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Número 269-270

Serie XXVII

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Maria Adelaide Raschini: La dialettica dell'integralitá

lNFORMACION BIBLIOGRAFICA
Maria Adelaide Raschini: LA DIALETTICA
DELL'INTEGRALITA (*)
La obra que comentamos constituye la cuana monografía de
la profesora de la Universidad de Génova, María Adelaide Ras­
chini, la cual, y por pluma más autorizada que la mía, ha venido
recientem,;nte a nuestras páginas, a propósito de su labor como
interpretadora de Rosmini.
En esta ocasión la encontramos . como
discípula del gran filósofo italiano Michele
Federico Sciacca, pues
el libro en cuestión tiene como subtítulo el
de Studi su/ pensie­
ro di Michele Federico Sciacca. Nada más justo que nuestra re­
vista comente la obra de Michele Federico Sciacca a través de
una pluma tan autorizada como la de
Raschini, y esto no solo
por
la influencia del profesor de Catania en el pensamiento ca­
tólico de nuestro siglo a través de las distintas fases de su obra,
influencia reconocida por el propio Pablo VI en palabras de elo­
gio y agradecimiento, sino también por su permanente colabo­
ración en la revista Verbo,
en donde desde el artículo «Desde
el sansimonismo a la tecnocracia de hoy», publicado en el nú­
mero 103, hasta «Juicio crítico sobre la teoría marxista de
la
libertad como liberación de necesidad», en el número 181-182,
se publicaron un total de 18 artículos del filósofo italiano.
Sciacca nació en Giarre, Catania, en 1908, y falleció en Gé­
nova
en 1975, por lo tanto, y en una coincidencia no buscada,
según reconoce la propia Raschini, la obra que comentamos apa­
rece en el décimo aniversario de
su muerte; focha que fue ro­
deada del acostumbrado silencio con · que el mundo contempo­
ráneo
paga a los pensadores que le incomodan, es decir, todos
los que no se han integrado en la fábrica de «gadget» en la que
se ha convertido la cnltura moderna. Silencio que no solo ig­
nora la obra de Sciacca como filósofo, sino que también olvida
su
labor docente como profesor, primero de Historia de la Fi­
losofía en
la Universidad de Pavía, y luego en Génova de Filo­
sofía Teórica y Filosofía, e intenta ocultar su labor, igualmente,
en
el campo cultural y editorial donde Sciacca destacó con la
(*) Studio Editoriale de Cultura, Génova, 1985.
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fundación de revistas como Giornale di Metafísica y Humanitas,
o empresas de
la proyección dd Movimiento de Gallarate o Cen­
tro de Estudios Filosóficos de Gallarate, cuyo espléndido
«Dic­
cionario de filósofos» ha sido publicado entre nosotros por Rio­
duero.
La trayectoria filosófica · de Sciacca puede ser descrita como
un proceso
de conversión y a la vez intento de fundamentación
de una metafísica. Desde sus primeros estudios con Antonio
Aliotta pasará por una fase idealista de
inJ!uencia gentiliana,
para inscribirse después en una
posición espiritualista que culmi­
nará con su adscripción al espiritualismo cristiano y a la defen­
sa de la legitimidad, mostrando su obra inJ!uencia de los espiri­
tualistas franceses como Blondd o de filósofos de la categoría
de Rosmini. Pero
si por algo es conocido Sciacca es por su ads­
cripción a la «Filosofía de la Integridad», y precisamente a esta
etapa ,k madurez de su pensamiento es a la que está dedicads
la obra que comentamos.
En este libro, María Adelaide Raschini recopila una serie de
artículos, unos publicados en diversas revistas y otros inéditos,
en los que desde 1960 ha ¡.,enido ocupándose de diversos aspec­
tos de la filosofía de Sciacca, a través unas veces de exposiciones
de su
doctrina, otras de comentarios de libros, finalmente, tam­
bién, en debates
y matizaciones a otros comentaristas dd maes­
tro de Génova.
De entre los trabajos recogidos quizás podamos
destacar, por estar escritos en nuestra lengua, los siguientes:
«Sciacca y la decadencia
de Occidente», en Revista de Filoso­
fla, México, 1982; «El estetismo en d pensamiento de Sciacca»,
en Crisis, Madrid, 1968; «La libertad y el tiempo», en Docu­
mentación
Critica Iberoamericana de Filoso/fa y Ciencias Afi­
nes, Sevilla, 1965.
De lo hasta aquí expuesto podemos deducir que una de las
características
dd volumen es la heterogeneidad de los temas
tratados
y de la forma de abordarlos; no nos encontramos, por
lo 'tanto, ante una
exposición sistemática dd pensamiento de
Sciacca, ni siquiera ante una visión panorámica
. de gran parte de
su obra, pero esto no desmerece
en absoluto el mérito ni el in­
terés del libro comentado, pues a través de sus páginas, amén
dd amor que se desprende hacia la obra dd maestro, se tratan
algunos de los temas claves
de. su pensamiento. Así se realiza
su
concepción de la integralidad por la que el sujeto se conside­
ra enteramente perfecto en su ser y por la que se restituye al
sujeto inteligente su inicial entereza, concepción que convierte
a
la integralidad. dd hombre mismo en el parámetro más in-
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transigente de la inteligencia humana y conduce al rechazo de
toda posición filosófica incapaz de explicat al hombre «integral­
mente». Sobre estas bases
se justifica la crítica de Sciacca al es­
cepticismo y a la filosofía «moderna», al mismo tiempo que se
fundamenta
su explicación de la decadencia de Occidente, magis­
tralmente diagnosticada en sus verdaderas causas, en una época
en la que se exhibe un indeceute triunfalismo por parte de los
que
Rascbini denomina intelectuales «a la page». Especial inte­
rés
tiene la concepción filosófica de Sciacca en cuanto considera
que
la filosofía es siempre teística porque teísta es la inteligen­
cia humana, con
una fundamentación de la Divinidad no solo
metafísica sino también antropológica.
Otro de los temas tratados, sobre todo en la tercera parte
del libro, denominada Discussioni, es el de las tensas relaciones
de Sciacca con la escuela neotomista italiana. En efecto, inscrito
en
la tradición filosófica platónico,.agustiniana, procedente del
idealismo, con fuertes influencias rosminianas, con una perenne
atracción por los «malditos» (Dostoevskij, Pirandello, Mann),
alineado en fin dentro de la amplia corriente del espiritualismo
cristiano, el debate entre los neoescolásticos
y la obra de Sciacca
era y es inevitable; en este debate participa María Adelaide Ras­
chini para matizar, aclarar y, en 'definitiva, defender los puntos
de vista de Sciacca. Unas veces el diálogo es franco y amistoso,
<:orno es el caso de su comentario al libro de Manuel Gonzalo
Casas,
Sciacca, editado dentro de la colección «Hombres inquie­
tos», ·de
la editorial Columba, aunque parece que esta es la ex­
.:epción a
juzgar por la siguiente frase de Raschini que recoge­
mos
de la página 172: «Lo studioso, autore di questo libro, si
appoggia ad una ,tradizione piú strettamente tomistica, e tuttavia
ció non
ha costituito un ostacolo a quella µ,mprensione ed a
quell'accostamento: cosa, questa, che,
mentre offre un esempio
raro ne! mondo neotomisti, dke l'onesta intellettuale dell'auto­
re». Otras es más tenso, dentro
de la cortesía académica, como
en los dos escritos acerca de unos comentarios
de Gustavo Bon­
tadini sobre el espiritualismo cristiano; no
debe pensarse, sin
embargo, que estos enfrentamientos de escuela implican
una des­
consideración de Sciacca hacia el Aquinatense, a quien, pese a
las legítimas discrepancias, se acerca en la última fase de su obra.
No puede despertar sino elogios la cuidada edición de este
libro, que es
más que un libro de homenaje y que mantiene el
"1to tono intelectual de toda la obra de Maria Adelaide Ras­
cl,ini.
JosÉ MIGUEL SERRANO Rurz-CALDERÓN
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