Índice de contenidos

Número 413-414

Serie XLII

Volver
  • Índice

Las raíces del ser de Europa, básicas para reconstruirla (I)

LAS RAÍCES DEL SER DE EUROPA,
BÁSICAS PARA CONSTRUIRLA
Construid una Europa que no se base sólo en intereses
económicos, sino en sus raíces cristianu
·Amadísimos hermanos y hermanas de la querida Eslovenia, seguid
"las huellas de este compatriota vuestro, íntegro y generoso, que anhelaba
"conocer la voluntad
de Dios y cumplirla a toda costa. Su firmeza
"interior y su optimismo evangélico estaban arraigados en una sólida fe
nen la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre el mal.
»/mitadlo
especialmente vosotros, queridos jóvenes eslovenos, y, como
"él, no dudéis en poner vuestras energías juveniles al servicio del reino de
''Dios y de vuestros hermanos. Que para vosotros, sacerdotes, sea modelo
"de
celosa actividad y de espíritu de sacrificio. Y para vosotros, laicos
"responsables,
especialmente para vosotros que trabajáis en las institu­
"ciones públicas, sea ejemplo de honradez, de seroicio desinteresado, de
"valiente búsqueda de la justicia y del bien común.
»Sed constructores de paz también dentro de Europa. El proceso de
"unificación, en el que el continente está comprometido, no puede basarse
"sólo en intereses económicos; también debe encontrar inspiración en los
"valores cristianos, en los que se arraigan sus raíces más antiguas y
"auténticas. Una Europa atenta al hombre y al pleno respeto de sus
"derechos es la meta a la
que hay que dirigir los esfuerzos. Ojalá que la
"vieja Europa transmita a
las nuevas generaciones la antorcha de la
"civilización
humana y cristiana, que iluminó los pasos de sus antepa­
"sados
durante el milenio que está a punto de concluir-.
JuAN PABLO 11: Homilía en la misma de beatificación
de mons. Anton Slomsek, 19 septiembre. L 'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, afio
XJOO, núm. 39 (1604), 24 de septiembre de 1999.
199
Fundaci\363n Speiro

Los valores morales y espirituales básicos en
la conciencia europea
«Durante estos cincuenta años los valores morales y espirituales
"han manifestado
su fecundidad y su capacidad de transformar la
"sociedad, como lo han demostrado los acontecimientos que se produ­
"jeron en Europa hace casi diez años. Aún hoy deben seguir siendo el
"pf/a.r sobre el cual es necesario proseguir la constrncción del proyecto
"europeo .
.. conviene, ante todo, recordar que no existe vida política, econó­
"mica
y social justa si no se respeta la diginidad de cada uno, con
"todas
las consecuencias que derivan de ella en materia de derechos
"del hombre, de libertad, de democracia, de solidaridad
y de libertad .
.. Estos valores están enraizados profundamente en la conciencia
"europea; representan
las aspiraciones más fuertes de los ciudadanos
"europeos. Deben inspirar todos los proyectos que tienen la noble
"ambición
de unir a los pueblos de este continente. Los esfuerzos que
"hacéis para traducir estos valores y estas aspiraciones en términos de
"derecho, de respeto
de las libertades y de progreso democrático son
"esenciales. Sólo si la persona humana y su dignidad inalienable
"ocupan continuamente el centro de vuestras preocupaciones y deci­
"siones daréis
una colaboración duradera a la constntcción de
"Europa,
y seroiréis al hombre y a toda la humanidad,.
JUAN PABLO 11: Discurso a la Asamblea parlmentaria
del Consejo de Europa, lunes 29 de marzo. L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, año
XXXI, núm. 15 (1580), 9 de abril de 1999.
Las ideas de persona y libertad le han llegado a la Comunidad
Europea de su larga impregnación de cristianismo
,I.as dec/aracinnes de derechos delimitan en cierto sentido el ámbito
"intocable
que la sociedad sabe que no se puede someter a los juegos
"de los poderes humanos. Más
aún, el poder reconoce que está cOnsti­
"tuido para salvaguardar ese ámbito, que tiene como centro de grave­
"dad la persona humana. Así, la sociedad reconoce que está al seroi­
"cio de la persona en sus aspiraciones naturales a realizarse como ser
200
Fundaci\363n Speiro

''personal y a la vez social. F.sas aspiraciones, inscritas en su naturale­
"za, constituyen otros tantos derechos inherentes a la persona, como el
"derecho a la vida, a la integridad flsica y psíquica, a la liberiad de
"conciencia, de pensamiento y de religión.
»Al adoptar esta nueva Carta -cualquiera que sea su cualificación
jutura-, la Unión Europea no deberá olvidar que es la cuna de las
"ideas de persona y libertad, y que estas ideas le han venido de su
"larga impregnación por el cristianismo. Según el pensamiento de la
"Iglesia, la persona es inseparable de la sociedad humana en la que se
"desarrolla. Dios, al crear al hombre, lo insertó en un orden de rela­
"ciories que le permiten realizar su ser. Corresponde a la razón explo­
"rar de modo cada vez más explícito ese orden, que nosotros llamamos
"orden natural. Los derechos del hombre no pueden ser reivindicacio­
"nes contra la naturaleza misma del hombre. No pueden por menos de
"derivar de ella,.
JUAN PABr.o II: Discurso a los presidentes de los
Parlamentos
de la Unión Europea, 23 de septiembre.
L'Osseroatore Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola,
año XXXII, núm. 40 (1658), 6 de octubre de 2000.
La renovae1on por Europa de sus viejos valores
humanos y cristianos
"El 'viejo' continente necesita a Jesucristo para no quedarse sin
"alma y no perder lo que lo ha hecho grande en el pasado y aún hoy
"suscita la admiración de
los demás pueblos. En efecto, en virtud del
"mensaje cristiano se han afirmado en las conciencias los grandes
"valores humanos de la dignidad y la inviolabilidad de la persona, de
"la libertad de conciencia, de la dignidad del trabajo y del trabajador
''.Y del derecho de cada uno a una vida digna y segura y, por tanto, a
"la participación en los bienes de la tierra, destinados por Dios a todos
"los hombres.
»Indudablemente, a
la afirmación de estos valores han contribui­
"do también otras fuerzas externas a la Iglesia, y a veces los mismos
"católicos, frenados por situacio,ws históricas negativas, han sido lentos
"en reconocer valores que eran cristianos, aunque separados, por des­
"gracia, de sus raíces religiosas. Hoy la Iglesia vuelve a proponer con
201
Fundaci\363n Speiro

"renovado vigor esos valores a Europa, que cotre el riesgo de caer en
"el relativismo ideológico y ceder al nihilismo moral, considerando a
"veces bueno
lo que es malo, y malo lo que es bueno. Espero que la
"Unión Europea aproveche de nuevo su patrimonio cristiano, dando
"respuestas adecuadas a
las nuevas cuestiones que se plantean, sobre
"todo
en el campo ético".
JUAN PABLO 11: Discurso a los participantes en un foro
internacional, sábado 23 de febrero. L 'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, año
XXXIV, núm. 10 (1732), 8 de marzo de 2002.
Ea necel!ario para Europa que las autoridades públicas
reconozcan los valores humanos fundamentales en
que se apoyan las bases mismas de la humanidad
«Europa., que ha alcanzado metas inesperadas de bienestar, tiene
"hoy la tarea de examinarse para adecuar sus estructuras a la conse­
"cución de fines superiores, quizá basta ahora inimaginables. El
progreso no puede ser sólo económico. La, abundancia de bienes mate­
"riales e incluso la perspectiva discutible del "desarrollo ilimitado"
"extgen que la dimensión económica de la convivencia europea se
"enriquezca, más aún,
que se vea coronada por una "centralidad del
"alma".
Las razones del espíritu no se pueden suprimir: de su acepta­
"ción
depende la formación de una convivencia humana en la que se
"tutele
y promueva de forma adecuada la dignidad personal de cada
"uno de sus
componentes. En este marco, es esencial que las autorlda­
"des públicas reconozcan los valores humanos de fondo en los que se
"apoyan
las bases mismas de la sociedad. Estado pluralista no significa
''Estado agnóstico".
202
JUAN PABLO II: Discurso durante la visita oficial del
Presidente del Italia, Carlo Azeglio Ciampi, martes
19 de
octubre.
L'Osseroatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XXXI, núm. 44 (1609), 29 de octubre
de 1999.
Fundaci\363n Speiro

El bien común en sos diversos niveles según la doctrina
social de la Iglesia y su aplicación a la Unión Europea
·En la doctrina social de la Iglesia católk:a, tomada de revelación
"bíblica y del derecho natural, la noción de bien común se extiende a
"todos
los niveles en los que la sociedad humana se organiza. Hay un
"bien común nacional, al seroicio del cual han sido puestas las institu­
"ciones de los Estados. Pero también bay-¿qulén podria negarlo, en un
"momento de compenetración de las economías y de los intercambios
"en Europa y, más ampliamente, en. el mundo?-un bien común con­
"tinen.tal e incluso universal. Europa está tomando cada vez mayor
"conciencia de las
dimensiones del bien común europeo, o sea, del
"conjunto de
las iniciativas y de los valores que los pa:fses europeos
"deben perseguir
y defender conjuntamente si quieren responder de
"modo adecuado a
las necesidades de sus conciudadanos.
"5i la Unión Euorpea tuviera que pasar a la fase de una constitu­
"ción formal, deberá hacer
una opción sobre el tipo de sistema que
"quiere privilegiar. Entre los diferentes sistemas puede haber ajustes. La
"Iglesia considera que los sistemas de gobierno son r(!/lejo del genio de
"los pueblos, de su historia y de sus proyectos. Sin embargo, subraya
"que todos
los sistemas deben tener como objetivo el seroicio al bien
"común.
Además, cada sistema, resistiendo a la tentación de encerrar­
"se de modo egoísta en sí mismo, debe estar abierto tambtén a los
"demás Estados del continente que desean colaborar con la Unión
''Europea, a fin de que sea lo más amplia posible.
JUAN PABLO 11: Discurso a los presidentes de los
Parlamentos
de la Unión Europea, 23 de septiembre.
L 'Osservatoro Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola, año
XXXII, núm. 40 (1658), 6 de octubre de 2000.
El principio de suhsidiariedad en los diversos niveles
de organización política, regional, nacional, europea
«No puedo por menos de alegrarme al ver cada vez más invocado
"el fecundo principio de la subsidiariedad. Este principw, propuesto por
"mi predecesor Pfo XI en su célebre encíclica Quadragesimo armo en
"1931, es uno de los pilares de toda la doctrina social de la Iglesia. Es
203
Fundaci\363n Speiro

"urza invi.taci6n a repartir las competencias entre los diversos niveles de
"organización política de una comunidad determinada, por ejemplo
"regional,
naciorzal, europea, transfiriendo a los niveles superiores sólo
"aquellas
que los niveles inferiores no son capaces de afrontar para el
"seroicio al bien común,..
204
JUAN PABLO 11: Discurso a los presidentes de los
Parlamentos
de la Uni6n Europea, 23 de septiembre.
L 'Osseroatore Romano, edición semanal en lengua espa­
ñola, año XXXII, núm. 40 (1658), 6 de octubre de 2000.
Fundaci\363n Speiro