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Número 313-314

Serie XXXII

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Emanación y creación

EMANACION Y CREACION
POR
THOMAS MoLNAR
El gran problema que preocupa a los pensadores de todos los
tiempos es éste: estamos enfrentados a la diversidad que nos "°'
dea, a la pluralidad de los objetos y de los hombres, de los árbo­
les y de los astros. Reflexionando, sin embargo, nuestra inteligen­
cia nos persuade que detrás de esta multiplicidad, en todo caso
anárquica, parece
existir una unidad: bien sea porque nos · abs­
traigamos de aquélla, de la multiplicidad, o bien· porque en verdad
la pluralidad de las cosas no es más que apariencia. Entonces la
multiplicidad, en los dos casos, no
es más que una ilusión, no
siendo la verdad atribuible más que
al «Uno»: por razonamiento
o bien porque
es la naturaleza de las cosas o más bien la naturaleza
de la estructura del ser.
Desde los comienzos de la especulación en la
India o en Grecia,
o aún en
Palestina, este es el gran interrogante: ¿si lo «Uno»
procede ontológicamente a lo Múltiple, romo lo Múltiple sale
de Id «Uno», sin disminuirlo, ya que es evidente que el «Uno»
sigue siendo lo que es?
Si por el contrario lo Múltiple es la reali­
dad ontológica primera es asimismo una especie de unidad, en
tanto que principio de toda cosa. Parménides
y Heráclito no se
encuentran situados en polos completamente opuestos, son más
bien hermanos enemigos, el anverso y el reverso de la misma
medalla.
El problema aquí suscitado adquiere otra dimensión en el
contexto religioso. Porque entonces lo Uno deja de ser principio,
y se cdovierte en origen dinámico, eventualmente personaje; di­
rector y organizador, por no decir responsable. El hinduismo
hace
Verbo, núm. 313-314 (1993), 283-288 283
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THOMAS MOLNAR
tabla rasa. Ni unidad ni multiplicidad sino totalidad, pero ésta es
desde un principio empañada por la
nada. Por consiguiente, no
hay nada salvo las apariencias. La primacía del Uno o de lo Múl­
tiple no se plantea, ya que lo
« Uno» es visi6n del espíritu mien­
tras que lo Múltiple
es apilriencia, ilusi6n. Así, pues, va a reabsor­
berse sin huellas, en el Todo/Nada,
la energía vital, un falso pre­
texto y desaparecerá ; la totalidad/ negaci6n volverá a descansar.
Es completamente
diferente con los griegos, cuyos primeros
fil6sofos buscan el arché, el principio, el origen, lo «Uno». Lo
encuentran primeramente, en lo que nosotros consideramos siem­
pre como los elementos, el agua, el aire, el fuego, etc.; luego se
aventuran. hacia mayor abstracci6n, por ejemplo, lo Ilimitado. Sin
embargo, esta, puerta no se abre sobre lo múltiple, pues si todo
es agua o fuego, la multiplicidad queda de este modo excluida.
Sobrevienen entonces los pensadores, que ponen
las cosas, por así
decirlo, en movimiento, y proponen una idea nueva,
semi-filos6-
fica, semi-religiosa,
La dificultad es por lo tanto inmensa. El
«Uno» a fin de que el universo se haga y llegue a ser diverso;
debe. de alguna manera contener este universo, esta diversidad,
debe incluso resistirse a
que la multiplicidad aparezca. La filosofía
antigua inventa, pues
la emanación, pero quiere al mismo tiempo
salvaguardar el aislamiento del
Und, su nobleza, su .distancia. La
emanaci6n presupone a~í, una especie de agente pode¡:oso que
constriñe
al Uno a multiplicarse sin perder su substancia, o bien
que ei(ttae la multiplicidad .del seno del «Uno» ..
Solamente, en uno y otro caso, ¿c6mo no suponer la poten­
cialidad del Uno a dejarse sorprender, a contener el universo múl­
tiple? Plotino,
caso paradigmático, pondrá un agente entre el Uno
y
Id Múltiple, especialmente la inteligencia, pero deja en )a som­
bra el proceso de mediaci6n· por el cual lo Uno cede sin ceder.
Lo múltiple se forma. según las emanaciones, y s6lo el primer
paso, el engendramiento,
ha sido difícil. Esto satisface al fil6sofo
pero no
a] religioso, si es cristiano. Lo grave en Plotino y los
pensadores «emanatistas» en general, es que lo Uno contiene el
universo,
y que, en consecuencia, éste contiene algo de lo Uno.
Según
el, grado en la escala de las emanaciones, las hip6stasis con-
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EM.ANACION Y CRE.ACION
tienen más de dios o men()s de dios ( dios es ahora asimilado lo
Uno), por ejemplo, el hombre mas que la materia bruta, pero todos
acabarán por reintegrarse en lo Uno (dios).
Así, pues, volvemos a encontrar el hinduismo ( con el cual
Plotino pudo haber estado en contacto, en el ejército del em¡»
rador Gordiano, durante la guerra de Roma contra los partos),
pero
ingeniosamente amañado. El Uno no es el Todo/Nada (el
Brahman) y las emanaciones no son apariencias tampoco. No obs­
tante,
lo Uno ha sido constreñido a dejar «salir» las emanaciones
-como si la nada en él se le hubiera. opuesto--y las hip6stasis
serán al fin reabsorbidas, como consecuencia de este drama cos­
mológico/ontológico.
En cualquier caso, y en lo sucesivd, el hielo
estaba roto en
un primer. modelo de la difícil relaci6n entre lo
Uno. y lo Múltiple. El mundo se pone en marcha,. ya conocemos
el mecanismo. Añadiremos que . el precio ha sido elevado. De
ahora en adelante lo Uno no estará aislado, quizás ha tomado gus­
td a dejarse sorprender, a comtemplar la diversidad ....
He aquí el límite hasta donde había llegado la antigua especu­
lación y que era
incapaz de. rebasar. Si pues las. hip6stasis se ha­
llan en potencia en Id Uno, éste las saca de su seno, pues si no,
¿ dónde estarían localizadas? El único concepto que los antiguos
filósofos rechazaron es el de
la creaci6n. Ahora bien, si reflexio­
namos
podemos constatar que un Plotino, en Alejandría, debía
conocer el judaísmo y el cristianismo, y que el Dios
creador debía
ser
motivd de vivas disputas. Celso, un. siglo antes que Plotino,
ya atacaba
al cristianismo. Encontramos sus argumentos en Oríge­
nes que se vale de ellos para refutarlos. No obstante, Plotino era
griego
y la. iclea de la creación un escándalo. De la nada, nada puede
hacerse. Y, sin embargo, la idea de creación ha sido una respuesta
ma­
ravillosa a toda la filosofía hinduista y griega. Era un punto de
salida
al dilema unidad/ multiplicidad. Por razones muy diversas
y muy válidas. Bien es verdad que subsiste un cierto problema
que
podrá vencer la Fe mucho mejor que la pura especulación.
¿C6mo hacer para que lo Uno deje salir la Hip6stasis? De igual
manera, ¿cómo hacer para que Dios cree? En d primer caso hay
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THOMAS MQLN.AR
que recurrir a subterfugios, a estratagemas, a mediadores. En el
el segundo caso, en su generosidad Dios crea y quiere contemplar
sus criaturas. Este argumento encontrará toda clase de dificulta­
des: ¿por qué Dios
ha creado en este momento, ni antes, ni des­
pués? ¿Dios es diferente antes y después de acro creador? ¿No
ha privado a sus criaturas del don de la existencia, no ha desde
el principio trastornado a sus criaturas? Y así sucesivamente. Sin
embargo, todas las dificultades resultan mínimas a la luz de la
creación
ex nihilo, hallazgo extraordinario que pondrá fin a la
carrera de la filosofía griega.
La novedad es, primero, que Dios es Extrínseco al universo.
En mis conversacidnes con los
neo-paganos, he encontrado siem­
pre que su argumento de base radica en que
es admitir que Dios
puede existir fuera del universo, siendo así que éste
es por defi­
nición todo el ser. Sin embargo,
es lo que significa la creación y
como consecuencia se deduce que las criaturas no contienen «nada
de divino», son libres y en relación con Dios --intimior intimo
meo, dice San Agustín-, pero su substancia por así decirlo, no
está mezclada con la de Dios.
El círculo vicioso de la emanación/
reabsorción plotlniano queda roto desde este instante, pues las
almas tienen una existencia independiente de la de Dios, son libres
desde la creación
y a la muerte del cuerpo continuarán esta exis­
tencia libre, es decir, distinta a la divinidad. La visión beatífica
presupone precisamente esta distinción.
El retomo a Dios no es
de nin¡,ún modo una reabsorción en El.
La cuestión de lo sagrado se plantea también de un modo di­
frente en los dos «sistemas», creacionista
y emanatista. En éste,
todo
es «sagrado» -los neopaganos hacen en ello gran hincapié-­
porque todo participa,
más o menos, en lo Uno del que procede
y al que se reintegrará. Las fronteras de lo sagrado y de lo profano
son vagas, imprecisas, allí donde las divinidades están lejos de
reclamar toda la sacralidad. En el sistema creacionista sólo Dios es
sagrado, las criaturas
-el pan y el vino, por ejemplo, en la euca­
ristía-deben ser primero consagradas para que funcionen como
sagradas. Demostración, una vez más, de la independencia de
la
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EMANACION Y CREACION
criatura, que puede escoget, no solamente entre lo sagrado y lo
profano lo mismo que entre el bien y el mal, etc.
De esto se detivan consecuencias lejanas peto siempre lógicas.
El Dios
creador no está mecánicamente unido a sus criaturas,
como sucede en el caso de las teorías
grfogas, platónicas y ploti­
nianas. Dios viene a
set una persona «antropomorfa» sin dejar de
ser «espíritu». Tesis que lleva consigo
grandes dificultades, que
las tres religiones monoteístas, resuelven de diferente
maneta las
unas de
las otras. Yaveh es muy «humano»: tiene amistades, có­
letas, venganzas, preferencias, peto a fin de cuentas prolúbe aun
al mismo Moisés a petcibir Id esencial. Moisés no tiene derecho
más que a verlo desde detrás cuando
ya ha pasado. La ley mo­
saica es muy petsonal, el creyente la obedece por amistad con Dios.
El
« Yo soy el que soy» de Yaveh, se presta diversas interpreta­
ciones, puede significar que Dios contiene
tddo el ser o bien que
es personal. Por
lo demás no hay contradicción entre las dos in­
terpretaciones,
El
Islam es la menos antropomórfica de las tres religiones,
seguramente por reacción a las otras dos y porque Mahoma cono­
cía la tendencia a
la. idolatría de las tribus convertidas. Está más
próximo a la figura de Moisés
que del Dios cristiano uno y Trino,
y lejos de Cristo y su encarnación.
El monoteísmo de los musul­
manes
es radical y el profeta había tomado precauciones suple­
mentarias para «disimular» su tumba. No quería que ésta se con­
virtiera en lugar de peregrinaje y de culto, debilitando de este
modo el único culto válido, el de
Alá. La misma arquitectura de
las mezquitas, refleja esta preocupación, no hay lugar preferente
en su interior, casi vacío a propósito. Desde cualquier lugar
se
puede llegar a Alá. Al contrario del sanctum israelita donde las
leyes están depositadas y contrariamente
también a la arquitectura
católica que dirige al
creyente hacia el altar y hacia la eucaristía,
eventualmente con la ayuda de una columnata «vigilando» sus
pasos.
Hay que observar que en los tres monoteísmos Dios
es per­
sonal ( en diferentes grados), lo que
no sucede en el politeísmo.
Es tal vez una cuestión de perspectiva: las divinidades griegas
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THOMA·S. MOLNAR
eran muy «comprometidas», pero su falta de dimensión moral
hace que las sintamos distantes, véase indiferentes, lo que no eran,
tal vez, para Ulises y otros héroes. Por otra parte, el emanatismo
no era una religión sino un sistema filosófico, sin embargo, uno
se da cuenta que su mecanismo frío tiene sombras de personaliza­
ción, sin las cuales el mismo Plotino no habría tenido veleidades
místicas.
En Plotino y en Sócrates lo religioso y lo personal aparen­
een ya tímidamente ; si lo religioso permanece púdicamente es­
condido, es porque los postulados filosóficos, muy estrictos, impi­
dieron el paso. de lo inmóvil al movimiento, de lo Uno a lo Múl­
tiple, de la emanación a la creación.
En suma, constatamos diversas cosas.-que·a menudo-no·atráen
nuestra atención. Primero, la unidad orgánica y lógica de la filo­
sofía y del pensamiento religioso a través de hinduistas, budistas,
israelitas, cristianos
y musulmanes. Después para propia ciencia,
que tiene tendencia no escoger ni la creación ni la emanación sino
el azar (la Casualidad), una especie de auto-creación, el universo
se forma a partir .de fuerzas no. identificables, y sin origen. A la
objeción
de que esto sería un non sequitur en el que la ·razón no
sabría qué. hacer, la ciencia dice que la creación ex nihilo es igual­
mente
arbitraria, una idea gratuita. En fin, hay cincuenta mil ma­
neras de explicar los fenómenos, su origen, la multiplicidad sa­
liendo de la unidad. Lo que hacen las filosofías, las creencias y
las religiones es proponer la explicación más plausible. Se dirá
que la religión añade un nuevo elemento a esta explicación, la fe.
Esto no nos sirve de gran ayuda, pues existe
la· fe de los filósofos,
aun materialistas,
y la fe . del hombre de ciencia·. En el fondo se
trata, desde nuestro punto de vista, de hacer la demostración
----contra una ciencia y una
filosofía resueltamente antirreligiosa,
romo lo constata Etienne Gilscn-que el pensamiento cristiano
ocupa un lugar · de pleno derecho en los sistemas especulativos de
la humanidad, un lugar nunca menor que el de
los sistemas filo­
sóficos y científicos.
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