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Número 367-368

Serie XXXVII

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Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera: Las guerras carlistas en sus documentos

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modernidad castrense, peero que han demostrado escasa viabili­
dad y sobrada ineficacia, haciéndose necesario su desglose para
cada uno de los tres Ejércitos. Abogan los autores por el fortaleci­
miento de
·1a figura del Jefe del Estado Mayor de la Defensa y de
las de los Jefes de Estado Mayor de Tierra, Marina y Aire, propug­
nan la recuperación del ritmo de construcciones navales adecuado
a una
Marina de Guerra con capacidad oceánica y el aumento pro­
gresivo del gasto militar hasta alcanzar el 2% del PIB, en cumpli­
miento del acuerdo unánime alcanzado por las Cortes Generales
en
1991, defienden el desarrollo eficaz de la reserva movilizable, etc.
En
fin, que la lectura de este libro se hace imprescindible
para todas aquellas personas, profesionales
de la milicia o no, a
quienes interesen los problemas que la defensa nacional plantea,
encontrando en sus páginas no sólo respuestas y soluciones, sino
datos y argumentos para encontrarlas.
JOAQUÍN RlilZ DíEZ DEL CORRAL
Alfonso BuUón de Mendoza y Gómez de Valugera:
LAS GUERRAS CARLISTAS EN SUS DOCUMENTOS ('l
Alfonso Bullón de Mendoza es, sin duda, a pesar de su juven­
tud,
uno de los mejores y más prolíficos historiadores del
momento, con
una obra dedicada esencialmente al estudio del
Carlismo. Este año vuelve a aparecer en el mercado una nueva
obra suya, dedicada al tema del que es uno de los mejores espe­
cialistas de la actualidad, esta vez un libro de pequeño formato
en el que,
en apenas 125 abigarradas páginas, intenta resumir un
período tan extenso e intenso como el que abarca desde los orí­
genes
de la Primera Guerra Carlista hasta el final de la Tercera
Guerra Carlista, con la salida de España de don Carlos María de
los Dolores de Borbón, Carlos VII para todos los carlistas.
Bullón
de Mendoza utiliza 62 documentos, mejor dicho, 62
textos entre los que se mezclan documentos y pasajes de nume­
rosos libros, muchos de ellos autográficos o de
memorias de pro-
e) Editorial Ariel, S. A. Colección "Ariel Practicum", Barcelona, 1998.
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tagonistas de los hechos narrados, lo que constituye, a nuestro
juicio, el gran acierto del autor, pues con ello consigue el fin per­
seguido, darnos una visión global
de un período tan decisivo de
la Historia de España.
Vemos así desfilar
por las páginas del libro de Bullón no sólo
datos, fechas o ideas, sino también sentimientos, lo que enten­
demos es la principal característica y acierto de la obra y lo que
le permite que a pesar
de las limitaciones que el propio sistema
de aplicación de documentos impone, el resultado sea franca­
mente positivo.
Creemos que entre los textos recogidos, los pasajes de la
obra de Carlos Federico Henningsen, Campaña de doce meses
en Navarra y las Provincias Vancongadas con el general
Zumalacárregui, escrita por quien fue Secretario de la campa­
ña del caudillo carlista, y de la de Charles Didier, Une année en
Espagne, que relata los sucesos protagonizados por la Milicia
Nacional en Madrid el día 17 de agosto de 1835 y de los que
reproducimos a continuación unos estractos, son lo suficiente­
mente expresivos como ejemplo de la crueldad que alcanzó la
guerra:
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«Este regimiento "el provincial de Granada", cuyos soldados
eran todos voluntarios y
de ideas avanzadas, se hizo famoso por
la matanza de los frailes en Madrid, y después pidió que se le
enviara
para luchar contra los carlistas, marchando al Norte. Ha­
biendo Zumalacárregui decidido, pasase lo
que pasase (cono­
ciendo el efecto
que esto produciría en el pueblo), descargar un
fuerte golpe contra ellos, envió con este fin a Eraso, el cual cru­
zando el Ebro, consiguió sorprenderles.
De todo este regimiento
sólo escaparon diecisiete, incluido el
conde de Campo Verde, su
coronel, y
como se había dicho que éste tomó el mando después
de la matanza de Madrid, se miró esto por la población del Norte
como un signo evidente de justicia y se dijo que los diecisiete
que habían escapado eran inocentes de los sacrílegos asesinatos.
Ciento setenta prisioneros fueron traídos
uno o dos días después
a Mondragón,
donde nosotros estábamos; todos fueron fusilados;
entre ellos había siete oficiales. A varios
de éstos fusiló Eraso en
el extremo de Puente Nuevo, puente que se halla a tiro de cañón
de Bilbao. Los campesinos estaban tan irritados, que los colgaron
con sus uniformes.•
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«Los urbanos se han puesto a destripar a los transeúntes, bajo
el pretexto
de que se burlaban de ellos, y que, por tanto, no
podían ser más que carlistas; corrían por las calles como rabio­
sos. Tenían tan mala conciencia
que veían la burla en todos los
rostros,
y se vengaban a golpes de sable de estas demostraciones
verdaderas o falsas.
= Yo ví una de estas bandas homicidas sa­
blear así
en la calle Mayor a tres transeúntes inofensivos y otra
asesinar
en la calle el Pez a un pobre viejo, cuya sangre casi saltó
sobre
mi. Las mujeres no eran perdonadas, y se asesinaban entre
ellas. Pero aquí las pasiones políticas
no eran más que una más­
cara para cubrir las enemistades personales.
He aquí un horroro­
so ejemplo:
una joven se encontró en la calle con otra a la que
había, por lo que parece, suplantado en el corazón de un guar­
dia
de corps. Ésta se lanzó sobre su rival como una tigresa, y la
derribó
de una cuchillada gritando que era carlista, y la remató,
entregándose sobre ella a actos
de una obscenidad atroz. Esto
sucedía delante
de una tropa de urbanos que reían y dejaban
hacer. Entre las víctimas
se ha citado al verdugo, asesinado como
carlista (al día siguiente
se reconoció que se habían engañado).•
Y textos como el pasaje de la obra de Augusto Von Goeben,
Cuatro años en España. Los carlistas. Su levantamiento, su lucha
y su ocaso, que reproduce una "Representación a la reina go­
bernadora
de la Diputación de Toledo" de julio de 1838 y que
también reproducimos a continuación, nos permite conocer
situaciones más desconocidas
aún de lo que habitualmente lo es
el propio carlismo en general, como lo fue el desarrollo de la
guerra
en La Mancha:
«Los pueblos a quienes se circulan por las autoridades las
noticias
de las derrotas, y que dándoles un valor efectivo se
conceptúan libres de sus enemigos, llegan a desconfiar, y aún
creen que han sido un engaño, cuando los vuelven a ver con la
misma arrogancia y
con el mismo poder que antes tenían. =
Aún ven más, Señora, y acaso es lo más digno de admirar, pues
observan que no sólo se hallan tranquilos los facciosos cuando
se reúnen en un punto, sino que como si gozaran del comple­
to señorío de la tierra se subdividen en partidas para perseguir
ladrones y malhechores, a quienes castigan
con toda severidad
aplicándose la última
pena sin considerar su número, y ejecu­
tan batidas
con los paisanos de los pueblos para buscarlos en
sus guaridas y poner coto a sus demasías. Y viendo de parte de
los jefes de la facción un interés que no se toma el legítimo
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Gobierno, no pueden por menos de adherirse a los autores de
tan grandes beneficios."
La obra de Bullón de Mendoza está repleta de textos tan
importantes e interesantes como los
que hemos reproducido y
que, como ya indicamos, consiguen transmitir una visión muy
completa de lo que en todos. los órdenes significaron los enfren­
tamientos entre liberales y carlistas a lo largo del siglo
,ax y que,
por tanto, la convierte en una obra de necesaria lectura, sobre
todo para aquellos que se acercan por primera vez al conoci­
miento
de este período.
JOSÉ ANTONIO GAU.EGO
Roger Garaudy: LOS MITOS FUNDACIONALES DEL
ESTADO DE ISRAEL<•>
En la Feria del Libro de "El Retiro", de Madrid, en junio pasa­
do, se ha colado
de puntillas, quiero decir que sin megafonía,
pancartas ni firmas, este libro hacía largo tiempo esperado y
siempre difícial
de encontrar. Tiene tres puntos de interés: la per­
sonalidad
de su autor, las vicisitudes de la primera edición fran­
cesa, y
su propio contenido. Es uno de los textos básicos sobre
los judíos, dentro del siglo xx
en parangón con El Judío Inter­
nacional de Henry Ford, o Los Protocolos de los Sabios de Sión,
cuya autenticidad, por cierto, niega Garaudy (pág. 134). Es un
libro importante que hay que tener o, al menos, haber oído
hablar de él.
Roger Garaudy, aún
vivo, nació en Marsella en 1913. Fue
escritor y dirigente comunista toda su vida, pero mediada ésta,
concibió la teoría de que el comunismo ruso había fracasado en
su objetivo de formar un hombre nuevo; para alcanzarlo se nece­
sitaba completar en el interior del hombre la transformación que
las estructuras políticas comunistas intentaban desde fuera, y esto
e) Editorial uHistoria XXI", Barcelona, 1998. Traducción y prefacio de José
Luis Jerez Riesco.
4.2 rustica, 159 págs.
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