Índice de contenidos

Número 275-276

Serie XXVIII

Volver
  • Índice

Reseña del Congreso: «Contra el 89, Mitos, interpretaciones y perspectivas» (Roma, 25 y 26 de febrero de 1989)

RESE~A DEL CONGRESO: «CONTRA EL 89, MITOS,
INTERPRETACIONES Y PERSPECTIVAS»
(Roma,
25 y 26 de febrero de 1989)
POR
MARfA DB LA ANuNCIACIÓN POLO CALLEJA
«Un mundo sin Dios se construye, antes
o después, contra el hombre»
JUAN PABLO ~!
Bajo la protección de Nuestra Señora, y con el canto del Y e­
xilia Regís, se celebró, en el Colegio Agustinianum, los días 25
y 26 de febrero, el Congreso Internacional promovido y organi­
zado por
A/leanza Cattlica y Cristianita que, bajo el título de
«Contra el 89: Mitos, interpretaciones y perspectivas», reunió
en Roma a un nómero considerable de personas con el fin de es­
tudiar las funestas consecuencias de la Revolución francesa.
Los congresistas, más de 500 personas, en su mayor parte jó­
venes, siguieron con atención el discurso de presentación del Con­
greso que correspondió al profesor de Historia · Medieval de la
Universidad de Pisa,
MARCO TANGHERONI, quien, a su vez, pre­
sidió la primera sesión. Señaló
los. fines del Congreso y afirmó
que los organizadores no tenían la intención de conmemorar una
fecha,. sino de llamar la atención sobre las ideas originarias del
fenómeno revolucionario subversivo, los hechos que lo caracteri­
zaron y los mitos que todavía hoy están presentes en la historio­
grafía general, denunciando, a este propósito, una tentativa de
falsa desmitificación, que consiste en separar, cuando no en con­
traponer, la Revolución de 1789 a la Ilustración, para librar a esta
última de
la responsabilidad de sus consecuencias prácticas. Des­
pués-,de recordar que el tema afrontado por el Congreso fue siem­
pre el tema central de las reflexiones cylturales de Alleanza Cat­
tolica, nacida para estudiar las causas de la crisis del hombre y
del mundo moderno y contribuir a ponerle remedio,
el profesor
TANGHERONI pasó a presentar las ponencias de:
619
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
-JEAN DuMONT, historiador, filósofo y abogado lionés, con­
vocado por J ACQUES CHIRAC como asesor a las manifestaciones
culturales que este
afio conmemorarán en Francia la Revolución.
Conocido
por sus investigaciones sobre la vida religiosa en los
siglos
XVI, XVII y XVIII en España, en .las colorúas españolas y en
Francia, publicó
Proces contradictoire de l'Inquisition espagnole
(Famot, Ginebra, 1983 ), L'Eglise au risque de l'histoire (Crite­
rion, Limoges, 1982),
La Révolution franraise ou les prodiges
du sacrilege ( Criterion, Limoges, 1984) y Pourquoi nous ne cele­
brerons pas 1789 (Bagneux, 1987), entre otros.
-
REYNALD SECHER, licenciado en letras y doctor en Cien­
cias Históricas
y Políticas por la Sorbona, profesor de la Escuela
Superior de Informática
y de Gestión de París, escribió: La Cba­
pelle-Basse-Mer, village vendéen: Révolution et Contre-révolution
(Perrin, París, 1986), Le génocide franco-franraise. La Vendée­
Vengé
(Presses Universitaires de France, París, 1988), Vendée
1789-1801, Anjou, Bretagne, Poitou
(Fleurus, París, 1988) y la
introducción a
GRACCHUS BABEUF, La guerre de Vendé e et le
systeme de depopulation (Tallaudier, París, 1988). Está preparan­
do una
Guía a la Guerra de Vandée, de dibujos, y una novela his­
tórica sobre la guerra vandeana.
-
MAsSIMO INTROVIGNE estudió Filosofía en la Urúversidad
Gregor'ruia de Roma y se licenció en Derecho, en la Urúversidad
de Turín. Es miembro del GRIS (Grupo di Ricerce e Informa­
zione sule Sette)
y director del CENSUR ( «Centro di Studi sulle
Nuove Religioni»
). Escribió: I due principi di giustizia nella teo­
ría di Rawls (Giuffre, Milán, 1983), Pornografía e rivoluzione
sessuale (S. Lorenzo, Chiavenna, 1983), Il reverenda Moon e la
Chiesa dell'Unificazione (Elle di Ci, Turín, 1987), I testimol!i
di Geova. Origini, staria e dottrina (Elle di Ci, Turín, 1988 ). .
-El Padre Don LruGI NEGRI, licenciado en Filosofía y Teo­
logía, es profesor de Filosofía Moral en la Universidad ,Católica
del Sagrado Corazón de Milán. Publicó: Note di Fz1osofia morale
(CUSL, Milán, 1982), L'uomo e la cultura nel Magistero di Gio­
vanni
Paolo II (CSEO, Bolorúa, 1983), Vire Cristo ai giovani
(Piemme, Casale Monferrato, 1987), Persona e Stato nel pensiero
Ji Hobbes (Jaca Book, Milán, 1988). Es miembro de la redac­
ción italiana de la revista internacional «Comunio»
y secretario
general del Comité Promotor de Congresos sobre
el Magisterio
Pontificio.
620
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
-JuAN VALLET DE GoYTISOLO, doctor en Derecho, nota­
rio de Madrid jubilado,
núembro de las Reales Academias de
Jurisprudencia
y Legislación y de Ciencias Morales y Políticas, y
profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, ha escrito más
de 500 artículos
en revistas especializadas, 24 volúmenes de De­
recho civil, 5 de Filosofía jurídica
y 7 de Filosofía política. Es
fundador de la Editorial «Speiro» y de la revista
Verbo.
-GIOVANNI CANTONI, de formación jurídica, dirigió sus es­
tudios hacia la Filosofía y la Teología social. Fundador y presi­
dente de
Alleanza Cattolica, dirige Cristianita y Quaderni di Cris­
tianita. Escribi6, entre otros: L'ltalia tra Rivoluzione e Contro­
Rivoluzione, introducci6n al libro de PLINIO CORREA DE Ou­
VEIRA, Revolución y, Contra-Revolución (Cristianita, Piacenza,
1977), La lezione italiana. Premesse, manovre e riflessi della po­
lítica di compromesso storico sulla
soglia dell'Italia rossa (Cristia­
nita, Piacenza, 1980). Presenta y comenta regularmente los do­
cumentos pontificios en Cristianitii.
Ternúnado el Congreso, se asisti6, en la Plaza de San Pedro,
a la reflexi6n
donúnical del Santo Padre y al rezo del Angelus.
Posteriormente, a la Santa Misa, en la Capilla de Santa M6nica,
celebrada por el Reverendo Don
ALFREDO MORSELLI y acompa­
ñada por el Coro de la
Societas Sancti Gregorii de Ferrara.
En el Congreso participaron: el P. TIMOTHY CLOUTIER O.
M. V., de la Comisi6n Pontificia Ecclesia Dei, el Padre LoUis­
MARIE DE BLIGNERES, superior de la Fraternidad de San Vicente
Ferrer, el Padre
PAOLO CALLIARI o. M. V., el Padre ANTONIO
DI MoNDA O. F. M. y otros, representantes del clero regular y
secular. El Cardenal
SILVIO ÜDDI, prefecto de la Sagrada Con­
gregaci6n para el Clero, quien debía celebrar la Misa de clausura,
envió un telegrama de adhesión, ya que estaba en Japón como
enviado extraordinario a los funerales del emperador
HrRO HITO.
También asistieron: JUAN MIGUEL MONTES CousINo, director de
Tradición, Familia y Propiedad en Roma, los Honorables PrNo y
GrANFRANCO FINI. Mandaron telegramas de adhesión el Profesor
UBALDO GIULIANI BALESTRINO, catedrático de Derecho penal de
la Universidad de Turin, el Honorable
ROBERTO FoRMIGONI, vi­
cepresidente del Parlamento Europeo, y el Honorable Profesor
GtANNI ROBERTI.
Muy interesantes todas las ponencias: unas, porque aclaran
aspectos que a la Revolución no le interesó nunca aclarar; otras,
porque dan a conocer hechos históricos desconocidos para el gran
621
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
público y que la misma Revolución se encargó de ocultar dado su
carácter no democrático; y otras, porque ponen de
manifieslo las
actuales consecuencias de
la aplicación de los principios revolu­
cionarios. Todos los ponentes dejaron ver
en sus relaciones un
claro optimismo respecto al cambio doctrinal y una esperanza de
que, con
la ayuda de la Santísima Virgen María, medianera de
todas las gracias,
se pueda llegar a hacer realidad el lema de «Al
final,
mi Inmaculado Corazón triunfará».
En
Religión y Revolución francesa, MAssIMO INTROVIGNE es­
tudió la experiencia religiosa de los católicos frente a la Revo­
lución francesa, sobre todo de los que mantuvieron una posi­
ción contraria, y la experiencia histórica de los intelectuales ca­
tólicos que estudiaron la Revolución desde un punto de vista re­
trospectivo.
El estado de la religión católica en el Reino de Francia antes
de
la revolución era bastante bueno, tanto por la cantidad de per­
sonas practicantes como por la cualidad de las mismas.
Lo mismo sucedía con
el estado del clero, que no era tan
malo como lo pintaba la minoría iluminista (o ilustrada). Los
obispos pueden considerarse buenos, como lo prueba el hecho de
que un periódico jansenista «Nouvelles Ecclesiastiques» señala
sólo nueve obispos ( de
más de cuatrocientos) culpables de escán­
dalo porque no viven en sus diócesis ...
Por el contrario, la situación de la Iglesia, como institución,
era
más bien mala. Las relaciones entre la Iglesia y el Estado se
iban deteriorando lentamente hasta llegar a la Revolución, que
se declaró contraria a la religión por consislerarla cómplice y ami-
ga del Anden Régime. .
La literatura iluminista induce no sólo a odiar a las monjas,
sacerdotes o misioneros, sino también a la Iglesia, al cristianis­
mo
y, finalmente, a Dios.
Durante la Revolución, la persecución cultural toma consisten­
cia y
se convierte en persecución física, pudiendo distingnirse dos
períodos en los que
se alternan fases de calma con otras de ma­
yor virulencia:
622
-De 1789 a 1792, separación del Estado de la Iglesia, y
-De 1792 en adelante, verdadera separación del Estado de
Dios, o
al menos del Dios cristiano.
Momentos importantes del primer período son:
1789, secularización
de los bienes eclesiásticos,
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
-1790 (enero), supresión de las órdenes religiosas,
- 1790 (agosto), constitución civil del clero que, según Pío
VI, crea una situación de cisma entre la Iglesia de Francia
y la Iglesia Universal;
- 1790 (noviembre), obligación
al clero de jurar dicha ley;
- 1791, detención de sacerdotes que
se resisten al juramen·
to constitucional. Es defícil saber cuántos lo hicieron, pero
parece que
· fueron cuatro obispos ( de más de cuatrocien­
tos) y
casi el 48 % de los sacerdotes, porcentaje más bien
bajo
si se tiene en cuenta que no jurar significaba arries­
gar la vida.
En el segundo período, que se prolonga hasta 1801, se pro­
ducen las masacres de septiembre de 1792, que empiezan matan­
do a prostitutas, locos, mendigos y se extienden después a sacer­
dotes· y a personas sospechosas de tener relación con la «anti­
gua religión». Mueren casi 1.300 personas en
París, se queman
vivos a dos sacerdotes en Reims. . .
Sería larguísima la lista de las
atrocidades cometidas en este período
... Baste citar las «Noyades
del Loira», llamadas humorísticamente «bautismos patrióticos»,
que
consistían en meter a los prisioneros en viejas balsas en me­
dio del río y hundirlas: los que no se ahogaban rápidamente eran
asesinados a sablazos. Modernos historiadores hablan de «noya­
des» reservadas exclusivamente a mujeres y niños.
Las leyes de este período apuntan a la. descristianización. En
1798 nadie puede pensar que en 1801 no sólo no habrán acabado
con la Iglesia sino que, con el Concordato, se reabrirán las
igle­
sias, los sacerdotes serán puestos en libertad, y la persecución
terminará. El Concordato, obra de Napoleón, deriva de un cálculo
,polí­
tico y del deseo de acabar con las insurrecciones de los católicos,
sobre todo del Oeste. Porque
.. ¿qué le ocurrió a la religión ca­
tólica en este tiempo? Muchos autores hablan del valor de los
mártires, de la labot de la resistencia o de la epopeya vandeana.
Y, en realidad,
es métito de éstos si la Revolución no consiguió
su último fin: expulsar de Francia a Dios; pero no
se puede de­
cir que «ganó» la Iglesia. Desde el punto de vista institucional,
el Concordato define a la religión católica como
«la religión de
la gran mayoría de los franceses», e instaura la separación de la
Iglesia y el Estado. Pero,
se ve una calda en la práctica religio­
sa superiot al 50 % en Francia y del 30 % en París: la Revolu­
ción logró la descristianización de una gran parte de Francia.
Se
pasó de la unidad doctrinal e ideológica al pluralismo: los cató-
623
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
licos son la mitad de los franceses y la otra mitad la forman se­
guidores de otras religiones: agnósticos, ateos y otros que ven
en
la Iglesia un enemigo.
Entre las nuevas religiones que nacen en la Revolución hay
que recordar:
-Los cultos racionalistas, con el culto a la diosa razón de
Fouche y de Chaumette; la religión del ser supremo de Robes­
pierre;
la teofilantropía ... , en las que se daba culto a la razón,
la naturaleza y la celebración del estado revolucionario, que pre­
paran
el camino a las liturgias políticas, típicas de los regímenes
totalitarios de nuestro siglo.
-El adventismo profético y la especulación sobre el fin del
mundo en base a cálculos hechos sobre el Libro de Daniel y del
Apocalipsis en el Siglo
XVIII. El profetismo de la Revolución
se difunde a través de Inglaterra en Estados Unidos y ejercita
una considerable influencia en toda
la corriente adventista hasta
llegar a los actuales Testigos de Jehová, que consideran el año
1789 como parte integrante de su lista de fechas proféticas .
....:.._ El espiritismo, que tiene su origen moderno en Mesmer,
quien, de ideas políticas radicales, veía en la Revolución su
triunfo.
-El interés por el Oriente: entra en el vocabulario la pala­
bra orientalismo y
el gusto por el hinduismo.
-La magia y la cartomancia, sobre todo con MARIE ANNE
LENORMAND, en cuya sala de espera se encontraban casi todos los
protagonistas de la Revolución: Fouché, Herbert, Danton, Robes­
pierre, Napoleón, Josefina ...
Todas estos son fenómenos que confirman que, cuando la
conciencia cristiana de Europa, siempre de acuerdo con el pensa­
miento filosófico tradicional, tiende a desaparecer, aparece el ra­
cionalismo y el irracionalismo, lo ascético y lo oculto: juntos,
como las dos caras de una misma moneda en el corazón de las
personas.
Los católicos, durante la Revolución, en general, fueron fieles
a
la Iglesia de Roma con dos excepciones: la Iglesia constitucional
cismática y enfeudada al estado revolucionario que nace en los
primeros años de la Revolución, y la petite Eglise cismática, que
nace después del Concordato
y lo rechaza como compromiso
inaceptable con
la Revolución. Hay quien añade la Iglesia de los
pobres
y la Iglesia desarmada, de escasa importancia.
La Iglesia constitucional, minoritaria y prácticamente desapa­
recida, no d.estac6 ni por su valor ni por sus buenas costumbres:
12.000 de sus sacerdotes,
la mayor parte, se -casaron y, casi un
624
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
50 % de los mismos se prestaron a la vergonzosa renuncia a sus
funciones sacerdotales cuando más fuerte era la Revolución. Su
base popular fue casi inexistente. ·
La petite Eglise nace alrededor de tres obispos anticoncorda­
tarios, con unas 20.000 personas en Francia
y Bélgica. Tras la
muerte del último obispo, en 1831 y del último sacerdote en
1840, no
se ordenaron nuevos sacerdotes y los laicos celebran
una Misa en
la que recitan sólo la parte reservada a los fieles.
Existe aún,
y, el último esfuerzo de reconciliación que data del
año
·1965, atrajo a la Iglesia católica a unos 130 fieles de los
pocos miles que quedan en La Vendée, Charolais y Lyon.
Los católicos, con la Revolución,
se dan cuenta de que las co­
sas están cambiando: el pluralismo doctrinal aparece como un
desafío
y un problema y tienen que buscar nuevas soluciones.
Una colaboración estrecha entre Iglesia y Estado aparece
ense­
guida como imposible. La separación radical reveló la potenciali­
dad de
la persecución. Queda sólo la posibilidad de intentar in·
fluir en la sociedad pluralista y colaborar con las instituciones.
Como decía
J OSEPH DE MArsTRE, «esta revolución no puede ter­
minar con una vuelta al antiguo estado de cosas que parece im·
posible, sino
con la rectificación del estado en el que hemos
caído».
Entre los católicos, hasta la primera guerra mundial, destacan
tres teorías explicativas de la Revolución francesa:
- Fenómeno divino.
-Mecanismo social.
-Complot o diseño.
Para los historiadores católicos antirrevolucionarios, el plan
de la Revolución nació como diseño en una serie de círculos
y de
minorías que trabajan de forma autónoma
y coordinada al mismo
tiempo. Una
vez iniciado el fenómeno revolucionario, podía des­
cribirse como una máquina con una orientación filosófica y un
significado que no se pueden entender sin referirse a categorías
teológicas. La tendencia a
la revaloriración histórica de ciertos aspectos
de la Revolución coincide con
la corriente católico-democrática, y,
en su política, con el movimiento demócrata-cristiano. Destacan
tres tesis en esta revalorización:
-El carácter principalmente político de la persecución reli­
giosa revolucionaria ( demostrada como falsa, dada la mentalidad
anticristiana y antirreligiosa de los grandes promotores de la Re·
volución).
625
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
-Una defensa de la Iglesia constitucional-cismática ( demos­
tráda como operación totalmente mitificadora).
-
La participación popular en los actos revolucionarios ( so­
bre todo en la toma de la Bastilla y en la guerra de La Vandée ).
-Sin embargo, la toma de la Bastilla, según recientes estu­
dios de
DuMONT, fue un «golpe de mano de.bandas de vagabun­
dos, evadidos
y desertores en busca de armas para usarlas en em­
presas no necesariamente políticas». Actualmente, nadie duda
que
la puetta fue abierta espontáneamente por el gobemador des­
pués de una negociación y
qu~ allí no había ningún preso políti­
co.
GonECHOT, historiador liberal filo-revolucionario, escribe en
una obra suya en 1965, que
el núcleo duro de los asaltantes es­
taba formado por «vagabundos, personas sin escrúpulos y delin­
cuentes» que, cuando
se habló de dar recompensas a los «vence­
dores de
la Bastilla, no se presentaron a reivindicar el título de
vencedores porque haciéndolo,
se habrían dado a conocer a la po­
licía». ¿Dónde, pues, la participación del pueblo en la Revolu­
ción?
La polémica sobre Vandea, como dice el Cardenal PouPARD,
presidente del Consejo Pontificio para la cultura, concluye por
reconocer que, «contrariamente a lo que afirma la historia ofi­
cial, no fueron los nobles los que se sublevaron, sino los cam­
pesinos que se negaron a traicionar su fe y obligaron a algún no­
ble que dudaba a ponerse a la cabeza de aquella lucha por la
Fe y la libertad».
Los historiadores católico-democráticos han llegado, incluso,
a sostener la identidad
de los principios de la Revolución con
los del Evangelio, una podetosa respuesta a la necesidad de «creer
para actuar». E invocan un deseo fortísimo
de unidad y reconcilia­
ción, buscando los valores comunes mediante la desdramatiza­
ción
de la historia.
Los historiadores católicos tendenciahnente críticos frente a
la Revolución entienden que debe asumirse el drama e integrarlo
en una experiencia religiosa según
la teología de las dos ciuda­
des de San Agustín, de las dos banderas
de San Ignacio de Lo­
yola, de las dos estirpes de hombres de San Luis Griñón de Mon­
fort o de las dos posiciones radicalmente opuestas que expone
el
Papa Juan Pablo II: «Sólo asumiendo el drama es posible en­
contrar soluciones para vivir y colaborar con los demás en la si­
tuaci.ón de tensión constante entre la Fe y sus manifestaciones
p6blicas, la irteligión y sus manifestaciones no menos públicas»
(Discurso al Parlamento Europeo en Estrasburgo del Papa Juan
Pablo
II).
626
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
Las diversas interpretaciones propuestas por los católicos nos
ayudan a entender las palabras de Juan
XXIII en la apertura del
Concilio Vaticano
II: «El gran problema del mundo después de
casi dos mil años no cambia. Cristo, siempre resplandeciente está
en el centro de la historia
y de la vida; los hombres, o están con
El
y con su Iglesia y gozan de la luz, de la belleza, del orden y
de la paz, o están sin
El o contra El y deliberadamente contra su
Iglesia: son motivo de confusión causando roces en
las relaciones
humanas y peligros de guerras».
El profesor REYNALD SECHER habló del Genocidio vandeano,
y comenzó describiendo la región de la Vandea, que es una parte
de Francia formada por las provincias de: Due Sevres y V andea,
al norte, y Maine, Loira y Loira inferior, al sur, con una exten­
sión de 10.000 kilómetros cuadrados y 815.000 habitantes.
Las
gnetras de V andea constituyen una de las páginas más dra­
máticas de la historia de Francia que los historiadores contempo­
ráneos minimizaron, haciéndolas desaparecer de
los libros de tex-·
to o reduciéndolas a una síntesis de pocas líneas.
En el siglo XIX se proclamó que Vandea se rebeló contra una
República fundamentalmente buena en nombre de principios ideo­
lógicos anticuados y cometió
la ¡gran traición! de haber defendido
!' Anden Régime. Nada más lejos de la verdad: Vandea, fuer­
m.ente individualista, apoya la Revolución que muy pronto la de­
silusionará por su perversidad y cinismo. La administración, se­
dienta de poder y apoyada por politicastros sin pudor, quieren
cambiar el modo tradicional de pensar y de decidir, sometiendo a
la población a un frenesí
revolucionario.
La más pequeña desobe­
diencia lleva a
la marginación, a ponerse fuera de la legalidad y
a la declaración de culpables del crimen de rebelión.
El hecho de que la Administración no mantenga las promesas
de disminución de
los impuestos, reducción del reclutamiento, abo­
lición de la corvé, transformada en requisición arbitraria y abusi­
va, y
la persecución del clero ( símbolo de la resistencia a la opre­
sión y efectivo contra-poder) a partir de finales de 1789, entre
otras causas, crean un clima extraño en la Vandea.
Los sacerdotes aceptaron de buen grado la nacionalización de
los bienes de la Iglesia (
en palabras de Chevalier, párroco de Sain­
te Lumine de Contais,
«en la escuela de un Dios pobre también
nosotros aprendimos a sacrificarnos»), pero rechazan
la interven­
ción del Estado en el campo espiritual
y litúrgico. Algunos obis­
pos, como
el de Lucon, proponen la separación de la Iglesia del
Estado, que viene rechazada por el Legislativo en 1790 y que
627
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
pasa a la ofensiva, exigiendo el juramento constitucional de los
mismos. En este contexto, los poderes
locales y las asociaciones,
para probar su fidelidad y animar a
los tímidos, van más allá de las
órdenes recibidas y ponen en práctica medidas vejatorias y repre­
sivas contra el clero.
Se organizan verdaderas cazas al hombre,
unidas a premios en metálico,
y desde este momento se asiste a una
división de
la comunidad en dos grupos opuestos: los partidarios
de
la represión y los contrarios a la misma. Y en la clandestini­
dad
se organizan movimientos de resistencia y guerrilla contra el
poder.
La ruptura se convierte en definitiva en marzo de 1793, con la
ley Jourdan, que preveía el enrolamiento obligatorio de 300.000
hombres para defender la patria asediada. El pueblo, por lo tanto,
se ve obligado a escoger entre enrolarse bajo las banderas de un
régimen odiado que persigue a los sacedotes, dejando indefensas
las ciudades frente
al poder abusivo del Estado, ya que los agentes
de la represión, los funcionarios, los alcaldes y los oficiales muni­
cipales estaban exentos de servicio, o rebelarse, convirtiéndose en
enemigos declarados del régimen. La elección era fácil, porque
el
articulo 35 de la Declaración de derechos del hombre y del ciuda­
dano preveía que, «cuando el gobierno viola los derechos del hom­
bre,
la insurrección es para el pueblo y cada uno de sus compo­
nentes, el
más sagrado derecho y el más indispensable deber».
Iniciada la insurrección vandeana, en ella pueden distinguirse
dos momentos:
- de marzo de 1793 a diciembre del mismo
año, concreta­
mente al 23,
día de la derrota militar de los vandeanos en Savenay,
que es una cruel guerra civil; y,
-de diciembre en adelante, cuando se realiza la aplicación
fría del genocidio, cuyos principios se enuncian en mayo de 1793.
Un decreto del 1 de agosto establece: «Del Ministerio de la
Guerra
se enviará material combustible de todo tipo para quemar
bosques, sotobosques y tojos» (art. 6.0); «se talarán los bosques
y se destruirán los refugios de
los rebeldes, las cosechas serán re­
cogidas por compañías de trabajadores y se llevarán a retaguardia;
y el ganado será requisado» (art. 7
.º); «los bienes de los rebeldes
de Vandea pasan a ser propiedad de la República» (art. 14) y así,
sucesivamente ... Tureau declara, en la Convención, días despuésJ
que la Vandea debe ser un cementerio nacional. Robespierre afirma
ante
el Comité de Salud Pública: «Hay que sofocar a los enemi­
gos de la República o perecer con ella; en este caso,
la primera
máxima de vuestra política debe ser guiar al pueblo
con la razón
y a los enemigos del pueblo con
el temor. . . Este terror es sólo la
628
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
justicia rápida, severa e inflexible». El genocidio se escribe en esta
l6gica y
la Convenci6n lo proclama clamorosamente: «Soldados
de la libertad, hay que exterminar a los bligantes (bandidos) de
La Vandée».
Al grito de «ninguna gracia para los conspiradores»,
se pone
manos a la obra.
Se condenan mujeres y niños, las primeras porque
son las que generan monstruos y los segundos porque son ban­
didos o pueden llegar a serlo. Lequinio
exige que no se hagan
prisioneros. Carrier dice en la Convenci6n: «Puedo asegurar que
en Vandea no queda un solo patriota. Todos los habitantes de
esta región tuvieron una parte más o menos activa en esta gue­
rra» (por lo tanto, no quedará ningún superviviente en esta tierra
desgraciada).
En este genocidio se pueden distinguir tres etapas: la primera
corresponde a la enunciación de ideas, como las de laminar el sue­
lo, envenenar el agua y el vino con arsénico o envenenar el aire
fumigándolo con venenos; en
la segunda, los elementos químicos
son sustituidos por medidas más eficaces,
ya que los primeros
no daban los resultados esperados. Y, así,
se pasa a la guillotina,
las balas,
la bayoneta o los culatazos de fusil. Pero el uso de estos
métodos
es demasiado costoso y lento, ya que se trata de hacer
desaparecer a toda una región de Francia, y se pasa en la tercera
etapa a medios colectivos, como las
prisiones o campos llamados
«la antecámara de
la muerte», las quemas y las muertes por as­
fixia dentro del agua. Estos métodos podían ser empleados in­
dividual o colectivamente. Cuando se usaban por
parejas se lla­
maban matrimonios republicanos
y se trataba de atar, desnudos,
en posiciones oscenas,
un hombre y una mujer, a ser posible un
padre con una hija, una madre con un hijo, un sacerdote con una
religiosa...
y ahogarlos. Los colectivos consistían en meter en
una vieja embarcaci6n con puertas a «una
carga de personas»; la
embarcaci6n se colocaba en medio del río, se abrían las puertas,
entraba el agua
y se ahogaban. Los que tenían la desgracia de no
morir, eran rematados a sablazos
... Y esto se hada en el Loira,
llamada la «bañera nacional», «el gran vaso de los beatos» o «el
bautismo patri6tico».
Se intenta también la muerte por asfixia
en cámaras herméticamente cerradas, pero
los gritos de los mori­
bundos molestaban a
los que habitan en las cercanías ...
Los informes diarios de los generales a la Convención y al
Comité de Salud Pública, evitan comentarios: Turreau, el 24
de
enero de 1794, escribe: «Mis columnas hicieron maravillas, ni
un solo rebelde·
se escapó a nuestras investigaciones... Si conti­
nuamos así, dentro de 15 días en Vandea no habrá casas,
ni pro-
629
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
visiones, ni armas, ni habitantes. Hay qne destruir todos los bos­
ques, los árboles y todo lo que despunta del suelo en Vandea».
A
lo que Convención responde: «Matad a los rebeldes en vez de
quemar las
casas ... ».
Hay, sin embargo, quien se asombra por esta barbarie, como
el comisario Lequinio, pero no puede hacer nada por miedo a
ser considerado favorable a los rebeldes
y asesinado también él.
Armery hace encender hornos
y, cuando están muy calien­
tes, arroja a las mujeres y a los niños diciendo que así la Repúbli­
ca quería cocer su pan ... Frente al castillo de Clisson, el 5 de
abril de 1794,
los soldados del general Crouzat queman a 150
mujeres para extraer
la grasa que después entregarán a los hos­
pitales de Nantes y a los militares.
En Angers se curte la piel de
las víctimas y el Consejo General decide que las
cabezas de los
rebeldes muertos sean cortadas y disecadas para ponerlas enci­
ma de las murallas, y encargan la obra al laboratorio de la Escue­
la de Curigía de dicha ciudad ...
Tres grupos son los encargados de realizar las «operaciones»
antes
descritas:
-
Las «columnas infernales», que páttieron el 21 de ene­
ro y tienen como finalidad atravesar de un lado a otro el país,
evitando que «nada escape a la venganza nacional».
-La «flotilla del Lo ira», formada por 41 barcos y que de­
bía limpiar las orillas del río mediante operaciones breves y rá­
pidas.
-El «Comité de subsistencia», creado el 22 de octubre de
1793 con el objeto de recoger los animales, vituallas y las propie­
dades inmobiliarias abandonadas por cuenta de
la Nación.
Los generales, con orgullo y alegría, afuman: «Se caminará
mucho en esta tierra antes de
encontrar un hombre o un rebaño.
Dejamos detrás de nosotros sólo cadáveres y ruinas».
En abril-mayo de 1794, la Convención está «tranquila»
por­
que «la hidra repugnante de la Vandea no pueda hablar de con­
trarrevolución desde el momento en que para ella se trata sólo
de sobrevivir».
Merlin propuso a los miembros
de· la Convención horrar «el
nombre de V andée de la lista de las provincias y cambiarlo por
el de Departamento Vengé», medida que se aplicó meses des­
pués. El proyecto se envía al Comité de Salud Pública pero,
como explica
Fyau, representante de Vandea, es muy precipita­
do, «porque existen· aún
rebeldes... y, para ejecutar el proyecto
de Merlin, los representantes del pueblo
deberían ir acompaña­
dos del ejército. No
se quemó bastante Vandea; durante un año
630
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
ningún hombre ni ningún animal debe encontrar qué comer en
aquel suelo. Los colonos que enviaréis nos harán afrontar nuevos
sacrificios
... ».
Y este genocidio, a pesar de la intención de la Nación, no se
termina debido a la debilidad d elos medios empleados. Aun así,
hay que decir que un 15
% de la población de Vandea fue asesi­
nada ( 117.257
peMonas); el 20 % de las propiedades inmobilia­
rias destruidas (más de 10.300 casas de un total de 53.273),
te­
niendo en cuenta que algunas partes fueron más afectadas que
otras, por ejemplo, Bressuire, en Due Sevres, pierde el 1,80 %
de sus inmuebles mientras que Cholet, casi el 40 % .
Años después, los principales culpables del genocidio, fueron
condenados a muerte, los demás, aunque probada su culpabilidad,
quedaron en libertad porque
no lo hicieron con intención crimi­
nal.
El general de brigada, Danican, escribe a Bemier: «El 20
de octubre de 1794 hace un año que grito contra todos los
ho­
rrores de los que desgraciadamente fui testigo_ V arios ciudada­
nos me consideran un extravagante ... , pero diré y lo probaré
cuando quieran, que vi masacrar a ancianos en sus propias camas,
guillotinar a mujeres en estado o el día después del parto, que
vi quemar enormes almacenes de grano y dislates de todo tipo ...
Las atrocidades que se cometieron ante mis ojos afligieron de tal
modo
mi corazón que no deseo vivir. . . Lo diría ante los canlba­
les
... ». Un buen número de generales, y no los menos importan­
tes, abandonaron el ejército para
no participar en masacres or­
ganizadas, como Dumas, padre o Bard.
Como puede verse, estas represalias no son consecuencia de
actos crueles pero inevitables en el momento del combate, sino
masacres premeditadas, organizadas, planificadas y cometidas a
sangre fía; masivas y sistemáticas con voluntad consciente y pro­
clamada
de destruir una determinada región, de exterminar a
todo un pueblo, sin pararse ante mujeres y niños, para
extirpar
una raza maldita juzgada ideológicamente irrecuperable, lo que
constituye la base de un genocidio.
}EAN DuMONT, en La Revoluci6n francesa contra la Iglesia
católica,
expuso que la Revolución es una grave lección para la
Iglesia contemoránea desde dos puntos de vista:
-Desde el punto de vista del empeño polltico e ideológico
del clero en
el sentido de «liberación y progreso». Desde el ju­
ramento prestado a la Constitución civil del clero a
principios de
1791, hasta la renuncia-apostasía de finales de 1793
transcurrie­
ron menos de tres años, en los que desapareció la fidelidad y la
631
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
fe del clero (más de 30.000 sacedotes). Lo mismo ocurrió con la
fe del pueblo. Para ello bastó que el clero fuera «tratado» por
hábiles y pacientes ideólogos, a lo que, después las circunstan­
cias añadieron la sobreexcitación necesaria. La apertura al mun­
do, es un riesgo mortal.
-La apertura al mundo es todavía peor si aparece en la
Iglesia, mostrándolo como producto de un anterior cerrarse en sí
mismo. Es
el llamado «efecto concilio», que consiste en la im­
posición al pueblo cristiano de nuevas orientac,iones clericales.
Durante la Revolución francesa, el clero constitucional
apóstata,
formado por muchos párracos cuya elección para los Estados ge­
nerales como representantes del clero, era consecuencia de un fe­
nomenal embrollo, originado por el reglamento electoral que, ·para
destruir mejor a la Iglesia, había dado poder sólo a los párro­
cos, a menudo influenciados por ideologías contestatarias en
de­
trimento de los religiosos y religiosas que no podían votar; los
sacerdotes del seminario, colegios y hospitales que disponían de
un solo voto por abadía o convento; los vicarios
y otros eminen­
tes sacedotes ( canónigos, profesores, teólogos o capellanes), que
disponían sólo de un voto por cada
grupo de 10 ó 20, según los
casos. Estos párrocos contestarlos elegidos apoyaron con
sus vo­
tos á los jacobinos que actuaron contra la institución eclesiásti­
ca ,y el pueblo cristiano y, más tarde, contra ellos mismos. Esas
aperturas
al mundo, «efecto concilio», incoerencia clerical, papel
compresor de la descristianización ayudado por los sacedotes,
conservan caracteres de actualidad.
El conocimiento católico de la Revolución está vivo de mila·
gro. La historiografía católica de la Revolución en los años en
que se preparaba y desarrolló el Concilio Vaticano 11, fue re­
presentada por dos autores democristianos: el profesor universitaa
río· ANoRil LATREILLE, autor de L'Eglise catholique et la Révo­
lution
franraise, París, 1946-50, y el historiador DANIEL-ROPS
que, inspirándose en LATREILLE, escribió Ere des craquements y
Ere
des Révolutions, París, 1958-60. Ambos autores presentaban
a la Iglesia
y a la Revolución como hermanas gemelas que se
amaban con tierno amor, sosteniendo una gran mentira. LATREI­
LLE escribió: «La Revolución en Francia comenzó en una atmós­
fera de acuerdo y armonía entre la Iglesia y la Nación...
Lo
testimonian todas las publicaciones que pululan durante el pe­
ríodo de preparación de ]os Estados Generales».
. Sólo en estos dos últimos años han aparecido dos libros que
presentan
la verdadera relación entre la Iglesia y la Revolución:
Ghristianisme et Révolution, de JEAN · DE VIGUERIE, en 1986, y
632
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
la Révolution fran(aise ou les prodiges du sacrilege, del que les
habla, en 1984.
Las consecuencias de la concepción existente hasta los años
80, hizo decir a un cristiano
de izquierdas, MAURICE CLAVEL,
que la filosofía revolucionaria había inspirado el Concilio y se ha­
bía adueñado de la Iglesia. Y este modo de presentar
el Concilio
llevó, de una parte, a la ruptura en nombre
de' la Tradición y,
de otra, a la aventura neorrevolucionaria. Entre los que siguen esta
última línea están:
RoBERT CHRISTOPHE, sacerdote e historia­
dor;
BERNARD PLONG,ERON y PIERRE PIERRAND, profesores pro­
gresistas del Institut Catholique de París, predicadores del
ja­
cobismo y de la Iglesia Constitucional del período de la Revo­
lución, condenada por Pío VI.
Como demostré detalladamente en
mi estudio, los opúsculos
difundidos en 1788
y 1789 están llenos de violencia y chabaca­
nería, que no dejaron sin criticar
nada de la fe y ni a nadie de
la Iglesia. Y, sin embargo, estos panfletos no son antimonárqui­
cos y sólo contienen leves y respetuosas críticas a la aristocraóa,
como el Discours aux habitants de Draguignan, de Isnard.
El panfleto titulado «L'Eglise gallicane», de fecha 10 de
marzo de 1789 (que no figura en la· Bibliotheque Nationale
de
París y lo desconoce el Catalogue de l'Histoire de la Révolution,
de la misma biblioteca, lo que hace pensar a la ocultación o desa­
parición de muchas obras relativas a la Revolución), ataca a la
Iglesia de Roma, a la que considera «una plaza
fuente asediada
por todas partes con
, obstinación» y en la que se corre el riesgo
de ser «tratados a discreción», es decir, liquidados. Y
es lo que
hará la Revolución.
Otro panfleto
de la primavera de 1789, titulado Le diable
dans
l'eau beni ou l'iniquité retombant sur elle meme (que tam­
poco
se encuentra en la Bibliotheque Nationale ), usa fórmulas
como: «el fanatismo credulón insinuado en las almas», «las men­
tiras religiosas», «la estupidez de la moral cristiana», llama a las
monjas
y religiosos «parásitos devoradores de los bienes de la
Nación», y así sucesivamente.
Es, además, importante desde el punto de vista histórico,
porque lanza
el programa de la primera fase de destrucción de
la Iglesia, que
se realizará en los años 1789 y 1792, antes de la
destrucción total que ocurrirá en 1793. Y así propone la supre­
sión de todas
las congregaciones y de todos los monasterios, la
supresión del diezmo (impuesto religioso), la reducción del nú­
mero de obispados y arzobispados, el secuestro de los bienes de la
Iglesia (solicitado en «Conversation entre Mgr.
A et Mg, B», que
633
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POW CALLEJA
tampoco se encuentra en la Bibliotheque Nationale ), la elección
de obispos por la Nación (ya solicitado en «L'Eglise gallicane»
y
«Le Clergé dévoile», que sí se encuentran en la Bibliotheque
Nationale).
Todo esto hay que integrarlo en
el espíritu del mayor éxito
editorial de
la éppca: L'Histoire philophique des lndes, de REv­
NAL, publicada eri 1780, en el que se puede leer: «El Estado no
está hecbo para la religión, sino la religión para el Estado»; y de­
fine la religión cristiana como «invención de hombres hábiles
y fantásticos que buscaron en el cielo la fuerza que les faltaba
e hicieron bajar
el terror.
Como consecuencia, la Revolución, antes de nacer, se anunw
ciaba con precisión y violencia anticristiana. De ahí las aberra­
ciones que escribe
LATREILLE: «Nada era más ajeno a los di­
putados de la Nación que la voluntad de entrar en conflicto con
fo Iglesia tradicional»; o de DANIEL-RoPs, que repite: «En sus
comienzos,
la Revolución no será en absoluto hostil a la Iglesia»,
cuando los hecbos
y los testimonios más atendibles demuestran lo
contrario.
El primer acto violento .de la Revolución no es la toma de la
Bastilla sino el saqueo y la destrucción, el 13 de julio de 1789,
de la
casa religiosa de San Lázaro, fundada por San Vicente
Paúl La misma noche,
el cronista de Nuits de Paris, RESTIF DE
LA BRETONNE, casi es asesinado porque fue confundido con un
sacerdote. El 28 de octubre, la Asamblea actualiza los votos mo­
násticos; el 2 de noviembre decide que los bienes del clero se
pongan a disposición de la Nación; el 22 de diciembre priva a los
obispos de
la dirección de la enseñanza; el 13 de febrero de
1789 suprime los votos religiosos
y deshace las comunidades
religiosas;
el 12 de julio impone. una constitución civil del clero,
que reduce el número de obispados
y parroquias, suprime los ca­
pítulos e impone la elección . de obispos y párrocos en las asam­
bleas políticas,
es decir, que serán elegidos por personas no ca­
tólicas; separa la Iglesia de Francia de la de Roma y exige a los
sacerdotes
y a los obispos, que hasta entonces eran pagados por
el Estado, el juramento de fidelidad a la Constitución.
Los hechos, por lo tanto,
no pueden contradecir de modo
más completo las afirmaciones de
LATREILLE y DANIEL-RoPs, y
manifiestan que, a menos de un año de la toma de la Bastilla, la
Revolución se demostró sistemáticamente hostil a la Iglesia tra­
dicional, a la que destruyó completamente. Se realizó el
progra­
ma lanzado por los violentos panfletos anticristianos que pulula­
ban en 1788
y en la primavera de 1789.
634
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
En cuanto a los testimonios de· la época más dignos de crédi­
to, ninguno habla de la «atmósfera de acuerdo y armonía entre
la Revolución y la Iglesia, soñada por los autores democristianos
antes
señalados. CALONNE, ex-primer ministro monárquico, diri­
giéndose a la mayoría filosófica de las Constituyentes en 1790,
dice: (·(vuestro objetivó, estaréis de acuerdo conmigo, consiste
en quitar toda esperanza al clero, en arruinarlo". Su sucesor, Lo­
MENIE DE BRIENNE, partidario del 'partido filosófico, pone . en
guardia a Pío VI contra los constituyentes, amigos suyos, a
los
que presenta como enemigos jurados del Evangelio. EDMUND BUR­
KE afirma en 1790, a propósito de la confiscación de los bienes
del clero, que
"se usó el pretexto de las ganancias para destruir
a
la Iglesia. . . Estos señores tienen una fe imperturbable en los
prodigios del sacrilegio". Y
Lours-CLAUDE DE SAINT MARTIN, uno
de los jefes de la masonería espiritualista, dice:
"'La guerra revo­
lucionaria, que parece ser sólo una guerra política, en
el fondo
es una guerra religiosa". Y, efectivamente,_ se trata de una guerra,
es decir, de la guerra de la Revolución contra la Iglesia que se
convertirá en más violenta y total en los años 1790 y 1791. En
1792, la Asamblea legislativa decide y pone en marcha la depor­
tación de los
sacerdotes contrarios a · la Constitución civil del
clero, que son la mayoría. A partir del 14 de
julio del mismo año
comenzarán los asesinatos de estos sacerdotes que continuatán
con las masacres de septiembre. Y, un
poco más tarde, empeza­
rán con los sacerdotes de la Iglesia constitucional, jacobina y
cada vez menos numerosa, que verá desaparecer sus ilusiones a
pesar de los servicios ideológicos y de policía prestados al nuevo
régimen,
ya que colaboro a la desfanatización ( descristianización)
del campo, como demostró
el historiador comunista Michel Vo­
velle, y denunció a sacerdotes y fieles contrarios a ella, como de­
mostré en
mi libro. Esta Iglesia setá destruida del mismo modo
que lo fue
y continuará siéndolo la Iglesia tradicional».
En el otoño
de 1793 se producirá la descristianización total
bajo el lema «el culto muere en el ridículo». Espectáculos sacrí­
legos con vestiduras
y objetos de culto, procesiones grotescas,
quema de vestiduras, sacerdotes secularizados o e.asados,. iglesias
cerradas, culto prohibido ...
A este punto, la caída del clero constitucional aparece verti­
ginosa: su
fe, embebida de revolucionarismo, no es cristiana y re­
nuncian en masa, abandonando sus propias funciones o apostatan
de modo clamoroso. En la diócesis de Gregoire, papa de la iglesia
constitucional, de 300 sacerdotes renuncian 268. Todo esto fue
preparado directamente por
la Revolución, como los panfletos an-
635
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
teriores a los Estados Generales que habían preparado las me­
didas que se tomaron contra la Iglesia en 1789 y 1790. En fe­
brero de 1791, cuando el Papa no había condenado aún la Cons­
titución Civil del clero,
un. periódico de gran tirada, La feuille
villageoise, expresa, punto por punto, la opinión de los campe"
sinos en el sentido de una descristianización violenta y total que
se desencadenaría dos años y medio después. Acción defendida
por
L' Almanach du pere Gérard, publicado por el club de los
jacobinos que, astutamente, «ataca a la religión hablando de
ella
con respeto».
A la misión de conquista de la opinión pública, de toma del
poder ideológico,
se consagran hombres que serán los ideólogos
y gobemadores del Directorio, siempre anticristiano, con la su­
presión del domingo y el culto a las décadas, como Ginguené o
Neufchateau.
Estos hombres, que celebran el año 1799
la muerte del «úl­
timo papa» en Valence donde lo tenían prisionero, lograrán ex­
tinguir casi completamente el cristianismo de Francia a partir de
la supresión del culto en 1793, cosa que habría sucedido si la
supresión hubiera durado algo
más de tiempo. Pero la Revolu­
ción, que no logra derrotar a
los vandeanos, para obtener que
éstos depongan las armas, debe satisfacer su reivindicación fun­
damental: la libertad de culto con el Tratado de Le Jaunais
de
17 de febrero de 1795. Un año antes, en la primavera de 1794,
cuando
se destruyen los campanarios de los Alpes y del Jura,
cuando los sacerdotes deportados mueren a cientos en
la barca­
zas de Rochefort, cuando el culto está prohibido y las iglesias
cetradas, la Revolución piensa dar el
asa,lto final al Cristianismo
y vencerlo. El historiador republicano
AuLARD, escribió a este
propósito que si
la empresa hubiera continuado, «se puede estar
seguros de que
se habría extirpado de la conciencia campesina
una religión que, quizá,
tenla las raíces cortas». Es verdad que
la renuncia-apostasía del
clero constitucional fue terrible, y que
la práctica religiosa no se restableció de esta grave herida a
pe­
sar de los esfuerzos de reconquista de los siglos xrx y XX con
un porcentaje bajísimo de adultos que cumplen
el precepto pas­
cual. Y las simpatías políticas están en sintonía. Como dice Vo­
V)lLLE, «la geografía de la descristianización introduce la de la
izquierda francesa actual», es decir, la del laicismo anticatólico.
¡Grave lección pues para
la Iglesia contemporánea! La Revolu­
ción, como
se ve, conserva caracteres de actualidad. ¡Ojalá que
su recuerdo nos sea útil!
636
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO' «CONTRA EL 89»
GrovANNI CANTONI en La Revolución del 98 en el proceso
revolucionario
estudia la aplicaci6n de la doctrina social de la
Iglesia a las consecuencias de la Revoluci6n.
Desde hace JO
años, se está viviendo una revalorizaci6n de
la doctrina social de la Iglesia y, esta revalorización supone un
estudio preventivo de tal doctrina, intentando definir la natura­
leza,
el método y el objeto de la misma. JuAN PABLO II afirma
en la encíclica
Sollicituda reí sacialis, de 1987, que la doctrina
social de la Iglesia no
es una ideología, sino que pertenece al
campo de la teología, concretamente de la teología moral. Por
lo tanto, si la doctrina social de la Iglesia es teología, se puede
hablar de teología social y explicarla como «teología de la
so­
ciedad», cuyo objeto es la misma sociedad en sus relaciones con
Dios y más concretamente, del hombre
en cuanto ser social en
su relación con Dios».
Sobre esta base se funda el examen sub specie aeternitatis de
las estructuras de la sociedad ( del matrimonio a
la familia; de
las corporaciones
al Estado). Pero también a la vida de la so­
ciedad quasi ad extra, o sea, la vida hist6rica de la humanidad.
Por
lo tanto, la teología de la sociedad engloba también la teolo­
gía
de la historia, de la humanidad, de las naciones, como con­
secuencia de los Estados.
Así las
cosas, el Magisterio social de la Iglesia deberá for­
mar una teología de
la historia, integrando en un corpus todos
los documentos «sociales» para iluminar con la luz de la «gran
dinámica» hist6rica la
«pequefut dinámica» de las instituciones,
de las estructuras
y de las costumbres.
Particular importancia tienen las encíclicas
Rerum novarum,
publicada en 1891; Tametsi futura, de 1890, dedicada a Jesu­
cristo
Redentor del género humano; Humanum genus, sobre la
masonería, de 1884. Todas de Le6n
XIII se refieren a los efec­
tos de
la civilizaci6n de la Redenci6n; Le6n XIII asume la teo­
logía de la historia que San Agustín expone
en su De Civitate
Dei, teologfa que aparece de nuevo en la Divini Redemptoris,
sobre el comunismo ateo, de Pío XI publicada en 1937 o en la
Dominum et vivificantem de Juan Pablo II dedicada en 1986 al
Espítitu Santo. Esta doctrina describe la historia de la humani­
dad como
un peregrinaje desde la Civitas bominum hasta la Ci­
vitas .Dei con las tentaciones de la Civitas diaboli. Esta dramá­
tica alternativa hist6rica ( que se encuadra en «Historia del amor»
e «Historia de la impiedad»,
de ANTONIO RosMINI SERllATI o
en «Filosofía
y antifilosofía» de M. F. ScIACCA) está en el co­
raz6n de cada hombre que viene a este mundo y fue llamada
637
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
por SAN IGNACIO DE LoYOLA «las dos banderas» o por SAN Lurs
M: GRIGNON DE MoNFORT a nacer espiritualmente en la estir-
pe de la Virgen o de la serpiente. ·
Pero si la Civitas Dei y la Civitas diaboli son categorías de
la vida de la humanidad post peccatum, la Civitas hominum tiene
una dinámica
específica en las relaciones con las otros dos y
estas diversas dinámicas constituyen lo que Juan Pablo II, en
Reconciliatio et paenitentia de 1984, llama la ley del ascenso y
la ley del descenso, es decir, el acercamiento y el alejamiento de
la Civitas hominum a la Civitas Dei o a la Civitas diaboli. O lo
que es lo mismo, el proceso de conversión a Dios, a las criatu­
ras o al Diablo y el proceso de aversión a Dios, a las criaturas
y
a:l Diablo.
Estas dinámicas tienen su realización histórica.
Y así, el Ma­
gisterio describe como tiempo de conversión ejemplar
la Civitas
hominum romaoo-germánica realizada en Occidente en la llama­
da Edad Media y
comó proceso de alejamiento de Dios al Rena­
cimiento, la Reforma protestante y la Revolución francesa,
«como formas aberrantes que se oponen a
la visión cristiaoa del
hombre
y de su destino» y las denuncia como «contagio de
errores mortales». La formulación más eficaz
y sintética de este
proceso se encuentra
en un discurso de Pío XII que, en 1952
hablando a los hombres de Acción Católica, se refiere a
un «ene­
migo»
al que define «violento y falso» que se encuentra «en to­
dos los sitios y
en medio de todo» .Y que «en estos últimos siglos
intentó la disgregación intelectual, moral
y social de la unidad
en el organismo misterioso de Cristo. Quiso la naturaleza sin
gracia, la razón sin fe, la libertad sin autoridad y
la autoridad
sin libertad.
Es un enemigo cada vez más concreto, con una des­
preocupación que nos deja atónitos: Cristo, sí; Iglesia, no. Des­
pués: Dios, sí; Cristo,
no, Y, finalmente, el grito impío: Dios
no existió nunca. Y he aqui la tentativa de hacer el mundo sobre
cimientos que Nos
no dudamos en señalar como los principales
responsables de la
81,llenaza que pende sobre la humanidad: una
economía sin Dios,
un derecho sin Dios, una política sin Dios.
El «enemigo» se está preparando para que Cristo sea
un extra­
ño en la Universidad, en la escuela, en la familia, en la adminis­
tración de la justicia,
en la actividad legislativa, en el consenso
de las naciones, donde se decide la paz y la guerra».
A partir del ejemplo de
conversio ad Deum, representado
por la Cristiaodad de la
, Edad Media, se desarrolló un proceso
de subversión que se conoce en el pensamiento católico contra-
638
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: «CONTRA EL 89»
revolucionario de los siglos XIX y xx con el nombre de Revo­
lución.
Este proceso se inicia con la ruptura con Dios por parte de
Adán
y Eva, que cedieron a la tentación de la serpiente y con­
tinúa con
la ruptura de los mismos Adán y Eva, de Caín y Abe!,
la construcción de la Torre de Babel...
Eii la ruptura con Dios
tiene origen
la ruptura entre . los hombres y, a una fase socio­
religiosa sigue una etapa socio-política y otra socio-económica y
el «sistema» comprende momentos «culturales» de distinto peso
social_ anteriores, contemporáneos y posteriores. Así, por ejem­
plo, a la eliminación del
sacerdocio· ministerial por el protestan­
tismo, sigue un intento de
romper las ligaduras que une al hom­
bre a
la realidad socio-política que lo rodea.
Así, de hecho, el hombre, como fiel, queda abandonado frente
a Dios y a su ministerio sin una adecuada mediación.
En el caso
de
la Revolución francesa, el hombre, como ciudadano (no súbdi­
to), queda abandonado frente a
la sociedad y al Estado. A la se­
paración entre el poder político y la autoridad eclesiástica, sigue
una relación duramente conflictiva y sustitutiva ya que
el Estado
se transforma en Iglesia; a la eliminación del poder en y sobre
la sociedad, le sucede un poder anónimo, ilimitado, manifesta­
ción de
la voluntad popular manipulada de modo científico y
tecnológicamente avanzado por opinion maker, expresados y
sostenidos por
grupos ideológicos y/o económicos. Resumiendo,
el corte liberador se revela escasamente liberador ya que las re­
laciones continúan existiendo como exigencias o necesidades in­
satisfechas que las instituciones y las costumbres transforman en
cadenas de una falsa libertad.
·si después de la libertad se pasa a la igualdad, se ve que la
libertad, cuando es real, niega la igualdad no obligatoriamente
en sus sustancias} sino en sus accidentales expresiones.
Y esta dificil relación ¿puede mantenerse en equilibrio me­
diante la fraternidad? Pero, ¿qué fraternidad puede existir cuan­
do se niega la
paternidad divina y, como consecuencia, su reflejo
terreno que
es el paterfamilias, el patrono y el rex?
Esta es, en resumidas cuentas,
la ·slntesis de la Revolución
francesa: Al individualismo religioso le siguen el político y
el
económico. En este sentido, FRAN<;:OIS FURET sintetiza los de­
cretos emanados del 4 al 11 de agosto de 1789 con estas pala­
bras: «Destruyen totalmente la sociedad aristocrática y su
estruc­
tura de dependencias y privilegios. Esta viene sustituida por el
individuo moderno, autónomo, libre de hacer todo lo que la ley
no le prohíba». La
tabula rasa realizada a partir del 4 de agosto,
639
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
liquida todos los pqderes intermedios que puedan existir entre
el individuo y el grupo social en su conjunto. La obra se com­
pletará en 1791 con la aprobación de la ley Le Chapellier que
prohibía las asociaciones. Enseguida, la Revolución manifestó un
radical individualismo. El
ordo rerum bumanarum medieval fue
podado violentamente tallando no sólo las ramas
secas sino tam­
bién las raíces, creando una «sociedad mafiosa», caracterizada
por la conservación de todo lo secundario y por la destrucción
de
todo lo esencial. En el campo económico, la desaparición del
régimen feudal y la liberalización de la propiedad privada de la
«hipoteca social» histórica que sobre ella
se había formado, fa­
vorecen el desarrollo de una mentalidad, según la cual «la regla
consiste en acumular y aumentar de cualquier modo las riquezas
y a contentar la voluntad».
Es decir, legitima el programa social­
comunista de .su abolición.
Estos son puntos para una posible meditación en
el bicente­
nario del triste acontecimiento de la Revolución francesa dirigi­
da a poner remedio a la ruptura que representa y encarna en
la
Historia de la civilización cristiana desde el punto de vista socio­
político y cultural, no con una restauración puramente cosméti­
ca sino con una reconciliación radical y global a partir de aquella
con Dios, hecho carne en Jesucristo, y de la que la Virgen
anun­
ció en Fátima su histórica realización.
Pero todo esto da lugar a una serie de consideraciones que,
desde el punto
. de vista de la Contra-revolución católica, no
pueden ser olvidadas.
PLINIO CORREA DE ÜLIVEIRA afirma que
la Contra-revolución no es «una simple nostalgia ni
un 1>1ovi­
miento que vive en las nubes, que combate fantasmas. Debe ir,
la Contra-revolución del siglo xx, dirigida contra la Revolución
tal y
como hoy existe y, por lo tanto, contra las pasiones re­
volucionarias tal y como hoy estallan; ha de ir en contra de las
ideas revolucionarias tal
y, como hoy se formulan, contra los
ambientes revolucionarios tal y,
como. hoy se presentan, con­
tra el arte y la cultura revolucionarios tal y, como hoy apare­
cen, contra las corrientes y
los hombres que a cualquier ,nivel
son actualmente los autores más activos de la Revolución. La
Contra~!evolución no es, por lo tanto,. una imagen rett.()spec.::
tiva de los daños causados por la Revolución en el pasado, sino
un esfuerzo por cerrarle las puertas del presente». Como
con­
secuencia, el examen de la. Revolución francesa no debe. tener
como fin primordial ofrecer una imagen r<:trospectiva,
cuyo. inte­
rés
sea escuhar a los perdedores, sino h de conocer y dar, a co­
nocer la Revolución en una etapa relevante por lo que produjo
640
Fundaci\363n Speiro

CONGRESO: .CONTRA EL 89~
y por lo que está vigente aún. Construir una obra de informa­
ción lústórica, o mejor, de contrainformación,
para empujar a la
acción y no a la nostalgia.
El fin último del cristiano es dar gloria a Dios
y, mediante
el amor a los hombres obtener la vida eterna. En el camino de
regreso al Padre ( el hombre
es como el lújo pródigo), la Revo­
lución
es un obstáculo y sus aspectos políticos, condiciones ne­
gativas puestas en el camino por el demonio, la malicia y la de­
bilidad de los hombres de ayer y hoy. Remover estos obstáculos
significa allanar nuestro camino de regreso y el
de nuestro pró­
jimo; significa hacer contra-revolución; significa aceptar
la. lla­
mada del actual Pontífice cuando, dirigiéndose a la humanidad
grita: «¡No tengáis miedo! ¡Abrid, abrid
de par en par las puer­
tas a Cristo!
»A su poder salvador abrid los confines de los Estados, los
sistemas económicos y políticos, los grandes campos de la cultu­
ra, de
la civilización, del desarrollo. ¡No tengáis miedo! ¡Cristo
sabe qué hay dentro del hombre! ¡Sólo El lo sabe!».
Por lo tanto, hay que trabajar para:
-Sustituir la radical separación entre la Iglesia y el Estado
por una colaboración privilegiada excepto en la doctrina de
la
libertad religiosa.
-Sustituir la concepción de la Nación como conjunto de
individuos, según la definición de Srnrns, por la de un conjunto
jerárquico de grupos.
-Descubrir que, frente a la pretensión de que «el derecho
de representación corresponde a los ciudadanos no en base a las
cualidades que los diferencian sino a las que les son comunes»,
el hombre no es sólo hombre sino también lújo o lúja, padre o
madre, marido o mujer, trabajador o empresario, soldado, fiel
...
y así sucesivamente revalotizando y adecuando las profesiones
desde
el punto de vista político, es decir, reconociendo los cuer­
pos intermedios, naturales y voluntarios a partir
de la familia y
su importancia socio-política.
-Corregir la abstracta representación por cabezas y el man­
dato representativo amplio e indeterminado -fuente legalizada
de engaño
electoral-con una renovada atención al mandato
corporativo e imperativo.
Por lo que se refiere a 1989, conviene recordar como pers­
pectiva que,
como decía Joseph de Maistre, «los elementos de
todas las constituciones son los hombres». Pero hace falta hom­
bres que no actúen exclusivamente «por
el hombre», sino que tra­
bajen por Dios.
Se puede ver así en el Discurso de Juan Pablo II
641
Fundaci\363n Speiro

MARIA DE . LA ANUNCIACION POLO CALLEJA
en Le Bouget en 1980, cuando dice: «Abandonando la alianza
con la salvación eterna», el hombre
«se sabe gobernar a sí mis­
mo cada vez peor y no sabe gobernar a los demás. ¡Qué difícil
es el problema de los derechos fundamentales del hombre! ¡Qué
cara amenazante revelan el totalitarismo y
el imperialismo, donde
el hombre deja de ser sujeto, es decit, deja de contar como hom­
bre. Cuenta sólo como una unidad y un objeto!».
He aquí el
éxito de la proclamación de los «derechos del hombre» sin preo­
cuparse cuando no
se las pone alternativa con los «derechos de
Dios»:
La destrucción del «pueblo» a través del individualismo
produce
la masa preparada para la manipulación totalitaria: la
más importante es la social-comunista y la menos importante la
tecnocrática. En lugar del triunfo del hombre, parece el triunfo
del Estado.
Y,
corno escribe PLINIO CORREA DE ÜLIVEIRA, refiriéndose
a la época de
la crisis de la civilización medieval, «se fue ex­
tinguiendo en los grandes y en los pequeños la fibra de otros
tiempos para contener el poder real en
sus legítimos límites vi­
gentes en tiempo de San ·Luis de Francia y San Fernando de
Castilla».
La fortnación de hombres de una fibra capaz de resis­
tir, combatir y vencer al moderno Estado totalitario, creado por
la Revolución francesa, no es una obra que el hombre pueda
hacer solo.
La Virgen Santísima que, en Fárirna prometió que
se superarían las condiciones en las que cayó la humanidad, Ella,
que es
Madte del Redentor y Madre de los redimidos, nos ayude
a formarnos y a estar dispuestos
a esa regeneración espiritual.
No
se reseña la conferencia de Vallet de Goytisolo, El in­
fluio de
la Revolución francesa en el Derecho Público y Privado
actual porque en este mismo número de Verbo, a continuación
de esta crónica, se publica íntegra.
642
Fundaci\363n Speiro