Índice de contenidos

Número 145-146

Serie XV

Volver
  • Índice

Socialismo utópico, dogmatismo e interpretación marxista de la historia. Breve desmitificación

SOCIALISMO UTOPICO, DOGMATISMO E
INTERPRET~CION .MARX]STA DE

LA HISTORIA.
BREVE DESMlTIFICACION
POR
ANGEL MAESTRO MARTÍNEZ.
En estos tiempos en que el abuso en la utilización de determina­
das palabras
llega a
convertir
éstas en
tópico, sin duda
la de desmi­
tificación alcanza un

papel de primera magnitud, habiéndose con­
vertido, a pesar de
la aparente contradicción, en un verdadero mito.
La desmitificación es evidentemente función favorita del elemento
progresista, y su uso y creencia en su función salvífica la hace ya
llegar casi a emparejarse con otras palabras mágicas, fuera de toda
duda
y discusión para didho tipo de mentalidades, a las que ni se
osa siquiera poner en tela de juicio su validez.
Pues bien, aprovechando la fuerza adquirida por el concepto de
desmitificación, ¿por qué no utilizarla para un, más que breve, somero
análisis de los tópicos marxistas?
Oaro que aunque esto requeriría una extensión muy superior a
la de este comentario, qué mayor culto del mito y qué ocasión para desmitificar al propio
Marx se presenta, cuando con un fanatismo
verdaderamente ciego y del que no podía estar ausente un resenti­
miento personal y una auténtica frustración, se observa en su feroz
ataque al llamado (y aceptado como tal concepto después, dogmática­
mente)
socia:lismo utópico
(1).
( 1) Al llegar a este punto_ sería interesante el profundizar más sobre
el tema y estudiar la posible relación existente entre el hecho de la casi
nula aportación del socialismo español ( tal como señala recientemente Nin de
Cardona)
a las corrientes ideológicas universales, en algo que pienso modes­
tamente pueda tener relación con la excesiva
preocupación, a
veces
rayana
en

lo obsesivo, de los pensadores
socia1istas españoles,
desde un Pablo
Igle-
627
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
¿Es que el pensamiento de Marx en sí mismo y en su última
realización final, no está profundamente impregnado de la uro­
pía
más descarada? Sin duda el estado final de la sociedad marxista
una

vez
superadas y vencidas rodas las dificultades, la sociedad en
que han desaparecido las clases es una aspiración
tan utópica y ca­
rente de pragmatismo oorno podría
set la imaginación de la sociedad
en un falansterio de Fourier, o en una "New Lanark" de Owen.
Respecto al dogmatismo, tratadistas modernos oomo Georges Gur­
vitch sostienen que la dialéctica marxista no ha conseguido evitar
el convertirse en dialéctica apologética y ha sido domesticada por
puntos de vista dogmáticos aceptados de antemano, cnando la verda­
dera dialéctica, la verdadera misión del
método dialéctico,

oonsiste en
demoler todos los
conceptos adquiridos

para impedir su modificación;
por eso

la dialéctica, para que dé fruro,
y seguimos con Gurvitch, debe
de
ser antidogmática.

Marx considera, influído
por la filosofía de la
historia, que

la dialéctica histórica conduce a la reconciliación
rotal
del

hombre
y de la sociedad, desalienados consigo mismos. Pero
aquí vernos la tendencia apologética del marxismo, pues la dialéctica
intransigente, fa dialéctica virulenta y fiel a su vocación, rio puede ser
ascendente ni descendente ni las dos cosas a la vez. No puede con­
ducir a la
salvación ni

a la
desesperación, ni a la primera a través
de esta última.
La dialéctica, en tanto que método y en tanto que
movimiento real, pertenece al dominio de la existencia humana y, por
consiguiente, de fa existencia social. Y puesto que las relaciones entre
los dos aspectos mencionados son, a su vez, dialécticas y exigen ser
dialectizadas,

siempre que se
hable de

dialéctica considerada bajo el
aspecto que fuese, interviene la
realidad humana.
Otro
filósofo alemán

actual, Robert Havernann, en "Dialéctica
sin dogma" expone oontra la tendencia dogmática la necesidad de la
sias a un Jaime Vera, desde los de primera fila a los de las últimas, en
procurar como fuese la aplicación práctica del socialismo, y despreciar como
estéril al tópicamente llamado socialismo utópico. Muy posiblemente esta ob­
sesión

por
1a praxis haya ocasionado nna falta de rigor en sus obras, una
carencia de valor intelectwcl que les ha hecho aparecer huérfanas del conte­
nido necesario
para que el socialismo español haya a.portado algo al pensa­
miento izquierdista
universal.
628
Fundaci\363n Speiro

INTERJ'RETACION MARXISTA DE LA HISTORIA
duda permanente, pues "sólo mediante la dubitación de lo viejo su­
perrunos lo viejo y preservamos su riqueza, y sólo mediante la dubi­
tación de lo nuevo conquistamos lo_ nuevo y lo mantenemos vivo".
El pensador alemán Bernstein, años después de morir Engels,
mostró su pensamiento antidogmático al plantear su deseo de no
subestimar la complejidad de lo real, llevándole a la necesidad de
plantear en sociología un método sincrético o eclético, desviándose
de la tentativa sintetizadora de Marx. El checo Kautsky, aunque de­
fendió frente a Bernstein la ortodoxia marxista, sacó una consecuen­
cia capital, que se observa en el estudio de sus obras: la de que el
materialismo histórico debe de ser continuamente considerado como
una hipótesis de trabajo y no como una doctrina (como hace creer
el dogma marxista) cuya verdad estuviese definitivamente compro­
bada
y establecida.
Lenin fue, en su polémica con- Mijailovski, el que más contri­
buyó a dogmatizar el marxismo, escribiendo ingenuamente que des­
pués de la aparición del "Capital" la concepción materialista de la
historia ya no era una hipótesis, sino una doctrina científicamente
demostrada. Sin embargo, Engels hizo todo lo contrario, ya en 1890,
al firmar en su carta a Conrad Schmitd, que "nuestra concepción
de la historia es, más que cualquier otra cosa, una directiva para el
estudio". Como puede observarse, nada más lejos del dogmatismo que
las palabras de Engels.
Pero cada vez es más demostrable cómo sin la inteligencia de
Lenin (ayudado en enorme cuantía por las circunstancias insospe­
chadas derivadas de la primera Guerra Mundial, que hicieron posible
la caída
del Imperio

ruso,
y por la consiguiente aplicación de un
estado de terror absoluto), sin la decisión leninista de actuar con
una falta casi total de rigor ciendfico, pero con un pragmatismo
evidente (más o menos arropado en un lenguaje o jerigonza pseudo­
,;· rndfica desde

el punto de vista de la interpretación socialista) en
acoplar, retorcer o cambiar hasta grados verdaderamente asombrosos
la teoría marxista, y aplicar soluciones prácticas a casos concretos,
sin
sujetarse a una pura aplicación de
la ortodoxia, no se habría tras­
cendido
al campo meramente especulativo; ya quedaría tiempo una
vez alcanzados los fines _p1"opuestos de justificar con él lenguaje
629
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
necesario la correcta armonización de la doctrina y la praxis, y de
que surgiese
y alcanzase categoría de dogma inalienable la extraña
intención, que,

como síntesis de la filosofía
y del devenir histórico
de suma realización del saber humano, vendría a representar
para el
comunista
la amalgama pseudocientífica llamada "marxismo leni­
nismo".
Resulta casi indudable que sin habetse desprendido del lastre
que suponía en la interpretación de
la historia, el haber seguido cie­
gamente la teoría o interpretación histórica de
la misma, y no se
hubiese creado ese hábil recurso dialéctico, útil para mi1 interpreta­
ciones y retotcimientos según el dictador de turno, que es el mar­
xismo-leninismo, las teorías de Marx en poco habrían superado en
difusión a las de un Cabet, Saint Simón, Blanc, etc., y menos a la
de dos pensadores con más preparación
y altura que Marx, coetáneo
uno
y algo posterior el otro, romo Proudhon y Lasalle.
El

pragmatismo leninista
y las circunstancias por las que se vio
tan considerablemente ayudado, hicieron posible la revolución sovié­
tica, y sin ella muy probablemente el
marxismo no

habría pasado
del conocimiento de los estudiosos de la Ciencia Política, sin llegar
jamás a la
vulgariz.ación del mismo,

a través
de un sinfin de edicio­
nes en todos los países y en todos los idiomas.
630
Fundaci\363n Speiro