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Número 413-414

Serie XLII

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César Vidal: Enigmas históricos al descubierto

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
insolidaridad de Resines es cauta y no estridente pero creo que
he dejado suficiente constancia de ella. Lo verdaderamente pre­
ocupante es
que haya sido, mucho tiempo, responsable de la
Catequesis del arzobispado
de Valladolid y que hoy pase por
una autoridad eclesial en esas cuestiones.
FRANCISCO JOSÉ l'ERNÁNDEZ DE LA C!GOÑA
César Yulal: ENIGMAS HISTÓRICOS
AL DESCUBIERTO (*)
César Vida!, es uno de los historiadores actuales de más
renombre, quizás
por pertenecer al grupo de los que tratan de
hacer historia con amenidad no exenta de rigor.
En esta obra escoge
25 hechos o personajes destacados y
polémicos, desde la fecha
de nacimiento de Jesucristo a las
posibles vinculaciones
de Ben Laden con la CIA.
El título, como suele ocurrir, responde sólo en parte al con­
tenido, pues
no resuelve ninguno de los enigmas ni aporta datos
históricos realmente nuevos, pero tiene
la virtud de presentar el
estado
de la cuestión en la actualidad, lo que no es poco.
Por otra parte lo normal, incluso para
un aficionado a la
Historia, es tener
un conocimiento superficial de algunos temas
cuyo tratamiento casi periodístico resulta
de interés y puede
suscitar la curiosidad de profundizar en el tema para lo cual
acompaña cada capítulo
de un apéndice bibliográfico.
Los tres primeros capítulos los dedica a la fecha del naci­
miento
de Jesucristo y a su hipotética vinculación con los ese­
nios
de Qumrán. Me pareció un buen resumen de ambas cues­
tiones,
aunque no sea ninguna novedad el que la Era Cristiana
comience
al menos con cuatro años de retraso teniendo en
cuenta que Herodes murió en el año 4 a.E.C. Esta hipótesis
ya aparece
en algunas ediciones de la Biblia de hace más de
25 años.
(*) Ed. Planeta S.• edición; Barcelona, 2002, 229 págs.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
En cambio la suposición de que Jesús debió nacer en pri­
mavera basándose
en que era improbable que los pastores
estuvieran al raso en invierno, además de endeble demuestra
el escaso conocimiento de la vida de los pastores hasta hace
poco, incluso
en climas mucho más duros que el de Judea.
El capítulo dedicado a la relación con los esenios, ha sido
repetidamente tratado y sigue pendiente de resolver, ya que
desde luego es el grupo religioso contemporáneo de Jesús con
mayores afinidades con el cristianismo primitivo aunque exis­
tan también indudables y sustanciales diferencias. Desde luego
la proximidad geográfica del lugar de predicación
de San Juan
Bautista con Qumrán, junto
con sus costumbres, rito del bau­
tismo e incluso mensaje, parecen indicar su · pertenencia o al
menos relación con los esenios.
El tercer capírulo enlaza con los anteriores y está dedica­
do también a los esenios de Qumrán, terna fascinante tanto
para los cristianos como para los judíos y todavía en proceso
de estudio. Incluso aunque
no se confirme la aparición de un
fragmento del evangelio de San Mateo en época tan temprana
y en una comunidad de tipo eremítica judía, el estudio de tex­
tos del Antiguo Testamento tan antiguos es un hecho trascen­
dental tanto para el judaísmo como para el cristianismo.
El capírulo 4 tiene el significativo título de "¿Por qué pro­
pugna el Islam la Guerra Santa?", y
puede considerarse rela­
cionado, tomando como hilo conductor el Islam, con el 12,
sobre Lawrence de Arabia, el 24 sobre las matanzas de Sabra
y Shatilla y el último, sobre la relación
de Ben Laden con
la
CIA.
El autor le atribuye a El Corán una sucesión cronológica
en las suras, paralela a la evolución de la vida de Mahoma y
que ignoro si es correcta, que parte de una actinid elogiosa
del cristianismo y del judaísmo y desemboca en otra combati­
va a partir de la huida de
La Meca. En cualquier caso es evi­
dente
que ambas posruras conciliadoras y combativas están en
el Islam, y a mi juicio podrlan explicar en buena parte su rápi­
da expansión en la época inicial, sobre todo en el norte de
África y
en España.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Lo cierto es que, en la práctica, ciertas manifestaciones
puramente religiosas y místicas próximas al cristianismo en
muchos aspectos, como el sufismo, fueron vistas con des­
confianza y frecuentemente perseguidas.
En los países de
mayoría musulmana
la tónica ha sido siempre la intolerancia
con el cristianismo, que no pocas veces ha desembocado en
persecución, incluso en nuestros días.
El capítulo dedicado a Lawrence de Arabia y su amor
árabe, resulta un poco flojo, y con ciertas divergencias del
enfoque que el propio protagonista· 1e da al mundo árabe en
su obra Guerra en el desierto.
Con la pregunta "¿Quién y por qué realizó las matanzas
de Sabra y Shatilla?", entramos en un problema concreto,
pero íntimamente relacionado con el problema palestíno y en
consecuencia con el del Islam y todo el Oriente Medio.
Es sabido desde los primeros momentos que fueron los
cristianos libaneses los ejecutores materiales de esta ma­
tanza,
en venganza del asesinato de Gemayel, pero no
presenta demasiadas dudas que los ejecutores de la matanza
dependían o al menos estaban bajo la influencia de Israel
y más directamente
de Ariel Sharon. Es muy posible que
en este caso la matanza fuera solamente una iniciativa de
las denominadas falanges cristianas libanesas, pero la
argumentación de César Vidal en este sentido resulta en­
deble.
La tesis que parecen sustentar todos los gobiernos israe­
líes,
es por un lado de victimismo y por otro de que Israel
rodeada
de enemigos numeros9s no tiene otra alternativa
que tomar
la iniciativa. Esta argumentación es en buena par­
te acertada, pero no es aplicable al caso del Israel actual que
a una superioridad aplastante sobre todos sus vecinos juntos,
se une el hecho de ser en la práctica un protectorado de
EE.UU. Esta situación le permitirla llegar a una paz con los
palestinos, lo que a su vez implicaría ciertas concesiones y
es en esto último donde me temo que reside la dificultad,
en que ha sido principalmente Israel quien ha demostrado
ánimo
de hacer níngún tipo de concesión.
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INFORMACIÓN BIBUOGRÁFICA
El último capítulo está dedicado a contestar si: "¿Fue Ben
Laden
un agente de la CIA?".
La respuesta a esta pregunta casi tiene trampa, puesto que
demostrat o más bien insinuar que la Agencia no estaba impli­
cada directamente
en la guerra de Afganistán cuando estaba
ocupada
por los soviéticos, o que los talibanes no son creación
de ella, apenas es demostrat nada, puesto que es indudable que
los talibanes fueron apoyados por EE.UU. en la guerra para libe­
rarse de los soviéticos, como reconoce el propio César
Vida!.
Probablemente Ben Laden no fue nunca agente americano
o más concretamente de
la CIA, e incluso es posible que estu­
viera implicado
en el atentado del Líbano, tal como apunta el
autor,
pero el capítulo dedicado a demostrarlo, si bien resulta
sugerente, no demuestra nada.
A continuación hay una serie de capítulos, del 5 al 13, de
desigual interés.
El quinto está dedicado al motivo del destierro de "El Cid",
al que sitúa muy bien en el entorno histórico de la época.
Menciona la tensión
que produjo la desaparición del rito
mozárabe (a la
que llama Iglesia mozárabe), que fue defendi­
do por buena parte de la nobleza castellana entre los que se
encontraba el propio Rodrigo Díaz
de Vivar.
Es aventurado suponer que estuviera en cuestión la prima­
cía del Papado como apunta César
Vida!, sino simplemente la
supervivencia
de una liturgia que se resistía a la unificación
bajo el rito latino traído de Francia.
El siguiente lo dedica a Ricardo Corazón de León y su
supuesta homosexualidad, tratado con frecuencia actualmente,
incluido el cine. Resulta aleccionador y da idea de la profun­
didad de
la fe en la Edad Media, el que un hombre con una
activa vida heterosexual hiciese confesión pública y suplicase
perdón arrepentido, ante la catedral
de Mesina, por la comi­
sión
de algunos actos homosexuales. De esta forma podía sen­
tirse digno
de participar en estado de pureza en la conocida
como
III Cruzada.
El 7 lo dedica a la hipotética relación de los caballeros
templarios con el nacimiento de la masonería.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
El autor afirma sin más que efectivamente existía esa rela­
ción, sin aportar ningún argumento convincente, puesto que la
circunstancia de que la masonería se apropiara con el trans­
curso del tiempo de ciertos símbolos templarios no demuestra
nada.
Lo cierto es que separan más de cuatro siglos la desapari­
ción
de los templarios de la prehistoria de la masonería por lo
que no parece tenerse en pie esa presunta vinculación que
más parece responder al ansia de "nuevo rico" de la masone­
ría por adornarse con plumas ajenas.
La ya abundante documentación sobre la masonería, incli­
nan a concluir que sin restar importancia a su actuación, se ha
magnificado la influencia de una asociación de origen filojudío,
que tiene como elemento de cohesión por un lado el apoyo
mutuo y
por otro la oposición radical a la Iglesia Católica, lo
que encontró un magnífico caldo .de cultivo en un protestan­
tismo
que tenía por obsesión común el odio al Papado.
"¿Por
qué estuvo España sola en Lepanto?" Al responder, el
autor pone de relieve a lo que con el correr del tiempo se ha
puesto sordina: la doblez de Francia durante siglos ante el
Islam
por una politica de intereses puramente materiales y par­
ticulares de cortas miras y la soledad de España
en este acon­
tecimiento memorable.
De manera destacada se cita en el comentario bibliográfi­
co al historiador e hispanista Jean Dumont.
Los tres siguientes capítulos, están dedicados a cómo se
apoderó
Gran Bretaña de Gibraltar, "¿Quién asesinó a Prim?",
o si existió realmente Sherlock Holmes, con otro nombre.
El capítulo 13, lleva por título: "¿Por qué fue promul­
gada la Ley Seca?", que se extiende a las consecuencias en
el crimen organizado y concretamente a la vida de Al
Capone.
La obra dedica tres capítulos al nazismo o la II Guerra
Mundial, el primero
de ellos, "¿Por qué tuvo lugar la noche de
los cuchillos largos!, es un resumen periodístico de las dife­
rentes versiones históricas de este episodio de lucha por el
poder en el partido nazi ya en el gobierno, bastante estudia-
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
do ya y a la que aporta algunos matices de interpretación de
cierto interés.
El siguiente, "¿Por qué se lanzó Rudolf Hess sobre Gran
Bretaña?"
Parece claro que esa operación tendente a lograr la paz
con Inglaterra contó con el consentimiento de Hitler, lo cual
es perfectamente coherente tanto con los intentos
de la diplo­
macia germana, reflejados
en alguna película británica, como
con la línea seguida por el III Reich, incluso después de
Dunkerque.
Lo que no parece tan claro es cuantificar el verdadero
peso, siquiera sea de una manera aproximada, de los partida­
rios británicos de esa opción. El autor se inclina por una
maniobra de intoxicación de los servicios de Inteligencia ingle­
ses, cosa
que bien pudiera ser cierta, pero que no parece pro­
bada, ni mucho menos,
por los argumentos del autor.
El último de los capítulos dedicados a este tema lo titula:
"¿Quién diseñó los Sputnik?"
Las potencias vencedoras, desde los últimos días de la II
Guerra Mundial, se lanzaron a la "caza" de los sabios y técni­
cos alemanes,
en todos los campos desde submarinos hasta
cohetes
y aviones, pasando por armas, energía atómica, explo­
sivos, carburantes, medicamentos, electrónica, óptica, etc., pero
es el ámbito de la astronáutica en el que ha alcanzado mayor
divulgación.
El autor da datos precisos sobre la captura y tras­
lado a la
URSS de las fábricas de la V-2, junto con los pro­
yectos
de misiles de largo alcance A-9 y A-10.
Una buena parte del libro está dedicado directa o indirec­
tamente a la Guerra
Civil española, empezando por: "¿Por qué
liberó Franco el Alcázar de Toledo?"
Hace un resumen de las diferentes especulaciones sobre la
discutida decisión de dar prioridad a la liberación del Alcázar.
Al margen de las afortunadas o desafortunadas consecuen­
cias
de esta elección y de sus explicaciones presuntamente éti­
cas o sentimentales
de liberar a los sitiados, creo que falta un
análisis fria sore la racionalidad de dirigirse más directamente
a Madrid una vez evaluadas las fuerzas enfrentadas.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
a) El conglomerado de fuerzas gubernamentales, formado
por el ejército que no se alzó, las fuerzas de orden público, y
las milicias comunistas socialistas y anarquistas, formaban ya a
finales de septiembre una fuerza evaluada
en más de 75.000
hombres. Dos meses antes, con fuerzas considerablemente
menores (unos 6.500 de fuerzas de orden público, más unos
1.500 del ejército
no sublevado, y unos 25.000 de milicias),
había derrotado al ejército sublevado formado
por cerca de
6.000 hombres atrincherados
en el Cuartel de la Montaña y
en acuartelamientos de Campamento, como aparece en cual­
quier Historia de la Guerra Civil, y entre otras la reciente de
Ricardo de
la Cierva (1). En el otro platillo de la balanza, el
ejército nacional disponía
de 8.000 a 10.000 hombres encua­
drados
en las fuerzas africanas y unos 15.000 en unidades
peninsulares,
de orden público o nuevas de milicias de recien­
te creación.
b) Las fuerzas gubernamentales gozaban de una fuerte
superioridad aérea inicial reforzada
por la llegada en los últi­
mos días de julio y primeros
de agosto de los 16 cazas fran­
ceses Dewoitine-371 y los 13 bombarderos Potez-54 (aunque
fuentes francesas reconocen
un total de entre 40 y 50 apara­
tos),
en manera alguna contrarrestada con los 6 Heinkel-51 lle­
gados
en el vapor alemán Usaramo el día 6 de agosto, los 9
bombarderos Savoia llegados el
30 de julio y los 20 JU-52 de
transporte llegados
en los primeros días de agosto y que no
empezaron a ser utilizados como bombarderos hasta el 13 del
mismo mes, como aparece perfectamente documentada en la
obra de Jesús Salas, utilizando preferentemente documentos
franceses (2).
e) La ruta hacia Madrid pasando por Toledo es sólo unos
40 Kms. más larga.
(1) Ricardo DE LA ÜERVA, Historia de la Guerra Civil, Editorial Fénix,
Madrid, 1996.
(2) Jesús SALAS, Intervención extranjera en la guerra de F.spaña., Editora
Nacional, 1974.
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INFORMACIÓN BIBUOGRÁFICA
d) La elección de dirigirse directamente a Madrid hubiera
significado la pérdida
de Toledo, no hubiera garantizado la
conquista
de Madrid que se hubiera encontrado en situación
parecida a la
que se encontraron unos días después, y hubie­
ra dejado casi a la espalda fuerzas considerables del gobierno
republicano procedentes
de Toledo (unos 13.000 hombres con
un apoyo de artilleria muy superior al del Ejército de África) (3),
después de la inevitable caída del Alcázar con un millar de
combatientes de primera calidad.
e) La importancia de Toledo ha sido minusvalorada, quizás
porque se ha realizado
con criterios actuales. En aquella épo­
ca era la sede primada
de España con una significación espi­
ritual e importancia real
mucho mayor que la actual, era la
sede de la Academia de Infantería con infraestructuras impor­
tantes, tenía la única fábrica
de armas al alcance de las fuer­
zas nacionales, y era una población mayoritariamente favorable
a
la causa nacional.
j) Otra circunstancia que se olvida, es que en los primeros
meses de guerra, a excepción de aviones, el único suministra­
dor
de .armas para los nacionales era el ejército gubernamen­
tal en derrota, y las armas resultaban imprescindibles 'para
equipar a las nuevas incorporaciones
de voluntarios y movili­
zados. En Talavera, logran el considerable botín
de 19 piezas
de artilleria de 75 mm., que duplica prácticamente la artilleria
de campaña del ejército de África, y 12 ametralladoras, además
de 500 fusiles y abundante munición de todo tipo.
g) Además el pequeño ejército que llega a Maqueda el día
21 de septiembre, después de recorrer con alpargatas en 50
días casi 600 Km., combatiendo sin descanso y después de
librar dos batallas durísimas en Badajoz, el 14 y 15 de agosto
y
en Talavera durante los cinco días que van del 3 al 7 de
septiembre, había sufrido un desgaste tal que no estaba en
(3) Rafael C.AsAS DE LA VEGA, El Alcázar, G. del Toro, Madrid, 1976.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
condiciones de enfrentarse con un ejército republicano en
Madrid, que llevaba más de dos meses en formación y era en
esos momentos, sobre el papel, al menos tres veces más fuer­
te que el nacional.
Sopesando estas circunstancias, y teniendo en cuenta las
dificultades de la conquista de una población de 40.000 habi­
tantes como Badajoz con
unos 8.000 ó 9.000 defensores, esti­
mo
que la conclusión que se desprende es que para realizar
un ataque a una ciudad de las características de Madrid, se
necesitaban unas fuerzas al menos tres veces superiores a las
que disponia Franco en aquellas fechas para tener posibilida­
des
de éxito, y eso al margen de la polémica sobre Toledo.
En cuanto a la crítica
de avance lento de Franco, que se
repite incluso en obras de autores simpatizantes con la causa
nacional, basta compararlo con otros. Por ejemplo, el avance
del ejército americano,
con fuerzas acorazadas y totalmente
motorizadas
y mecanizadas, sin tener enemigo enfrente y des­
pués de dedicar casi dos meses a consolidarse y acumular
medios en Normandía, para recorrer la distancia que separaba
Avranches de París tarda desde el 31 de julio del año 44 al 25
de agosto ( 4), mientras que para una distancia ligeramente
inferior, desde Sevilla a Mérida las fuerzas
de Franco emplean
desde el 2 al
11 de agosto, con unos medios motorizados hete­
rogéneos procedentes de la requisa y totalmente insuficientes,
que obligan a avanzar fundamentalmente "a golpe de calcetín".
La comparación con otros avances durante la II Guerra
Mundial, en Italia o en Francia y Alemania al final de la gue­
rra,
son igualmente favorables al avance de las tropas de
Franco,
que sólo se explica por la incompetencia y desidia del
gobierno
que lo lógico era que hubiera tomado la iniciativa
con semejante superioridad. Es más, lo extraño es que la crí­
tica
no se refiera más bien a la osadia y determinación del
avance de Franco, rayana en la insensatez, dada la escasez de
sus fuerzas.
(4) Llddell HART, Historia de la JI Gueml Mundial, Ed. Luis de Caralt,
Barcelona, 1972.
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INFORMACIÓN BIBUOGRÁFICA
Me temo que lo que de verdad late en el fondo de la polé­
mica, tanto sobre la Guerra Civil
como de otros temas históri­
cos
como pueden ser la Revolución Francesa o las guerras car­
listas,
no es dilucidar la verdad de los hechos, sino tratar de
hacer encajar éstos en el esquema mental del materialismo his­
tórico que utiliza como dogma la mayor parte de la izquierda
y
en el que la religión, el honor, la lealtad, el amor, la patria,
el valor, el sacrificio, etc.,
tan caros a buena parte de lo que
se considera derecha, son, no sólo inexistentes, sino meras
palabras carentes de sentido y eso aun a pesar de que fre­
cuentemente muchos miemros
de la izquierda actúen regidos
por dichos principios.
La decisión de liberar El Alcázar, enlaza con lo tratado en
el capítulo siguiente, "¿Cómo surgieron la Brigadas Interna­
cionales?"
Es efectivamente una cuestión todavía sin resolver por
completo, sobre todo la fecha de la decisión, puesto que fue
determinante
para la prolongación de la guerra, ya que las dos
primeras brigadas entraron
en fuego a primeros de noviembre
del 36.
El autor, aun confirmando, como no podía ser menos, que
su formación nada tenía
que ver con la democracia ni con la
lucha antifascista, y_ que fue un mero instrumento comunista,
le dan sin embargo una fecha de formación mucho más tardía
que otros autores, si bien basándose por un lado en argu­
mentos
negativo~, como la inexistencia de pruebas documen­
tales, y por otro en deducciones como que el secretario del
partido comunista francés, Maurice Thorez, viaja a Moscú el día
22 de septiembre para pedir que intervengan los comunistas y
que es en esa fecha cuando se toma la decisión del alista­
miento
de voluntarios pora las B.!. Mientras, Castells y Ricardo
de la Cierva, entre otros, sostienen que la decisión del
Komitern
es de finales de julio.
Puestos a utilizar la deducción, en cuanto a la intervención
directa de la URSS en la guerra civil, hay que concluir que era
innecesaria y la estrategia
de cualquier gran potencia y no diga­
mos de la URSS, fue siempre utilizar países u organizaciones
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interpuestas, como en el caso reciente de Cuba en las guerras de
Ahgola o Etiopía. Incluso sin considerar la vinculación
de Francia
con la URSS a través del pacto franco-ruso de 1934, el Partido
Comunista
en la Francia del Frente Popular, tenia un gran peso
que utilizó para que desde los primeros días de la Guerra Civil
Espafiola se proporcionara aviación al gobierno republicano, que
era lo que realmente necesitaban en la primera fase de la guerra
para incrementar la superioridad sobre los alzados.
En cuanto a determinar la fecha de la decisión
de interve­
nir con tropas cuesta trabajo creer que fuese el 22 de sep­
tiembre, pues puestos a seguir con las deducciones, consta la
bienvenida a los extranjeros, del secretario del PCE, José Díaz,
en su discurso del 20 de octubre en Madrid (5).
Es muy dificil incluso para un ejército bien organizado
improvisar
la formación de una gran unidad en menos de un
mes. Aun admitiendo que la disciplina de los partidos comu­
nistas sometidos a los soviéticos dejan pálida a la
de la legión,
roza
con lo milagroso que en el mes y medio que va desde
el
22 de septiembre hasta los primeros días de noviembre en
que entran en combate las B.I., se planificara la intervención,
lograran los medios económicos, transmitieran las órdenes,
hicieran la propaganda correspondiente, adquirieran el arma­
mento, alistaran a los voluntarios, los transportaran a los cam­
pamentos de adiestramiento, instruyeran y colocaran en posi­
ción en el frente.
Continuando
con el tema de la Guerra Civil, se pregunta:
"¿Quién ordenó el bombardeo de Guernica?"
Se ha intentado responder infinidad de veces a esta cues­
tión, y en este caso el autor parece inclinarse porque no sólo
Franco es ajeno al bombardeo, sino que se realizó contra la
orden expresa de carácter general del jefe del Ejército del Aire,
de 6 de febrero de 1937, de que en caso de ser necesario
bombardear poblaciones, debía
de precisarse el tiro para evi­
tar víctimas civiles.
(5) José DiAz, Tres años de lucha (págs. 242-250), Editions de la Librairie
de G!obe, Pañs, 1969.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
De todas formas, el diluicidar responsabilidades es a mi jui­
cio irrelevante, puesto
que en última instancia el responsable
sería el Jefe del Ejército,
en este caso Franco. Lo fundamental
es dilucidar
si era un objetivo militar, Jo que parece estar fue­
ra de toda duda, desde el
punto de vista de doctrina militar
(nudo de comunicaciones en el frente con importantes tropas)
y desde el punto de vista de Derecho Internacional vigente en
ese momento sobre bombardeo de poblaciones próximas al
frente.
Ni siquiera la circunstancia de confirmar o desmentir si el
ejército del
PNV practicó una política de tierra quemada incen­
diando la población
de Guernica en su retirada, resulta signi­
ficativa para diagnosticar
si fue un hecho normal o no dentro
de los horrores
de la guerra. Otra cosa sería evaluar si el cen­
tenar
de víctimas del bombardeo pudo ser reducido o no, pero
lo cierto es que si bien el número de muertos fue importante,
resulta modesto
en comparación con la de numerosos hechos
de guerra en pequeñas poblaciones como Belchite o Brunete
o incluso con hechos que no lo son y cuya comparación resul­
ta odiosa, tales como el asesinato en las cárceles del gobierno
de la república o nacionalista vasco o
en la actualidad de civi­
les
por parte de los terroristas de ETA.
El capítulo 18, "¿Cuál fue el destino de los niños españo­
les enviados a la
URSS?", resulta especialmente doloroso para
cualquier lector español
por el horrible destino que les cupo
a esos niños, incluso antes del comienzo de la invasión ale­
mana. Dignifica a comunistas españoles como
"El Campesino",
Jesús Hernández o José Díaz, que trataron de protegerlos, pero
éstos fueron precisamente los marginados o perseguidos por el
PCE. Como aparece reflejado en la obra, la línea oficial del
PCE, mostró una criminal indiferencia e incluso complicidad de
muchos dirigentes comunistas españoles, como la propia
"Pasionaria", con el maltrato recibido por. los niños españoles.
Curiosamente la respuesta a ¿cómo se apoderó la URSS del
secreto de la bomba atómica?, tratada
en otro capítulo, está
conectada con
el de las Brigadas Internacionales.
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Que la URSS utilizó en su provecho de manera sistemática
a los antiguos brigadistas
en todo el mundo -con excepción
de los que estaban en el propio espacio soviético donde los
persiguió-era cosa sabida, pero lo que se pone de manifies­
to en este capitulo es la influencia decisiva que tuvieron en el
espionaje de los secretos atómicos.
En cierto modo el capítulo 22, "¿Salvó el Opus Dei la eco­
nomía de Franco?", está relacionado con la posguerra.
Tengo
la impresión que en este capítulo el autor escribe
"de oídas", repitiendo los tópicos que más o menos circulan
como información divulgativa.
Se
pone como fecha de inicio del despegue económico el
año 59 con el plan de estabilización, como si la etapa anterior
fuera inútil o equivocada.
La competencia de Ullastres, Mariano Rubio y López Rodó
está fuera
de duda, pero algo que se olvida frecuentemente es
que la producción industrial española, aun con el ligero repun­
te del 34-35 cayó entre 1929 y 1935, casi un 40%, y la eco­
nonúa en su conjunto, debido a la pobrísima industrialización,
no menos de un 15% y al terminar la guerra en 1939, el P.I.B.
español era probablemente inferior al 70%
del año 36 y al 60%
del logrado
en 1929. Se carecen de datos exactos, pero se pue­
de deducir por el consumo de acero, cemento, electricidad,
consumo de fertilizantes, producción agrícola y teniendo en
cuenta las tremendas destrucciones, sobre todo de infraestruc­
turas, como consecuencia de la guerra.
Es decir, con el ritmo de crecimiento actual, uno de los
más altos de Europa, de un 3 a 3,5% por año aproximada­
mente, y
que en el período considerado cualquier economista
hubiera
pensado a priori que era inalcanzable en esas condi­
ciones
de aislamiento, se hubieran tardado entre 17 y 20 años
en alcanzar el nivel de 1929 a partir de 1940, es decir 1957 a
1960. En lugar de ello, la fecha en que realmente se consiguió
este objetivo, increíblemente fue hacia 1950-1951.
Al margen de cualquier juicio de valor sobre la autarquía,
debe tenerse en cuenta que entre los años 39-53, lo que se
llama elección no fue tal, puesto que el aislamiento a que fue
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
sometida España en esos años fue semejante o peor al que
pueda tener Iraq, sólo que sin petróleo. Asi que era un calle­
jón sin salida
coa la única opción de emplear la autarquía bien
o
mal y desde luego es asombroso que con los medios dis­
ponibles se alcanzaran unos resultados semejantes. En todo
caso la crítica de este aspecto podría circunscribirse al período
1954-1958
en el que hubo un pequeño margen de maniobra
para iniciar una economía más integrada internacionalmente,
puesto que comenzó la apertura.
Es más, las inversiones en infraestructura tardan en madu­
rar entre 5 y 10 años y la clase empresarial para la
pequeña
y mediana empresa casi inexistente, se creó en esos años a
partir de artesanos que tuvieron que agudizar el ingenio para
fabricar maquinaria y
articulas de consumo que no se produ­
cían más que a muy
pequeña escala en Vascongadas y
Cataluña,
que por eso resultaron las regiones más beneficiadas
por el aislamiento y el proteccionismo a ultranza.
El tema del comunismo es tratado desde diferentes ángu­
los, y
en uno de los últimos 23 responde a la pregunta:
"¿Quién creó el eurocomunismo?"
Es un capítulo interesante, pues pone al descubierto una
de las maniobras
de intoxicación comunistas de más éxito, en
los años setenta, maquillando el rostro del comunismo para
darle una apariencia menos monolítica y subordinada a Moscú.
La obra además de amena, aun sin realizar ninguna apor­
tación destacada como decía al principio, no por eso deja de
dar algunos enfoques originales a sucesos históricos
que han
suscitado controversia y presentan interrogantes resueltos de
manera insatisfactoria.
ANTONIO DE MENDOZA
Fundaci\363n Speiro