Índice de contenidos

Número 367-368

Serie XXXVII

Volver
  • Índice

La religiosidad española: presente y futuro. (Notas sobre un estudio)

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE
Y FUTURO
(NOTAS SOBRE UN ESTUDIO)
POR
AURELIO DE GREGORIO
SUMARIO: INTERÉS DEL TEMA.-UN CONTRASTE: l. Religiosidad de la sociedad espa­
ñola: a) La dimensión identitaria; b) La dimensión culrural; e) La dimensión
ética.
2. La. secularización de la sociedad e.spañola.-EUROPA.-EI. MINISTERIO
DE AsUNTOS SocIALES.-FACTORES DE SECIB.ARIZACIÓN.-El CoNCILlO VATICANO 11.­
LA POLÍTICA DEL PSOE.-EL DIVORCIO.-Los OBISPOS y LA POÚTICA: 3. El.futuro del
catolicismo español y sus desafios.
INTERÉS DEL TEMA
Fechado en Madrid y mayo de 1998, se ha difundido un estu­
dio del catedrático
de Sociología de la Universidad Pontificia de
Salamanca
don Juan González Anleo, que lleva el titulo recogido
en la cabecera de estas líneas. Antes de escribir un resumen
comentado suyo, quisiera exponer. como contexto o telón de
fondo, por qué me parecen interesantes este trabajo y otros aná-
logos,
que no debemos desperdiciar. ·
Don Vicente Carcel Ortí es un sacerdote valenciano con un
cargo en la curia romana y autor de varios libros de historia
contemporánea. En uno de ellos presenta la tesis-noticia de
que el Papa Pablo VI contribuyó notablemente a facilitar la
"transición" del franquismo a la democracia. Suponemos que
desde su observatorio romano ha olfateado que Pablo VI mere­
ce una apuesta, pues su beatificación sigue abierta y no des-
Verbo, núm. 367-368 (1998), 563-577. 563
Fundaci\363n Speiro

A UREL/0 DE GREGOR/0
cartada. Porque insiste, con énfasis laudatorio, en su tesis; re­
cientemente, en una "Carta al Director" de ABC, de 9-VIII-1998,
pág. 16.
Creo que,
en líneas generales, es cierto que Pablo VI contri­
buyó al establecimiento de la democracia en España. Esto, en
cuanto a la letra. La música ya es otra cosa. Presenta aquella con­
ducta o política envuelta
en aires triunfalistas de adhesión y
aplauso,
como un acierto, como un éxito. A este juicio llega sal­
tándose la verdadera cuestión,
que es saber si esa "transición" ha
sido buena o mala para la religiosidad de los españoles, con
independencia, sólo a efectos de exposición, de cuestiones doc­
trinales ineludibles, ajenas a pragmatismos. ¿Estamos mejor o
peor que antes de Pablo VI? En el tono general de sus exposi­
ciones parece
que da por sabido, como algo clarísimo e indiscu­
tible,
que la "transición" ha sido algo maravilloso para la Iglesia
en España. Otros escritores -no muchos-tienen parecidos
pensamientos.
No veo yo esto tan claro, en parte por desconocer estu­
dios minuciosos, bien centrados y sin escapatorias, de la com­
paración del antes y después de 1978. No voy a hacer, aquí
y ahora, ese estudio comparativo; pero sí aportaré a mejo­
res
estudiosos un resumen de lo que se encuentra en el tra­
bajo de don Juan González Anleo. No es esa comparación
que tanto anhelo, pero sí contribuye al conocimiento de uno
de sus términos, la situación presente de la religiosidad es­
pañola.
Este estudio, como casi todos los sociológicos, registra
hechos y fenómenos, pero se remonta poco a investigar yana­
lizar sus causas más arriba de los escalones inmediatos, psico­
lógicos. Muchos
sociólogos religiosos son más aficionados al
psicologismo
que a la teología. Ni aparecen nombres de pro­
tagonistas: aquí nadie tiene la culpa de nada. Es el concepto
meteorológico de la historia: los sucesos serían como unos
meteoros, más o menos bien descritos, pero siempre ajenos a
la
intervención humana e inasequibles a ellas. En cambio, don
Vicente Carcel Ortí no tiene ese concepto de la historia: seña­
la a un gran artífice de la "transición", Pablo VI.
564
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE Y FUTURO
El estudio de González Anleo, muy apoyado en encuestas
serias y solventes, dentro de lo que da de sí el género, es, en su
parte dedicada al "presente", como para llorar. No porque esté
mal hecho, que no lo está, sino por las informaciones mismas
que da. Iremos extractando a medida que leemos.
• • •
UN CONTRASTE
El primer párrafo, siquiera mínimo e independiente del
núcleo, también nos interesa. Dice así:
"En estos años finales del siglo xx el mapa religioso del ca­
tolicismo español, ha superado ya el engañoso paréntesis de
la inflación religiosa de los años 40 y 50. El dato fundamental
que ilustra el hecho de la inflación religiosa de aquel período
álgido del nacionalcatolicismo es el 87% de los españoles que
todavía en 1970 se declaraban católicos practicantes, según el
informe FOESSA de aquella misma fecha. Nueve años después
el porcentaje era el 62% y en 1993, el 52%. ¿Altísimo nivel de
la práctica religiosa o inflación de las respuestas al cuestiona­
rio, debido a la presión social? Nunca lo sabremos. Y nadie
debe minusvalorar el tremendo esfuerzo evangelizador de
aquellas décadas: misiones populares, Cursillos de Cristiandad,
Ejercicios para un Mundo Mejor, retiros y Ejercicios Espiri­
tuales, etc.".
En
este primer párrafo, González Anleo muestra una actitud
despectiva
por la situación anterior a su estudio, que nos permi­
te
suponer otra, benévola, hacia la situación actual; haberla
detectado nos ayudará a una más centrada valoración de las con­
clusiones. A la caída de porcentajes del Informe FOESSA, Gonzá­
lez Anleo la llama "superación del engañoso paréntesis
de la
inflación religiosa
de los años 40·y 50". Pero luego se pregunta:
¿Altísimo nivel de la práctica religiosa o inflación en las respues­
tas al cuestionario, debido a la presión social? Nunca lo sabre­
mos". ¿En qué quedamos? Si "nunca lo sabremos" no se entiende
565
Fundaci\363n Speiro

A UREL/0 DE GREGOR/0
que haya aseverado, cinco o seis líneas más arriba, dos veces,
que aquella situación era un "engañoso paréntesis de inflacción
religiosa", y que la califique con el término despectivo de
"nacional-catolicismo" y el de "paréntesis", como si no hubiera
habido una continuidad en la vida de la Iglesia, y que a su ter­
minación aparezca el vocablo encomiástico de ''superación".
Nunca habíamos leído que los gritos de "¡Crucifige, crucifige!"
ante el pretorio
de Pilatos el día de Jueves Santo fueran la supe­
ración
de la inflación religiosa del Domingo de Ramos.
En la página 7 se le escapa: "Despejado ya el espejismo del
Siglo
de Oro de la Cristiandad -que nunca existió, a decir del
maestro
Le Bias--, y del apogeo del nacional-catolicismo, politi­
zado en exceso y en exceso condicionado por controles oficiales
y sociales
... ".
La caída de porcentajes pudo deberse a muchísimas causas y
no hay necesidad de dudar de la autenticidad de aquella prime­
ra situación.
Pero queda indeleble que la caída de la práctica religiosa
dentro del Pontificado
de Pablo VI fue de un 25%, y en los años
de la "transición", cuyas premisas se deben al mismo Pontífice,
de un 10%. Son cifras ineludibles para el antes y después de
Pablo VI.
Termina la página 1 con otra noticia interesante: en dos
"Encuestas Europeas de Valores", en 1981 y en 1990, se observa
en España "un fuerte descenso de la práctica religiosa, sobre todo
en los jóvenes".
1. Religiosidad de la Sociedad española
a) La dimensión identitaria
En la página 5 leemos:
"El último tercio de nuestro siglo xx ha presenciado la mayor
•emigración• espiritual
de españoles de nuestra historia. Entre
1970 y 1993, la tercera parte
de los españoles abandonan el espa­
cio religioso-eclesial, el de los católicos practicantes, para insta-
566
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE Y FUTURO
larse en el cómodo espacio de los católicos nominales, los no
practicantes, que se han convertido en la cuarta parte de la
población (eran
un 9% en 1970), en tanto que los irreligiosos
(indiferentes, agnósticos y ateos)
han pasado de un 3% en esa
fecha al
15% en los años 90".
Calcula
que entre un 25% y un 35% de españoles formarían
una "minoría eclesial fiel y sólida con un acusado sentido de la
ortodoxia doctrinal y
de la pertenencia y fidelidad a la Iglesia ins­
titucional". Y añade: "¿son muchos o pocos?" ( ... ) "cumple decir
que esa minoría fiel supera numéricamente con mucho a cual­
quier otra forma
de vinculación asociativa, incluso a todas suma­
das (partidos políticos, sindicatos, ONGs, asociaciones culturales
y deportivas, etc.)". Esto es
una perla que vale por todo el estu­
dio y
que le hace merecedor de guardarse por la enorme carga
argumental
que tiene virtualmente y que el autor no señala, pero
que debemos destacar ahora mismo y en muchas otras ocasiones,
a saber:
En un orden meramente natural y aun laicista esta noticia jus­
tifica las subvenciones del Estado a la Iglesia sin necesidad de
insistir tanto en lo de ta desamortización y en lo de las acciones
de beneficencia, cultura y otras aportaciones al bien común, aje­
nas a su propia esencia. Esa noticia aporta la gran y suficiente
justificación de la comparación, o del agravio comparativo si se
retiraran las subvenciones, con las incesantes transfusiones de
dinero que el mismo Estado hace a los sindicatos obreros y a par­
tidos políticos con afiliaciones visiblemente inferiores a las
de la
Iglesia, a cuenta de pícaros artefactos de ingeniería jurídica, eco­
nómica y política, como el de anticipos a cuenta de compensa­
ciones
no determinadas por confiscaciones de bienes tampoco
evaluadas
co~ garantías, hechas durante el Movimiento Nacional.
A "las razones clásicas alegadas para explicar la menor reli­
giosidad juvenil" ( ... ) "hay
que añadir una razón inédita para
nuestra época: la quiebra
de la socialización religiosa de los niños
y adolescentes españoles, y la presencia
en muchos hogares de
padres y madres «secularizados», no transmisores de la «memoria
religiosa, de nuestro pueblo". Es verdad. Indica que, en parte,
vivimos
de las rentas, que se van a acabar, de la religiosidad fami-
567
Fundaci\363n Speiro

AUREL/0 DE GREGORJO
liar de la anterior situación. Más adelante insiste, y me parece
muy bien porque es una cuestión de la que se habla poco. En el
punto 2 de la prospección del futuro, dice: "El problema de
fondo (. .. ) es que los padres españoles, ya secularizados, apenas
transmiten la religión a sus hijos" (pág. 31).
"Para explicar la
menor religiosidad juvenil", menciona de
pasada y sin comentario, escuetamente, "el impacto de la sexua­
lidad". No menciona el impacto de la democracia y de la libertad
de expresión de los Derechos del Hombre en las extensas sec­
ciones fijas de anuncios detallados de prostitución femenina y
masculina que todos los días publican todos los periódicos.
Es
como la gota de agua que horada la peña, y a la cual nos esta­
mos acostumbrando.
No podemos pasar sin un · toque de atención por nuestra
parte la tabla 5
de la página 8 que estudia el "posicionamiento
político" según la "postura religiosa", tornada del V Informe
FOESSA. Resulta que de los "católicos practicantes", estarían en
la izquierda un 16% y en el centro izquierda un 42%, es decir, un
58% en total. En el centro derecha están un 18% y en la derecha
un 11 o/o con un total del 29%. No precisa a qué partidos corres­
ponden esos títulos políticos, ni sus compromisos electorales ni
su conducta política. Pero lo dicho es suficiente para acuciar
algunas preguntas sobre la formación política
que se imparte y
que se exige a los "católicos practicantes", y hacer de ellas un
gran tema aparte. ¿Se puede ser católico y a la vez apoyar a un
partido que maltrate a la Religión? Recientemente, un dirigente
católico,
don Alfonso Coronel de Palma, ha declarado con énfa­
sis a
A!fa y Omega (4-VII-1998): "La presencia de los católicos en
política no se nota". Quede apuntado un terna paralelo, el de
cuánto y por qué es a su vez la propia derecha la que se aleja de
la Religión.
Un
pequeño apunte retrospectivo en página 9: González
Anleo y González Blasco hicieron
en 1992 un estudio sobre
"Religión y Sociedad
en la España de los 90". De él reproduce
aquí que se
pueden distinguir tres generaciones: "La generación
del Nacionalcatolicismo
(sic), a los mayores de cuarenta y cinco
años, con una presencia notable de católicos practicantes, 6So/o.
568
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA.-PRESENTE Y FUTURO
(. .. ) La generación del Concilio, los adultos entre veintidós y cua­
renta y cinco años, en la que los católicos practicantes represen­
tan la mitad de todo el grupo, 48%. Y la generación del cambio
político y religioso, los jóvenes entre dieciséis y veintidós años
con un 40"A, de católicos practicantes". No queda nada mal la
situación anterior a Pablo VI, la del "nacionalcatolicismo", aunque
tal vez sea por la (presunta, "nunca sabremos") "inflación".
Un estudio realizado por CIRES en 1992, transcrito en la pági­
na 11, sobre los "sacramentos recibidos por los españoles", con­
firma que la situación anterior ha sufrido un "vuelco", a peor. La
Confesión, que es el más expresivo de identidad, ha sufrido hoy
"el vuelco más espectacular
de todos los ocurridos en el terreno
de las prácticas religiosas de los españoles". "La mitad de los
españoles no se confiesan nunca y la quinta parte lo hace una
vez al año o con menos frecuencia".
b) La dimensión cultural de la Religión
González Anleo recoge
en las tres páginas que le dedica un
amasijo de contradicciones: gente que cree en un Dios "concebi­
do de forma muy diversa", y que a la vez no cree en las postri­
merías, etc. En el año 1996 persiste una "incoherencia doctrinal"
y un "bricolaje o coctel religioso".
No da el suficiente relieve, según nuestra opinión, a la nove­
dosa aparición de un
30º/Ó de creyentes en la reencarnación; sólo
vemos una mera mención. Esta novísima creencia, que también
se extiende por Italia y aquí ausente hasta hace bien poco, es
fruto directo
de las sectas que han florecido al calor de la liber­
tad religiosa impuesta
por Pablo VI, y de la democracia, en buena
parte también debida a él, según con Vicente Caree! Ortí.
No deseo dejar pasar la ocasión
de advertir que se está
haciendo extraordinariamente frecente presentar la Religión
como una cuestión cultural1 prácticamente sólo cultural, como
generosa transacción con los enemigos del verdadero concepto.
Es una ofensa al carácter divino de la Iglesia. Ya Sardá y Salvany
denunció esta mal
en su libro El liberalismo es pecado.
Fundaci\363n Speiro

AUREUO DE GREGOR/0
c) La dimensión ética (págs. 14 a 16)
En esta
dimensión nos estamos poniendo "a nivel europeo",
que es un nivel inferior. Dice González Anleo que "el relativismo
moral,
«lo que es bueno y malo, depende de las circunstancias
del momento•, goza
de excelente salud en la sociedad europea,
Holanda y Francia en cabeza. España se aproxima rápidamente a
estos niveles
en ambos países: el 590/o de los españoles contesta­
ron afirmativamente".
La permisividad ética o tendencia a justificar determinados
comportamientos
antaño rechazados por los moralistas, los juris­
tas
y los sociólogos, alcanza valores equivalentes a los europeos
de la Encuesta del sistema de valores.
En la
lucha contra el mal, la disposición personal a com­
batir los males de esta existencia nuestra, "un 28% han tirado
la toalla",
sobre todo los jóvenes, los que se posicionan en la
izquierda política, y los menos religiosos. El mal les parece ine­
vitable, inexorable, imbatible. Así que consolémonos los que
sufrimos por las dificultades del reclutamiento para las buenas
causas.
2. La secularlzación de la sociedad española
Este es un capítulo interesante, extenso y denso, que con
pena tengo que resumir mucho. Aclaremos por nuestra cuenta
que la secularización es la situación contraria a la consigna de
Pío X: Omnia instaurare in Christo; es decir, la expulsión de Dios
de la vida pública. Es un proceso malo al que debemos oponer­
nos para detenerle, hacerle retroceder, y cambiar de signo. Inde­
pendientemente de nuestra calificación es, en sí mismo, un hecho
incuestionable y aceptado por todos. Dice González Anleo que
ha sido un proceso rápido "y en gran parte favorecido por la evo­
lución política reciente",
en la cual, añadiría don Vicente Carcel
Orti,
tan gloriosa participación ha tenido Pablo VI. En el estudio
que vamos comentando se repiten las alusiones a la relación
570
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE Y FUTURO
entre la política y la religiosidad colectiva y entre ésta y la indi­
vidual, formando
un conjunto que serviría al desarrollo de la
vigencia del aforismo clásico
de que los pueblos siguen la reli­
gión de sus pñncipes.
Se recoge la siguiente explicación del famoso sociólogo
don
Amando de Miguel, varias veces citado: "Secularización no es
sólo que disminuyan el número de prácticas religiosas, sino que
la Iglesia católica deje de tener la proyección pública y aun polí­
tica
que mostró en otros tiempos11•
En informe vuelve a señalar las concomitancias con Europa,
cuestión interesantísima y poco tratada. Cita a Giner (1992) que
considera la secularización como "la definitiva puesta al día del
país respecto a Europa occidental".
Creemos que es verdad,
pero que es una triste gracia y una peligrosísima situación. En
el
texto de González Anleo vemos, resumiendo, que en todos
los países de tradición cristiana la secularización de valores cris­
tianos ha sido reconocida hace mucho tiempo. Nueva posible
atenuante para nuestros obispos pero no para el pastor univer­
sal. Nos rebela
ver que estas cuestiones se tratan como si fue­
ran de botánica, sin la menor pasión por la verdad moral, por
lo que debe ser.
Leemos
que el catolicismo ha desaparecido prácticamente en
las referencias políticas de los españoles, que hay una ausencia
de movilizaciones políticas de los católicos en cuanto tales y que
el Estado se ha transformado en laico. Es la liquidación del
"nacionalcatolicismo",
tan profunda, que no puede volver a resu­
citar
(según G. A.).
Una noticia, advertencia importantísima
para futuras activida­
des políticas y que corre el riesgo de pasar desapercibida dentro
del texto, por la atonía de éste: un paso importante en la secula­
rización
de los servicios sociales fue la creación en 1988 del
Ministerio de Asuntos Sociales. Nuevos servicios públicos láicos
superaron pronto en los años ochenta a los viejos centros socia­
les
que la Iglesia había erigido desde los años sesenta.
La secularización de la R1V, acompañada a veces de un ana­
crónico anticlericalismo,
ha tenido un influjo enorme en proyec­
tar y modelar
una imagen falseada de la Iglesia (Laboa, 1992). Ya
571
Fundaci\363n Speiro

AUREUO DE GREGOR/0
se entiende que la imagen ha sido falseada, a peor. Este es otro
de los frutos de la "transición" y por ello nos remite nuevamente
a la importancia de la política.
SECULARIZACIÓN DE LA JUVENTUD
En la "generación de la democracia" (denominación de
Anleo), la secularización ha crecido mucho y rápidamente y la
práctica -religiosa de los años ochenta ha descendido respecto de
la década anterior. En 1990 el 80% de los jóvenes estaban a favor
de las relaciones prematrimoniales
y del uso de anticonceptivos.
No transcribo datos
sobre la disminución del clero y de las
vocaciones sacerdotales por ser más conocidos y comentados.
La secularización en las organizaciones de laicos, florecientes
en la década de los sesenta en que en 1956 la Acción Católica
contaba
con 593.000 militantes entre ambos sexos, de los que
casi 300.000 eran jóvenes. En 1989 entre todos los movimientos
de Acción Católica se contabilizaban unos 92.000 afiliados, de los
que 60.000 figuraban como "simpatizantes" (¿ ?).
FACTORES DE SECULARIZACIÓN
Son:
La modernización de la sociedad, "aunque el sentido exacto
de este proceso
no esté siempre bien definido".
"El Concilio Vaticano JI aparece en no pocos estudios como
uno de los factores que han contribuido al proceso de seculari­
zación de la sociedad española. Los esfuerzos de la Iglesia espa­
ñola por sancionarlo todo -moralidad, Estado, educación-,
quedó finalmente socavado por el Vaticano 11, afirma Giner, ,fac­
tor que influyó tanto en el proceso, como las influencias del secu­
larismo creciente de las que se quiso aislar al mundo español•. Es
del mismo parecer G. Hermet, aunque sin excluir al catolicismo
español del
aggiornamento ideológico favorecido por el Conci-
572
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE Y FUTURO
lio, pues la misma Iglesia de nuestro país estaba en favor de
aceptar al autonomía de la sociedad civil (Hermet, 1985)". Este
largo texto
que hemos transcrito literalmente es algo confuso en
su redacción, pero creo que no necesita comentario. Su utiliza­
ción en no pocas polémicas podrá ser potenciada por el presti­
gio
de su autor, catedrático de la Universidad Pontificia de Sala­
manca.
Un tercer factor secularizador fue la política del PSOE, "de
forma
que si no hay una reacción acertada de todos los "cuadros
cristianos" dentro de unos cuantos años la Iglesia española ten­
drá el peso y la significación social de las de Francia o Alemania
(Abel Hemández,
en su Crónica de la Cruz y la Rosa, 1984, cita­
do por González Anleo). Ninguno de los dos cita el hecho de que
hubo conventos enteros que votaron al PSOE, quizá por ser otro
asunto colateral
de un excesivo volumen para incrustarse en la
marcha del discurso propuesto. Aunque es de todos cosa sabida,
lo hacemos constar, fieles a nuestra mayor preocupación por lo
que debe ser que por lo que, simplemente, es, o ha sido. Nótese,
nuevamente, la presencia de Europa, que, además, sigue.
"Pero la misma Iglesia española no aparece libre de respon­
sabilidad
en esta lista de responsabilidades de la secularización
de la sociedad". "Los obispos habían asumido el hecho de la
secularización
de la sociedad. Este cambio de actitud pudo
deberse al aggiornamento ideológico impulsado por el Vatica­
no 11", y (resumimos) a influencias de sucesos religiosos en el
extranjero. A veces puede parecer irrespetuoso o arriesgado por nuestra
parte que señalemos a la Iglesia o a sus más altos representantes
como responsables, pero nótese en descargo nuestro que toma­
mos los textos y los datos
de un documento emitido sin censura
por un alto organismo eclesiástico,
la Universidad Pontificia de
Salamanca.
Página
23:
"En el documento de 1977, ,La estabilidad del matrimonio•,
aprobado
por la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, los
obispos adoptaron por primera vez una actitud de tokrancia
573
Fundaci\363n Speiro

AUREL/0 DE GREGORIO
hacia la posibilidad de una ley de divorcio y, aun reafirmando
que el divorcio es un mal para la sociedad, dejaron a los legisla­
dores el fijar la orientación para el matrimonio y el divorcio. La
Ley de 1981 extendió el divorcio a los matrimonios canónicos,
medida tácitamente consentida por el Acuerdo sobre Asuntos
Juridicos firmado por la Santa Sede y el Gobierno".
Inesperadamente, nos llega a las manos un resumen autori­
zado de aquella política. Es del diario ABC, de Madrid, de 8-IX-
98, pág. 53, que dice: "En 1997, según datos del Consejo General
del Poder Judicial, se produjeron
en España 54.458 separaciones
y 34.147 divorcios".
En la página
25 figura una tabla estadística, la número 17, que
explica que "La disminución de religiosos consagrados a la ense­
ñanza
en los colegios de la Iglesia ha sido muy pronunciada".
En la misma página leemos:
"El estudio de CIRES de 1992, ha
revelado la escasa y decreciente influencia de las creencias reli­
giosas a
la hora de tomar decisiones muy importantes: las creen­
cias religiosas
son citadas por debajo de factores personales
como el autoconcepto, el provecho propio o
la opinión de la
familia.
En debate
en las Cortes Españolas de la ampliación de la ley
del aborto a
un cuarto supuesto celebrado el 22-IX-98 ha susci­
tado
en la sociedad amplios y crispados debates que han involu­
crado el derecho
de la Conferencia Episcopal a manifestarse al
respecto. Por esto transcribimos un párrafo del informe González
Anleo (pág. 26) que indica que esta última cuestión ya estaba
sobre el tapete
en 1991. Extrae de un trabajo de Mardones "que
la privatización
de la Iglesia española ha alcanzado su punto álgi­
do,
pues se discute a los obispos su capacidad para intervenir
públicamente
en cuestiones consideradas puramente políticas y
se afirma que la función de la Religión es estrictamente religiosa
y
debe quedar circunscrita a los muros de la Iglesia; bastaría la
utilización simbólico-social de fiestas y celebraciones cristianas
para hacer de la Religión cristiana una religión privatizada, un
asunto de elección y sentido puramente personal y de cierto
ornato público y tradicional". Antes, hemos leído
que "A la Iglesia
no se le •permite, que hable de temas en los que se sospecha que
574
Fundaci\363n Speiro

LA RELIGIOSIDAD ESPANOLA: PRESENTE Y FUTURO
su postura no favorece el sentir común de la gente española. Así,
los españoles no creen apropiado que la Iglesia hable de la polí­
tica del Gobierno (66%), la homosexualidad (49%) o las relacio­
nes extramatrimoniales (42%) (Orizo, 1991).
La segunda parte de este informe que seguimos termina con
una alusión a las sectas, tema ineludible, aunque sobradamente
atendido por muchas publicaciones. Solamente añadiremos que,
fieles a su mentalidad de sociólogos taxonomistas, ni González ni
otros muchos, señalan la posible relación de este fenómeno con
la libertad religiosa.
• * •
El estudio del profesor González Anleo tiene una tercera y
última parte (págs. 30 a 36), titulada
3. El futuro del catolicismo español y sus desafios
Ya se entiende que es probable que a un mal presente siga
un mal futuro, más aún si adoptamos una actitud expectante de
lo que va a suceder, que es más bien estéril, en vez de investigar
y proclamar qué es lo que tenemos que hacer nosotros, activa­
mente,
para que lo que suceda sea lo que nosotros queremos. Si
es que sabemos, de verdad, lo que queremos.
El futuro sólo es de Dios. González Anleo toma la precaución
de no olvidarlo: " ... un nuevo Concilio Ecuménico, por ejemplo,
puede trastocar muchas de las perspectivas y cálculos sobre el
futuro católico
de la sociedad española". Que así sea. Más ade­
lante (pág. 34) repite la salvedad
de que no hay que ignorar las
fuerzas secretas del Espiritu. Suponemos se refiere al Espíritu
Santo, Tercera
Persona de la Santísima Trinidad.
"¿Cúal será el impacto de todos estos cambios en el Catolicis­
mo español? Nuestro Catolicismo no es una isla, y los nuevos
escenarios -sociedad española, sociedad europea y globaliza­
ción
mundial-, ejercerán inesquivables influencias en él". Este
párrafo es estimable, aunque luego no se desarrolle, porque se
575
Fundaci\363n Speiro

AUREL/0 DE GREGOR/0
habla demasiado poco de esas influencias europeas y mundiales;
de si serán buenas o malas y de qué tenemos que hacer para
esquivar las malas, incorporar las buenas, si las hay, y para evan­
gelizar
esos territorios, para contraatacar, diríamos en términos
laicos.
La investigación de lo que sucederá se completa, con buen
método, con la de "qué modalidades tienen pocas probabilidades
de desarrollo". Se responde que es dudoso que se produzca un
retorno masivo a la Iglesia Católica. El testimonio de Requena
0992) es que "cuesta trabajo pensar( ... ) que las nuevas genera­
ciones vayan a madurar en el sentido de aproximarse a la reli­
gión de Iglesia que definió la identidad de sus mayores".
Las últimas páginas se dedican a contestar a esta pregunta:
"¿Cuenta el catolicismo español con recursos suficientes para arri­
mar el hombro a todas estas tareas? Previamente, se han citado
esas tareas,
que son: ". . . la colaboración en la construcción y el
enriquecimiento de la sociedad civil, el fomento de la conciencia
ecológica, y de las actitudes de tolerancia, la plena integración de
los excluidos por el sistema económico y social, el refuerzo de
la voluntad democrática (sic), la edificación de una ética devalo­
res ... ".
Este trozo, que sugiere como medida de la religión su dedi­
cación a la sociedad, nos exige ya inaplazablemente, antes
de ter­
minar, una contestación que también ha brotado en nosotros des­
pués de leer otros párrafos anteriores. ¿Qué se entiende por reli­
gión, o religiosidad en este estudio? Hay en todo él un problema
semántico latente por no haber definido claramente los términos,
al empezar. Creíamos
que se iba a tratar en exclusiva de la Reli­
gión por Antonomasia en España, la Católica, y así es, en gran
parte; pero insensiblemente, y sutilmente, el núcleo de las
creencias y prácticas
de ésta se extiende y difumina hasta una
acepción latisima, tanto, que parece incorporar al concepto clási­
co de religiosidad católica, unos sentimientos, inspiraciones, y
fenómenos
comunes con otras religiones y distintos de la Fe,
aunque con ella le hayan querido emparentar los modernistas. A
veces
da la impresión de que está pensando, sin decirlo, en el
"género religiosidad", y no en la "especie católica". Por ejemplo,
576
Fundaci\363n Speiro

LA KELIGIOSIDAD ESPAÑOLA: PRESENTE Y FUTURO
cuando estudia a los "católicos no practicantes"; o a los católicos
que no creen en algunos dogmas, o que descuidan sus obliga­
ciones, grupos que rozan una "contradictio in terminis". Es vero­
símil que este aire se le haya pegado de los estudios extranjeros
que .ha manejado.
El estudio del profesor González Anleo, que agradecemos y
recomendamos
por su utilidad selectiva, lleva un anexo de ocho
tablas estadísticas y otro
de bibliografia con 47 referencias espe­
ciales del tema.
577
Fundaci\363n Speiro