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Número 303-304

Serie XXXI

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José Miguel Serrano Ruiz-Calderón: Cuestiones de bioética (2ª edición)

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Segundo ciclo: ser de contrastes (personalidad); la aventura
de la participación (la socialización); la convivencia (motalidad);
el cuarto
poder (los medios de comunicación); salvación para el
hombre (revelación y fe);
nnagen del mundo (ciencia y fe).
Tercer ciclo: otganización
de la irracionalidad (la política,
sociedad, bien común, autoridad, sociedad familiar, el Estado,
cuerpos intermedios, municipio, gobierno, representación, consti­
tución, controles, sistema electoral, relaciones Iglesia-Estado);
bienestar o
ca0S (]a economía); la salvación como destino (esca­
tología).
El apéndice trata de los amos del poder con referencia a los
grupos
c1e presión, y un. post-scriptum en el que alude a la caída
del comunismo y presumibles derivaciones, concluyendo que cuan­
to acontece no se hurta al plan de Dios, que a veces escribe de­
recho con renglones totcidos.
Al final se incluyen una serie de gráficos que constituyen una
especie
de síntesis de los distintos ciclos.
GABRJEL ALFÉREZ CALLEJÓN.
José Miguel Serrarw Ruiz-Calderón: CUESTIONES
BIOETICA (2.ª edición) (*)
Aparece, a los diez meses de su primera edición, la segunda
del
hbro publicado·por Speiro, .S. A., Cuestiones. de Bioética de
nuestro amigo· José Miguel Serrano Ruiz-Calderón, . profesor titu­
lar de la Facultad de
Derecho de la Universidad Complutense de
Madrid y uno de los más destacados
expertos en bioétiéa en nues'
tro país. Esta segunda edición, forzada por el éxito de la primera,
agotada en pocos meses, apenas si se
ha visto modificada, excepción
hecha
de las referencias al documento «El

ahotto, cien cuestiones
y respuestas sobre la defensa
de la vida humana y. la actitud de
los católicos», publicado
en este ínterin por el Comité episcopal
para la
defensa· de la vida, y que tuvo la repercusión en los medios
de ·Comunicación-· que se recuerda. -.
El libro que comentamos, elogiado tanto en el ambiente uni­
versitario como
en la totalidad de recensiones y notas que dieron
cuenta del mismo, sigue
la estructura tradicional escolástica de
abotdar
los diferentes temas planteando cuestiones a las que se
intenta dar respuesta· razonando
las objeciones posibles. De este
(*) Cuestiones de. bioética, de JosÉ MIGUEL SERRANO Ru1z-CALDERÓN,
2.• ed.; Speiro, 1992.
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modo el lector puede profundizar. en algunos de los tópicos más
comunes sobre la materia y que, si bien no agotan la misma, sí
suelen ser los
más corrientes a la hora de tomar contacto con ella.
Pasando .ya a desarrollar aunque someramente el contenido
del libro, en una cuestión previa el autor pretende delimitar,
y
así lo consigue, el ámbito de acción de la bioética, destacando su
carácter multidisciplinar, pues són varias las ciencias que de uno
u
otro modo están implicadas cuando nos adentramos en esta te­
mática. De este modo, el profesor Serrano aporta diferentes apro­
ximaciones conceptuales
y definiciones tomadas de los más coti­
zados tratadistas como: Sgreccia,. etc ... , que sitúan al lector en el
ámbito de la bioética, acotándola de modo que sea abarcable para
los profanos en la materia.
En la cuestión primera se plantea el tema de si los cristianos
debemos contribuir
a la constitución de una bioética •neutral para
nuestra sociedad,
optando nuestro autor por el enfrentamiento
radical con esta postura, que, aunque revestida
de una aparente
asepsia,
se separa· abiertamente de la doctrina católica, de ma·
nera que el
pluralismo tolerante y abierto a todas las opciones
posibles
se revela en su fondo como. un poderoso factor de des­
trucción social.
A continuación, y ya en la cuestión segunda, se estudia si la
investigación científica debe tener algún límite o si por el contrario
los técnicos están en algún sentido «exentos» de
controly pueden
investigar
y experimentar sin límite alguno. Esta última postura,
defendida por agnósticos, mecanicistas y todos aquellos que se
encuadran en el llamado sociologismo moral, no es admisible tam­
poco -para el autor-desde una perspectiva católica, ya que si
bien la idea de progreso debe considerarse en principio como algo
apreciable, no
es menos cierto que no tod.o adelanto científico es
bueno por el mero
hecho de ser innovador, sino que por el con­
trario deberá estar enmarcado y limitado por una estructura ética
previa que protege el reducto
niás íntimo y esencial del hombre.
En la tercera cuestión se trata de averiguar si la aparición de la
bioética exige, per: se, una nueva forma de. ética o no. Son muchos
los que han
propugnado la necesidad de .crear una nueva ética para
poder englobar los problemas que se plantean en la bioética, y
así
se han decantado por una étita aconfesional y sin referencia a
una deontología
clara y concisa, ética que puede reducirse al res­
peto a los llamados «derechos humanos» concertados por consenso
entre los .diferentes poderes sociales. El autor
Stl declara contrario
a esta concepción, pues considera que la ética ·sólo deberá funda­
mentarse en
la búsqueda de la verdad objetiva y no en consensos
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más o menos descafeinados, pues de lo que se trata es de crear
una bioética
de tipo normativo, para lo cual resulta ineludible
acndir a la filosofía personalista de inspiración tomista.
En la
enarta de las cuestiones tratadas en el libro se profundiza
en
el problema de si un óvulo recién fecundado es ya un ser hu­
mano o
nd lo es ; son muy variadas las posturas que defienden
que no aparece un ser humano hasta un momento posterior a
la
propia fecnndación, y en el libro que comentamos el autor las ex­
pone con detalle siguiendo las argumentaciones que sus defensores
alegan
ddctrinaltnente, si bien posteriormente, tras su refutación,
queda claro que hay ser humano desde la misma concepción, pues
desde ella hay estrucntra genética individualizada
de la del padre
y
la madre y completamente nueva y diferenciada.
En
la quinta lo que se debate es si resulta justificable la elimi­
nación del concebido no nacido. La mayoría de los que contestan
afirmativamente son aquellos que defienden que no existe vida
humana independiente desde la
concepción y en general aquellos
partidarios de lo que se ha venido en llamar «amor libre», defen­
sores de una
vida sexual amoral y de los anticonceptivos, los que
piensan en ·et nasciturus como un objeto o bien de consumo, etc ...
Parece clard, así lo resalta el profesor Serrano, que los católicos
no podemos, sino seguir la
doctrina de la Iglesia tantas veces re­
petida y que ha manifestado con especial claridad el Santo Padre
Juan Pablo
II en el sentido del deber de respetar toda vida hu­
mana desde su concepción hasta su muerte natural.
La sexta y última de las cuestiones que aborda el libro no es
otra que reflexidnar sobre si debe penarse a quien comete de for­
ma voluntaria un aborto. Muchos son los que argumentan, incluso
considerando inmoral el aborto voluntario, que no debe ser penado
pdr las leyes, pues resulta contrario a los tiempos modernos o
poco práctico o
ineficaz, pues se seguirían practicando abortos
clandestinos.
Nosotros entendemos con el autor que si bien es
innegable que el derecho penal debe tender a la reeducación del
reo, también debe tener cierto
carácter retributivd por el mal
causado, y en
especial en determinados delitos como puede ser el
aborto, de modo que la penalización de conductas abortivas tiene
pleno sentido. Por otra
parte, no hace falta resaltar los nefastos
efectos que tiene
la despenalización de este tipo de prácticas en la
sociedad, que poco a
poco tiende a aceptar como normales conduc­
tas que atentan contra la vida humana.
El libro del profesor Serrano está lleno de reflexiones
suge­
rentes sobre un tema de candente actualidad y se convierte en un
punto de referencia indispensable para
· todos aquellos que quieran
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INFORM.ACION !JIBLIOGRAFICA.
aproximarse a conocer más en pro(undidad esta materia. Plantea­
do desde una óptica esencialmente católica, resuelve con argumen­
tQI; poderosos muchos de los tópicos más. usuales relacionados con
la bioética
y en especial el aborto.
JUAN GAYÓN PEÑA.
Fra~ois Fetjo: REQUIEM POR UN IMPERIO DIFUNTO (*)
El libro no puede llegar más oportunamente. El hundimiento
del comunismo
y la desintegración de la URSS y de su imperio
ha vuelto a poner en evidencia y, por tanto, de actualidad, el ma­
yúsculo desatino político cometido por las potencias victoriosas
en 1918.
La destrucción de la Monarquía dual supuso el fin de la
estabilidad
y equilibrio que la misma imprimía a la Europa Centro­
Oriental, al servir de institución aglutinante de los diversos pue­
blo o naciones, que convivían entremezclados dentro de sus
ftoo:­
teras.
Lo primero que llama la atención y que, en cierto modo, expli­
ca la postura del autor es la dedicatoria de la obra: «A la mem de mi padre, liberal, francmasón y ciudadano leal de la Monarquía
Austro-Húngara».
La obra de Fetjéi estudia y descubre las diversas causas que
concurrieron a que desapareciese la
Monarquía de los Habsburgo,
rechazando y tratando de probar que no se produjo como la con­
secuencia histórica lógica de la dinámica natural deJ proceso pro­
vocado por el principio de las nacionalidades. Austria-Hungría no
se desintegró en virtud de un destino inevitable al que le llevó la
vigencia de tal principio, sino que tal destino le fue impuesto por
los Estados triunfantes tras la llamada Gran Guerra, movidos,
más por propósitos ideológicos partidistas
y diríamos que secta­
rios, que por el propio bien de los pueblos a los que decfan
re­
presentar y defender.
V arios son los factores que
~según Fetj~ concurrieron a
la aniquilación del Imperio Austro-Húngaro.
En primer término,
las promesas de los aliados a Italia y Rumania, de las que no se
infdrmó al presidente norteamericano Wilson, quien entraría en
la guerra ignorándolas. A Italia, por el tratado secreto de 1915,
se le prometió el Tiro! del Sur, la región de Trieste, los condados
de Gorzia y Gradisca, toda
Istria hasta Quarnero, Volosca y las
(*) Biblioteca Mondadori, Madrid.
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