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Número 145-146

Serie XV

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Manuel Molina: ¿Dónde Lenin, allí Jerusalén?

INFORMACION BIBUOGR.AFICA
P. Manuel Molina: ¿DONDE LENIN, ALLI JERUSALEN?
REFiAUONE5 SOBIIE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Y EL PENSAMIENTO A-CTUAL DE PABLO VI (*).
En Bogotá, en agosto de 1968, decía Pablo VI:
"Entre los diversos caminos hacia una justa regeneración social,
nosotros no podemos escoger ni el del marxismo ateo, ni el de Ia
rebelión cismática, ni tanto meaos el del esparcimiento de sangre
y el de la anarquía. Distingamos nuestras responsabilidades de Ias
de aqucllos que, por el contrario, hacen de Ia violencia un ideal
noble,.

un
heroísmo glorioso,

una
teología complaciente. Para

repa­
rar errores del pasado
y para curar enfermedades no hemos de oo­
merer nuevos fallos, porque estarían oontra el Evangelio, contra el
espíritu
,de la
Iglesia, contra los mismos
intereses del
pueblo,
contra
el signo feliz de la hora presente, que es el de la justicia en camino
hacia la hermaodad y fa paz".
Estas palabras de Pablo VI van a ser el hilo conductor de la
pluma del P. Manuel Molina al exponer cierta forma de Teología
de la liberación, aquella teologí,, complaciente con el marxismo ateo,
que tiene en Hispanoamérica especial vigencia.
Toda
ella se
resume en
el título de esta obra inspirado en la afir­
mación

de E. Bloch:
"ubi Lenio, ibi Jerusalen". Recordemos que
Moltmano describe a Bloch
como un marxista con la Biblia en la
mano, con el iorento de fundir el marxismo oon el crist!ianismo. La
consecuencia será la anulación del cristianismo absorbido por el mar­
xismo.
El P. Malina ha dedicado treinta años a la evangelización de la
América Latina, en la difusión de la Biblia. Es un especialista en
Sagrada
Escritura y
por ello se encuentra muy pertrechado para oon­
testar a quienes, como Gustavo Gutlérrez, manipulan fa Sagrada Es­
critura hasta el extremo de escribir:
"La liberación de

Egipto es un
"cto político. Es la ruptura de
una situación de despojo y de miseria y el inicio de una sociedad
justa y fraterna. Es la supresión del desorden y la creación de uo
orden nuevo".
Sí; de acuerdo -contesta Molina-. Una "sociedad justa y fra­
terna" y un "orden nuevo". Pero: ¿y la regulación de la servidum­
bre

hecha por
Moisés y la prohibición en el Decálogo, de ni si­
quiera
desear los
siervos ajenos
... le prueba a
usted que
la
libe-
(*) Editoriál Tradición, México 1975.
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INFOR,MACION BIBUOGR.AFICA
ración israelita tenía di marco soci9--político que usteoos le atribu­
yen?
¿No
era, por, lo contrario, como todo el contiexto prueba, una
liberación de orden ttaseendente y figura de la liberación del peca­
do, realizada por Cristo en el Misterio Pascual ..• ?
"Para comprender el sentido bíblico de liberación°salvación, de­
bemos remontarnos al sujero de la misma, al hombre: a) Creado
f_Jor Dios; b) Libremente a,partado de Dios por el pecado; e) Vuelto
a !la gracia de Dios pot la destrucción del pecado realit.ada pot la
muerte y la resurrección de Cristo" (pág. 92).
Este es el esquema bíblico, religioso, sin mixtificaciones humanis­
tas; ésta es la Historia de la Sailvación. Añádase a esto que ese acto
f_JoUtico tiene signo marxista en nuestros días y en los autores que
el
P. Molina va a
estudiar casi exclusivamente, y se tendrá el resu­
men del libro que nos ocupa.
Este libro podría ser como la· ampliación de alguna de las idais
que

el autor expuso en su obra
titulada Arboles del Paraíso, reedi­
tada en México, en la Editorial Tradición, con el nombre de El Pro­
gresismo Religimo, para detener, en cuanto le fuera dado, la difusión
del

neo-modernismo
religioso. Las páginas

de
Verbo (núm. 141-
142)
ya se ocuparon con elogio de ésta. ·
Ese neo-modernismo ha engendrado eri América Latina la lla­
mada Teologfa de la Liberación, a lo menos cierra teología con ten·
dencia claramen~ marxista, que en .1974 había iiúesrado con más de
cinco
mil títulos aquellas amadas tierras americanas. Humildemen­
te declara el

autor, junto a su
decidulo enfrentamiento a esta teolo­
gía aberrante
y maléfica, que escribe estas páginas más como infor­
mador que como profesor, más como catequista que como teólogo,
si bien
nosotros sabemos que rio se puede ser buen catequista ni
informador sin estar muy bien informado teológicamente y reco­
nociendo
que
el método catequístico
empleado es muy sm g611eris,
lleno de claridad, de vigor · y de la autoridad que le corifiere la pa­
labra del Magisterio y sobre todo del Papa Pablo Vl, plenamente ac­
rual, con la que cierra todos los capítulos. No quiere ni busca otra
cosa que .Ja segurulad de la doctrina; no trae teorías propias, sino
enseñanzas ajenas,
las del Magisterio, que pesan o deben pesar en
quien se ·sienta de· verdad católico. Por eso, · su· método es catequé­
tico; y lo es, además, por los resúmenes de los ·capítulos, breves y
diáfanos, que permiten en muy poco tiempo enterarse del contenido
del libro.

No es tan
fácil dar una visión completa del libro, porque
su carácter catequístico impide resumir más · la gran cantidad de
cuestiones abordadas en el
mismo. Con todo, intentamos dar la idea
más exácta posible de los grandes remas del P. Molina.
El 'hecho es que rios hallamos en presencia de una Teología de
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INFORMACION 8/BUOGRAFICA
la Liberación, que se nurre de diversas fuentes. Una de ellas es de
inspiración cristiana, que aparentemente se identifica ron el

Vati­
amo 11, y la otra, mancista, que es .la que se está apoderando de todo
el movimiento liberacionista, alejándolo cada vez más de la inspita­ci6n

de la
Iglesia y del Magisterio.
De entrada, esta teología diríamos que cuenta mu la simpatía de todas las almas nobles que desean el bien para los más necesitados,
aunque

al final
ese talante simpátiro se pueda poner en duda, cuan­do se ronteruplan los frutos y consecuencias de :la línea manrista, que
atruioa . los . datos teol6giros tradicionales, vacía sus ronceptos y los
mismos. términos sufren un
cambio de significado, una rransposi­ci6n man:ista, para servirse de ellos romo el mejor aliado para
u_na marxistización del
cristianismo: "Soy marxista, porque .soy cris­tiano".
Dice el autot (pág. 16): "La Teología de la Llbetaci6n ha sub­vertido los conceptos de Revelaci6n, Escritura, Cristología, Orden
natural
y sobrenatural, praxis y doctrina, F.clesiología, C'.aridad, Pe­cado, Identificación del Reino de Cristo ron :la sociedad marxista".
Aunque, romo el mismo P. Molina seiiala, la cosecha y aceptación de las teorías libetalizadotas no se hubiera podido generali:zar tan rápidamente, sin . la acción previa· de otras ideas disolventes, que
desde
hace tiempo se fueron introduciendo en la Iglesía. En su libro
El Progresismo religioso, más pot extensO, nos habló de las raíces de ese progresismo, que también muestra ahota, en el que reseña­mos. Los nombres Kant-Hegel-Marx; los sistemas agnosticista-inma­
nentista-evolucionista; el Modernismo, cuyos temas filosófico-teoló­
giros
vuelven

a
ser lanzados pot la Teología Nueva; :las aportacio­nes del te61ogo protestante y miembro de un partido socialista, Karl
Barth,
que pretende la identidad "Reino de Dios
= Sociedad so­cialista"; las de Eros Bloch y Molrmann ron sus teologías sobre la esperanza; fas de Roger Garaudy atareado en servir de puente para el acercamiento cristiano-marxista, y las de Konrad Famet, autor
de la
"¿Teo/ogla del Conu,nismo?", de cuyo libro son los siguien­tes a:riomas:
-La teología de :la esperanza debería desarrollarse en la teolo­
gía del Comunismo, pnes éste es la única y total
esperanza
del

hombre.
;,-Sin

el
Comunismo no habrá en el futuro ningúo cristianismo.
Orros afluentes que:,han
allanado el camino a esta Teología de
lá Liberación
fueron, en

los años sesenta, los de
la Teología de -la Se-
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cularización, totalmente horizontalista, antropocéntrica, desmitologi­
zante, representada

por
nombres bien conocidos romo Bonhoeffer,
van
Buren, Robinson, H. Cox ...
Cuando se

ha evacuado así la
cruz de

Cristo,
cuando se
prescin­
de del cristianismo creyéndole superado, el hombre, que siente, romo
la naturaleza, horror

al
vacío, tiene que

buscar un polo positivo
ai
que agarrarse romo a

tabla de salvación.
Lo malo es que la tabla
esté
podrida
y se nos rompa, llevándonos a la desesperación, a la deses­
peración a que
rondw:en todos
los
humanismos. Ese polo positivo, por
llamarlo de alguna manera, que quiete orupar el puesto de Cristo,
es

la
roncepción marxista de

la vida.
Esto es lo que
ha hecho esta teología de la liberación de tipo
marxista. Ha

puesto
en el 'lugar de la Palabra de Dios el füs=icis­
mo - el

P.
Molina-, o sea la =logia de 'los signos
de
los
tiempos, · y romo los tiempos se hallan irnbuídos de marxismo, han
concluído de ahí, que el marxismo es una realidad que forma parre
del

plan de Dios
y de la Revelación, y no romo parte negativa, •..
sino
romo manifestación

de la voluntad de Dios,
y consecuentemen­
te que debemos adherirnos a él (pág. 39).
Y esto
es lo

admirable: que los
cristianos, algunos
que se dicen
cristianos, acepten
en lugar de

la fe en Dios, la
fe en la materia;
en lugar de
la esperanza, el devenir; en lugar del Amor, el odio, la
lucha de clases, "una lucha a muerte entre dos clases, dos mundos,
dos épocas de
la Hisroria Universal" (Lenin). Con estos métodos,
unas veces violentos,
otras pacíficos, minando desde dentro al

ad­
versario, como

anunciaba
Lenin, o con otros_ métodos, como la
Guerra subversiva, la Guerra revolucionaria o la Revolución cul­
tural, patrocinadas por Mao, de lo que se trata es no de llevar ai
mundo

la redención de Cristo, sino
de imponerle la dictadura del
proletariado. Sí, eso
es lo

aterrador y lo admirable: que
"un cristiano

cons­
ciente, que,
más aón, sacerdotes y hasta obispos, luchen por la im­
plantación del
marxismo" (pág. 51). Cómo se llega a este contra­
sentido, lo explica el autor ron una brillante página de Marce! Clé­
ment.
Resulta difícil dar una definición de Teología de la Liberación,
si se tiene en cuenta que existe un arco iris de opiniones entre los
tratadistas. ¿Qué entieoden algunos por =logia y qué por libera­
ción?
Nuestro libro se fija principalmente en la que aflora en Amé­
rica Latina con sus dos corrientes, una que busca entroncar con al,
gunas ideas del Vaticano II, sustentada por Mons. Pironio y Mon­
señor
L6pez Trujillo, actual Secretario General de CELAM, seg,.i­
dos por los profesores Armando Bandera, de Salamanca, Arias Re-
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yero, de Santiago de Chile, y otros muchos ilustres tratadistas, y la
de color marxista, que es la estudiada por el P. Molina. Esta co­
rriente acepta la dialéctica de la teoi:ía amo-esclavo de Hegel, opre­
sión-servidumbre
de Marx, y busca y. proclama:
"a) La pronta revolución marxista, pues sin ella la Iglesia no
puede realizar su misión, como prueban los dos mil años de fracaso
del

p-istianismo.
b) Es imposible vivir y practicar el cristianismo en regímenes
capiralistas, pues

se vive en régimen de
pecad¡¡, y la única manera
de librarse
de. ese pecado es el compromiso con la revolución" (pá,
gina

70).
.
A estas conclusiones .llegan por

diversos
camino& tres personajes/
guías -loo únicos
estudiados

por nuestro autor en este
capfouio,-,­
del movimiento tie01ógico liberacionista latino-americano: Comblin,
Gustavo
Gutiérrez y Hugo Assmann. Por desgracia, sus teorías, an­
titéticas
del Vaticano 11,

tienen amplia audiencia e influencia entre
el. clero y, según se rumorea, eno:e algunas j,erarquías.
Denso
y lwninooo es el estudio que el P. Molina dedica al uso
y abuso de la Biblia por la Teología de la Liberación. Como era de
esperar, la

tratan con
poco respeto y piedad. No sabernoo cómo pue­
den
llegar a

una
interpretación de

la Biblia tan
arbitraria y
si es
posible que ellos se engañen a sí
mismoo. Su

afán se centra,
pres­
cindiendo del mnte,:to y la armonía de la fe, en encontrar situacio­
nes y textos para probar bíblicamente las propias teorías. Como ya
se ha
indicado, "el
criterio que guía a la Teología de
la Liberación,
para
su reinterpretación o . relectura de la . Biblia es el llamado con­
flicto
o praxis social conflictiva, lo cual, según la misma teología,
es el hilo de toda la Historia
de la Salvación". Es un criterio polí­
tico y no religioso, claramente opuesto al esquema bíblico que pre­
senta al hombre
creado por

Dios, libremente
apartado de Dioo por
el
pocado y vuelto a la gracia de Dios por la destrucción del pecado
realizada
por la muerte y .resurrección de Cristo.
De. ahí los abusos en la interpretación del Exodo, de Amoo, de
Isaías, de

los
textoo proféticos relativos

a la riqueza
y la pobreza,
a la violencia, a la esclavitud, a la obediencia, a la auroridad, etc.,
para llegar a la consideración del Antiguo Testamento como Tesis,
al. Nuevo como

Antítesis
y al Marxismo como Síntesis.
Así, a nadie puede extrañar que "en un
paso más arriesgado,
los que
se sitúan en la vertiente marxista, de un tiempo a esta parte,
y

en
las reuniones de algunas Comunidades de Base, e incluso en
Homilías du:ránte la celebración de la Eucaristía, se vil prescindien­
do paulatinamente del

uso de la Biblia,
supliéndolo con textos o
lecruras de

periódicos o revistas, pues, según ellos, en
la narración
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de los aconteeimientos actuales está demostrada también la revela­ción
de Dios" (pág. 110):
Cwmdo
la

clave es el
"conflicto'' y. se ha tomado partido por
una de las parres en conflieto, el desarrollo de esta Teología es mons­
rruoso. El autor lo va mostrando· con riqueza de datos muy signi­
ficativos. Esa teología prescinde de los temas directos que tratan
de Dios; silencian en todo el mundo los crímenes del marxismo y
no se preocupan para nada de los pueblos esclavizados por el co­
munismo; abomina de Pinochet y loa a Casero; la qiridad es con­
flictivamente interpretada, de

manera que no puede
ser veroadera
caridad

si no
obliga. a optar por una clase y contra otra clase; la
medida de la fe viene dada por la inmersión en la política de signo
marxista; la

iglesia, el templo será
casa del pueblo de Marx; no se
celebta

la
Eucaristía dominical por. el simple hecho de conflictos
laborales en la
demarcación. parroquial;

los que colaboran en
el fo..
mento del odio entre hermanos, los que lo orgauizan, esos son los
verdaderos servidores de •la Humanidad; el tener o no tener fe es
indiferente; no existe el problema del ateísmo, ni se precisa la evan­
gelización...
Ciertamente,. "en

cuanto al enunciado general de las
verdades de fe no existe diferencia entre el libetacionismo y la
teología tradicional

... , la presentación
de los puntos de la Historia
de la Salvación es correcta... Peto a partir de ahí se inicia el desvío
de
las fuentes, pues la historia de salvación se somete a:l historicis­
mo,

o
sea a interpretarla de
acuerdo a "los signos de los
tiempos",
para que pueda ser captada por el hombre moderno, y para ello debe
ser
,ele/da y ,eintet.,.pretad,i a la lw: de una hermenéutica política,
que

no brota de
la. Palabra

de Dios, sino del Subjetivismo que su­
planta
la palabta de Dios para sus propios juicios" (pág. 120).
Nos desasosiega,
mientras eSctibimos estas líneas, la imposibili­
dad de abarcar
y dar una idea aproximada de la riqueza temática
de que hace
gala el autor a lo largo de todo el libro. Es imposible
decirlo todo.
Por ello remitimos a nuestros lecrores al libro que re-
señamos. -
¿Qué piensa esa Teología con respecto a la Iglesia? El P. Moli­
na hace la afirmación rotunda de que
los liberacionistas quieten
"otra" Iglesia; lo muestra, lo prueba con r.exros de e;os teólogos,
opuestos a la doctrina eclesiológica de siempre,
a:l Vaticano 11, al
Papa Pablo

VI. En la imposibilidad de
seguir paso

a
paso el d~
arrollo

del autor querernos dar las
palabrils del_ Episcopado Chileno,
-llenas

de gravedad
y que resumen la magnitud de las desviaciones
de

los cristianos
(!) por el socialismo y el gravísimo peligro para la
Iglesia auténtica:
"La actividad --dicen-del grupo "Cristianos por el Socialis-
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mo" es de una profunda ambigüedad y requiere una definición clara por su parte. Si ese grupo pretende ser un frente de penetración en
la Iglesia, para convertirla desde su interior en una fuerza polítii;a y anexarla a un determinado programa de revolución social, es ne­
cesario
que

lo
diga leal y claramente, y deje entonces de conside­rarse un grupo eclesial; sería más recto, en este caso, tomar el nom­bre de un grupo político, sumarse al partido o rorriente que estime
más . oportuno, y renunciar a las ventajas de orden práctiro o pro­
pagand!stiro
que

obtienen
sus dirigentes por su condici6n de sacer­dotes cat6Jicos. La ambigüedad ya no puede continuar, pruque es
perjudicial
a la Iglesia y . produce desorientación en muchos fieles,
además· de ser en sí misma un · abuso · del sacerdocio y de la fe. La Iglesia de Cristo no soporta este daño. Por tanto, y en vista de los
antecedentes que hemos
señalado, prohibimos

a sacerdotes
y religio­
sos(as)
que formen parte de esa orgaoizaoi6n, y también que rea­
licen
-en la forma que sea, institucional o personal, organizada o
espontánea- el tipo
de acción
que hemos denunciado en
este do­cumento" (pág. 179).
Una sola idea centra toda
la Teología de la Liberación: donde
Lenin,
allí. Jerusa,Ién; el marxismo es la auténtica iglesia. El 29 de
septiembre de 1975 los .cristianos por
el socialismo españoles firma, ban

en
Burgos un

comunicado al final de
su II Encuentro. En el
punto 13 se dice: "CPS (Cristianos
por el Socialismo) es una co­rriente en el seno de los cristianos que luchan por la liberación de
los
pueblos, en las fábricas, en los barrios, en las zonas campesinas,
en la cultura y en la vida profesional; y esto desde una opción so­cialista y mar:xista de signo plural ... ". Como se ve, no es una teo­
logía para
s61o América.
¿Qué hacer? El P. Molina cierra su libro con una serie de con­
sejos
prácticos,. Somos minoría. los que percibimos el peligro
mar­xista

en la
Iglesia; nuestras armas

son
las del espíritu; es necesarí­sima la formación intelectual para detectar, desenmascarar y contra­atacar, basada en la Trdici6n, el Magisterio, la Biblia; la difusión de
la
doctrina del
doctor común, Santo Tomás, "valedera por tanto
para
los hombres de nuestro tiempo" (Pablo VI); la adhesi6n amo­
rosa
y total al representante de Cristo en la tierra y a los obispos en comunión con

él; hablar, denunciar, trabajar con todo esfuerzo
por­que el mal que se está haciendo a la Iglesia es grande.
Quiera Dios

que este hermoso
·Y angustiado libro del P. Molina
encuentre amplia
difusi6n.
LUCAS GARCÍA BORREGUERO.
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