Índice de contenidos

Número 369-370

Serie XXXVII

Volver
  • Índice

Oportunidad de la encíclica Fides et ratio: una encíclica filosófica

OPORTUNIDAD DE LA ENCÍCLICA
FIDES ET RATIO: UNA ENCÍCLICA FILOSÓFICA
POR
ANTONIO SEGURA FERNS
"Ahora, pues, ¡oh reyes de la tierra! dejáos instruir
los que juzgáis la tierra.
(salmo 11, 10)
1
La enciclica, que va formalmente dirigida a los obispos,
señala a otros destinatarios:
también a los teólogos y filósofos a
los que corresponde el deber de Investigar sobre los diVersos
aspectos de la verdad, y asimismo a las diversas personas que la
buscan(§
6), señalando más adelante que cada bombre ... es en
cierto modo filósofo y posee concepciones filosóficas propias con
las cuales orienta
su vida (§ 30), pues ,el hombre es natural­
mente filósofo(§
64). Y aún precisa más, pues no sólo. reclama
una filosoña existencial, práctica -ética y política-, sino que
es necesaria una filosofía de alcance estrictamente metafísico,
capaz de trascender los datos empíricos para llegar en su bús­
queda de la verdad a algo absoluto, último y
ftmdamental
(§ 83). .
Esta visión finalista de la Fides et ratio supera la visión
actual,
que da prioridad absoluta a lo concreto, práctico e
inmediato, 1nientras que en la encíclica lo que prevalece es lo
universal especulativo y abstracto: Una visión global y una res­
puesta sobre el sentido
de la propia existencia (§ 30). En otras
Verbo, nt'.im. 369-370 (1998), 817-834. 817
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
palabras, a la pregunta hoy normal, ¿qué hacer? (1) que se hace
siempre en tien1pos de crisis, hay que contestarla en dos pla­
nos: el término castellano hacer traduce dos términos latinos,
agere y Jacere que responden a dos tipos de causalidad. Agere,
"quod homo facial propter finem" (S. Tb., I-II, q 1, ar 1, ra 2)
nos dice el Aquinate. Es pues teleológico, metafísico, tn men­
tem, 1nientras que Jacere es "proprie operatio tantum ad extra"
(II-II q 134, 2 c) porque "oportet operationem causae e.fficientis'
(De Ver. q 21, ar 1, 3 a 4), es decir, se refiere a lo inmediato con­
creto y existencial, ontológico o cientifico,
ad extra. El doble
siginificado del ¿qué hacer? permite
que se sea muy activo ins­
trumentalmente
en la existencia moral o social y muy perezoso
en lo especulativo dirigido al sentido finalista de la existencia
hun1.ana, a un activismo sin finalidad trascendente.
Límites de la razón humana
Esta diferencia entre el agere, aqui prioritario, sobre el Jacere
instrumental, se refleja en la Pides et ratio. El capitulo II -§§ 16
y sigs.-se dedica a la Sabiduria desarrollada racionalmente en
la metafísica del Ser, la Verdad y el Bten, mientras que en el capi­
tulo III
-§§ 24 y sigs.-se desarrolla lo ontológico y cientifico de
las naturalezas de los seres de las verdades y los bienes particu­
lares, como doble modo del conocer humano porque además del
conocimiento propio de la razón humana, capaz
por su natura­
leza de llegar basta el Creador,
existe un conocimiento que es
peculiar de la fe. Este conocimiento expresa una verdad que se
basa en el hecho mismo de que Dios se revela, y es verdad muy
cierta porque Dios ni engaña ni puede engañar(§ 7). Estamos,
pues, ante
un problema clave: el del límite que diferencia los dos
modos del conocer humano, la
ratio (filósofos, cientificos) y la
fieles (teólogos, misticos).
(1) Recordemos que en el can1bio histórico del discurso en la misma entra­
da del siglo xx, Lenin
en 1902 publicó su conocido art1culo ¿Qué hacer? Ahora, al
cerrar el siglo, se repite la pregunta.
818
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENC/CIJCA PIDES ET RATIO: UNA ENCÍCIJCA FILOSÓFICA
Así, la revelación está llena de misterio. Es verdad que con
toda su vida, Jesús revela el misterio del Padre ... sin embargo, el
conocimiento
que nosotros tenemos de su rostro se caracteriza por
el aspecto fragmentario y por el límite de nuestro entendimiento
(§ 13) que opera no sólo en el conocer racional, sino en la
Sabiduría revelada, porque,
para el autor sagrado, el esfuerzo de
la búsqueda no estaba exento de la dificultad que supone enfren­
tarse con
los límites de la razón(§ 21), por lo que necesita reco­
nocer
que no siempre la búsqueda de la verdad se presenta con
esa transparencia
ni de manera consecuente. El límite originario
de la razón
y la inconstancia del corazón oscurecen a menudo y
desvían la búsqueda personal(§ 28). Este problema es lústórico
en la filosofía. Hace ocho siglos Averroes-(2), en el Fas/ al Maqal,
estudia la relación razón/fe, en este caso islámica, y señala cómo
a la razón humana le es imposible abarcar todas las vías lógicas
posibles
en una investigación. Esto también lo señala ahora R. C.
Jeffrey (3) al decir que es imposible cerrar todas las ramas de un
árbol lógico de desarrollos en términos de opciones Bien/Mal,
Verdad/Error,
en las opciones de la libertad humana: "no hay nin­
gún procedimiento mecánico uniforme para hacer esto; un pro­
cedimiento eficaz para algunas inferencias tiene siempre
que
fallar en otras, de 1nanera que en la tarea de reconocer la invali­
dez siempre hay lugar para el ingenio humano". Por ende, se pre­
cisa aquí otro modo de conocer que asegure la buena elección,
un saber del no saber ( 4), que remite al saber de la Fe, porque
"el hombre cuando cree no reniega de la razón, como si obrara
contra ella, sino que la trasciende, dirigiéndola por más altas
cosas, o sea,
por la Verdad primera, porque aquellas cosas que
están sobre la razón,
por lo mismo no están contra ella" (In III
Sent., ds 24, q 1, ar 3b, ra 2).
(2) AVERROFS, Teología, Edición Centenario, 1998. El Fas/ al Mlk:Jal en
págs. 152 y sigs.
(3) RICHARD C. JEPFREY, Lógica formal: su alcance y sus límites, EUNSA, 1986,
págs. 231
y sigs.
(4) Cfr. NI cialmente secc. V, cap. VIII. El saber del no saber, págs. 517 y sigs.
819
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
Como la dinámica intelectual humana naturalmente tiende a
buscar la verdad,
tanto en Oriente como en Occidente es posible
distinguir
un camino que, a lo largo de los siglos, ba llevado a la
humanidad a encontrarse con la Verdad(§ 1), empieza la Fides
et
ratio y es el tema central de ella. Realmente, expressts verbis es
una continuación de la Verltatts splendor que centra su discurso
en el conocer la verdad como determinante de la libertad perso­
nal,
mientras que la Fides et ratio lo que desarrolla es la relación,
ya general y
social, entre la Fe y la cultura vigente en el mundo
actual: En la encíclica "Veritatls splendor" be llamado la atención
sobre algunas verdades fundamentales de la cultura católica,
que
en el contexto actual corren el riesgo de ser deformadas o nega­
das.
En la presente encíclica deseo continuar aquella reflexión
centrando la atención sobre el tema de la verdad en relación con
/aje(§ 6).
Relación entre la Fe y la Razón
Este paso reclama la consideración previa del lector de la
Fides et ratio. Esta, además de las categorias señaladas como
receptores de ella, admite otra consideración: los creyentes en la
divinidad
de Cristo, Verbo encamado e histórico; pero también
están los que no tienen -o aún no tienen-la Fe. Y entre ellos
se dan los que como doctrina la admiten y los que no la admi­
ten. Estos, a
su vez, se dividen en dos tipos: los enemigos y los
indiferentes respecto a su mensaje que pueden, incluso, tener la
fe cristiana. Este panorama es más resultado de la crisis filosófica
que de una crisis teológica. La actual crisis en la Iglesia Católica
-el "humo de Satanás", que dijo Pablo VI-es más bien meta­
ftsica que teológica: los anteriores heterodoxos de la fe cristiana
no negaban la trascendencia del Dios Revelante. Incluso en las
polémicas cristológicas
de los primeros siglos de la Iglesia, si bien
desvirtuaban la figura de Cristo, se movían dentro de una meta­
f1Sica de la trascendencia, del Ser, Esse Ipsum transcendens, que
crea "ex nihilo" a los seres cuyo acto de ser es participado, no
propio.
820
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENC}CLJCA PIDES ET RATIO: UNA ENCÍCLICA FILOSÓFICA
Este Dios, Principio Primero y Único, fue intuido por la filo­
sofía racional griega que, como dice
Jager (5), iba en "busca de
un centro divino" (Libro III), que cuando la expedición de Alejan­
dro Magno a Oriente, los filósofos que le acompañaban (Hecateo
de Abdera y Megástenes y Clearco de Soli) "llaman invariable­
mente a los judíos
•raza filosófica•" porque éstos "habían tenido
siempre
una cierta idea de la unidad del principio divino del
mundo, idea a la
que los filósofos griegos habían llegado muy
recientemente aún".
El capítulo IV (§§ 33-44) de la Fides et ratio cuenta el desa­
rrollo
de la relación cristiano/filosofia desde los tormentosos
principios
(§ 38) hasta el culmen alcanzado por Tomás de Aquino
(§§ 43-44), tras lo que llegó el drama de la separación de la Je y
la razón(§§
45-48) al abandonar la metafisica transcendente de la
Creación
por la del conocer humano inmanente. Este drama,
desde la perspectiva filosófica,
no era inesperado, pues ya un
filósofo judío, contemporáneo de Cristo, Filón de Alejandría,
señaló cómo uocurre que existen dos opiniones opuestas y en
recíproca pugna; una, que todo lo atribuye a la inteligencia, con­
siderándola soberana en cuanto se da en nosotros al razonar, al
percibir sensoriahnente ... otra que sigue a Dios y refiere todo a
Él, como a un padre y soberano" (6).
Esto ocurrirá
en el siglo xvrr con el cogito ergo sum raciona­
lista
de Descartes y el esse est percipi de Berkeley. La encíclica lo
dice así:
En lugar de expresar mejor la tendencia hacia la verdad,
bajo tanto peso
de la razón de saber se ha doblegado sobre sí
misma haciéndose, día tras día, incapaz de levantar la mirada
hacia
lo alto para atreverse a alcanzar la verdad del ser. La
filosofta moderna, dejando de orientar su investigación sobre el
ser, ha concentrado su búsqueda sobre el conocimiento humano.
En lugar de apoyarse sobre la capacidad que tiene el hombre
para conocer la verdad, ha preferido destacar sus límites y candi-
(5) Cfr. W. JAGER, Paideia y Cristianismo primitivo y paideia griega, Fondo
de Cultura Econónlica, 1985. La cita es de Cristianismo primitiw, pág. 47.
(6)
FILÓN DE ALEJANDRÍA, Obras completas; Acervo Cultural, 1975. Tomo 1,
Sobre el nacimiento de Abel, pág. 301.
821
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
clonamientos (§ 5), es decir, negar la verdad o negar la posibili­
dad humana de conocerla y así, abandonando la búsqueda de
la verdad por sf misma, ban adoptado como único objetivo el
lograr la certeza (7) subjetiva o la utilidad práctica(§ 47).
Y, como dice inmediatamente antes, la sabiduría y saber uni­
versa/, se
ba Ido reduciendo progresivamente a una de tantas
parcelas del saber bumano ... como razón instrumental,
al sewi­
clo de fines utilttaristas de placer o de poder (ibídem). En otras
palabras, al abandonar la
Verdad por las verdades, se abandona
el Bien por los bienes, ya útiles, ya deleitables, no ya un agere
metaÍlsico y finalista, sino un facere práctico y gratificante de
inmediato. Obviamente, como "el sujeto del mal
es el bien" On II
Sent., ds 34, q 1, ar, pr), que dice el Aquinate, y "no puede darse
sino
en el bien" (De Malo, q 1, ar 2, co) ocurre que incluso en la
reflexión filosófica de aquéllos que
han contribuido a aumentar
la distancia entre la
fe y la razón aparecen a veces gérmenes pre­
ciosos
de pensamiento que, profundizados y desarrollados con
rectitud de mente
y corazón, pueden ayudar a descubrir el cami­
no de la verdad. . . Por ejemplo,
en los análisis profundos sobre
percepción
y la experiencia, lo imaginario y el inconsciente, la
personalidad
y la intersubjettvtdad, la libertad y los valores, el
tiempo
y la historia; incluso el tema de la muerte puede llegar a
ser
para todo pensador una seria llamada a buscar dentro de sf
mismo el sentido auténtico de la propia existencia. . . a la parre­
sfa (8) de la fe debe corresponder la audacia de la razón(§ 48).
Tras esto, que es una mano tendida de la Iglesia para recu­
perar los
avances ciertos del actual discurso filosófico y a todo
filósofo de
buena fe en busca de la Verdad, pasa la encíclica a
considerar el tter seguido por este discurso que, aún autónomo
en su ámbito propio no es ni único ni absoluto referente del inte­
lecto humano: la raíz de la autonomía que goza lafilosofla, radi­
ca en el becho
de que la razón está por naturaleza orientada a la
(7) Esto lo señala HEIDEGGER, "El origen de la obra de arte", en Arle y
poesía, Fondo
de Cultura Económica, 1978, pág. 84.
(8)
Parresía: ~figura que consiste en decir a uno cosas ofensivas, al parecer,
y
en realidad gratas y halagüeñas". J. CAsARES, Diccionario Ideológico.
822
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENCÍCLICA PIDES ET RATIO: UNA ENCÍCLICA FILOSÓFICA
verdad y cuenta en sí misma con los medios necesarios para
alcanzarla ...
J,a historia ha mostrado, sin embargo, las desvia­
ciones y errores
en los que no pocas veces ha incurrido el pensa­
miento .filosófico, sobre todo el moderno(§
49), por lo cual en la
Iglesia
es deber suyo reaccionar, de manera clara y firme, cuan­
do las tesis .filosóficas discutibles amenazan la comprensión del
dato revelado y cuando difunden teorías falsas y parciales que
siembran graves
errores, con.fundiendo la simplicidad y la pure­
za de la fe del pueblo de Dios (ibídem). Es, pues, una defensa
firme, aunque molesta al moderno pensar,
del Tribunal de la Fe
-antes Inquisición-, porque es inevitable ante los límites legíti­
mos de la razón hu1nana, que así es paradójicamente defendida
por la Iglesia al señalar las falacias transitivas y los paralogismos
en que ésta cae cuando rehusa ver en la propia debilidad el pre­
supuesto de
sufaerza (§ 23).
11
"¡Rompamos, dijeron, sus ataduras y sacudamos su yugo!"
(salmo 11, 3)
Caminos de servidumbre
Saltando ahora a los §§ 86 y siguientes, la Pides ei ratio describe
la calda de las filosofías reductivistas de la metafísica inmanente,
por lo que la tradición cristiana intenta prevenir el peligro que se
esconde en algunas corrientes de pensamiento, hoy tan difundi­
das(§
86) como el 'eclecticismo', término que designa la actitud
de quien, en la investigación, en la enseñanza y en la argumen­
tación incluso teológica, suele adoptar ideas derivadas de
diferentes .filosoftas, sin
fijarse en su coherencia o conexión siste­
mática
de su contexto histórico. De este modo no es capaz de dis­
cernir la parte de verdad de
un pensamiento de lo que pueda
tener de erróneo o inadecuado(§
86). O, en otro sentido, es un
error de método que puede ocultar las tesis del historicismo ...
823
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
(que) consiste en establecer la verdad de una filosofía sobre la
base de su adecuación a
un determinado período y a un deter­
minado objetivo histórico. De este modo, al menos imp/fcttamen­
te, se niega la validez perenne de la verdad(§ 87). Pero no queda
en solo esto la reducción fundamental, sino que otro peligro con­
siderable
es el cientiflsmo... que no admite como válidas otras
formas de conocimiento
que no sean las propias de las ciencias
positivas
(9). Con la grave consecuencia de que los valores que­
dan relegados a meros productos de la emotividad y la razón de
ser
es marginada para dar lugar a lo pura y simplemente fáctico
(§ 88). Como resultado final de esta caída termina diciendo que
no menos peligros conlleva el pragmatismo, actitud mental pro­
pia de quien, al hacer sus opciones, excluye el recurso a refle­
xiones teoréticas o a valoraciones basadas en principios éticos
(§ 89), de lo que sacará consecuencias respecto a las filosofías
prácticas, ética y polítican1ente, difícihnente asu1nibles por la cul­
tura actual. Ter1nina esta exposición del panorama actual de la
cultura imnanente; lo resume así: Las tesis examinadas hasta
aquí llevan, a su vez, a una concepción más general, que actual­
mente parece constituir el horizonte
común para muchas filoso­
fías que
se han alejado del sentido del ser. Me estoy refiriendo a
la postura nihilista, que rechaza todo fundamento a la vez
que
niega toda verdad objetiva ... Una vez que se ha quitado la ver­
dad al hombre, es pura ilusión pretender hacerlo libre. En efec­
to, verdad y libertad, o bien van juntas, o juntas perecen mise­
rablemente(§
90).
Es obvio que en este caso, la parresía de la fe que predica el
escándalo de la crnz (Gal. 5, 11) cuando reclama la audacia de
la razón para que ésta discurra recta1nente instrumentando ra­
cionalmente desde la fe y en el sentido de la fe, no contra ella
para desarrollarla, co1no quiere Kant, dentro de los límites de la
razón. Esto es lo que hicieron los grandes teólogos de la revela­
ción sinaítica en su versión 1nosaica -Filón, Maimónides, Ibn
Gabirol-o en la islámica -Algacel, Avicena, Averroes-, y sobre
todo en la fe cristiana, con las figuras señeras de los Padres
(9) Esta es la postura de K. POPPER, ver Verbo, núm. 363-364, págs. 342 y sigs.
824
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENC[CLICA PIDES ET RATIO: UNA ENC[CUCA FILOSÓFICA
apologistas y griegos, Clemente de Alejandría, San Agustín, San
Ansemo y San Buenaventura, y sobre todo Santo Tomás
de
Aquino. Y no al contrario de los que en los parámetros de la
metafísica de la inmanencia
toman la libertad por pretexto para
seroir a la carne (Gal. 5, 13) y razonan(.;.?) con pretextos positi­
vistas, cientifistas, prag1náticos o historicistas desmontando el
valor de la Escritura al modo del primero de ellos que fue Baruch
Spinoza. Tras este breve recorrido del camino de la caída al abismo de
la razón irrestricta abandonada a sí nris1na y constituida como
único referente válido en la opción fundamental en la que está
implicada toda la persona(§ 13), va a desarrollar ahora la relación
Fe-Razón empezando
por algo fundamental: la rafz de la auto­
nomfa de que
goza la filosofla radica en el hecho de que la razón
está
por naturaleza orientada a la verdad como antes vimos.
Pero ahora, tras tres siglos
de un falso y artificial enfrenta1niento
la Iglesia tiene
que intervenir para defender a la razón humana
del abismo en que había caído en la postmodernidad a la que
nominalmente alude en el § 91. Es decir, entra en el terreno en
que necesaria1nente confluyen los discursos teológico y filosófi­
co, por lo que ahora corresponde al Magisterio indicar, ante todo,
los presupuestos y conclusiones filosóficas que fueran incompati­
bles con la verdad revelada, formulando asf las exigencias que
desde el
punto de vista de la fe se imponen a la filosofla (§ 50) y,
por ende, cuáles sean las filosofías deformantes de ciertos desa­
rrollos teológicos anteriores que:
fueron censurados al mismo
tiempo, por una parte, el fidetsmo y el tradicionalismo radical por
su desconfianza en las capacidades naturales de la razón; y, por
otra, el racionalismo y el ontologismo porque atribuían a la razón
natural
lo que es cognoscible sólo a la luz de la/e(§ 52). Es decir,
la antigua pretensión de Tertuliano,
que ha recordado Karl
Jaspers (10) del "credo, quia absurdum" y
que ahora renace en el
1narco e1llotivista antirracional; así como crear una teología de
raíz kantiana subyacente incluso en Marechal, K. Rahner y ]. B.
(10) KARLJASPERS, La fe filosófica ante la Revelación, Gredas, 1968, pág. 99.
825
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
Metz (ll); o la dialéctica no ya hegeliana, sino marxista subya­
cente en cierta teología de la liberación, como explícitamente
señala la enciclica en § 54, donde también se refiera a otras erra­
das filosofias el
modernismo, el evolucionismo, el existencialismo
y el historicismo. Y lo peor es que en la teología misma vuelven
a aparecer
las tentaciones del pasado. Por ejemplo, en algunas
teologías contemporáneas se abre camino nuevamente
un cierto
racionalismo, sobre todo cuando
se toman como norma para la
investigación filosófica,
por afirmaciones consideradas filosófica­
mente fundadas.
Esto sucede principalmente cuando el teólogo,
por Jaita de competencia filosófica, se deja condicionar de forma
acrítica por afirmaciones que han entrado ya en el lenguaje y en
la cultura actual, pero que no tienen suficiente base racional

55), lo cual explica el interés de la Iglesia por la filosofia espe­
cialmente
por la pbilosopbia perennls de Tomás de Aquino, al
que dedica el § 57. Añadiendo que con sorpresa y pena debo
constatar que no pocos teólogos comparten este desinterés
por el
estudio de la
filosofía ... (porque) gran parte de la filosofía con­
temporánea, abandonando ampliamente la búsqueda
metafísica
sobre las preguntas últimas del hombre para concentrar su aten­
ción
en los problemas particulares y regionales, a veces puramen­
te formales
(§ 61).
El capítulo VI estudia la ciencia de lafey las exigencias de la
razón filosófica relacionándolo
con el capítulo II, titulado credo
ut tntelligam (creo para entender), dedicado a la Sabiduría, y con
el capítulo IV, intelligo ut credam (entiendo para creer), donde
muestra el
camino en busca de la verdad de la razón natural del
hombre. Por eso,
en la reflexión teológica no debe, sin embargo,
olvidar la necesaria mediación de
una reflexión típicamente
filosófica,
critica y dirigida a lo universal ... no hay que limitar­
se al caso individual y concreto, olvidando la tarea primaria de
manifestar el carácter universal del contenido de la Je ... El
pen­
samiento filosófico permite discernir, tanto en las diversas con­
cepciones de
la vida como en las culturas, no lo que piensan
los hombres, sino cual sea la verdad objetiva (De Coelo, 1, 22).
(11) Cfr. C. FABRO, Drama del hombre y misterio de Dios, Rialp, 1977.
826
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE lA ENCÍCLICA PIDES ET RATIO, UNA ENCÍCUCA FILOSÓFICA
Sólo la verdad, y no las diferentes opiniones humanas, puede ser
de ayuda a la teología(§
69). Por eso, la relación que ha de ins­
taurarse oportunamente entre la teología
y la Ji/oso.fía debe estar
marcada
por la circularidad(§ 73), porque, en realidad, la teo­
logía ba tenido siempre
y continúa teniendo necesidad de la
aportación filosófica. Siendo obra de la razón critica a
la luz de
la
fe, el trabajo teológico presupone y exige en toda su investiga­
ción
una razón educada y formada Intelectual y argumentativa­
mente
(§ 77), aunque es obvio que la ancilla theologiaees un títu­
lo
que no fae aplicado para indicar una sumisión servil o un
papel puramente fancional ... de las verdades de fe derivan deter­
minadas exigencias que la filosofía debe respetar desde el mo­
mento
en que entra en relación con la teología (ibídem). Y pasa
a proponer cómo se comprende bien por qué el Magisterio ha elo­
giado repetidamente
los méritos del pensamiento de Santo Tomás
y los ha puesto como guía y modelo de los estudios teológicos
(§ 78), cosa difícil de admitir hoy por determinados teólogos que,
sin negar su buena fe, pretenden hacer una teología superior
desde otros parámetros filosóficos. F. Copleston (12), hablando
de la situación del tonlisn10 tras el Concilio Vaticano 11, señala
cómo "ciertos desarrollos del pensamiento teológico han tendido
a debilitar la idea de que las creencias cristianas tengan
que
expresarse en categoñas tomadas de una tradición filosófica par­
ticular.
Es, en efecto, cuestionable si los teólogos lograran seguir su
camino sin
la filosofía con tanta facilidad como algunos de ellos
parecen
dar por descontado ... Dado lo distinto de la situación,
cabe
suponer que el ímpetu del resurgente tomismo se ha ago­
tado. Siendo
menor su respaldo oficial y yendo en auge las ten­
dencias teológicas hostiles a la utilización de la metaftsica misma
para estudios apologéticos, cuando no a la 1netafísica 1nisma, es
natural que haya una fuerte reacción contra el tomismo. Claro
que puede que algún día se renueve el interés por el espíritu y
las formas de
pensar del Aquinate". El © del autor es de 1974 y
ahora, veinticinco años después, la
Fieles et ratio y la actual crisis
(12) F'REDERICK COPLESTON, Historia de la ftlosojta, Ariel, 1980, tomo 9,
pág. 247.
827
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
de las filosofias modernas postcartesianas han invertido la cues­
tión al llegar la postmodernidad
que recuerda la encíclica en el
§ 91.
m
"Abrazad la buena doctrina, no sea que se enoje
y perezcáis fuera del buen camino".
(salmo 11, 12)
Dialéctica existencial entre la Fe y la cultura moderna
Este es el gran tema implicito en la encíclica Fldes et ratio:
¿es compatible doctrinalmente la fe católica con las categorías
filosóficas de
la cultura actual? Y es importante porque, como
dice
T. Parsons (13), "el movimiento religioso, a causa de su
relación con la integración general de los valores, pretende una
jurisdicción total sobre las orientaciones de valor humanas que
tienen que estar de alguna 1nanera integradas en los valores ins­
titucionalizados del Estado".
Es decir, vivilnos en una sociedad
civil cuya ortodoxia pública responde a sus propias categoñas
que definen lo políticamente correcto (14). Se trata, pues, del
paso de lo universal y abstracto que constituyen el tema princi­
pal de la Fides et ratio cuando dice que cuando el hombre por
su naturaleza busca la verdad. . . es una búsqueda que no pude
encontrar solución si no es en lo absoluto (§ 33) y que empe­
zando en el racionalismo de Descartes o el empirismo de
Berkeley, termina en el nihilismo actual que termina en la des­
confianza radical en la razón que manifiestan las exposiciones
(13) TALCOTI PARSONS, "El sistema social", en Revista de Occidente, 1966,
pág.
178.
(14) Vid. KENDALL-WILHl!LMSEN, Cícero and tbe politics of tbe public orlhodoxy,
Universidad de Navarra, 1965, y FERNANDO AWNSO BARAHONA, Políticamente inco­
rrecto,
EIUMSA, 1998. Lo políticamente correcto es el sustituto inmanentede lo que
en el proyecto transcendente de la relación social humana se llama bien común.
828
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE lA ENC!CLICA PIDES ET RATIO: UNA ENCÍCLICA FILOSÓFICA
más recientes de muchos estudios filosóficos. Al respecto, desde
varios sectores se ha hablado del "final de la metafísica"(§ 55) y
ahora
se nota una difundida desconfianza hacia las afirmacio­
nes globales
y absolutas, sobre todo por parte de quienes conside­
ran
que la verdad es el resultado del consenso y no de la adecua­
ción del intelecto a la verdad objetiva
(§ 56), cosa no extraña
cuando el padre de la
razón crítica, l. Kant, al tratar de pasar de
la razón pura a la razón práctica, es decir, existencial, reconoce
que "la razón humana es totalmente impotente para explicar
cómo ella, sin otros resortes, vengan de donde vinieren, pueda
por sí misma ser práctica ... Todo esfuerzo y trabajo que se emplee
en buscar
explícación de esto será perdido" (15), lo cual explica
cumplidamente las aporías finales de la línea discursiva de la
in1nanencia tnetañsica que antes he1nos visto descritas en la Fides
et ratio.
Ahora vere1nos cuál es la situación en este aspecto práctico y
existencial según los actuales filósofos ante el hecho antes seña­
lado del reduccionismo del actual discurso filosófico
que aban­
donando ampliamente la búsqueda metafísica sobre las últimas
preguntas del hombre para concentrar su atención en
los proble­
mas particulares
y regionales, a veces incluso puramente forma­
les. Así vimos en Pides et ratio cómo Heidegger (16) denuncia al
discurso actual
por reducir la filosofia como saber universal a
meras imágenes del mundo, ideologías que, para Berlinger (17),
son "tnetafísicas secularizadas por sus pretensiones totalitarias
respecto a la filosofia", son pasos por los que se llega a lo denun­
ciado
por la encíclica cuando señala que esta ablación de lo
absoluto conduce a la
razón instrumental al servicio de fines uti­
litarios de placer o de poder.
Como elección fundamental en la cual está implicada la per­
sona humana,
Inteligencia y voluntad, como vimos, la via inma-
(15) IMMANUEL KANT, Fundamentación de la metafisica de las costumbres,
Espasa Austral, 1972, pág. 134.
(16) MARTÍN HEIDEGGER, Sendas perdidas, Losada, 1960, La época de la ima­
gen del mundo, págs. 68 y sigs.
(17) RuooLF BERUNGER, Las ideologías, signos de nuestro tiempo, Atlántida, 5,
pág. 482.
829
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
nente ha afectado a esta voluntad también, no sólo a la razón, y
que ahora de facultad constitutiva del alma de las personas, ha
venido a caer en tnera n1otivación psicoso1nática, pues "la volun­
tad como paradigma explicativo dejó lugar a la motivación, un
sistema detenninista que puede ser científicamente estudiado",
nos dice Marina (18), por lo cual ahora lo importante en el aspec­
to cultural es
la psicología de las concepciones del mundo, las
ideologías que, como señala
K. Jaspers (19), "absolutizan Jo limi­
tado", es decir, convierten las verdades parciales
en la Verdad de
la ortodoxia pública definidora de
Jo políticamente correcto o
incorrecto, con un claro "traspaso de los límites categoriales ...
más allá de los límites de su validez" (20), es decir, los
ismos
ideológicos.
La encíclica, señalando soluciones a la situación actual de
crisis señala que es necesaria una .filosofía de alcance auténti­
camente metafísico, capaz de transcender
los datos empíricos
para
llegar, en su búsqueda de la verdad, a algo absoluto, últi­
mo y fundamental...
Un gran reto que tenemos al final de este
milenio es el de saber realizar el pasq tan necesario como urgen­
te, del fenómeno al fundamento (§ 83) que, como vimos, se da
en la .filosofía del ser, no del simple parecer(§ 44). Filosofía del
ser o, mejor dicho, la 1netafísica del ser, no ontologías plurirre­
gionales del variado parecer fenoménico, fueron las diversas
escolásticas -Santo To1nás, San Buenaventura, etc., en el ámbi­
to cristiano; y los citados Maimónides y otros en el hebreo; así
como Averroes, Avicena, etc., en el islán1ico--, que se fundaban
en la metaftsica de la creación y, por ende, del Creador como
Primer Principio
y Último Fin capaz de responder a las pregun­
tas existentes del hombre:
¿quién soy?, ¿de dónde vengo y
adónde
voy?, ¿por qué existe el mal?, ¿qué hay después de la
vida? (§ !), en resumen: ¿tiene sentido la vida?, ¿hacia dónde
(18) JosÉ A. MARINA, El misterio de la voluntad perdida, Anagrama, 1997, pág.
16.
(19) KARL JASPERS, Psicología de las concepciones del mundo, Gredas, 1967,
ver págs. 420-421.
(20) N1coLAI HARTMANN, Ontología, Fondo de Cultura Económica, 1959,
tomo 111, págs. 95 y sigs.
830
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENCÍCLICA PIDES ET RATIO: UNA ENCICUCA FILOSÓFICA
se dirige?(§ 26), porque nadie, ni el filósofo ni el hombre corrien­
te, puede sustraerse a estas preguntas(§ 27).
Por el contrario, la gramática lógica de la metafísica inma­
nente que conduce al nihilismo, el "¿por qué el ser y no más
bien la nada?" de Heidegger (21) priva de fundamento a todo
discurso del ser-ahí
(dasein) en el mundo a la mano, pues para
cada hombre será el suyo y, en el estudio sobre el fundamento
que sigue, señala que "la verdad proposicional está enraizada
en una verdad mti.s originarla (desocultamiento), en la patencia
antepredicativa del ente, que lla1nare1nos verdad óntica". Pero,
¿de dónde y en referencia a qué es verdad conocida? En la
metafísica creacionista transcendente, el Aquinate resuelve así la
cuestión: "las cosas naturales, de las cuales nuestro entendi­
miento recibe la ciencia,
miden nuestro entendimiento. Pero
ellas
son medidas por el entendimiento divino, en el cual están
todas las cosas creadas" (De Ver. 1, 2); o, como dice San
Agustín,
nosotros conocemos las cosas porque son, pero son
porque Dios las conoce
(Confes. XIII, 38, 53) (22), es decir, Dios
es el referente
antepredicativo de la verdad óntica que pide
Heidegger. Mas esto es hnposible de aplicar en la inmanencia
de sólo la conciencia humana como referente de la verdad, por­
que esta necesariamente mide las cosas desde su perspectiva
particular. Por
eso la crisis de la razón implica fundar pragmá­
ticamente
la verdad ya en la fuerza, como explica Calicles en el
Gorgias platónico y Nietzsche en La voluntad de podery en Mti.s
allá del bien y del mal, en que desarrolla las semillas plantadas
por Schopenhauer en El mundo como voluntad y represen­
tación.
O, caer en pensamiento débil (Váttimo) de la postmo­
dernidad
que ni busca primeros principios ni últimos fines,
vtvtendo en lo cotidiano y dirigido por el ¡Juro sentilniento indi-
(21) MARTIN HEIDEGGER, ¿Qué es metqfisica?, Siglo Veinte, 1974, pág. 56, final
del ensayo.
A continuación va otro titulado De la esencia del fundamento (1929)
que se cita a continuación y es de la pág. 67.
(22) Sobre el carácter de la relación transcendental esse y mens-ratio o
esse/verum, ver J. VILLALOBOS, Ser y Verdad en Agustín de Hipon~ Universidad de
Sevilla, 1982, págs. 114
y sigs.
831
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
vidual (23). Este componente emotivo es el resorte que reclama
Kant
para 1nover una voluntad que no se mueve por la razón
pura: hoy Eros, Tbanathos y Mammon, la concupiscencia car­
nal,
el morbo de la violencia y el afán de riqueza, son los fines
de la razón instrumental en busca de fines utilitarios o de
placer.
Obviamente, así se va a la anarquía y, co1no señala Par­
sons (24), "Durkheim ha mostrado empíricamente, con claridad,
que más allá de un cierto punto la anomta es peligrosa para la
vida física
1nis1na", con10 hoy está a la vista y es estudiado (25).
Pero
no basta con estudiar este te1na: hay que intentar, al
menos, ponerle remedio. Y
eso se intentó hace medio siglo para
elüninar una paradoja: hoy se recla1nan vehe1nente1nente los
derechos humanos, a la vez que se niega una superior ley natu­
ral de la que din1anen. Esto, se quiera o no, sería confesar una
heteronomfa incompatible con la inmanencia de la conciencia,
cuya más clara formulación es la de Marx (26): "Un ser no se
considera independiente mientras depende de otro; y sólo deja
de depender cuando se debe su existencia a si mismo ... Y yo
vivo absolutamente por la gracia de otro, si no sólo le debo mi
Conservación, sino que, ade1nás,
1ne ha creado, si es la fuente
de mi vida¡ y mi vida tiene necesariamente un tal fundamento
fuera de si, cuando no es mi propia creación. De ah! que la
Creación sea una imagen 1nuy difícil de borrar de la conciencia
de un pueblo".
Para eso fue necesario establecer alguna fonnulación jurídica
de la que emanaran los derechos humanos y esta legalidad debe-
(23) G. VÁrnMO y P. A. RovATI1, El pensamiento débil, Cátedra, 1988, vid.
págs.
18 y sigs.
(24) TALCOTI' PARSONS, La estroctura de la acción socia~ Guadarrama, 1%8,
tomo I, pág. 487.
(25)
Vi.d. SERGIO CoITA, Las raíces del odio, EUNSA, 1987; LUIS ROJAS MARcos,
Las semillas de la violencia, Espasa, 1995.
(26)
K. MABx, Tercer Manuscrito de Paris, Orne, 5, pág. 386. En términos
existendalistas Simone
de Beauvoir, lo dice así: La mujer no nace, se hace. Esto
explica la atracción de esta ideología a los intelectuales: estos crean intencional,
no físicamente, y por ello tienen una apariencia de autonomía y libertad de que
carecen con la realidad flsica, no virtual.
832
Fundaci\363n Speiro

OPORTUNIDAD DE LA ENCICLICA FIDES ET RATIO: UNA ENCICLICA FILOSÓFICA
ría aparecer como universal y necesaria1 tal como son las leyes
de la naturaleza fisica, aunque ahora se intentara en el orden
ético. En 1948 se intentó fundamentarla en la dignidad intrínse­
ca de todos los miembros de la familia humana, y el valor de la
persona humana
(Considerandos l.º y 2.º). Pero esto que indu­
dablemente suena bien a la mentalidad actual,
no fundamenta
cuál
sea tal dignidad intrínseca y tal valor de la persona huma­
na: sólo son grandilocuentes expresiones como el bien común a
los que ocurre lo que Péguy decía de la moral kantiana: Tiene las
manos puras;
lo que pasa es que no tiene manos. Es decir, princi­
pios abstractos sin contenidos precisos concretos. Autores de
diferentes posiciones ideológicas o doctrinales (27), señalan esta
falta de fundamentación sin posible confusión.
Es obvio que hoy
la apelación a tales derechos es no sólo diferente, sino aún
opuesta según quién sea el que la haga. Por ejemplo, entre el
Presidente de una Conferencia Episcopal y el Presidente de una
Federación gay; entre un lider antiabortista y los abortistas que
proclaman el derecho dé la mujer respecto a su propio cuerpo,
no hay conciliación posible, ni racional ni teológica; también es
discutido el derecho a la pornografía como libertad de expre­
sión,
etc.
Por eso, y 11ara tenllinar, trae1nos aquí el fundamental § 98:
En la encíclica "Verltatls splendor" he puesto de relieve que
muchos de
los problemas que tiene el mundo actual, derivan de
una crisis en torno a la verdad. Abandonada la idea de una
verdad universal sobre el bien, que la razón humana pueda
conocer,
ha cambiado también inevitablemente la concepción
misma de la conciencia: a ésta ya no se la considera en su rea­
lidad originarla, o
sea, como acto de inteligencia de la persona,
que debe aplicar el conocimiento universal del
bien a una deter­
minada situación y expresar así el juicio sobre la conducta
recta que hay que elegir
aquí y ahora; sino que más bien se está
(27) Tales como JOSÉ M. GIL-ROBLES, Por un Estado de derecho, Ariel, 1969,
Los derechos del honibre, págs. 71 y sigs.; EsTANISLAO CANTERO, La concepción
de los derechos humanos en Juan Pahlo [[, Speiro, Madrid, 1990, La falta de fun­
damentación, págs. 30 y sigs.; JosE ZAFRA VALVERDE, La torre de Babel de los dere­
chos del hombre,
Pamplona, 1993, estudio profundo de su génesis y desarrollo.
833
Fundaci\363n Speiro

ANTONIO SEGURA FERNS
orientando a conceder a la conciencia del individuo el privilegio
de fijar, de modo autónomo,
los criterios de bien y de mal, y
actuar en consecuencia. Esta visión coincide con la ética indivi­
dualista, para la cual cada
uno se encuentra ante su
verdad,diversa de
la verdad de los demás. Leído esto, el lector,
teólogo o no, filósofo o no, conociendo o
no la precisa sistemá­
tica
de la metaftsica del ser, que es dela filosofía natural de cual­
quier hombre,
puede contestar a la pregunta clave: ¿Es compati­
ble la doctrina católica
y la ortodoxia pública de lo políticamen­
te correcto
en la vida civil de la Civilización Occidental, antaño
Cristiandad?
834
Fundaci\363n Speiro