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Número 261-262

Serie XXVII

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La libertad

LA LIBERT,Ul
Nooesidad de un renacimiento de la. libertad
«Un renacimiento de libertad. es continuamente necesario: li­
"bertad para e¡ercer la responsabilidad y la generosidad, libertad
"para
afrontar el Jesafio de servir a la humanidad, la libertad
"necesaria
para llevar a cabo el destino humano, libertad para
"vivir de la verdad, para defenderla contra cualquier distorsión
"o ma11ipulación, libertad para observar la ley de Dios, que es
"el modelo supremo de toda libertad huma11a, libertad para vivir
"como biios
de Dios, seguros y felices».
JUAN PABLO II: Discurso al· Presidente de
Estados P"nidos, en el museo «Vizcaya»· '·de
Miami:,' jueves 10 .de septieinbre. L'Osservatore
Rof!tano, edición .semanal en -lengua. española,
año XIX, núm ... 38 (977), domingo 20 de sep­
tiembre de 1987.
Dios garante de la libertad del espíritu humano
«El periodo de iluminismo, y todavía más el siglo XIX, desa­
"rrolló la ,tesis de la antinomia entre ciencia y religión. Esta an­
" tinomia ha generado también la opinión ( especialmente en el
"marxismo) del carácter alienante de toda religión. La reducción
"del hombre
al mundo", a fas dimensíones de la absoluta inma­
"nencia, del hombre
"en los limites del mundo", contenida en
"esta concepción, lleva consigo no · solo la problemática de Niet­
"zsch"e sobre la "muerte de Dios", sino tam.bién --como ·se ha
"hecho notar progresivamente~ la perspectiva:·de la ,,mtierte'-'
''del ''hombre", el cual, en una visión como -ésfa, .. ,esencialmen­
"te "materialista" de la realidad, no dispone de una orientación
"definitiva, escatológica, ni de otras posibilidades trascendentes,
"y se equipara asi al resto de los objetos del cosmos .visible.
»La citada posición era proclamada con decisión y dada por
'' supuesio e, incluso, "postulada" en diversos qmbientes como
"sinónimo
de, único método científico más aun, del "concepto
"cient!fico" del mundo.
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Fundaci\363n Speiro

»Actualmente, se puede apreciar en este campo una decisión
"menos absoluta. El paradigma del "hombre sujeto" (que, como
"se ha dicho, tiene sus ralees en el libro del Génesis) parece
"asomarse de nuevo -a través de algún camino, no sfempre
"por la entrada principal--a la conciencia de los hombres y de
"las sociedades, incluido el mundo de ld. ciencia. Ni se ve ya en
"la religión al adversario del intelecto y de sus posibilidades
"cognoscitivas.
Más bien, se redescubre en ella otro género de
"expresión de
la verdad acerca del hombre en el mundo. No hay
"duda de que esto corre pare;o con. un. nuevo modo de per­
" cibir la dimensión . de la trascendencia, exclusivamente propia.
"del .hombre como su;eto. Se trata -en cierto modo, según la
"primera. impresión--de· la trascedencia mediante la verdad.
»Parece también que. el hombre de hoy sea cada vez .más
"consicente del .hecho de que Dios (y,. por tanto, también la re­
"ligión), y especialmente el Dios.J!ersona de la Biblia y del Bvan­
"gelio, el Dios de Jesucristo, queda como último (y definitivo)
"garante de la subjetividad humana, de la libertad del espíritu
"humano, sobre todo en las condiciones en que esta libertad y
'' subietividad son amenazadas no solo teórica, sino también prác­
"tic'amente ,-mediante un sistema y una e¡cala de vtiores. Me­
"diante el "ethos" (o m-e;or, el an#ethos) unilateralmente tec­
"nocrá#co, mediante la difusión del modelo de la civilización
"consumista, mediante diversas formas de totalitarismo del sis­
"tema.
»De este modo, retornamos al antiqulsimo paradigma de la
"Biblia: Dios-Creador, pero también Aliado del hombre. ¡Dios
"de la Alianza! ¡Padre!».
JuAN PABLO II: Discurso al mundo de la
cultura en la Universidad Católica, martes 9 de
junio. L'Osservatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XIX, núm. 25 (964),
domingo 21 de junio de 1987.
El hombre como ser capaz de conocer la verdad y dotado
de libertad: la ley divina
«El· hombre es, en todo el universo visible, un ser singular.
"El Creador le ha dado la capacidad de conocer la verdad, y es­
"pecialmente la verdad sobre el bien y sobre el mal. Y le ha dado
''la libertad: la capacidad de escoger. Deberla escoger lo que co­
"noce como el verdadero bien. Pero puede escoger contra esa
"verdad. Puede hacer el mal.
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Fundaci\363n Speiro

»Ese es el hombre.
» Y así está, desde el principio, ante la presencia de su Crea­
ndor.
»Hoy leemos en el libro del Eclesiástico:
»" Ante ti están puestos fuegos y agua, echa mano a lo que
"quieras; delante· del hombre. están muerte y vida" (Eclo 15,
"16-17).
»La verdad y el bien abren ante el hombre el camino de la
"vida. Et mal, y el pecado abren el camino de la muerte.
»En efecto, Dios "conoce toda¡ las obras del hombre; no
"mand6 pecar ni de¡a impunes a los. mentirows" (Eclo 15, 19-20).
»Teniendo
como ffilldo esta verdad ·del hombre, sobre la
"libertad humana y la conciencia, el Sahn.is.ta explica, en la litur­
" gia de hoy, la importancia de la ley divina:
»"Tú promulgas tus decretos / para que se observen exacta­
"mente". Por eso: "Dichoso el que ... camina en la voluntad del
"Señor; / dicho.a el que, guardando ,us preceptos / lo busca
"de todo corazón" (Sal 118/119, 4. 1-2).
»La ley divipa expresa lo que es el bien verdadero y por eso
"debe ser principio del comportamiento humano. La grandeza
"de la ley, su fuerza obligatoria se unen a la verdad sobre el
"bien. Dios ha revelado esta verdad al hombre. También la ha
nescrito "en ·los. corazones ·humanos" f/ue no conocen la Revela­
"ción, como recuerda San Pablo en la Carta a los Romanos (2, 15).
»Toda
ley humana encuentra aquí la fuente de su fuerza mo­
" ral. Esta es recta y ¡usta cuando expresa una norma 'verdadera
"sobre el bien que debería realizarse en el comportamiento del
))hombre».
}UA.'i·· PABLO 11: Homilía en la misa cele­
brada durante la visita pastoral a la p~quia
romana de Santa María de la Consolacron, 15
. de febrero, VI domingo del tiempo . ordinario.
L'Osservatore Romano, edici6n semanal en len­
gua española, año XIX, núm. 8 (947), domingo
22 de de febrero de 1987. ·
La libertad en la antropología cristiana según San Agustín
«Sostuvo siempre que la libertad es un punto fundamental
"de la antropología cristiana, Lo sostuvo contra sus antiguos
"correligionarios (160), contra el determinismo de los astr6logos,
"de quienes él mismo babia sido victima (161), y contra toda
"forma
de fatalismo (162); explic6 que la libertad y la prescien­
"cia divina no son incompatibles (163), como tampoco lo son la
"libertad y la ayuda de la gracia divina. "Al libre albedrío no
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Fundaci\363n Speiro

"se le suprime porque Se le ayude, sino que se le ayuda precisa­
"mente porque no se le elimina" (164). Por lo demás, es célebre
"el principio agustiniano:
"Quien te ha creado sin ti, no te ¡us­
"tificará sin ti. Así, pues, creó -a quien -no lo sabía, pero no ¡us­
"tifica a quien no lo quiere" (165).
»A quien ponla en tela de juicio esta inconciliabilidad o afir­
" maba fo contrario Agustín le demuestra con una larga serie de
"textos bíblicos que libertad y gracia pertenecen a la divina Re­
"velación y que hay que -defender firmemente ambas verdades
"(166).
Llegar a ver a fondo su conciliación es _cuestión suma­
"mente difícil; que pocos llegan a comprender (167) y que puede
"inclusa crear angustia para muchos (16/li), porque al defender la
"libertad se_ puede dar la impresión de negar la gracia, y vice­
"versa (169 ). Pero es preciso creer en su conciliabilidad como en
"la conciliabilidad de dos prerrogtJtlvas esenciales de Cristo, de
"las que una y otra dependen respectivamente. Efectivamente,
"Cristo es
al mismo tiempo salvador y juez. Pues bien, "si no
"existe la gracia, ¿cómo salva al mundo? Y si no existe el libre
"albedrlo; ¿cómo iuzga al,nundo?" (170).
»Por
otro lado, Agustín insiste en la necesidad de la gracia,
"que es al mismo tiempo necesidad de la oración. A quien decia
"que Dios no manda cosas imposibles y que por lo tanto no es
"necesaria la grticia, le respondía: si, es verdad; "Dios no manda
"cosas imposibles, pero como mandato te advierte que hagas lo
"que puedas y que pidas lo que no puedas" (171), y ayuda al
"hombre para que pueda, El que "no.abandona a nadie si no se
"le abandona a El" (172). -
»Ignorancia y flaqueza son dos osbtáculos que es preciso su­
"perar para poder respirar la libertad: No será inútil recodar que
"la defensa de
la necesidad de la gracia para Agust!n es la 'def,e!z­
''sa de la libertad _cristiana. Tomando como punto de partida las
"palabras de Cristo: Si el Hijo _os libera, entonces seréis verda­
"deramente libres
(In 8, 36), Agustín se hizo defensor y cantor
"de aquella libertad que es inseparable de la verdad y _del amor.
"Verdad, amor, libertad, he. aquí los tres grandes bienes que
"apasionaron el
alma de Agustín y estimularon su genio. Sobre
"ellos derramó él mucha
luz de comprensibilidad.
»Deteniéndonos un momento sobre el último bien
-el de
"la libertad-es el caso de advertir que él describe y exdta la
"libertad cristiana en todas sus formas. Estas van desde la liber­
"tád con respecto al error .-__porque, por el contrario, la libertad
"del error es " la peor muerte del alma" (178)~ mediante el
"don de la fe, que somete el alma a la verdad (179), hasta la
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Fundaci\363n Speiro

"libertad última e indefectible, la mayor, que c~nsiste en no po­
"der morir y en no poder pecar, esto es, en la inmortalidad y la
"iusticia plena (180). Entre estas dos, que indican el comienzo
"y el término de la salvación,. explica y proclama todas las de­
" más: la libertad con respecto al pecado como obra de ;ustifica­
" ción;
lajibertad del dominio de las pasiones desordenadas, obra
"de la gracia que ilumina la inteligencia y da a la voluntad la
"fuerza necesaria para hacerla invencible. al mal, como él mismo
"ex¡,er.imentó en su, conversión, cuando se vio libre de la eséla­
"vitud (181); la libertad con relación al tiempo, que devoramos
"y que a su vez nos devora (182), en cuanto el amor nos per­
"mite vivir asidos a la eternidad (183)».
JUAN PABLO JI: Carta Apostólica Augusti­
num hippo.nensem _ a los obispos, sacerdotes, fa­
milias religiosas y fieles -de toda la Iglesia ca-.
tólica en el XVI -centenario -de la conversión· ·de
San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia.
L'Osservatore Romano, edición sen:íanal· en len­
gua española, año XVIII. núm. 37 (924); do·
mingu 14 de septiembre de 1986.
El objetivo de nuesira libertad es decir si a Dios; d_e acuerdo
con el plan de Dios
«El mensa¡e de Jesucristo se aplica a todos los ámbitos de la
"vida. El nos revela la verdad de nuestras vidas, y todos y cada
"uno de los aspectos de esta verdad. Jesús nos dice que el ob­
"jetivo de ,mestra libertad es el de decir "sí" al plan de Dios
,,:para nuestras vidas. Lo que hace que nuestro 11 sí" sea tan im­
"portante es el hecho que lo decimos libremente, de que pode­
"mos decir "no". Jesús nos enseña que somo.s responsables ante
"Dios que debemos seguir el dictado de nuestras conciencias;
"pero que nuestras conciencias deben formarse conforme· al plan
"de Dios para nuestras vidas. En todas nuestras relaciones con
"las otras personas y con el mundo, Jesús nos enseña qué debe­
nmos hacer} cómo debemos ·vivir para no ser eng4ñados} para
"caminar en la verdad. Y hoy, queridos J6venes, os anuncio nue­
,}vamente a Jesucristo: el camino, la verdad y la vida} vuestro
ncamino} vuestra verdad y vuestra vida»;
JuAN PABLO 11: Discurso a los jóvenes en el
estadio «Louisiana Superdome» de Nueva Or­
leans, ·sábado 12 de septiembre. L}Osservatore
Romano, ei{_ici6n semanal en lengua española,
año XIX, núm. 39 (978), domingo 27 de sep.
tiembre de 1987.
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Fundaci\363n Speiro

La verdadera libertad es la de vivir la verdad
«La única libertad verdadera, la única libertad que puede
"realmente satisfacer
.es la libertad de cumplir nuestro deber
"como seres
creados por Dios 'V de acuerdo con sus designios.
"Es la libertad de vivir la verdad de lo que somos y de quienes
"somos antes Dios,
la verdad de nuestra identidad como bi¡os
"de Dios, como hermanos y hermanas en la común humanidad.
"Es por ello que Jesucristo puso en estrecha relación la verdad
"y la libertad, al decir solemnemente: "Conoceréis la verdad y
"la verdad
os hará libres" (Jn 8, 32). Todos están llamados a
"reconocer
la verdad liberadora de la soberanía de Dios, tanto
"como individuos como en cuanto naciones.
»El esfuerzo por salvaguardar y perfeccionar el don de la
"libertad ha de incluir también el perseguir la verdad sin pausa.
"Hablando en otra ocasión a los americanos, acerca de la rela­
"ción entre libertad y verdad, les diie: "Como pueblo, todos
"compartís fa responsabilidad de mantener la libertad y purificar­
"la. Al igual que tantas otras /:osas de gran valor, la libertad es
"frágil. San Pedro lo admitió cuando di¡o a los cristianos que
"nunca
utilizaran la libertad 'cual cobertura de maldad' (1 Pe 2,
"16).
Toda distorsión de la verdad o siembra de no-verdad, es
'"ofensa contra la libertad; toda manipulación de la opinión pú­
"blica, todo abuso de autoridad o poder y, de otro lado, incluso
"la omisión de
vigilancia, ponen en peligro la herencia de un
"pueblo libre. Pero.
hay algo aún más importante; toda contri­
" bución a promover la verdad en la caridad consolida la libertad
''y edifica
la paz. Cuando todos aceptan de verdad compartir la
"responsabilidad de la libertad, una fuerza grande y nueva se
"pone al servicio de la humr,nidad" (Alocución, 21 de ¡unio de
"1980: L'Osservatore romano, .edición en lengua española, 6 de
"julio
de 1980, pág. 15)».
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JuAN PABLO II: Discurso al Presidente de
Estados Unidos, en el museo «Vizcaya~ •. de
·Mi.ami, jueves 10 de septiembre. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
alío XIX, núm. 38 (977), domingo 20 de sep­
tiembre de 1987.
Fundaci\363n Speiro

No .subordinar la verdad a la libertad, ni subordinarse a la.
"tierra"
«El hombre debe también,. en nombre de la verdad sobr!f sí
''misma, oponerse a
una doble tentación, a saber, la de subordi­
"nar la verdad sobre sí mismo a la propia libertad y la· de some­
"terse al mundo de las cosos. Debe resistir tanto a la tentación
"de
la autodeificación, como a la tentación del automenosprecio.
"Según
la expresión de un autor del Medioevo: "Positus est in
"medio homo:. nec bestia, nec deus"! Algo que, por otra parte,
. "pertenece al paradigma bíblico del libro de¡.Genésis. Y a "desde
_,, "el comienzo" el hombre es seducido par la tentación de some­
"ier la verdad sobre si mismo al arbitrio de su voluntad, y de
"situarse
así "más allá del bien y del mal". Es tentado por la
"üusi6n de . conocer la verdad .acerca del bien y del mal solo
"cuando
él mismo decide sobre ella. " ... se abrirlan vuestros
"oios y serlais como Dios, conocedores del bien' y del mal"
"(Gén 3, 5). . .
»Al mismo tiempo, el hombre es llamado "desde el comien­
"zo" .a nsometer la tierra" (cf. Gén 1, 28), lo que naturalmente
"constituye el fruto "natural" y, juntamente, la "prolongati6nn
}}práctica del conocimiento, es decir, del "dominio" mediante
"la verdad sobre el resto de las r:reaturas.
»Aqul deseo tocar al menos el problema, tan actual hoy en
"todo el mundo, de la protección del ambiente natural. Este es
"-por lo que yo conozco-un problema enormemente impor­
"tante también
en Polonia. Dominar la tierra significa también
"respetar sus leyes,
las leyes de la naturaleza. En este campo
"-como ustedes saben bien-la ciencia, mediante el esfuerzo
"de un sabio. dominio sobre las fuerzas de la naturaleza y de
nuna cautelosa gestión de sus recursos, tiene. ante sí una -gnúz
"tarea.
«Sin embargo, "someter la tierra" ·significa también: ¡no su­
"bordinarse a la tierra! No permitir que} ni -oognoscitiva y prác­
"ticamente, el hombre sea "reducido" al orden de los ob¡etos.
"Conservar la subietividad de la persona en el ámbito de toda
"la "praxis"
humana, Asegurar esta subjetividad también en la
"colectividad humana: en la sociedad, en el Estado, en los diver­
"sos ambientes de traba¡o e} incluso, en la ·recreación colectiva.
»Pienso que ésta sea la última raz6n y el sentido de fo que
"hoy
se llaman: derechos del hombre. Sobre la base del conoci­
"miento metódico} por tanto) de la ciencia, se coloca aquí el
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Fundaci\363n Speiro

"punto de encuentro eón ,la filosofía y, en partÍCUÚIJ', con la
n ética y} en cierto sentido, también con la teología».
JuAN PABLO II: Discurso al mundo de la
cultura en la Universidad Católica, martes 9 ·de
junio. L'Osservatore Romano, edición semanal
eo lengua española, año XIX, núm. 25 (964),
domingo
. 21 de · junio de 1987.
La libertad debe ir unida al deber de usar bien de ella
«Sería una gran tragedia para toda la familia humana si los
"Estados Unidos, orgullosos de su consagración .a la libertad,
"perdieran de vista
el verdadero significado de estas nobles pa­
"labras. ;América: no puedes insistir en el derecho a la elección,
"sin insistir también en el deber de elegir bien, en el deber de
"elegír la verdad! Existe ya bastante desorden y sufrimiento en
"vuestra sociedad para que también. los vf![ores fundamentdes,
"esenciales para el bienestar de las personas, de las familias y
"de toda la nación, sean vaciados de su verdadero contenido».
JuAN PABLO 11: Alocución durante _la cele­
bración de la Palabra en la Universidad de Ca­
rolina: del Sur, viernes 11 de septieffibre. L'Os­
servatore ·Romano, ~ción semanal en lengua
española, año XIX, núm. 39 (978), domingo
27 de septiembre de 1987.
El mo de · la verdadera libertad
«Muchos de estos problemas son el resultado de un falso
"concepto de libertad individual en nuestra cultura, ¡como si se
"pudiese ser libres solo rechazando. toda norma de comporta­
·,, miento, reéhazando el asum_ir _ responsabilidades, o incluso, re­
,, chazando el poner un freno al instinto y a las pasiones! La
"verdadera libertad, por el contrario, implica por nuestra parte
"una capacidad de saber elegir el bien, sin constricciones. Este
"es
el verdadero modo humano de proceder en las elecciones
"~grandes o pequeñas-que la vida nos presenta. El hecho de
"que
podamos también elegir el no actuar cuando nos parece
"oportuno, es una condición necesaria de nuestra libertad moral.
"Pero en este caso debemos dar cuenta del bien que no hemos
"hecho
y del mal que hemos cometido. Este sentido de respon­
"sabilidad mord es necesario que ie reavive si la sociedad debe
"continuar sobrevivierido como una civilización de ¡ustida y so­
"lidaridad.
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Fundaci\363n Speiro

»Es cierto que nuestra libertad se dtibüita y está condicio.
)'nada de diversas maneras, como consecuencia de la misteriOsa
"y dramática historia de la primera rebelión del hombre a la
"voluntad del Creador, cual aparece descrita en las primeras pá·
"ginas del libro d "res humanos libres y responsables, redimidos por Cristo Jesús,
"y hemos de educar nuestra libertad para reconocer y saber ele·
"gir lo
que es bueno y justo, as! como para rechazar lo que no
"está conforme con la verdad. original concerniente a nuestra fla­
"turaleza y a nuestro destino de criaturas de Dios».
JuAN PABLO II: Alocución durante la cele­
bración de la Palabra en la Universidad de Ca·
rolina dél Sur, viernes 11 de septiembre. L'Oi­
servatore Romana; edición semanal ~n lengua
española, año XIX, núm. 39 (978), domingo
27 de septiembre de 1987.
Solo la libertad que da Cristo, fundamenta la auténtica dig·
·
nidad humana
«Referido a las relaciones entre Dios y su Pueblo, todo esto
"adquiria en Israel un significado trascendente. Ser libres signi·
"ficaba antes que nada no esfar esclavizados por el pecado, no
"servir a dioses extraños, o a cualquier forma de ídolos, incluido
"el propio yo. Y de un modo positivo significaba la santidad;
"es decir, la completa dedicación al culto y la honra de Dios. La
"libertad se basaba en la posesión de la tierra que .Dios prometió
"y entregó a los hebreos: y también en la promesa de una "he·
"renciti incorruptible, incontaminada, perennemente lozana"..-( 1 Pe
"1, 4), que se baria realidad mediante el advenimiento del Me0
"sias. De aqul que .la piedad de los hijos consistiera en la fideli·
"dad a Dios y en la óbediencia a sus preceptos y mandatos.
»Todo aquello, sin embargo, fue una sombra de la libertad
"de los hijos de Dios, que Cristo obtuvo para nosotros. "Si el
"Hiio os libra, seréis en verdad libres" (Jn 8, 36), habla dicho.
"Jesús a los judlos que entonces "hablan creído en El" (Jn 8,
"31). Y lo mismo nos dice Jesús hoy a todos nosotros; y yo
"mismo se lo repito a todos los argentinos desde esta queridl·
"sima
ciudad de Tucumán: "¡Si el Hijo os libra, seréis en ver·
"dad libres!,,».
JuAN PARLO· II: Discurso a los fieles en el
aeropuerto Benjamín Matienzo, miércoles 8 de
abril. L'Osservatore &mano, edición semanal
en lengua española, año XIX, núm. J9. (957),
domingo
3 de mayo de 1987 ..
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La libertad y la piedad son dos conceptos mny relacionados
en el lenguaje bíblico
«En el lengua¡e blbliro, los conceptos de libertad y de pie­
" dad aparecen lntimamente vinculados. La libertad, en efecto, es
"la condición propia de los hijos; opuesta a la esclavitud de 117~
"siervos. La diferencia entre unos y otros estaba en que los bi­
"jos participaban de la herencia de sus padres, es decir, de sus
"bienes y
posesiones. Ello les permitla vivir con libertad y clig­
"nidad, sin .estar sometidos a otros hombres para poder subsistir.
»Es lógico, entonces, que los hijos reconociesen en sus padres
"no solo el origen de su existencia, sino también de su libertad
"y dignidad: quedando comprometidos además a honrarlos de­
"bidamente, ·ya conservar el patrimonio paterno. Y precisamente
"ese honor tributado a los
padres, ¡unto con la fidelidad a la
"herencia, constituye la piedad; una virtud que es fundamento
"del
amor filial, y que encierra el reconocimiento y gratitud
"hacia los padres, junto con la obediencia a sus indicaciones».
JuAN PABLO 11: Discurso a .los fieles en el
aeropuerto Benjamín Matienzo, miércoles 8 de
abril. L'Osservatore Romano, edición semanal
en. lengua espafiola, afio XIX, núm. 19 (957),
domingo 3 de mayo de 1987.
"Libertad" de los hijos de Dios .que nace 4e la "verdad"
· (]n 8, 32) -La "piedad" se manifiesta, en primer lugar,
en la obediencia del Hijo al designio salvífico del Padre
«La libertad que nos ha .dado Cristo, no.s libra, como nos
"enseña San Pablo, de la esclávitud de los "elementos del mun­
"do" (Gál 4, 3); es decir, de la errónea elección del hombre que
"le lleva
a servir y hacerse esclavo de "los que por naturaleza
"no· son dioses" (Gál 4, 8); el egoísmo, la envidia, la sensuali­
" dad, la injusticia y el pecado en cualquiera de sus manifesta-
" ciones. -·
»La libertad cristiana nos lleva a honrar a Dios Padre si­
" guiendo el e¡emplo de Cristo, el Hiio unigénito, que siendo "igual
"a Dios", se hizo "semejante a los hombres: y en su condición
"de hombre, se humilló a Si mismo haciéndose obediente hasta
"la muerte, y muerte de cruz" (Flp 2, 6-8). El Salvador nos re­
" dimió obedeciendo al Padre por amor, y "fue escuchado por
"su piedad" (Heb 5, 7). Jesús llevó a cabo el designio salvlfico
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"del Padre mo.vido por el Espíritu Santo. Y ese mismo Esplritu,
"que
"envió Dio, a nuestros corazones, clama Abba!" ( cf. Gál 4,
"6). Esta pa/,abra ",4bba" era el nombre familiar con el que un
"niño
se dirigla a su padre en lengua hebrea; una palabra foné­
"ticamente muy parecida a la que vosotros soléis emplear, y con
"la que incluso os dírig!s a Dios Padre, llamándole Tata Dios,
"con tanta veneración y confianza.
»Para Jesús, hacer la voluntad de Dios era el alimento de su
"existencia (cf. Jn 4, 43), aquello que sostenla y daba sentido
'' a su actuación entre los hombres. Y lo mismo debe suceder
"en
la vida de los hijos de Dios: ¡Debemos concebir ·nuestra
"existencia como un acto de servicio, de obediencia, al designio
"libre, amoroso y soberano de nuestro Padre Dios! Haciendo
nzo que Dios quiere, ttlfhkién con sacrificio,. nos revestimos de
"la libertad, del amor y de la soberanía de Dios.
»Comprendéis que es ésta una tarea que nos supera; pero
"no estamos solos; es el mismo Espíritu quien "intercede por
"nosotros
con gemidos inefables" (Rom 8, 26). Debemos dejar­
"nos guiar por el Espíritu Santo, como corresponde a los hijos,
"y hacer morir en nosotros mismos las obras del cuerpo: no vi­
"vir según la carne, sino según el Espíritu (cf. Rom 8, 4, 13-17),
"sirviéndonos
"por amor unos a otros" (Gál 5, 13). Las obras
"de la carne son conocidas, dice San Pablo, y menciona, entre
"otras:
la lujuria, las enemistades, las peleas, las envidias, las
"embriagueces (cf. ib., 19-21). Los frutos del Espíritu, en cam­
nbio, son caridad, alegría, paz, longanimidad, .. mansedumbre, con­
"tinencia (cf. ib., 22-23), y toJo quiere decir libertad. La liber­
"tad fue dada al hombre no para hacer el mal, sino el bien.
"Para crecer en amor. La libertad se cumple a través. del amor,
"del amor de nuestros hermanos. Es la verdadera libertad. Sin
"esta dimensión ética, espiritual de la libertad, una persona hu­
"mana no es libre de veras." Se queda sometida; se queda esclava
"de sus pasiones, de sus pecados; no es libertad. Es libertad
"cuando
la persona humana cumple todo aquello que es el bien
"como
nos enseña San Pablo: El bien mayor entre todos los
"bienes
es el bien del amor, del amor de Dios, del amor de los
"hermanos».
JuAN PABLO 11: Discurso a los· fieles en .el
aeropuerto Benjamín Matienzo, miércoles 8 de
abril. L'Osservatore Romano, edici6n semanal
en lengua española, año XIX, núm. 18 (957), domingo 3 de mayo de 1987.
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