Índice de contenidos
Número 403-404
Serie XLI
- Textos Pontificios
- In memoriam
-
Estudios
-
Eugenio Vegas Latapie, Académico de Ciencias Morales y Políticas
-
La síntesis filosófica de Santo Tomás de Aquino
-
¿El alma de qué Europa?
-
Los caminos de la identidad italiana y la investigación histórica
-
Hacia una «Biblioteca virtual del pensamiento tradicionalista hispánico»
-
Enrique Ramière: Vida y obra (I)
-
La política educativa en España. Conflicto, crisis y futuro en la enseñanza (y IV)
-
-
Información bibliográfica
-
Jorge Martínez Barrera: La política en Aristóteles y Tomás de Aquino
-
Santiago Cazorla León y Julio Sánchez Rodríguez: Obispos de Canarias y Rubicón
-
Francesco Gentile: El ordenamiento jurídico entre la virtualidad y la realidad
-
José María Javierre: La aventura de ser hoy sacerdote. Biografía de Rufino Aldabalde
-
Miguel Ayuso Torres: De la ley a la ley. Cinco lecciones sobre legalidad y legitimidad
-
AA. VV.: La fin de l'Occident?
-
Daniel Díez García: Madre Mª Pilar Izquierdo Albero. Fundadora de la obra misionera de Jesús y María
-
AA. VV.: Alberto Wagner de Reyna y sus amigos
-
Manuel Ravina Martín: Bibliófilo y erudito. Vida y obra de Adolfo de Castro, 1823-1898
-
Enrique Díaz Araujo: Malvinas 1982: Lo que no fue
-
Autores
2002
Manuel Ravina Martín: Bibliófilo y erudito. Vida y obra de Adolfo de Castro, 1823-1898
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Manuel Ravina Martín:. BIBLIÓFILO Y ERUDITO.
VIDA Y OBRA DE ADOLFO DE CASTRO, 1823-1898'''
Manuel Ravina, historiador especializado en temas gaditanos,
ha publicado, desde una gran modestia -"son materiales para
una futura
abra"-, un excelente trabajo sobre quien fue algo
más que
un bibliófilo y erudito, Adolfo de Castro y Rossi. Porque,
con todo fundamento podemos llamarle también historiador,
polemista acreditado, heterodoxo
en su primera etapa y católico
ejemplar
en la segunda, gaditanista de primer orden, etc:
De todo ello queda cumplida referencia
en este libro, traba
jado sobre muclúsimas obras del autor. Libros, folletos, artícu
los.. . -deja constancia de más de mil-, y creemos que poco
más
puede aportar a la personalidad de Castro identificar algún
otro folleto o hasta
un centenar de artículos. más.
El personaje es tratado con respeto pero sin entusiasmo y,
sinceramente, creemos que poco más se podrá decir de él. Poco
más
que tenga interés. Salvo la publicación del Epistolario que
siempre suele tenerlo por la implicación en la cuestión de atrás
personas generalmente de peso en la vida intelectual, política,
religiosa, etc. En este caso, entre otros, Menéndez Pelayo, amigo
en su ancianidad, Asenjo Barbieri, Gayangos, el duque de Rivas,
Mesonero Romanos, Hartzenbusch ...
Mucho me temo que la gran mayoría de mis amables lecto
res
no tendrán la menor idea de quien fue este Castro al que nos
referimos, que, sin ser figura estelar ocupó un puesto de cierto
relieve
en la vida intelectual de la segunda mitad del siglo XIX.
Dibujemos, en breves pinceladas, su retrato remitiendo al libro
de
Ravina a quien quiera más precisiones.
Este gaditano nacido cuando la ciudad estaba sitiada
por el
ejército
de los "Cien Mil Hijos de San Luis", de formación autodi
dacta, que entró
por matrimonio en la más selecta sociedad gadi-
(*) Universidad de Cádiz, Cádiz, 1999, 338 págs.
339
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
ta.na, se acreditó muy joven como serio historiador, travieso escri
tor y pintoresco personaje.
En
el terreno de la historia, y cuando aun no habia cumplido
los treinta años, se dedicó,
con el ímpetu que ponla en todas sus
cosas, a indagar
en las clases perseguidas como los judíos o los
protestantes. Ravina cree
que "en espíritu" se habia apartado del
catolicismo,
pese a las propias afirmaciones de Castro. Yo no Jo
dudo. No creo que llegara a hacerse protestante pero su catoli
cismo
me parece prácticamente inexistente. Si todo lo que hizo
la Iglesia fue espantoso, si los quemados
son mártires y los que
madores fanáticos asesinos ... A lo mejor compaginaba esas ideas
con prácticas externas de la religión católica:
ir a misa los domin
gos, acudir a funerales de amigos ... Pero
eso podían ser más nor
mas sociales que íntimas convicciones. Y ciertamente se casó
por
la Iglesia, bautizó a sus hijos.. . Lo cierto es que los protestantes
se entusiasmaron con su
Historia y la reprodujeron en inglés,
holandés
y alemán. De 1852 es su Examen filosófico sobre las
prindpales causas de la decadencia de España
donde, si cabe,
lleva
más lejos sus presupuestos ideológicos y que también
encantó a los protestantes
que se apresuraron tanto en hacer una
edición inglesa.
Quien religiosamente· era
tan sospechoso, políticamente mili
taba en el progresismo -un despiste contrario, cuando terúa
veinte años no es para tenerlo en cuenta-y escribía en sus
periódicos. Poco antes, este joven precoz dedicado a la historia y
a la literatura se inventó
una obra de Cervantes y se causó un
revuelo monumental, aceptada por muchísimos e impugnada por
algunos. Esto, que por un lado le dio nombre nacional, sería
siempre
una losa, cuando se descubrió la superchería, que pesa
ría sobre su credibilidad. Hallazgos realmente notables para nues
tra literatura como el del verdadero autor de la célebre
Epístola
moral a Fabla
adolecerán siempre del escaso crédito intelectual
que se habia forjado. ¿Será otra travesura de Castro?
En fecha indeterminada,
que Ravina sitúa entre 1858 y 1862,
Castro experimenta un cambio radical en sus convicciones reli
giosas hasta erigirse en el campeón del catolicismo en la prensa
gaditana. Y este polemista nato
-fue célebre el encontronazo
340
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
con Gallardo que daña lugar, pues otros acudieron a la greña, al
famoso soneto antigallardista
de Estébanez Calderón: Caco, cuco,
faquín, bibliopirata ...
-, puso a partir de entonces su pluma al
servicio de la Iglesia hasta el punto de poder hablarse de una
conversión. Fue a partir de entonces un católico ejemplar. Los
últimos años de Castro serán de dificultades económicas -viudo,
segundo matrimonio, nuevos hijos ... -pero no de claudicacio
nes
en la fe. Los temas gaditanos, en los que era autoridad indis
cutible, ocuparán casi todas sus preocupaciones.
De todo ello
queda cumplida referencia, más que cumplida referencia, en el
libro
de Ravina. En el excelente libro de Ravina.
FRANCISCO Jos! FERNÁNDEZ DE LA CIGONA
Enrique Díaz Arauja: MALVINAS 1982:
LO QUE NO FUE e•>
Eruique Díaz Araujo, bien conocido de los lectores de estas
páginas1 que frecuentó hace un decenio largo con su pluma eru
dita y bien cortada, y donde ha comparecido después también
con asiduidad a través de los frutos abundantes
de su quehacer,
en esta sección de información bibliográfica, abre con este opús
culo unos "Cuadernos
de Historia No-Oficial", que buscan com
batir los tópicos
de la historiografía dominante y alumbrar la ver
dad de los hechos de la historia reciente de la Argentina. Uno de
los hechos más necesitados de tal revisión -y no se dé al cali
ficativo más valor
que el descriptivo--es la guerra sudatlántica
del otoño
de 1982, de la que acaban de cumplirse veinte años. Y
para ello
ha de comenzarse por huir del método Ollendorf y
fajarse con los hechos tal como fueron. De alú que estas páginas
aporten
una reconstrucción cronológica y temática, con el punto
de mira puesto en el de la eventualidad de la victoria argentina
frente a la derrota efectivamente ocurrida. Frente a quienes con-
(*) El testigo, Mendoza, 2001, 76 pá~.
341
Fundaci\363n Speiro
Manuel Ravina Martín:. BIBLIÓFILO Y ERUDITO.
VIDA Y OBRA DE ADOLFO DE CASTRO, 1823-1898'''
Manuel Ravina, historiador especializado en temas gaditanos,
ha publicado, desde una gran modestia -"son materiales para
una futura
abra"-, un excelente trabajo sobre quien fue algo
más que
un bibliófilo y erudito, Adolfo de Castro y Rossi. Porque,
con todo fundamento podemos llamarle también historiador,
polemista acreditado, heterodoxo
en su primera etapa y católico
ejemplar
en la segunda, gaditanista de primer orden, etc:
De todo ello queda cumplida referencia
en este libro, traba
jado sobre muclúsimas obras del autor. Libros, folletos, artícu
los.. . -deja constancia de más de mil-, y creemos que poco
más
puede aportar a la personalidad de Castro identificar algún
otro folleto o hasta
un centenar de artículos. más.
El personaje es tratado con respeto pero sin entusiasmo y,
sinceramente, creemos que poco más se podrá decir de él. Poco
más
que tenga interés. Salvo la publicación del Epistolario que
siempre suele tenerlo por la implicación en la cuestión de atrás
personas generalmente de peso en la vida intelectual, política,
religiosa, etc. En este caso, entre otros, Menéndez Pelayo, amigo
en su ancianidad, Asenjo Barbieri, Gayangos, el duque de Rivas,
Mesonero Romanos, Hartzenbusch ...
Mucho me temo que la gran mayoría de mis amables lecto
res
no tendrán la menor idea de quien fue este Castro al que nos
referimos, que, sin ser figura estelar ocupó un puesto de cierto
relieve
en la vida intelectual de la segunda mitad del siglo XIX.
Dibujemos, en breves pinceladas, su retrato remitiendo al libro
de
Ravina a quien quiera más precisiones.
Este gaditano nacido cuando la ciudad estaba sitiada
por el
ejército
de los "Cien Mil Hijos de San Luis", de formación autodi
dacta, que entró
por matrimonio en la más selecta sociedad gadi-
(*) Universidad de Cádiz, Cádiz, 1999, 338 págs.
339
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
ta.na, se acreditó muy joven como serio historiador, travieso escri
tor y pintoresco personaje.
En
el terreno de la historia, y cuando aun no habia cumplido
los treinta años, se dedicó,
con el ímpetu que ponla en todas sus
cosas, a indagar
en las clases perseguidas como los judíos o los
protestantes. Ravina cree
que "en espíritu" se habia apartado del
catolicismo,
pese a las propias afirmaciones de Castro. Yo no Jo
dudo. No creo que llegara a hacerse protestante pero su catoli
cismo
me parece prácticamente inexistente. Si todo lo que hizo
la Iglesia fue espantoso, si los quemados
son mártires y los que
madores fanáticos asesinos ... A lo mejor compaginaba esas ideas
con prácticas externas de la religión católica:
ir a misa los domin
gos, acudir a funerales de amigos ... Pero
eso podían ser más nor
mas sociales que íntimas convicciones. Y ciertamente se casó
por
la Iglesia, bautizó a sus hijos.. . Lo cierto es que los protestantes
se entusiasmaron con su
Historia y la reprodujeron en inglés,
holandés
y alemán. De 1852 es su Examen filosófico sobre las
prindpales causas de la decadencia de España
donde, si cabe,
lleva
más lejos sus presupuestos ideológicos y que también
encantó a los protestantes
que se apresuraron tanto en hacer una
edición inglesa.
Quien religiosamente· era
tan sospechoso, políticamente mili
taba en el progresismo -un despiste contrario, cuando terúa
veinte años no es para tenerlo en cuenta-y escribía en sus
periódicos. Poco antes, este joven precoz dedicado a la historia y
a la literatura se inventó
una obra de Cervantes y se causó un
revuelo monumental, aceptada por muchísimos e impugnada por
algunos. Esto, que por un lado le dio nombre nacional, sería
siempre
una losa, cuando se descubrió la superchería, que pesa
ría sobre su credibilidad. Hallazgos realmente notables para nues
tra literatura como el del verdadero autor de la célebre
Epístola
moral a Fabla
adolecerán siempre del escaso crédito intelectual
que se habia forjado. ¿Será otra travesura de Castro?
En fecha indeterminada,
que Ravina sitúa entre 1858 y 1862,
Castro experimenta un cambio radical en sus convicciones reli
giosas hasta erigirse en el campeón del catolicismo en la prensa
gaditana. Y este polemista nato
-fue célebre el encontronazo
340
Fundaci\363n Speiro
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
con Gallardo que daña lugar, pues otros acudieron a la greña, al
famoso soneto antigallardista
de Estébanez Calderón: Caco, cuco,
faquín, bibliopirata ...
-, puso a partir de entonces su pluma al
servicio de la Iglesia hasta el punto de poder hablarse de una
conversión. Fue a partir de entonces un católico ejemplar. Los
últimos años de Castro serán de dificultades económicas -viudo,
segundo matrimonio, nuevos hijos ... -pero no de claudicacio
nes
en la fe. Los temas gaditanos, en los que era autoridad indis
cutible, ocuparán casi todas sus preocupaciones.
De todo ello
queda cumplida referencia, más que cumplida referencia, en el
libro
de Ravina. En el excelente libro de Ravina.
FRANCISCO Jos! FERNÁNDEZ DE LA CIGONA
Enrique Díaz Arauja: MALVINAS 1982:
LO QUE NO FUE e•>
Eruique Díaz Araujo, bien conocido de los lectores de estas
páginas1 que frecuentó hace un decenio largo con su pluma eru
dita y bien cortada, y donde ha comparecido después también
con asiduidad a través de los frutos abundantes
de su quehacer,
en esta sección de información bibliográfica, abre con este opús
culo unos "Cuadernos
de Historia No-Oficial", que buscan com
batir los tópicos
de la historiografía dominante y alumbrar la ver
dad de los hechos de la historia reciente de la Argentina. Uno de
los hechos más necesitados de tal revisión -y no se dé al cali
ficativo más valor
que el descriptivo--es la guerra sudatlántica
del otoño
de 1982, de la que acaban de cumplirse veinte años. Y
para ello
ha de comenzarse por huir del método Ollendorf y
fajarse con los hechos tal como fueron. De alú que estas páginas
aporten
una reconstrucción cronológica y temática, con el punto
de mira puesto en el de la eventualidad de la victoria argentina
frente a la derrota efectivamente ocurrida. Frente a quienes con-
(*) El testigo, Mendoza, 2001, 76 pá~.
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Fundaci\363n Speiro