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Número 128-129

Serie XIII

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Sobre la «teología de la liberación»

SOBRE LA "TEOLOGIA DE LA LIBERACION"
POR
MIGUEL PORADOWSKI.
I
LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y EL PROCESO DE SU
MARXISTIZACIÓN.
Es dolorosamente trágico el hecho que el tema de la plena libe­
ración del hombre, uno de los temas teológicos más interesantes y
más bellos, fue enfocado desde el principio de tal manera que se
produjo su desplazamiento del plano teológico al plano político,
con lo cual se facilitó su utilización por las fuerzas no cristiá.nas e
incluso las ·anticristianas, para sus fines de lucha coritra el cristia­
nismo.
¿Cómo y por qué ha ocorrido esto? ¿Por qué hoy día no tenemos
esmdios honestos verdaderamente teológicos sobre el tema, que es
uno de los más importantes y más interesantes en··1a Teología, que
sean completamente independientes y libres de influencias ajenas?
Parece que la causa principal radica en el hecho de que el interés por
este tema se despertó en una época de crisis de la teología.
Esta crisis
se manifestó en la aparición de la así llamada la "nueva teología", que,
desgraciadámente, no constituye un nuevo período del desarrollo de
la teología tradicional, sino m,ís bien una ruptura con ella y la bús­
queda de nuevos caminos, nuevos temas y nuevos métodos. Sin em­
bargo, muy pronto se ha evidenciado que lo "nuevo" no es en rea­
lidad tan nuevo, pues bajo el pretexto de la novedad se pretende vol­
ver a los viejos errores, repetidas veces condenados oficialmente por
la Iglesia, en especial a los del protestantismo y del modernismo, que
hoy día se introducen en
1a teología católica, en aras de la búsqueda
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MIGUEL PORADOWSKI
de una síntesis que a la postre pudiera proporcionar bases para una
teología común de todas las iglesias cristianas. Estas teodencias durante el pontificado del papa Pío XII eran in­
mediatamente condenadas, pero en el período Conciliar y postconciliar,
en el ·ambiente de :·uri fraternal acercamiento y de una sincera co­
laboración entre tod<;ts las Iglesias cristianas, han sido y son toleradas
y muy a menudo apoyadas y difundidas por las instituciones de la
Iglesia católica. Se olvidan no solamente las encíclicas que- condenan
el modernismo, como la de Pío X Pascendi y de Pío XI Ubi arcano
Dei, sino también la de Pío XII Hunumi Generis. Es sabido que
Pío XII, en muchas ocasiones, se proD.tH1.ció contra la así llamada
"nueva teología" y que alejaba de los puestos de· enseñanza los
principales representantes de ella (Chenu, Congar, Lubac, Montuclard,
Teilhard de Chardin, etc.), y algunas de sus publicaciones las colocó
en
el Indice.
Una de las principales diferencias entre la teología tradicional
y la "nueva teología" consiste en que la primera es teocéntrica mien­
tras que la segunda es antropocéntrica. La teología tradicional está
centrada en Dios, cristianamente concebido, es decir, en la Santísima
Trinidad: el Dios Padte como Creador, el Dios Hijo como Redentor
y el Dios Espíritu Santo como el Santificador. La "nueva teología"
está centrada sobre el hombre como el objeto del amor divino. Peto
existen en ella corrientes que reducen la teología a la sociología, ocu­
pándose del hombre como del integrante de la sociedad; y también
otras corrientes que reducen la teología a
la pura antr0pología ( el
hombre se basta a sí mismo y no necesita a Dios).
La "Teología de la Liberación" nace en el ambiente de la "nueva
teología"
y principalmente dentr0 de la corriente que toma la so­
ciedad-como objero de su estudio, mostrando una tendencia hacia el
sociologismo dando prioridad a la sociedad frente al hombre.
Mientras la teología fue teocéntrica
et marxismo no pudo infil­
trarla; podía solamente combatirla. Pero desde el momento que la
teología de teocéntrica se ha transformado en· antropocéntrica y, es­
pecialmente, cuando toma una actitúd tipicarnente sociológica (1),
' -( 1) Como ejemplo ilustrativo podemos . mencionar el interesante estudio
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SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
el marxismo tiene ya las puertas abiertas, puede entrar en ella, infil­
trarla, dominarla
y hasta utilizarla para sus propios fines, y así acon­
tece.
Ocurre también o_rro· 'heé:ho curioso. El· mencionado proc~ de
cambios en
la teología se desarrolló después de la primera guerra
mundial, al aparecer
dentro del

marxismo
una nueva-
corriente
lla­
mada el mandsmo-leninismo, que se presentó cofilo la base ideoló­
gica _de una nueva política imperialista de la Rusia soviética para la
conquista de todo el mundo, bajo un falso
y mentiroso lema de la
"liberación de los pueblos". Esta política la empezó Lenin, pero fue
Stalin quien la dotó
de bases
ideológicas
y "cieotíficas" (como él
mismo las llama) de la ''guerra revolucionaria". En sus c;:onferencias
en la Universidad d~ Sverdlov, en abril de 1924, Stalin expuso su
doctrina sobre la "guerra revolucionaria"
y el papel de ella en la
"liberación de los pueblos" (2).
de Dietrich Bonhoeffer sobre la «Sociología de la Iglesia». El autor, al fin y
al cabo, no sabe si está escribiendo -un estudio teológico o un tratado de
sociología, pués está recordando continuamente al lector que su trabajo es
teológico y
óo sociológico, pero, al mismo tiempo, en él reduce la teología
a
la sociología. Véase: Dietrich Bonhoeffer, «Dogmatische Untersuchung zur
Soziologie der
Kirche», Kaiser Verlag, 1%0.
(

2) Las palabras de Stalin, el mayor tirano y más opresor de la histo­
ria, pronunciadas en abril de 1924, exactamente hace cincuenta años atras, o sea, sobre «la liberación de los pueblos», son las siguientes:
«Antes, el
problema nacional se enfocaba de un modo reformista, como un problema
aislado, independiente, sin
relación alguna
con el problema general del
poder
d·el
capital,

del
derrocamiento del
imperialismo, de
la revolución proletaria.
Dábase tácticamente
por ·supuesto

que el proletariado
de Europa
podía
triun~
far

sin una alianza directa con el movimiento de liberación de las colonias;
que el problema nacional-colonial podía tesolverse
·silendbsamente, «espon~
táneamente»,

al margen de la gran escalada de la
revolución proletaria, sin
lucha
revolucionaria

-contra el ·imperialismo. Hoy,
este" punto
de vista antirre­
volucionario debe considerarse desenmascarado. El
leninismo ha

demosttado,
y la guerra imperialista y la revolución rusa lo han corroborado, que el pro­
blema
nacional sólo puede· resolverse
en::relación con
la-revolución proletaria
y a
base de

ella, que el camino del
triunfo' de la revolución en Occidénte pasa
a

través de la
alianza revolucionaria
con el
movimiento · de

liberación de las
colonias
t de los pueblos- dependientes contra· el, imperialismo. El problema
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MIGUEL PORADOWSKI
Muchos años pasaron hasta que los marxistas comprendieron que
sería mejor para la revolución marxista no tanto combatir la religión
como servirse de ella. Se empezó con una nueva política frente a la
Iglesia ortodoxa eo Rusia. Después de destruir el heroico clero de la
nacional es una parte del problema general de la revolución proletaria, u.na
parte· del problema de la dictadura del proletariado.
»El problema se plantea así: ¿están o no agotadas ya las posibilidades re­
volucionarias que encierra el movimiento tevolucionario de liberación de los
países oprimidos?
»El leninismo ( ... ) reconoce que en el seno del movimiento de liberación
nacional de los países oprimidos existen posibilidades revolucionarias y que
es posible utilizarlas para el derrocamiento del enemigo común, para el de­
rrocamiento del imperialismo. La .mecánica del desarrollo del imperialisnio, la
guerra imperialista. y la revolución rusa, confirman plenamente las conclusiones
del leninismo sobre este particular. »De aquí que por necesidad el proletariado apoye enérgica y resueltamente
el movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos y dependientes. » Y otro tanto hay que hacer en lo que se refiere
al carácter revolucionario
de los movimientos nacionales· en general, El. carácter indiscutiblemente re­
volucionario de la inmensa mayoría de los movimientos nacionales es algo
tan relativo y peculiar como lo es el posible carácter reaccionario de algunos
movimientos nacionales concretos. El carácter revolucionario del movimiento
nacional, bajo las condiciones de la opresión imperialista, no presupone en
modo alguno, forzosamente, la existencia de elementos proletarios en el mo­
vimiento, la existencia de un programa revolucionario o republicano a que obedezca el movimiento,
la existencia en éste de una base democrática. La
lucha que el emir de Afganistán mantiene por la independencia de su país
es una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar de las ideas monárquicas
del emir y de sus correligionarios, puesto que esta lucha debilita, descompone,
socava los cimientos del
tmperialisino ... La· lucha ·de los

comerciantes
y de
los intelectuales burgueses
egipcios por

la independencia de Egipto es,
Por
las

mismas causas,. una lucha objetivamente revolucionar_ia, a pesar
del origen
burgués
y la condición burguesa de los lídéres del movimiento nacional egip­
cio y a pesar de que están en contra
del socialismo.
»

Y no hablemos del movimiento
nacional de
otros países cOloniales y de­
pendientes más grandes, como la India y China, cada uno de cuyos pasos en
la senda de la liberación,. aun cuando infrinja las exigencias de
la democracia
formal, representa un
mazazo ases"tado contra

el «imperialismo», es decir, un
paso indisCUtiblemente revolucionario.
»Lenfo tiene

razón cuando dice qúe
el movimiento nacional de los países
oprimidos no se debe valorar
desde-el punto de vista de la democracia formal,
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SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA UBERACION»
Iglesia ortodoxa, parcialmente exterminándolo y parcialmente de­
portándolo a los campos de
trabajo forzado, Stalin colocó
en los pues­
tos de dirección, en esta Iglesia
martirizada, a

sus agentes, a los cuales
recomendó que cnmplieran las funciones eclesiásticas,
y de esta ma­
nera la Iglesia ortodoxa
eh Rusia se

transformó
en un

instrumento de
la marxistización (stalinización) del pueblo
y sus creencias religio­
sas
(3).
Como el experimento con la Iglesia ortodoxa en Rusia parcial­
mente tenía éxito, el mismo sistema, en una forma algo cambiada
y
adaptada a las circunstancias, lo aplicaron los comunistas a otras reli­
giones. Vino
también el
interés por las Iglesias católica
y protes­
tante. Se escogió el camino de la penetración por intermedio de la
marxistización de la teología, empezando por la marxistización de la
teología protestante. Las antignas simpatías de algnnos teólogos. pro­ testantes por
c;l marxismo, como también los contactos y vínculos de
varios
pastores protestantes con los movimientos
socialistas (especial­
mente

en Alemania, Suiza
y Austria) facilitaron el proceso de infil­
tración del

marxismo en la teología protestante (4). Dnrante el pe­
ríodo comprendido entre las dos guerras mundiales este
p.rciceso ya ,
era bastante claro y efectivo.
Pero el proceso de infiltración de la teología católica por el mar­
xismo no fue tan fácil como en la protestante, pues la curia romana
mantenía una actitud de permanente vigilancia y, en el caso de detec­
tar algún síntoma de la influencia marxista, intervenía inmediata-
sino desde el punto de vista de los resultados prácticos dentro del balance
general de
la lucha
contra el imperialismo, es decir, que no debe enfocarse
aisladamente, sino en una escala mundial» (Lenin, t. XIX, pág. 257).
Este es

un fragmento de sus conferencias dictadas
en la Universidad de
Sverdlov en abril de
1924,. recopiladas en el libi-o «Les questions du léninisme»,
París,
1946, :Sditions Sociales (del partido comunista francés); texto aquí
cita.do; en la traducción castellana, está tomado de la revista
ROMA, nÚ·
mero 29, págs. 54, 55.
(3) Véase el excelente estudio de Manuel Foyaca, S. J.: Per.recución reli­
giosa
en la
Rusia .roviética, en la revista «Estudios sobre el comunismo», nú­
mero 44, de abril.junio de 1965, editada en Santiago de Chile.
(4) Vea: Miguel Poradowski: La escalonada 1'!ltU"xi.rti%ación_de la teología,
Madrid, Speiro, 1974.
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MIGUEL PORADOWSKI
mente, tomando medidas muy severas. Basta recordar la clausura -por
orden de la Santa Sede-del periódico francés Sept y de su sucesor
T emps Présent. El momento favorable para la infiltración marxista
en

la
téología católica
llegó durante el Concilio Vaticano II cuando
esta teología empezó a tolerar en su seno la así llamada "nueva Teo­
logía", que concentra su atención en el hombre y no en Dios. Ade­
más, el proceso de la infiltración del marxismo en
la teología cató­
lica resulta, al mismo tiempo, facilitado por la influencia en el am­
biente católico del neo protestantismo
y del neo-modernismo, refor­
zados también por
el progresismo. Una ayuda muy efectiva, en favor
del
marxismo,_ vino de parte del ecumenismo, pues éste facilitó los
contactos entre la teología católica
y la teología protestante ya m.ar­
xistizada.
Sin embargo, sería erróneo pensar que la "Teología de la Libe­
ración"

nació directamente por
la inspiración marxista. Más bien
parece -que surgió como un fenómeno espontáneo, como
consecuen­
cia del interés que en la teología se despertó por el hombre y por
la sociedad, en una situación histórica nueva. La inspiración viene
más bien del hecho histórico, preparado por las luchas liberadoras de
los siglos anteriores, de que en nuestros tiempos, segunda mitad del
siglo veinte, el problema de la plenitud de la libertad del hombre
se ha hecho especialmente actual. También es un hecho que esta recién nacida, jóven
y débil, "Teo­
logía de la Liberación" de inmediato se hizo objeto de preocupación
e interés para el marxismo, puesto que los marxistas se sirven hi­
pócritamente del lema ·de la lucha por la liberación del hombre. Los
dirigentes de la revoludón marxista inmediatamente se· dieron cuenta
de la utilidad de la "Teología de la Liberación" para esta revolu­
ción (5).
Es sabido que después de la segunda guerra mundial en muchos
países aparecieron los movimientos políticos de liberación. Algunos
(5) Como consta de un documento ·del partido comunista de Chile. Se
trata de una instrucción,
· destinada
a los pastores protestantes, vinculados
con
el partido: Este

documento se ·encuentra en
los Archivos de la revista «Estudios
sobre el comunismo».
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SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA UBERACION»
de ellos rápidamente fueron dominados por los marxistas y subordi­
nados a las exigencias de la política imperialista de la Rusia soviética
o de la China comunista
y, en algunos casos, también a la Cuarta
Internarional (6).
Estos movimientos de

la liberación en
los países
coloniales

o en los países políticamente dependientes, tienen
mU:y a
menudo

carácter auténticamente liberador, pero en los países ya libres
y completamente independientes, como lo son los países latinoameri­
canos (sin bablat ya de Estados Unidos de Norteamérica, o de Canadá,
o de la Europa Occidental, donde también pululan hoy día movimien­
tos de "liberación") tienen en realidad un carácter subversivo
y son
instrumentos de la política. imperialista de los países comunistas, es­
pecialmente de Rusia soviética
y de China comunista. Estos movi­
mientos, que dicen ser de "liberación nacional", dominados
y diri­
gidos por Moscú
y Pekín, muy a menudo se sirven no solamé:nte de
los
lemas de "liberación",
sino también
del clero de las Iglesias
cris­
tianas (7). En muchos casos los sacerdotes, religiosos y hasta las re­
ligiosas, ocupan cargos directivos en estos movimientos subversivos,
perteneciendo, sea oficialmente, sea clandestinamente (8), a los par­
tidos comunistas. Fue precisamente -para estos movimientos subver­
sivos que se eiaboró la teología marxista de la liberación, a fin de
proporcionarles las bases
ideológic3.s y

los programas concretos de
acción político-religiosa.
( 6) Muy interesantes infonnaciones al respecto se pueden encontrar en la
principal publicaciqn de la Cuarta Internacional
q11e es
la revista «La qua­
trieme internationale»,

como también
eri. 'la revista trOtskista «Critiques de
L'Economie Politique>>, ambas editadas en París. (7) Informaciones sobre la infiltraci6n de los
·agentes de la policía se­
creta política de la
Rusia soviética

pueden encontrarse en los libros del Obispo
ortodoxo Pe_lypenko, editados en Buenos
Aires. ·
(8) La afiliación de muchos sacerdotes y religiosos en el partido comu­
nista es bien conocida, y la prensa frecuentemente informa sobre este asunto.
Pero además de los sacerdotes,
pertenecientes públicamente

al
pártido·· comu­
nista,

existen también otros que lo hacen Confidencialmente,
negando sus
víncu­
los con el partido. Después del pronunciamiento
militar en Chile de· 11 de
septiembre de 1973,
citando los

locales del partido comunista quedaron
alla­
nados, se encontraron algunas fichas de estos sacerdotes, miembros secretOs·
del

partido.
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Un esquema simplificado de esta "teología" es el siguiente:
Cristo vino al mundo para liberar al hombre; el cristianismo es un
movimiento de lucha por la plena libertad humana; en nuestros tiem­
pos el hombre es un esclavo del régimen capitalista; todo régimen
·
socio-econóinico que no sea socialista es esencialmente un régimen
de explotación y opresión; como cristianos tenemos el deber de lu­
char contra el esclavizante régimen capitalista; la revolución mar­
xista es el único camino que conduce a la destrucción del opresor
régimen capitalista y a la construcción de una sociedad socialista; por
consiguiente, cada cristiano debe comprometerse en la lucha por la
victoria de la revolución marxista; este es un deber religioso, de ahí
el lema: soy marxista, porque soy cristiano (8 a).
Para que este esquema, compuesto. de las afirmaciones parcial­
mente verdaderas y parcialmente falsas, pudiera presentarse de una
manera convine.ente para los cristianos, necesitaba ser desarrollado,
justificado con bases y argumentos tomados de la Biblia; de los es­
critos de los Padres de la Iglesia y de los documentos de la enseñanza
oficial de la Iglesia, como son
las encíclicas sociales, los decretos de
los Concilios, etc. Todo eso se
ha hecho mediante la elaboración de
la "Teología de la Liberación", completada
y respaldada por la "Teo­
logía de la Revolución" y por la "Teología de la Violencia". Casi
todos los autores de estas "teologías" son
declatados marxistas

y mu­
chos de ellos miembros de los partidos políticos marxistas, incluso
del partido comunista.
En la actual "Teología de la Libeta¡:lón" se pueden distinguir tres
principales corrientes. A la primera de ellas se podría
llatnatla "au­
téntica",

a la segunda "marxista"
y a la tercera "anarquista". Aquí
nos
varoos a

ocupar solamente de
las dos primeras.
La corriente .. auténtica" es, hasta ahora, muy pobre. A pesar de
la existencia de un riquísimo material sobre este terna en las Escri-
(8 a)' Este lema lo lanzó en Chile el alto dirigente demócrata-cristiano,
Jacques ChonchoJ.. profesor, en este tiempo, de la Pontificia Universidad Ca­
tólica de· Chile, en u.na entrevista concedida a la revista. «El debate», publi­
cación oficial de esta Universidad. Durante el gobierno de Eduardo Freí, Chon­
chol tuvo a su cargo la reforma agraria y durante el gobierno marxista de
Salvador Allende, fue· ministro de Agricultura.
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SOBRE LA «TBOLOGIA DE LA UBERACION»
turas Santas, el problema de la plena libertad del hombre está . muy
poco tratado por la teología. Las publicaciones editadas hasta la fe­
cha son muy pocas
y muy modestas; En su mayoría tienen carácter
de ensayos
y de· esquemas. Este carácter tiene también el único tra­
bajo publicado en América Latina, a saber, el folleto de Monseñor
Eduardo Pironio (9). Su autor fue,
.hasta hace
poco, el Secretario Ge­
neral del CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana)
y actual­
mente (1974) es su Presidente. El mencionado trabajo, a pesar que
está libre de la influencia del pensamiento marxista, no está exento
de la influencia de la propaganda marxista, pues desgraciadamente se sirve de su terminología
y vocabulario, y, además -lo rual es lo
peor de todo-, reduce todo el problema de
la liberación del hombre
casi exclusivamente a los aspectos socio-económicos, especialmente al de las estructuras ecohómicas.
Hay que reconocer objetivamente que, tal vez, ningún tema se
presenta para
la teología tan complicado y tan enredado como el tema
de la "liberación". La razón de esto es muy sencilla, a saber: el
hombre, como un ser real, concreto, vivo y corporal-y no. el hombre
como un concepto abstracto-, siempre aparece como integrante de
una concreta realidad
. socio-económica,
como integrante de una con­
creta sociedad histórica, como persona de una concreta cultura, de
unas concretas
costumbres, vinculado

a un concreto régimen
socio~
económico, y como ciudadano, es decir, miembro de una concreta en­
tidad política. De
ahí que cada estudio sobre la liberación del hombre
debe tomar en cuenta todos estos condicionamientos.
Estarnos muy lejos de acusar a Monseñor Pironio de estar
bajo
la influencia del marxismo, pero no podemos callar el hecho que en
su trabajo se nota la influencia de la propaganda marxista; es evi­
dente que en este trabajo -en su forma, enfoque, vocabulario, ter­
minología, etc.- se refleja
el ambiente que caracterizaba las oficin~s
e

instituciones del CELAM en este tiempo (10).
(9) Mons. Eduardo Pironio: Teo/ogfa de la Liberación, editado por la
Oficina Nacional de Catequesis, Santiago de Chi,le, sin fecha, pág. 38, con
el prólogo de J. Joaquín- Matte
Varas, Director Nacional

de Catequesis.
( 10) Las influencias
marxistas en

el CELAM se notan ya alrededor
del
año
1963.

Desde este tiempo muchos sacerdotes, bien conocidos por su po-
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El trabajo de Monseñor Pironio inmediatamente fue explotado sin
escrúpulos por la propaganda marxista, que lo presentó como ma­
nifestación de las tendencias socialistas e izquierdistas dentro del
Episcopado Latinoamericano. De esta manera -segriram.ente contra
las intenciones de su autor- el folleto de Monseñor Pironio sirvió
como introducción y preparación de la opinión pública a la "teolo­
gía marxista de
la liberación".
Aparre del folleto de Monseñor Pironio
y de los artíatlos que
lo comentan· e interpretan (generalmente de una manera muy mali­
ciosa), la auténtica "teología de la
liberación" no

existe, al menos
hasta
ahora (1974).

Todo lo que se publica acrnalmente bajo el nom­
bre de
la "teología de la liberación" se halla más º· menos penetrado
por las ideas marxistas
y por esta razón podemos afirmar que la actnal
"teología de
la liberación" se identifica con la '"teología marxista de
la liberación". Seguidamente al referirnos en este estudio a la "teolo­
gía de la liberación",
y usando la sigla TML, aludiremos exclusiva­
mente a la "teología marxista de la liberación".
sición marxista y por su afiliación a los movimientos suversivos, están traba­
jando en los organismos oficiales del CELAM, especialmente como encargados
de conferencias, cursos, seminarios, jornadas, cursillos, etc., organizados por
CE.
LAM

o por las instituciones dependientes de
él. Esta
influencia ha sido muy evi­
dente durante
el período de la preparaci6n de la Segunda Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano del año 1968, en Medellín, que coincidió
con el Congreso Eucarístico Internacional de Bogotá.
Esa conferencia

terminó
sus debates con la publicación del llamado «Documento de Medellín», que
a pesar de la muy severa censura de parte de la Santa Sede, por la cual pasó
antes
de ser

publicado, refleja en su enfoque general, en
la terminología,
vo­
cabulario, etc., la nefasta influencia marxista en este más alto organismo de
la
Iglesia _en América Latina. Las subterráneas maniobras de los sacerdotes-mar·
xistas, para
dat al «Documento de· Medellín» un carácter netamente marxista,
las denunció públicamente, en su intervención durante el
Congreso Antico­
munista,

celebrado en Río de Janeiro, en
el año 1974,

el Monseñor Geraldo
de Proenza Sigaud, Arzobispo de Diamantina (Brasil).
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SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
11
LA "TEOLOGÍA MARXISTA DE LA. LIBERACIÓN": sus PRINCIPALES
REPRESENTANTES.
En una síntesis simplificada el planteamiento de la TML es el si,
guiente:

el hombre contemporáneo es un esclavo del régimen capi­
talista, pues el capitalismo es un régimen de explotación
y de opre­
sión, que degenera física
y moralmente tanto a los explotados y los
oprimidos, c;omo también a los explotadores
y los opresores; la revo­
lución marxista.es la única fuerza real capaz de liberar
al hombre del
injusto e inhumano régimen capitalista, por consiguiente la Iglesia,
como institución fundaulá por Cristo para liberar
al hombre, debería
no solamente apoyar:¡~ revolución marxista, sino incluso identificarse
completamente con ella (11).
(11) Las premisas de este razonamiento son falsas. Es falso que «el hombre
contemporáneo es un esdavo del régimen capitalista, porque el capitalismo
es un régimen de
explotación' y de opresión», Lo único verdadero es que a
veces ocurre así, como cuando
el empresario no remunera a sus trabajadores
de una manera justa, o cuando no respeta la dignidad humana de
sw colabo­
radores. En estos casos la culpa no es tanto del régimen mismo como del
hombre. La doctrina social de la Iglesia, expuesta en las encíclicas sociales,
expresa claramente su enseñanza sobre la justa remuneración del trabajo y
considera que el salario de suyo no es injusto,
en contra

de lo que sostiene
el marxismo (la teoría de la plus-valía). Es falso que «la revolución
marXista
es

la única fuerza real que puede liberar al hombre del régimen capitalista».
Esta aseveración contiene una contradicción, pues la sociedad ideal- socialista,
proclamada por el
.marxismo --<:orno vemos

en la
1_:iráctica, es
decir, en los países
que desde más de medio siglo están gobernados exclusivamente por_ marxistas,
sujetos
al régimen impuesto por la revolución marxista-resulta también ca­
pitalista, con la agravante de que se trata de_ una forma del capitalismo más
abyecta, más inhumana, a saber, la del capitalismo de Estado, según
cons.
tatan

los mismos marxistas, como León Trotsky ( en sus libros:
< desfigurada»,
«La revolución traicionada», «Los crímenes de Stalin», etc.) o
Milovan Djilas ( «La nueva
clase») y
tantos otros. Si en el régimen del ca­
pitalismo privado ocurren casos de abusos, en el régimen del capitalismo
·-de
Estado

el abuso es
la regla, pues .frente al único patrón-Estado el trabajador
no tiene ninguna defensa
y en realidad es un completo esclavo. La única
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MIGUEL PORADOWSKI
Los autores de los trabajos sobre la TML toman las premisas
de este silogismo como verdades evidentes y, por ende, indiscutibles;
ellas son, para estos escritores, algo así como .. dogmas" y sólo se pre­
ocupan por demostrar que
la Iglesia es una institución fundada por
Cristo para liberar
al hombre y de que se trata ante todo de una
liberación social, económica
y política. De esta manera toda la TML
es esencialmente marxista, porque acepta
ca.in.o verdades

absolutas e
indiscutibles las esenciales tesis marxistas, a saber: que el hombre,
viviendo dentro de un régimen capitalista, sigue siendo un esclavo
y
que todos los movimientos históricos e ideológicos, incluyendo el
cristianismo, sólo contribuyeron a ayudar al hombre a que tomara
conciencia de su situación de esclavo, pero no lo liberaron. La liber­
tad exclusivamente la otorgará la victoria de .Ja revol\lciÓn marxista.
Los autores de los estudios sobre la TML aceptan el mismo con­
cepto de la revolución marxista, exactamente tal como lo presentan
los mismos marxistas, sin discutirlo, a saber, como un proceso socio­
lógico permanente (12), que transforma la sociedad por
la lucha de
clases, que se expresa por el continuo agudizamiento de los conflictos
sociales, las contradicciones internas de
la. sociedad

capitalista
y que
lleva fatalmente a la violencia, al desorden,· al caos, a las luchas ar­
madas
y a la guerra revolucionaria. Esta revolución -según la opi­
nión de los marxistas, opinión compartida por
la TML- tiene que
sei conducida por "revolucionarios profesionales", es decir, por los
técnicos en
la revolución, especialmente preparados para este fin en
los establecimientos educacionales, fundados con tal propósito
(es­
cuelas

para los revolucionarios profesionales, escuelas de guerillas, etc.).
Estos técnicos dominan no solamente la doctrina marxista-leninista
fuerza que 'puede liberar al hombre no es el marxismo, sino el cristianismo,
que con sus enseñanzas cambia los
COra20nes de
los hombres
y transforma
todas las formas de convivéncia social. La
revolución marxista

en
vez de
li­
berar
al hombre lo esclaviza, quitándole su dignidad humana. Exigir de la
Iglesia que no _ solamente apoye la revolución marxista, sino que iriduso se
identifique
con ella, es
tqmar. una posición

de Judas.
(12)
V~: Miguel Po:rádowski: La teoría de la Revolución Permanente,
en la revista «Estudios sobre el comunismo», núm. 1, de julio-septiembre
de 1953.
924
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TEOWGIA DE LA LIBERACION»
sobre la revolución, sino también la técnica revolucionaria y actúan
bajo las órdenes de los dirigentes de la revolución mundial marxista. Los "teólogos" marxistas consideran que la misión espiritual de
la Iglesia solamente podrá ser realizada cuando en
el mundo se im­
ponga
el régimen de justicia social, que a su juicio únicamente es el
del socialismo ( o comunismo) marxista. Por esta razón, según ellos,
la Iglesia debería interesarse por la pronta realización de la revolu­
ción marxista, pues sin
la previa transformación del mundo por la
revolución marxista, la Iglesia ni siquiera puede empezar su misión
espiritual. La Iglesia sola, sin la ayuda de la revolución marxista, no
es capaz de transformar el mundo, como
-lo prueban los dos mil años
de cristianismo.
Por otra parte -según los "teólogos" marxistas--- la evangeliza­
ción es imposible sin la previa transformación de la sociedad por la
revolución marxista,
y, más aún, es imposible vivir la fe, practica,rla,
mientras exista el régimen capitalista (13).
La TML es tin intento marxista de una concientización· teológica
(13) Por ejemplo, la TML so.stiene que, en la actual situación, la cele­
bración de la Eucaristía es imposible, inmoral y sacrílega, porque en una so­
ciedad capitalista no puede existir verdadera comunión espiritual entre los
fieles que se acercan a la comunión, porque estas personas, por pertenecer a distintas clases sociales,
deben odiarse

mutuamente, estando comp-romet,idas
en la lucha
de clases. Sólo en la futura sociedad ideal socialista, sociedad sin
clases
y, por ende, sin odios, van a existir las indispensables condiciones para
una verdadera vida espiritual cristiana que permita compartir el Pan eucarís­
tico sin hipocresía. Mientras vivimos en el
régimen capitalista,

Vivimos en
estado de pecado, pues el régimen
capitalista, siendo

injusto, es
un régimen
de pecado,
y comulgar en estado de pecado es un sacrilegio. De este estado de
pecado no puede librarnos la absolución del sacerdote sino el compromiso con
la revolución
marxista, pues

solamente la revolución marxista libera al hombre
del régimen capitalista, o sea, del estado de pecado; esto equivale a decir
que -según TML- la revolución marxista tiene carácter de sacramento ( otor­
ga la absolución del único peca.do que existe y otorga la gracia). Por esta
razón los sacerdotes
marxistas aconsejan a la gente que no asistan a Mis_ar no
comuliuen, no

se confiesen, etc. Véanse sobre estos temas los
innumerables
artículos

publicados en la revista marxista «Víspera», Montevideo. Los auto­
res de estos artículos, en su mayoría, son profesores de teología en Pontificias
Universidades Católicas.
92~
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
de la Iglesia como tal, en el actual momento histórico, es decir, en
un período de la
historia de
la humanidad, cuando ya
tQdos los países
del

mundo están incluidos en
el proceso sociológico de la transforma­
ción por la revolución marxista.
La TML desea que la Iglesia cambie
voluntariamente y a sabiendas de posición ante la revolución mar­
xista, que deje de ser . una enemiga de esta revolución ( como lo es
desde
el pontificado de Pío IX hasta el pontificado de Paulo VI)
y se convierta en su protectora. La Iglesia debería entender los '' signos
de los tiempos"
-romo dicen

los "teólogos" marxistas--, debería
cobrar
la conciencia de la nueva situación histórica y con entusiasmo
comprometerse con la revolución marxista, pues solamente de esta
manera podrá cumplir fielmente la voluntad de Cristo.
La TML es un serio intento de repensar en categorías y términos
teológicos, todos los problemas de la vida de la Iglesia ante la deci­
-sión de integrarse conscientemente en el proceso de la revolución
marxista en marcha.
La TML desea imponer a la Iglesia, al menos a una considerable
parte del clero, la actitud de consciente
y responsable compromiso
con la revolución marxista. En la imposibilidad de analizar aquí todas las obras publicadas
sobre este tema (14), nos vamos a limitar solamente a las tres que
-a
nuestro juicio-

constituyen las tres etapas de
la marxistización
gradual de la "teología de la liberación". A pesar de que aparecieron casi simutáneamente se nota en
ellas la

aplicación del "método de la
graduación" (15). En efecto, el estudio de Alex Morelli, "Libera a
mi pueblo" (16) se presenta como un cauto intento de pasar de la
posición teológica ttadicional a
la posición de la teología marxista;
el trabajo de Gustavo Gutiérrez,
"La teología de la Liberación" (17),
(14) La bibliografía de la «Teología de la Liberación», elaborada por
Rodolfo Valenzuela
y editada por ODOC (Cuernavaca), llega hasta· los 200
títulos.
(15) Véase Miguel Poradowski:
La escalonada marxistización de la teo­
logla, en VERBO 121-122, págs. 51 y sigs., o en edición separada de Speiro
1974.
(16) Alex Morelli: Libera a mi pueblo, Ediciones Carlos Lohlé, Buenos
Aires-México, 1971, pág.
130.
(17) Gustavo Gutiérrez: Teología de la Liherad6n, Lima, 1971, pág. 374.
926
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TBOLOGIA DE LA LIBERACION»
es un claro y decisivo acto de comprometerse con la revolución mar­
xista, guardando cuidadosamente todas las apariencias de fidelidad
a
la teología tradicional y a la enseñanza oficial de la Iglesia, mientras
que el libro de Hugo Assmann, "Opresi6n-Liberaci6n" (18) es
un
intento, claro y sin tapujos, de estudiar teológicamente el problema
de la liberación del hombre exclusivamente desde
el punto de vista
del marxismo.
a) "Libera a mi pueblo", de Alex Morelli.
Parece que el libro de Morelli está destinado al clero todavía for­
mado
y educado sobre los principios de la teología tradicional. El
autor incluso publica su libro con la censura y aprobación eclesiás­
tica, es decir, con "nihil obstat" e "imprimatur" (19). Consignió
también
un prólogo para su libro, escrito del bien conocido obispo
izquierdista, Mons. Sergio Méndez Arcea, de Cuernavaca (México).
En su presentación, Mons.
Méndez expresa el deseo que el trabajo del
Padre Morelli " ... produjese ... la toma de conciencia suficiente para
dinamizar la revolución" (se refiere a la revolución mexicana) y "para
construir un continente más
frllternal en

un socialismo democráti­
co" (20).
Morelli comienza su libro con un análisis de
la actual situación
socio-económica de América Latina, comentando el así llamado "Do­
cumento de Medellín" (21). Con la terminología marxista, Morelli
presenta esta situación como una explotación extremadamente injusta
de las masas obreras por un puñado de opresores, y como un estado
de opresión por
la "violencia institucionalizada", es decir, por el ac­
tual régimen jurídico. El argumento que usa es muy sencillo, a saber,
según el autor, cada régimen socio-económico
y jurídico que no sea
(18) Hugo Assmann: OpreJión-Liberación, desafío a los criJtianos, Tie­
rra Nueva, Montevideo, 1971,
pág.-208.
( 19)

Actualmente el hecho de que un libro
lleve «nihil

obstat» o «im­
primatur» no da ninguna garantía
al lector, pues lo encontramos en libros
con ideas completamente contrarias a la enseñanza oficial de
la Iglesia.
(20) A. Motelli, o. c., pág. 10.
(21) Véase la nota 10.
927
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
marxista es -por definición- un régimen de explotación y de opre­sión, por muy buena que sea
la situación económica real de la gente.
De esta manera constata que existe un .. estado de esclavitud" en
América Latina, hoy día, del cual la Iglesia debería librar al hombre
.por la revolución marxista, imponiendo un régimen socialista, único
que garantiza la justicia y la libertad. A este fin debe servir la "teo­
logía de
la liberación".
El esquema de esta "teología de liberación", presentado por Mo­
relli, es casi el mismo que el descrito por los otros autores de la
TML. Es decir, primero vienen sendas citas de la Biblia, para recordar
cómo Dios liberó al pueblo judío de la esclavimd y opresión de
Egipto (reduciendo todo el problema de la liberación de Israel ex­
clusivamente al aspecto socio-económico y político, mientras que la
temática religiosa queda completamente callada). Después siguen otros
textos del Antiguo Testamento para comprobar que Dios no se li­
mitó a liberar a Israel de la esclavimd de Egipto, sino que después
también defendió siempre al pueblo judío -especialmente por me­
dio de los profetas- de la explotación y opresión económica; que
la lucha de clases constimye lo medular de
la historia sagrada. Moisés,
como un instrumento en las manos de Dios, es el liberador político
y económico dé Israel, y esta liberación es la imagen de la plenitud
de la liberación cumplida por Cristo.
Según Morelli, el actual régimen capitalista es un régimen de
explotación y de opresión y, como tal, un régimen de pecado; por
consiguiente, quien se solidarice con este régimen vive en el estado
de pecado y, al contrario, qnien lo combate cumple con la voluntad
de Dios, pues lucha por
la liberación del hombre. El combatir el ré­
gimen capitalista es una obligación de carácter religioso: sólo de esta
manera se es fiel a Cristo.
Pero no basta solamente combatir el régimen capitalista, según el
autor; es
menester comprometerse
en la lucha por
uri régimen de
justicia, es decir, por
la realización del socialismo.
Para justificar teológicamente el deber moral de la lucha contra
el régimen capitalista, Morelli cita y analiza muchos textos tomados
de
la Biblia, pero para justificar el deber del cristiano de luchar por
la implantación del socialismo utiliza casi exclusivamenté argumentos
928
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
tomados de los autores marxistas, con los cuales pretende convencer
al lector de que solamente un régimen socialista es un régimen para
una sociedad ideal de futuro, basada en la verdadera justicia. Para
hacer más aceptable
y más atrayente este socialismo le llama "demo­
crático".
En las resoluciones del Concilio Vaticano II, como también en
las declaraciones posrconciliares
.del papa
Paulo VI
--.siguiendo el
ejemplo

del
escritor español,
conocido por sus simpatías progtesistas
y promarxista,s, J. M. González Ruiz, a1l cual cita muy frecuentemen­
te--quiere ver una vuelta de la Iglesia a sus principios y su recon­
ciliación con el socialismo (pág. 93 ). Lamenta Morelli
- bién

a
J. M. González Ruiz- que la Iglesia no tiene la ambición
de crear su propio régimen socialista, con lo. cual deja entender que,
en esta sitnación, no queda a los cristianos otra solución que la de
ro
mar parte

en
la edificación del socialismo marxista (pág. 93).
· Los

últimos capítulos del libro los dedica Morelli a los problemas
de
la revolución y de la violencia. El régimen capitalista puede ser
abolido únicamente por la revolución, usando la violencia, y, por esta
razón, tanto la revolución (marxista), como también la violencia están,
segón el'auror, plenamente justificadas desde el punro de vista moral.
Pretende confirmar su propia opinión citando las_ opiniones de otros
autores, teólogos-marxistas. Lamenta -que
el papa Faulo VI, durante
el
Congteso Eucarístico Internacional en Bogotá, en el año 1968, se
declaró contra la violencia.
Morelli quiere reemplazar un mal menor (el régimen del capita­
lismo privado) por un mal mayor (por un régimen del
capitalismo
del Esta.do), es decir, por el socialismo-comunisnio marxista, y tiene
pleno derecho de hacerlo, pues de gustibu, non es disputandum, pero
¿con qué derecho abusa para este
fin. de

la teología?
b)
~La Teología de la Lihe~ación", de Gustavo Gutiérrez.
El arriba mencionado trabajo de Gustavo Gutiérrez (22) se pre­
senta como un estudio mucho más serio y, por ende, también mucho
(22) Véase la nota 17.
929
..
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
más peligroso. Gustavo Gutiérrez comprende petfectamente que no
se puede elaborar una teología marxista de libetación sin el previo
cambio del mismo concepto de
teología, como

también de los mé­
todos de estudio
teológiro hasta

ahora usados. Por esta razón, con­
secuentetnente, dedica

la primera parte de su abultado estudio a la
detnolición del concepto tradicional de la teología y de sus métodos.
Para hacetlo también, consecuentemente, tiene que rechazar toda la
filosofía cristiana, especialmente la escolástica y a su máximo repre­
sentante, es decir, a Santo Tomás (23). No se contenta solamente
con su obra destructora, pues comprende que cada teología tiene
que apoyarse sobre alguna filosofía y utilizar los conceptos y la tet­
minología filosóficas. En el lugar de la rechazada filosofía cristiana
tradicional, pretende introducir la filosofía de Kant y de sus segui­
dores: Hegel y Peuetbach, lo que le permite introducir después tam­
bién al marxismo ·como única base filosófica de su ''nueva teoiogía".
Pero solamente los lectores muy ingenuos pueden no darse cuenta
de este engaño, pues
la "nueva

teología" de Gustavo Gutiérrez no
tiene nada de . . . teología.
Gustavo Gutiérrez también pretende cambiar .el objeto. del es­
tudio
teológico. Es sabido que el objeto de la teología tradicional es,
en primer lugar, Dios (la Santísima Trinidad)
y, en segundo lugar,
el hombre, como el objeto del amor divino: de la creación (Dios­
Padte), de la redención (Dios-Hijo)
y de la santificación (Dios­
Espíritu Santo). Esto justifica el término "teo-logía" (Theos-Logos):
ciencia de Dios. Mientras que el
objero de
la "teología" marxista,
elaborada por Gustavo Gutiérrez, lo
con;tituye "la

!ibetación del
hombre.del régimen capitalista".
El abultado estudio de Gustavo Gutiérrez (casi de cuatrocientas
páginas), lleno de larguísimas citas de los autores marxistas y pro­
marxistas, pesado, confuso,
mal redactado, con continuas repeticiones,
no es ninguna contribución
al desarrollo de la teología, como pre"~
(23) Véase Miguel Poradowski: ¿Por qué el marxismo _combate al to­
mismo?,
en la revista madrileña VERBO 126-127, julio-agosto-septiembre
1974, págs. 825 y sigs.
930
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
tenden algunos comentaristas (24), sino un camuflado intento de
desttuit la teología tradicional y reemplazada por una pseudoteología.
Hay dos posibilidades: o el autor es siocero y realmente cree que
se puede pensat teológicamente (si se trata de la teología católica)
con las categorías filosóficas de Kant, Hegel, Feuerbach
y Marx (Gus­
tavo Gutiérrez principalmente se sirve de los neomarxistas Garaudy,
Marcuse
y Merleau-Ponty) y, en este caso, se presenta como un
tonto, que "no sabe lo que hace"; o el autor sabe perfectamente
bien lo que hace, tratando de desttuit el trabajo de dos mil años de
la teología tradicional,
y sirve de esta manera a la revolución mar­
xi:Sta, y, en este caso, sólo merece el nombre de Judas.
Veamos mas de cerca el contenido de este estudio. Se puede re­
sumirlo de la siguiente manera: el autor
al titular su obra "La teo­
logía de la Liberación", pretende, en primer lugar, introducir un nue­
vo concepto de la teología
y, de conformidad con este concepto, des­
pués trata el tema de la liberación del hombre
del régimen capita­
lista para finalizar su estudio con algunas consideraciones escatoló­ gicas muy
confusas, en

las
ruales quiere

identificar
el "reino de Dios
en la tierra" con la sociedad ideal del futuro, que será edificada por
la revolución marxista. ¿Cómo presenta esto en sus detalles?
El autor comienza· su obra elaborando un
nue~o concepto

de teo­
logía, pues el concepto tradicional no le sirve. Cita docenas de auto­
res contemporáneos, casi exclusivamente progresistas
y, entre ellos,
sobre todo, prótestantes, para
tratar de demostrar que el concepto tra­
dicional de la teología
es anticuado,
obsoleto (ciencia de Dios),
y
por ello, una vez rechazado, el apt_or q1,üere sustituirlo por un con­
cepto nuevo, a saber: "teología como
. .reflexión crítica sobre -la

prá­
xis" (pág. 20). Siguen después unas· largas reflexiones, basadas en
textos tomados de lás
obra§ de

los teólogos
protestantes-marxiStas,
de

autores· de
lá misma
categoría que el autor (es decir, de
lós pre­
tendidos

"teólogos"
marxistas, principalmente
de los colaboradores

(24) Véase la revista de la Facultad de Teología de la Universidad Ca­
tólica de Santiago (Chile), «Teología y Vida»,
núm. 3, 1972, y
también la
revista «Mensaje», de los padres jesuitas chilenos, núm. 208.
931
Fundaci\363n Speiro

/.UGUEL PORADOWSKI
de la revista marxista VISPERA) y, sobre todo, de los autores marxis­
tas de categoría, como son el mismo Marx y Engels y sus actuales
seguidores, como Marcuse, .Althusser, Garaudy, Merleau-Ponty, etc.
De esta manera, consciente o inconscientemente, el autor toma de
inmediato una actitud marxista, pues fa "praxis" es la esencia misma
del
marxismo. Sus siguientes análisis confirman aún más hasta qué
punto el autor se identifica con la posición marxista, pues de.mues­
tran que se trata de la "praxis histórica".
¡ Sapienti snJ!
· Después vienen los largos capítulos sobre la actual situación so­
cial-económica en América Latina, en los
cwdes se
presenta
una des­
figurada imagen de un continente de "explotación y de opresión"
de las masas trabajadoras, imagen pintada con las
citas casi exclu­
sivamente de los autores marxistas. De esta manera el autor quiere
convencer al lector que la América Latina es un continente en el
cual predomina un· régimen económico inhumano, injusto, que man­
tiene · en esclavitud, explotación y opresión a casi toda la población,
lo que justifica plenamente el planteamiento . de la liberación del
hombre de
· la esclavitud

del régimen capitalista.
· El
autor solamente
ve Jo malo de América Latina, los abusos,
la miseria, la injusticia,
pero no ve ni el progreso, ni el desarrollo · económico, ni la promo­
ción social.
Siguen otros capítulos dedicados a presentar al cristianismo como ·
un

compromiso social. Según Gustavo Gutiérrez,
la "praxis social",
es decir, la · lucha por un régimen social justo, constituye la misma
esencia del
-cristianismo. Los

otros
aspecros del

cristianismo se callan
o se les da poca importancia. De ahí sólo hay ya un paso para la iden­
tificación del cristianismo con el marxismo, más todavía si también
se pretende presentar al marxismo exclusivamente como
la lucha
por un régimen socio-económito justo. Esta parte del libro es la más
ambigua y confusa. Se analizan en ella muchos textos sacados de la Biblia,
dtase abundantemente

a los Padtes de
la Iglesia,
pero
siempre seleccionando cuidadosamente sólo
las opiniones

que se pres­
tan a las interpretaciones que favorecen la tesis del autor, y también
se
citan autores contemporáneos, especialmente protestantes, para
demostrar que
el "verdadero" criStianismo' se reduce a la "praxis
social". De esta manera el autor pretende justificar las actividades
932
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
de los movnruentos revolucionarios contemporáneos, también a los
extremistas, en los cuales muy a menudo se encuentran católicos com­
prometidos, no solamente laicos, sino también sacerdotes, religiosos
y religiosas. Parece que el libro de Gustavo Gutiérrez precisamente
quiere proporcionarles argumentos teológioos que justifiquen
y afir­
men sus actividades revolucionarias y subversivas.
El libro de Gustavo Gutiérrez da una imagen falsa tanto de la
realidad socio-económica como de los
actuales movimientos
revolu­
cionarios marxistas de América Latina. Estos son presentados como
elementos heroicos, desinteresados, sacrificados en la lucha por la
justicia social y, lo que es peor aún, se da una imagen falsa del mis­
mo cristianismo, reduciéndolo
exclUSivamente a
la "praxis social"
y
pretendiendo identificarlo_ con un marxismo idealizado.
e) "Opreeión-Liheració~", de Hugo Assmann.
El trabajo del jesuita brasileño Hugo Assmann, ""Opresión-Llbe­
ración, desafío a los cristianos" (25 ),
constitttye un paso definitivo
hasta

la completa marxistización de la teología. El autor anterior­
mente había publicado un
pequeño folleto, tintlado '"Teología

de la
Liberación" (26). "Opresión-Liberación" es su continuación, pero
entre estos dos trabajos hay una diferencia notable, pues- en éste el
autor ya no
se presenta como teólogo, sino como político, o _más bien
como
·un politruk ( que en la terminología comunista rusa significa
"instructor de la policía política").
Assmann conoce
muy bien la
teología política -actual alemana, especialmente la de los autores pro­
testantes, que -siguiendo el ejemplo de Barth- colaboran con el
marxismo. Comentando estos trabajos, Assmann lamenta que sus au­
tores no asimilan suficientemente al marxismo. A pesar que cita a
Le­
nin muy frecuentemente, el autor parece estar más cerca de Trotsky y
del neo-marxismo de Marcuse. El libro está escrito con una termino-
(25) Véase la nota 18.
(26) Hugo Assmann:
Téologla de la 1Jberad6,;1 Servido de Documenta­
ción MIEC-JECI, Montevideo •

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MIGUEL PORADOWSKI
logía, lenguaje y manera de pensar sólo accesibles para las perscnas que conozcan bien la literatura política marxista. Omstiruye un tris­
te testimonio de hasta qué punto
el marxismo ha penetrado en la
teología contemporánea. También proporciona muy valiosas infor­
maciones _ sobre la infiltración de muchas instituciones de la Iglesia
que desde hace muchos años están ·al -servicio de la revolución mar­
xista. Como ejemplo ilustrativo citemos que -según el autor-so­
lamente en el año 1970 ruvieron lugar en la América Latina siete
"encuentros" continental_es, dedicados a las discusiones de la "teolo­
gía de la liberación" (todos ellos más o menos marxistas). De los
datos informativos, que proporciona con orgullo
el libro de Assmaun,
se desprende que este tipo -de "encuentros" poco tiene que ver con
el aspecto teórico-científico y más bien tiene carácter político-pr~c­
tico
y que presumiblemente detras de ellos se halla algún tipo de
organización internacional,
que los
financia y controla. Solamente
uno de estos "encuentros" aparece como organizado por CELAM, lo
que comprueba que también en esta entidad eclesiástica hay influen­
cias marxistas, pues concurrieron a él los mismos "teólogos" marxistas
que a los demás.
Hugo Assmann reduce, clara y evidentemente, sin tapujos, la
teología a la praxeología, sirviéajose del trabajo de Tadeo Kotar­
binski (27), filósofo marxista polaco. En la "teología" de Assmaun,
Kotarbinski cumple con el papel que en la teología tradicional corres­
ponde a Santo Tomás (recordemos que en Polonia Tadeo Kotarbinski
ya en la época de entre las dos guerras mundiales, era un bien co­
nocido leader de los ateos y librepensadores marxistas). Assmann escribe que cuando se define ·a la teología como "reflexión crítica
scbre la acción eficaz", se la identifica con la praxeología. Como
hemos visto, lo esencial en el marxismo es la "praxis revolucio­
naria"; y a ella Assmann reduce su "teología de la liberación", es
decir, la identifica con
el marxismo.
Esta identificación de la teología de la liberación" con
el mar­
xismo es llevada a cabo por Assmaun hasta los pequeños detalles.
(27) Véasf T. Kotarbinski: P,axiology-An Introduction to the ScienceJ
of Efficient Action, Oxford, 1965.
934
Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA «TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
Veamos algunos ejemplos: el concepto del "hombre nuevo", del
cual nos habla San Pablo (Col. 1, 15-20) corresponde al que quiere formar hoy día
---;;egún Assmann-

la revoluci6n marxista, y como
argumentos ofrece citas de Gustavo
Gutiérrez (pág.

75). Cristo es
presentado como

un modelo del revolucionario (contestatario)
(pá­
gina 77). La liberaci6n de Israel de la esclavitud de Egipto tiene
-para Assmann- un significado solamente social, econ6mico y po­
lltico (pág. 72), y como
tal "pasa a ser el paradigma para la inter­
pretación de todo el espacio
y de todo el tiempo'; (pág. 72), haciendo
referencias a la liberación del régimen capitalista.
La, enseñanza de
Cristo sobre el "reino de Dios" como "levadura" que transforma 1a
sociedad hwnana por la transformación interior del hombre, está
identificada con el concepto marxista de la "revolución permanente".
Pretende identificar el concepto evangélico de la verdad con el con­
cepto marxista de la verdad, equivalente a "concepto de la acción
eficaz" ("eficaz", en el marxismo, quiere decir liberadora de la alie­
nación) (págs. 92, 98). Volviendo a la antigna discusión, recién re­
cordada por los estudios de Semmelroth (Orthodoxie und Orthopra­
xie) sobre si la fe debería ser verdaderamente-pensada o verda­ deramente-practicada, pretende reducir la
fe a la acción, en el sen­
tido marxista, o sea, a una praxis revolucionaria, pues considera que
"la fe sólo puede ser verdadera, históricamente, cuando "se hace de
verdad", es decir: cuando es históricamente eficaz para la liberación
del hombre" (pág. 98). "De este modo la dimensión de "verdad" de
la fe se liga estrechamente a la dimensión ético-política" (pág. 98),
lo
cual solamente ocurre cuando un cristiano se transforma en un
revolucionario. Assmann hace una llamada para que la "teología
de la liberación", precisamente en cuanto reflexión crítica sobre la
praxis histórica eficaz en la línea de la liberación, retorne a la T eo­
logía de la Cruz, liberada de sus mixtificaciones alienantes, de las cua­
les la más evidente le parece la de "la teoría de la satisfacción",
ideologizada hasta el extremo del
chlvo expiatorio
sustitutivo de
quienes proyectan en él su cobardía e indecisión en asumir sus res­
ponsabilidades históricas; otra estima que es la del Reconciliador que
pacifica todo y procura evitar todo conflicto . . . y para restin.tlr al
hombre Jesús la integridad de su condición humana, y a su muerte
935
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADow}K1
1
la dimensión histórifa y política que tuvo, para, a partir de ahí, re­
tomar lo que se
oculjta en
la línea de desafíos todavía no plenamente
percibidos, dentro
d, los símbolos cristianos del Nuevo Testamento".
(págs. 104-105).
Entpnces -según
el autor- la Pasión de Cristo, su
Sacrificio en la
Cr"f, el

mismo acto de Salvación y Redención son
las ... mixtifkacionef alienantes".
Vale la pena totar nota de que para Assmann el papel de la
"Teología de la Lib ración'" no es
-como para
Morelli
y Gustavo
Gutiérrez- "la lib ación del hombre de la explotación
y opresión
de régimen capitalis
", sino

la liberación de las "mixtificaciones alie­
nantes", es decir,
de a fe (del dogma cristiano).
Hay que
recordru¡ que
para Assmann la "teología de la liberación",
.así concebida, es sollunente una etapa preparatoria para la "teología
de la revolución". * autor ve en la "teología de la liberación" so­
lamente algo así 001110 una introducción
y preparación para la "teo­
logía de la revOlucidn", pues· sólo esta última es -según el autor­
una "verdadera teol~gía" (págs. 106 y sigs.). Assmann, como una
autoridad sobre este
~sunto, cita

a Karl Rahner, según el cual
hay que
concentrar
toda la ttj,logía en la revolución (pág. 109). Dice el texto:
"... centralizar todal la teología en la Revolución haciendo de ésta
la clave única de la teología entera, como K. Rahner y otros parecen
querer insinuar"
(p4g. 109), y el mismo Assmann, en la nora, cita
las palabras de Rahµer: "... tamquam unicus clavis et principium
totius theologiae, ut odie non pauci sentiunt" (28).
(28) En la nota 79 (pág. 108} Hugo Assmann escribe lo siguiente:
«También
K. Rahner arece insinuar lo mismo en un texto todavía inédito
preparado a petición
d Roma: TheseJ quaedam de «Theo/ogia Revo/utionis»
qUa.s subcommissioni c1-idam Pontificiae Commissionis Theo/ogiae proponit
CAROLUS RAHNER ~citamos de una fotocopia del original dactilografiado)
donde repite esta idea
I del «defectuos functionis». por causa de lo · cual los
cristianos latinoamericanos estaríamos tentados a
identificarnos con

la
revo­
lución

(pág.
5). Sin embargo, en su conjunto el referido texto es bastante
valeroso
y reconoce claramente la situación revolucionaria determinante no
sólo del Tercer Mundo
sino. como situadón universal
hoy,
y propugna una
«Teología de
la Revolución>> entendida como parte integrante de la < pastoral».
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Fundaci\363n Speiro

SOBRE LA •TEOLOGIA DE LA LIBERACION»
De esa manera para Hugo Assmann la "teología de la liberación"
es solamente una parte
(la introducción) de la '\eología de la revo­
lución" (pág. 114) o
-
la
"teología de
la revolución", pues la "teología de la liberación" busca
reflexionar críticamente sobre la acción revolucionaria tanto en su
contexto amplio, como en su concretización circunstanciada, no inte­
resándose en discutirla corno entidad abstracta" (pág. 114). Consecuentemente, el autor dedica casi
la mitad de su libro a la
"teología de la revolución"
y considera que ésta debería: "a) pre­
tender definir y caracterizar a partir de categorías teológicas, lo que
sea y cuál deba ser la revulución por hacer; b) buscar un permiso
teórico, una licencia divina y un manto legitimador y sacralizad.ar para
poder ser revolucionario; e) querer arrancar del instrumental teoré­
tico de la teología los elementos constiru.tivos concretos de una ideo­
logía revolucionaria; d) elaborar, nuevamente a partir de la teología,
una estrategia revolucionaria y sus pasos tácticos --es necesario ser
extremadamente critico--" (pág. 112).
Lamenta Assmann que
la actual teología no esté capacitada para
hacer
dicha tarea. "La teología --escribe-no dispone, en sí misma,
de instrumentos para semejante tarea, ni es ésta su función. Los nu­
merosos escritos, especialmente europeos, sobre
la "Teología de la
Revolución", muestran precisamente cuán precarias e insuficientes
se revelan las categorías usuales de la teología para elaborar esta pro­
blemática" (pág. 112). En consecuencia dice
el autor: "Por eso, lo
que queda claro es que necesitamos una "Revolución de la Teología"
(lo subrayado es del autor) para que ésta ... pueda ... ocuparse vá­
lidamente

de la problemática de la Revulución" (pág. 113).
Vernos, pues, que para Hugo Assmann el papel de
la "teología
de la libe.ración" consiste en "reflexionar crfticamente sobre la ac­
ción revolucionaria" (pág. 114). Esto es lógico desde su punto dé
vista,

pues
el autor es ún enemigo de las reformas sociales (págs. 170,
171), no quiere mejorar nada, _al
contrario,
quiere agravar la situa­
ción socio-económica latinoamericana para, de esta manera, fomentar _
la revolución. Identifica la "teología de la liberación" con la "teolo­
gía de la revoluci6n", pues considera que la revolución marxista es
el único camino que lleva a la liberación. Por esta razón dedica los
937
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL POMDOWSKI
últimos capítulos de su libro a la teología marxista de la revolución
marxista. De esta manera su libro constituye un eslabón entre la "teología de la liberación"" y la
"teología de la revolución"".
CONCLUSIÓN: La actual Teología de la Liberación es una forma
del ateísmo contemporáneo al servicio del marxismo.
Entre los centenares de los libros publicados sobre el tema de la
"teología de la liberación" hemos escogido estos tres como los más
representativos. En ellos se ve que
la "teología de la liberación",
hasta ahora, es solamente una de las formas del ateísmo contempo­
ráneo, pues reduce el problema de la liberación del hombre exclusi­
vamente al problema de la liberación
económica y
social. Recordemos
que el Concilio Vaticano Segundo llama "ateísmo·· a esta manera de
enfocar el problema de la liberación del hombre. Dice el Concilio:
"La misión propia que Cristo confió a su IgleSia no es por cierro
del orden político, económico y social. Pues Cristo le indicó una
finalidad de orden religioso'" (GAUDIUM ET SPES, núm. 42). Y
en otra parte agrega: "Entre las formas del ateísmo moderno debe
mencionarse la que pone
la liberación del hombre principalmente en
su liberación económica y social'" (núm. 20).
En conclusión, se puede afirmar que toda
la "teología de la libe­
ración" no tiene nada que ver, basta ahora, con la verdadera teolo­
gía; que casi todos los trabajos publicados están seriamente penetra·
dds de

marxismo, que sus autores se declaran marxistas
y revolucio·
narios; que la finalidad de ellos es servir a
la revolución marxista y
llevar a la Iglesia a identifi~se con la revolución ma1'Xista. La ver·
dadera
y auténtica "teología de la liberación" todavía no existe; es
úna tarea por hacer
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