuevo el libro de Salvador Borrego nos
recuerda la situación española, en la cual cuaodo se produce una
disminución en el consumo de gasolina-auto, se nos dice que for­
zosamente habrá de elevarse el precio de la misma para compen­ sar la falta de ingresos derivada del menor consumo, y si a pesar
de todo el consumo aumenta o simplemente permaoece estacio­
nario se nos dice que el gobierno
tendrá que

tomar medidas di­
suasorias para evitar el consumo. Los «economistas» oficiales
lanzan enseguida la frase de que «hay que pagar precios reales
por
la energía», y que más querría el pueblo que pagar esos pre­
cios reales

por la energía, ya que los precios que se pagao son
totalmente ficticios e incrementados monstruosamente para sa­
tisfacción de la voracidad insaciable del estado Leviatán. Cuaodo se produjo en Méjico el pasado año la estatización de
la baoca, se ha podido comprobar que dicha estatización carecía
de toda lógica .. Exami,nada serenamente, la estatización no te­
nía ningún efecto benéfico. No generaba dólares, ni creaba riqueza,
ni infundía confianza. Su único
fin práctico,. inmediato, era glo­
rificar al Presidente e impulsar la socialización de Méjico. Te­
niendo el gobierno· en sus manos todo el sistema
bancario nacio­
nal,

dispone del poder de otorgar crédito o negarlo, según sus
preferencias políticas.

Inmediatamente, y aote la posibilidad de
que se pudiese
recurrir jurídicamente la arbitrariedad, el poder
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judicial entregado al gobierno, y por boca del Presidente del Tri­
bunal
Supremo, se apresura a decir que el amparo no procedería.
Por otra parte, los banqueros mejicanos han callado, habiéndose
llegado a este punto por
la política de debilidad, y de concesio­
nes y de contemporización con
el afán de no molestar nunca al
poder, de no crear nunca problemas, y, en fin, así se ha llegado a
la situación actual.
El· ejemplo

para España es también evidente.
En
el último capítulo se observa cómo este silencio de los
grandes banqueros es uno de los síntomas de que se está nego­
ciando buscando una reconciliación con el régimen. Ese probable arreglo entre los banqueros eminentes y
el gobierno (aunque no
participen los accionistas de los bancos), puede operar como un disolvente de la solidaridad entre los diversos sectores de
la ini­
ciativa

privada. Seria una especie de «desactivante» de la incon­
formidad actual y del intento de defensa. Se trata de destruir
con dicho socialismo a los defensores de
la libre empresa, y así
separar a la banca
·del empresariado,

con lo
cual el fin de la obra
está contado de antemano. Por otra parte, toda esta crisis, con­
tribuye cada vez más al empobrecimiento de la población, a ar­
chidemostrar
que el socialismo produce miseria, y siempre a la
pérdida de
la libertad. La unión de la pérdida de la libertad y
de la pobreza es una característica axiomática del socialismo, y
así lo vemos demostrado en Méjico, a pesar de que en ningún
foro internacional se ataca a
la dictadura ejercida por el PRI me­
jicano,

faltando los ataques que serían
lógicos a
un sistema como
éste, por parte de los mismos que acusan a Paraguay, Chile,
Uru­
guay,

etc. Según comenta Borrego, el futuro previsible de la
crisis mejicana puede esbozarse en siete puntOS:
l. Por algún tiempo la deuda externa continuará creciendo
con nuevos préstamos.
2. Eso significa una carga mayor de intereses. 3. La inflación (el alza de gravámenes y de precios) redu­ cirá más
el poder adquisitivo del peso.
4. Nuevas devaluaciones hundirán a la moneda aún más del 150 por uno en que se encuentra.
5. La situación puede tomarse
tan crítica que el régimen
podría invocar el «interés social» e imponer radicales
controles o «rectorías» que hoy parecen improbables,
como hace seis años parecía imposible lo que ahora ya
está ocurriendo. (Se hallan en la mira algunas fases del
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comercio; diversas ramas de víveres; la posibilidad de
un parcial racionamiento;
la estatización de colegios y
compañías afianzadoras; la limitación del uso del auto­
móvil,
la reforma urbana, etc.)
6. Si por el desempleo y
la carestía llegan a ocurrir disturbios,
habrá restricción de garantías
y libertades, cosa que afec­
tará a todos.
7. Cuando al fin la crisis amaine, el Estado habrá logrado una posición más fuerte ante una sociedad más débil.
Una obra ciertamente interesante para comprender la realidad
mejicana, con datos fidedignos y con la presentaci6n de hechos
indiscutibles, que es lo que le da verdadero valor documental al libro; y es que en esta obra priva de forma primordial
la ex­
posición de datos concretos que hacen que el libro de Salvador
Borrego sea sumamente
útil para conocer la triste realidad de
la sociedad mejicana de hoy.
ANGEL MAESTRO
Rigoberto López Valdivia: LA QIDEBRA DE LA
REVOLUCION MEJICANA(*)
La obra del licenciado López V aldivia constituye un acer­
tado conjunto de documentación y de análisis razonado al enjui­
ciar unas perspectivas históricas y una realidad actual, tal es la
del Méjico de hoy, en un durísimo alegato contra la Revolución
mejicana
y contra el sistema de gobierno allí imperante.
La obra es
tm conjunto de artículos publicados en La ha;a
de combate, a veces inconexos entre sí, lo que podrla permitir la
lectura de algunos capítulos sin obligatoriamente haber visto los anteriores, y es un compendio de temas de actualidad relativos a
la situación económica y política de la nación mejicana.
La estatización o nacionalización de la propiedad privada no
es la soluci6n de los problemas económicos,
el comentario a la
doctrina de
la propiedad compartida, el socialismo igual al su­
_percapitalismo,
la devaluación del peso y la economía nacional,
y hay que parar la inflación, y la economía social de mercado,
constituyen
la primera parte del libro.
(*) Editorial: Tradición, Méjico, 1982, 337 págs.
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