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Número 261-262

Serie XXVII

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La subversión de la filosofía y la infiltración marxista en la teología

j LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
Y
LA INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
POR .
MIGUEL PoRADOWSICI
I
La subversión en la filosofía
La subversión en la filosofía empieza ya en la antigüedad
precristiana,
AI respecto conviene recordar que en la antigüedad
griega, desde el principio,
cuando aparecen los primeros sistemas
filosóficos, por un lado hay pensadores, como Sócrates, Platón
y Aristóteles, preocupados por conocer la realidad y por descu­
brir
la verdad .y, para quienes, la filosofía -<:orno la define AriS<­
tóteles--es la ciencia de la verdad, es decir, un estudio serio,
metódico, crítico, honesto, responsable de la realidad metafísica,
entendida
ésta como todo lo que está más allá de la física: meta­
meta-física; y también háy pensadores, tal vez no menos talento­
sos, que
se destacan por el de.precio de la realidad objetiva, exte­
rior al investigador, estando más preocupados por presentar su
propio pensamiento, sus o'piniones, sus ideas, es decir, tocio lo que
es más bien producto de la imaginación intelectiva, que ellos
consideran
como la única realidad: lucubraciones mentales, tal
vez lógicas, pero desconecradas de la realidad objetiva y exterior
al hombre. En otras palabras, se trata del sub;etiv¡smo, el cual
se pretende presentar como un pensamiento acertado y digno de
crédito, pero que ""'"-desde el punto de vista de Ia honestidad
intelectual y preocupación
por conocer la verdad-carece de
seriedad y
más bien merece el nombre de subversión o corrup­
ción del conocimiento humano.
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
Pues bien, la religión cristiana es una religión intelectual por
excelertcia, pues, no solamente compromete en el· hombre lo que
es más ·humano:_ su razón, su intelecto, su voluntad, su amor
de la verdad, su «corazón» ( en el sentido que a este término da
Bias Pascal), sino. también y ante todo porque es fundada por
Cristo, quien es no solamente· su fundador, sino tamb1én el ob­
jeto de su culto, el Dios-Hombre, quien se identifica con la ver­
dad, la cual, por esta razón, es una Verdad absoluta. En la me­
dida en qúe el «mundo» se evangeliza y se cristianiza, se impone
la
sana y auténtica filosofía natural (ya representada en la

pre­
cristiana cultura griega por Si,crates, Platón y Aristóteles),
como
base de una nueva filosofía, preocupada por el conocimiento de
la Verdad ·absoluta, metaflsica y religiosa·, es decir, por lo que,
al fin y
al cabo, se identifica con el insondable misterio de Dios.
Con agrado acepta la luz de la
revelación, ks decir, de la sabi­
duría divina, la que viene de la enseñanza de Cristo Dios-Hom­
bre
.. Así nace la phüosophia peren.nis, no solamente como una
necesidad del hombre cristiano para satisfacer
su insaciable ham­
bre espiritual de la Verdad absoluta, sino también como un
instrumento, una herramienta y una ayuda indispensable para
la elaboración de una teología cristiana.
Ya en el primer siglo,
l.os cristianos se esforzaban por ser
«buenos cristianos», es decir, P9r-comprometerse· totalmente con
la fe enseñada por Cristo. Comprometerse completamente sig­
nificaba p!
a ellos no solamente llevar una vida de acuerdo con
la more,! cristiana, sino también concordar su espiritualidad con
la fe, es ·decir, su razón, su intelecto, su voluntad, sus senti­
mientos, sus
·pasiones,-su «corazón». Los romanos precristianos
decían: ignoti nulla cupido; no se desea lo desconocido. Para
desear y amar a Dios hay que conocerlo, hay que hacer un
es­
fuerzo intei<¡ctual para ,penetrar en los misterios de la fe. La fe
del cristiano tiene que comprometer .. la razón, el intelecto, sin
lo cual se cae en el «fideísmo»: una aceptación de los dogmas
de la fe sin ambición de «comprenderlos». Este fideísmo la Igle­
sia siempre
lo ha condenado, exigiendo una fe razonable, una fe
esclarecida por ,fa razón, una fe que comprometa el intelecto del
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
creyente. Un sentimentalismo religioso no satisface al cristiano
y, por eso, nace la famosa fórmula, tan frecuentem•nte citada
por San Agustín y otros teólogos
de los primeros siglos: fiáes
quaerens intellectum, intellectus quarens fiáem. La fe busca, exi­
ge, solicita la
ayuda fe, pues sin la fe no es capaz de llegar a descubrir toda la verdad.
Nada, pues,
ha contribuido tanto al desarrolló de la cultura per­
sonal intelectual como la religión cristiana y, por ende, también
a
la cultura espiritual objetiva, en cuanto ésta es efecto del
desarrollo de la persona. El cristianismo, siendo una religión in­
telectual por excelencia, desarrolla
.tanto a fa persona, como a
la cultura
· general objetiva, la obra de esta persona.
Sin embargo, para que no haya malentendidos,
hay que re­
cordar que el cristianismo es al mismo tiempo una religión del
amor y
no solamente una religión del cu1to de la verdad. Mas,
como en esta ocasión lo que nos interesa
es el problema de la
actual corrupción cle la filosofía, destacamos especialmente el
carácter intelectual de
la religión cristiana.
Pues bien, durante el milenio de apogeo
del cristianismo, es
decir, entre
los siglos cuatro y catorce, se impone la sana philo­
sophia perennis y con ella la cultura ·de la verdad. metafísica ·y,
ante todo, el culto religioso de la Verdad-Cristo.
Con
el· advenimiento del renacimiento, el cual fue ante todo
un renacimiento de
la antigua cuiltura pagana griega, viene tam­
bién el renacimiento de las corrientes corruptas en
hr filosofía,
las corrientes no preocupadas por la verdad, sino por la difusión
de «imágenes» del mundo; viene una especie de
libertinaje in­
telectual: pensar lo que se le antoje a uno, sin ninguna preocupa­
ción de
si este pensamiento es o no es cuerdo. Viene la corrup­
ción del pensamiento filosófico, pues el
librepenoodor renacen­
tista y postrenacentista
se siente «liberado» de las exigencias de
la moral objetiva: de
la honestidad intelectual. No solamente se
deja de lado la preocupación por la verdad, sino que se lanzan
con frivolidad mentiras, presentándolas como verdades.
Al Renacimiento
sigue· el racionalismo, que, frecuentemente,
sólo aparenta la preocupación por
la razón como tal, mientras
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
que, en realidad, se. exalta la razón humana más bien para oponer­
la a la razón divina.
También con el Renacimiento y el racionalismo viene
la vuelta
al pagano antropocentrismo,
como una posición opuesta al cris-
tiano teocentrismo. -•
El cristianismo, siendo debilitado por el protestantismo, se
siente forzado a tolerar la reparación, cada ve,i más fuerte, de las
distintas corrientes del antiguo paganiomo. Además, el renacimien­
to ( del
antiguo paganismo griego y romano) se agrega la reapari·
ción de los paganismos de los pueblos europeos convertidos
al
cristianismo, especialmente de los germánicos. Como estás con'
versiones masivas -no siempre fueron plenamente sinceras y pro­
fundas, las antiguas creencias paganas aprovechan ahora la situa­
ción creada por el Renacimiento y de nuevo

emergen
.en la vida
de los pueblos
europeos, entre ellas especialmente las germáni­
éas con tendencias inmanentistas y panteístas. Un papel muy
importante ha tenido en esto el
confuso pensamiento del «maes­
tro» Eckart (1260-1327), quien más de un siglo antes del Re­
nacimiento siembra confusión y desorientación.
Más o menos al mismo tiempo aparece el nominalismo, el
cual, a primera vista, podría parecer a .muchos un pensamiento
original e inofensivo,
y, sin embargo, resultó ser culpable de
desviaciones gravísimas en
la filosofía en general, e hizo estragos
en la
philosophia perennis, que perduran hasta hoy día. El no­
minalismo reforzó el subjetivismo, es decir, esta corriente (ya
anteriormente mencionada) que no se preocupa por la realidad
y por
la verdad objetiva, pues da prioridad al pensamiento idea-
lista, como opuesto
al pensamiento realista. .
Kant, Fichte y Hegel «introducen en la especulación filosÓ·
fica la ambigüedad en · cuanto a la posibilidad de conocer la
realidad, realidad divina y realidad humana, concreta. La filosofía
alemana del siglo xrx hereda
de Kant la convicción de que el
sujeto ordena la realidad exterior que será, que es, sin él una
especie de caos, diríamos un no-ser. Kant no haría por lo demás
sino reforzar o sistematizar una tendencia en boga desde Des­
cartes que consiste en negar, a menudo rabiosamente, la posi·
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOWGIA
bilidad de la inteligencia para conocer». Esta es una cita de To-
más Molnar (
1 ). .
Siguiendo por este camino subjetivista, J. J. Rousseau, des­
preocupado por la realidad objetiva, contribuye, en otro plano,
con
los· argumentos en favor del individualismo, a negar la so­
ciabilidad natural del hombre. Para él, el hombres ·es, por sí
mismo, un todo perfecto y solitario (l'individu est par lui-meme
un !out parfait et solitaire), es decir, que puede prescindir de la
sociedad y de
la convivencia con los demás, Este individualismo
de Rousseau refuerza el subjetivismo
en la filosofía y en las co­
rrientes «idealistas» contrarias al· realismo.
El principio de la
philosophia perennis respecto al conoci­
miento, la verdad entendida como
adaequatio rei et intellec­
tus
(2), queda abandonado por. los pensadores subjetivistas. Los
escritores del siglo
XVIII, que pretenden ser «filósofos», cada vez
dan más preferencia al subjetivismo y al idealismo. El idealismo
de Holbach (1723.1789) toma
carácter práctico, atacando a la
religión como «superstición», de la cual conviene liberar al hom­
bre. Volney ( 1757-1820) introduce
el culto .del hombre, pues,
para él, «el ser supremo para el hombre es el hombre»
·(3 ), fór­
mula que, cincuenta años después,
Karl Marx presenta como
suya
(4). Voltaire (1694-1778) llega a ser un maestro para los
pensadores idealistas, impactados
por su «filosofía» frívola y
libertioa. Fichte, influenciado por los acontecimientos de
la Re­
volución francesa, introduce la revolución comó un tema obliga­
torio en
el quehacer filosófico. La idea de progreso de Condor­
cet y de Comte, vinculada con
la de cambio y aplicada a la
sociedad como una realidad concreta, estudiada por la sociología,
(1) ToMÁS MoLNAR, «Orígenes filosóficos de la teologla progresista»,
en Verbo (Madrid), núms. 195-196, págs. 631-632.
(2) Esta expresión se atribuye al judío Isaac Israeli (¿-940}, pues
se encuentra. en su obra De tfefinitionihus) escrita en árabe y_ trad.Ucida
al latín per Geranio Cremonensi; es incorporada· a la philosophia peren­
nis por Sruito Tomás de· Aquino. Véase su Summa-Theologica-I, 16,2.
(3) En.su
.Principal obra Les Ruines ou Méditation sur les Révolutions
des Empires, 1791.
(4) En Zur Kritik der Hegelschen Rechlsphüosophie, Einleitung, 1843.
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
permite que la revolución, un acontecer hasta ahora sólo político
e histórico, tome nuevas dimensiones filosófico-sociológicas e:,
incluso, teológicas.
Sin embargo,
. esta subversión en la.· filosofía europea llega a
la cumbre en. el pensamiento idealista de Hegel (1770-1831).
Su pensamiento inmanentista, confundido con
el panteísmo, sir­
viéndose de la temática religiosa de la Biblia, llega a secularizar
la religión. cristiana, reduciéndola a pseudofilosofía. Su filosofía
de
la historia es presentada dentro de una dinámica dialéctica,
en
la cual la Santísima Trinidad es reducida a un permanente
proceso dialéctico de sucesivas tesis, antítesis y síntesis, en el
cual la idea se realiza alienándose. Así, la historia deja de ser
un fenómeno propio de la humanidad, ocupando el primer lugar
en
el mundo idealista de Hegel. Siendo, según Hegel, todo lo
racional real
y todo lo real racional, se justifican - · pensamiento hegeliano-tanto las posiciones realistas como idea­
listas. Su subjetivismo inrnanentista y autosuficiente, que tam­
bién puede ser entendido como panteísta, encerrando al Espíritu
en la conciencia
y, tal vez, identificándolo con Dios, qnien es,
a su vez, también identificado con el «mundo», permite
dar. a
la historia
un sentido nuevo, confundiéndola con un Dios pan­
teísta. Así, en la cosmovisión de Hegel, el protagonista de los
acontecimientos
ya no' es ni Dios, ni el hombre, sino la Historia
como. uÍl. permanente devenir, que arrastra consigo al hombre
y encierra a Dios en
la conciencia humana (5),
(5)' Recordemos que, en la historia sagrada, presentada por Ja Biblia,
el principal protagonista de los acontecimientos es Dios y el hombre es
la figura secundaria, actuante en la sombra de Dios. Todo comienza con
la creación -del Universo por -Dios, como un·· «escenario» para el bombré
y su destino, vinculado para ·sielllpre con Dios, quien lo crea -no solamente
para que .comparta su felicidad . eteina en el cielQ, sino incluso para-que,
en la persona de Jesucristo, sea elevado al nivel.de la vida divina. Además,
la historia sagrada anuncia el juicio final y la segunda llegada de Jesu­
cristo como Juez Supremo y Rey de la Nueva tierra. y el Nuevo cielo, es
decir, que se da una proyección de la_ historia en la eternidad, 'y por esto
la vida humana tiene sentido, valor y dignidad, pues no termina . con -la
muerte, sino, al contrario, con ella ·e_mpieza la segunda parte de-su exis-
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
Feuerbach «corrige» el pensamiento de Hegel, colocando la
materia en lugar de
J/a idea-Espíritu y, así, el proceso dialéctico
de la Historia toma un carácter puramente materialista y me·
canicista. Karl Marx (1818-188.3) hace una síntesis de estas ideas,
presentando
su «materialismo histórico» y su «materialismo dia:
léctico»,
ambos completamente «idealistas» y, por ende, arbitra·
rios y gratuitos. Sin embargo, es precisamente
Marx quien in·
troduce una auténtica revolución-subversión en la filosofía, afir.
mando que,
para él, la revolución consiste en la «inversión de
todas las relaciones»
(alle V erhiiltnisse umzuwerfen) ( 6) y es él
quien realiza esta revolución-subversión, poniendo al hombre en
lugar de Dios, la mentira en lugar de la verdad, el odio en lugar
del amor,
la lucha de clases en lugar de la convivencia frater­
nal, etc. Así, la subversión en la
filosofía se hace universal, total,
radical y permanente, pues estas son las cuatro características
de su revolución-subversión.
Esta corta síntesis '""" otros pensadores por falta
de espaci~ sería, sin embargo, in­
completa, si no
se mencionara tt>davfa al menos a Bergson (1859-
1941)
y a Croce (1866-1952). El primero, Bergson, al introdu­
cir la biología en este proceso permanente de cambio evolucionista
metafísico
y sociológico, · da nuevas dimensiones al abstracto y
confuso pensamiento kantianQ..hegeliano-feue•bachianc,.marxista;
la Historia, como el único protagonista de todo acontecer, eri su
permanente e interminable p=so de cambio dialéctico y socio­
lógico, toma, con Bergson, dimensiones más concretas, de un
evolucionismo biológico,
lo que pe~te a estos subjetivistas in­
cluir también la
· idea de . un cambio permanente de la natuntleza
en general y de la del hombre en particular, es decir, que no
hay nada
de firme en el Universo, y el hombre necesariamente
evoluciona en forma permanente como objeto de las ciencias
na-
tencia, que ya no tiene fin, sea en el cielo, sea en el infierno. De toda
esta visión bíblica no queda nada en la historia hegeliana, con su mise­
rable . y ridícula dinámica de una dialéctica «rnecanicista» de un cambio
permanente y sin sentido de tesis, antítesis y síntesis. '
(6) K. MARx, ibid. (nota 4).
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LA SUBVBRSION EN LA FILOSOFIA
turales y. de las ciencias humanísticas, siendo este evolucionismo
total e infinito.
El segundo,
Croce, saca las .conclusiones lógicas y prácticas
del pensamiento hegeliano, y
la Historia, ya deificada por Hegel
y otros, en su pensamiento, pasa a ser el «historismo»: una cos­
movisión global y total, siendo el objeto del culto religioso.
Así, gracias a estas últimas contribuciones al pensamiento
idealista, el neo-marxismo de Gramsci y
de la escuela de Frank­
furt
-Adorno ( 1903-1969), Horkeimer ( 1895-1973 ), Benjamín
(1892-1940) y
otros---'-pudieron actualizar el ambiguo pensa­
miento de Marx y presentarlo de una manera algo más atractiva,
al menos para los idealistas de
hoy día,

infundiéndoles una
es­
peranza y una confianza de que, tarde o temprano,. el comunismo
marxista llegaría a
dominar a todo el mundo en forma más rá­
pida y más segura por este camino de la revolución-subversión
cultural, que por los otros caminos, como lo
son las conquistas
armadas y
los violentos cambios sociológicos y políticos, pues,
como lo ya afirmaba Engels, .el comunismo es una necesaria con.
secuencia de la filosofía neo-hegeliana (7).
Resumiendo:
la subversión en la filosofía consiste en la des­
preocupación por el conocimiento de la realidad, de lo real, reem­
plazándolo por lucubraciones arbitrarias e infundadas, llámeselas
nominalismo, inmanentismo, -subjetivismo, monismo, idealismo,
etcétera, siendo siempre el objeto de ellas el producto de la
afiebrada imaginación, ubicado exclusivamente en la «concien­
cia», a la .cual Freud generosamente agrega también lo «subcons­
ciente».
(7) «Communism, howeveri was such a necessary. consequence of. New
Hegelian philosophy, that no opposition coulde keep it down ... citado por
Werner Blumenberg, Karl Marx in Selbstzeugnissen und Bilddokumenten,
Rowofilt, 1971; pág. 52.
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOWGIA
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La infiltración marxista en la teología
La teología en genetal y especialmente la cristiana nace de
la neoesidad del hombre de
intelectualizar k fe, es decir, de p neuar en los dogmas de la fe no solamente por el camino del
amor, del
«corazón», del sentimiento, sino trunbién por el ca­
mino del entendimiento, de la razón, del intelecto. Una vez más .
hay que recordar la .fórmula propia de la fe cristiana: fides quae,
rit intellectum, intellectus quaerít fidem. Existe esta mutua ne­
cesidad de colaboración entl"i: la fe y la razón, pues, por un lado
la fe exige el compromiso de parte de la razón humana y, por
el otro, el hombre no se satisface sólo con un conocimiento
ll­
mitado de los misterios de la fe. Siendo así, esta necesidad de
ahondar los misterios de la
fo . lleva al cristiano a un esfuerzo
intelectual para lograr
un conocimiento más profundo, lo cual,
a su
vez, exige. recurrir a los conceptos claros, definidos y uni­
versalmente aceptados, lo que• es asunto no solamente de la lin,
güística y de la filología, sino también de la filosofía. En ouas
palabras, se presenta para los cristianos la necesidad de elaborar
una filosofía que pueda
ayudar a la teología en sus tareas pro­
pias, pues no
se puede dar una teología sin una adecuada filo­
sofía. Así nació, en los primetOS siglos, la philosophia perennis,
la cual asimiló de las filosofías antiguas todo lo que se considet6
sano, honesto, acertado para un conocimiento
de la vetdad. Cada
siglo
conuibuía al enriquecimiento de este sistema de pensar co­
rrectamente; sin embargo, el aporte de Santo Tomás de Aquino
fue, al respecto, el más significativo. Y mientras la teología re­
curría a esta philosophia perennis, la cual con el correr del tiem­
po, se identificó con el pensar cristiano y llegó
~ llamarse tam­
bién la «filosofía cristiana», el estudio teológico no fue expuesto
a los mayores peligros
de desviaciones o malentendidos.
Es sólo cuando se rechaza esta posición intelectual, lo que
ocurre principalmente al
pllÍncipio del . siglo XVI, especialmente
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
con la posición antiintelectual de Lutero, cuando aparecen algu­
nas desviaciones graves en la teología cristiana.
Tal vez el momento más crítico viene con ocasión de las
pretensiones de la filosofía de Emmanuel Kant (1724-1804). El
así llamado «hombre kantiano»,
es decir, el «hombre mayor de
edad», quiere emanciparse de
la tutela de. la Iglesia y de cual­
quier autoridad, incluso la de la Biblia, pero, en realidad, ante
todo de la philosophia perennis, base de la theologia perennis (8).
La filosofía kantiana, típicamente subjetivista, se pone de moda,
preparando
las mentes a la pronta aceptación del idealismo· he­
geliano. El antro¡xx:entrismo, lanzado ya por el renacimiento,
encontró
en. el kantismo y en el hegelianismo nuevos argumentos
especialmente por el énfasis dado a la «conciencia» y al
«yo»,
que se hacen jueces de la fe y de la verdad. Así, también el in­
dividualismo recibió fuertes y sólidas bases filosóficas. Todas
estas tendencias invaden
la teología del siglo XIX, sin embargo,
sólo dominan la teología protestante, pues la teología católica,
sintiéndose amenazada por
estas. nuevas filosofías inmanenmtas,
recurre de nuevo al tomismo, elaborando el así llamado neo-to­
mismo de la segunda mitad del siglo XIX.
Cuando aparecen las primeras corrientes. socialistas -empe­
zando con Saint-Simon; como una consciente secularización' del
concepto cristiano del Reino de Dios--que absolutizan a ·la. so­
ciedad, en reacción. contra el extremo individualismo de Jean
Jacques
Rousseau y de Max Stirner, la Santa Sede, muy atenta
y vigilante en
esos tiempos, reacciona de inmediato, previniendo
a los católicos contra estos peligros, condenando el socialismo y
aconsejando a los teólogos
.el estudio del tomismo. Así, la teolo­
gía católica, prácticamente hasta la segunda guerra mundial, per­
manece
fiel a su tradición de casi dos mil años,. salvo algunas
pequeñas excepciones.
El marxismo, que la ataca e infiltra en los últimos cuarenta
años,
en.etsig!oXEi;,,~-Ldesconocido, y sebace peligroso para
( 8) Parace ser legítimo usar e5ta expresión, pues es ella plenamente
jústificada, siendo análó_ga y paralela a la philosopbia perennis; además
invoca la continuidad de la reflex:i6n teol6gi"8. cristiana.
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
la sociedad s6lo desde que Lenin descubri6 en él una ideología
revolucionaría. Sin embargo, ni siquiera este
descubrimiento lo
ha hecho seductor.
Esto ocurre sólo con el advenimiento de la
revoluci6n marxista-comunista al poder en Rusia, al final de la
primera guerra mundial, pues con ella el marxismo llegó a ser
la bandera del disfrazado imperialismo de
la Un.i6n Soviética.
Siendo el marxismo una revoluci6n radical, permanente, mun­
dial y universal
· su infiltración en la teología · e incluso en la
misma Iglesia, fue inevitable. Más, esta infiltración, hasta
el Con­
cilio Vaticano II, es muy marginal, siendo falicitada por la sub­
versi6n en
la filosofía · analizada anteriormente, donde como lo
hemos visto, hace estragos. La gradual aceptaci6n, por los te6lo­
gos católicos, de la filosofía idealista y subjetivista de Kant y
Hegel, facilitó enormemente
la infiltración del marxismo en la
teología, pues el marxismo,i.,,como ya lo hemos mencionado, es
U sus raíces en el katitismó y en el hegelianismo y, por esto, desde
el momento en que algunos te6logos recurren a estas filosofías,
· se hacen abiertas . a la infiltración marxista.
Lo que Cornelio Fabro llama el «vuelco antropocentrista» (9),
es
decir, la centralizaci6n de la teología -como también de la
filosofía-en el hombre, y no en Dios, fue una nueva oportu­
nidad
ofrecida al marxismo, pata que se infiltrase en la teología.
Tal
vez las mayores y mejores ¡,osibilidadés para la iÍlfiltra­
ción inandsta en la teología aparecieron gtacias al malentendido
ecumenismo, pues con él vino una casi permanente colaboración
entre los
te61ogos católicos con los te6logos protestantes. La
teología protestante,
· casi un siglo antes d; fu teología católica,
recurrió a las filosofías inmanentistas de Kant y de Hegel y
sufrió mucho antes que
la teología católica una profunda infil­
tración marxista.
· El marxismo aprovech6 especialmente la corriente protestante
llamada
.de la «desmitificación», de la cual Bultmann es el re­
presentante de mayor autoridad. Ubicados en esta corriente, los
· (9) CoRN'ELio FABRO, La svolta antropológica di Karl Rahener, Rus­
coni Editore, Milano, 1974.
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LA SUBVERSION EN LA FIWSOFIA
marxistas pueden fácilmente desacralizar, secµlarizar y laicizar
casi todos los dogmas de la
fe cristiana. Aprovechando los tra­
bajos previos, los más de ellos al
marxi•mo, de Reimarus, Hegel,
Strauss, Bruno .Bauer, Renan y Kalthoff (10) fácilmente elabo­
ran una «cristolbgía». marxista, según la cual Cristo fue un re­
volucionario casi igual que Lenin y que por eso merece ser in­
cluido en la lista
de los fundadores del comunismo marxista­
leninista; ser cristiano es ser seguidor de Cristo, es imitar a
Cristo, y
si Cristo fue un revolucionario comunista, que luoh6
contra
el. régimen social;..,con6mico de su tiempo y contra el im­
perialismo romano, opresor del pueblo judío, los cristianos de
hoy día, imitando el ejemplo
de s"" maestro, también deberían
comprometerse con la revolución marxista-comunista,
liberadora
del explotador y opresor régimen capitalista ~al. ·
Esta «cristología» marxista está completada con una no me­
nos demagógica y simplificada «mariología» marxista-comunista,
la cual pretende presentar a la Santísima Virgen (la cual en la
terminología de los
«teólogos» marxistas es simplemente «Ma,
ría»), como una revolucionaria ( 11) y se presenta como modelo
para la mujer católica, especialmente para
·]as monjas «compro­
metidas». Lo mismo pasó con la eclesiologia y todos los otros
sectores de los estudios teológicos.
Mas, hay actualmente
algµnas «teologías» que no solamente
están infiltradas
por el map¡ismo, sinó que son inventadas por
él, es decir, son producto ya de los teólogos marxistas y del pen,
(10) El poco conocido y raras veces mencionado Albert Kalthoff (1850-
1906) es
-,si se tratá de la marxistización de la cristologl&--un autor
de importancia, pues identifica a los
pobres del Evangelio con el proleta­
riado de la revolución marxista-comunista. Sus dos libros son: Das "é:hris­
tusproblem. Grundlinien zu einer Sozialtheologie, 1902 y Dié Entstebung
des
Christentums1 1904.
(11) Recordemos que en el santuario mariano de lo Vázquez, Chile,
durante los tiempos del gobierno marxista,
la figura milagrosa de la San­
tísima Virgen fue
tapada con una imagen pintada, en la cual era Ella
presentada empuñando
una metralleta. Fue a esta «María con metralleta»
ad.onde la iuvennid universitaria iba en peregrinaciones, y iunto a ella
tomaba parte en los encuentros «pastorales».
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
samiento marxista. Una de ellas es la famosa «teología de la
liberación» ( como una
introducción y preparación a la «teología
de la revolución»). Esta «teología» no es infiltrada por el mar­
xismo, sino que. es esenciala:l:ente marxista. Curiosamente, con
ella, el asunto de la infiltración se presenta al revés, es decir,
es el pensamiento auténticamente cristiano él que se esfuerza
por
infiltrarla, pues el tema mismo de la «liberación del pecado
y de sus consecuencias» es legítimo, como lo declaran los do­
cumen.tos de la Santa Sede, publicados al respecto, Libertatis nun­
tius y Libertatis conscientia. Sin · embargo, este esfuerzo de los
teólogos católicos
es hasta ahora insignificante, pero muy sinto­
mático.
Volviendo a nuestro esquema
de la subversión en la filo­
sofía, conviene todavía recordar que el hegeliano proceso dialéc­
tico de cambio permanente, en el cual
se manifiesta el devenir
histórico, reforzado por el evolucionismo bergsoniano y por el
historicismo de Croce,
ha dado bases para la «cristología» cós­
mica de Teilhard de Chardin, es decir, una pseudoteología, en la
cual, aprovechando los «dogmas»
.de la «fe» inmanentista y pan­
teísta,
se vuelve a la Cábala y a la gnosis, lo que permite intro­
ducir en ella todo
tipo de antiguas y añejas herejías, pues se
abre a las fuentes del pensamiento no cristiano y anterior al
cristianismo; a las fuentes de los cuales también se nutre el mar­
xismo, tanto
el de Marx como el de los neo-marxistas actuales,
lo que les facilita una
infiltración más profunda y más fecunda.
Al respecto escribe
Marce! ·de Corte: «Se comprende ahora la
publicidad fantástica hecha en tomo al «pensamiento» (si se le
puede llamar
así) de Teilhard de Chardin por el clan progresista.
Esta filosofía del devenir que pretende suplantar a
la filosofía
del ser, tradicional
en la Iglesia, y que reúne en sí todos los
· aspeétós del subjetivismo moderno --del materialismo integral
al idealismo
integral-abre de par en par la puerta al marxismo.
Cuando Teilhard y
sus prosélitos declaran que «el Dios cristiano
de En-lo-Alto y el Dios marxista de Lo-en-Adelante» deben, final­
mente, coincidir, quiere ello decir que el totalitarismo ateo y el
totalitarismo seudo..cristiano ron.sumarán su alianza en una tiraM
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LA SUBVBRSION EN LA.FIWSOFIA
nja monstruosa que someterá cuerpos_. _y almas a un zusamenmar­
schierung · místico-económico ante el cual la leyenda del Gran In­
quisidor de. Dostoiewski, parecerá un cuento de hadas. Esta con.
clusión
de la caricatura de la Iglesia y de la caricatura de la
sociedad será el término final de los subjetivismos que desolan
el espíritu moderno» ( 12).
Otra corriente subjetivista, anteriormente mencionada, es la
representada por Saint Simon en su Nuevo cristianismo del año
1825,
la cual constituye una radical secularización del cristianis­
mo, pues
1o reduce exclusivamente a la ética, .es decir, a la fra­
ternidad,
lo que permitió a Saint Simon la completa temporali­
zación del Reino de Dios y
la divinización de la sociedad humana.
Se hace presente en varias «teologías» actuales, es.pecialmente
en la «pastoral», la
cual, penetrada por
el marxismo, facilita la
laicización de la liturgia, incluso la de la Santa Misa, la cual, de
la renovación de la última cena y del sacrificio de la cruz, pasa
a ser una celebración del culto religioso de la colectividad, lo
que algunos llaman la «democratización»
de la Misa. En el fon­
do «es la trasposición al plano litúrgico del principio básico del
marxismo ateo que erige la colectividad en
absoluto» (13 ).
También algunas ideologías, penetrando en la teología, faci­
litan en ella la infiltración del marxismo. Así, por ejemplo, el
liberalismo extremo
-,él que reclama la absoluta autonomía del
hombre
y, en consecuencia, rech-. toda autoridad, incluso la
de Dios, de la Ley natural y de los diez mandamientos-, una
vez aceptado por los teólogos, crea en ellos una disposición fa.
vorable para la aceptación del marxismo. Marx fue un tipico
liberal y
su pensamiento se nutre del liberalismo; el liberalismo
es_ la raíz del marxismo y. por eso la aceptación. del liberalismo
lleva a la aceptación también del marxismo, lo que confirman
los hechos: los pensadores-escritores marxistas son casi siempre
uno liberales, incluso frecuentemente son anarquistas, y no hay
(12) MARCEL DE CORTE, «El hombre _de Dios contra Dios_», en Verbo
(Madrid), núms. 250-206, pág. 537.
(13) . MARCEL DE CORTE, ibid., pág. 536.
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
en esto nada de extraño, pues el liberalismo es la base ideoló­
gica del marxismo.
El liberalismo en la teología consiste, ante todo, en reclamar
absoluta libertad en la elaboración de la wsma. En la práctica,
se
da junto con el individualismo, tanto respcecto a la lectura
de la Biblia, como en
el quehacer teológico.
Pues bien, si
se trata de la teología católica, esta es «cató­
lica» solamente en la medida que es elaborada con la · Iglesia y
en la Iglesia, respetando el principio sentire cum Ecclesia. Eso
exige ubicarse dentro de la enseñantla de la Iglesia, tal como esta
enseñanza se manifiesta a lo largo de toda la historia de la Igle­
sii en sus documentos ofidales, que son los pronunciamientos
del Magisterio Eclesiástico.
La «teología liberal» y la «teología individualista» son de
origen protestante y, más exactamente, de origen luterano. Lu­
tero rechazó la autoridad de lit Iglesia y se dedicó a leer la Bi­
blia y a elaborar su· teología fuera de la Iglesia, es decir, exclu­
vamente por· su cuenta, sin ninguna preocupación de si' sus-opinio-
' nes estaban o no estaban de acuerdo con la posición oficial de
la Iglesia.
Pero lo que nace fuera de la Iglesia está siempre expuesto
. a los errores, pues sólo la Iglesia recibió la garantía, de parte de
Cristo, de la asistencia del Espíritu Santo e, incluso, de la infa­
bilidad.
La presencia hoy día de tantas «teologías» aberrantes
es
b consecuencia de asumir posiciones liberales e individualis­
tas,
es decir, de un pensar no solamente subjetivo, sino también
fuera
de la Iglesia, a la cual estos teólogos pertenecen sólo for­
malmente, pues no respetan al principio sentire cum Eccle¡ia;
Lo mismo se puede decir respecto a algunas corrientes ideo­
lógicas personalistas, las que, en el fondo, son liberales e indi­
vidualistas, pues absolutizan a la persona, reclamando una auto­
nomía de
la «conciencia» personal, como última y suprema ins­
tancia, que decide sobre lo que es moral o inmoral, sin recurrir
a las normas objetivas del
decáll:>go y de la enseñanza oficial del
Magisterio Eclesiástico.
Este
es también el caso de algunos «teólogos», que se ada¡,-
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
tan a las corrientes de pensamiento del momento, sin ninguna
preocupación por el hecho de si este pensamiento está o no está
de acuerdo con la enseñanza permanente de la Iglesia, como, por
ejemplo, lo
fµe el caso de Felicité de Lamennais, quien pretendía
adaplar la teología católica a las anticristianas ideologías de la
Revolución francesa, o
el caso de varios teólogos alemanes, pro­
testantes y también católicos, que se entusiasmaron con el hit­
lerismo y adaptaban
aputadamente la teología cristiana a las exi­
gencias del nazismo, ayudándole a fundar una «iglesia» puesta
al servicio · del totalitarismo nacional-socialista.
Desgraciadamente, estos
casos se repiten actualmente en mu­
chos países sojuzgados por el totalitarismo marxistarcomunista,
como ocutre en Hungría, Checoeslovaquia, Alemania Oriental,
Yugoslavia
y China, sin hablar de la Unión Soviética, donde, es­
pecialmente desde los tiempos de Stalin, un sector de la Iglesia
ortodoxa
se subordinó totalmente al poder marxista-cómunista,
cumpliendo todos sus deseos y ofreciendo sus servicios para la
marxistización de la teología.
Mayor repudio merecen los
«teólogos» que, a pesar de vivir
en países todavía libres
y con gobiernos sea cristianos, sea al
menos con actitud tolerante frente a la teligión cristiana,
se po­
nen al servicio de los enemigos del cristianismo y consciente­
mente envilecen .a la teología, introduciendo en ella ideas disol­
ventes,
inmanentistas, subjetivistas, aberrantes, y recurriendo a
las herejías antiguas y a los errores ya «cien veces» · condenados
por la Iglesia. Muchos
de ellos, aprovechándose de la ignorancia
de los vastos sectores populares, tienen incluso la audacia
de
presentarlas como novedades o como pensamientos originales,
recibiendo a
veces los aplausos incluso de no pocos obispos.
La infiltración marxista-comunista en la Iglesia es hoy dia
tan profunda
y tan .multifacética que consiguió no solamente
influir, envilecer y subvertir a la. teología y a los teólogos, sino
incluso apoderarse de casi todos los medios eclesiásticos de difu­
sión,
de propaganda y de comunicación, los que, un siglo atrás,
fueron fundados, organizados y dirigidos por excelentes católicos
y usados como medios de combate para el triunfo de Cristo Rey.
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
Hoy día la Buena Prensa (la Bonne Presse) de los católicos de
.Francia, la casa editorial «Herder», en su tiempo el orgullo de
los católicos Alemania, las Ediciones
Paulina,, la gloria de los
católicos italianos e, incluso, BAC (Biblioteca de autores cristia-.
nos), de la buena fama. de los católicos españoles y centenares
de otras casas editoriales están
en manos de· 1os progresistas, mar­
xistas y de todo tipo de enemigos del cristianismo, divulgando
el
veneno intelectual, corrompiendo a Ja filosofía y

a
la teología,
realizando de esta
manerá e1 principio de la revolución marxista·
comunísta: alle V erhiiltnisse um:r.uwerfen ( invertir todas las re­
laciones). El objetivo principal es desfigurar a la persona de
Cristo, presentándolo como un modelo del revolucionario, de un
gran
rebdde, que ya sobrepasa incluso al Prometeo, el personaje
de la mitología griega y símbolo de la rebelión contra Dios, como
lo
afirma J ean Cardonel, un dominico francés y, al mismo tiem­
po, uno de los más altos dirigentes del partido comunista de
Francia.
Tal
vez ningún sector de la teología cristiana esté actualmente
tan envilecido por el marxismo como la cristología.
Y no hay nada
de extraño. La Sagrada Escritura dice: «Golpearan al pastor y
se disperseran las ovejas». Cristo es el pastor, es la «síntesis»
de nuetra fe cristiana, es su suprema personificación. Atacar a
Cristo
es atacar a todos los dogmas, a todos :los principios de la
fe y atacarlos vilmente, sirviéndose de una «cristología» que
niega a
Cristo, que lo disfigura y presenta como un inito. Esto
es lo más eficiente, Íos más operante, lo más efectivo, más to­
davía si fos libros de este tipo de «cristología» se venden en las
librerías
de los aniobispados y se los usa en la enseñanza de los
seminarios .y en las facultades de teología de·l.as universidades
católicas.
Y no
se trata de una retórica, sino una realidad trágica y
escandalosa. Basta
entrar en. cualquier librería «católica» o ecle­
siástica sea del arzobispado de París, sea del arzobispado de San­
tiago (Chile), sea, incluso, de las librerías que se encuentran cer·
ca de la plaza de San Pedro en Roma, para constatar que cente­
nares d~ libros de cristología, publicados por las casas editoriales
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
«cat6licas» o eclesiásticas, son dedicados a propagar a este Cristo
desfigurado, ultrajado, escupido latigado, crucificado, negado y
presentado como un mito, creado por la
enfemia imaginaci6n de
los alienados herejes
de fos primeros siglos, la cual «cristología»,
sin
embargo, toma su nombre de este ... Inexistente.
Hoy
día la religi6n esta atacada por el marxismo no s6lo
directamente, como lo fue ayer, sino
-iambién indirectamente,
pues,
poruéndola al servicio de la satáruca .revoluci6n marxista­
comurusta
se la envilece, distorsiona, corrómpe y destruye mucho
más rápidamente, que en el caso de una persecuci6n directa.
III
La conspiración contra -Ja verdad
Todo eso ocurre no solamente por sí solo, también por ser
planeado, deseado,
orga!ÚZado, financiado y dirigido. ¿Por qnién?
Por fos enemigos de Dios. Recordemos al respecto un solo ejem­
plo
ilustrativo, concreto, seguro, bien conocido, pero tal vez, por
muchos olvidado. Se trata de
una conspiraci6n contra la ver­
dad, conocida en la historia
bajo el nombre de la «secta de los
ilnministas». Esta secta herética y secreta fue fundada en 1776,
en Ingolstadt, por Adan Weishaupt, para la destrucci6n de la
fe cat6lica, sirviéndose de la propágaci6n del racionalismo. El
papa Pío
VI la condena en el año 1785, sin embargo, algo más
de cien años después, en el año .1896, renace en Alemania y en
1922 en Austria.
Según uno de los más grandes fil6sofos del si­
glo x:x, Michele Sciacca ( 14 ), Gntthold Ephrain Lessing ( 1729-
1781
), fue no de los iluminados. Este dramaturgo, reconocido
como
el principal representante en Alemania de la Ilusttaci6n
(Aufkliirung), lanza la idea de no preocuparse de la verdad, para
facilitar de esta manera una
pacífica convivencia · humana. Lo
(14) Véase: JUAN VALLET DE GoYTÍSOLO, «Cristianismo y' mundo mo­
derno según el profesor Sciacca», eo V erho (Madrid), núms. 201-202, pá­
gina 51.
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
hace ante todo en su obra teatral Nathan der ,Weise (1779). En
ella, el judío Nathan representa la madurez reflexiva y la tole­
rancia; el caballero templario el poder eclesiástico y el sultán
Saladino
el poder político. El · iluminismo inspira la ilustración,
una corriente cultural
racionálista del siglo xvm, que aparace
simultáneamente en Inglaterra, en Francia, en Alemania
y otros
países europeos, como
también en Estados Unidos. Sus principa­
les representantes son los librepensadores: Locke, Hume, Adam
Smith, Diderot, Voltaire, D'Alembert, Kant, Herder, Goethe,
Pestalozzi, etc.
Se empieza una o,,ganizada lucha contra la verdad, silencián­
dola, haciendo
caso omiso de ella. Sin embargo, este desprecio
de la verdad metafísica, científica, empírica, histórica,
socioló­
gica, antropológica, etc., es. también el desprecio de Cristo, pues
Ctisto ha declarado
Ego sum veritas ( 15). Y, entonces, quien
silencia la verdad, cualquier verdad, silencia a Cristo. Despreciar
la verdad es despreciar a Cristo, pues El es la Suprema Verdad.
Marx, como todos los
íiluminadosl> e «ilustrados», rechaza
la verdad
metafísica y la reemplaza con la «verdad» del momen­
to (la que no llega ni siquiera a ser una relativa verdad histó­
_rica, es decir, lo confirmado .por los hechos verificables). Esta
actitud marxista pasa hoy día a la
teología, como ·un principio
básico del «ecumenismo»: no pelear por los
dogmas, ni por los
principios morales. La consigna es: destaquemos solamente lo
que nos une y no mencionemos lo que nos divide. Así se silencia
a los dogmas, a los
priru;ipios, es decir, al contenido de la fe,
de la enseñanza d~ Cristo; más, se silen4;:ia a Cristo mismo, pues
El es el objeto de nuestra fe, El es la fe, pues Bl es la pet11oni,. .
ficación (no figurativa, sino real) de los dogmas y de los prin­
cipios morales, pues El
es -«>mo El mismo lo dijo----la En­
camación, la Redención, la Resurrección, la Vida, y el Cielo
(15) Estas palabras de Cristo, transmitidas a nosotros por la Vulgata
de S_an Jer6nimo y que se encuentr_an en las traducciones de ella a los
idiomas modernos, ya están -omitidas en· muchas ediciones de los Evan­
gelios de la segunda mitad del siglo XX, lo que es una _prueba irrefutable
de· hasta donde llega la infiltración en la Iglesia de los enemigos de Dios.
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LA SUBVERSION EN LA FIWSOFIA
(como el fin último del hombre), El es la verdad, el amor, la
justicia y el justo, es lo bueno y el bien supremo, incluso El és
el bien común último y supremo, El es la belleza. El es la per­
sonificación · ,le todos los valores; porque El es Dios, El es el
SE"' Silenciar los valores es silenciar a .Cristo, es negar su exis­
tencia, es reducir toda la «cristología» a la «jesuología» { en el
mejor de los casos), pues muchos seudoteólogos de hoy día ni
siquiera otorgan a El esta categoría, participando en la opinión
de que Jesús de Nazaret
es un mito y nada más que un mito.
Sin embargo,
la subversión marxista en la teología va mucho
más lejos, pues pretende aplicar a la cristología el principio re­
volucio~rio de Marx: alle V erhiiltnisse umzuwerfen ( invertir
todas
las relaciones). Para estos «teólogos» marxistas Cristo no
es la verdad, sino la mentira, no es el amor, sino el odio, no es
la justicia, sino la igualdad (es decir, la negación de la justicia),
no es el bien, sino el mal, no
es la belleza, sino la fealdad, no
es el SER, sino la nada. Es la actualización del Cristo torturado,
cubierto de esputos,
de llagas, sangriento, ei:t la corona de espi­
nas, tal como lo presentaron delante de Pilatos:
es Ecce Hamo.
Mas, este Ecce Homo crucificado, despreciado, muerto en la
Cruz,
todavía antes de resucitar, nos dejó su retrato, El Sudario,
como testimonio innegable de su belleza y de su suprema dig­
nidad de Dios-Hombre.
ConcluSÍones
Nil desperandum: todo lo aquí analizado fue anunciado y
profetizado por
el mismo Jesucristo, no es, pues, para nosotros
uná , sorpresa, sino más bien una prueba; siempre estamos, en
· cada época expuestos a dar el testimonio de nuestra fidelidad a
Cristo y a
su enseñanza. Desde un comienzo así fue; basta al
respecto releer los
hechos de los apóstoles y las cartas de las
apóstoles, que comprueban la permanente presencia en la Iglesia
del Espíritu Santo, pues, a pesar de tantos esfuerzos para
des­
truirla desde dentro, sigile ella siempre la misma, guardando
inalterable
su fe, su credo .
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INFILTRACION MARXISTA EN LA TEOLOGIA
¿Qué hacer? Luchar, luchar por una sana filos,;,fía y por una
limpia teología. Esta sana
filosofía no es otra que la . pbilosophia
perennis
y esta limpia teología no es otra que la teología tradi­
cional, la de siempre,
es decir, la theologia perennis, ambas al
servicio de la verdad que es Cristo.
Nil desperandum: no todos los «signos de los tiempos» son
negativos. Según los diarios, actualmente la juventud europea,
cansada por
el tedio de . la sexualidad, vuelve con entusiasmo al
· amor espiritual, a la ternura, a la virginidad, a la fidelidad ma­
trimonial y a la sana vida familiar. Algo parecido se annncia
también en la vida iutelectual: los sofismas, el ateísmo, el vacío
~ materialismo ya pertenecen .al pasado, a lo obsoleto. La ju­
ventud sana .de nuevo busca un alimento espiritual en la filosofia
seria y responsable, en la metafísica y en una auténtica teología,
la que habla de Dios revelado. Una
vez más intelleotus quaerit
fidem,.
el iutelecto busca la fe, pues siu ella queda iusatisfeclio,
teniendo el hambre de lo espiritual y de los misterioso que
puede satisfacerse sólo
recurriendo a la verdad revelada. Esta,
a su vez, compromete al iutelecto, a
la razón: fides quaerit in­
telkctum,
lo que desarrolla al hombre, a la persona como tal.
Creciendo
en la fe, se crece también en la cultura espiritual
general.
En esta situación el papel de la Universidad es facilitar a la
juventud este retomo a
las fuentes de «agua viva», de la cual
habló Cristo con la samaritana, teniendo por testigo
el pozo de
Jacob. Estas fuentes se encuentran en la Biblia, en las antiguas
culturas griega y romana, en el pensamiento de Sócrates, de
Platón, de Aristóteles; en las obras teatrales de Sófocles, en las
esculturas de Fidias y, ante todo, en la convicción de la intelec­
tualidad helénica
y romana de la existencia del Derecho natural,
que
es la expresión de la voluntad del Creador.
Que nuestros alumnos aprendan, pues, de
la antigua cultura
romana
· el respeto de la Ley natural «grabada en el corazón
humano», según la expresión de
San Pablo, y en las sentencias
de las máximas del Derecho romano. Que aprendan el idioma
latín, para poder saborear la belleza y la sabiduria de las obras
111
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LA SUBVERSION EN LA FILOSOFIA
clásicas antiguas y de los sabios cristianos de los primeros siglos;
que aprecien la solemnidad del canto gregoriano y
de la música
del órgano; que estudien
el pensamiento de San Agustín y de
Santo Tomás
de Aquino y que se deleiten con la belleza, armo­
nía
y majestuosidad de las catedrales góticas de la Edad Media,
y todo eso para ser capaces de asumir sus responsabilidades en
el siglo XXI, el cual tiene que ser el siglo grandioso de la Qis­
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