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Número 105-106

Serie XI

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Racionalización, cuantificación y totalitarismo

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
RACIONALIZACION, CUANTIFICACION Y TOTALITARISMO
El dirigente político moderno se lanza ca,da vez más al t[!cionalísmo
abstracto de las ideas generales, pa.a lo cual nada le facilita: más su pew
samiento desencarnado que la éuantificación de todo,· ni nada le estorba
más que

el pensamiento
arraigado en la nafura!~::;a Je 18s . cosas, en su
sentido ampUo de orden dinámico ínsito en la n'aturaliza.. De ahí el afán
de "cambiar las mentes';, a través de Conseguir un cambio en el modo de
pensar, que hoy se proclama desde tantas alturas como una tarea de la
"aventura del desarrollo" en la que se embarca el hombre moderno. Y
de
ahí, tamb:én, la imposición de las matemáticas modernas como enseñan-
za obligatoria. ·
Recomendamos la lectu~á, en el número 104 de VERBO, del artículo de
Julio Garrido que se ocupa documentadamente de esta cuestión, y creemos
útil
ilustrarlo reproduciendo una

frase de
EDGAR FAURE, que puede leerse,
en

su
texto original f,l'ancés, en

LE FIGARO del 8 de
enero de
1969:
«En lo concerniente a las matemáticas modernas, me parece
muy importante generalizar su ensefianza, porque habitúan a
comprender lo posible
antes de

captar la realidad, con lo que
favorece, por
consigiiiente, el de~arrollo de la capacidad de crea•
ción de los- alumnos.»
Asi la mente funciona autónomamenté, con una ci:>herencia puramente
interna,

subjetiva
---can subjetivismo

individual
o colectivo,- para trazar
los l}t'andes planes. La realidad .-incluida la humana-se observa. luego,
como una metería que debemos moldear, · de acuerdo con aquellas ideas
o_ como un instrumenta a utilizer al sei-vicio de nue3Ñ'os planes. La ima_.
ginación
se impone a la realidad, que sólo se capta criantificada, abstraída
cuantitativamente, desprecíanáa
todo

lo cualitativo que no
puede tradu,.,
cirse en cifrB.s, toda la experiencia que no sea -piiram-ente técnica y los
resultados

que
no se

ajusten
a nuestros sÚeños':
Las ilustraciones qué hoy ofrecemos giran en torno a IBS consecuenciais
de ésa· "tadónaliZación" puramente mental, dt:; __ la cuantificación y de las
consecuendas
inevitables de la incoherencia áe nuestt-a mente con la rear­
Udad,
por muy coherente que, abstraída de ésta, -cesulte en nuestra linea
de pensamiento puramente cerebral.
'Gos
Fundaci\363n Speiro

l. LAS INCONSECUENCIAS Y LAS CONSECUENCIAS DEL MARXISMO "CIENTÍFICO",
ABC dominical ha publicado tres artículos sucesivos de Salvador de
Madariaga,
titulados "CA.RLOS MARX,. EL PROFETA y EL HOMBRE". que
nos ilustr811 grandemerrte acerca de. este "producto" del "cientt[ismo" de­
cimonónico ·que llamamos marxismo. Vamos a recortar. Pritmero del e¡em ...
plar del 26 de marzo:
606
«Apenas si hay en el marxismo principio o doctrina que se
pueda sostener hoy
sin mermas,
profecía que no haya salido falli­
dft o desmentida por

los hechos; pretensión de infalibilidad o
inevitabilidad sedicente científica, que no haya resultado huera;
pero
si el

marxismo falla casi siempre en sus detalles, es un
hecho no menos innegable que
sigue fuerte,

quizá más fuerte
que nunca, en su conjunto. Fracasa como ciencia; pervive como
religión.»
«Este es el pensamiento clave del sistema de Carlos Marx.
Ante la realidad, el
hombre no

se forma una opinión absoluta.
La ve tan
s·ólo como

una perspectiva condicionada por factores
históricos y socio-económicos, los
cuales, sépalo

o no, forman su
pensamiento y, aún
más, su suhpensamiento, las raíces irracio•
na
les de

su razón.
Y. claro es

que
al rechaza[' así de golpe y
porrazo todo lo que se piensa por hallarlo infectado de subje­
tivismo, Marx tiene que
l'efugiarre en
una objetividad inexpug•
nable.»
. .
«¿Dónde, pues, la objetividad inexpugnable? En nuestra Euro­
pa,

río
espiritual en
que confluyen la tradición intelectual de
Grecia
y la tradición religiosa hebre~-cristiana, el castillo inex­
pugnable de objetividad venía siendo Dios.»
« ...

A Marx le está vedado su acceso. La divinidad
es para
él

uno de tantos vapores insustanciales que emana la
l'eali­
dad

burguesa,
nube donde se pintan
las
escenas de
felicidad
celeJ:!,te_ y

de horror infernal que sirven a la burguesía para
ase-­
gurar
su

opresión de la clase obrera.
En la guerra de clases,
única l'ealidad social

e histórica, no
se da ni puede darse obje­
tividad

alguna. A la razón burguesa se opondrá la razón obrera,
cuando el durmiente
se despierte.

La única objetividad inexpug­
nable que hay es
prncisamente esta

carencia de objetividad que
hay es
la guerra

de
clases.»
«Suele presental'se esta

noción fundamental del sistema de
Fundaci\363n Speiro

Marx como la conclusión d-el estudio tenaz e intensivo de la
historia económica que hizo en Colonia al tenninar su carrera
universitaria en Berlín. Más conforme con
,su temperamento
sería
darla como una actitud
a priori, intuitiva y emotiva, que, lejos
de
ser efecto,

fue causa
de aquel estudio y del fuego y tesón
con el que
lo llevó a cabo. Lo natural en un hombre todavía
muy joven que
aspira a
explicar
los hechos
sociales hubiera sido
vivir la vida obrera, algo por el
estilo de lo que hizo_ Simone
Weil
o de lo que hacen hoy los
sacerdotes obreros.
Pero importa
tomar acta de que, para abordar sn monumental explicación
del papel, activo y pasivo, de la clase obrera de su tiempo, lo
espontáneo en Marx
no fue alistarse en

una fábrica, sino
me•
terse
en

una biblioteca. De cómo vivían y trabajaban los obre­
ros, Marx no supo jamás nada de primera mano;
y lo que supo
se lo enseñó Engels, que era patrono
... »
«Nada hay quizá de más impresionante en Marx que la «fe
de

carbonero» que pone en
la índole científica de sus libros
históricos y socio-económicos-
y en su capacidad para salvar a
los hombres de la guerra de
clases mediante
el triunfo de
la
clase obrera.»
«Claro que negar la fe en sí como una quimera hurgue·
sa y negarla con una
fe inquebrantable (de burgués) es el
colmo del
absurdo; y

no se cite aquí· a Tertuliano
y su «credo
quia absurdum», porque Marx
negaría hasta

la muerte que su
fe
en su anti-fe era absurda.
»Por este camino nos adentramos en el pintoresco laberinto
de absurdos que brotó de la mente
fértil de

aquel racionalista.
El primero y más obvio es que
el general en jefe. de la guerra
de clases fuera un burgués. Por nacimiento, educación, gustos,
costumbres, virtudes y aun
vicios, Marx

fue toda su vida un
archiburgués
... >~
«No cabe rehuir esta contradicción fundamental, que en el
fondo es doble. Primero, porque dice Marx que las opiniones
de .cada cual están determinadas por su clase, a lo que él mismo
con su pensamiento y acción
da. un

colosal mentís, y segundo,
porque sienta como un principio que el hombre no posee pen­
samiento objetivo, o
s-ea, válido,

sino sólo opinión detenninada
por su situación socio-económica;
y, sin embargo, exige que su
propio pensamiento tenga valor absoluto y objetivo como el
único científico e inevitable. Así
pues, ya

en el umbral de su
magno
edificio intelectual,

nos tropezamos con dos proposi-
607
Fundaci\363n Speiro

clones de un egotismo inaudito: «todo el mundo piensa con
arreglo a su
clase ...
menos yo»;
-y
«nadie piensa con
validez
objetiva

... salvo yo».
»No creo que quepa -eludir esta coóelusión asombrosa ..
.>>
Del articulo aparecido el 2 de abril, en el que M aderiaga muestra
cómo Marx, "el padre del objetivismo", es "el may_or subjetivista que
cabe soñar", seguimos recortando:
608
«Sabido es que Ma-rx comienza · por plegar el lenguaje a su
Pensamienio. «Racio1;1al»

es para
él tan s~lo aquello
que se
conforma al fluir de los
he~os hUillanos según

las leyes de la
Histori~ .. .»
«Entendámonos:

las leyes
de la Historia descubiertas y acep·
tadas por Marx. Si no, no
pasarán de

ser irisaciones de nubes
de · ilusiones. Así, por ejemplo, Marx acepta de Heg~, y aun
afirma con

él, que el progreso
humanó se
realiza mediante cho·
ques y contrachoques de las fuerzas
en presencia,

pero rechaza
la idea
de Hegel que el demento determinante en estos choques
en .su tiempo fuera el carácter nacional; no, por cierto, por creer
que el carácter nacional
sea un

mito,
y aún menos una super­
chería,
sino por

estar .seguro de que lo que determina el modo
cómo fluyen
los hechos hum.anos es la economía. Para él, pues, lo
racional
es creer que la economía determina la Historia; y no
vale demostrarle que
no es así, porque, «por definición», tal
demostración sería irracional.
»M~rx es, pues, el padre del «objetivismo» más subjetivo que
cabe soñar ... »
«Marx parece que dice: lo bueno y lo malo depende de su
efecto
sobre la guerra de clases. T·odos hemos visto en este
triste siglo a dónde conduce esta relativización de la ética.
»Para lograrla, Marx tiene
_que negar

la independencia y aun
'la autonomía

del
indiV"iduo. «No --declara~, la
razón no con·
vence a nadie. Todo el mundo actúa con arreglo a la resultante
de
las fuerzas

socio-económicas que se ejercen sobre él; y su
autonomía de juicio y obra es mera
:ilusión.» Extraña

aberración
én el

hombre que
·con mayor
libertad actuó y pensó en pleno
siglo xrx contra
su clase, su

ambiente, su momento histórico, la
filosofía
r~inante, la

actitud de
re-accionarios y
progresistas·. El
Marx
VÍvo y

coieando desmiente su propia teoría a cada paso.
La contradicción suprema d~l marxismo e.s ésta: que Marx vivió
y
Pensó en contra de
todo
Ío que
afirmó ser las
verdades fun.
Fundaci\363n Speiro

39
damentales _de la vida. Aspiró a la objetividad ent_regándose a
un subjetivismo sin freno.»
«El
ctial. le llevq. hasta_

a dar en otra de
sus contradicciones:
hay
que arrancar todo de raíz y por· la violencia. Pero si hemos
quedado
en que la sociedad capitalista está irremediablemente
conde_nada a perecer por el mero efecto de su
yicio interno
(la
merma
de los beneficios, la rivalidad de las economías nllclonales,
la misma
guerra de
clases) ¿para
qué la vio_lencia y la revolu•
ción? Más adelante
lo veren:1.os. Pero entre tanto importa hacer
constar que Marx detestaba la idea de reforma.
HaJ:tía que
tirarlo
«todo»,
derribarlo «todo»,

para que se cumpliera la profecía, como
tantas veces dice la
Bibli_a ... »
«Su esquema de la Historia que tanto ha influido sobre
Toynbee

viene a dibujar
una a
modo de curva sinuosidal en
la que cada onda
se eleva

como el auge de una clase que ex­
plota a otra u
otras, y muere al empellón de la onda siguiente,
que simboliza el auge de la clase
·ayer explotada, que

pasa a
explotadora para morir al empellón de la siguiente. Hoy (es
decir, hace
Wl siglo) nos· encontramos· en vísperas del surgir de
la nueva onda proletaria que va a
derribar a la burguesía. Pero
ya no habrá más ondas. Al caer
la burguesía explotadora del
proletariado se habrán terminado las
clases y,
por tanto, la guerra
entre ellas. C'
est la lutte final,e »
«De

1847 a 1853 Carlos Marx creyó intnióente esta revolución
final y definitiva. Cien años han transcurrido -y la Historia se
ha negado a atenerse a las instrucciones que recibió de Carlos
Marx ...
»
«El

sistema
de Marx

perece a
manos· del
albañil que lo edi­
ficó, que era el empiricismo científico. La experiencia de los
libros
lo elevó; _ la experiencia de los hombres lo está derri­
bando,.
»Pero el marxiSillo sigue

actuando sobre
la m.ása y aún más
sobre los

intelectuales.
Queda averiguar

por
qllé.
»¿Por qué,
muerto

el
mal'Xismo comó tal cuerpo de doctrina,
subsiste como idea-fuerza y
awi dilata

su campo de acción?
Porque
J'l_ mancis-ino _es Ul1 movirliie-nto burgués.

La_ respuesta
podrá quizá
'parecer paradójica; pero el hecho en sí

no da lugar
a
~Uda. · Su proPio fundador . n.o podía ·ser _ má5; burgn~s. Si

se
_ recorré

en la
inemoria, la· lista , _dé los padres

de la
i"glesia so•
609
Fundaci\363n Speiro

61~
c101ista apenás si cabe mencionar a Baheuf, que comenzó de
criado, y a Proudhon, que procedan de
·1a clase
obrera.»
«Los grandes socialistas del siglo
XIX, Ramsay Macdonald,
Attlee,
Snowden, Dalton,
Gaitskell, Wilson,
Jenkins, Guesde,
Jaurés (o sea el sefardita Juárez), León Blum, Kautsky, Liebk­
necht, Rosa
Luxemburg, burgueses

todos.
Hubo algún que otro
obrero, Bebel, Bevin, nada
marxistas, nada

teorizantes. Lenin
y
su plana mayor, todos burgueses; y cu.ando creyeron haber en­ contrado
un obrero entre ellos, resultó ser un agente de la po­
lítica del Zar ... »
«Tanto mayor razón para preguntarse
por qué

subsiste el
«ismo» más tenaz
y sistemático de todos, que es el marxismo.
»Y aquí hay que distinguir entre los dos ámbitos de su
éxito: el intelectual
y el popular. La atracción, la casi fasci­
nación que el marxismo ejerce sobre muchos intelectuales es evidente. Digo «muchos.»
y no «los», porque, a mi ver,
se trata sobre todo de los intelectuales racionalistas, más
bien cortos de intuición. La razón a la vista está. El edificio
intelectual que Marx construyó es una obra maestra de arqui­
tectura; que tenga mucho o poco que ver con la realidad no
importa ..

«Bien es verdad que también enamora a muchos poetas, y
aun de los mejores. Alberti, Neruda, Quasimodo, Aragón. Aquí
el caso
es distinto. No creo que estos poetas hayan llegado al
comunismo quemándose las cejas con el estudio de los libros
de Marx. La poesía no admite tal andadura. Más probable es
que
se trate de «conversiones» para-religiosas debidas a otro de
los aspectos del marxismo: su repulsa integral del mundo tal
y como es: su evangelio revolucionario aspecto
sobre el

que
volveré
después.»
«... también se da en los intelectuales un sector más o me­
nos numeroso, de gentes ambiciosas
que creen que ya eg. tiempo
de «precipitarse al socorro del vencedor». Estos tales piensan
que el comunismo es-a lo que se va; ... »
«... bastará un poco de mundo para ir diagnosticando las
raíces ·individuales del marxismo de los intelectuales con
quie­
nes

uno se topa; sólo un
rasgo los
une: la contradicción fla­
grante entre su actitud vital
y su pensamiento; porque el mar­
xismo descansa sobre la

guerra de
clases y ellos son todos bnr-
Fundaci\363n Speiro

gueses que, por lo tanto (en su propia perspectiva), se han pa­
sado
al enemigo, con lo cual destruyen su tesis dos veces, ya que
la guerra de clases
cesa de serlo y su pensamiento no está de­
terminado por su clase.»
Y del último artículo del 9 de abril, en el que r:emacha la muestra de
las corrtr:adiccíones de Marx, entr:esacamos como muestr:a:
«... la contradicción más asombrosa de las muchas que el
marxismo abriga en
su amplio ·s·eno. Marx vio su doctrina como
una exposición científica de una evolución inevitable; pero la
causa de

su pervivencia,
pese ll su muerte como tal doctrina
científica, es que el marxismo es hoy una religión por obra y
gracia de
la vida y pasión de su fundador.
»Hace ya tiempo que
se ha
revelado como inútil discutir
e-1
marxismo como tal conjunto de doctrinas: el marxismo es una
pasión. Y esta pasión colectiva de, hoy es un fuego que prendió
en el
alma individual del fundador de esta fe, que fue Carlos
Marx.»
«
...

Olvidan-do
su propia te.sis, que

el
hombre piensa como

es
y
como es

el grupo
(clase) al

que
pertenec~ Marx

declara
muerto
a

Jehová; y
al instante lo vuelve a resucitar con un nombre
nuevo:
«la Historia». ¿ Qué es la «Historia» de Marx sino un
Jehová modernizado, Cuyas decisiones son tan terminantes e im­
periosas como

las
del inexorable
Dios de Israel? Y la
ley, con­
cepto

supremo de los hebreos,
¿ va a morir en Marx? De ningún
modo. Ahora
se llamará «la ciencia»; y se revelará lo mismo
que la ley y su
Legidador solían revelarse a

los judíos:
por el
milagro

... »
« ... los milagros de la ciencia. Hoy el milagro
mayor es la
exactitud
de 10'8 viajes a la Luna.
La Historia, Jehová, la Ciencia, la
Ley, la
Tecnología, los
Milagros: esta es la religión nueva, cuyo fundador fue Carlos
Marx. Sus
fieles son los intelectuales

y las masas. Los hombres
de ciencia son
modestos (todos

menos los microbiólogos, a quienes
reduce
la visión

el propio microscopio que manejan). Pero los
intelectuales suelen vivir en la
abstracción y la-s masas en el
mito, en la leyenda y en los cuentos de hadas. El marxismo vive,
pues,

de fe;
y la mejor prueba de que eS' una religión es que
adolece de la maldición que
aflige a
las
religiones: la
fe
crea una
iglesia y la iglesia una sacristía; y la sacristía, poco a poco,
se

come a la iglesia, y la
iglesill, poco
a poco, a la fe.»
611
Fundaci\363n Speiro

11. DE LA JUSTICIA IDEOLÓGICA, AL TOTALITARISMO SOCIAL.
Este es el titulo de una conferencia que nuestro amigo Louis Salleron
pronunció en una reunión de "Les silencieux" en Lyon, publicada in
extenso en CARRBFOUR del 1 de marzo, del' que ,reprOdujo L'HOMME
NOUVEAU,
el 19

del
mismo mes el fragmento fundamental de donde
lo hemos tomado para traducirlo al castellano. Digamos, antes, que en él
se nos muestra otra consecuencia del racionalismo ideaJista, que pretende
prescindir de los datos_ de la realidad social y que se basa en puras ideas
abstractas,

a
fin de cambiar el mundo de acuerdo con ellas, y, para lo.­
¡pal'lo, procede a cuantificar todas las ésencias, con lo cual las desconoce,
quedando encerrado en un círculo vicioso de consecuencias dañinas en
cadena.
Pero leamos:
612 «Un
aná:lisis
insuficiente_
del orden social lleva fatalmente al
espíritu a concebir la, justicia desde
el ángulo
de la igualdad,
porque_ el
pllllto de particla- de todo
movimiento en
pro de la
justicia social lo constituyen siempre las injusticias que sienten
los individuos. Esto no es totalmente falso siempre que se establezca
un acuerdo acerca de lo que
se entiende por la noción de igual­
dad. Los antiguos decían que
-la
justicia
es lllla igualdad de pro­
porción, Pero, a su vez, la
palabra «proporción»
debe enten­
derse correctamente,

porque no abarca solamente
µn aspecto
cuantitativo, sino que incluye además
un aspecto cualitativo.
Existen toda suerte de desigualdades naturales que_ no nacen
solamente de
lo: «más» o de lo «menos», síno también de la
diversidad. »Se puede ser
más o

menos grande, más o menos inteligente,
más o

menos
fuer~e, más o menos rico. Pero también se puede
ser campesino, obrero, profesor, soldado, sacerdote, etc. ...
¿ Cómo
establecer la igualdad, incluso de proporción, entre tanta des­
igualdad
y tanta diversidad?
»Para llegar a
ella, el que rastrea únicamente la _idea de jus­
ticia busca un común
denominc&dor de
todas
laa situaciones
in­
dividual_es
·par~ hacer cÍc ·eÚas_ situaciones de -_iguald.~d. Encuentra
ese
común denominador en la economía. Toda la actividad eco­
nómica
~ira, en

efecto,
en torni:>. , a la materia. Produce, intercam­
bia y· consume
~ien~ materiales: Henos,

pues, en
lo cuantitativo
puro.
Y como ese cuantitativo tiene 1lll medio de expresión lla­
mado mone_dp, que es perfectamente·. diviSible, · el racionalista
idealista va
a· -intentar·, r~lizar la justicia social a partir de la
di"Stribuci~n de la riqueza.· -
»La

justicia
seda, pues, ·u!ffi · ig11-al distribución -de la riqueza
entre todos
.los individuos.
Fundaci\363n Speiro

»Como esta meta queda muy lejana, se empieza por acercarse
a ella disminuyendo las .desigualdád:CS'. Pero, .como ésias subsisten
o renacen_ perpetuamente, se
decide dedicarse
a las causas.
En seguida se percibe que las· causas se. reducen a .una.: -La propiedad.
Entonces,_ se
decreta la

abolición
de la propiedad. Para lograrlo.
hay
que. suprimir
todas las libertades que la acompañan: libertad
de
emprender, libertad

de producir, libertad
-de contratar, de in•
tercamhiar,
·de vender, de asociarse-, etc .... Finalmente ···hay que
someter a todos-los indivi-duos al poderío absoluto del Estado
totalitario, en. una sociedad integralmente. comunista. Así
será creada

la perfecta igualdad de todos
los individuos. -.Si algunas
desigualdades

cuantitativaé o cualitativas deben
subsistir-, serán
-instituidas

por el
Estado.-Nadie
podrá
quejal"Se de ello porque
no serán fruto del orden natural, sino que serán -el fruto del
orden cultural instituido por -
el Hombre genérico hispostasiado
en Leviatán. »Por esto,
el -liberalismo, que es-el orden de la materia en
la libertad del dinero,
conduce al sociálism·o que·
es el orden
de la materia en la dictadura del Estado.
»Esto implica que quien
no
éoncÍbe la
justicia
Ínás que hajo
el aspecto de la igualdad
éCollólllica desemboca automáticament~
en el socialismo, un socialismo que se llamará comunismo si
predominan en él la voluntad y la
:razón y que se llamará anar·
quismo (o
trostkismo, ca:s-trismo, -

maoísmo, izquierdismo, etc.)
-,i es

dominado por el
sentimiento y el, individualismo.»
JU. LA ABSORCIÓN PÓR EL &TADO DE LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS CON .. ·oucB PROGRESIVAMENTE AL SOCIALISMO QUE CONCLUYE POR ANIQUILAR
TODAS
LAS LIBERTADES. SIN PROPIEDAD PRIVADA, NO HAY LIBERTAD,
Esto es un hecho re!Jl que· muchos racionalistas, encertados en el mun-­do ufópicó de sus ideas, no quieién admitir. Conviene recordarlo, como vamos a hacer con dos recortes recientes:
El primero es

del
núm. 30 del bravo periódico chileno TIZONA. de abril 1972; de un artículo firmado Jotaceo, titulado "TRANSITO AL
SÓCIALISMó",
« ... Ya lo dijeron en Bi-asil: Frei es el Kereliski Chileno. »Eh-efecto, Como el gobierno de Frei fue -úil gobierno de
tránsito al socialismo,
es decir

de una
paitlatina ahSorción de

las
actividad~ de los ciudadanos-

y
s-US ·sociedades pOr ·el Estado,

a
Allende no le
Queda otra

posibilidad
·qué iniplantar el

socialis­
mo
directamente. Y lo esi:á ha·ciend0,'Esto misi:no'"Cxplica la de--
Fundaci\363n Speiro

-bilid!ld·.4e· la opos1c1on d~ la DC, porque, .en definitiva, Allende
está llev~do a

sus últímas
consecuenciQs .lo_
que
Frei inició.
Este-

debilitó. a la
industria privada
dejándola lista para que el
_ gobierno· 11e la comiera. Por

ello
ha sido tan fácil para Allende
ap@derarse de

la mejor
industria que Chile

tenía: la . textil.
In­
cluso algunas ya -estahan abandonadas por sus propietarios, faci­
litando así
su -absorción. por

parte del Estad.o.
Es que -la política
de
Frei, al impedir capitalizar en Chile;
obligó a
capitalizar en
el
exln;lnjero, deja~do a

los propietarios más
interesados en
el
desarrollo
~e otros países que

en el
nuestro, donde
se les impedía
desarrollar sus actividades en un clima de confianza ...
»
«Mientnts se va. conformando el socialismo económico, Allende
se cuida de no
ir implantando el socialismo político, es decir,
la
dictadura del proletariado.
Desde los tiempos de
Lenin, los
marxistas saben que controlada

económicamente la población, fá­
cilmente
se pasa al control político. Y E'.68 es la receta que están
aplicando en Chile. Del
do'minio económico
se pasará al político
casi sin que
na-die pueda resistirlo

...
»
El segundo es de ABC del ·sábado 22 de abril de la crónica de V eritas
fechada la: víspera en Santiago de Chile:_
614
« ... debido a la progresiva _estatización de las empresas priva­
das, las emisoras no afectas a la linea oficial ·van perdiendo los
ingresos

por concepto de publicidad que constituyen su único
medio de sostenimiento. Si no se crea otra
fuente de

recursos
para costear
sus actividades,

es evidente que la radiodifusión chi­
lena, no i;>hstante seguir gozando de una libertad jurídica mera­ mente formal, irá desapareciendo poco a poco víctima de un
verdadero estrangulamiento
econ.óniico.>
. .
« .•. Con el control comunista de las radioemisoras; es decir,
sobre cinco millones de radiorreceptores,
el oficialismo
podrá
establecer la dictadura
cultural y

política que conduzca al país
sin sentirlo hacia una
segtinda Cuha.»
« ... las radioemisoras que no cuenten con el favor de la coáli­
ción

gubernativa y, por tanto, con la publicidad
de origen
fiscal,
tendrán
que mantener una · düra lucha para seguir sobreviviendo.
La e_mpresa está lejos .de ser. imposible, pero· ser-á cada día más
difícil, a medida que
continúe su avance el proceso de sociali­
zación de
'la· economía t:iacional...La Prensa opositOra e

indepen•
·diente,. aunque se. costee· --en

parte eon las
ventas, stifre también
_el

hloqµeo
ec.oliómiCo derivtido dé ra: reducción de la publicidad
Fundaci\363n Speiro

comercial. _El problema_ de las condiciones efectiyas ~l mente•
nimiento
de las libertades. públicas-, y,_ e_n especial, (le la libertad de
expresión, va más allá de las meras
ga~ántías hldividuales de
carácter

constitucional,
vinculándose, ~n último téi:mino, con

la
libertad económica
y con la propiedad privada ~--»
IV. EL MITO DEL DESARROLLO.
La cima actual de la raciona~ización y la cuantificación es hoy lo que se llama "el desarrollo" que se apoya en un mito; como ca.si todas
las .. racionalizaciones idealistas".
Es un tema que conviene meditar. Para ayudar a hacerlo; reproduciremos unos recodes que nos han parecido
ilustt:ativos.
Los

primeros son
de un articulo de Jacques Chirac publicado en PI?EUVES del primer tt:imestre de 1972; titulado "FINALIDAD DEL DES.­
ARROLLO":
«Acto seguido de la Segunda Guerra Mundial, y mientras se
extinguían
los últimos
ruidos y los postreros furores de las
luchas coloniales, cuando
las· instituciones, firmemente

estableci­
das, no daban ya
lugar a

controversias apasionadas, la
constntc• ción

de una economía con desarrollo armonioso y continuo
se colocó

en el primer plano de los objetivos políticos.
»Saturados de
conilictos ideológicos

y
f.iJosóficos, los
france­
ses
se preocuparon,

ante
todo, de mejorar

su bienestar, y
esta pretensión

coincidió con el crecimiento excepcionalmente rápido
y generalizado que todos conocemos,
desde hace

quinee años,
en las economías
~ccidentales. Que

la
previsión relativa
al pro•
greso del

producto nacional, en
el curso-del

VI Plan [francés],
haya
suscitado controversia"S ardientes

y
que la decisión del pre­
sidente Nixon de poner un final a los
complejos acuerdos de
Bretton

Woods
lo hayan conducido, ante la opinión, a un cambio
de postura frente a China Popular, muestran hasta la evidencia
el nacimiento
de· un

nuevo mito: el de un desarrollo económico
necesario e

indefinidamente continuo.
»Como mito, el concepto de desarrollo presenta, a la vez,
potencia y ambigüedad. Figura en
él un

poder casi
sagrado~ que
se
01>9ne ante

la mayoría .a
ser sujeto de co11troversia. En un
mundo , que
se niega

a pensar. en sus finalidades, porque
se en­
cuentra

demasiado abrumado
po~_ finalidades

divergentes, el mito
facilita un objeto
__ aparentemente

simple y
claro. Su

carácter
me•
dibl~
le

confiere una
virtud suplementaria. De

un extremo a otro
del planeta, parece que·
los. hombres

-disponen, con la medida
615
Fundaci\363n Speiro

616
dél desarrollo económico, del medio para probar y estimar 11:d
diferentes estructuras sociales.»
«En

ausencia· de finalidades, el
únicO aspecto que se
toma en
cuenta es el aspecto cuantitativo del aumento de los
hiene11 pro·
ducidos

y de
los puestos
en circulación.
Nuestra civilización
tiene
el fetichismo de las cifras y cree encontrar la certidumhre en
los
porcentajes y

en la estadística.
Este culto
a la cifra va acom•
pañado de una
grave disociación

individual y colectiva entre la
idea 'de' desarrollo y sus modalidades. En una palabra, todos
están de acuerdo en que se multiplican los frutos materiales · del
pro~re:so, pero

son raros aquellos que
aceptan pagar el

precio
que esta multiplicación exige: esfuecio, ahorro,

formación per·
manente, reconversión, competencia. Como
ha advertido R. Ar·
mand,
«de disociación eq disociación,- el desarrollo

corre el riesgo
de convertirse en un objetivo general
al que· nadie -contribuye,
acusándose
unos

a otros de no haber hecho cosa
alg1U1a».
»Ya se
trate

de organizaciones capitalistas o socialistas, todos
los paí_ses. industriales
pas·an, actualmente,

por
el mismo
interro­
gante, ante las consecuenci$' de
la· -expansión económica, com·
prendida
excluSivari:tente como

incremento indefinido de bienes
y servicios.»-
«... A medida· que desaparecen las situaciones de penuria,
aumenta la toma de conciencia de los enojos de la
'Sociedad de
·
producéióll: de la polución al infarto; de la disgregación fami­
li-ar social a
la elevación inquietante de la criminalidad; de la
multiplicación de los marginados, excluidos de los beneficios del
desarrollo,
al
holocausto sangriento en las carreteras en los fines
de
Sem~~-Las

taras
:de-un ·sistema con
objetivos· puramente ma·
térla1es se manifiestan,

cada
vez más,
en
forma má's visible y
justifican

la protesta,
que tiende a convertirse en permanente.>>
«En nuCStras sociedades
industriales, después
·de la
ilusión de
la
certidiimhré', nos - e~contramos en la hora de los grandes in·
terrogantes.»
«Compreitdida de

una
ina'uer~ ex~lusivamente cuantitativa,

la
e:xpansion económfoa és-, efec·tivaniente, fuente de polución eco•
-Iógi'ea ·y de

deterlOración social. Ordenado
al_ desarrollo
de los
grupos
sOciaJes-' y dé laS perso-iiás, adquiere todo ·su valor

y en­
. CU.entra la finalidád qo~ le !alta:, eS decir~· la dinie~~ió~ humana.
»Pero entotlcés es · ned~sario deséchar

una
conCepción pura­
mente meCaniciSta,. del clesar~Ho· y la progresión · de tal o cual
Fundaci\363n Speiro

tanto, la proli~eración de: tal o cual actividad, no_ son suficientes,
en sí mismos.
Se trata de un fenómeno complejo, que los comu­
nistas, los
·,-sociólogos Y los hombres polí~icos deben analizar más
profundamente. »Unicam.ente
el desarrollo permite la evolución hacia una
sociedad más justa. Pero•

es esencialmente con el excedente de
riquezas que cada año
produzca un país

con lo que efectiva­
mente se
puede hacer

frente
a una
mejor distribución
social. La
estahilÍzación, en_ este

dominio,
. solamente
puede ser estanca­
miento.
»Pero, a ~edida que

este desarrollo se
prolonga, -por el

con­
trario, genera, por su propia existencia, difieultades y contradic­
ciones que implican
e-1 riesgo de _provocar conmociones, inca•
pace.s de ser dominadas
por los
hombres que
podrían moverse,
incluso, en
c!)ntra de

los objetivos
deseados.»
. .
«Toda la evolución de la humanidad tiepde a dar, a las per­
sonas y _a los grupos sociales, una autonomía cada vez más com­
pleta, con un conocimiento
más profun_do y un dominio más to­
tal de sus destinos. Esta evolución se evoca en ténninos de liber­
tad
y de
resp_on~bilidad. Todo
lo que camina en es-te sentido
se mueve también en
el del desarrol~o real;

_todo lo que se opone,
a
peBar de

los signos aparen-tes de opulencia
y de liberación,
obstaculiza esta progresión.»
«E-sta concepción

permite arrojar al margen, simultáneamente,
los mode1os opuestos que
se han

pretendido establecer, una y
otra vez, en nuestras sociedades, particularmente en la francesa.
El
model.o marxista,

que, en el nombre de una idea muy
espe•
cial

de la
jmticia, _prohíbe

toda auténtica
,responsabilidad indi­
vidual

o colectiva, no puede ser
admitido, pero

no es posible
aceptar tampoco -
@l modelo

americano, en el que la
filosofía me•
canicist.a

ha encontrado la más completa de las expresiones ...
»
«L~s fenómenos
de expansión y de crecimiento económico
corren
el riesgo de implicar una reacción en cadena de los gru­
pos
sociales. M nivel de la región, de la .naci~n, o del -conjunto
de
naciones, se plantea,- en forma

permanente, el
p,rohle~a de
los
que ganan
y los que pierden en el camhio; los - individuos y
los grupos, conscientes de los riesgos corridos, tienden a bloquear
esta evolución o, por lo
menos, a
hacerla
más lenta.
Esta actitud,
-
psicológica y política, conduce,

a la vez, a conflictos con
fre­
cu..encia ~uy
violentos,

a
-una degradación- acelera-de. de

la
posj.­
_eión
de

estos grupos
y a-la -multi,p'licación de lot. desequilibrios.
617
Fundaci\363n Speiro

Se puede adve~ir el fenómeno, tanto en la" sociedad francesa
· .como-~ otras ·sociedades., de

desarrollos diferentes.
~La expansión econó'mica de hase técnica tiende a favorecer a
ciertos
grupos, en
relación con otros.
En una sociedad en la que,
para beneficiarse

de
'la_ distribución

de las riquezas, es preciso
participar, en
11ba u otra forma, en el proceso productivo, en
una
civilización cada

vez más
«-sofisticada», cuya
complejidad no
cesa de aumentar, el número de marginados y
abandonados o,
como

suele decirse, «siniestrados del
désarrollo», experimenta un
aumento muy rápido. Estos marginados pueden ser inadaptados
sociales, que constituyen · los residentes en los extrarradios o en
«ciudadea de

urgencia y de
tránsito». Pero· l!amhién se 'trata de
personas

maduras que
salen del
circuito de
la producción y de
tarados físicos y mentales,
frutO y víctimas, al mismo tiempo, de
un progreso que los ha salva,do de la muerte para condenarlos
al fracaso y al aislamiento. Pero también
ire _trata de familias cuyo
apoyo
fundamental, al

nivel de
la demografía y de la integración
social,. no se toma en cuenta en una economía de producción.
O de C3tegorías socio-profesionales de aquéllos que se encuentran
técnicamente
superad08: algunos ·agrictiltores, comerciantes,
arte·
sanos, especialistas de técnicas envejecidas; habitantes de regio­ nes en pérdida
de velocidad~ En estos últimos, el éxodo geográ­
fico Y profesional, al precipitar estas rupturas, acelera la disgre·
gación de los grupos familiares y sociales y multiplica, por todas
partes, los riesgos y la falta de
adaptación, individual

o colec­
tiva.»
«Los países industriales descubren, casi simultáneamente, las
leyes_ del

desarrollo económico y los inco_nvenientes que implica,
aun cuando no han buscado otra
cósa que sus efectos

cuantitati­
vos. Las nuevas nociones de
pólución del

contorno
naC:en de
una
reacción biológica contra
]_!1 perturbación de la eco~ogía, capaz
de

poner en peligro incluso
el Porvenir mismo de la especie.
Esta angustia,
más potente,

y la pasión ideológica, más militante,
condnceli a algunós, principalmente en~re fos_ jóvenes,

a
rechazar
en

bloque
. la

sociedad
i~duatrial,. si~ ~en!"ficio _

de inventario. Es
preciso i:to cedér a _esta teqt_ación, sino analizar que_ es lo

que
provoca_
~ta ,concepción materi_!llista y mCC:anicista del

progreso
"econóµrlc~ ... » _
El predo 4e la 0pt'OS~erkl;¿ que: conlleva ~l de~~rollo _ fu"e un tema
~~at,a_do _en_ la _,Asamb(ea.-f'.le11_ariá. y
fu~. -~plicafÍa ~n _el Mem_f!,~f; _"emifidp_ por _los pt'O~ Qbis~ y que
de "Docu:MEmATION c~THOLIQUE dei 19 de dicie.mbré ha traducido ECCLE~
Fundaci\363n Speiro

SlA en 'las páginas 260 y :siguientes del · año actual, texto del que re ..
cortamos los tres párrafos que siguen:
«Ciertamente de:J,>emos la prosperidad al pi;ogreso téenico y
al
desarrollo económico; pero,
al· mi'smo tiefflpo, .cada

vez son
más numerosas sus
víctimas.; .muchos

se sienten
fatigados, hundi•
dos
y no se map.tienen s-iqo a _fuerza de m~dicamento. Difícil­
mente -se encuentra. tiempo para distraerse,

para descansar, para
reflexionar sobre sí mismo
y esto précisamente ~uando los tiem•
pos libres
han-aumentado

en
nuestra sociedad
y
. .no
dejan de
ampliarse.
»Él precio que pagamos .~, sin duda alguna, la agitación, la
falta de
. seguridad,
la soledad. El hombre vive al
"lado .del hom­
bre

como un extraño, apenas. se conocen los
veci~os, y
mucho·s
mueren a nuestro lado sin pe-rcallarn-os _ de ello.
Cada _año

se pro­
ducen en Alemania Federal cerca de trece mil suicidios, y el
nú­
mero

de
t,entativas es mucho más·· elevfl:do todavía .. El

número de
neuróticos,. de alcohólicos y
de toxicómanos creée en progresión
constante. Cada vez

son
más numerosos
los que, para huir de una
realidad que les
resulta insoportable,

se refugian en una pseudo·
realidad tal como la que ofrece el alcohol o la droga. Juventud,
salud y belleza. Tales son
de ahora en adelante los objetivos
principales. Solament~ aquel

que
triun.fa cuent11 aJgo

en esta
sociedad.
»Con toda
.. evidenC.la, el Dlllrgen de lihert"ad de

lqs
illdividuos
y

de los grupos
es hoy

en día mayor que en otros tiempos.
Pero,. ¿cómo se emplea esta liberta~? Todos

reclaman su dere•
c'ho a

la libertad; pero, ¿en qué medida
se preocupan
de la
liber­
tad ~ los demás? B~jo el pret~xto _ de libertad· .s~ ensalzan atroci­
dades
inmórales, predomina
la brutalidad del
mis fuerte,
y la
· masa

de nuestro
Pueblo gua~da silencio. La· liherta·d es

un bien
frágil y el
h_;mh~e no

la
-pi~ri:]e soilJ.men~e Por ser llevado

a una
prisión ...
»
v. Dos PESOS y oos· MEDIDAS.
· Ott'o · mito· t'acionalista, el de la planetizai:ión de ·un -det'echó unifor ..
memente apl.icable 8 todos tos· países,. vemos é&no, al ser· revts'adas tam ....
bién de modo racionalista "lits. ba'ses del derecho que fue elabOrado a partir
df!l
Código de Napoleón ~on tamalf.a ilusión,'' nos lleva a otra ·de las con ....
tt-adwdonis qtte· ñ.oy padecemos. De elto: · ha te-atado un a~tículO, escrito en
Hoflr,Kóng, signado por P. B., ~con ·ef-título de "A. PRoPósiro DE LA
v1S!TA DE NIXbN: 'UN BALÁN¿E· DE LÁ DUALI-bAn- DEL·'bl3RECHO",
619
Fundaci\363n Speiro

reseñado por la· Société d'Etudes, en marzo de · este año., , y de donde
ptoceden los extractos que recortamos:
« ..• Europa es ·1a priméra en derttinciar la planetiZación de sus
principios, de
Sus instituciones,

de su derecho. La opinión oc•
cidental niega

a sus imitadores, principalmente a las
gentes de
color, la

capacidad
para cori-ducirse comO occidentales.

Supone,
implícitamente, aun
ptoclamando la

igualdad de los pueblos, de
los
países y

de las naciones, que aquello
que sería condenable
en Europa,
según unos principios

que datan de largo tiempo,
no lo
es, o

lo es menos, fuera de las fronteras morales
europeas.
A

despecho de la asimilación de sus
in~titnciones por
el
resto
del

mundo, a
_pesar de

cierta planetización del
der~ho, los
occi­
dentales admiten

que, de hecho, los
comportamientos son dife­
rentes-. Ha· de entenderse, O sub-entenderse, que existen Comporta·
mientos

civilizados y comportamientos no civilizados.
Se quiera
o no, hay siempre, para el
OCcidental, el

cristiano y el bárbaro,
y_ este último conserva
el derecho a no conducirse como cristiano.
Y encuentra indulgencia, en vez de
censura.»:
«El
occidental

es tanto
;más intransigente
consigo mismo cuan­
to más conserva el sentimiento .de constituir un
bloque, que

se
confunde, todavía, con la
cristianda~ que tiende a

la homoge­
neidad y

rigor en su derecho, después de haber sido puesto en
cuestión por
e:l nazismo. Europp no puede fracasar. Tiembla ante
el precedente
názi. Si se ve
acusada de- nazismo, su catolicidad
resulta comprometida. Retrocede ante las llamas del infierno y se convierte en su propio inquisidor. Pero cu.ando se trata de
pueblos de .color, o de naciones lejanas, da de lado a sus
prin­
cipios,

porque piensa que éstos todavía no han sido
asimilados
y

porque sabe también que
su derecho,
demasiado circunscrito
a la moral de la cristiandad,
ea hoy demasiado viejo

y apenas
podría ser

aplicado
al conjunto del planeta, salvo si se admite
pagar
un precio de
injusticias y
sufrimientos.
»Porque es

el mismo Occidente quien. ha puesto en cuaren­
tena la

legitimidad de su
derecho. Este
resultó
comprom-etido
hasta

el
punto de

no
representar otra
cosa
que: el
interés de las
clases
más ricas y de las naciones más favorecidas.
»En muchos espíritus, este derecho occidental se confunde,
hoy, con lo- -que
po-dría denominarse
derecho burgués. Es ·el de·
rf'Cho
que permite -coloniznr y explotar.· Aun cuan-do las institu­
ciones-imitadas

hoy en el mundo
entero, comprendid~ fos países
SOcialistji-s~
seab

·
directamente establecidas; se le opone -un dere-
Fundaci\363n Speiro

cho revolucionario que, al negar los resultados del primero, cen­
sura.
su aplicación
y
rechaza respetarlo.
»Es preciso

advertir que este.
derecho revolucionario,
calificado
de anarquismo
y terrorismo por el derecho burgués, n.o es cons­
tructivo_:

se contenta con
oponocse .a· aplicar; por sí mismos, los
principios

del derecho
burgu&, aunque
las instituciones sobre
las que
se asiente hayan direetamente sur.gido de él, M_ás todavía,
refuta el derecho burgués, muchas de
cuyas cosas le incomodan,
pero es partidario del mismo
en aquello que le favorece. Se
niega a dejarse imponer reglas de ju.ego, pero no consttnye otras.
No establece un código internacional que permita-regular lo-s
conflictos arrojando bombas en los cinematógrafos.
»Es preciso también advertir que el
rechazo del derecho
burgués
resulta tanto

más útil cuanto más el campo adversario
se
ve

obligado a
reapetarlo ...
»
« •.. El derecho revolucionario, imaginado y sostenido por al­
gunos espíritus wriversitarios de Occidente, encuentra su legiti­
mídad en el recue·rdo de la lucha contra el nacismo, es decir.
en la liheraeión. Existe una relación directa, inmediata, entre la
legitimidad del Gaullismo
y la del derecho revolucionario. Los
temas anti-hitlerianos suminiStra~ hoy, con una referencia con­
tinua, la trama del derecho revolucionario.
»Oficialmente, las

relaciones entre las _naciones están reguladas
por instituciones de origen europeo. Periódicamente, las naciones
deben someterse a los protocolos que han firmado,
lo mismo que
a las decisiones de los organ,iismos
intern.acionales que
tienen por
misión aplicar

en el mundo
los-principios

de un
d~recho europeo.
».Pero, oficiosamente,

la opinión pública admite que
el dere­
cho océidental sigue

siendo
un derecho para los occidentales. So­
porta mal que fas. naciones: occidentales- entren en contradicción
con su propio derecho
y admite ·que, a -pesar de las instituciones
adoptadas,
las naciones no
occidentales
sólo se
someterán par­
ciabnente a

un derecho que no llevan en su sangre ..

« ... Así, un contrato inteniacional es una pura ficción. Existen
ya dos derechos:
ei derecho

Occidental, que
los países

del Occi­
dente no

pueden transgredir sin que se alce
el fantasma del
nacismo y verse sometidos, inmediatamente, a la venganza de la
opin,ión internacional; y el derecho, tácitamente reconocido, para
los países no
occidentales, a sustraerse del derecho internacional,
sin
qtte la

opinión internacional reaccione con
el mismo
vigor
que
en el caso precedente ..• »
«... si se considera la importan'cia cada vez mayor que ad­
quiere
la opinión internacional. en la regulación de las cuestiones,
· esta_

dualidad del derecho
actña siempre,
en
caso de
oonfiictó, a
621
Fundaci\363n Speiro

622
expensas de· la8 naciones Occidentales. La. nación occidental no
puede salirse

de las
reglas -
del juego.
Lá naCion ~o occidental
puede, s~gún sus necesidades y su "interés inmediató, permanecer
eD: ta· regla,· saÜ.rse · de · ella ó retornar a ella, -sin que ninguna de
estas
8.etitudes disminuya su prestigio· internacional. ·
»Basta eX!tr8.er consecuánCias
de· °los movilllieni:os de opinión,
fr'ente· a -i-a1 o cuai acontecimiento: s-i hay· guerra, las leyes clá­
sicas
·de la

guerra y las
conveñciolies internacionales,
aplicadas
por una
Parte,: nO lo son por

la otra y los asesinatos y torturas,
condenables en un campo, son lícitos en
ol oti-o. Si

hay procesos
polítiéos, la
cOndena a

muerte es una barbarie e-n unos, pero es
prudente y lícita precaución en otros.
»Porcj_ue la

dualidad del derecho no se refiere a
un campo
único. Permite escarnecer, sin riesgo de
campañas de

prensa, las
leyes
internacionales que los europeos,

por sí mismos, se ven
obligados a

respetar.
Al hacer esto, se logra acorralar a estos
últimos hasta
oblig&rles a cometer actos en contra de las leyes
internacionales, acabando por
ponerse en
contradicción con su
propio derecho y crear, en su seno, discordes.
y contestatarios,
campañas de prensa, y mala conciencia. Una
cuestióó: semejante
jamás

se plantea en el
campo contrario.
»La dualidad del derecho

es un arma· que asegura invariable·
menté la

victorie
e cualquiera
que pueda usar de ella.
Los chi­
nos
lo saben y sólo han podido te~er la bomba atómica por
error. Pé-ro Ú)davía saben

más, ya que tienen
la exacta compren­
sión
y aplicación precisa del propio cOmpromiso de Occidente.
»Todo "advet'sario occidental,

puesto en· contradicción con su
propio derecho, es un
adve·r'sario vencido. Esta contradicción
gana· hoy

las
guerras mejor que Iás armas y

acaba por arreglar,
en un
desequilibrio· que

cada _ día se comprueba
m"ás, las
rela­
ciones
·internacionales. América

está hoy bombardeada por pro­
testas, invadida: de cOntestatarios: se ha · dejado Poner en contra­
dicción con su propio derecho.
»Ell ausencia de un ·derecho' cómún, la guerra compromete,
progi-esivamente, anté la opi~ión ·iniernacionaI, a

uno de los
b"el-igerantes'. Porque· éste, CogÍd-o ell Ullá ·trampa, acaba por
haCerse la gllerr'a de"nl:f'o · de-si iiiismo. Sus

victorias mili-tares se
·

Vllelven eri · contra; porque,
para logl'al"las, debió ienuiiciar,
par­
ciahllenie,
a .. la.S -leyes internacionálés .. Con' el tien:ipo, la opinión
nacional,
·y la intElrnáciollaI, Se· ·sieútén · l)eriurba"das y· los· gritos de
condena aumentan,
·
»Si' trata ae próhat- . qlle ·rio i-enuñéia ·a los principios, acaba
· por· 80:nieter· á .Prd~BO a e;i;_ própio ejéi-cifo; ·c¡ue Separa del resto
de ·1a nación. Cuandc.:' máS q~iÚe piohaf al iOUndo ·Su honesti·
Fundaci\363n Speiro

dad consigo mismo, más descubre la opm1on pública, en sus es•
fuerzos,
la prile-ba · de Su ·pecado y más provoca ·su condena.
»Las operaciones

militares apenas importan ya
y los éxitos o
los fracasos pueden adquirir significaciones contrarias. El campo de batalla no se sitúa
allí d9nde están

las armas, sino en el papel
impreso de los periódicos ...
»
«Y,
sobre

todo, en
los periódicos

occidentales. Porque es en
primer ,término la opinión occidental la que da el tono. y acepta,
para uno de los campos, la dualidad dei derecho, mientras im•
pone al otro la intransigencia de las
reglas internacionales. La
opinión mundial toma, al mismo título que un elemento cual­
quiera de occidentalización, un juicio formulado en occidente.
No sueña apenas, al hacer esto, que
semej¡mte actitud

tuvo su
fundamento en nn distingo, orgu)los9 para

Europa e injurioso
para el resto del Mundo, entre bárbaro civilizado. Por otra parte,
es la opinión izquierdista la
primen · en aceptar

esta dualidad
del derecho: op-inión más racista y occidental que cualquiera otra,
puesto
que

no admite,.
e~tr_e los blancos,

la barbarie que encuen·
tra normaJ entre los pueblos de color.»
623
Fundaci\363n Speiro