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Número 151-152

Serie XVI

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Ante el Congreso de Lausanne

ANTE EL CONGRESO DE LAUSANNE
POR
ARNAUD DE LASsus.
La tentación socialista.
¿Por qué este tema para nuestro próximo Congreso?
Porque se trata de un terna de una actualidad innegable. ¿Es que nuestro
país no está en plena marcha hacia el socialis­
mo?
¿No vemos, acaso, grandes
sectores del programa común, lla­
mado con otras palabras proyecto socialista, que se realizan y preparan
para un porvenir próximo? La redistribución de los ingresos por
medio de
la Seguridad

Social, el impuesto sobre las plusvalías
y
mañana, quizás, sobre el capital, las nacionalizaciones directas (Ber­
liet vuelto a comprar por la Saviem, filial de Renau,lt), o indirectas
(la hospitalización privada), el estricto mant!enimiento de los mo­
nopolios
-o casi monopolios-de'l Estado ya adquiridos (0. R. T. F.,
P. T. T., Educación Nacional ... ) en detrimento de los
sectores de
acfr,idad a

los que corresponde
tomar una importancia creciente
para nuestra vida; la autonomía cada vez más restringida de las co­
lectividades locales ante el poder central . . . No acabaitíamos las
citas de decisiones, iniciativas~ modificaciones de estructura orien­
tadas en la dirección del socialismo.
Asl, el caminar en el sentido del socialismo equivale, para muchos
de nuestras contemporáneos, a marchar en el sentido de la histo­
ria.

De ahí
la objeción implícita con Ia cu.! chocan, a veces, nues­
tros amigos cuando siguiendo una orientación no socialista en la
empresa, en la enseñanza, en las profesiones liberales: "Vais conwa
el sentido de la historia''. Es preciso saber refutar esta objeción,
mostrando cómo el socialismo es una ideología derivada
del siglo
XIX, rejuvenecida por artificios,_ pero que, como el comunismo, pue­
de set calificada de "ve¡ez del mundo".
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ARNAUD DE LASSUS
Las campañas elect0rales previstas para 1977 y 1978 girarán for­
wsamente alrededor de

tales objetivos.
Se verá renacer el mito de
la autogestión, siempre preconizada y
jamás realizada (sobre todo en
las empresas del Estado), como un verdadero ejemplo de un so­
dalism.o con rostro humano en contraposición ari socialismo leninis­
ta. Será preciso que nuestros amigos participen eficazmente en las
controversias que sacudirán la apinión pública.
Se producen nuestra sociedad liberal avanzada, que a menudo manifiestan la
tentación del socialismo, de un socialismo nacional o jacobinismo
que refnerza de modo extremo
fos poderes
del Estado, pretendiendo
así poner
remalio a

males innegables. También, acerca de esto, es
preciso que
nuestros amigos sepru, dar respuesta a aquellos a quie­
nes pudiera tentar el
jacobinismo.
As~
al ttatar de

la tentación socialista, en
el Congreso
de Lau­
sanne, en
los días 9, 10 y 11 de abril del presente año, se mmtrará
la voluntad del "Office" de estar presente en el mundo de hoy, apa­
sionado por los factores de progreso.
Equívo()(II! por disipar.
"Presentes en el m.undo ", a nuestra manera. En primer tlugar,
para clarificar los problemas y plantearlos bien antes de ofrecer
soluciones y de proponer medios conformes con la ensefíanza de la
Iglesia y el genio del propio país.
Esto nos obligará a que precisemos el sentido de las palabras,
que disipemos las ambigüedades
y volvaruos a tomar en considera­
ción ciertas realidades políticas enmascaradas por
la propaganda.
Por ejemplo, será preciso que
mostremos c6mo el concepro de
participación,
por lo que implica de
iniciativa y de responsabilidad,
está en radical c:onttaposicióu con la mentalidad socialista, según la
cual "cuanto a nivel rol'eCtivo más elevado se roma una deci,sión,
más respetado es el bien común" (1).
(1) J. de Saint Chamas: «El socialismo o el anti-progreso» (dr. en cas­
tellano, Madrid, Speiro., 1976).
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ANTE EL CONGRESO DE LAUSANNE
Será preciso comprobar cómo la ley de Chapelier (1791), al
ensañarse contra

los
cuerpos intermedios,

rompió
las normailes es­
tructuras de participación y aceleró la centralización burocrática .•• ,
engendrándose, oomo reacción, la esperanza autogestionaria, etc.
No tenemos nada que temer, nosotros ·católicos, en esta confron­
tación de hechos históricos y actnales; podremos renovar nuestra
apologética,
pues no
pueden
resultar sino
convergentes
la realidad
y la doctrina de la Iglesia mientras, por el oontrario, vernos cómo
aumenta el
desfase entre

lo que
Michel Rocard llama la esperanza
socialista y la institución del socialismo (2).
Un mfuerw ineaperwdo.
Desfase: la palabra es suave; más bien seria preciso hablar de
contraposición.
¿Quiénes h•blan hoy de esta oposición, entre la esperanza socia­
lista
y la institución socialista, con may0t insistencia y con Nay0t
lujo

de argumentos? Son hombres de izquierda, a menudo socialis­
tas,
periodistas que ,escriben en periódicos de iz.quierda. He ahí una
tendencia
nueva
por su extensión y de la que setá preciso saau: con­
secuencias.
Ya en 1936, en su libro "La revolución ttaicionada", Trotsky, el
oompañero de Lenin, se e,cpresa a propósito de la política soviéti­
-ca
en materia familiar,

ron
estas palabras:
"El socialismo, si merece su nambre, .rignifica entre los
hombres relaciones desinteresadas, una t»nistdd sin en,vidit, ni
intriga,
el "'1'tOr sin cálculos en,v;/,ecedores, La doctrina oficial
decla,a muy autoritariamente que estar fl01'11UJs idetdes
se han
realizado ya, mientras
la reaüddd protesta con mdJOf energla
contra semejcmtes afWmaciones" (3).
A partir de 1960, las comprobaciones de fracasos reconocidos por
(2) Cf. Michel Rocard: «Questions e l'Etat socialiste», pág. 11. En este
punto
véase el editorial de L. d'Anselme en Permanences de octubre-de 1976.
(3) Pág. 100, Ed. de Minuit.
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AR.NAUD DE LASSUS
personalidades de la izquierda, se han multiplicado. Tal como la del
agrónomo René
Dumont: "Se podría lograr el éxito en Argelia con
una fomza
de sr,cialismo original. El socialismo agrario, QUE HA FRA­
CASADO EN TODAS PARTES, ¿por qué no iba a triunfar en Argelia? {4) .
. En su libro "El socialismo y Eutopa", el club Jean Moulin no es­
conde su desprecio para Jo que llama las ramas muettas del sociali­
mo: el socialismo revo!ocionatio y el socialismo reformista (5):
"Comprobe,mos todos que la derrota de la antigua doctrina
socialista
es casi total" (pág. 15).
"El socialismo tradicional, al t>plicar a los problemas soeú>­
les soluciones ant;..económicas, pone un obstáculo al desarrollo
económico
y des.emboca en resultados antisociales. El remedia
habitual consiste entonces en confiar
al Estado el cuidado de .rubstituir los mercados que fallan, pero, por razones que se ex­pondrán más adelante, jamás llega. Ca-pitalista o socialista, el Estado contratista sabe instalar mucho mejor la

penuritJ
que pro­ducir la abundancia" (pág. 35).
"Intervenciones, planes, naciona/,izacioneI, ttd e1 la trilogía
tecnocrática
con la que el socialismo fr@cés intenta velar su
vieja desnudez doctrinal" (pág. 42).
En un período más reciente podtíamos multiplicar las citas (6).
Contentémonos con
Alfred Sauvy y Jean-F~is Revcl:
"Después de dos siglos de búsqueda, de revoluciones, de teo­
rías, de experiencias en todos los sentidos, no aparece en nin­
gún punto sobre el planeta ningún islote en que los das obje­
tivos, socialismo
y libertad, se hayan conciliado de manera sa­
tisf<>ctoria" (7).
"¿Acaso el socialismo puede t>portar una respuesta a cues­
tiones que no ha sabido plantear?''
(8).
(4) «Jeune Afrique», núm. 119 (2 de marzo-de 1963).
(5) Textos citados por
M. de
Penfentenyo en «El socialismo, ruina o cha­
fallo» (cf. en castellano, Madrid, Speiro, 19 ).
(6) Cf. el artículo de Danielle Van der Veene: «Mort aux tabow», en
Action socialiste, núm. 2.
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(7) A. Sauvy, «Le sociaiisme en liberté».
(8) J. F. Revel, en /'Express.
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ANTEJ,L CONGRJ,SO DE LAUSANNE
Terminemos con una nota de Maurice Oavel a propósiro de la
unión de los católicos a la "opción socialista":
"En 1íntesis, en esta hora en que lo-s oristJanos nos hemos
unido para romper la maküd6n de nuestro mundo en todas sus
ideo
lo glas posibles, en que nos hemos unido para imaginar
-¡por lo menos itmagintll'!- otra cosa, lea presente entrega,
aturdida y retozona de una pMte de la Iglesia a la opci6n so­
cialista, la decisión abierta de reemplazM la miseria y la escla­
vitud capitalista
por una escltwitud peor, y una miseria peor, es
un crimen c6smico y un escándalo ho"oso, que atestigua un ab­
surdo que no puede ser sobrepasado o una obcecación espiri­
tual inaudita, ¡o las dos ·cosas a la vez! Brta preciso que esto se
dijera" (9).
La contt'Ontación con lo real.
Estas notas de hombres de izquierda -desilusionados o indigna­
dos -deberían ser explicadas confrontando la doctrina, los progra­
mas, las realizaciones socialistas con las realidades sociales y políti­
cas: ¿Qué produce
el socialismo cuando se le pone en aplicación en
la industria y la agriatltuta, en colectividades locales y en la vida
de
las regiones? ¿Qué llegan a ser, en el régimen socialista, la familia,
la escuela, la vida cuJtural? ¿Cómo se transforman los cuerpos de
Estado, magistratura, ejército, J_X)llida?
Al presentar soluciones conformes al progreso real, después de
haber mostrado que el socialismo constituye verdaderamente
el anti­
progreso, nuestro
próximo Congreso

evitará el muro de lamentacio­
nes, en él trataremos no de lamentarnos al pie del muro del socialis­
mo totalitario, sino de abrir brechas en ese muro.
(9) «Dieu est Dieu nom de Dieu» (Grasset, 19f'76), págs. 63-64.
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ARNAUD DE LASSUS •
Hacer qru, '1a doctrina aooial de la lgleSlia muestre su máximo
de eficiencia, que la doctrina social de la Iglesia alcance su
máximo de eficiencia y su máximo de realización.
Será, pues, preciso canalizar en el sentido que indica la Iglesia
las aspiraciones buenas que se han perdido en la utopía socialista y
en la realidad sórdida que emana de ellas.
"En qué dirección -preguntaba Pío XII-es preciso bus­
car la seguridad
y confim,za de una vida en común, sino en un
retorno de
los esplrltus hacia la cons6"vación y el recU6"do de los
principios de la verdadera naturaleza humana querida por Dios,
a saber: que hay un -Ofden natural aunque
las formas cambien
con
los desarrollos históricos y socia/,es.
"Pero las Unea.r esenciales siempre han sido y perrrumecen
siendo las mismas: la familia y la propiedad como bases áe se­
guridad p6"sona/, y después, como factor complementarw de se­
guridad, las instituciones locales y las uniones profesionales y, fi­
nalmente,
el Estado'' (10).
¿ Cómo preparar el Congreso?
Tales

son algunas
de las grandes líneas conforme a las cuales se
tratará el temll en el próximo Congreso.
Pedimos a nuestros amigos que lo preparen desde
ahora con
sus
lecturas, con es-nidios en células, con encuestas en sus profesiones, con
discusiones con amigos tentados por el socialismo, con corresponden­
cias,
con periódicos

locales ...
Preparando así

el Congreso, como lugar de cambio de experien­
cias múltiples, éste será más vivo, más eficaz.
(10) Mensaje de Navidad de 1956.
(11)

Véase la lista de libros y folletos
útiles a
este fin.
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