Índice de contenidos

Número 269-270

Serie XXVII

Volver
  • Índice

Moscú y el oeste de Moscú

MOSCU Y EL OESTE DE MOSCU
POR
THOMAS MOLNAR
Los cambios económicos y culturales que tienen lugar en la
Europa del Este dejan a la sociedad soviética, en general, indi­
ferente. Apenas llega alguna noticia auténtica deÍ exterior a los
ciudadanos, que ven así su área fronteriza habitada en su ma­
yoría por «germanos», más algunos grupos disidentes menos·
importantes; en· realidad,
solo importan los germanos. Además,
las
crónicas siempre glorifican los éxitos soviéticos, atribuyén-·
dolos
al «Gran Hermano» del momento.
Es diferente
en las capas rutas de la población, donde la­
reattión al fenómeno Goibachov es fuerte. El ejército, un esta­
do dentro del estado, cuyo poder crece, tiene un claro juicio de
la situación: a medida que la ideología comuuista entra en un
proceso . de licuefacción, los· militares
pon"!l a punto sus múscu­
los, sabedores de que pueden ser llamados para proteger
la in­
tegridad del Estado y su médula
socialista. Se mantienen a la
expectativa y lo manifiestan claramente en las reuniones del Pac­
to de Varsovia.
En caso de que Gorbachov triunfe, el-ejército le
servirá; · si m reformismo falla, el ejército no dudará en interve­
nir
y llevar por arte de birlibirloque el régimen hacia un . «nacio­
nal-comuuismo».
De cualquier modo, no vacilaría en volver a
invadir un
satélite ingobernable.
Aquellos que están de acuerdo con el ejército en su
descon­
fianza hacia las reformas y que siguen ocupando · la mayoría. de
los puestos altos
y medios de la burocracia, están convencidos
-contra el puñado de reformistas-de que se puede oprimir
indefinidamente
. al pueblo ruso, de modo que jugar . con «refor-
1207.
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
ma,s» es tan innecesario como peligroso. Sus· argumentos se apo­
yan en la experiencia de la Primavera de Praga y la rebelde
«Solidaridad». Mientras
que los húngaros -poco dignos de con­
fianza y no eslavos--no alcancen un mejor nivel de vida para
ellos mismos,
~· caso petmanece como uni caso aislado y sin con­
secuencias. Pero
si el «modelo-magiar» se extiende, e incluso el
jefe
del partido es elogiado en el Kremlin, los intereses cambian.
Mis fuentes confirman la preparación del Ejército Rojo para in­
tervenir fuera de las fronteras soviéticas si los políticos se arries­
gasen demasiado.
_La «Nome¡tldatura» -está, por no decir. más, insegura. ,Sus
miembros han sido siempre ~dores_ desde la partera (desde
Jrushchov a
Jlrezp.ev, por. ejemplo, y de nuevo durante los in'
quietantes años post-Breznev ); y quieren ver quién vence en el
actual juego del poder. Su si,lep.cio mantiene aislado ~ Gorbachov,
quien también está expuesto a presiones 17ternas: en.. Berlín
oriental, Praga y Bucarest su «glasnost» es casi rechazado abier-­
ta y despectivamente. Como es lógico, Honecker, Jusak y Ceaces­
cu saben que no gobiernan poblaciones condescendientes. ·sino
naciones con una historia de disentimiento, protesta y rebelión
ocasionales. Unicamente en la Varsovia relativamente libie y en
Budapest, Gorbachov goza de un
poco de «popularidad», no
porque
los-húngaros y polacos confíen en él, sino PQrque pro-_
mete una reorganización en el interior de Rusia.
¿Quién entre los
poderosos de la Unión Soviética respalda
el movimiento reformista? Un grupo muy reducido de economis­
tas
y criticós sociales: catedráticos, periodi,tas, editores, artistas.
Estas
.personas están realmente" turbadas por lo que saben que
es el -subdesarrollo sin esperanza de su
país, las condiciones de
vida asiáticas, la ineficacia, escasez y ci:íl.irupción. No tienen elec­
ción pero apuestan por Gorbachov, cuyas declaraciones contie­
nen
al menos palabras positivas. La alternativa la anuncia el
ejército: la· militarización de ·prácticamente toda la economía sc,i.
viétie11, una esi,ecie de Gengis Khan con su muchedumbre mo­
torizada.
Los «progresistas», que hablan ahora ba&taJl.te abiertamente
1208
Fundaci\363n Speiro

MOSCU Y EL OESTE. DE MOSCU
con · sus colegas igualmente críticos ·.de . los otros países «.socia­
listas» de EUfQpa, proponen. el mismo análisis que. los. militares,
solo que. ellos
sacan· otras roncmsiones .• Los . economistas 'Y· los
generales están de acuerdo en que la ideología marxista para el
reloj de la · historia, está agotada y no inspira a nadie. Incluso
están de
acuerdo en que el país tiene ahora una economía de
eséásez donde • cualquier· cosa, desde muebles a zapatos, desde
piezas de repuesto de. maquinaria a medicamentos son de baja.
calidad, si es que pueden conseguirse. También están de acuerdo
en la amenaza que supone que los esfuerzos económicos y éxitos
de· los países satélites superen los suyos¡ después de todo; no
cierran los ojos en los. viajes oficiales ni en esos otros viajes or­
ganizados para la dispendiosa exhibición de mercancías y servi­
cios eri la ahora famosa calle Váci de Budapest, en la elegante
alameda comercial de la Vía Condotri y en la Rue Faubourg
Saint-Honoré.
Pero mientras los militares
comparan la Unión Soviética y
los satélites en términos de una rápida intervención, en caso de
que la prosperidad fuera a desembocar en desorden, los partida­
rios de las pretendidas· aspiraciones de Gorbachov encuentran
aquí una oportunidad para
un auténtico cambio. O por lo me­
nos un breve período
de respiro durante el cual «florezcan cien
flores»,
y después que venga lo que sea. Hay pocas ilusiones y
aquellos estudiosos del bloque soviético y otros visitantes de
Moscú que informan sobre las reacciones percibidas bajo los
muros
del Krem1in son bastantes unánimes: nadie concede al
actual jefe más de una QPOrtunidad de cada veinte para ganar
su apuesta.
Muchos creen que Gorvachov sufrirá un «acciden­
te», que los militares
y «conservadores» le echarán a un lado
y sus planes serán saboteados. A mi regreso de la Unión Soviéti­
ca me he encontrado con personas
serias que demostraban, con
papel y lápiz en mano, por qué ese país permanecerá impermea­
ble a
la reforma y por qué los gobernantes fijarán también
estrechos limites para la-liberalización,:~tre los satélites. A me­
nos que, y es una posibilidad concreta, el movimiento reformista
sea dirigido por inflexibles
tecnócratas comunistas leales al Par-
U09
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
rielo , ( en Moscú y otras capitales) 'cuyos esfuerzos sean m tos y, una vez más, coordinados en la cumbre por superburó­
cratas.
inamovibles. Sus contorsiones económicas serán de una
naturaleza tal, que quede excluido el tomar decisiones a nivel
e' est la meme chose ...
Tengamos presente también que después de 1956 Nikita
prometió una mejor vida
no solo para los húngaros· ( «gulyas-co­
munismo» ), sino también para otros satélites. Se nombró perso­
nal nuevo .en sustitución de los antiguos estalinistas, que fueron
liquidados. Incluso Jrushchov sabia que los rusos eran ignoran­
tes y hostiles hacia las naciones situadadas más
allá de sus fron­
teras,. y que era fácil movilizarlos para castigar a aquellos «ger-.
manos» por sus veleidades de independencia.· Una vez más, solo
una capa sutil de los intelectuales rusos está dispuesta a seguir
las lecciones demostradas desde Budapest; en menor orden pue­
den ser silenciados y unos 01antos ser víctimas arrojadas a la
«opinión pública»·. como traidores a la patria soviética.
(Traducción
de ANA Awso ).
1210
Fundaci\363n Speiro