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Número 105-106

Serie XI

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Socialismo católico o con rostro humano

SOCIALISMO CATOLICO O CON ROSTRO HUMANO
. POR
JUAN V ALLET DE GoYTISOLO.
Al repasa, hoy, por una parte, la doctrina social de la Iglesia y,
por otra, al contCmplar la actitud de amplios sectores del catolicismo,
incluso de organizaciones oficiales, sacerdotes, religiosos y obispos que
se
Eroclaman so~ialistas, los

católicos no podemos evitar un 'instintivo
sentimiento de vacilación, de asombro, de confu~ión. En med~o de )a
actual algarabía

resuenan en nuestro cerebro las palabras de Pío XI
(en
Quadrágesimo" anno, 48)_: «Socialisfno ~e!igioso Jocialisino cris­
tiano, son términos" contradictorios; nadie puede ser al mismo tiempo
buen· católico y socialista vefdadero.»· · ·
El objeto de este coloquio es trata, de aduar esos hechos que
parecen Contradictorios.
·Pára ello con~ierie · que enf~quemos suce­
sivamente:
1.2, lo que ha dicho · el magistério pontificio y, al respecto, Se
ha venido considerando como dÜctrina social Católica; ·
2.Q,
lo
que
prelendef.l los grupoS ffiis ffiodeÍ:-adOs · de qi:iíeO:es
conscientemente se· califícan católicos y socialistas, .
y 3.2, lo que puede deducirse de fa distinción entre ideolo­
gías y mOvimientos históricos conci--etos sociaiistas, insinuada por
Juan XXIII en la Pacen, in terrú y ratificada por Paulo VI en la
'Ottogesima ádveniens, y de Íos cotldiciónamientÓs puestos, en esta
última, a la colaboración con esos movimientos.
l. La enseñanza tradicional del magisterio ordinario de la
Iglesia
acer?a del

socialismo.
Pío IX, en Qui pluribus,-5, se refirió el 9 noviembre 1846
a «esaJ perversas doctririas especia/menté -filo.r6ficas, que engañan y
corrompen sobre todo a la incauta juventud, a la que en er c!tliz de

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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
Babilonia se sirve hiel. Entre éstos, esa abominable y 10bre todo an­
tirracional doctrina llamada del comunismo, que, de admitirla, acaba­
rá por destrtlir desde sus cimientos las cosas y las propiedades de
todo, y hasta la mí,ma ,ociedad humana ... ».
· El 20 abril 1849, en· Qt1ib111 quantisque, ál recapitular sobre los
hechos que precedieron a la
prodarnacióu de
la República roma­
na, el mismo Papa recuerda: < en nuestra presencia algunos individuos que, ilusos y engañados
lastimosamente por los maestro.s· d.el fraude, .na dudaban en hacerles
el juego ... », y prosigue lineas después, «que /aj demandas de nuevas
instituciones y el por los tales individuos tan decantado progreso,
tienden
únicamente a fomentar la constan.te agitación, a destruir ra­
dicalmente en todas partes los principios de justicia, de verdad, de
honestidad
y de religión, y a que se introduzca, propague y domine
ampliamente y con el máximo daño de toda la -sociedad humana1
eso que llaman socialismo; o también comunismo, sistema hv­
rrendo y catastrófico y más que ningún otro opu...io a la razón na­
tural y al derecho»
(n. 6).
En Nápoles el 8 diciembre 1949, es decir, antes de su regreso
a Roma, en Nostis et Nobiscum, insistía: «Y en lo que a esta depra­
vada doctrina y sistema se refiere, es sabido ya por todos vosotros
que su principal punto de mira está. en introducir, .ahusando de los
términos
libertad e igu.Jdad, en el pueblo esas pernicio,as inven­
ciones 4el comunismo y del socialismo. Ahora bien consta que los
maestros tanto del comunismo cuanto_ del socialismo tienden, aunque
proce4iendo

por -métodos
distinto11 a un prop6sito común de man­
tener
a los

obreros
y .demás gentes de condición modesta en constante
agitación, engañados con
fctlacias ilusionados con

la promesa de
una
vida mejor y empujándoles poco a poco cada vez d mayores desma­
nes, a fin de poder
servirse de
su ayuda
para atacar todo

régimen
de
autoridad superior, para saquear, destruir e invadir las propieda­
des,

primero de la lglesia,
y luego las de cualquiera otro ... » (n. 17).
Y, dirigiéndose a los fieles que «se dejan engañar por los promotores
de
las sobredichas actuales

maquinaciones
y quieren confabularse
con e/1-os en los perversos .ristemas del socialismo y del comunismo .. »,
les advierte que, «además, de esta unión no conseguirán nada de uti-
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SOCIALISMO CATOLICO O CON ROSTRO HUMANO
/idad temporal para e/ p11eblo, sino más bien. sobrevepdrán mayores
miserias y calamidades. Porque no les. es dado a los

hombres establecer
sociedades y uniones· nuevas contrarias a fa con4ición natural de las
cosas humanas ... » ( n. 24).
y en el Syllabus, V SoclÁLISMO, COMUNISMO, SOCIEDADES SE­
CRETASt SOCIEDADES BÍBUCAS, SOCIEDADES CLÉRICO-LIBERALES, decla­
ró: < ces con fórmulas concebidas en los términos más graves, en la en­
cfclica Qui. pluribus, .de 9 de noviembre de 1846; en la alocución
Quibus quantique, de. 20 de abril de 1849; en la encíclica Nostis et
Nobiscum,
de 8 de diciembre de 1849; en la alocuci6n Singulari
Quadam,
de 9 de diciembre de 1854; en la encíclica Quanto confi­
ciamur moerore, de 10 de agosto de 1863.»
León XIII el 28 diciembre 1878, insistió en Quod apostolici mu­
neris, 1, donde, refiriéndose a. esos hombres sectarios que con diversos
y casi bárbaros nombres se denominan socialistas, comunistas y nihi­
listas», dice que ya «confiados y a cara descubierta salen a la luz
pública y se empeñan

por ejecutar el plan,
hace tiempo
concebido,
de
derribar los

fundamentos de la
sociedad civil.
Son
éstos, sin
duda,
lo.r que, .según el testimonio de la Sagrada Escritura, MANCHAN SU
CARNE, MENOSPRECIAN

LA AUTORIDAD
y BLASFEMAN DE LAS DIGNI­
DADES».
Especialmellte en su n.Q 10 ;explicó: «La sabiduria cat6lica, apo­
yada en los preceptos de la ley divina y de la ley natural, provee
también con singular prudencia a la tranquilidttt:l·pública y dpméstica
con

los principios
que mantiene y enseña respecto al derecho de
propiedad y a la distribuci6n de los bienes adquiridos para las ne­
cesidades y la utilidad de la vida. Porque los socialistas presentan el
derecho de propiedad como ptlt"a invención humana, contraria a la
igualdad natural de los hombres. Proclaman, además, la comunidad
de

bienes y declaran
que no puede tolerarse con

paciencia la pobre­
za,
y que es lícito violar impunemente el derecho de propiedad de
los ricos. La Iglesia en cambio, reconoce1 con mayor sabidurh~ y
utilidad,
la
desigua".dad entre

los hombres, distintos por
las fuerzas
natural,es del cuerpo y del espiritu, desigualáad existente también en
·519
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
la posesión de los bienes. Manda, además, que el derecho de pro­
piedad nacido de la misma naturaleza .rea mantenido intacto e in­
violado en manos de quien lo posee. Sabe la Iglesia que e/-robo y
el hurto han sido condenados por Dios, autor y custodio de todo
dererho, de

tal
fo'rma que
no es
lícít.o ni
siquiera desear los bienes
ajenos,
y que los ladrones, como los adúlteros y los idólatras, están
excluidos
del reino de los cielos.
La Iglesia, .rin embargo, no des­
cuida

la defensa de los pobres. Como piadosa madre, no deja de
proveer a
las nece'sidades de

éstoJ. Por el
.contrarió~ abrazándolos
en
su seno con ma:erno afecto j teniendo en cuenta que representan la
p"ersona de Cristo, el cual recibe como hechos

a Sí mismo los bienes
concedidos
al más pequeño de los pobres, los honra grandemente y
los alivia de todos los modos posibles. Se preocupa sol/citamente por
levantar en todas partes casas y hospicios, en que son recogidos, ali­
mentados y cuidados, y cuidd -de colocar estoS establecimientos bajo
su protección. Además, impone

a los ricos el estricto
deber de
dar lo
superfluo a los pobres y les
recuerda que deben temer el

juicio divino,
que los condenará a los suplicios e:ernos si no alivian
las necesidades
de

los indígentes. Por
último} eleva y consuela el espíritu de los
pobres, proponiéndoles el ejemplo de Jesucristo,
QUIEN, SIBNDO ruco,
SE HIZO POBRE PóR AMOR NUESTRO, y recordándoles las pal,abras con
las
que el Señor les declaró bienaventurados,
prometiéndoles la eterna
felicidad. ¿Quién no ve en esta doctrina el medio mejor
para arreglar
el
antiguo conflicto

entre pobrei
y ricos? La experiencia de la historia
y de la vida diaria demuestra que,· si ·se desconoce o posterga esta
·doctrina, se llegá forzosamente

a uno de estos dos
'extremos: o
la
mayor parte del
género humano queda reducida a la

vil condición de
siervo, como sucedió
antigUamente entre l4! naciones· paganas, o

la
sociedad humana se ve sacudida
coft continuas

revoluciones
y de­
vorada por el robo y la rapiña, como hemos podido
crnnprobarlo
desgraciadamente

en estos últimos
tie"mpoS.»
El 29 de junio de 1881, en la Diturnum Illud, n. 25, señaló
que de la Reforma protestante
«nacieron, en el siglo pasado, la falsa
filosofía y
aqud derecho que llaman nuevo, la soberanía popular y
aquella desenfrenada licenciá, qite muchísimos piensan ser la única
libertad. De ahí ya se ha pasado a las plagas más cercanas que se
520
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SOCIALISMO CATOUCO O CON ROSTRO HUMANO
llaman comunismo, socialismo, nihilismo, horrendos males y casi muer­
te de la sociedad civil ... »
Llegamos el 15 de mayo de 1881, a la publicación de la Rerum
novarum,
que dedica su II parte a la exposición y crítica de la doc­
trina socialista. Partió León XIII de la injusta situación de los obreros1
para exponer la solución socialista:
[2] «Para solucionar este mal, los socialistas, atizando el odio de
los indigentes contra los
ricos, tratan

de acabar con la propiedad
pri·
vada
de

los
bienes, estimando mejor

que, en
su lugar,
todos
los
bienes

sean comunes
y administrados por las personas que rigen el
municipio o gobiernan la nación. Creen
que con
este traslado de los
bienes de los
particulares a

la
comunidad, diJtribuyendo por igual
las riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar
el mal presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la
contienda, que incluso llega a
perjudicar a
las propias clases obreras,·
y es, adefl!,ás1 sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los le­
gítimos poseedores, altera la misión de la república
y agita funda­
mentalmente a
las naciones.»
Seguidamente desarrolla la crítica _del socialismo:
a)
Desde el punto de vista obrero1 que analiza en el ?· 3 para
concluir que
«los SOCIALISTAS empeoran la situación de los obreros
todos, en cuanto tratan de transferir los bienes de los
particulares a
la

comunidad,
puesto que, privándolos de

la
li.bertad de
colocar
sus
beneficios,

con ello mismo los
despo¡an de
la esperanza
y de la fa­
cultad de aumentar los bienes
familiares y de procurarse utilidades».
b) Desde el punto de vista humano en general, basándose en la
distinción de los hombres y los animales [ n. 4] por razón de la
facultad del hombre no sólo en cuanto «al uso de los bienes, cosa co­
mún en todos los animales,
sino también el

poseerlos con derecho
estable
y permanente, y tanto los bienes q~e se consumen con el uso
cuanto los

que, pese
al uso que se hace de ellos, perduran». Lo cual
se justifica también por la naturaleza intelectual del hombre [ n. 5 J ;
por ser .el trabajo título de propiedad [7]; por la n•turaleza, por
la práctica de ·siglos
y por las leyes divinas: «No desearás la mujer
521
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JUAN VALLET DE GOYTISOW
de tu prójimo,-ni la casa, nl-et campo ni ta·esclava, ni el buey, -ni
el asno, ni nada de lo que es suyo (Dt. 5, 21) '[SJ.>>
En el n.2 6 recoge una objeción muy repetida:
« ... se dice que Dios. dio la tier,r.a en co.1rtún a/. género humano no
porque quisiera .que su posesión juera indipisa para todos, sino por­
que no asign6 a nadie la parte que habría de poseer, dejando la
delimitación de
las posesiones privadas a la indu,tria de

los individuos
y a
las instituciones

de los pueblos.-Por lo
demás, a
pesar de
que
se
halle

repartida entre los
particulares, no deja_ por
ello de servir a
la común utilidad de todos, ya
que no

hay mortal alguno
que no se
alimente con lo que los campos producen. Lo1 que carecen de pro­
piedad lo suplen con el trabajo; de modo que cabe afirmar con ver­
dad que el medio universal .de procurarse la comida y el ves_tido está
en el trabajo, el
cual1 rendido eri el fundo propio o en un oficio
mecánico1 recibe, finalmente, como m_e_rced no otra cosa que los múl­
tiples frutos de la tierra o algo que se cambia por ellos».
e) Desde el punto de vista de la familia, que examin~ en los
nn. 9 y 10, para concluii: «que cuando _los SOCIALISTAS, pretiriendo
en absoluto la providencia de los padres, hacen intervenir a los pode­
res públicos, obran
CONTRA LA JUSTICIA NATURAL y destruyen la orga­
nización
familiar>>.
d) Desde el punto de vista de la colectividad resuitaría [n. 11}
que
«quitando el estimulo al ingenio y a la habilidad de los indivi­
duos! necesariamente vend'fían. a · secarse ta! mismas fuentes de · las
riquezas! y ~sa igualdad con que sueñan no sería áet"tamente otra
cosa
que una general
situacióiz, }or igual

miserable
y abyectai d'e
todos los hombres ... »: ·
«De iodo io cual --concluye-se siÍ{ue" cláramente que debe
rechazatsC de

plano esa
fantasía del SOCIALISMO' de déducir a común
la propiedad privada, pues que daña a esos mismos ·a quienes pre­
tende socorrer, repugna a los derechos natura/et de los 'individuos y
perturba las funciones del Estado y la tranquilidad social ... » ·
Después, en·· sti. 'discurso a: fos obreros de ·Francia' < coeur» el 8 de mayo de 1898, 'les" repetía qúe si la democracia «re
abandona a la revoluéión y al rOcialisino; ·si, ·engañatla' por locas ilusio~
522
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SOCIAUSMO CATOUCO:O CON; ROSTRO Hl./MANO
nes, sé entrega a reivindicaciones destructoras de las leyes fundamen·
tales

sobre
las que reposa

todo el orden
civil, el
efecto inmediato
será para

la
clase obrera misma la servidumbre} la· miseria, la

ruina».
Y en Graves de- comffl.uni, el 18 ·de -enero de 1901, -~udía a· «lá
amenaza temible de ·pavorO,Fas conmociones social-es,. provocadas -¡,rin­
cipalmente pór el incrementd que está adquiriendo el ·socialismo ... ».
Sin duda San Pío X en carta sobre Le Sillon, «Notre· cherge
apostholique»
de 25 agosto 1910, no se ·refiere directamente al so­
cialismo, pues·
1os sillonis-tas

subrayaban que su
democracia igualitaria
era

distinta del
socialismo y estaba constituida por un sistema de coope­
rativas multiplicadas que salvaguardaría la democracia económica en una sociedad sin clases. Pero, aparte de su
condena del

mito de la
sociedad sin clase, en ella hay un párrafo [ en el n. 44] en
el cual,
instando a los sacerdotes para que
«no se de¡en seducir en él dédalo
de
opiniones contemporáneas ...
», dice algo que encaja perfectamehte
en nuestro tema:
«Que estén convencidos de que la cuestión social
y
la ciencia socia/, no son de· ayer; qrte en todos los- tiempos la Iglesia
y el· Estado, felizmente concertados, han creado con ese fin· organi­
zaciones
fecundas; que la Iglesia! que nuncd ha

traicionado
la dicha
del

pueblo con
alianzas comprometeáoras1 no tienf que separarse de
lo. pasado1 y que le beµta volver a tomar con el concurso -de los ver­
daderos· obreros

de
la restaurución social, los

organismos
rotos por
la
revolución
y adaptarlo:s, con el mismo erp!ritu cris#ano que los ha
inspirado, -al nue.vo _medio creado por la evolución material de J-a so­
ciedad
contemporánea, porque
lo, verdaderos amigos· del

pueblo no
son
revolucionarios ni innovadores, Jino tradicionalistas».
Pío XI trató ampliamente el tema en Quadrag-eSimo anno, corune­
morando ese_ aniversario
de-la. Rer11,m. novarum,· el 15 mayo 1931.
Al ocuparse en
la. parte II

de los cambios. ocurridos desde León XIII,
trata,
et;J. segundo lugar, de. las_ -:transformaciones del socialismo, dis­
tinguiendo el
bloque violento,
o «comunista»
y· el bloque moderado
o_ «socialista»,

al
_cual,' en. el n. 113,-.describe -así: (
«[114]. .La !uch~ de das~,, efectivamente, siempre que se abstenc
ga
de .enemistades_ .. y._de odio mutuo, -in.rensiblemente se convierte en
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
rma honesta discusión, fundada en .et amor a la-justicia,. que, si no es
aquella dichosa paz socidl que todos

anhelamos, puede y debe ser el
principio por donde se llegue a la
mutua cooperación

«profesional».
La misma guerra contra

la
propiedad privada, cada vez más suavizada,
se

restringe hasta el
punto de que, por fin, algunas veces ya no se
ataca la posesión en sí de los .medios de producción, sino
cierto im­
perio
socidl que

contra todo derecho se ha tomado
y arrogado la
propiedad. Ese imperio realmente no es propio de los dueños, sino del poder público. Por este medio puede llegarse insensiblemente a
que estos
postulados del socialismo moderado no se distingan ya de
los anhelos
y postulados de aquellos que, fundados en los principios
cristianos, tratan de
reformar la human.a sociedad.
Con razón, en
efecto, se pretende
que se

reserven
a la
potestad pública
ciertos gé­
neros

de bienes
que comportan
consigo una
tal preponderancia, que
no

pueden dejarse en manos de particulares sin peligro para el
Es­
tado.»
«[115} Unos justos postulados y apetencias de esta índole ya nada
tienen contrario a la verdad cristiana ni mucho menos son propios
del socialismo. Por lo cual, quienes persiguen '.rólo esto no tienen
por
qué afiliarse a

este sistema.»
«(116} No vaya, sin embargo, a creer cualquiera que las sectas
o facciones
. socialistas que no
son comunistas
.re contenten
de hecho
o de palabra solamente con
e.rto. Por

lo general, no
renuncian ni
a
la lucha de clases ni a la abolición de la propiedad, sino
que s6lo

las
suavizan
un tanto.

Ahora
bien, si
los
fdlsos principios
pueden de
.
este

modo mitigarse
y de dlguna manera desdibujarse, surge o más
bien se plantea indebidamente por algunos la cuestión de si no cabria
también· en
dlgún aspecto

mitigar y amoldar los
principfos de
la
verdad
cristiana, de

modo
que se
acercaran algo
al socialismo y
encontraran con él como un camino intermedio. Hay quienes se
ilusionan
con la estéril esperanza de
que por

este medio los socialis­
tas
vendrían a

nosotros. ¡V
a,ra esperanza,! Los que quieran .rer após­
toles

entre los
iocialistas es necesario que profesen

abierta
y sincera­
mente la verdad cristiana plena e íntegra, no
éstén en

connivencia
bajo ningún aspecto con los
errores. Si

de
verdad quieren ser pre­
goneros

del
Evangelio1 esfuércense ánte todo en mostrar a los socia-
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SOCIALISMO CATOLICO O CON ROSTRO HUMANO
listas que sus postulados, en la medida en que sean justos, pueden
ser defendidos

con mucho más vigor en virtud de los principios de
la fe
y promovidos mucho más eficazmente en virtud de la caridad
cristiana.»
«[117) Pero ¿qué decir si, en lo tocante a la lucha de clases y a
la propie(iad privada, el socialismo se suaviza y .se enmienda hasta el
punto de que, en cuanto a eso, ya nada haya de reprensible en él?
¿Acaso abdicó ya por eso de
su naturaleza, contraria a
la religión
cristiana? Es ésta una cuestión .que tiene
perplejos los ánimos de
muchos. Y son muchos los católicos que, sabiendo
petjectarnente que
los

principios cristianos
jamás pueden abandonarse

ni suprimirse,
parecen volver los ojos a esta Santa Sede
y pedir con

insistencia
que
resolvamos

si
un tal

socialismo se ha limpiado de
fal.sas doctrinas lo
1uficientemente de · modo que pueda ser admitido y en cierta manera
bautizado sin quebranto de ningún principio cristiano. Para satisfacer
con
naestra paternal solicitud a

estos
deseos! declaramos lo siguiente.;
considérese

como
doctrina1 como hecho hist6rico o como < social,

el
socialismo, si sigue siendo
verdadero
socialiJmo1 tt/Jn después
de
haber cedido a la verdad y a la
justicia en

los puntos indicados, es
incompatible con los dogmas de la Iglesia católica, puesto que
con­
cibe

la
Jociedad de una manera

sumamente opuesta a la verdad
cris­
tiana.»
A continuación, la Quadragesimo anno plantea el tema socialismo
y catolicismo, que contrapone en los§,§ 118 y 119.
«[118) El hombre, en efecto, dotado de naturaleza social según
la doctrina
criJtiana, eJ colocado

en. la tierra para
que, viviendo
en
sociedad
y. bajo una autoridad ordenada por Dios, cultive y desarrolle
plenamente todas sus facultades para alabanza y gloria del Creador
y, desempeñando fielmente los deberes de su profesión o de cual­
quier
vocación que .sea
la
suya, logre
para sí juntamente
la felicidad
temporal, y. la

eterna. El
socialismo, ·en
cambio, ignorante
y de.spreocu­
pado en absoluto de este sublime fin tanto del hombre como de la
.sociedad, pretende
que la

sociedad
humana ha

.sido instituida
exclu­
.sivamente

para el bien
te"eno.»
«[119]
Del

hecho de
que la

ordenada
división del
trabajo es
mucho má.s eficaz

en orden a. la producción de
lo.s biene.s que el es-
525
Fundaci\363n Speiro

JUAN VALLET DE GOYTISOLO
fuérzo aislado. de los particulctres deducen, en éfecto, lru socialistas
tjue Ja· activi(lad eioriómita, en la· cual consideran nada ·m'ás i-¡tie /oJ
Objeios mate~iales,
tiene que proceder ,rocialmente por neceifdad.' En
lo que atañe a la producción de los bienes, estiman ellor que los
hombres están obligados a entregarse y so'meterse por en(ero a_ esta
necesidad. Más aún, tan grande

es la importancia
que para ellos
tiene
poseer la

abundancia mayor posible de bienes para servir
a las
.ratisfacciones de
esta vi.da, que, ante lai exigencias

de
la' más eficaz
producción

de bienes, han de preterirse y
aun inmolar
los
más eleva­
dos bienes del hombre, sin excluir ni siquiera la libertad. ~ostienen
que este perjuicio de la dignidad humana, necesario en el proceso de
producción
<<.socializádo», se
compensará fácilmente por la abundan­
cia de

bienes socialmente producidos, los· cuales se derramarán pro­
fusamente entre los individuos
1 pára que cada cu"al' pueda hacer uso
libremente

y a
su beneplácito

de ellos
para atender
a
las neéesidades
y

al bienestar de la vida. Pero la
sociedad que se

imagina el socialis­
mo -ni puede existir ni puede concebirse sin el empleo de una
e'norme
violencia,

de
un lado, y por el otro supone una no menos falsa liber­
tad, al no existir en ella una verdadera t.tut'oridad socfal, ya que ésia
no

puede
fundarse en
bienes
temporales y materiales1 sino que pro­
viene" exclusivamente

de
Dios, Creador y fin último de todas las cosas.»
Para concluir en el § 120 :
«(120} Aun cuando el socialismo, como todos los errores, tiene
en
sí algo de
verdadero (cosa que jamás han negado los Sumos Pon­
tífices),

se funda sobre
una doctrina
de la
sociedad humana propia
Iuya,· opuesta al vMdadero cristianismo. Socialismo religioso, socialis­
mo cristiano, implican término! -cohtradiciOriost nadie puede· ser a la
ve"z-buen católico y verdadero socialista.»
Recordemos que fue Pío XI quien, el 14 y el 19 de marzo de
1937, toridenó, respectivamente, con sólo· cincó días-de diferencia, al
nacional-socialfrmo del III Reich,. en la Mit Brennender Sorge y ol
comunis'mo bolcheVique, en la Divini Rede.mptoris.
Plo XII reafirmó, continuó y reiteró la doctrina social católica
que sus predecésores ·habían 'ido trizandó, De··sus ·uumerosíSimos
526
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO CATOUCO O CON ROSTRO HUMANO
textos, repletos de sabiduría, recogeremos tan sólo algunos especial­
mente ·relacionados, Con el.· pensamiento :.aoc:iáli~t-a; ·pero --que. tambiéµ
pueden aplicarse a la tecnocraria (respecto de la cual son 'de especial
interés
sus Mensajes radiofónicos de Navidad de 1952
<>
y de 1953 «II popo/o»).
En su discurso Avec une égale -.rolititude, de 7 mayo 1949, diri­
gido a los delegados de la Unión Internacional de
las Asociaciones
Patronales Católicas, podemos leer:
[6] « ... La misión del derecho público es, en efecto, servir al
derecho privado, pero no absorberlo, _La economía -por lo demás,
como las restant_es Yftmas de la actividad humana- no es por su
naturaleza una institución-

del Estado; por el
contrario1 es. el .pro­
ducto viviente de la libre iniciativa de los individuos y de sus agru­
paciones libremente constituidas.»
[7} «Tampoco se estaría en lo cierto si se quisiera afirmar que
toda

empres.a
partic11_lar es

por su naturaleza una sociedad,
_de suerte
que

las relaciones en/re los participantes estén determinadas en
ell.a
por

las normas de la justicia distributiva, de manera
que todos in­
distintamente -propietarios o no _de los medios de producciqn~
tuvieran

derecho a
s~ p~rte ;n la proftiedad O¡ por Jo menos, en los
beneficios

de la empresa.»
.
[8] < presa

entra, por
su naturaleza;· en

Ja esfera del derecho
públícO, Hi­
pótesis

inexacta.
·Tanto si
la
empresa está
constituida bajo la forma
de fundación
º· de asociación de todos los obreros como copropieta­
rios, como

si es propiedad
P,i'vdda de
un individuo· que
fi;~ ton
todos sus obreros un conú·'úto · ·de trabajo,

en
un caso y en ot,;, entra
en
el orden jurídico privado de la
'Vida eConómica>> -·
En su mensaje radiofón'ito <.le 14 de septiembre de 1952 · a los
Católicos austríacos
(al Katolkeniag), · declaró rotundamente:
< at abismO en que
tiende ·a ª"ojárle la ·soCialización de todds las cosas;
socialización al. término de la cual la terrible imagen dél Leviatán
llegará a ser una horrible realidad. Con todas sus energías .librará la
Iglesia esta batalla, en la
que están
en
juego,,valorei supreflt.oi:-digni­
dad
del hombre y salvación eterna de las almas.»
~27
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
El 24 diciembre 1952, en su Mensaje radiofónico de Navidad,
«Levate capitd>>, mostraba su preocupación por la despersonalización
del hombre moderno.
(17] « ... Tenemos que contestar que el c.arácter impersonal de
un mundo así contrasta con la tendencia del todo personal de las
in,tituciones qu.e el Creador ha dado a la humana sociedad. En efec­
to el matrimonio
y la familia, el Estado, la propiedad privada, lien­
den por su naturaleza a formar y a desarrollar al hombre como
persona, a protegerlo y a capacitarlo para contribuir, con su voluntaria
colaboración
y personal responsabilidad, al so.rtenimiento y desarrollo,
igualmente
persona/1 de la vida social. La sabiduría creadora de -Dios
queda, pues, fuera de ese sistema de unidad impersonal, que a!enta
contra la persona humana,
origen y fin de la vida social, imagen de
Dios en lo más íntimo de su ser.»
[18} «Desdichadamente no se trata en la actualidad de hipótesis
y previsiones, sino que ya exis:e esta tri.rte realidad: allí donde el
demonio de la organización invade
y tiraniza al espíritu humano, se·
manifiest~n rápidamente

los síntomas de la
fa/.sa y anormal orien­
tación del desarrollo social. En no pocos países, el Estado moderno
va convirtiéndose en
una gigantesca máquina administrativa:

toda la
escala de los sectores
político, económico,

social, intelectual, hasta el
nacimiento
y la muerte, quiere convertirlos en materia de su admi­
nistración.
Nada de maravillar, por tanto, si en este ambiente de
impersonalidad, que tiende

a penetrar
y envolver toda la vida, el sen­
tido

del bien común se
entumece en

las
conciencias de
los individuos
y el Estado pierde cada vez más el primordial carácter de una co­
munidad moral de los ciudadanos.»
[19} «De esie modo se revela el origen y el punto de partida de
la
co"iente que arrastra a un estado

de angustia
al mundo moderno:
su «despersonalización».

Se le ha.quitado en gran
parte su
fisonomía
y su nombre,' en muchas de las más importantes actividades de la
vida ha

sido reducido
a puro objeto

de la sociedad, puesto
que ésta,
a.
su vez, es

transformada en
un sistema
impersonal, en
una fría
organización de fuerzas.»
(Preocupación reiterada en nombre de Juan XXIII en la Carta
5i8
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO CATOUCO O CON ROSTRO HUMANO
de su Secretario de Estado a la XL VII Semana Social de Francia,
Grenoble, 1960.) Juan XXIII el 14 de mayo de 1961, en su encíclica
Mater et
Magistra,
conmemoró el setenta aniversario de la Rerum novarum;
en ella, en su ñ. 3, se recoge de ésta la inadmisión de que los cató~
licos militen en las filas del socialismo moderado. Además, al res­
ponder a la duda de si había dejado de ser válido o perdido vigencia
el principio de
Orden económico y social, constantemente enseñado
y propugnado por sus predecesores,
«que establece el derecho natural
de la propiedad privada de
los bienes incluso de
producción»,
res­
pondió que esa duda «no tiene razón de ser» y volvió a insistir en
uno de los fundarnetales argumentos por los cuales había sido recha­
zado repetidamente el socialismo :
(109}
<<... El derecho de propiedad privada de los bienes, aun
de

los de producción, tiene valor permanente,
precisamente porque
es derecho

natural fundado
sobre la prioridad

ontológica
y de fina­
lidad de los
seres humanos

particulares, respecto de la sociedad, Por
otra parte, en vano se insistiría en la
libre iniciativa

privada en el
campo económico
1 _ si a dicha iniciativa no le fil.ese
permitido disponer
libremente
de los medios indispensables para su afirmación.
Ade~ás,
la

historia
y la experiencia atestiguan quei en los regímenes políticos
que no

reconocen el derecho de propiedad privada_ de los bienes, -in­
cluso de producción
1 son oprimidas y sofocadas la.r expresiones fun­
damentales, de

la libertad; por eso es legítimo deducir que éstas en­
cuentran garantía
y :estímulo en aquel derecho.»
[110} «En esto halla su explicación el hecho de que ciertos mo­
vimientos político-sociales

que se proponen
conciliar y hacer convi­
vir la justicia con

la
libertad, y que (Jfa,z hasta ayer netamente ne­
gativos
respecto al

derecho de propiedad
privada de los bienes ins­
trumentáles,
·hoy, más plenamente informados sobre ]a realidad so­
cial, rectifican su propia posición y asumen, respecto a aquel derecho,
una actitud substancialmente positiva.»
Y especialmente :
(51} «Ante todo debe afirmarse que él mundo económico es
529
"
Fundaci\363n Speiro

JU AR. VALLBT DE Gl!JYTlSOLO
creación de la-iniciativa _perJ:onal de cada. UftO_ .d,;: los ciudad4nos1 ya
en .ru actividad individual, ya en el seno de las diversas asociaciones
para el logro de interese.s comunes.»
II. Pósición de quienes hoy pretenden que pueden ser a la vez
católicos y socialista,. ·
Ciertamente

sería casi imposible exponer exhaustivamente todas
las posiciones sociales de 108 cat~licos que se proclaman socialistas.
Por esto nos parece más adecuado al objeto de nuestro coloquio to­
mar como ~uta una posición con amplísima audiencia y, a la vez,
no extrema, como es la qne GEORGES MONTARON, director desde 1948
dé la

revista
Témoignage Chrétien, expone a lo largo de su contro­
versia con MAR.e.EL CLÉMENT, en el libro «Le socia/,isme»' de la serie
«Verse et Controverse», editada en París, 1969, _por Beauchesme et
ses fils.
Digamos ante todo la definición del socialismo escogida por
Montaron. Es la
dada por .André Philip: «El socialismo es la acción
de los trabajadores para establecer, por medio de sus organizaciones,
una dirección colectiva de la vida económica y una socialización de
las empresas
monopolísticas, a fitl de

alcanzar el progreso técnico,
garantizar
un justo reparto

de los frutos
y hacer participar a los tra­
bajadores en las responsabilidades y decisiones esenciales de la vida
económica
y social.>>
Marcel Clément le observó que esa definición corresponde exac­
tamente a aquella que, en 1931, dio Pío XI del socialismo
y en la
cual fundó su crítica :
«l.º, es una concepción del hombre que concede una importan­
cia unHateral a la vida material, a la Vida ·económica-; 2·.Q, es coleéti­
vista,

es decir, considera injusta
.toda responsabilidad

personal e in­
falible
toda dirección

anónima
y colectiva de los trabajadores. En
fin, según esta definición, resulta .claro que la vida económica es la
finalidad de la vida social.»
Montaron replicó que la finalidad del socialismo «es
el bienestar
de

los hombres, es decir, el desarrollo de las personas humanas que
530
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO CATOUCO O CON ROSTRO HUMANO
constituyen la sociedad», y que él consideraba que dicbo desarrollo
«es lo que
peonite a cad cumplir su
finalidad, ser
plena­
mente él mismo». Su contradictor
hizo notar que

«se supone
[por
los socialistas} que ese bienestar llegs,. por sí solo cuando las nece-
sidades materiales están satisfechas ...
» ·
Pero tratemos de v.er cómo , Montaron entiep.de concretamente el
socialismo por él propugnado :
a) Socialismo _y cristianismo --dice--no están situados en el
mismo plano: «El socialismo es una doctrina política que, bajo
ciertos aspectos tiende a llegar a ser un humanismo, aunque sea más
bien una protesta del hombre contra el mundo inhumano» ... «Yo sé
--dice--que los hombres no son perfectos, pero sé también que
todos son llamados a la santidad y m
ca olviclo que no basta trans­
formar las estructuras de la
kciedad, pero que

conviene igualmente
cambiar los corazones» (pág. 51
y sigs. f
Observemos que : .
- por una párte, la posición dé Mcintaron es en cite aspecto
Dloderada, en cuanto contrasta eón quienes encarnan el" crisdanismo
en el socialismo;
-por otra, la total separación de planos que propugna está en
desacuerdo con lo enseñado por
Plo XII en el discurso La solemnita
de 1 junio 1941, al conmemorar el cincuentenario de la Rerum no­
varum, en el que afirmó (5} que es «competencia de la Iglesia, allí
donde el orden· social se aproxima y llega a tocar· el campo moral,
juzgar si las

bases de
un orden wcial exi.rtente están de· acuerdo con
el orden inmutable que Dios Criador y Redentór ha promulgado por
medio

del
derecho natural y de la ~evelací6n; doble manifestaci6n
a que se refiere León XIII en su -enciclica. Y con razón; porque 101
dictámenes del derecho natural y las verdades de la revelación nacen,
por

diversa . vía, como dos arroyos de
agua no

contrarios,
.sino con­
cordes, de la misma fuente divina; y .porque la Iglesia, guardiana del
orden sobrenatural cristiano; al que convergen naturaleza· y gracia1
tiene que formar las conciencias, aun las de aquellos que están lla­
mados a
buscar soluciones
para
lrs problemas y deberes impuestos
por la vida social. De la forma dada a /9 sociedad, conforme o no
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALI.ET DE GOYTISOLO
a ltll leyes divina.r, depende 'y se insinúa también el bien o el mal en
las
al-mas, es· decir, el que los hombres, llamados

todos a ser vivifi­
cados por

la
gracia de fesucristo1 en los trances del curso de la vida
terrena
respiren el sano y vital aliento de la verdad y de la virtud
moral o el bacilo morboso
y muchas veces mortal del error y de la
depravación. Ante tales consideraciones
y previsiones, ¿cómo podría
ser
lícito a la Iglesia, Madre tan amorosa
y solícita del bien de sus
hijos, permanecer indiferente espectadora de sus peligros, callar o fin­
gir_
que nO ve

condiciones
.raciales lfue, a

sabiendas o no, hacen di­
fícil o prácticamente imposible una conducta de vida cristiana, guiada
por los preceptos del Sumo Legislador?»
b) Como el sistema capitalista se cen.(ra en el dinero r el pro­
vecho, deduce
. que

«es necesario -invertir el orden de los valores
y
destruir las estructuras del mundo capitalista para edificar un orden
nuevo. Eso
es. el socialismo» (pág. 53).
Marce! Clément le hizo notar: «os apoyáis ante todo en la idea
de que existe una estructura que ha de ser destruida, en lugar de ver
que ante todo hay una civilización
y unos hombres a lo~ que es pre~
ciso

perfeccionar» (pág. 58).
Observamos que Montaron, en lugar de propugnar la corrección
de ese «pensar en
dim:ro y provecho», pide la destrucción · de las
estructuras.
Los dialogantes concretan sus posiciones
· entrecruzando

estas
frases:
«Montaron
....:.... Hay

una diferencia fundamental entre nosotros.
Yo rechazo
el capitalismo y estimo que deben destru'.rse ·sus estruc~
turas,

mientras que vos os esforzáis en moralizar el capitalismo
y
arreglar· Sus ,estructuras.»
«Clément
-Y
o no acepto aquellas estructuras actuales que son
estructuras individualistas. Pero
acepto esencialmente . dos

cosas: de
una parte,

la
propiedAd privada
de los bienes de producción, salvando,
no obstante, ciertas limitaciones;
y, por otra parte, la libertad del
-hombre de

dedícarse al trabajo que escoja
y no al que le sea a.sig­
nado por la comunidad» (pág. 64).
532
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO CATOUCO O CON R.OSTRO HUMANO
e) El socialismo propugnado por Montaron no recháza total­
mente la propiedad priv•da: «En la ciudad socialista --dice-, cada
hombre tiene el derecho d"e tener bienes propios, mobiliario, libros,
vestidos, un automóvil, velocípedos, etc. Tiene el derecho a poseer
un alojamiento correspondiente a las necesidades de la familia. Tiene
también derecho a una residencia secundaria que le permita huir de
la atmósfera asfixiante de las ciudades y gozar del aire tonificante
y de los paisajes sedantes o estimulantes del campo o de la montaña.
En la sociedad socialista, siempre hay, felizmente, artesanos. Incluso,
empresas privadas» (págs. 68 y sigs.). Estas -exige- deben ser arte­
sanas: «Una empresa artesana es la constituida en torno a una célula
familiar o de un modesto obrero
y que, como máximo, puede emplear
una decena de obreros.»
d) Las empresas, según la concepción que propugna, deben di'
vidirse

(págs. 70
y sigs.) en:
- empresas estatales, «sometidas al gobierno que define sus ·ac­
tividades» ,en las cuales «el gobierno elige al director»;
- empresas socializadas, en las que «hay una ·gestión autónoma
de los trabajadores en el marco de un plan nacional elaborado de­
mocráticamente», en la cual <(son los trabajadores quienes designan
el jefe de la empresa»: «obreros, cuadros intermedios y empleados
participan directamente en la gestión»; «definen
los objetivos,
la
política de conjunto
y los medios de esta política», y quienes «en
el cuadro regional
y nacional elaboran el Plan en el que se integran
las actividades de esta· empresa»; son «asociados, participantes, co~
gerentes de la empresa a todos los escalones»·;
- empresas privadas,
· que

solamente pueden
serlo las
artesanas
antes definidas.
La principal objeción opuesta por Clément fue ésta: «Parece
como si quisierais·
introducir-en la definición de todo· hombre un
derecho de gestión de los· bienes de producción con ayuda de los
cuales trabaja. Creo que, ciertamente, el hombre debe participar de pleno derecho en todas las formas de
la vida social en las que se
halla- comprometido. Pero una cosa es particiPat de la vida ·social y
otra distinta -.reconocer a todo trabajador· un derecho natural de ca-
~33
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE, GOYTISOLO,
gestión de .. bienes que no le pertenecen, derecho que conduce a des­
truir el carácter privado de-.Ia .actividad económica.»
«Vuestrá .Concepción, elevada al extremo, coloca· al jefe de em~
presa bajo la dependencia de aquellos a quienes él· manda, es decir,
de hecho, de un pequeño
soviet oculto que impone su voluntad tanto
a los asalariados como al jefe nominal ... » (pág.
79).
Además, «negais al

principio
el derecho
de toda persona
a po­
der ser propietatio de bienes de producción en los que otros hombres
trabajen.
Lo que es contrario al orden natural fundamental».
e) Todas las empresas, incluidas las del sector privado, entiende
Montaron que deben hallarse sometidas a las normas del Plan socia­
lista. Ese plan:
-«debe

ser aprobado después de amplios debates públicos por
las instancias constitucionales» (pág. 86) ;
-«en

definitiva es el poder político el que·
decide», «es
impe­
rativo no solamente para las empresas-. socializadas, sino incluso por
las de cará<:ter privado» (pág_ 88) ;
-en todas las etapas de- _su-puesta en obra, «es controlado en
todos· los, escalones por los póderes del trabajo [ que «se expresan
por los consejos obreros y por las organizaciones sindicaleS>>] y por
los poderes políticos» (pág. 88).
Clément objeta:
«creo que la participación
de los trabajadores al
concierto de la actividad económica, si se desarrólla , en eil -terreno
socialista, es decir, un marco en el cual -se destruya 'toda responsa­
bilidad personal basada en la propiedad privada de los bienes de
producción, esa participación conducirá a un letargo económico, si
no a una pauperización relativa creciente de toda la población».
Y añade: «no impediréis jamás que cuando una multitud de no
propietarios se ponen . a regir conjuntamente un bien colettiVo, se
guíen por
ideas y teorías, no por :una experieri.cia de la: que carecen ...
Así
unos querrán invertir
para ·el futuro·; otros,

repartir
inmediata~
mente los frutos>>. «Si la mayoría la produce, la decisión será ardua. Si es un grupo
de presión,
fa experiencia nos muestra que lo más corriente será que
se parezca· ·precisamente a lo-que ·oru.rrf en las actuales democracias
534
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO CATOUCO O CON ROSTRO HUMANO
populares, más versadas en la dirección de la policía, la propaganda
y el ejército, que en la gestión económica.» Difícilmente se entonan
«las sovietizaciones tiránicas» (págs. 87 y sigs.).
f) La economía corresponde, según Montaron, al derecho pú­
blico,
regido por· una democracia política,
desdoblada en
democracia
económica y· democracia social. La·.d.emocracia· social diniana de la so~
ciallización de la ·empresa;-. repitiendo una fórmula de ·Mar~ Sagnier:
«no puede haber democracia en una . n_ación mientras la mon_arquía
continúa reinando en la
empresa>~. La democr~ia social la sitúa en las
actividades de barrios, municipios, regiones, etc. El poder político
debe dominar al poder económico.
Clément objeta: < final a la confusión del poder político, del poder económico y del
poder local, es decir, en último análisis a la tiranización de la vida
familiar. Ahora bien, la libertad de las personas reposa esencialmente
en el equilibrio recíproco de tres autoridades: las del Estado, de la
propiedad privada y de la familia. Vuestro sistema es totalitario, por­
que en el plano local: el poder social;
en el

pláno del trabajo: el
poder económico,
y en el plano do! Estado: el poder político, son,
en definitiva, u.na única y sola cosa. Lo que llamáis democracia
«global», yo lo denominaría democracia «totalit11ria» (pág. 90).
g) Dice Montaron, « ... no predico la lucha de clases. No hago
de ellá un 'dogma. Pero no la niego. Constato su existencia. No la
reduzco a uria di~ensión mora:L Busco las causas profundas econó­
micas y políticas que dan lugar a ella. Espero construir una sociedad
sin clases en
la que no haya ya explotación del hombre por el hom­
bre» (pág.
98).
Sin

embargo, la
existencia de
clases no implica por sí sola la
explotación del hombre por el hombre, y
la sociedad sin clases es
una utopía. reiteradamente rechazada. por -las enseñanzas pontificias
desde León XIII a Juan XXIII, como podemos repasar en el estudio
de Eugenio Vegas
«El mito

del
igu.Iitarismo», en
VERBO
75-76. y en
las Ilustraciones con recortes
de periódico.• de VERBO 90.
,35
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
h) «La prensa es esencialmente un 'servicio público», dice Mon­
teron, · para Satisfá.cer «el derecho de,-cáda dudadano_ a conocer los
hechos». Por eso afirma· que el Estado debe asegurar sit cúmplimien­
to:
«creando
las condiciones políticas
y económicas adecuadas para
asegurar el desarrollo -de la libertad de la prensa» : «que no s·ería sino
ui:ia palabra sin cónténido si el Estado no le otorgara un régimen
fiscal particular, si no fiscalizase la fabricación del papel, la· marcha
de las imprentas, si ·no favoreciese la transmisión de las noticias, el
transporte de" los diarios», si no evitase que fuera «un instrumento
de provecho» particular, como ocurre hoy con sus propietar'.os (pá­
ginas 106
y sigs.).
Pero así, ¿no dominará el Estado todos los resortes de los medios
de comunicación de masas? Será él quien ahogue toda libertad que
no le acomode.
Marcel Clément recuerda lo que es la informaci_ón en los
p~íses
socialistas

(pág. 104).
Oteando el conjunto de
la exposición -de Montaron~ Clément le
muestra
· el

monolitismo de su explicación,
<¡ue carga
todos
· los
males
a la ley del provecho. Ciertamente
que de

la opresión tiene su parte
de culpa el
dinero, ¡,ero también tiene la suya la voluniad de poder,
la sed de mando, los odios rivales, las envidias: «El socialismo al su­
primir
la propiedad privada, suprime una de las ocasiones de opresión
del hombre por el hombre. Pero, por ese mismo hecho, suprime una
de .las instituciones que permite :equilibrar las otras opresiones. El
Estado demasiado fuerte es opresor. El capital demasiado poderoso
es opresor.
Los· sindicatos demasiado poderosos son -opresores, etc.
Pero, finalmente en un régimen de libertad, existe un determinado
equilibrio entre esas fuerzas. En vuest:ro
régimen sociaEsta no hay
ningún
equilibrio que pueda

contener la voluntad de poder de quienes
lo
dirijan. El

Estado lo domina
todo, y suprimiendo la
pótencia de
una fortuna repartida

en múltiples manos queda él
sólo en pie.»
conviene qúe recordemos

aquí
lis 'observaciones que hemos- visto
formuladás

al
·iégimen yugoeSia.Vo y al que se pretendió i'nstaurá.r en
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO CATOUCO O CON ROSTJlO HUMANO
la «primavera de Praga» ( 1), que tienen muchísimos puntos de
contacto con
el .~sbozado por Montaron como socialismo cristiano.
III. El paso hacia ej socialismo ¿ha sido abierto a los cris­
tianos con la .distinción entre la "ideología" y loe "mc;nri­
mientos históricos concretos"?
Notemos ante to<;lo que, como Montaron, los. progresistas cató­
licos, cuando oyen hablar de la doctrina social de la Iglesia, contes­
tan «Cela n'exis.e pas>> (pág. 15).
:Por eso mismo el

citado Montaron exclamó que desde 1931 habían
tran~currido casi

cuarenta años
y . ocurrido muchos acontecimientos.
«Es verdad -dijo--que el socialismo, en el curso del siglo XIX,
si no en sus inicios, había sido no sólo vio-lentamente anticlerical ...
sino también profundamente anticristiano ( ... ). Es verdad que el
socia1'.smo en
esta época tuvo
la pretensión de ser no sólo una doc­
trina

política, sino
tambié? una

explicación metafísica del hombre
y de la sociedad. Ciertos ideólogos ind~so han querido_ hacer de ·él una religión ap6rtando una respuesta total a todas las necesidades de
los hombres,
ne~ando el
pecado, negándose a reconocer
a Dios, agi­
tando
el m'to de la edad de oro.
»Es verdad también -proseguía- que en esta época la Iglesia,
al menos en
nuestro mundo

occidental, estaba muy vinculada a de­
terminado sistema económico-político. Unos
obispos predicaron la resignación a los pobres; otros sostenían los sistemas políticos bur­gueses,

reaccionariOs
ca.I?italistas; otros
incluso guerreaban contra
ef sufragio universal ( ... ) .
»Era entonces

normal que el socialismo
y la Iglesia se hallasen
en guerra.
»Pero· el socialismo ha evolucionado Considerablemente. Y el ros­tro

humano de la Iglesia se ha transformado profundamente. El
so­
cialismo ya: no

pretende ser u'na religión
y la Iglesia ha vuelto a ser
plenamente el pueblo de Dios.
(1) Cfr. «Capitalismo, Socialismo, T~nocrada», II, en VERBO 101-102,
págs. 88 y sigs.
537
Fundaci\363n Speiro

JUAN .VALLET .DE GOYTISOLO
»Hoy hay cristianos que son socialistas ( ... ).
»Y cuando los obispos del mundo entero se reúnen en
Roma( ...
)
no condenan ya al socialismo» (págs. 46 y sigs.). Es
fácil observar que, para Montaron, la Iglesia condenaba al
socialismo porque·· éste era su enemigo-
y porque ella estaba «muy
vinculada

a determinado. sistema. económico -político».
Sin embargo, es lo cierto que
la Iglesia expon.fa razones· doctri­
nales que justificaban su oposición y condenaban todo socialismo que
verdaderamente lo fuese, .no ·sólo a· las._ formas particulares de su
época.
Marce! Clément (pág. 48) hizo· notar que la esencia del socia­
lismo, condenado

por
:pío XI ea la Quadrágesimo anno, · se halla
expuesta ésta en la
frase (al

principio
del l\.119) en éj_ue explica:
«Del hecho- -de 1que· la Ordenada división del trabajo es 'mucho
mds eficaz en orden a ld pr·oducción· de los' bienes· -que e[ esfuerzo
aislado, deducen; en 'efecto; los socialistas 'qile la 'áctividad económic'a,
en la cual consideran nadá más que· los Ob¡etivos ·mateficdeJ, tienen
que ·preceder soéialmente por necesidad:»_ Criterio ql.le ta11?,bién "fue
objeto

de reprobación· por Pío XI· y reiterado por
Juan XXIII en
Mate-r ·tt Magístra al expresar de forma positíva (en. el n. 51):
( la
iniciativa personal
de cada uno de los ·ciudadanos, ya
én sU acti­
vidttd individual, ya en et seno de · las 'diversas aSociaciones para el
logro cú iniereses com'unes.» · · · . ·
_«Que obispos sudamericanos se hayan apartado de la línea cons­
tante
del m·agisterio ordinario. ---comellta e}· mismo Clément-nada
esencial puede cll!Ilbiar, y lo eséncial es que. allí ·donde la doctrina de
la I~lesia quiere qu~ cada persona cooper_e, 'pot' su -libre inlP~tiva,
a fa vida comunii:ai-ia, el sócialismo, en· canibi~, quiere: q~e la: socie­
dad y sus institu~iones somet~ las personas a la, organizació~ pro-
ductíva.» · · · · · · ·
Pero, apa!te ~e ll argume_1~.tación pro soci¡:,.liSta-qu~ rech~a ~orno
un

estorbo la permanencia de
uha dÓctrin_a s~ial católiCa, · 1a apertura
de

amplios sectores católicos al
soci:tlismo se
había
querid~ apoyar
en
c_iertos textos

de Juan
)q{I,I. Uno .de la Mater et_ Magistra -pese
a la clara defensa que en ella se hace del carácter de
derecho-natural
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO CATOUCO.•-0 CON ROSTRO HUMANO
del derecho de propiedad privada -incluso de los bienes de producción
-basada en
que. su

traducción a las
lenguas modernas
utiliza
. la
palabra
«1ocializaci6n» encareciéndola vivamente-. Otro, de la Pacem
in terris, en el que distingue las ideologías rechazadas y fos ·movi,
mientos hist6ricos concretos nacidos·de ellas.
a) Del empleo, en las traduccion_es de la Mater et Magistra,. de
la- palabra
«socialización», eh sentido distinto que .el indicado 'en
el

Diccionario de la
Real Academia Española, puesto
que
corres'
ponde a las expr~iones del texto latino <<.rocialis vitar¡, in­
crementa» y «socialem-rationem progressus», se ocupó Rafael
Gambra
en ·su ponencia, Sociali.rmo y socialización, en la -III
Reunión 4e amigos de la Ciudad Católica, recogida -en VERBO
15-16,
y hemos aludido a ella--en nuestro·comentario a Ia Oétoge1ima
adveniens, en VERB0·97c9s (págs, 725 y sigs.). Lo ·cierto es que
los textos en -que son utilizadas esas
expresiones, resulta que· .Joda~
lización, en la traducción d~-los mismos, Significa la· interacción
social, precisa para que exista-verdadero pueblo y no una· masa, según
la terminología
de Pío ·xn, en ·su· mensaje Benignitai et humanitas,
para que Se forme la rica gama de asociacionu y entidadeJ intermedias,
presididas por el principio de subiidiariedad, como propugnó el mis­
mo Juan XXIII.·
Así lo aclara la carta . del Cardenal Secretario de
Estado dirigida en nombré de Paulo VI a la Semana Social Francesa
de
Caen, cuando habla de·la <. dio

de
lá -multiplicación j cruce de asociaciones y grupos de intereses>>,
que 1uego · denomina ·«grupos intermedios sociales o económicos»,. «a
los que el Estado» NO «comprimirá ( ... ) para imponer una planifi­
cación tecnricrática de la e"cono"míd'J>.
b) De la distincióll qU:e hizo la Pacem, in terris, ·en·· su n. 159,
entre

las
falsas· teorías filosóficas y las iniciativas de orcien económico,
social~ tultitral o político, es decir, lo que se ha llamado .ritUaciones
históricas Concretas,
aunque éstas «hayan -.rido originadas e inspiradas
en tales teorías filosóficas», se había ocupado VERBO 18-19, en un
artícú.lo signado' por M, P.; y há vuelto a hacerlo VERBO 87"88, en
el
de Louis
Salieron , «La doctrina socia:! de la Iglesia» (págs. 644
y sigs.); y etl·-·nuestto 'comentario ·a la Octogesimá advenienS, VIII
(págs, 716 y sigs.),
539
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
Después de esta carta de Paulo VI al .Cardenal Roy, ha vuelto
a arreciar
la marea de opinión, más o menos «preparada», afirmativa
de una
apertura al socialúmo por parte de la Iglesia. Se apoya esa
opinión

principalmente en:
1.2, el

carácter condicional con que
la
carta rechaza la ideología socialista y su referencia al atractivo de las
corrientes socia:listas (n.
31); 2.2, la insistencia en la distinción
entre «ideologías»
y «movimientos históricos concretos nacidos de las
ideologías», y
3.Q, su
silencio respecto al derecho de propiedad.
El n. 31 de la carta,
al señalar

que
«los cristianos se sienten
atraídos por las corrientes sociali.rtas y sus diversas evoluciones»,
advierte que: «Se impone un atento discernimiento. Con demasiada
frecuencia los cristianos, atraído.r por el socialismo, se sienten ten­
tados a idealizarlo, en términos por otra parte
muy generosos,'. volun­
tad

de
justicia, de
solidaridad
y de igualdad. Ellos rehusan admitir
las
presiones

de los movimientos
históricos sociálistas, que siguen
condicionados

por
su ideología

de origen. Entre los diversos niveles
de expresión de socialismo -una
aspiración generora y una búsqueda
de
una
sociedad más

justa,. movimientos históricos
que tienen
una
organización
y un fin político, una ideología que pretende dar una
visión

total y autónoma del hombre-, hay que eJtablecer distincio­
nes que guiarán
las opciones

concretas. Sin
embargo1 estas distincio­
neJ no

deben tender
a con1iderar tales nivele! como

completamen:e
separados e

independientes.
La vinculación concreta que, según las
circunstancias
1 existe entre ellos, debe ser claramente señalada1 y esta
perspicacia permitirá a los
cristiano1 considerar

el grado de compro­
miso posible en estos caminos, quedando a
Jalvo los

valores
1 en par­
ticular, de

libertad, de
responsabilidad y de apertura a lo espiritual,
que garantizan el desarrollo integral del hombre.»
Es decir, que se sigue rechazando el socialismo si no quedan <<.a
salvo los valores, en particular de libertad, de responsabilidad y de
apertura
a lo

espiritual,
que garantizan

el desarrollo integral del
hombre».
En L'OSSERVATORB ROMANO, el portavoz del Papa, Mr. Ferrari
Toniolo, ha comentado: «En
tiempos de
León XIII no existía sino
una sola forma de socialismo.
Hoy la actitud de la Iglesia es cierta­
mente más comprensiva y más atenta a
la evolución histórica en rela-
540
Fundaci\363n Speiro

SOCIALISMO CATOUCO O CON R.OSTRO HUMANO
C1on a la realidad socialista que se halla en trance de variar. La
condena permanece firme. Pero en el terreno de la ffPlicación se ha~
cen

efectivas distinciones respecto de
una ideología

o de los
puntós
no

aceptables de la conciencia cristiana» (subrayamos nosotros). Y
el mismo Paulo VI,
en alocución a. la Conferencia episcopal

italiana,
se lamentó dolorido: « ... hellJOS observado con dolor el reciente. drama
de las A. C. L l.; y, aun respetando su plena libertad, hemos deplo­
rado
que la direcci6n de
la A. C.
L. l. haya querido cambiar el com­
promiso estatutario del
movitniento y cualificarlo políticamente, es·
cogien_do precisamente una línea socialista con. ,s~s discutibleJ y pe·
Jigrosas imp_licaciones doctrinales y raciales».
Al releer las condiciones que pone la carta para que el socialismo
sea aceptable; es decir, que queden
«a salvo
los valores, en particular
de libertad, de responsabilidad y de apertura a lo
espiritual que ga­
rantizan

el desarrollo integral del hombre», pensamos que si reúne
estos requisitos
no será

verdaderamente
socialisr.no, porque
para eIIo es
preciso:
1.2) Que

reconozca el derecho de propiedad privada incluso
de los bienes de producción, conforme los textos de
Mater et Ma­
gistra [109
y 110], que antes hemos transcrito, y el n.2 71, § 2 de
la Constitución pastoral Gaudium el spes del Vaticano 11: «La pro­
piedad
privada, como
la.r demás

formas de dominio privado
sobre
los

bienes
e;icternos 1 aseguran

a cada
cual una

zona necesaria para la
autonomía personal
y familiar y deben ser consideradas como prolon­
gación de la personalidad humana.
f'or último, al ·estimular el ejer­
cicio de fa tarea y de la re1ponsabilidad constituyen una de las con­
diciones

de la
liber:ad civil.»
2.2)
Que

la libre iniciativa y
la responsabilidad personal no
queden coartadas por una regulación estatal o sindical de
la economía
que las asfixie, contradiciendo
la afirmación de Mater et Magis­
tra [51} de

que
«el mundo

económico es creación de la iniciativa
personal de cada uno de los ciudadanos, ya en
Ju actfvidad

indi­
vid11al1 ya

en el seno de las
diversas flfuciaciones para

el
logro de
intereseJ
comunes»; y

cayendo en aquella situación contra
lo cual
Pío XII afirmó que
1a Iglesia: «Con todaJ su,r energías librará»
«esta batalla en
que están
en juego los valores supremos de la
dig-
541
Fundaci\363n Speiro

JUAN V;il,LET DE GOYTISOW.
nidad .. del hombre y la-salvación eterna de las almas>>, es decir, para
«impedir que la persona y la familia se dejen arrastrar al abismo al que
tiende
a arrojarlas la socia/.izaci6n de todas las cosas, al término de
la

cual la terrible imagen. de
Leviatán llegará a ser una horfible rea­
lidad».
(Notemos que este texto no sólo expresa el horror del término
final

vislumbrado, sino. que también advierte
del riesgo
del proceso
dimflnico que conduciría a·que; poco a·poco, se.Uegue a· caer en él,
a consecuencia de una-
mar.cha_ difícil
de
detener e, incluso,' ft_enar.)
Se trata. de dos· :reql;iisitos ·-totalmente inteidependientes.
Es cierto que no han faltado clérigos y religiosoo utopist<1S que han
afirmado que hoy la libertad puede
ser salvaguardada sin necesidad
de

que se mantenga
el derecllO' de propiedad privada de los bienes
de producción, y que, por.ello, este der~o _es. silenciado· en ·l_a Octo­
gesima
adveniens. Pero; 'les que. una· dOétrina cónstantemente ·reitC­
rada puede entenderse. derogada porque uná carta pontificia no hable
de ella?
¿ Es que hoy ya puede quedar salvaguardada la libertad y la
responsabilidad
--<:orno exige
la carta al final del n.
31-sin que
exista separación del poder·-político ·-y del .económico,· es decir; sin
la: libertad civil? Las experiencias yugoeslava y de la primavera de
Praga·no irtclinan a:creerlo,-como·hemos :visto.
Precisamente Salieron, eo CARREFOUR del 7· de julió, observó qué:
«el

problema de
la propiedad, política y socialmente, es un problema
mayor, hoy como ayer y hoy ·más que ayer. Si el comunismo es una
ideología inaceptable para los cristianos, por todas las razones reli­
giooas ·Y filosóficas

indicadas
por Paulo VI, no
se debe olvidar
que
el

propio Marx ·decía
· que · puede
resumirse en «la
abolición del de­
recho

de propiedad privada». Un íntimo ligamen
existe:enfre esta
abolición y. la

reabsorción de
la libertad individual en la éolectlvidad
y finalmente ·con el materialismo -ateo)>.
El jesuita padre Yves Calvez, poco sospechoso de integrísmo, al
estudiar, las enseñanzas sociales ·de· Juan- XXIII comentabá, lia:ce ·ocho
años,
'qúe precisamente

hoy,
<{!lúevas razones, .. o riiás bien-;ra.zOnés
riuevamente aparecidas eri un conte:Xto sociológico transfo.t'lií_ado~ 'i:niM
litan hoy ru favor de la propiedad privada» ... «Hoy la sociedad y' el
Estado, en virtud del progreso técnico
y de la complejidad áecientl:
de

la vida social, tienen cada vez más influjo
y poder sobre el'indi-
Fundaci\363n Speiro

SOCIAUSMO CATOUCO O_ CON. ROSTRO HUMANO
viduo. Si este poder es abundantemente benéfico; puede c;:pnvertirse en
tiránico
y agresivo: cuando esto se pro4u.ce, la tiranía es tanto o más
grave cuanto rriayo!es son los beneficios qu~ Puede réportar ui:La so­
ciedad más. moderna. Es; pues, dañino que el hombre dependa ínte,
gramente
de

la sociedad ; es
conv:tniep.te que éoÓS~rve-, recursos inde­
pendiente~ de lo. que

recibe de
)a soci~dad .. La propiedad privada
es así necesaria para garanti~ar. a !as -~rso.p.;is· su pi-iorid~1· respectq
de la sociedad que no tiene otro fin que su desarrolló ;_ .. »
En VERBO 89 (págs. 908 y sigs:) ¡,ueden consultarse, entre los
recortes de periódicos allí récogidos, unos· extractos del trabájo de Mar­
Cer Clément, «Sociali.rme a visage. humain», publicado en L'HoMMÉ
NOUVEAU del 19 julio 1970. Al i:ont~star u~a de las objeciories que
·suelen
opone~se _· i é¡uie~s rei:hazan· que· Sea posible un: socialismo
cristianó, escribe: · · · · , · , '
<<... así como me parece .4ue la crisis de 1929 señaló el ocaso del
_liberalismo económico en tod~ ·el ~undo, ~Simisffic) la'. nip.~a de «Ia
'primavera de Praga», de 1968; ni.~ paree~ haber 'señáfado ·el ocasó
del «socialis~o cqn i:ostro humano», ya tjue. los otrOs sóeialismos dé
'Moscú_ y Pekífl soh'_ b1en Conocidos, desdé hac~ mucho tieriipo, comó
"campo; de coru;enttáción de los que es dificil evadirse. ' , !
«No hay ya esperanza . para las diversas especies de socialismo
·.con· rµstr0
humano

porque; en
1o ·profundo de -su.-esencia, es·e .régimen
:moderado no es sino una reacción en el interior déf comunismo «con~
.servador» hacia un poco de libertad y de respeto a la dÍgrMad de lk
person~ .. Y esta, dinámica, .qu.e·_es uno,_ de 1oS <~Signos»' de cÍ~sequilibriÓ
:ael
socialismo,

cond"OCC
por: la fuerza de_. l,a inclinación natural a un
régimen en el, cual fa economía Se 'fundará_ en-·la -iniciativa :persona).
de los particulares» ... «El rostro será totalmenie humano cuando el
régimen será Social· ~iertament~ pero ¡sin _ser socialiSta·!» ·
Fundaci\363n Speiro