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Número 413-414

Serie XLII

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Maurizio di Giovine: Il pensiero tradizionalista nell'opera di Francisco Elías de Tejada

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Maurizio di Giovine: IL PENSIERO
TRADIZIONALISTA NELL'OPERA
DI FRANCISCO ELÍAS DE TEJADA
(•)
Es para mí un honor que Francesco Maurizio di Giovine
haya querido que unas lineas mías encabecen su ensayo sobre
el gran polígrafo tradicionalista Francisco Elías de Tejada y
Spínola. Hidalgo extremeño, con progenie napolitana, amaba
apasionadamente todos los pueblos
de las Españas, unidos -en
su juicio acerado-en la común misión de la defensa del régi­
men de Cristiandad, frente a la sociedad pluralista laica, y sos­
tenidos por una realeza común.
Fruto de esa pasión fue su quehacer sostenido durante cua­
tro decenios, y sólo interrumpido por la muerte prematura
recién cumplidos los sesenta años,
en la indagación de la
esencia
de la tradición hispánica a partir de su tesis central de
que los pueblos no son naciones sino tradiciones. He escrito
largamente del asunto
en mi libro I.a .fioso¡-ia jurídica y políti­
ca de Francisco Elías de T!i!jada, y en estas concisas páginas
bien se detiene a su propósito Francesco Maurizio di Giovine.
Nadie como aquél afrontó la tarea de reconstruir la historia del
pensamiento político hispano,
de modo que, por ejemplo, con­
trayéndonos al radio en que estas páginas se estampan, su
Nápoles hispánico queda como un mosaico extraordinario y
aún insuperado de las ideas políticas en el Reino de Nápoles
durante el período hispánico. Francisco Elías
de Tejada fue, al
(*) Reproducimos aquí el prólogo, puesto por Miguel Ayuso, al primer
cuaderno
de los Encuentros T'radicionalistas de Civitella del Tronto, 2002.
Verbo, núm. 413-414 (2003), 325-368.
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mismo tiempo, un eximio filósofo del derecho y de la política
y
un combatiente del legitimismo carlista.
El querido Maurizio di Giovine, por su parte, de origen
napolitano,
en el sentido de natural del Reino, es un fino his­
toriador y un generoso combatiente. Comparte, pues, dos ras­
gos con don Francisco, al que los amigos llamaban Paco.
Sus estudios sobre la defensa
de la napolitanidad frente a la
Revolución liberal
lo acreditan como estudioso de la historia
política y militar. Y su trayectoria vital
lo sitúa como un tradi­
cionalista ejerciente
en permanente acto de servicio. Mis
recuerdos lo asocian a Civitella del Tronto, en la celebración
tradicionalista más significativa del calendario italiano,
como si
del Montejurra napolitano se tratara, colaborando estrechamen­
te
con el profesor Paolo Caucci von Saucken, amigo también
de Elías de Tejada y del firmante de estas líneas. También lo
recuerdo en cuanta buena obra se realiza en su Italia, y aun
en muchas fuera
de ella. Lo recuerdo finalmente siempre entu­
siasta del carlismo español, al que Civitella ha estado siempre
unido, y
en particular en la última edición, en que se glosó el
reciente Manifiesto
de S. A. R. Don Sixto Enrique de Barbón,
Regente
de la Comunión Tradicionalista, que ha querido sumar
también
al final de estas páginas. Y que aparece profunda­
mente ligado a otras muchas
de las iniciativas por él protago­
nizadas.
La bondad, generosidad, tesón e inteligencia de Maurizio di
Giovine son bien conocidas por doquier, aunque no hayan
sido reconocidas como
se debe. Para mí, que me he lucrado
ampliamente de su amistad y de sus saberes a lo largo de ya
muchos años, es una gran satisfacción poder unir mi oscuro
nombre -<¡ue si algo de luz tiene viene sólo de la fidelidad a
la Causa del Carlismo, que es la de la Iglesia, la de la
Cristiandad, la
de la Tradición- a la estela de virtudes del
amigo y del hermano.
MIGUEL AYUSO
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