Índice de contenidos

Número 128-129

Serie XIII

Volver
  • Índice

Consumo y corrupción

CONSUMO Y CORRUPCION
POR
J. GIL MORENO DE MOllA.
La llamada economía de consumo es algo muy complejo; por eso
es errónea toda simplificación excesiva en su explicación, atribu­ yéndole una sola causa o factor. Los economistas suelen dar razona­
mientos técnicos difícilmente comprensibles al no iniciado. Los
po­
líticos suelen divagar. Los filósofos vacilan y se dividen en ·-sus opi­
niones. Al hombre de la calle nada se le da que pueda comprender
acerca de lo que es y pretende esta economía de consumo que pocos
dominan y muchos deben soportar. Sin embargo, popularmente, como sucede con la ciencia nuclear
reservada a muy pocos, surge una división de opinión muy general:
por una parte, hay la reacción de aquellos en quienes predomina
el
temer perder la situación que han logrado con el sistema, y, por otra,
hay la de quienes co~templan con temor como crece la amenaza de
una catástrofe, más intuida que :razonada.
Poco a poco parece que se generalizan, si no conceptos claros, sí
unas características

visibles para los profanos como yo. Y la primera
de ellas es
la de que se tf'!lta de una economía esencialmente dirigida,
donde sólo pueden mandar las grandes potencias del dinero
y los
Estados siempre tentados por
el ansia de extender su intervención a
nuevas zonas de la actividad humana. El dirigismo no hay que expli­
carlo, se palpa. Gracias a esta característica, la economía de consumo suele ser la
doctrina favorita de los miembros
·de la

Administración que
la basan
frecuentemente en
slogans politicos tales como el de que "los pre­
cios agrarios no pueden ser libres porque son politicos y sociales".
Es lógico que el intervencionismo sea indispensable a la econo­
mía de consumo porque es un sistema que prescinde y contradice
la
949

Fundaci\363n Speiro

J. GIL MORE.NO DE .j,IORA
ley de la oferta y la demanda para vencer a la cual son necesarias me­
didas

de fuerzas aunque esta fuerza sea disimulada por muchos
me­
dios. También es necesario un manejo de los medios de comunica­
ción que sólo puede otorgar la administración del Estado.
En sí misma esta "superación" de la ley de la
oferta y la demanda
es otra de las características de este sist,wia económico y produce una
gran complejidad en la lógica necesaria para emprender cualquier
negocio.

Popularmente se piensa que los únicos capaces de benefi­
ciarse de este sistema económico son, por una parte, las oligarquías
del dinero entre las cuales hay que contar potencias económicas como
las de los grandes sindicatos u organizaciones sindicales ( que según
vox p6puU a veces superan mucho la de los propios presupuestos
estatales) y, por otra parte, quedan indudablemente los Estados
mo­
dernos centralistas dirigistas y más o menos totalitarios en s~ ma­
yoría.
Así se explica la gente que, muy a menudo, los diversos ministe­
rios económicos sean designados y controlados por los ministros de
Hacienda y que en las Asambleas Nacionales la participación de la
Administración crezca hasta hacerse con su dominio total, Las oligar­
quías que no podrían ejercer directamente el imprescindible inter­
vencionismo sin grave oposición política, favorecerán siempre el
predominio de la administración estatal sobre la representación de
la nación
y la empujarán a controlar la actividad legislativa en la
cual la representación podría poner serias trabas. Las oligarquías
sa­
ben

que
el poder que les confiere el dinero les permite pactar con
los Estados fácilmente y medjante estos pactos pueden influir en
pf'omover las actividades legi.slativas convenientes_ a

sus intereses
siempre que el Estado domine la función legislativa y la interpreta­
ción de las leyes
y de su aplicación mediante Decretos y Ordenes de
cuya disposición la Administración tiene la exclusividad y a la que
le basta
la inaplicación de las leyes molestas para dejarlas inoperantes.
Se comprende que tal situación sea ambicionada por los compo­
nentes de la Administración, que así quedan libres de toda instancia
superior y acrecientan la libertad de su mando en la zona respectiva
de influencia, protegiéndose de
la responsabilidad mediante reglamen­
tos que ellos misinos redactan. La economía de consumo se convierte
950
Fundaci\363n Speiro

CONSUMO Y CORJWPC:ION
poco a poco en la tesis oficiosa de la verdadera política asumida por
los funcionarios. Peto otra de
las características que percibe el hombre de la calle
en esta teoría económica es la del predominio y plusvalía del movi­
miento dinerario, del
"giro"" sobre

la riqueza. Esto lo percibe clara­
mente en los enfoques recaudatorios adoptados por la Hacienda, como lo percibe cuando contempla los criterios seguidos a menudo en los
Bancos para la concesión de créditos, criterios que suelen tener en
mucho más los "números" sumados,
el _"giro" del cliente, que sus
mismos bienes y su honestidad. También lo percibe en la danza de
millones continuamente ostentada en los medios de comunicación,
como lo percibe en cuanto reflexiona sobre la diferCncia entre el in­
cremento

de las importaciones con
el de las exportaciones, y, sobre
todo, lo percibe al constatar esos periodos en los que el Estado mues­
tra claro desdén cuando no hostilidad a la "producción'", del
llamado
"sector primario": pesca, minería, agricultura ... mientras favorece
sistemáticamente
al sector secundario que no es sino el de la indus­
tria manufacturera o de transformación, llegándose a niveles de ver­
dadero mimo con el sector terciario o de servicios cuyo único sopor­
te es este "giro" dinerario.
Así parece que el "movimiento del dinero'" ya ha dejado de ser
un medio para conve.rrirse en auténtico fin, importando cada vez
menos lo riqueza nacional que se compensa con el juego de las im­
portaciones aun a costa del endeudamiento y la inflación, hallando la
Hacienda pública mucha mayor ubre en el movimiento que en la ri­
queza. Es un hecho que, visto el gráfico de crecimiento demográfico
y el aumento de los medios utilizables, la riqueza nacional disminuye con rapidez, importando
tan solo la imagen de esa renta per capita en
la que se pueden mezclar tantos espejismos. Por ello, también la ma­
yoría de las industrias de reciente instalación son simples manufac­
turas que dependen del suministro exterior y que de nada valdrán
si por cualquier causa se cortasen las importaciones de materias
primas.
Con esto las naciones abonadas
al sistema de la Economía de con­
sumo han descuidado durante largos períodos la producción de ma­
terias primas sobre las que se echó el
.baldón de

ser símbolo de sub-
951
Fundaci\363n Speiro

f. GIL MORENO DE .. MORA
desarrollo. Pero la crisis del petróleo, . haciendo reflexionar .también
Sobre la marcha a ch_iJeno, _los fosfatos marroquíes,. el níquel, el aluminio, los piensos,
etcétera, _ acaba de dar un serio
_aldabonazo a
todos esos criterios op­
timistas de quienes uunca se habían preocupado de la posibilidad
de que _las impor_taciones ~an seriamente dificultadas o encarecidas,
y muchos hombres de la calle s,: preguntan si dentro de poco no van
a acabar mandando esas naciones ~sulxlesarrolladas pero poseedoras
de la riqueza.
Desde luego las múltiples justificaciones políticas y sociales que
se han esgrimido, especialmente desde las cátedras de los planes de
desarrollo, no han podido cubrir
la perplejidad del pueblo que ve
como se critica la proliferac;ión de intermediarios que elevan día a
dfa la diferencia entre el precio del consumidor y el precio pagado
al product()r, mientras existe un sistemático favorecimiento de esta
proliferación a yeces hasta obligatoriamente impuesta, como sucede
en los mercados centrales, llegándose a la neta prohibición de la venta
directa
como es frecuente en muchos ayuntamientos.
La única explicación lógica que encuentra el hombre de la calle
es que hay en el Estado, cada vez más todopoderosó, intereses impor­
tantes para que se multipliquen las manos y pasos por los que ha de
transitar cualquier producto, porque cada uno de
ello~ ofrece

así
mayor posibilidad de recaudación.
Frente a esta situación el_ negociante deseoso -de triunfar se en­
cuentra ante la necesidad
·de . influir

dentro de este complejo meca­
nismo para lograr favorable acogida dentro de la Administración que
controla todas sus posibilidades no tendrá que preocuparse. Si no la logra está perdido.
Y es que para ser posible el intervencionismo tiene que ser cen­
tralista
y, en ese momento, la inmensa variedad de problemas y casos
particulares obliga a legislaciones de tipo general siempre inadecua­
das al caso concreto. Se engendra así un círculo vicioso: cuanto más
intenso sea el intervencionismo más variedad de casos concretos ten­
drá que afrontar, más· farragosa tendrá-que ser su legislación, · más
inadecuada también a la
variedad siempre
renovada, y, por tanto,
más quedará en manos del funcionario de turno la posibilidad de
952
Fundaci\363n Speiro

CONSUMO Y-CORRUPCION
solución que dependerá- de 1a buena -o -mala voluntad con la cual en­
foque el problema.
Y el negociante, deseoso de éxito en su empresa, necesitado de
influir dentro de la Administradón y sobre el bueá ánimo del ad­
ministrador que le toque, asustado ante la cÓmplejidad a la que se
ve' expuesto, tiende a intentar un recurso fácil pará tratar de: que se
allanen todas las dificultades y abran las puertas más insospechadas:
el soborno,
llamadú por
eufemismo de muchas maneras distintas.
Muchos son, sin duda, los funcionarios honestos, pero no supo­
nen un obstáculo, porque bastan unos cuantos en cada
departamento
para que el sistema del soborno sea- posible. El mecanismo ya gira.
Además los sobornos son a menudo imposibles de detectar como
en el caso de que el vendedor
inscriba en

la factura una cantidad
mayor que la
que cobra

del comisionado de compras que se embolsa
la diferencia entre
lo que paga el departamento para quien 11ctúa. Y
esto es cosa que no pueden controlar ni los mismos compañeros del
funcionario corrupto que actúa en plena impunidad. Otras veces son
departamentos enteros que se corrompen, haciéndose los repartos de
los beneficios obtenidos extralegalmente a la luz del día y aunque sea difícil de probar documentalmente. Demasiados hombres de ne­
gocios actuales han coi:iocido y practican estas experiencias, pórque
a menudo sucede
qlle de

no
prestarse a
este juego ya establecido con­
denan a muerte a su empresa.
Y es que el engrosamiento de las administraciones estatales, pro­
vinciales, locales, continuamente creciente para
poder -cubrir
máyores
zonas de intervencionismo, dificulta cada vez
más el

examen de la
honestidad de quienes son admitidos y el control de las irregularida­
des cometidas por las ovejas negras del inmenso rebaño, desarrollán­
dose,- ~una picaresca de altura mucho más astuta que la de nuestro
Lazarillo
y nuestro Buscón, apoyada como lo está en la posesión de
estudios y en el dominio de los Reglamentos.
Por un efecto de mimetismo también crecen las administracio­
nes de las empresas particulares, favorecidas igualmente por el apoyo
a todos los gigantismos que son propios de la época actual. La~ plan­
tillas de las empresas particulares pueden estar tan corrompidas como
las oficiaÍes y en muchos casos se ha sistematizado el procedimiento e
953
Fundaci\363n Speiro

J. GIL MORENO DE MORA
incluso ha llegado a ser conocido y admitido por los propietarios y
directores de las empresas por lo que la percepción "extra-legal" se
hace norma general
y pública.
Es curioso que a veces algunos altos cargos -~intiendo cierta ver­
güeoza de afrontar directarmente estas percepciones, favorecen la corrupción de sus subaltetnos que son el canal por el que logran
emplear el sistema sin dar la cara. Así no son raros los casos en que
un portero o un ordenanza sean el hombre clave de
la situación. Y
esto es un hecho mundial, pues
la corrupción es esencial a todos los
actuales sistemas económicos.
La corrupción es el lubrificante que baña toda la máquina, la
corrupción es el único adaptador válido para la rigidez legislativa,
la corrupción es el único cauce para sortear la ley sin violarla, la
corrupción es la puerta trasera de los Reglamentos, la corrupción es
la garantía de impunidad, la corrupción es el único medio de lograr
aliados dentro de la ciudadela, la. ·corrupción es la magna panacea
universal, ]a corrupción "es" la economía de consumo por excelencia.
¡ Cuántos dan gracias a Dios por tener las posibilidades que ofrece
la corrupción! Sí, dan gracias a Dios
abiertamente porque

las admi­
nistraciones que la establecen como regla de juego proporcionan,
además, un razonamiento para la justificación de la corrupción que
hasta los moralistas acaban aprobando. Así sucede, por ejemplo,
cuando los Ministerios de Hacienda calculan sus módulos previendo
la defraudación. Es lógico que si un impuesto se ha aumentado en
un 20
% por prever este margen de defraudación, la persona honesta
se sienta robada si paga la totalidad,
y, por tanto, obligada a defrau­
dar por el medio que
sea en el tanto por ciento dicho. No hay po­
sibilidad 16gica por parte de Hacienda de demostrar lo contrario.
Y es que es ilícito que los módulos presupongan la deshonestidad del
contribuyente sin demostrarla.
Así vista
la economía de co~umo ofrece un panorama que se
prestaría abuodantemente al humorismo con aspectos casi de novela
de ingenio, si no fuera porque existe otro efecto de la corrupción sobre la masa toral de
la sociedad,
Es .un efecto del que no se hal,la porque no tiene ya ninguna
gracia. Consiste en que la corrupción econ6rnica deteriora
gradual pero
954
Fundaci\363n Speiro

CONSUMO Y CORRUPCION
implacablemente, el concepto del bien y del mal, tanto más efectiva­
mente
cuanto
más la economía:. se vuelve un absoluto de la vida mo­
derna. El deterioro del concepto del bien
y del m¡,J es un efecro
total

que
sé extiende

por vasos comunicantes a
todas las cosas ya que
es el mismo individuo el que, por ejemplo, se casa, hace política y
se corrompe económicamente. La corrupción· no se deja en la .oficina,
inevitablemente se lleva a casa, se comunica a los hijos, se pasea po.c:
la

calle
y se mete en el templo. El deterioro del concepto del bien y
del mal comienza produciendo la inmoralidad pero concluye en la amoralidad, en la que el deliro ya no es
ni siquiera sentido. Este de­
terioro produce entonces la adaptación anímica del pueblo entero, y es una adaptación anímica a la postuta de delincuente. Poco a poco
naciones enteras se vuelv~n delincuentes al quedar integradas por
personas que delinquen habitualmente.
La generalización de esta mentalidad de delincuente nato queda
especialmente por el principio general de derecho de que la igno­
rancia de la ley no exime de su cumplimiento. Considerado necesario de
roda evidencia cuando las leyes . eran pocas y vividas en las cos­
tumbres, hoy el mencionado fárrago legislativo, consecuencia del di­
rigismo centralizado, así como el hecho de que las leyes no se viven
en las costumbres populares y la evidencia de que ni siquiera pueden
ser conocidas por absoluta imposibilidad material -¡ y que quién
no lo crea se asome a contemplar el Aranzadi y el Boletín Oficial!­
de lugar a que casi la totalidad de la población infrinja algo, incum­
pliendo tal ley sin conocerla, ante un Estado que condesciende a no
castigar, sino en casos especiales, esta in!racción generalizada.
Temo que, _salvo brusco y tremendo cambio, rara vez posible,
esta sociedad de seguir .así tiene un final al que no podrá escapar:
el de su autodestrucción total
y definitiva, sobre rodo ante el vómiro
incoercible que sienten ya las jóvenes generaciones ante sus mayores.
Preveo que, de leerme, ciertos secrores de la izquierda se prepa­
rarán a frotarse las manos porque he· hablado exclusivamente de esta
economía de consnmo, que algunos
.han popularizado como

el mayor
obstáculo con el que
ha tropezado el comunismo, y esros secrores de
la izquierda, socialistas, comunistas y demócratas, pueden creer que
esta es una crítica exclusiva de Occidente.
Fundaci\363n Speiro

J. GIL MORENO DE MORA
Se ·equivocan. He pensado en la economía de consumo porque es
la
quf-· a
mí me toca-
sufrir, -pero quede dará-que es un sistéma que
nace· de la misma madre y de las mis.más ideas que los sistemas· vi­
gel)tes detrás del telón de--aceto. CeritraliSmo;-totalitárism.o, dirigismo,
desprecio de la persona, masificación, violación de la ley natural,
aplastamiento de la personalidad, dominio de
· las
oligarquías (poco
importa que seao estatales, sindicales, o del partido) predominan allí
más que aquí. Acaso la prímacíél · en el murido socialista sea más viO­
lenta, más descarada,

con más
fuerte apoyo político, pero a poco que
se medite se
vé que. el so_cialismo

práctico aun necesita más de
la co­
trupción que el capitalismo liberal, y el mundo rojo está bañado, un­
tado, impregnado
hasta la médula de
esa corrupción de la que úni­
camente se salva el más bajo pueblo por su miseria.
Tan seguro marcha el mundo socialista hacia su destrucción como
lo hace el mundo occidental. Destrucción desde dentro, por podre­
dumbre de todas las
estructuras e'n el moho universal de la corrup­
ción.
Es un slogan estúpido ese famoso del "cambio de estructuras".
Las
estructuras, seart viejas o nuevas, siempre pueden ser utilizadas
mientras_ no se pudran y estén sanas. La mejor de ellas y la inás
moderna resulta -inútil si
lo que la compone es material podrido, co­
rrupto. Inútiles son,
pues; los

cambios que pretenden una mejora por
el mero hecho del cambio, si este no facilita la regeneración del
tejido social. Sin esto se producen como resultado hechos como los que
registramos a diario al
ver que

una reestructuración elimine dos orga­
nismos y haga nacer veinte más.
Nada en el cambio de las estructuras tiene viabilidad cuando está
afectada
la narnraleza humana si aquel cambio no es conforme a la
naturaleza
y con él no ·se restauran la moral social encarnándola, en
costumbres. Si no es así en vano se pensarán diagramas perfecciona­
dos
y organizaciones complejas, nada valdrán si son anti-naturales y
si los hombres, que necesariamente las han de componer, animar "y
utilizar, -son hombres cuyo.-cor.azÓn se ha podrido en esta desconipo-
sición-general
·
Llegados

a
este punto cabe que se nos oiga que ya no hay ·nada
que hacer
y que los procesos son irreversibles en el "Viento de · la
956
Fundaci\363n Speiro

CONSUMO Y CORR.UPCION
Historia", que este lubrica,nte· de la corrupción se ha hecho. fatal­
mente necesario, dejando 'sin posible remedio el pesimismo lógico.
nacido

en las reflexiones que hemos hecho.
Alain Peyrefitte ha publicado un libro titulado "Quand
la Chine
s'eveillera

... le monde tremblera", síntesis de los trabajos
de una
comisi6!1 francesa

que visitó la China comunista. Muchas
sorpresas
van salta!ldo de

estas páginas sobre un mundo
sorprelldente y des­
conocido. El
presidellte Kue

Mo Jo declara cosas como las
siguirotes:
"...

lo
esrocial es

pensar BIEN" . . • "el presidente
Mao ha vuelto
del revés la China como un guante. Pero sigue
sirodo el
mismo
guante sobre la misma mano" . . . "(los valores de
base que

hemos
respetado) · son las antiguas virtudes confucianas, continuamos hon­
rándolas, o más exactamente volvemos a empezar ...
"·; y explica a
su interlocutor~ cortesía, justicia; integridad, dominio de sí mismo,
fidelidad a los compromisos, lealtad, justo medio. Del libro sutge
un país casi
inverosímil donde

los
· muchachos
deben abstenerse de
relaciones sexuales antes de los treinta años
y las chicas antes de los
veinticinco, donde el maoismo muy lejos de __ su aplicación exterior,
se convierte en verdadera religión con todos sus atributos, donde el
prosamiento se vuelve hacia la natutaleza buscando el srotido co-·
mún (que muy a menudo no logra), donde un tradicionalismo cre­
ciente tiñe todas las actividades. -Citamos este caso de un país que
tras cincuenta millones _ de muertos
y la imposición de una doctrina
marxista sin posible piedad busca a la hora de la verdad su solución en las virtudes tradicionales.
Nuestro Occidente ha hecho una economía "al revés", contraria
a sus leyes naturales, ha hecho una moral
"al revés", contraria a la
idea misma de moral,
y una sociedad artificial, montada desde arriba,
contraria a la sociedad de los
cuerpos intermedios
que nacen desde
abajo, multiplicando los
-administradores y los intermediarios, en
detrimento de los administrados,
y de los verda-deros productores que
no son simplemente "los asalariados" sino los que se dedican a una
actividad que produce materiales y roergía. Se ha pensado muy mal.
Se han deteriorado el guante y la mano, Se ha negado todo valor de
base que no sea desarrollo material. Se ha
ridicúli:cado la
virtud.
No_sotros, que hemos tenido_ la in~_trucciQn cristiana, no ten~os
917.
Fundaci\363n Speiro

/. GIL MORENO DE MORA
perdón de Dios si no vemos cual es el camino opuesto al de la co­
rrupción. Bastaría que volviéramos a restaurar el sentido religioso
teocéntrico de la sociedad, su orden natural, moral
y jurídico, que
restaurásemos
el tejido

social vivificándolo con las costumbres ade­
cuadas para hallar solución al cítculo vicioso de la corrupción.
Y urge hacerlo porque la corrupción es panacea universal efec­
tivamente, pero sólo para logtar ... la muerte.
BREVE SINTESIS DE MORAL SOCIAL, NATURAL
Y CRISTIANA
l'OR
MIGUEL IBAREZ PEREZ
I. DOCTRINA SOCIAL CRI9TIANA
II. PRINCIPIO DE NO OONTRAmCCION
III.

LIBERTAD, DIGNIDAD, RESPONSABILIDAD
IV. PROPIEDAD
PRIVADA Y BIEN OOMUN
V.

CUERPOS
IN1'ERM.EDI09 Y PRECEPTO MOR.AL DE SUB­
SIDIARIEDAD
VI. EL ERROR MODERNO
9S8
Fundaci\363n Speiro