Índice de contenidos

Número 307-308

Serie XXXI

Volver
  • Índice

Las cuestiones ecológicas

LAS qJESTIONES ECOLOGICAS
Perspectiva -global ·de la ·cuestiones· Ccológicas.
«Una descripción satisfactoria de la relación entre entorno
"natural
y desarr "sus dimensiones así como el respeto debido· a la n4tura/,eza, sien­
" do siempre conscientes del puesto central del hombre dentro de
"la naturaleza. El áunténtíi:ri desarrollo humano que une al hom­
" bre con su entorno ni puede excluir un compromiso universal
"por
cubrir las necesidades de todos los pueblos de la tierra. Cual­
,, quier intento de considerar la relación entre ambiente y desarro­
"llo que ignore estas realidades de naturaleza más profunda, inevi­
"tablemente llevará a desequilibrios mayores y quizás más ines­
"tables.
»Considerar la ecologla dentro de una perspectiva global que
"tenga
en cuenta tanto la persona humana en todas sus dimen­
"siones como las exigencias del auténtico desarrollo humano, puede
"considerarse con toda propiedad como uno de los grandes desa­
"fios de nuestro tiempo. La generación actual debe afrontar estos 11retos con sabiduría, y confiando en que esta actitud contribuirá
"en gran manera a la resolución de otras cuestiones internaciona­
"les urgentes. Finalmente, lo que se réquiete por ·nuestra parte
"es una mayor conciencia de
la unidad de la familia humana; en
"la que el hombre está sólidamente enraizado en su cultura
par­
"ticular y es capaz de trascender los limites que marca la geográ­
"fía, la ideología, la raza y la religión. Y con respecto a las nado­
"nes de la tierra, la necesidad de solidaridad frente al problema
"de la amaneza que se cierne sobre· el a'mbiente natural ¡»'esen­
"ta 'ocasiones propíCias para Consolidar las relaciones pacíficas e'l'J-
"tre los Estados' (ib.; n. 10). . . .
»Las
decisiones que se toman boy con· respecto al medio am­
"biente también deben tener en cuenta la responsabilidad moral
"que tenemos hacia las generaczones futuras. Por esta ráz6n he
"hablado de
la necesidad de una 'nueva 'educación en la responsa­
"bilidad ecológica', que produzca una auténtica conversi6n
en
"nuestras formas de conducta y de pensamiento '(cf. ib., n. 13).
Verbo, núm. 307-308 (1992), 759-763 759
Fundaci\363n Speiro

"Este imperativo moral está enraizado en nuestra humanidad co­
"mún y en las exigencias éticas que de ella brotan. 'Incluso los
}}hombres y las mujeres que no tienen particulares convicciones
"religiosas, por el sentido de sus propias responsabilidades ante
"el bien
común, reconocen su deber de contribuir al saneamiento
"del ambiente' (ib.,
n. 15). Los cristianos por su parte encontra­
"rán inspiraci6n para esta tarea en su fe en Dios como el Creador
"del mundo
y en Jesucristo como quien ha reconciliado consigo
"mismo todas las cosas, 'tanto del cielo como de la tierra' (cf.
"Col 1, 20).
»Nuestra generación se puede considerar privilegiada por ha­
" her heredado del esfuerzo de generaciones anteriores la: abun­
" dancia de bienes espirituales y materiales que se hallan en los
"cimientos de nuestra sociedad
y de su progreso. La solidaridad
"universal requiere que consideremos como una tarea grave el sal­
" va guardar la herencia recibida para todos nuestros hermanos y
"hermanas, y hacer que todos y cada uno de los miembros de la
"familia humana puedan disfrutar de sus beneficios».
JUAN PABLO: Discurso a los participantes -en
el Congreso organizado· )lOt la Fundación «Nova
Spes», 14 de diciembre. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española, año XXII,
núm. 1 (1.097), domingo 7 de enero de 1990.
El hombre encargado res}>onsable más que propietario incon­
dicional
del medio ambiente.
«Cada vez más la' opini6n mundial es consciente del precioso
"bien que constituye
la tierra con todo lo que revela y produce.
"Se habla de
'medio ambiente' es el marco dentro del cual debe
"vivir
el hombre; se trata de la naturaleza que se le ha confiado.
nsabemos las amenazas que pesan sobre regiones enteras a causa
"de una desmedida explotación o "de una contaminación sin con­
"trol. Proteger el patrimonio forestal del globo, reaccionar ante
"el emprobrecimiento del suelo, evitar la difusión de substancias
"tóxicas perjudiciales
para el hombre, la fauna y la vegetaci6n,
"salvaguardar
la atm6sfera: todos estos imperativos no pueden
"tenerse
en cuenta si no es por medio de la cooperación activa y
'-'consciente, para la cual deben franquearse sin trabas las fronte­
"ras y
deiar a un lado luchas de influencia que están superadas.
" . . . . . . . ' . . .
»La fe cristiana considera que Dios ha hecho al hombre dueño
760
Fundaci\363n Speiro

"de la tierra. Esto significa que es responsable de ella, que es más
"su
encargado que su propietario discrecional. La debe transmitir
"viva y fecunda a las generaciones futuras».
JuAN PABLO II: Discurso al Cuerpo Diplomá­
tico en la Nunciatura Apostólica de Antananari­
vo, domingo .30 de abril. L'Osservatore Romano,
edición semanal en lengua española afio XXI,
núm. 20 (1.063), domingo 14 de mayo de 1989.
La responsabilidad ecológica ante las futuras generaciones.
«Muchos reconocen que la crisis actual de la familia hunde
"con frecuencia sus
ralees en la superficialidad de los que en ella
"se comprometen, pues no raramente las pare;as jóvenes mues­
"tran poca conciencia del significado y del valor de esta institu­
,, ción, especialmente considerada desde el punto de vista de la
"Revelación. Asl, sucede que, incluso quienes eligen libremente
"casarse 'en el Señor', acaban a veées por ale;arse de laS exigen~
"cías morales ligadas a este hecho, exponiéndose a desviaciones
"fácilmente imaginables.
·
»Por eso, se impone, como opción .prioritaria, la pastoral de
"evangelización de la familia, y, dentro de ésta el esfuerzo por
"una
más adecuada preparación al matrimonio. Ciertamente, mu­
"cho es lo que ya se ha hecho en este campo en los últimos años.
"Sin embargo, conviene incrementar y unificar los esfuerzos, dan­
n do vida a verdaderos itinerarios educativos, con instrumentos y
"subsidios adecuados y sobre todo mediante la actividad de pare­
"ias de esposos más maduras en la fe y disponibles a esta forma
"particular de ministerio conyugal.
"
»Todo esto será mucho más fácil si las familias cristianas se
"esfuerzan por vivir la comunión de lo que es principio y alimen­
"to,
el Espíritu Santo que se les ha dado en el sacramento del
"matrimonio.
Una comunión fundada en la escucha de la Palabra
"de Dios, en la oraci6n común, en el eiericio de las virtúdes cris~
"tianas, con la primada de la caridad, 'que es el vinculo de la
"perfección', según la enseñanza que hemos escuchado del Após­
"tol Pablo en la segunda lectura.
»Además,
dado que la familia es la primera y fundamental
"célula de la sociedad,
es de desear que ésta sepa darse leyes que
"prote;an y promuevan la institución natural de la familia fún-
761
Fundaci\363n Speiro

"dada en el matriminio y sus características de unicidad y estabi-
"lidad». ·
JuAN PABLO U: Homilía en la Iglesia del
«Gesú» durante la misa de final de año, 31 de
diciembre de 1989.
L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en léngua española, año XXII,
núm. 1
(1.091), domingo 7 de enero de 1990.
Li.m, aplicación indiscriminada de los a_delantos científipos y
tecnológicos y sus efectos negativos en el ecosistema y
otras áreas.
«Algunos elementos de la presente crisis ecol6gica revelan de
"modo evidente
su carácter moral. Entre i,llos hay que incluir,
'' en primer lugar, la aplicación indiscriminada de los adelantos
''científicos y tecnológicos. Muchos descubrimientos recientes han
"producido innegables beneficios a la humanidad; es más, ellos
"manifiestan
cuán noble es la vocaci6n del hombre a· participar
"responsablemente en la acci6n creadora de Dios en el mundo.
"Sin embargo, se ha constatado que la aplicaci6n de algunas des­
'' cubrimientos en el campo industrial y agrícola produce, a largo
"plazo, efectos negativos. Todo esto ha demostrado crudamente
"c6mo
toda intervención en un área del ecosistema debe conside­
'"'rar sus cons_ecuenciás en otras "ár_eas y,_ en· general, en el bienes­
"-1tar de las generaciones futuras.
» La disminuci6n gradual de la capa de ozono y el consecuen­
"te 'efecto invernadero' han alcanzado ya dimensiones criticas de­
"bido a la creciente difusi6n de las industrias, de las grandes
"concentraciones urbanas y deJ consumo ener.gético. Los residuos
"industriales, los gases producidos' por la. combusti6n de carbu­
~;ranti:s f6siliis, la deforestaci6n incontrolada, el uso de algunos
'.'tipos
de herbicidas, de refrigerantes y propulsores; to.do esto,
"como es bien sabido, deteriora
la. atm6sfera y el medio ambien­
"te. De ello
se han seguido múltiples cambios metereol6gicos y
"atmosféricc,s cuyos efectos van desde los dañas a la salud basta
"el posible sumergimiento futuro de
las tierras bajas.
»Mientras en algunos casos el dqño es. ya quizás irreversible,
"-en otros muchos aún ·puede detenerse: Por "consiguiente, es un
"deber que tóda' la comunidad humana ~individuos, Estados y
762
Fundaci\363n Speiro

"Organizaciones internaciona/.es-asuman seriamente sus respon­
"sabilidades».
JuAN PABLO II: Discurso al fama. Sr. Mijail
Gorbachov, Presidente del Soviet Supremo de la
U.R.ScS., 6 de diciembre de 1989. J:Osservatore
Romano, edición semanal en lengua . .española,
año XXI, núm. 50 (1093), domingo 10 de di­
ciembre
de 1989.
Crisis ecológica y crisis moral.
«La crisis ecol6gica contemporánea es un aspecto preocupan­
"te de una más profunda crisis moral y es efecto de una equivo­
"cada
concepci6n de un desarrollo desmedido que no tiene en
"cuenta el ambiente natura/., sus límites, sus ley'es y su armonía,
"especialmente en cuanto se refiere al uso,abuso del. progreso
"cientlfico-tecnol6gico. La tierra sufre a causa del egoísmo del
"hombre.
»Mientras
se concluyen los traba¡os de . esta gran asamblea
"mundial debemos recordar que somos solamente administradores
"del patrimonio común del planeta. La dignidad del hombre de
"ser
la única criatura de este mundo capaz de preocuparse por las
"diversas especies, Por el ambiente (jue le rodea y por sus her~
"manos, debe conducirle no s6lo a proteger el equilibrio global
"de la tierra, sino a «salvaguardar las condiciones morales de una
"auténtica 'ecologia humana'» (cf.
Juan Pablo II," enciclica Cen­
"tesimus annus, 38), asi como de una 'ecologia social'. 'No s6lo
"la tierra ha sido dada por Dios al hombre -afirma el Papa Juan
"Pablo II-; incluso el hombre es para si mismo un don de Dios
"y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la
"que ha .. sido dotado' (cf. Juan Pablo II, enclclica Centesimus
"annus, 38)».-
Ju.Ali -P,,.BLo II: Intervención en ·nombre de la
Santa Sede del Cardenal Angelo Sodano en la
Conferencia de Jlio de J aneiro, sábado 13 de
junio. L'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua española, año XXIV, núm. 25 (1.225),
19 de junio.
de 1992.
763
Fundaci\363n Speiro