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Número 151-152

Serie XVI

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El pensamiento contrarrevolucionario español: El beato Ezequiel Moreno, Obispo de Pasto

PENSAMIENTO CONTRARREVOLUGIONA;RIO
ESPAJ'i EL BEATO EZEQUIEL MORENO,
OBISPO DE PASTO
(*)
POR
FRANCISCO JOSÉ F;ERNÁNDEZ DE LA ÜGOÑA.
SUMARIO: I. El aprendizaje de un obispo.-II. El martillo del Iiberalis­
mo.-III. Una guerra sarita.-IV. El principio de-no intervención.­
V. Una paz imposible.-VI. ¿Quiere Dios que ·tengamos unión con sus
enemigos?-VIl. El apoyo de los Papas.-VIII. Los-cat6lkos libera­
les.-IX. Los católicos que quería el obispo.-X. Dificultades con Roma:
A) El colegio de Tu/cán.-B) De nuet.•o el rilenciu.-C) La concord!a
nacional.-XI.
Conclusión.
l. To, APRENDIZAJE DE UN OBISPO.
El Beato Ezequiel Moreno, que habría de ser auténtico martillo
del liberalismo, nació en Alfaro (I.ogroño) el 9 de.abril de 1848 (1).
En 1864, vistió el hábito de agustino recoleto y partía para las
(~) Dentro de esta serie sobre el pensamiento contrarrevolucionario
español

han aparecido en
Verbo los siguientes trabajos del mismo autor:
Fray Atilano Dehaxo Solórzano: Verbo, númt 117-118.
José Cadalso: Verbo, núm. 121-122.
Pedro de Quevedo y Quinta.no, obispo de Orense: Verbo, núm. 131-132.
El Manifi'esto de

los
«P~as»: Verbo, núm. 141-142.
( 1) Para los datos de la vida de fray Ezequiel Moreno nos hemos va­
lido de· la amplia biografía que ha pub-licado recientemente el también agus­
tino recoleto Angel Martínez Cuesta: Beato Ezequiel Moreno. El camino del
deber. Roma, 1915 .. El libro es valioso aunque ·en ocasiones el P. Martínez
Cuesta no llega a comprender la radical oposición al liberalismo del nuevo
Beato. Quiero hacer constar, asimismo, mi gratitud a los PP. Joaquín y
Pedro Peña, también agustinos recoletos, cuya generosidad tanto ha facilita­
do este trabajo.
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOFIA
Filipinas como misionero en 1869. Allí continuó sus estudios basta
ser ordenado sacerdote el año 1871.
Los años filipinos y misioneros de fray Ezequiel Moreno son
los de menor interés
para nuestro trabajo. Sacerdote ejemplar, pron­
to llamó la atención

de su
Orden, que
en 1885 le
encomienda la
rectoría de Monteagudo, el colegio-noviciado que en España reclu­
taba y
for=ba los

futuros
misioneros. Desde su

nuevo
eatgo tuvo
frecuentes

ocasiontes de ejercitar
la eatidad ron los necesitados
-cólera de 1885,
carestía de

1887, viruela de 1887-1888 ...
-, de
atender

a
fas necesidades espirituales de los fieles ·de los oh-ededores
y, sobre todo, de cuidar _que los jóvenes agustinos a él encomenda­
dos crecieran en ciencia y santidad a fin de que pudieran ser dignos
hijos de "mi gran Padre
San Agustín", corno le gustaba repetir.
Cae
también fuera

de nuestros
propósitos el
detenernos en la
marcha de fray Erequiel a Colombia y en su iiusión por restaurat
allí la
observancia, así como en las dificultades de la empresa. A
fines de 1888
se encontraba ya en Améeica fray Ezequiel Moreno
para <10menzar la última etapa de su vida en la que sus vittudes
se acrisolarían de tal modo que terminarán conduciéndole a la
gloria de los
altares.
Hasta

mayo de 1894 permaneció en Bogotá dedicado con éxito
creciente a los ministerios sacerdotales, "adquiriendo justo renom­
bre de confesor docto y celosísimo, de predicador lleno de piedad
y unción y de religioso austero e intachable'" (2), siendo los en­
fermos objeto especial de predilección.
Sus afanes misioneros le empujaban a Los Llanos de Casanare
y en ellos vivió la entrega y la necesidad :recorriendo aquellas in­
hóspitas tierras. Pero no volvería a esos afanes como simple 93.­
cerdote sino ya como obispo para tegir el Vkariato Apostólico que
en
Casanare acababa de crearse,
Lo que era aquel cargo pastoral lo diGe mejor que nadie el pro­
pio obispo en
1~ primera
carta que
envía a ws d~ocesanos:
"Creemos
que

no habrá
quien se figure

que nos
lleve a Casa­
na.re m (2) Martfnez Cuesta: op. cil., pág. 91.
188
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
alegramos de que allí no nos espere un palacio, o casa cómoda
donde poder
habitar; ni pingües rentas
que nos
puedan enrique­
cer;
ni mesa abundante y delicada; ni medios ni maneras de hacer
la vida cómoda
y regalada. Nos alegramos, decimos, de que nada
de
eso nos

aguarde, porque así no se
podrá decir, ni aun sospechar
siquiera, que nos lleva allí la ambición, -ni 1a avaricia, ni el bien­
estar, ni mira alguna rerrena, sino sólo el fin sublime y elevado de
dar gloria a Dios, iluminando vuestras inteligencias con las luces
de la fo, hermoseando vuestros corazones con fas virtudes cristianas,
procurando, en una palabra, la salvación eterna de -vuestras almas.
Lo que allí nos espera, perfectamente lo sabernos, porque ya
tenemos experiencia

de ello: sabernos .que, además de los sufrimientos
morales propios de nuestro cargo, hemos de
pasar muchos días rero­
rriendo
vuestro

ardiente
suelo -sin más comida

que
la que pueda
tener un pobre indio, -y a veces sin ella, por accidentes que nunca
faltan; y pasat mochas noches sin más cama que la arena de las
playas

de
vuestros ríos, cercana. ¡cuántas

veces! a
'1a que dejó el
voraz
caimán... y

sin
más cubierta

que
las nubes del firmamento,
que con: frecuencia se deshacen en copiosa lluvia que, sobre morti­
ficar no poco, predispone a fatales fiebres que debilitan la salud
más robusta,
si no acaban con ella, como
_sucede
· muchas vecés.
Esto

es lo que nos
aguarda: pobreza, escasez, privaciones, .trabajo,
sacrificios,

cruz,
y cruz larga y pesada. 8610 vamos, pues, a sufri,r y
padecer pot la salvación de vuesrras almas. ¡ La salvación de vues­
tras almas! Tal es, hijos míos, el fin que ahí nos lleva; el móvil que
nos
impulsa a la ardua empresa que

sobre nosotros
tomamos.. Si
eso no fuera, si

no
mediata la gloria de Dios y vues,,ra salvación
eterna
... ¡ah! con toda la
sinceridad de

nuestro
cotazón os lo con­
fesamos: nuestro interés personal, la propia salud, lo culto de la
sociedad que

nos rodea,
lo fino y delicado de la amistad que nos
honra
y distingue... todo, todo, en una palabra, a gritos nos diría
que
os
dejáramos romo estáis,

_respecto a
las rosas de religión, en
vuestros
llanos o en vues~os bosques; porqti.e aql.lí o en Otra parte
estaríamos con más comodidades, C()n más :recursos, con más trato
social, con más medios, por decirlo de una vez, para llevat una vida
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE l,A CIGOEIA
más cómoda y ag,:adable. Tan elato es esto, y tao manifiesto, que
no
hay por
qué
añadir una palabra más" (3).
Verdademmente, eso era Casana:re. Ningún móvil humano po­
día impulsar a fray Ezequiel a abandonar Bogotá, donde era un
religioso eoormemente apreciado y distinguido por todas J.s clases
sociales de la capital de Colombia.
El
1 de mayo de 1894 es consagrado obispo en la catedral de
Bogotá
por el
P,imado de

Colombia. El Vicepresidente de la Re­
pública
y el Delegado Apostólico son sus padrinos. Después de la
consagración, el Vicepresidente de Colombia le obsequia con un espléndido banquete al que
asistieron Vlltios ministros de la -Re­
púl,lica,
el

Intendente de
CasanaJle, el Delegado Apostólico y los
eclesiásticos más

distinguidos de
la capital (4). Pero el nuevo obis­
po

estaba lleoo de ilusiones
apostólicas y no miraba lo que que­
daba
attás. Eran absolutamente sinceras sus

palabras al dirigirse
a sus nuevos diocesanos:
"Casanareños, hijos míos muy amados, recibid también todos
nuestro tierno
saludo, saludo tierno de
padre, porque Dios ha dis­
puesto que lo sea de vuestras
almas. Y

a
sabéis que
soy aquel mi­
sionero pobre y sin exigencias que os visitó
hace tres años y que
se contentaba con vuestro
cazabe, vuestro plátano,

o lo que teníais
a bien darle, a cambio del gusto con que os servía en todo
cuanto
se

relacionaba con el bien de
vuestras almas" (5).
Breve fue su estancia eo Casanare pues pronto fue
preconiza­
do para la diócesis de Pasto. De cómo recibió la noticia liray Eze­
quiel es el

mejor
testimonio la carta que reproduce el P. Martíoez
Cuesta:
"Gano

mucho en el traslado
si sólo se atieode al bieoestar, por­
que se me manda a un obispado ya formado, con residencia en una
población
importante, bonita y pintoresca, con bueo clima, bueoa
(3) Moreno Díaz, Fray Ezequiel: Cartas Pastorales, Circulares y otros
escritos del Ilmo. y R-vdo. Sr. D. Pr. Ezet¡_uiel Moreno y Díaz, obispo de
Pasto (Colombia). Madrid, Imprenta de la hija de Gómez Fuentenebro,
1908.
190 (
4)
Ma:rtínez Cuesta: op. ciJ., págs. 221 y sigs.
(5) Moreno: op. cit., pág. 15.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
gente, regular palacio, et.e, Estas notioias me han dado todos los
que

conocen aquello, y,
sin embargo,

he
escrito a Eutopa, DO opo­
niéndome al
traslado, pero


haciendo algunas observaciones, que
pueden
contribuir a que me dejen donde estaba.
La mayot impor­
tancia del obispado impone
mayores compromisos

y mayores
res­
ponsabilidades, y yo prefiero las privaciones que ahora tengo a
todas las ventajas

que
me proporcione el nuevo obispado, con tal.
de DO poner más carga sobre mis hombros y aumentar la cuenta que
he de dar al Supremo Juez DO tM donde estoy, la ventaja de estar en compañía de mis hermanos los
religiosos, y donde
me roaodao estaré lejos

de ellos
y privado de
su trato. Sin embargo de todo, no
me he opuesto al traslado, como
he dicho. Sólo he hecho observaciones, dejándolo todo en
roanos
de
fin de que sólo
se haga su santísima voluntad"' (6).
Y es que, como decía a sus diocesanos. de Pasto, en la primera
carta que les dirige, "esa idea de pasar a la otra vida, después de
unos años de pobreza, de privaciones y sufrimientos, no dejaba de
halagarnos en nuestros ratos_ de 'meditación ·sobre nuestro porvenir
eterno" (7),
IL EL MARTILLO DEL LIBERALISMO.
En 1896 tenemos ya a fray. &equiel de obispo de Pasto. Y en
esta diócesis

es donde
SUS· virtudes ie llevatán a los altaires y su ma­
gisterio docrtinal le
erigirá eo
uno de los
maestros del pensamiento
contrarrevolucionario.
No

podemos ocuparnos de
las primeras, pese
a constituir un testimonio impresi9nante de 9a.Otidad de vida. En
la bibliografía que escribió el que fue ilustre obispo de Sigüenza,
fray
Toribio
Minguella, hermano de hábito y
amigo del hoy Beato,
al calor de la
muerte ejemplar

de
fray Ezequiel Moreno (8), y en
la
ya citada del P. Martínez Cuesta, se puede seguir el camino de
( 6) Martínez Cuesta: op, rií, págs. 273 y 274.
(7) Moreno: op. cit., pág. 45.
(8) Minguella, Toribio: Biografía del limo. Sr; D. Fr. Ezequiel More­
no y Diaz. Barcelona, 1909.
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGONA
perfección c,,istlana del obispo de Pasto. Aquí nos limitaremos a
recoger solamente !os aspectos doctrinales contenidos en la Colec­
ción de
sus Cartas Pastorales, Cvrcu/,e,res y otros escritos, publicada
en
Mo
1908.
Y a había padecido
,en Casanare fray Ezequiel

Moreno
la revo­
lución liberal

(9),
prontamente sofocada por el general Reyes, y
llegó a Presto con el propósito decidido de preservar a ws fieles
de

unos errores que
repetidamente había condenado la

Iglesia. Por
eso, ya

desde su primera
Pastoral, les

advertirá a
fün de

que
"es­
téis
vigilantes para que no os seduzcan los hombres que os predi­
can

una filosofía· falaz,
contraria a las enseñanzas de la fe católica,
porque sólo

llevan en pos de sí desgradas, sangre y desolación" (10).
Esa filosofía era el liberalismo que queda definido para los
pastttsos en esa primera Pastoral con rodo ~igor y exactitud:
"Siempre ha
tenido advemarios la fe católica; en todas épocas
se han presentado enemigos que le han hecho cruda guerra, y en
todos tiempos ha luchado el error
contra ella,

valiéndose de roda
clase de nredios, aun de los reprobados por !a sola decencia natu­
ral;
pero nunca como en nuestros días se había visto esa multi­
tud
de
hombres animados de

un
odio sistemático
contra ella, que
no pueden
disimular, y decididos a prescindir de sus enseñanzas en
el
gobierno de
los pueblos, a regir las sociedades sin sus dogmas y
preceptos, y
a relegarla,

de poder
ser, a

un completo olvido. Por
rodas partes se oye la
voz de esos hombres infamados con

una
vana
ilustración;

de
esos ll1aJestrOS hijos del · padre de la mentira; de esos
emisarios del ángel del
non serviam, prometiendo dicha y ventura
a los pueblos,
peto con la condición imprescindible de dejar la fe,
de abandonar las
creencias católicas,
y
de adora< los

ídolos de la
razón y libertad humanas que ellos presentan. Llenos de orgullo
se presentan a los

hombres como los únicos capaces de darles
ilus­
tración, · adelantos, riquezas, felicidad, toda clase de bienes. Eso di­
crn

en círculos
y reuniones con lenguaje el más apropiado para se­
ducir;
eso

repiten con frases estudiadas por
calles y plazas; eso di-
192
(9) Ma.rtínez Cuesta: op. cit., págs. 260 y sigs.
(10)

Moreno:
op. cit.1 pág. 48.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
vulgan por medio de libros, folletos y periódicos, y eoo propagan
con
una actividad
pasmosa, digna de mejor causa" (11).
Para
el obispo son
"doetrinas que
deifican la
razón humana ha­
ciéndola regla suprema del

bien,
dcl mal y de todo, rechazando la
religión revelada; que niegan
los derechos de Dios y proclaman
los del hombre; que
enseñan a vivir ,en entera irukpendencia de
toda ley divina y humana" (12)., Es, -en resumen, el intento de edi­
ficar la sociedad sobre la voluntad del hombre en lugar de hacerlo
sobre
la voluntad de Dios.
Y ahí está la radical discrepancia entre liberalismo y catolicis­
mo.
Es falaz la argumentación de imputar al catolicismo preten­
siones
de ,implantar una
teocracia clerical

en la que la Iglesia ri­
giese
el orden temporal. Nada tiene que oponer la Iglesia a formas
de

gobierno o de representación,
cualesquiera que
sean,
ron tal de
que garanticen el bien común y permitan vivir a los ciudadanos
ron la dignidad de hijos de Dios. A lo que se opuso el catolicismo
es a la
soberanía popular

entendida en el sentido de que la ley
es
la

expresión de la voluntad del pueblo.
Es decir, a que lo que quie­
ra el pueblo sea ley

aunque sea
lo contrario de la voluntad de Dios.
Porque, como dice el obispo de
Pasto, la razón humana no puede
ser la "regla
suprema del bien, del mal y de todo'' para un cató­
lico. Podrá serlo para el que nada cree. Pero no para el que reco­
noce unas leyes queridas por

Dios que ha de
acatar en

prenda de
salvación eterna
y también de paz temporal.
Y rontinúa el obispo:
"Tratarán sus propagadores de ocultar cuanto tienen de
absur­
das y de horribles esas doctrinas, con los pomposos nombres de li­
bertad, ignaldad, fraternidad, ilustración, progreso y otros pareci­
dos;
pero los hechos han puesto ya en claro que el nombre de li­
bertad no significa otra cosa que corrupción de rostumbres: que el
de
igualdad-es la negación de toda autoridad: que con el de frater­
nidad se ha derramado a rortentes la sangre humana; que_ ilwtradón
es no tener Dios, ni religión, ni _ conciencia, ni deber alguno, ni
(11) Moreno: op. cit., págs. 59 y 60.
( 12) Moreno: op. cit., pág. 62.
q m
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGORA
'.'ergüenza siquiera: y que p,og~eso es llegar a ser iguales al bruto,
sin
pernsar en otra cosa

que en mu!ltiplicar
los gpces, poner toda la
felicidad en disfrutar de
la materia, y desterrar toda idea de espi­
ritualidad" (13). El P.
Martínez Cuesta

en su,
por tanros motivos, excelente bio­
grafía del Beato Ezequiel Moreno, no
llega a
sintonizar
totalmente
cou el pensamieuto del biografiado y encueutra que "estas aprecia­
ciones categóricas suenan a err_óneas e injustas, al menos &i las to­
mamos a la letra. En1'rlÚlall un rechazo total de la orientación del
pensamiento contemporáneo y de las libettades modernas" (14).
Aunque después intente
disculpadas por "algunos abusos concre­
tos generalmente conocidos" (15)
y por "el aoticristianismo mani­
fiesto

de
muchos de

sus
propagadores" (16).
Erróneas

e
injustas nos . parecen las palabras de Martínez Cues­
ta
por cuanto es evidente que no pueden tomarse a la letta, sino
dentro
del
contexto del liberalismo a! que sou aplicadas, las expresio­
nes del obispo de Pasto. ¿Cómo iba
mooseñor Moreno
a
llamar a
la libertad, característica esencia! del
ser humano,

corrupción?
¿ Y
a la fraternidad fuente de
crúnenes incontables,

si
creía que

los
'hombres erao hijos

de Dios?
Lo que el obispo califica es el uso que
el
liberalismo hacía

de
tales p,clabras con

Jo que
adquirirían un
significado

nuevo
y totalmente distinto del propio de las mismas.
Y :la historia confirma que no. estaba equivocado.
Para fray Ezequiel Moreno el
liberalismo era la causa de la
quiebra social
y, sobre todo, moral que entonces padecía el mun­
do:. "De ahí esas espantosas revoluciones; esas luchas sangrientas;
esos trastornos sociales: el comunismo, el nihilismo, el anarquismo,
la dinamita; ese triste y aterrador espectáculo que por todas pattes
ponen

a
la vista las modernas libertades, y que asusta a los mis­
mos que sentarou los principios de
tan fata!les consecuencias"

(17).
194
Y no era sólo en el terreno de las ideas en el que el !iberalis-
(13) Moreno: op. cit., pág. 62.
(14) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 287.
(15) Martlnez Cuesta: op. cit., pág. 287.
(16) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 287.
(17) Moreno: op. cit.1 pág 61.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
mo se oponía a las verdades religiooas. Sus actuaciones concretas
eran una verdadera persecución de la Iglesia. Con fos textos de his­
toria en la mano no se puede tachar de exagerado al obispo de
Pasto cuando relata el calvario que padecían las naciones católicas
bajo

el
poder liberal.
"Ellos han dicrado leyes contrarias a los derechos de nuestra
Santa Madre la Iglesia; han
perseguido la
Religión católica; han
encarcelado
y desterrado a los obispos; han despreciado y maltratado
a

los. sacerdotes;
han sacado y lanzado de sus conveotos a los frai­
les y a las monjas; han robado fos bienes de eros conventos y de las
iglesias; han

propagado
y propagan errores contra la verdad cató­
lica;
han proclamado
y proclaman las libertades que llamó el Santo
Padre Gregorio XVI
libertades de perdición; y con esos hechos
criminales, y con esos errores perniciosos, y .con esas 'libertad.es de
perdición, han apartado y apartan a los hombres de los caminos que
conducen al cielo;
han . desmoralizado y desmoralizan las costumbres
de

los pueblos ; han causado
y causan la ruina de las naciones, y
han probado y prueban que el liberalismo de aquí, lo mismo que
el de todas partes, es
la rebelión de la libertad humana contra la
voluntad divina, en
el orden religioso, político y social» (18).
Hay que reconocer que el obispo no se excedió en ila descripción
de las obras de lo que cal:ifica "como el gran mal de -nuestros días,
como

la gran
calamidad de

la
época presente"
(19),
pues omite
hechos no menos ciertos ni numerosos : el · asesinato de obispos, las
matanzas de frailes y sacerdores ....
Por
todo ello, frente
al dogma primero del liberalismo : Los
hombres nacen y permanecen libres, opone fray Ezequiel Moreno
lo que "dice nuestra Santa Madre la Iglesia
y decimos los católicos
con ella: los hombres nacen y permanecen dependientes, porque son
criados" (20). Los hombres, pues, depeoden de Dios.
1ll obispo de Pasto

ve con roda claridad
cuál es
el
término ló­
gico

de todo gobierno
liberal. Cómo
los pueblos no pueden vivir
(18) Moreno: op. cit., pág. 82.
(19) Moreno: op. cit., págs. 82 y 83.
(20) Moreno:
op. cit., pág. 151.
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FR.ANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOFIA
en la anarquía, "las sockdades, cuando se ven en la agonía, por
cierto instinto de conservación, se lanzan en brazos del primer atre­
vido que se presenta como libertador, y éste, para sostenerse en el
poder,
pone
grilloo y cadenas y reduce a los que antes se llamaban
libres a

la
coodición de esclavos. Este es el castigo

de Dios, aun
en este mundo, a los que orgµ.llosos le abandonan, y esa es la ver­
güenza y esa la humillación en que vienen a caer" (21).
Podrían seguir recogiéndose
otros muchísimos textos en
el
mis­
mo sentido que los anteriores. Bastan los aducidos para demostrar
la

radical
repulsa que
el obispo de Pasto
hacía de las tesis libera­
les.
Y ello no desde la
tranquilidad aséptica

de una distancia de
los hechos,
sino en plena guerra civil entre conservadores y libe­
rales
que pot aquellos días asolaba la república colombiana. Que
su
pensamiento no
estaba en contradicción oon
el de la Iglesia, en
este
y en los próximos epígrafes a que nos hemos de referir, se
confirma
plenamente en su
recienre beatificación pot el Papa Pa­
blo VI.
III. UNA GUERRA SANTA.
La historia de Cdlombia, desde su independencia, es la histo­
ria de las luchas entre conservadores
y liberales. La sangre de unos
y otros regó abundantemente el país en múltiples ocasiones y, aun
hoy en día, los esquemas políticos colombianos son herencia en
gran parte de las luchas de antaño.
Los
campos estaban, en

tiempos de fray
Ezequiel Moreno, bas­
tante bien delimitados. El partido conservador era el partido ca­
tólico,
aunque oon debilidades
y defectos que el obispo no dejaba
de señalar y el parcido liberal, el partido enemigo de la religión.
Estallada la

guerra, el
obi,po es
un auténtico beligerante.
Bed¡jjce
a

los "soldados de la fe" (22)
y los anima "¡A pelear pot la defensa
de

nuestra Religión! ¡Jesucristo lo quiere!" (23).
196
(21) Moreno: op. cit., pág. 159.
(22) Moreno: op. cit., pág. 245.
(23) Moreno: op. cit., pág. 245.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
Pa,:a fray Ezequiel es la guerra "un castigo de Dios, católica­
mente hablando" (24), merecido
por los muchos pecados de -los
colombianos.

Pero Dios castiga con
propósitos de misericordia (25)
y esos propósitos divinos los ve claramente el obispo en la guerra
actual. Porque

"¡ Ibamos caminando hacia un
abismo y
Dios
ha
permitido que el estampido del cañón nos haya avisado para que
no
cayésemos en

él" (26).
"La guerra actual, pues, la permite el Señor para sacar de ella
grandísimos bienes y, en efecto, los está
sacando. No
hay más
que
fijan.e un
poco en Jo que está sucediendo para ver y comprender
Jo que decimos.
Hemos insinuado los
estragOS que
iba haciendo el liberalismo
en las almas con sus periódicos, con sus folletos, con sus diSa.trsos,
con su propaganda, con la condescendencia funesta y culpable que
íbamos
teniendo con todo eso. Pues

bien: ¿Quién no ha
observado
de

un
modo palpable cómo se ha avivado súbitamente la sana y
recta aversión que se debe
tener a las ideas liberales? ¿Quién
no
ha
visto y

ve ese ardor que
ha vuelto a calentar los ¡:,echos católi­
cos para defender

los sanos principios, aun a
costa de su propia
sangre y de su
misma vida?

¿Quién no ve con gusto cómo laten
un sinnúmero de
corazones a

impulsos de
los más delicados senti­
mientos religiosos que se traducen en dichos y en hechos
tiernos y
conmovedores,

por Jo que envuelven de heroísmo y de viva fe cris­
tiana?
¡ Oh! ¡ Cuántas madres

que
alientan a

sus hijos para que
vayan a la
guerra a

defender la Religión, aun cuando temen no
volverlos a ver más!
¡ Cuántas esposas que cargan con rodo el peso
de la casa, y trabajan para alimentar la familia, a fin de que los
esposos puedan marchar a la
defensa de la buena causa! ¡Cuántas
hermanas
que cuelgan
el escapulario de la Virgen del cuello de sus
hermanos, y
los alientan

y
entusiasman a
pelear en favor de Jesu­
crito! ¡ Cuántos valientes que se aiJ.istan volunta-riamente en las filas
del Gobierno, impulsados por el mismo motivo religioso! ¡ Cuán-
(24) Moreno: op. cit., pág. 214.
(25) Moreno: op. cit., pág. 215.
(26) Moreno: op. cit.1 pág. 219.
197
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FRANCISCO JOSE FERNANDEZ DE LA CIGOFU
tos rasgos sublimes de fe y heroísmo cr.istianos en los campos de
batalla! ¡ Bendito sea Dios que saca tanta gloria para El y tanto
bien para
las almas de un mal tan grande como es la guerra!" (27).
Pata el

obispo no
era dudoso

el
deber de

los
colombianos que
se sent:an

hijos de la Iglesia:
"Si el liberalismo hace guerra a
Dios,
deber de todo cat6lico es luchar a medida de sus
fuerzas" (28).

Y
rebate con toda energía afirmaciones como las siguientes:
"No más luchas en nombre de una Religión de caridad y de
paz".
"Evitar a todo trance la guerra es obra muy propia de nuestro
estado en las presentes circunstancias''.
"La Religión cristiana es de paz, no ha necesitado del sable y
del
rifle pata establecerse y propagarse por todo ,el mundo; tam­
poco los ha de necesitar ahora pata conservarse" (29).
Estos
son sus

argumentos:
"La paz que se predica, por lo visto, re,.a sólo con los c:at6licos.
Estos deben guardar paz,
cruzarse de brazos y dejarse dominar,
robar, abofetear y matar de los liberales, que, como tiene.µ concien­
cia libre, pueden hacer esas cosas. Si eso esperaban los masones y
libetalles;
si se figuraban que . nuestros soldados iban a contestar a
sus
cañonazos con algún sermón de los capellanes sobre mansedum­
bre cristiana, ya han visto que se
han engañado; ya han probado,
no una sola vez, sino varias, que nuestros soldados, esos :soldados que
rez.an y se preparan para el combate con confesión y comunión,
saber dar

muy duro
y de veras al bulto, y no al ake.
Han

cumplido con un deber
nuestroo soldadoo al pelear pot
su Religión del modo que han
peleado. Un

pneblo puede y debe
defender la verdadera
fe de que está en posesión, contra toda clase
de enemigo que quiere perturbarle en ella. La verdadera fe es el
blasón más precioso que puede tener un pueblo,
y puede y debe
conservarlo a todo trance, y aun con las armas si se hace necesa­
rio" (30).
198
(27) Moreno: op. cit., pág. 220.
(28) Moreno: op. rit.1 págs. 224 y 225.
(29) Moreno: op. cit., págs. 240 y 241.
(30) Moreno:
op. cit., pág. 241.
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
Y cuando le arrojan el, para el obispo, "sofisma" (31): "Si los
pacíficos son bienaventurados, ¿qué serán los guerreros?"
(32). No
vacila en
responder: "Los guerreros pueden ser Sanoos. Los hay
en [os altares, y no pocos" (33).
El obispo de
Pasoo se alinea así
con
oodos los eclesiásticos,
sanoos no pocos, Papas, obispos o simples sacerdotes que, a lo largo
de los siglos, bendijeron a
unos soldados y los animaton con la es­
peraruia del . cielo.

Porque claro está que
la guerra es nn mal pero
hay males peores que la guerra.
Y en ocasiones es preciso acudir a
ella
para defender
bienes superiores.
Esta
constante tradición
de la
Iglesia no puede verse alterada
por el pacifismo entreguisra de al­
gnnos clérigos de nuestrOS días dispuesros siempre a disculpar a los
leones y a reprobar la menor resistencia de los mM:tires. Con la par­
ticularidad de que siempre ven
el espectáculo desde la grada y ge­
neralmente al lado de los que han arrojado
a la arena a sns herma­
nos en
la fe.
IV.
EL PRINCIPIO DE NO INTERVENCIÓN.
Hoy parece consagrado como principio inviolable del derecho
internacionall aquel_ que veda a un país el inmiscuirse en asuntos in­
ternos de otro. Sin embargo, pese a ser alegado constantemente,
vemos que es también con-stanremente vulnerado por las fuerzas de
la Revolución.
El apoyo de internacionales de todos conocidas a movimientos
subvemivos desarrollados
eri terceros países es tart evidente que no
precisa de ejemplos ni pruebas. Pero ese apoyo, o lo que es lo mis­
mo, esa consagración práctica del principio de intervención, no pa­
rece contar a la hora de invocar su contrario cuando en algún caso
pretende utilizarse en

contra
de la Revolución.
Bl obispo de Pasto, en su ciroular de 25 de julio de 1900, "en
(31) Moreno: op. cit., pág. 276.
(32) Moreno: op. cit., pág. 276.
(33) Moreno: op. cit.1 pág. 276.
199
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGONA
la que se refutan cienos errores contenidos en papeles impresos que
circularon por los pueblos de la Diócesis" (34), se ocupa de este im­
portante
tema y
con criterios que
han de resultar chocantes a no
pocos católicos de hoy.
La doctrina de fray Ezequiel Moreno -- en un capítulo que
estudiará los apoyos de autoridad de sus tesis­
no es

ciettamente original. Obispo amantísimo de
la Santa Sede se
esforzó siempre

en
trasladar a

la
situación concreta

de su diócesis
y
de su país los principios generaies contenidos en las encíclicas pon­
tificias. También sobre este tema comienza invocando la autoridad
de Pío IX que había rechazo siguiente proposición: "Se debe proclamar y
observar el
principio
llamado de No Intervención" (Syllabus, LXII) (35). Principio
ya
condenado, como recuerda el obispo, por el mismo Papa en su Alo­
cución
Novas et ante de
28 de septíembre de 1860.
La diócesis que regía el obispo se encontraba en crítica situa­
ción en la guerra que asolaba a la nación colombiana. Limítrofe con
el &uador masónico que apoyaba decididamente a,! bando liberal,
incluso con tropas regu1ares, estaba mucho más amenazada que otros
lugares del extenso territorio de Colombia. En esas circunstancias
hubiera
sido más cómodo para el obispo
invocar el
principio no in­
tervencionista y
acusar desde

esa
postura las violaciones a,J mismo
que se producían desde
Ia República del llcuador.
Concurriría, además, en favor de esa posición, el documento
que los ministros de Colombia y Ecuador, Cuervo Mátquez y Carbo,
habían suscrito rechazando el

intervencionismo en
términos tan
da­
ros como los siguientes: "Condenamos
la política de intervención
como
funesta y peligrosa pata la América" (36).
Pero no era
el obispo partidario de romodidades si con ellas se
menoscababa la doctrina.
Los riesgos de la guerra, "que se hace
no tanto al Gobierno de
la República cuanto a la Religión de Jesu-
200
(34) Moreno: op. cit., págs. 226 a 245.
(35) Moreno: op, cit., pág. 232.
(36) Moreno: op. cit., pág. 233.
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
cristo" (37), no le asustaban al ver a sus católicos presentarse "en
grupos numerosos pidiendo armas y dispuestos a derramar hasta la
úlLma gota

de su sangre
en defensa de la Religión, como ellos dicen
a
boca llena y henchidos de entusiasmo santo" (38).
Ante
esa
explosión de
fervor colectivo a favor del
cual "no ha
sido preciso que hablemos los
Pastores de

la
Iglesia para manifestar
el

objeto y el fin de
la guerra actuail (pues) los fieles han sido per­
fectamente
instruidos por su

fe pura,
y por el sentido católico que
nace
de

esa fe y que
ronsiste en

una sobrenatural disposición
para
discernir pronta y seguramente la verdad del error" (39), fray Eze­
quiel Moreno, el
obispo beatificado
por el
Papa del
Segundo Con­
cilio Vaticano en el año 1975, nn habla de nn intervención ni de
paz, sino de guerra.
"¡Vamos a defender la Religión! Sí, valientes
soldados de Cris­
to: guerra de religión es la actual guerra y vosotrOS queréis pelear
las batallas del Señor. ¡Que el Dios de los Ejércitos os ayude!" (40).
Las
proposiciones del Syllabus fueron objeto siempre del SM­
casmo y la caricatura liberal sacadas de su sentido propio y, por otta
parte, evidente. No se
libraría de

ello
la LXII que condena el prin­
cipio de nn
intervención. Fray Ezequiel Moreno,
en la
Circular ci­
tada,
la intietpreta en su lógico y natura,! sentido para evitar malévo­
las explicaciones que
ridiculizasen la

pretensión,
nunca tenida
por
Pío IX, de una constante injerencia

de unas
naciones en
los asuntos
de las
otras y

que
sometietían así

a las
más débiles a !os dictados
de las más poderosas.
"El principio de no intervención puede ser raronable en una
situación
normal, aplicado

fielmente y tomado en el sentido de que
cada
nación debe

arreglar sus propios asuntos, sin injerencia de otra
nación, como
exige su

independencia; pero la revolución busca
otta
cosa. La revolución, nn reconociendo frontietas, como ella misma con­
fiesa, busca con ese principio que todas las autoridades legítimas y
(37) Moreno: op, cit., pág. 210.
(38) Moreno:
op. cit., págs. 210 y 211.
(39) Moreno:
op. cit., pág. 211.
(40) Moreno: op. cit., pág. 211.
201
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOFIA
todos los Gobiernos católicos queden sin defensa contta sus ataques
y así
poder introducirse y

dominar en todas partes.
Teniendo, pues,
la revolución un cará<:ter cosmopolita y estando
organizada por todas partes para hacer
guerra a
Jesucristo, Señor
nuestro, y a cuanto le pertenece, también debe tener carácter cosmo­
polita la conttarrevolución que estamos en el deber de hacer los
católicos, y también deben
unirse por

todas
partes para
defender a
Jesucristo, Rey y Señor, no sólo de los individuos, sino de las co­
lectividades, ya concretadas a &acciones, como ios Estados o · nacio­
nes, ya tomadas bajo el nombre genérico y comprensivo de socie­
dad"
(41).
Para el obispo de Pasto, así corno el católico no puede ver in­
diferente cómo en su presencia se atropella al inocente o al desvalido,
no siendo lícito acogerse al principio de no intervención individual,
tampoco ios católicos de un país, o ese mismo país si es de mayoría
católica, pueden permanecer indiferentes a la lucha de sus hermanos
en la fe en otras naciones. Lo que, por otra parte, ha sido tradición
constante de la Iglesia.
"Contta la unión universal de todos
los enemigos
de Jesucristo
para hacerle guerra y derribar su reino, afirma el obispo, es una ne­
cesidad la unión de los amigos de Jesucristo para defender su
sobe­
ranía y hacerle reinar en todas .partes y en todas las cosas" (42).
Si
esta llamada al catolicismo
universa:! hubiera
sido
atendida,
muy

otra sería la suerte de
tantos católicos perseguidos sin más
motivo que profesar el nombre de Jesús.
V. UNA PAZ IMPOSIBLE.
La caridad del obispo de Pasto para con los necesitados era ili­
mitada. "Para los demás tenía
la mano siempre abierta. Pata sí mis­
mo escatimaba
el último real" (43). En ocho años no renovó su há­
bito agustianiano, del que nunca se despoj•ba, para no mermar el
202
( 41) Moreno: op. cit., pág. 233.
(42) Moreno:
op. cit., pág. 234.
( 43) Martínez Cuesta: op, cit., pág. 434.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
tesoro de los pobres" (44). "El padre Alberto tuvo que desprenderse
de su ropa
interior y cedérsela al P. Ezequiel que venía enfermo a
España" (45). Ej,emplos como estos podrían multiplicarse hasta el
infinito.
Cuando se trata únicamente de su persona perdona de todo co­
razón insultos y agravios. En determi~a ocasión se entera de
que se ha constituido una comisión para acudir a los Tribunales y
pedir el castigo que correspouda a los que le insu!tabrui desde la
prensa. Su respuesna es inmediata: "Agradezco la buena intención
de los que eso han pensado, pero no deseo se apele a ese medio, tra·
tándose

de mi, que
pertlono de
todo corazón a los que me ofenden.
Me repugna batallar cuando puedo ceder sin faltar a
mi concien­
cia
y sólo lucho cuando un deber de justicia o de caridad me obli­
ga. Además, he

puesto siempre
mi causa en manos de Dios, y me
ha ido muy bien" (46).
El luchador implacable contra el liberalismo que exigía, cuando
público hubiese sido el pecado, pública reparación del escándalo
Ji.
beral,
no vacihba en ceder de sus pqsiciones cuando la mridad lo
requería,
como por ejemplo en las
normas de conducra que daba a
sus
.aoerdotes para observar con

los liberales que se
hallasen en pe­
ligro de
muerte.
"Sobre la manera de presenrarse a1 enfermo y tmtarle, escribía,
no
hay para qué decir que es preciso hacer esfuerzos de celo, de
prudencia
y de caridad; porque si hay que trarar bien a los pecado­
res cuando gozan de sruud, ¿cuánto más estando enfermos y próxi­
mos a comparecer ante el justo Juez?" (47).
Porque "en la hora de la muette hay que ceder a favor de la sru­
vación

del
alma del enfermo cuanto permira la moral y hacer cuan­
to
se pueda hacer en su bien, siempre que no resulte un daño ma­
yor ... " (48). Pues bien, este hombre que
se daba
enteramente a
los demás
( 44) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 434.
(4'.5) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 434.
( 46) Moreno: op. cit., pág. 574.
(47) Moreno: op. cit., págs. 409 y 410.
(48) Moreno:
op. cit., pág. 412.
203
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE PERNANDEZ DE LA CIGO!'IA
sin guardar paro sí ni 'las exigencias mínimas que podría pedirle su
-sa,lud, pa una devoción fueta de lo común, fue el más encarnizado enemigo de
la paz que se quería establecer en Colombia entre
liberales y con­
servadores.
Su argumentación es rectilínea y no deja de tener aplicaciones
actuales.
"Sucede respecro de la paz, dice el obispo, Jo que sucede respec­
to de
la misma religión, que mientras hay muchas falsas, sólo hay
una verdadera. Por esto convi,ene saber lo que es la paz, y tener idea
precisa y exacta de ella" (49).
Siguiendo a San Agustín y a Santo Tomás define a la paz tomo
"la

tranquilidad
del orden"

(50). Y
añade: "Ahora bien: las mo­
dernas libertades
(es decir, el liberalismo), no sólo no nos sujetan a
la voluntad divina, origen del orden, sino que tienden a emancipar­
nos de ella y, por consiguiente, a colocarnos en el desorden y quitar­
nos la paz" (51).
Porque "hay en el liberalismo un espíritu mili veces maldecido
y condenado por la Iglesia católica, Maestt"a de la verdad, porque ese
espíritu es puro y neto el espíritu de Lucifer y con él no puede es­
tar en paz el Gatolicismo. En efecto, el espíriru del liberalismo y
del catolicismo son foreconciliables. ¿Qué acnerdo cabe entre Dios y
Belial?" (52).
E
insiste el obispo:
"El liberalismo
es un
cuerpo completo de principios contrarios
a
las doctt"inas del catolicismo. Si el catolicismo es "erdadero, el li­
beralismo es falso,
y entre la verdad y la mentira no cabe concilia­
ción" (53).
Hoy, cuando tan acostumbrados estarnos a conclliar!o todo, aun
lo más irreconciliable; cuando se admite como matrimonio lo que
no es más que un simple conrubinato; cuando no se da importancia,
204 (49)
Moreno: op. cit., pág. 424 ..
(50) Moreno: op. cit., pág. 424 ..
(51) Moreno: op. cit., pág. 428.
(52) Moreno: oP. cit., pág. 431.
(53) Moreno: op. cit., pág. 432.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
si no se ha animado incluso, al asesinato que supone el aborto;
cuando la
moda parece excusar los
más
claros atentados al pudor y
el ser católico no parece suponer más obligación que asistir a misa
los domingos, y para eso no todos, el =amiento del obispo pue­
de parecer simplista y exagerado.
Además, la confusión en
el uso de las palabras puede dar a en­
tender que liberal es todo aquel que no es un intratable extremista,
con quien se puede mantener una conversación sin llegar al insulto
o a
las manos.
Sin embargo, fray Ezequiel Moreno estaba en lo cierto cuando
definía

al liberalismo como
cuerpo completo de principios contra­
rios
a

la
doctrina del

catolicismo.
Ya que el liberalismo que la Igle­
sia condenó
tan repetidas vec¡,s no eta otra cosa que el inttento de
organizar la

sociedad independientemente de
la voluntad de Dios.
¿Qué era, pues, para nuestro obispo , berales y conservadores? "Esa pregunta quedará contestada --él mis­
mo nos responde- distinguiendo con Santo
Tomás (2a, 2ae, q.

29,
a. 1) ,entre paz y concordia y diciendo que si bien donde hay paz
hay concordia, no siempre donde hay concordia hay
paz. Y concor­
dar pueden, y concuerdan a veces, basta los mismos malvados pa,a
realizar

sus planes infernales" (54).
"Con esta doctrina ya se comprende que lo que ha habido
entre
católicos

y liberales ha sido convenios, pactos, tratados, lo que
se
quiera llamar; pero de eso no ha resultado, no ha podido resultar, la
paz entre liberalismo y catolicismo. El libemlismo, en el convenio,
pacto, tratado, o
lo que sea, no ha podido dar paz, porque el libera­
lismo es pecado,
y el pecado es desorden en su esencia, y no puede
dar
paz, porque nadie da lo que no tiene.
Hay que decir más aún. El jefe
Hberal, en el Manifiesto que

dió
en Poen, después
del tratado

o pacto, da a
entender que ha conven­
cido,
que ha de¡ado en toda su brillantez el honor del Partido libe­
ra/,,
que la intransigenci,, ha cedido el cr,mpo a la toleranci,, y, en
una
palabta, en todo el Manifiesto da a conocer que ha conseguido
algo

a favor
del Partido liberal y que está satisfecho.
(54) Moreno: op. cit., pág. 432.
20,
Fundaci\363n Speiro

FR.4NCISCO /OSE PERNANDEZ DE LA CIGOf:U
Si eso es verdad; si algo ha conseguido a favor del partido libe­
ral, teniendo en cuenta los principios que hemos sentado sobre la
paz, ,la lógica nos lleva a sacar una consecuencia muy triste; pero,
por triste que sea, hay que sacarla. La consecuencia es que tenemos
ahora menos paz que antes de la guerra y durante ella. Es cierto
que ya no hay, por ahora, cañoruizos, tiros de fusil, heridas, derra­
mamiento de sangre, muertes, etc., pero hay menos paz que antes,
y tanta menos, cuanta mayor sea la ventaja que ha sacado el parrido
liberal: porque

Jo hemos dicho y lo repetimos, el libera:llsmo envuel­
ve en sí
mismo el

desorden, es la negación de
la paz y, por consi­
gttiente, cuanto más avance, cuantas más ventajas obtenga, menos
paz habrá" (55).
La historia de Colombia vino a dat toda la razón a fray Ezequiel
Moreno.
Ese pesimista po, ahora que llenaba de preocupaciones
futuras el

silencio
acrual de los cañones y los fusiles fue ttisttemente
profético.
El obispo de Pasto bien lo sabía cuando ,rajo las dolori­
das
palabn.s del gran Ezequiel pata concluir el capítulo V, que tituló
El gran peligra, de su Pastoral de la Cuaresma de 1903.
"Engaliaron a mi pueblo diciendo Paz, y no hay paz" (XIII,
10) (56).
VI. ¿ QUIERE Dios QUE TENGAMOS UNIÓN CON sus ENEMIGOS?
A esta pregunta que se hace fray Ezequiel Moreno en su óltima
Pastoral
de
Cuaresma
(1905) no ha querido responder sino con una
serie de citas que a continuaci6n recogeremos. Quiso el obispo que
fuesen Dios y la Iglesia quienes contestasen a esta grave cuestión,
acerm de la curo tanto había escrito el prelado.
Bien
datamente sabía cuáles eran los designios de Dios respecto
al
género humano,

creado por él, y así los señala:
206
"El Omnipotente Criador del hombte quiso y procuró desde el
(55) Moreno: op. cit., págs. 432 y 433.
(56) Moreno:
op. cit., pág. 436.
(57)
Moreno: op. cit., pág. 549.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
princ1p10 del mundo que loo hombres, como hermanos que eran,
vivieran una sola
familia en
unión
y paz" (58).
Pero ... "Los hombres, abusando de la libertad que (Dios) les
diera, en

vez de vivir
en unión y paz, y amarse COJI10 hermanos, en~
t:ra.ron en divisiones y se aborrecieron como enemigos.
Cuatro mil años llevaban los hombres de desunión y venganzas,
y Dios, movido a
misericordia, de

tal modo amó
al mundo, que le
dió a sn Unigénito.
El Verbo

se hizo
carne, habitó

entre los hombres,
y con sus humillaciones, sus sufrimientos y con su dolorosa muerte
restauró el reino del amor y de la paz. Jesucrisro dio su vida en la
Cruz entre malhechores po:ra unir a los hijos de Dioo que andaban
dispersos. Ut fi/ios Dei qui erant dispersi congregaret in unum" (59).
Y
naturalmente fray Ezequiel Moreno

cree, con la
Iglesia, que
es
"esa unión

el distintivo de
los verdaderoo cristianos y señal po:ra
que crea el mundo que Jesús es el Enviado del Padre" (60).
Sin embargo de todo ello, ¿quiere Dios que tengamoo unión con
sus enemigos?
Es claro que el obispo de Pasro no era un obispo fácil en la
Colombia de
loo albores del

siglo
XX. Siempre, hoy también, es más
cómodo

el irenismo que la
intransigencia, el pasar por todo y

con­
sentirlo todo que
ser Maestro de la fe y ejercer la potestad de atar
y desatar. Bien lo sabía fray Ezequiel Moreno y bien ,Jo consideró al
plantearse una pregunta. de la trascendencia religiooa, política y so­
cial corno la que estamos considerando. Por eso no quiso acudit a su
autoridad
y a su ciencia, sino a la Santa Madre Iglesia.
''Cuando
se puede

contestar a una
cuestión con
la
palabra de
Dios,

es indudable que
debemoo preferi< esa

palabra a
fa palabta
huntana;

y si a
eso se añade que

hoy día, cuando
hablan los hom­
bres, aunque estos sean obispos, son muchos los que en todo ·ven
exag~iones, intolerancias
y cosas parecidas, es mayor el.l motivo
para deja< que hable Dioo, y esto vamos a 'hacer llenos de gusto" (61.)
Genesis, cap. VI, 2 y 3:
(58) Moreno: op. cit., pág. 548.
(59) Moreno: op. cit., pág. 5-48.
(60) Moreno: op. cit., pág. 549.
(61) Moreno: op cit., pág. 549.
207
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOFlA
"Viendo loo hijos de Dios ías hijas de los hombres ... , tomá­
ronse mujeres. Y dijo Dios: no
permanecerá mi
espíritu en el hom­
bre
para siempre, porque es carne, y serán sus días cienro, veinte
años"
(62).
Exodo, XXIII, 32 y 33:
"No harás
alianza con
ellos ni
ron sus dioses.

No habiten en su
tierra, no sea caso que te hagan pecar contra mí, si sirvieres a sus
dioses: lo que segu de

Nácar-Colunga,
6. ed., pág. 108, es todavía más tajante: "sería
tu ruina").
Deuleronomio, VII, 2:
Dice el Señor a su pueblo que les enttegará las naciones de
Hetheo, Gergeseo, ietc., hasta siete, y en el vers. 2 les ordena lo si­
guiente: "No harás alianza con ellas, ni tendrás compasión de
ellas" (64). (Aunque fray
Ezequiel suspende aquí

la
cita continúa
el

Deuteronomio: "No
contraigas mattirnonio ron ellas,

no des
tus
hijas a sus hijos ni tomes sus hijas para tus hijos, porque ellas des­
viadan a tus hijos de en pos de mí y los arrastrarían a servir a otros
dioses, y la i_i,ra de Yavé se encendería contra vosotros y os destrui­
ría prontamente. Así, por el oonttario, habrás de hacer ron ellos:
derribaréis
sus altares, romperéis sns cipos, abatiréis sus ase.ras y
daréis al fuego sus imágenes
talladas; porque

eres un pueblo santo
para Yavé,
tu Dios", Nácar-Colunga, 222).
Josué, XXIII, 2-13:
"Convocó Josué a todo Israel ... , y ~es dijo ... : Vosotros veis
todo lo que el Señor vuestro ha
hecho ..

.
y de qué manera El mis­
mo ha combatido por vosotros .. .
Mas estad unidos al Señor Dios
vuestro ... Y entonces
el Señor ·rnos disipará de vuestra presencia
estas
gentes

grandes
y muy fuertes, y ninguno os podrá resistir. Uno
solo

de
Vosotros perseguirá

a tnil hombres de enemigos: porque
el
Señor

Dios vuestro combatirá El mismo por
vosotros, como
lo
tie­
ne

prometido. Esto sólo
habéis de

procurar
diligentemente, que
208
(62) Moreno: op, cil., págs. 549 y 550.
(63)

Moreno:
op. cit., pág. 550.
( 64)

Moreno:
op. cit., pág. 550.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
améis al Señor Dios vuestro. Mas si queréis adherir a los errores
de

estas gentes que habitan entre vosotros
y me,,claros con ellas y
conttaet amistades, tened entendido ya, desde ahora, que e1 Señor
Dios vuestto no los exterminará de vuestra presencia sino que serán
para vosottos un hoyo y un law y un tropiezo que tendreis al lado,
y una espina en vuestros ojos, basta que os quite y extermine de
esta
excelente tierra que os ha
dado" (65).
Jueces, II, 1-3:
"Y subió el
Angel del
Señor de
Gálgala al
lugar
de los llorado­
res,
y dijo: Yo os saqué de Egipto e inttoduje en la tierra por la
que

juré a vuesttos
pad,:es, y prometí que nunca jamás invalidaría mi
pacto con voootros. Mas con la condición· de que no haríais alianza
con
los habitadooes de esta tierra, sino que derribaríais sus altates,
y no habéis querido oír mi voz: ¿por qué h•béis hecho esto? Por
lo mismo no
he querido exterminarles de vuestta presencia, para que
los
rengáis por

enemigos,
y sus dioses sean para vuestra reina" ( 66).
II Paralipómenos, XIX, 1 y 2:
Habiendo Josaphat, rey de Judá, prestado auxilio a Achaz "salió
al

encuentro (a Josaphat) el vidente Jehú, hijo de
Hananí, y le dijo:
A un impío das
socorro, y te estreehas en amistad con '1os que abo­
rrecen al Señor,
y por eso merecías ciertamente la ira del Señor"' (67).
II Paralipómenos, XX, 35-37:
"Josaphat,
Rey de Judá, hi2o amistad con Ochozías, Rey de Is­
rrael, cuyas obras fueron muy impías, e hiro con él compañía para
hacer navíos que fuesen a Tharsis, y a,nsttuyeron una armada na­
val en
Asiongaber. Mas Eliezer, hijo de Dodau de Maa:esa, profetizó
a Josaphat, diciendo: Por
cuanto has hecho

liga con Ochozlas, el
Señor ha destruido rus obras, y los navíos fueron hechos pedaros, y
no
pudieron ir
a
Tharsis" (68).
Prove,bios, I, 10-15:
"Si te provocasen
loo pecadores, diciéndote: júnmte a nosotros ... ;
(65) Moreno: op. cit., págs. 550 y 551.
(66)
Moreno: op. cit., pág. 551.
(67)

Moreno:
op. cit., pág. 551.
(68) Moreno:
op. cit., pág. 551.
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FRANCISCO !OSE FERNANDEZ DE LA CIGOflA
hijo mío no cond:esciend.as con ellos, no te juntes con ellos, ni va­
yas por su camino" ( 69).
Oseas, VII,

8
y 9:
"Epbraím mismo se mezclaba con los puebl0< ... comieron los
exttafíúS su fuerza, y él no lo supo" (70).
El
Nuevo Testamento es todavía mucho más

tajante.
Mateo, IIl,15

(es
una errata,
pues corresponde a VII, 15):
'"Gua1"daos de los falsos profetas que vienen a VOSOttOS con ves-
tido

de ovejas,
y dentro oon lobos robadores" (71).
Mateo, X, 34:
"No penséis que vine a meter paz en fa tierra, sino espada. Por­
que vine a separar al hombre contra su padre y a la hija rontra su
madre y a la nuera contra la suegra" (72).
Matea, XII, 30:
"El que no está conmigo, está contra mí; y el que no allega
conmigo,
esparce" (73).
Marcos, XII, 38:
"Gua1"daos de fos escribas" (74).
Lucas, XIII, 51 (nueva errata de imprenta, pues es XII, 51):
"¿ Pensáis que
soy venido a poner paz en la tietra? Os digo qne
no,
sino división"

(75).
Juan, XVIl, 20:
"Mas
no ruego
sólo por ellúS (los Apóstoles) sino
también
por
los que han de c,eer en mí por la palabra de ellos, pata que sean to·
dúS una cosa" (76).
210
San Pablo, I Corintios, V, 11:
"No· os mezcléis si aquel que se llama hermano es fornicario, o
(69) Moreno: op. cit., pág. 551.
(70),
Moreno: op, cit., pág. 551.
(71)

Moreno:
op. cit., pág. 552.
(72)

Moreno:
op. cit., pág. 552.
(73)

Moreno:
op. cit., pág. 553.
(74)

Moreno:
op. cit., pág. 553.
(75)

Moreno:
op. cit., pág. 553.
(76)

Moreno:
op. cit., pág. 553.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
avaro, o idólatra, o ma:Jdiciente, o dado a la embriaguez, o ladrón:
con este tal

ni
tomar alimento" (77).
San Pablo, II Corintios, Vl, 14:
"No tengáis yugo con los infieles ("no os unáis", dice Nácar­
Colunga, pág. 1.411), porque ¿qué comunicación tiene la justicia
con
la injusticia? ¿O qué
compañía la luz con las tinie!ilas? ¿O qué
concordia Cristo con

Belial? ¿O qué
parre tiene el fiel con el in­
fiel? Por lo ranto, sal.id del medio de ellos, y apartaos, dice el Se­
ñor" (78).
San Pablo, Efesios, V, 6 y 7:
"Ninguno os engañe con palabras vanas, pues pot esto viene la
ira
de Dios sobre los hijos de la im:reduiidad, No tengáis, pues, cosa
común
con ellos" (79).
San Pablo, II Tesa/,omcemes, III, 1 y 2:
"Resta, pues, hermanos, que oréis por nosotros, y · la palabra de
Dios se propague ... Y seamos librados de hombres importunos y
perversos, porque la fe no es de todos" (80).
San Pablo, II Tesalonicenses, III, 6:
"Mas os denunciamos, hermauos, en el nombre de Nuestro Señor
Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anduviere fuera del
orden y no según la tradición que recibieron de nosotros" (81).
San Pablo, II " Timoteo, III, 1-9.
"Huye rambién de estos tales... que siempre están aprendiendo
y nunca llegan a la ciencia de la verdad. Y así como Jaru!s y Mam­
brés resistieron a Moisés, así éstos resisten a la verdad, hombres co­
rrompidos de cora7.Ón, réprobos acerca de la fe'.' (82). Recomienda
también

en esta epístola
y en los versículos citados, aunque fray Jlae.
quiel no los nombre expresament>e, guardarse de los "hombres egoís­
tas, avaros, altivos, orgullosos, ma:ldicien,es, rebeldes a los padres,
ingratos,
impíos, desnaturafüados, desleales,
calumniadores,
disolutos,
(77) Moreno: op. cit., pág. 553.
(78) Moreno: op. cit., pág. 553.
(79) Moreno: op. cit., pág. 553.
(80) Moreno: op. cit., págs. 553 y 554.
(81) Moreno: op. cit., pág. '.5:54.
(82) Moreno: op. cit., pág. 554.
211
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FRANCISCO /OSE FE:RNANDEZ DE l,A CIGOf inhwnanos, enemigos de todo lo bueno, traidores, protervos, hincha­
dos, amadores de los placeres más que de Dios, que con una apa~
rienda de piedad están en realidad lejos de ella". Nácar-Colunga,
1463).
San Pablo, a Tito, III, 10 y 11.
"Hure del hombre hereje después de primera y segunda correc­
ción, sabiendo que el que es
tal, está pervertido y peca, siendo con­
denado
por
su propio

juicio" (83).
II, San Juan, 10:
"Si alguno viene a vosotros y no hace profesión de esta doctri­
na, no le recibáis en casa, ni le saludéis. Porque el que le saluda co­
munica con sus malas obras" (84). (Antes, y aunque no lo cita fray
Ezequiel Moreno, había ordenado guardarse de los "muchos seduc­
tores que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne", vers. 7
y 8. Nácar-Colunga, 1505).
Apocalipsis, II, 1 y 2:
"Escribe al ángel de la Iglesia de Efeso: Esto dice el que tiene
las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete
candelabros: Sé tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia, y que no
puedes sufrir a los
malos·· (85).
Apocalipsis, II, 6:
Mas esro tienes, que aborreces loo hechos de loo Nicolaítas, que
yo
también aborrezco" (86).
Apocalipsis, II, 14 y 15:
"Más tengo contra ti algunas cosas:
porque tienes ahí los que
siguen la doctrina de
Ba1am que enseñaba a Bidac a poner trO­
pi= delante de loo hijos de -Turne!. Así tienes tu también loo que
siguen
la doctrina de
loo Nicolaíms'º (87).
Las cims son inapelables y el obispo tenía que verse con ellas
reafirmado
eo

su combate.
La larga !"'1llSCripdón no debe ha= sólo
pensar en

la sólida posición doctrinal de
fray Ezequiel Moreno, sino
212
(83) Moreno: op. cit., pág. 554.
(84) Moreno:
op. cit., pág. 554.
(85)

Moreno:
op. cit., pág. 554.
(86) Moreno: op. cit., pág. n4.
(87) Moreno: op. cit.1 pág. 554.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
también, y sobre todo, en tantas posturas de hoy, clerica,Jes o lai­
ms, que en pos de un falso· ecumenismo corren el riesgo de traicio­
nar al Evangelio. Curuido no lo han traicionado ya en estrecha. alian­
zas con los más declarados enemigos de la ,e!igión.
VII. EL APOYO DE LOS PAPAS.
Las Pastorales de fray Ezequiel Moreno están llenas de citas pon­
tificias. Pocos obispos
de su
tiempo habrán
mostrado mayor
fideli­
dad a

Roma que
este español. que regía la diócesis de Pasto. Y es
precisamente
esa adhesión a la cátedra de Pedro la causa de su ra­
dica,! antiliberaiismo.
Porque

no
era, en modo alguno, la posrura de fray Ezequiel Mo­
reno producto de sus particulares simpatías o consecuencia lógica
de WlJl educación nutrida de la oposición del carlismo a los liberales.
El c"'1Úno del debe, es el subtirulo que el P. Matrlnez Cuesta pone
a su biografía del Beato Ezequiel
Moreno. Igualmente hubiera po­
dido
llamarse La fidelidad a/, Pr,pado. Ahí está la verdadera fuente
del
antiliberalismo del

obispo
. Moreno.

Pocos como
él compiendie­
ron,

con ,los Papas, el peligro que el
liberalllismo suponía pata la re­
ligión.

Y
pocos como él, con los Papas, le presentaron tan radical e
intransigente batalla.
Una

antología
de condenas ponrificias del

liberalismo llenaría
multitud de páginas
y aun así resultar/a incompleta. Conviene, sin
embargo, recoger

algunas de
las que fray Ezequiel Moreno figura en
sus Pastorales
fundamentalmenre por dos motivos: comprobar la
total identificación de las doctrinas de monseñor Moreno con el ma­
gisterio pontificio

y
recapacitar hoy,

cuando
lo que parece que es
pecado es no ser liberal, sobre el pensamiento de la Iglesia acerca de
estas cuestiones.
Pan monseñor Moreno era texto , capital la proposición LXXX
del
Syllabus (88), tlllnras veces citada en sus P (88) Cfr. el interesante trabajo publicado en Verbo, núm. 2, 1961, por
Monseñor Castán, págs, 7·23.
213
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGONA
no Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso,
el liberalismo y ron la moderna civilización".
Es

de todos sabido que
el Syllabus es un catálogo de errores re­
probados
por
la Iglesia y, por consiguienre, la proposición transcrita
es rechazada por el Papa y expuesta a los católicos para su condena.
Es obvio, por otra parte, que a l.as palabras de Pío IX hay que darles
el sentido que el Papa les daba y que esa condena no es aplicable al
ferrocarril, la penicilina o cualquier otro avance de 1.a ciencia como
parecen querer indicar escritores superficialfS más interesados en el
panfleto que en el
estudio del pensamiento de

la Iglesia.
Para Pío

IX,
progreso y

civilización
moderna no
eran
otta rosa
que

lo que los
librepensadores del

siglo
XIX oponían a la Iglesia
romo superación definitiva de

sus dogmas. La
lireratura de la épo­
ca abunda en
esas palabras

y eso es
,Jo que rechua el Pontífice. Res­
pecto a! liberalismo, el sentido es claro y unívoco. El Papa considera
que

no
puede ni debe recoriclliarse ni transigir con

él. Y las razones
son las
m;smas que las que hemos visto aducía el obispo de Pasto
para condenarlo. O, con palabras de León XIII en 1,, encíclica Li­
bertas, "la rebelión de Ia libertad humana contra la voluntad divina
en el orden religioso, político y social" (89).
No menos significativas son
las palabras del mismo Pontífice
León XIII en su alocución en el Consistorio del 30 de junio de 1899: "Hay
ya muchos imitadores de Lucifer, cuyo es aquel nefando grito
No serviré, que con nombre de libertad defienden una licencia ab­
surda. Tales
son los partidarios de
ese
sisrema tan extendido y po­
deroso que, tomando nombre de libertad, quieren ser llamados libe­
rales" (90).
Pío IX, el 18 de junio de 1871, decía a una comisión de cató­
licos
franceses: "F.sas máximas perniciosas llamadas católicas-libe­
rales, éstas
sí, éstas son verdaderamenre las causas de las ruinas de
los Estados ...
Creedme: el doño que os anuncio es más terrible
que

la Revolución,
y más aún que la Commune. Siempre he conde-
214
(89) Moreno: op. cit., pág. 75.
(90)

Moreno:
op. cit., pág. 75.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
nado el liberalismo católico y volveré a conderuttlo cuarenta veces
si fuere oocesa;io" (91).
De nuevo León XIII: "No comprendemos cómo puwe haber
personas que dicen ser católicas y que al propio tiempo, no sólo
tengan simpatías con el iiberalismo, sino que Ileg¡u, a ta1 grado de
ceguera e iosensare, que se glorian de llamarse liberales" (92}.
Y Pío IX, en estas palabras de tanta aplicación en nuestros días:
"Si bien loo hijoo del siglo son más astutos que los hijoo de la luz,
serían, sin emba!!go, menos

nocivos
sus fraudes y violencias si mu­
chos de
los que se droen católicos de nombre no les tendiesen una
mano amiga. Porque no faltan personas que, como pa:ra conservarse
en amistad con

ellos, se esfuerzan en
establecer est!'eCha sociedad
ent!Ie la luz y las tinieblas y mancomunidad entre la jusci.cia y la
iniquidad,
por m cuales, basadas sobre p<-incipioo pernicioslsimos, adulan a la potes­
tad civil que invade las cosas espirituales y arrastran loo ánimos a
someterse o, a lo menos, a tolerar, las más inicuas !eyes, como si no
estuviese escrito: ni,n.guno puede ser-vir a dos señ01'eJ. Estos son mu­
cho más peligrooos y más falsos que .fos enemigoo abiertos; ya porque
sin ser
notados, y tal vez también sin que ellos lo conmoan, robus­
tecen loo
emret2J05 de ,oo Otros, ya porque, conteniéndooe entre cier­
tos lími~es de las opiniones condenadas, prcsentan una ap,u:ieocia
de

probidad
y de sana doctrina, la cual engañó a .Jos hombres hon·
radoo
que se opondrían al error abierto; y. de este modo dividen los
ánimos, destruyen la unidad y enflaquecen aquellas fuerzas que, uni­
das entre sí, debieran oponerse a loo adversarioo" (93).
Cuánros católicoo hoy

repiten
exactamente la conducta que re­
probaba liare más de cien años el Papa Pío IX. Narla han aprendido
de la historia ni

de
la fe.
Como se
ha dicho, citas en idéntico sentido podrían multiplicar­
se
hasta la saciedad. Bestan •las presentes a nuestro propósito y en
(91) Moreno: ap. cit., pág. 76.
(92) Moreno: op. cit., pág. 76.
(93) Moreno: op. dt., págs. 94 y 95.
215
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FRANCISCO ]OSE PERNANDEZ DE LA CIGOFIA
los documentos pon,ificioo o en las Past:orales del obispo de Pasto
podrá enrontrar quien Jo desee otras muchas más.
En ellas bebía fray Ezequiel Moreno y no hizo más que repetir
sus enseñaru:as aplicadas al caso concreto de Colombia. Y si alguien
encuentra duro su lenguaje e. hir.ientes sus expresiones no tiene más
que esrudiar el de los Papas: "imitadores de Lucifer" (94), "nefan­
do grito" (95),
"máximas pemiciosisimas" (96), "'ceguera e insen­
satez" (97), "miserables de la Commune, verdaderos demonios esca­
pados del infierno"
(98), etc., para comprobar que el obispo de
Pasto
era incluso

más
moderado.
VIII. Los CATÓUCOS lJBERALES.
Por Jo visto hasta aquí bien se comprende cuánto había de de­
testat fray Ezequiel Moreno a ·los que, sin dejar de llamarse católi­
cos, se profesaban liberares o al men0& apoyabon al libentlismo. Como
dice
en su réplica
at! escrito del sacerdore Vélez (99), clérigo con­
denado posteriormenre por Roma (100), hay únicamente dos alrer­
nativas: "O catolicismo o libemlismo. No es posible la concilia­
ción" (101).
También aquí son
las palabras pontificias la

sólida
base en que
se asienm el Beato Moreno para condenar a eros católicos liberales
que habrían de llevar a Colombia "a
las coosecuencias más funestas
para 1a Religión y la sociedad" (102).
El obispo de
Pasto recoge las rotundas palabras de Pío IX pro­
nunciadas el 17 de septiembre de 1861, que no dejan margen a la
duda:
216
(94) · Moreno: op. cit., pág. 75.
(95) Moreno: op. cit., pág. 75.
(96) Moreno:
op, cit., pág. 76.
(97) Moreno:·op, "cit., pág. 76.
(98) Moreno, op. cit., pág. 123.
(99) Moreno, op. dt., págs. 113 a 148.
(100) Moreno: op. cit., págs. 284 a 290.
(101)
Moreno:
op, cit., pág. 137.
(102) Moreno: op. cit., pág. 113.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
"En estos tiempos de confusión y desorden no es mro ver a cris­
tianos, a católicos -también los hay en el dero-, que denen siem­
pre en boca las palabras de término medio, conciliación y transac­
ción.

Pues bien, yo no titubeo en
declara,,lo: estos hombres están en
un
error
y no los tengo por los enemigos menos peligrosos de la Igle­
sia
. . . Así como no
es posible la reconciliación entre Dios y Belial
rampoco fo es entre la Iglesia y los que meditan su perdición. Sin
duda es
menester que

nuestra
fu=a vaya arompañada de pruden­
cia;
pero no es menestiet igualmente

que una
falta de prudencia no.
lleve a pactar con la impiedad ... No, seamos firmes: nada de con­
ciliación, nada de
ttaosaa:ión vedada

e imposiblie"
(103).
Ni siquiera ca:be, para monseñor Moreno, "ese estado neutral,
ese puesto medio en que quieren permanecer algunos católicos'"
que

"no es
más que una quimera, un engaño completo, porque ja­
más ha existido ni existirá. Así lo declaró formalmente Jesucristo
en

su
Ev,ingelio amndo dijo: ·~El que no está ron.migo, está conttll
mí'"
(104).
La anr.i,cgura del obispo ante esas conductas queda r,eflejada en
el retrato que hace de los católicos liberales de su tiempo que, pese
al ttllnSCUt'SD de los años, no deja de tener validez para mochos ca­
tólicos
de
hoy, comparsas disciplinados del liberalismo o del mar­
xismo:
"Y esos católicos tolerantes, condescendientes, blandos, dulces,
amables

en
extremo con
los masones
y furiosos enemigos de Jesu­
cristo, guardan todo
su malhumor para los que gritan ¡viva la Reli­
gión!
y la defienden sufriendo continuas penalidades y exponiendo
sus

vidas. Al decir de los
mismos, los que grimn ¡viva la Religión!,
los

que dicen que van a
defenderla y los que ios animan, son exa­
gerados e imp,-udentes, que todo lo comprometen con perjuicio de
los
intereses de la Iglesia.
Si los
sabios y prudentes no consiguen más de sur tlmigos los go­
bernantes masones, . los exagerados tienen la culpa. Si esos gobernan­
tes impíos
dan leyes conttll la libert (103) Moreno: op. cit., págs. 137 y 138.
(104)

Moreno:
op. cit., pág. 135.
217
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FRANCISCO /OSE PERNANDEZ DE LA CIGOFU
por los católicos imprudentes. Si persiguen al olero, éste es el que
los provoca, Si expulsan religiosos, estos fueron los causantes. Y por
más que la revolución, a cara deocubieN:a y sin antifaz, lance sus
ejércitos
para d""""'1ar a Jesucristo, no quieren creer que sea esen­
cialmente satánica, y antes bien se empeñan en persuadir a los pue­
blos que las intransigencias de ciertos obispos, las intoleranci•s de
ciertos sacerdotes, los atru¡ues de escritores católicos y exageraciones
de
b qne militan en el partido opuesto a los liberales, son la ve<­
dadtta causa de la persecuci6n que los impíos hocen a la Iglesia. Si
a estos se les tmm.ra como a amigos, ¡cuánto se conseguiría para la
Iglesia! Ni la cruel ei,periencia de la impotencia de sus teorías y
cortdncm han llegado a quiw a esos católicos sus iiusiones.
Esos mismos católioos cierren escrúpulo, a[ parece<, de pedir a
los Gobiernos que tapen la: boca a 'los blasfemos y hagan callar a los
propagadores

de herejías,
pero, en cambio, quisieran que Roma im­
pusiera silencio a los más decididos defunsores de la verdad. No
han
temido
desalenw con

importunas
'lamentaciones a

los que
lle­
van el peso del combate por hacer reina,: a Jesucristo, y han dado
aliento y brío a ios adversarios eon sus escritos y conducta. Han
contribuido de varios modos a las invasiones de los revolucionarios
que
gri"1n ¡

muera
Cristo! y

han
detenido el entusiasmo y ,Ja expan­
sión de los buenos católicos que dicen ¡viva la Religión! ¿Quién
podrá ,explicar los deplorables efectOS que produce esa funesta ac­
titud?" (105).
Y ¿quién no ve en esos católiros a tantos de los que hoy pare­
ren
esw siempre con [os enemigos de la religión y

que
sólo saben
indignarse cuando
un obispo, sacetdote o simple fiel recuerdan el
dogma o la moral de la Iglesia? ¿No sou estos los católicos de Pax,
los cristianos por el socialismo, los qne apoyan las campa.fias en fa­
vot del divorcio o de candidatos comunistas, los defensores de Castro,
de Allende o incluso de Marx? Cnando se ve a un sa lo acabamos de ver en Espafia sin que su obispo haya tomado hasta
el momento en
que esto se escribe ninguna medida pública contta
él, en el Comité Cemral del Partido Comunista, las palabms de fray
(105) Moreno: op. cit., págs. 266 y 267.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE.PASTO
Ezequiel Moreno adquieren tanta vigencia y aaualidad hoy como
cuando las

pronunció
el 1 de febrero de 1901.
Cuánta razón
renia al afinnar que "nadie ha hecho tanto a favor
de
la revolución como muchoo de ioo que se llaman rutóliros, que
han prenendido matar a esa fiera a puros abr,,zos y ruriños y han
desalentado para que se la persiga con sables y ~ifles en momentos
en que ella rabia de furor y rrata de desrrozamoo con toda clase de
armas" (106).
IX. Los CATÓLICOS QUE QUERÍA EL OBISPO.
Para fray Ezequiel Moreno, "la intransigencia doctrirud es prin­
cipio fundamental
de. la Iglesia, pocque dondequiera que la verdad
es
manifiesta, excluye en absoluto ·a. su oontraúo, que es cl error.
Y

como la verdad es
íntegra, absoluta, no

consiente· ni
la menor
transacción ni tolerancia. Por eso entre el Catolicismo, que es ver­
dad, y entre el Liberalismo, que es error, no cabe conciliación, ni es
posible el fa,oooo puente que salve el abismo que los separa. Bien
están sepamdos, y cua:nto más oepa1'ados, mejor. La·· mezdla de los
catóiiros ron
los liberales, el rrato con estos es un verdadero peligro
para la salvación" (107).
Desde estos supuestos se comprende fiicilmente qué católicos de­
seaba
el obispo para bien de la Iglesia y de la P:tttia. Que, resu­
miendo, podríamos decir eran la contrafigum de los católicos libe­
rales. Así los describe:
"Deben

unirse los católicos para
deknder los derechos ck Jesu­
cristo y de su Ig1esia en todos los rerrenos que lo exija la justicia,
y en especial. en el terreno político tldligioso" (108).
Pero
esa unión

no
puede ser una simple aglomeración de perso­
nas que no reng.m en común prácticamente otra rooa que el bautis­
mo
recibido en

la
niñez.
( 106) Moreno: op. cit., pág. 280.
(107) Moreno:
op. cit., pág. 288.
(108) Moreno: op. cit., pág. 321.
219
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FRANCISCO JOSE FERNANDEZ DE LA CIGONA
"Ha de estar basada ,en la unidad verdadera, que consiste en el
mismo sentir,
pensar y querer de !os que enttan en la unión, y por
eso se ,lanza de ella a los que no sienten, ni piensan, ni quieren
como_ los que están en la unión" {109).
En no pocas ocasiones adqnieren las pa:lahras del obispo acentos
~ de arenga milita,:
"¡ Animo, católicos de veras, y pe,:severancia en la lucha! No os
· dejéis engañar de los
que hablan de una falsa

paz. Para muchos
el
gran mal es perder esa falsa paz del egoísta y .las ventajas materia­
les;
para el buen católico, el gran mal es perder la fe y ver que ésta
desaparooe de

su
tierra querida,

del pueblo en que
nació, acaso
de
los amigos del alma y de la familia amada de su corazón. Para ,el
hombre que cree, ¿qué vale todo lo temporal, si se ve en peligro los
bienes
eremos para !os seres que arna?" (110).
El
Presidente mártir del F.cuador, Gabriel García Moreno, ase­
sinado por la masonería, sirve a:! obispo para excitar a sus fides a
cua:lquier
oocrificio pot la causa de Dios.
"Combatimos por
Dios, les
dice,
y el triunfo es nuestro, porque
Dios
NO MUERE,
como dijo el gron hombre, ,el orgullo de su na­
ción, el mártir de la causa católica, el inolvidable Gruda Moreno,
cuyo
solo r«:uerdo debe enardecer el pecho de todo buen católiro
y auimorlo a defender la ca= de Dios, especialmente en estas co­
mrux:as donde los h=osos rasgos de su airdiente fe se ven, se tocan
y se palpan, y su sangre derrarn-ada por Jesucristo, grita más de cet­
ca y alienta a trabajar y luchar para que ,el Divino Redentor reine
en
fas naciones"

(11).
No
le asustaba

al obispo
,el peligro. "lll ¡Tolle! ¡Tolle! ¡Cruclfi­
ge! ¡Crucifige!
es la rim herencia que dejó Jesucristo a los defenso­
res de
la verdad. Dispuesto estoy a seguir oyendo impávido ese ¡Tolle!
¡Tolle!
de los enemigos de la verdad, y sin ceder en una coma, es­
pero también tranquilo el ¡Crucifige! ¡Crucifige!, fetoz cfamoreo que
llevó
y clavó en la Cruz a la Verdad y que desde entonces se sigue
220 (109) Moreno:
op.
cit., pág. 321.
(110)

Moreno:
op, cit., pág. 2so:
(111) Moreno: op. cit., pág. 281.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
oyendo siempre que se enseñan las doctrinas de la Verdad" (112). Y
quería que sus fieles, por profesar esa misma verdad, asumrerrui va­
lientes los

riesgos de la misma, pues "los
tiempos son

de lucha •••
entre
los que nada creen y mueren sin esperanza y los que vivimos
alentados por la fe y esperando una inmortalidad gloriosa y fe­
fu:" (113).
A ese combate están llamados los católicos porque "acción es lo
que
exigen fos tiempos actuales; pero una acción que se encaroiop al
cumplimiento ínnegro y escrupuioso de :Las leyes divinas y los pre­
ceptos
de la Iglesia, a la confesión franca y •esuelta de la Religión, a
la
práctica de las obras de caridad en todas sus formas, sin mira nin­
guna personal, ni codicia de ventajas terrenales", como decía San
Pío X en palabras que recoge el obispo (114).
Combare que debe rener por fin todo lo coni:rw,io de lo que los
liberales se proponen:
"Se esfuer= esos enemigos por searlaximr ,el Estado, la legisla­
ción, la enseñanza, la religión, la moral, las fiestas, la beneficeocia, el
matrimonio, el nacimiento, la misma muerte y aun la sepultura del
hombre;
en todo
y para todo quieren presciodir de J esuaisto y de
su Religión.
Esas aspiraciones de los enemigos de Jesucristo señalan lo que
han

de hacer
los católicos. Deben sostener ios derechos ele Jesucristo
donde

aún
son reconocidos y resraunu: esos derechos donde · hayan
sido conculcados. Deben luchar contra todos los errores político-­
religiosos, que tanto daño caUSllll). a la Iglesia y a la. sociedad, .hasta
que lleguen
a destruidos. Deben trabaja,: para que aoahe el imperio
del liberalismo
y venga el absoluto reinado de ]¡,su.cristo, d.e ""1
modo, que ·sea hoorado en el templo y en el hogar, en la vida. pri­
vada
y en la pública, en ios Trib~es de justicia y en las Cámaras
legisla,tivas,
en

los acuerdos de
los Municipios y en los decretos de
las autoridades superiores" (115).
(112) Moreno: op. cit., pág. 531..
(113)

Moreno:
op. cit., pág. 463.
(114)

Moreno:
op. til., pág. 46~.
(115) Moreno: op. dt:~ pág. '322.
221
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOSIA
De cuánto ha penetrado el liberalismo en las mentes de no po­
coo católicos, eclesiá:sricos muchos de ellos, podtá juzgac el lector al
considerar
cómo las metas propuestas a comieruos de siglo por el
obispo de Pasto parecen ser todo lo contrario de ese estado laico
que
hoy propugnan como
ideal no

pocos
obispos y reólogoo. Quede
la "eligión para la conciencia de los individuoo, desapoirezca la con­
fesionalidad del

Estado,
sea. civil el matrimonio, laiw la escuela y
común el cementerio, desaparezcan las fiestas religiosas y autotice
la legislación el divorcio, el aborto, la eutanasia . . . Exactamente lo
oooemrio de Jo

que
preconiza el Beato Ezequiel Moceno y de Jo que
enseñaboo. los Papas que él OO XIII y San Pío X. ¿Quién tieae razón? No hemos de enffilr en po­
lémica
con obispos, algunos de ellos
españoles, que,
después del
Se­
gundo Concilio Vaticano y, según ellos, basándose en él, postulan
ese liberalismo que la Iglesia consideraba pecado. Peto quede, al me­
nos, señalada la dificultad que aquellos Papas, y con ellos el obispo
de Pasto, resolvían con indudable lógica y que loo obispos de hoy
a
los que nos referimos no se plantean, td vez poniue no la puedan
explkat: ¿Cómo es
posible que

los
bombees, individua.lmente con­
siderados, tengan unos deberes para con Dios y cuando se agrupan en
una
colectividad dejen de tenerlos?
Y no se invoque el pluralismo ideológico acmal porque ésa es
una dificultad de hecho, peto no de derecho. Nunca postuló la Igle­
sia que el Estado
birmano o el de Kuwait, pot poner un ejemplo,
tuvieran
que ser confesionalmente católicos. La Iglesia sólo preten­
de
la oonvecsión de todos los bombees y que los católicos profesen,
pública y ptivadamen11e, su fe. Cuando no hay católicm o estos son
una .insignificatite minoría, la Iglesia es misionera y, si Dios así 1o
permire, perseguida y mártir. Pero cuando los católicos son la in­
mensa
mayoría de un país, esos católicos deben reconocec pública­
mente sus oreencias, sus amores y sus fidelidades.
Naturailmente que sin falras a la caridad con los demás. Pues
también profesó la Iglesia secu1armente que la fe era una gracia y
no podía imponerse por la fuerza. Tolerando todo lo que el bien
común aconseje
y respetando todo lo que haya que respenat. Pero
222
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
respetándose también a sí misma, a su fe y a su histori,i, rosa que
hoy, al menos por las apariencias, algunos parecen haber olvidado.
La tarea a realiaar era ya inmensa para fll!y Eaequiel Moreno.
Júzguese
de la que t,endría hoy si llegara a cuaiquiera de nuestras
diócesis. "Cuando
la actual guerra concluya, decía, los católicos deben
seguir

unidos,
trabajando para elegir municipios íntegros en la fe
y en las costumbres, y para llevar catóolicos netos y de recta co11cien­
cia a las Asambleas y Cámru:os legislativas. Esros representantes de­
ben unificar su acción pa,:a purificar las leyes de los errores que
las
vicien, dándoles

un
esplrim netamente católico" (116).
En este sentido son particularmente alleccionadotas las intruccio­
nes que dio

a
su. clero el 16 de enero de 1903 relativas a las ptóxi­
mas elecciones que se iban a oolebmr (117).
En ellas, y basándose en una Instruoción que la Santa Sede había
dado
eiopresamente para
Colombia, así
como en las Encíclicas ponti­
ficias,
sienta los siguientes principios sobre 10& que deberían medi­
tar hoy los católicos españoles (118).
"Los electores tienen
grave obligt1ei6n de de1r su voto cttando sea
necesario. No tiene, pues, libertad el ele,;ror de no votar cuando por
falta de votos cooriem peligro de no salir elegido el candidaro bue­
no'" (119),
El obispo de Pasro señala con toda claridad el deber. del cató­
lico
· en contraposición ron no pocas pastorales de obispos actuales
que

se
han inventado

un
extraño deber de votar en

el
ciudadall.o
nacido

de no se sabe qué extraño
y taumatúrgico dereobo de la urna.
Cuando en unas elecciones

los
candidatos son
todos
excel,enre,¡, o
pésimos todos; . cuando lo

que en ellas se dilucida
sea práctitammte
inrra.S(:elldente; cuando no se sepa, con ignorancia-invencible, qué
votar; cuando se cree que lo mejor es la abstención; cuando e'l votar
(116) Moreno: op. cit., pág. 322.
(117) Moreno: op. cit., págs. 341 a 343.
(118) Se pone en cursiva lo que fray Ezequkl -Mo-reno toma Htera.J.­
mente de documentos romanos.
(119) Moreno: op. cit., pág. 342.
223
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOl'
se-a hacer el juego a los enemigos de Dios o de fa patria, etc., no
existe ningún debe< moral de acudir a las urnas.
Las urnas son sólo un medio y los medios deben utilizarse para
hacet el biien. Y así como nadie tiene obligación de coger una he­
rramienta, obligación
nacida de la misma herramienta o del hecho
de

que
a:lguien la haya fabricado, aunque pueda haber la obliga­
ción de
utiliza,rla cuando
uno
se comprometió a hacer un t1rabajo o
si es el medio con que se alimenta a la familia, etc., a.sí tampoco unas
-elecciones
imponen

por s·í mismas ese deber, aunque muchas
pasto­
rales lo declaren.
Y
continúa el obispo de
Pasto:
"En conciencú, y ante Dios están obligados a dar el voto al can­
didato bueno
e idóneo, para p,omover el bien de la Religión y de
la
República" (120). Lo que implica conooor y, por tanto, si no se
conoce habrá que hacer las averiguaciones precisas, dos cosas: Cuál
es idóneo para conseguirlo.
"Se
peca dando el voto al candidato liberal o enemigo de la
Religión" (121).
"No puede haber causa alguna que haga licito p,eferi,- a los mal.
dispuestos contra la Religión. Nadie tiene derecho, pot consiguiente,
a
dar su voto a un candidato indigno, a un liberal, a un enemigo de
la Religión, pot más que diga la ley que rodo ciudadano puede vo­
tot. Dios es quien da el derecho, y no puede darlo po,ra una cosa
mala" (122).
"Encargamos a los sacerdotes que donde se presenren dos can­
didatos
netamente cat6fü:os, no se pongan de parte del uno ni del
otro, y dejen obrnr libremente a !os fieles, según su oonciencia, en­
cargándoles que

no entren
en contiendas traclndose, como se trata,
de católicos" (113).
224
Si principios como los que sienta el obispo de Pasto hubieran
(120) Moreno: op. cit., pág. 342.
(121)
Moreno: op. cit., pág. 342.
(122) Moreno: op. cit., pág. 342.
(123)

Moreno:
op. cit., pág. 343.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
sido exigidos en todas las elecciones, muy otros hubieran sido mu­
chos de los deplorables resultados que la historia de las naciones
católicas
ofrece en

no
pocas de las el=iones en ellas oelebradas.
X. DIFJCULT,\DES CON ROMA.
A) El col.egio de Tukán.
Este obispo, modelo de fidelidad a la Santa Sede, tuvo, sin embar­
go,

dificultades
y no de escasa consideración con Roma. La prime­
ra de
ellas surgió

con motivo
de un colegio situado en la ecuatoreña
ciudad

de
Tulcán, fronteriza con

la
diócesis de Pasto, y cuyo direcoo,
era
un acérrimo libeml (124). A ese ro1egio acudían niños rolombia­
nos que sus pa estudios. La reacción del obispo no se hizo esperar y el 8 de diciem­
bre de
1896 diera una circular al clero de su diooesis por la que
ronfirmaba
la prohibición que su anteces0r había hecho a los pa­
dres de enviar ,a sus hijos a un colegío en el que el di.rector "es un
herej,e y

público
blasfemo. Niéga la divinidad de Jesucristo, la con­
cepción inmaculada de MM/a, su pu= virginal, y se ha atrevido a
ridiculi:rar el culto a la Virgen de las Lajas, tan venerada en aque­
llas regiones" (125).
Parece, pues, que 'la postura que adopta el obispo, "teniendo
cuidado

de
restringir sus efectos a los habitantes de su diócesis" (126),
como Jo tuvo, estaba más que justificada y era completamente arre­
g'lada a derecho. Sin emoo:rgo, y en palabras del P. Martínez Cuesta,
"arrastró a la Curia Romana a una resolución precipitada, impru­
dente
e injusta" (127).
A la primera Cin:ular no parece que los padres que enviaban a
sus hijos al colegio de Tulcán respondieran muy favorablemente.
Los jóvenes seguían cruzando la frontera y el obispo no podía ver
(124) Martínei: Cuesta: op, cit., págs. 327 y sigs.
(125)
Martín~ Cuesta: op. cit., pág. 328.
( 126) Martínez Cuesta, op, cit., pág. 329.
(127) Mart!ne2 Cuesta: op. dt., pág. 327.
l-4 225
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOfM
con indiferencia que se inoculase en sus mteligencias lo que para
el prelado era herejía detestable. Ante eso, el 4 de febr·eto de 1897,
por nueva Circular, amenazaba con la excomunión •• a los podres de
familia que dentro de los quince días siguientes a su promulgación
no
hubieran «tirado

a sus hijos del mencionado colegio" (128).
Estas disposiciones irritaron a,! obispo de Ibatra (Ecuador), Fe­
derico González Suárez, de

cuya autoridad
dependía Tulcán, que
"consideró 1a intervención del señor M~eno como una injeren­
cia abusiva en sus propios asuntos y una invasión de su jurisdic­
ción"

(129). En
base a
esto
"comenzó a elevat protesta
tras protesta
a
Roma, a

Quito y a
Bogotá. En todas ellas
repetía los
mismos
agravios.

El obispo de Pasto había invadido su
jurisdicción y tur­
bado la paz de 1as conciencias. El .primer memorfall a la Santa Sede
data de
matzo de

1897;
el segundo, de abril; el tetcero, de agosto;
el cuarto, de diciembre. Y todavía •edactó un quinto memorial en
julio de 1898. Escribió también
al Gobierno de Quito para que in­
terviniera en Bogotá y en Rotna, al Presidente de la República Co­
lombiana y al arzobispo de Bogotá" (130).
Y como en
muchas ocasiones
se
hare verdad el viejo dicho de
que de Roma viene lo que a Roma va, así
ocurtió también
en
ésta.
"Las protestas, exposiciones y mernotiaies de Suárez impresionaron
a la Gutia Romana, y hasta la inclinaron a su favor. La Congtegación
de Obispos
y Regulares siente la necesidad de intervenir, y avoca a
sí toda
la causa. Gonsiguientemenre infottna al obispo de Pasto de
las quejas

del de
!barra y

solicita su
punto de

vista.
Pero no
lo
hare
directamente, como sería de espetat, smo que envía la comunica­
ción
al obispo de Ibatra para que éste la transm oportunidad
e incom,cción del

trámite
salta a la vista. El obispo
de
lbam, se

lo
hace notar a la Congregación, devolviendo la co­
municación. La Sagrada Congregación ,econoce su falta de tacto, y
con
fecha 5 de noviembre de 1897 .emire directamente la comuni-
226
(128) Martínez Cuesta: op. cit;, pág. 330.
(129) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 331.
(130) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 332.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
cación. Llegó a Pasto el día 30 de diciembre, cau5"1ldo a su obispo
no poca sorpresa y turbación'" (131).
Fray Ezequiel Moreno contestó a

Roma el
5 de enero de
1898
y
el 25 de febrero, por. un nuevo envío, ampliaba su respuesta. De
nada había de servir. Dejemos que sea el P. Martínez Cuesta, ran
lejano

en muchos
aspecros, romo ya hemos visto, a los presupues­
tos ideológicos de fray Ezequiel Moreno, quien comente !a actitud
romana.
"Ambas
represen

raciones (de Mons. Moreno) llegaron
demasiado
tarde.

La
prim
debía
de contener documento alguno,
y pasó casi inadvertida. No pudo equilibrar la balanza, inclinada
ya
del lado

de
su adversario. De Roma habían partido elogios y
aplausos a la conducta de Mons. Suárez, y reproches velados y ex­
hortaciones
a mantener la calma y el silencio para Mons. Moreno.
En

las
primeras semanas de

1898 recibió varios
telegramas con
esas
recomendaciones por conducto de Mons. Sibilia (Encargado de
Ne­
gocios

de
la Santa Sede en Colombia)'" (132).
"El
P.
Ezequiel, prosigue Marrínez Cuesta, no

comprendía el
sesgo
que iba

tomando
la cuestión, pero continuaba callando ( ... ).
Le duele que en Roma se estén p,ronum:iando sin habede escucha­
do

a él y, sobre
todo, que hayan recurrido a! Gob;emo para llamarle
la atención. Lo considera una falta de confianza que no mere­
ce'" (133).
La imposición de si'lenrio, el no considerar para nada sus expli­
caciones,
Je hacen desahogarse con su gran amigo Mons. Schuma­
chet: "Si

yo hubiera
desobedecido .a la Santa Sede alguna vez,

se
explicaría la cosa. Pero, no habiendo suredido eso, no me fo ex¡:lli­
co,

y mucho
menos al pensar que esa nora (que le imponía silencio
y discreción) se escribió antes de recibir papel alguno mío en Roma
¡Sea por Dioo!'" (134).
Prosigue
.Mardnez Cuesta:
{131) Martíne,; Cuesta: op. cil., pág. 335.
(132) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 338.
(133) Martínez Cuesta: op, cit., p!g. 339,
(134) Moreno: Carta a Mons. Schumache, (17/111/1898). Citado por
Martínez Cuesta, pág. 340.
227
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE l,A CIGOF!A
"Mientras tanto Mons. González Suárez proseguía su campooa
de
prensa.

Todavía el
3 de abtil apareció una carta suya en La San­
ción. Esto aumentaba la perplejidad y desconcierto del P. Ezequiel.
¿Se habría impuesto silencio a los dos contrincantes o sólo a él? ( ... ).
Lógicamente debe pensarse que.

la prohibición
de hablat afectaría
a las dos partes. Pero en ese caso "¿cómo justificar loo continuos
escritos d,,J Prelado de Ibarra? ¿Trnnsgredió las órdenes de la Santa
Sede? En
ese caso habría faltado doblemente, y de ello se puede
deducir
fácilmente su temple espiritual". Si ,la prohibición sólo fue
impuesta
a!l obispo de Pasto, hay que pensar que el Prelado de !ba­
rra presentó infor=iones tan graves y tan evidentes que indujeron
a Roma a
tomar partido inmediatamente, sin aguardat las descargas
del
acusado" (135).
Roma había elaborado ya sus. conclusiones y a finales de abril
dictaba una sentencia, dividida en cinco parres, totalmente favorable
al
obispo de
Ibarta. "Todo

es
discutible y anómalo en esta senten­
cia, comenta
el P. Martinez Cuesta. Sotprende tanro por

el procedi­
miento que
la precedió como por su misma substancia. Se dictó sin
oír a una de las partes. Se apoya exclusivamente en las informaciones
de la otra, y lo reconoce expresamente. Más de la mitad está dedi­
cada
a
reafirmar un derecho que nadie había discutido. Y la supues-­
ta

evidencia
de la ortodoxia del colegio ( que daba por sentada) no
aparecía
por parte alguna" (136).
Por
ella, la Congregación ordena "que el obispo de Pasto desis­
ta

de su actitud
belicosa contra el

colegio
de Tulcán, revoque la ex­
comunión fulminada contra los

padres
de familia que mandan a sus
hijos

a él y
absuelva, sin más demora, a los que ya i.ru:urrieron en
ella" (13 7).
Los
acontecimientos se precipitan. El 12 de mayo, Mons. Giovanni
Guidi, Encacgado de

Negocios de la Santa Sede en el
&uador, da
un

informe totalmente
conttario al contenido de la sentencia. En 8,
(13'.5) Martínez Cuesta: op, cit., pág. 340.
( 136) Martínez Cuesta: op. tit., pág. 344.
(137) Minuta de la primera Reso/11ción de la S. Congregación de obis­
pos y Religiosos, en DiJquisitio .... 214

y
215. Cfr. Martínez Cuesta: op. cit.,
pág. 344.
228
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
el obispo de !barra resulta "de carácter extraño, hipocóndrico y poco
flexible ... , orgulloso y tewiz en sus conclusiones. Sus pocos admi­
radores lo exaltan hasta las estrellas, pero la mayoría de 'los cató­
lioos
ecuatorianos, incluidos todos los obispos y la casi totalidad del
dero,

no tienen
buena opinión de él y no ODIIlprenden su oompor­
tamiento" (138). El oolegio de
Tulcán no resulta mejor ¡:,o,,ido.
Entre
tanto las noticias se filetaban y !los liberales exultan de
gozo celebtando su triunfo.

Ante ello fray
Ezequiel Moreoo,
que aún
desconoce la sentencia, publica una Circular el 24 de mayo de
1898 (139) que es un modelo de doctrina y de. sumisión.
"No hemos recibido comunicación alguna sobre esa cuestión
-dice, respondiendo a los liberales--, y no sabemos, por oonsi­
guiente, que es lo que se ha resudro en Roma. Uua cosa sabemos
oon certeza, y

es que,
sea cual fuere la resolución y aun cuando en
ella
se rondeoe nuestro proceder, no ha de ser favorable al libera­
lismo, ni a los errores que profesan y propagan los humbres a que
aludimos, y no nos explicamos, por consigufonte, el triunfo que
cacarean ni el porqué de su alegría" (140).
"Si se aprueba el colegio de Tulcán, añade, es cierto, ciertísi­
mo, que no será por set un rolegio liberal, sino precisan:rente por
no
serlo. Será aprobado porque el Ilmo. Sr. Obispo de Ibatta cree,
y ha dicho
a la Santa Sede, que el Sr. D. Roseado Mora, Rector
del Colegio, f,worece a la religión y guarda una conducta que pue­
de c«lifk,,,-se de in-eprensible" (141). Y estO no puede alegrar a
los IJ.ibemles.
Hasta su entera sumisión Je sirve para hacer profesión de anti­
liberalisrno: "Nada ha de venir de la Santa Sede, por otra parre,
que sea en perjuicio nuestto, porque si se nos -a.conseja, sí se nos
reprende, si se nos castiga, todo ha de rerrer por obj,eto el bien de
nuestra a:lma y de otras, y la mayor gloria de Dios, y estO es lo
únioo que apetecemos, por ser también Jo único a que hay que as-
(138) Citado por Martínez CllfSta: op. cil., págs. 344 y 345.
(139)

Moreno:
op. cit., págs. 167 a 169.
(140) Moreno: op. cit., pág. 167.
(141) Moreno: op. cit., págs. 167 y 168.
229
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FRANCISCO JOSE FERNANDEZ DE LA CIGOl
pirar. Por la misericordia de Dios no perrenecemos a la secta libe­
ral y, ayudados de la divina gracia, esperamos que no saidrá de
nuesttos ilabios ei horrib1:e non 1erviam1 no serfM!Yé, grito del ángel
rebelde Lucifer, que caracteriza a loo liberales, sus imitadores, como
los
califica nuestro
Santísimo Padre el Papa León
XIII. Recibire­
mos humildes, besaremos con cariño y estrecharemos contra nues­
tro pecho ,el pliego que nos traiga ,Ja Resolución con el consejo,
mandato,
corrección, castigo o lo que sea, porque renemos el ma­
yor gusto en sujetar nuestro entendimiento y nuestra voluntad a
las
enseñan= y mandatos de nuestra Santa Madre la Iglesia y re­
chazamos con

toda nuestra alma
las doctrinas que proclaman el
libre pensa,miento y la conciencia libre. Somos siervos de Dios, es­
clavos de Dios, dependientes de Dios y de su Iglesia Santa y
lo
confesamos alto y recio para que todos lo oigan y sepan que esta­
mos dispuestos a obedecer a Dios y a su Iglesia en todo y por
todo"
(142).
Mientras tanto llegó el momento de realizar la visita ad limina
y fray Ezequiel Moreno parte para Roma. "Piensa incluso en apro­
vechat el

viaje
para presentar su renuncia al episcopado. Se siente
desautorizru:lo y, por tanto, incapaz de ejercer fructuosamente su
misión" (143). "Algunos le invitan a presentar nuevo recurso a la
Congregación. Pero
él vacila. No quisiera provocar un nuevo es­
cándalo y aumenmr la confusión" (144). Llegado a Roma, Je co­
munican oficialmente la sentencia y a continuación "cursaba órde­
nes
a

su
Vicario general ,para que la publicase y cumplimentase en
todas
sus
partes" (145).
"Comunique,
pues, V.
S. a
ios señores párrocos, para que estos
lo

hagan saber a
los interesados, que, obedeciendo al expresado
mandato de la Congregación, revoco la excomunión que fulminé
contra
los padres

de
familia que hayan mandado sus hijos al co:Je-
230
(142) Moreno: oP. cit., págs,.168 y 169.
( 143) Martlne2 Cuesta: op. cit., págs. 349 y 350.
(144) Martlne2 Cuesta: op. cit., pág. 351.
(145) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 348.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
gio de Tukán, y que absuelvo y de hecho quedan absueltos los
que
hubieran ya sido excomulgados"
(146).
Fáci:l es de comprender cuail sería el estado de ánimo de ooa
personalidad de la reciedumbre moral y la ioregcidad doctrinal de
fray Ezequiel Moreno ante esta incomprensible resolución romaoa.
Sus

diocesanos
podrían acudir en adelante, sin nioguoa oposición
eclesfa1, a una escuela de anticatolicismo .teórico y práGtko. ¡ Lo
que para él era camino seguro de condenación eterna, propidado
por
Roma! No vió otra salida que
presentar al Papa

su renuucia,
y así lo hizo. Pero en Roma comenzaban a enterarse de la verdad.
Sus queridos pasrusos, alannados por los rumores que circulaban
acerca de su dimisión, se apresuraron a testimoniar a la Santa Sede
su adhesión
al obispo y fo fundado· de sus posiciones. El clero de
Pasto,
Mons.
Sibilia, Mons.
Vico, fueron
descubriendo el verdadero
entramado
de la cuestión y es el mismo León XIII, en audiencia
privada, quien le sugiere acuda de
nuevo a :J.a Congregación que
tan injustamente le había condenado. Por fin, el 6 de febrero del
año
siguiente, una nueva
sentencia daba

a Mons. Moreno toda
la
razón
que la anterior le habla quitado. Podía volver, con toda su
autoridad moral
recobrada, a su sede de Pasto. Y así fo hizo in­
mediatamente. Su Pastoml de

11 de junio
de 1899
(147)
es la ex­
presión
del "vivo

reconocimiento" (148) del
obispo al entrañable
y entusiasta. recibimiento con que le acogió su diócesis.
B) De nuevo el silet,;cio,
No habían terminado las dificultades de monseñor Moreno con
Roma. En mayo de 1901 ve de nuevo cómo le imponen silencio y
por unas causas muy si.millares a las anteriores.
Hemos visto cuál fue la decidida postura de fray Ezequiel Mo-
! ., ; Jih
(146) Moreno: Carla al Vicario General de la Diócesis de Pasto, en
Martínez Cuesta: op. át., pág. 341.
(147) Moreno: op. cit., págs. 170 a 175.
(148) Moreno:
·op. cit., pág. 175.
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FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGOivA
reno anre la guerra civil colombiana, en la que el bando liberal
era decididamente
apoyado por el Ecuador. Por aqucl entonces la
Santa
Sede buscaba un acuerdo con aquella República sectaria que
permitiera uo desahogo a la triste situación de la Iglesia ecuato­
riana. Y para ese acuerdo se ent m y las enseñanzas del obispo de Pasto. Una vez más 'la política
rriwúó sobre

la
justicia. "Sacrificaba así

(Roma) a
uno de sus obis­
pos más fieles . y más celosos ante 'las biporéticas ventajas de oo
acuerdo diplomático" (150).
"El día 14 de mayo de 1901,
el Delegado Apostol:ico en Co­
lombia trasmitía a Pasto, por ronducto del Ministerio de la Gue­
rra y

del Gobierno
del Cauca, cl siguiente telegrama: "fimo.
Señor
Obispo de Pasro. Habiendo negociaciones pendientes entre la Santa
Sede
y el Gobierno del Ecuador, quiere Su Santidad que Usía
Ilma. se abstenga de t,Oda publicación u ottos actos cua,Lesquiera".
Esre relegra,na
no

llegó
a manos
de su
destinatario, al menos, hasta
el

día
18, focha en que fue depositado en la oficina de Cali para
que lo trasmitiera a Pasto. Sin embargo, su rontenido ya circula­
ba por la prensa de Quito desde el día 8. Dlas más tanle lo reco­
gía El Tiempo, de Guayaquil, y lo divulgó por la diócesis de Pasto.
Se repetía la situación de 1898. De nuevo Roma había aoogido
y avalado la tesis de sus adversarios, sin olr sus descargos ni darle
ocasión
de defenderse.
De nuevo aparecía como culpable de la
excitación y confusión reinanre. Y, además, habían anulado toda
posibilidad
de
secreto. El obispo de Pasto quedaba públicamenre
desautorizado ddlante
de

sus súbditos
en un
momento
particular­
mente

delicado" (151). Así enjuicia la situación
e'! P. Martínez
Cuesta en un libro que exhibe en su página cuarta cl N,hil Obs­
tat (152).
(149) Martinez Cuesta: op. cit., págs. 385 y sigs. y, en especial, 406
y siguientes.
(150) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 406.
(1'1) Martínez Cuesta: op. cit., págs. 406 y-407.
(1'2) Así, dice: «Imprimí potest: J. James D. McGuire, Prior Genera~
lis, O, A. R., Romae, 5-X-1975 -Niihil Obstat: MonS. Amatus Petrus Frutaz,
Subsecretarius S. C. pro Causa Sanctorum, Romae, 10-X-1975»,
232
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
Fray Ezequiel Mru,eno vela claramente fa situación y sus con­
secuencias 'y asl lo relata en carta al P. E. Pérez ( 6 de junio de
1901) (153).
''No escribiré más, porque me dicen que · no· escriba, pero está
pasando io que pasó cuando lo del O>!egio. Los liberales cantan
triunfo, pru,que Roma

ha corregido
mi conducta y me ha impuesto
silencio.
Al periódico El Tiempo, de Guayaquil, le dicen, por tele­
grama, de Quito, el! 8 de mayo: "El Diario de hoy, en largo edito­
rial,
avisa que

la
escandMDSa conducta del! obispo de P ... to, fray
Ezequiel
Mru,eno, obligó

al Gobierno a enviar a Roma
los escri­
tos y discursos de este, pidiendo un remedio para que cesen en
consecuencia. Hoy el Ministro de Relaciones Exteriru,es ha reci­
bido un cablegrama que dioe
· que la queja ha sido atendida por
el Pontífice, y que han impartido al obispo Moreno las órdenes
del caso".
¿Qué hago yo de obispo en Pasto? Si tuviera dinero, iría de
nuevo a Roma, a ver si
me admiren la renuncia o me rehabiiita11
de

algún modo, porque aquí ¿qué
procevho podré ha blos

no
saben más

que
esas cosas que ·se dicen del obispo y que
el Papa ba hecho callar, porque los liberales se han quejado de él".
La actitud de fray Ezequiel Moreno es la misma que la vez
anterior. "ltunediaramente contesta , al Delegado que acata la vo­
luntad

superior «con todo
el gusto de su alma». Desde e,e mo­
mento no escribe una línea más, por más que el pueblo eche de
menos sus iustruociones y hasta los · mismos generales le inst1en a
tomar la pluma. Pero Roma no se da todavía por satisfecha. En
julio le llega un nuevo telegrama ordenándole que interponga su
influencia para que también sus diocesanos guarden silencio. Era
una nueva bofetada pero él no protesta. Cua1 hijo fiel de la Iglesia
lo acepta y lo
esitreeha contra
su
pecho. El día 17

responde al De­
legado que hará
lo posible por secundar sus deseos" (154).
{153) Moreno: Carta al P, E. Péfez. Citada por Martín~ Cuesta: op. cit.,
págs. 407 y 408.
(154) Martínez Cuesta: op. cit., págs. 408 y 409.
233
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO /OSE FERNANDEZ DE LA CIGO1'A
El 11 .de septiembre, y poc medio de Mons. Vico, "Roma rei­
teraba y ampliaba la orden de si'lrocio. Ahora arectaba también a
Morui. Schumacher

(obispo
ecuatoriano refugiado
en
'.la diócesis de
Pasto). Además, esas instrucciones tenían un inciso que sobreco­
gería el ánimo del P. Ezequiel. Acusaba al clero de Pasto de com­
prometer gravemente
los intereses de la Iglesia ecuatoriana. En
consecuencia, le invitaba a interponer toda su influencia para que
cesara «la campaíia que el dero de Pasto ha emprendido contra
el Gobierno del
Ecuador». El mismo Gobierno colombiano mira­
ría con buenos ojos esa tarea y re agra culable». Y

terminaba rogándole
que le comuniau:a «lo antes

que
pueda
'lo que habrá hecho

por
corresponder a

estas
instrucciones,
cuál

(es) la disposición de los ánimos
y cuál el resultado que V. S.
se promete de sus gestiones»" (155).
Obedece una vez más Mons. Moreno, pero no sin comunicar al
Delegado Apostólico sus temores y convicciones: "¿Dejaré que
mis

diocesanos
lean todas esas cosas

con peligro de su fe
y perjui­
cio de los derechos de
la Santa Sede? (156).
"El peligro pata mis diocesanos es tanto mayor, cuanto más
se
glorían los hombres del Gobierno del Ecuador de estar en el re­
rreno

de
la verdad, una vez que han conseguido que la Santa Sede
me imponga
silencio" (157).
"Los
impíos se alegraron y cantaron triunfo ... " (158).
La renuncia era, una vez más, !a única salida que veía el obispo
y de nuevo la ofrece porque "el buen Dios, en su misericottlia, me
ha
coruied.ido la gran gracia de no apetecer, y mucho menos que­
rer, rosa alguna de este mundo. Me basta mi celda, o mejor, sólo
Dios me basta" (159).
En
esos momentos de tristeza tenía el

obispo un
coru;uelo. El
amor

de
sus diocesanos
que siempre
'le most!l'atOll una füdelidad ex-
(1'5) Martín~ Cuesta: op. cit., pág. 411.
{156) Moreno: Carta al Delegado Apostólico (25-Xl-1901). En Mar-
tínez Cuesta, pág. 414.
(157) Martínez Cuesta: op, cit., pág. 414.
(158) Martínez Cuesta: op, cit., pág. 415.
(159) Martínez Cuesta: op, cit., pág. 415.
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
traordinaria que parecía todavía acrecentarse, como por obra de
ese sexto sentido que tiene el pueblo cristiano para detectar el bien
y ,el mal, en momentos de apuro como los preaentes. Hombres y
mujeres, sacerdotes y se¡jlares, recl,unaban la presencia entre ellos
de Mons. Moreno, probando as( la total identificación del prelado
con

su pueblo.
Las
conversac.iones entre

la Santa
Sede y el Gobierno del Ecua­
dor fracasaron y el caso de Monseñor Moreno dej6 de 1'ellet im­
portancia
para los diplomáticos de la Iglesia .. Al obispo le llegan
•estimooios en ese

sentido, aunque
no oficiales, y pot fio se de­
cide a hablar "porque, de todo., modos, el silencio creo que no
debía llegar hasta el punto de no enseñar a mis diocesanos'" (160).
Y así publica la Pasto~ de Cuaresma de 1902 sobre la uni6n de
los
católicos.
C) La concordia IUlCi,onal (161).
La oposición del obispo de Pasto a uoa amalgama de católicos
y liberales que dispusiera el futuro de O>lombia en dettimento de
la verdad cat61ica tenía que ser absoluta. Y lo fue. "Esta reptdsa
p6blica y terminante de la concordia --que «más que concordia
debe llamarse cesi6n de los católicos» (162)-, le concitó una nue­
va
oleada de improperios y de insultos'" (163). Nada le importó al
obispo que nuevamente fue entusiásticamente apoyado por sus fieles
de Pasto. Su respuesta fue la Pastoral de la Cuaresma· de 1905 (164),
de
la que hemos transcrito numerosos párrafos, dirigida toda ella
a
deshacer cualquier iorento de "conrordia de Cristo con Bella!'".
Pero

un nuevo Delegado Apostólico,
Francesco Ragonesi (1850-
1930), llegaba a Colombia. "precedido de fama de negociador'" (165).
(160) Moreno: Carta al P. E.· Pérez {J0-V-1902), en Martínez Cuesta:
op. cit., pág. 416.
(161) Martíne> Cuesta: op. cit., ptgs. 489 y slgs., y, especfal, 514 y sigs.
(162)
Moreno: op. cit., ~g. 525.
(163)
Martlne> Cuesta: op. cit., pág. 516.
(164)
Moreno: op. cit., págs. 546 a 562.
(165) Martínez Cuesta: op. cit., p.ig. ,25,
235
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO JOSE FERNANDEZ DE LA CIGOEM
"Tiene también el encargo, según 1lelegrarna de Mons. Sdlari a los
obispos
anunciando su llegada, de asociarse al ilustre clero colom­
biano
prua trabajar en el sentido de ayudar y facilitar al jefe de la
Nación colombiana sus esfuerzos en favor de la paz, del orden y
de
la concordia, a cuya sombra la Iglesia gozará de libertad y garan­
tía"

(166).
Y de nuevo comenzará
el calvario de fray Ezequiel Moreno.
Mons.
Ragonesi llegó a Bogotá el día 16 de noviembre, y el 7
de diciembre ya había acumulado sobre su escritorio un amplio
"dossier" de

quejas
y lamentaciones contra el obispo de Pasto. Mon­
señor Ragonesi no repara
eo la parcia:lidad de esas protestas, y les
da exoesivo crédito. Las acoge, las avila ron su autoridad, y se de­
cide a enviar ai señor Moreno unas instrucciones precisas y concretas
que entrañan una

censura
precipitada e

injusta de su modo de
obrar" (167).
Así empieza "la cuestión más insidiosa y delicada de cuantas
salpicaron el
atormentado episcopado

del señor Moreno.
En esta oca­
sión, sus adversarios no eran radicales descreídos, masones o ene­
migos
declarados de la Iglesia, sino el Presidente de un Gobier­
no fundamenta!menre católico y el mismo representante de la Santa
Sede" (168).
Ahora es ya el Gobierno rolombiano el que quiere alejar de
su
Sede al obispo de Pasto y el Delegado Apostóliro hace causa
común
con
los que se oponían al obispo. Pero con una agravanre.
El general Reyes y fray Ezequiel Moreno era viejos conocidos. Y
el
Presidente,
pese al incidenre tenido con el obispo, escirnaba a
Mons.
Moteno y pasada la irritación de los primeros momentos,
práccicarnente había
ya

olvidado
el asunto
e incluso
mostraba pú­
blicamente

su deferencia
al obispo de Pasto. Fue Ragonesi quien
se
empeñó en endzaña,c la situación, si no con Reyes, si con la
Sanu Sede. Había comunicado una falsa radical oposición entre
236
(166) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 524.
(167) Martíne.z Cuesta: op. cit., pág . .526.
(168) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 532.
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EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
el Presidente y el obi:.po y se resi-stía a declarar que una terrible
tempestad

se había resuelto prácticamente sin
consecuencias.
Nuevamente
el

silencio es
impuesto a fray Ezequiel y en esta
ocasión va seguido de la orden de que se p,te;ente en Bogotá. La
actitud de R.agonesi es ya claramente beli¡¡erante. Nuevo telegra­
ma "en que
censuraba ásperamente la condu(:ta del obispo de Pas­
to"

(169)
y en el que "se le inculpa de hechos que ni ha visto ni
conocido" (170). De nada sirven las
explicaciones del obispo, pues
para
Ragonesi su causa está ya sentenciada. Su proceder, que
el P. .Martínez Cuesta califica benévolamenre de "no tan rectilí­
neo" (171), es totalmente injustificable no sólo en un eclesiástico,
sino

incluso en un hombre de
bien.
"Selecciona con
criterio

adverso
a1 P. &equiel el material en­
viado

a Roma. Los
telegramas que remite no siempre responden fiel­
mente a los originales y casi siempre resultan más desfavorables al
P. Ezequiel que los originales" (172).
Después de sus entrevistas
con Ragonesi regresó a. Pasto

ya mor­
talmente herido. Pero quien tanto había sufrido en el alma, fácil­
mente soportaría los dolores corporales aunque hubieran de resul­
tar. tan espantosos como los de su enfermelad. El relato de sus últi­
mos días es verdaderamente impresionante. El cáncer había invadi­
do todo
el cerebro y los dolores eran horrorosos. El P. MartÍll Cuesta,
donde

encontrará
el [ecror mil testimonios de

una vida
ad­
mirable

que
escapan al objeto de este trabajo, recoge el ú1timo es­
crito de
firay Ezequiel Moreno que, en

su brevedad,
encierra tantas
lecciones como

sus
extensas pastorales. El

P.
Martínez Cuesta

dice:
··Después de este telegrama, la tierra ya no exisre pata él" (173).
Ya no
existía antes de reda!'tarlo. Pero es como

si no se quisiera
ir
de este mundo sin despedirse de Roma y de la Cabeza de esa Iglesia
que,
pese a las debilidades y miserias humanas de muchos de sus
altos serviddres,
que

tan bien conocía,
pues las habla padecido en
(169) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 53_8.
(170) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 539.
(171) Martínez Cuesta: op. ~it., pág. 540.
(172) Martínez Cuesta: op. iit., pág. 540.
(173) Martínez Cuesta:
op, rit., pág. 570.
237
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO ]OSE FERNANDEZ DE LA CIGOl
su propia alma cuando buscaban concordias en detrimento de la ver­
dadera paz o tratados en merma de la justicia, había sido, era y
seguiría siendo, la
Iglesia Santa

de su
Señor Jesucristo ante quien tan
pronto iba a comparecer.
"Eminentísimo Señor. Cardenal Secretario de Estado-Roma. Re­
cibí ayer telegrama.
Agradezco hondadas de Su Santidad. Enfermedad
dolorosísima incurab1"" (174).
Nunca se quejó de esos dolores. Fueron otros los que sintió des­
garradories, en .Jgunas ocasiones de su vida, y no por lo que a él 'le
afectaran sino
porque

entendía que sufría la
Iglesia con tales con­
ductas. Es imposible no ,evocar a otras figuras de la Iglesia perse­
guidas también, en cualquier momento de la hisroria, por incom­
prensiones, diplomacias,
pastorales equivocadas y funestas, decisio­
nes arbitra:r-ias, etc.
Hoy nadie recuerda ya a Ragonesi, a Baltasar Vélez, al obispo
de
!barra ...

Fray Ezequiel Moreno, en
cambio, ac~ba de

subir a los
altares por

declaración de Pablo
VI. En 1906 parecía morir un obispo
molesto que por su afán de poner
por encima de todo la verdad
creaba complicaciones y dificultaba la paz. Tal vez Ragonesi respi­
rara aliviado ante la noticia y algunos monseñores de la Curia Ro­
mana
pensaran que se les habían terminado sus preocupaciones.
Como cuando falleció
Mindszenty o

. . . Pero
OttOs eran los desig­
nios de
Dios. O la juscicia de Dios.
XI. CoNCLUSIÓN.
No insistiremos . en comentarios sobre el pensamiento o las ac­
tuaciones de este obispo español y colombiano qu,; por tantos mo­
tivos, es destacada figura de nuestro pensamiento contrarrev0lucio­
nario. 1a· exposición, necesariamente incompleta, que hemos hecho
debe amplisxse con

la
1ectura de sus Pastorales y de su "ida. Quien
lo haga comprobará
cuánto hay de actualidad en todo ello, tanto en
(174) Moreno: Telegrama al Seéretario de Estado, en Martínez Cues­
ta: op. cit., pág. 570.
238
Fundaci\363n Speiro

EL BEATO EZEQUIEL MORENO, OBISPO DE PASTO
el aspecto puramenre eclesial como en el político. Aquí nos luni­
mremos a cerrru: esrrus páginas con las Ultimas disposiciones del obis­
po que conscituyen su po5trera enseñanza que también lo fue pri­
mera y permanente.
"O>nfieso, una vez más, que el LIBERAllSMO ES PECADO,
enemigo
fatal de la Iglesia y reinado de Jesucristo y ruina de los
pueblos y

naciones; y queriendo
enseña,: esto, aun después de muer­
to, deseo que

en el
salón donde e,opongan mi cadáver, y aun en el
templo durante las exequias, se ponga, a la vista de todos, un cartel
grande que diga:
EL LIBERALISMO ES PECADO" (175).
"O,ncluyo que bajo al sepulcro con la gran pena de ver que se
trata de descatolizar a Pasto, y de que bastantes de los que se lla­
man cat6iicos tienen ya mucho de libera:les, siendo éstos los que más
conllribuyen a que el error progrese, y llegando a ta!! ceguedad que
no
ven la luz de la verdad católica que condena ese modo de obrar.
Pobres

ciegos conducen a
otros ciegos, y todos van cayendo en los
hondos
abismos del eM>r.
La Concordia, tal como se ha entendido y practicado hasta ahora,
ha sido una espantosa ca/,tttrniddá para la fe de esto6 pueblos. O>m­
prendí los daños que vendrían con la Concordia desde un principio,
y por eso protesté contra ella en d día mismo en que los liberales
la proclamaban aquí, en una hoja ouelta que dieron meses antes de
posesiona,:se el Gobierno actual. No es posible. que lobos y ovejas
anden
revueltos, sin

que
las ovejas reciban algún daño, sin un mi­
lagro de primer
orden. Y creo que uno de ]os venenos más activos
y eficaces con que cuenta el infierno, es :la mezcla de la verdad y del
error, de lo bueno y de lo malo. Y es1ie veneno es el que están to­
mando muchos, y dándolo a tomar a otro<, y van muriendo los que
lo toman
a la verdad y a la virtud, con daño indecible para el Catoli­
cismo.
Yo he gritado contra ese mal, y aun he sufrido por gritar. No
me attepiento de haber gritado. Si en ese punto tengo que arrepen­
tirme, será el no haber gritado más.
La fe se va perdiendo; el liberalismo ha ganado lo indecible, y
(175) Moreno: op. ,il., pág. 595,
239
Fundaci\363n Speiro

FMNCISCO JOSE FERNANDEZ DE LA CIGONA
asta espantosa realidad proclama, con tristísima evidencia, el más
completo fracaso de :la pretendkla conrordia entre los que amau el
altao: y los que <1borrecen el altar, entre católicos y liberales.
No

cabe
la tal concordia sin perjuicio del catolicismo. Llegará
pronto
el tiempo de que desaparezca esa alianza aparente y, para ver­
güent& y castigo de los católicos que se han dejado engañar, no se­
rán dloo los que laooen de sí a los liberales, sino que serán los libe­
rales los que
laooen a ellos_
Firmo
todo

Jo que
precede en
Pasto, a seis de octubre de mil
novecientos
cinco" (176).
& d último testimonio, verdaderamente profético, de este obispo
español
que leía El Siglo Futuro (177) e hizo oir en Colombia los
ecos de Sardá y Salvany (178), de Mateos Gago (179), de Bal­
mes (180), de Donoso (181) y del tan injustamente olvidado obispo
de Plasencia, don Pedro Casas y Souro (182), "elegido por Dios para
ser el verdadero .martillo del libernlismo en F.spaña en estos últimos
años", en
frase de

su
hermano en el episcopado y en el combate an­
tilibeni!, fray Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto. Aquel que
pensaba que un
solo temor le esraba permitido a los obispos, en pa­
labras de
San Hilario de Poitiers: "Tengo miwo del peligro que
corre el mundo, de la responsabilidad de mi silencio, del juicio de
Dios"
(183). Temor que
desgraciadamente parece esta:r ausente en
no
pocos obispoo de hoy.
(176) Moreno: op, dt,, pág. 596.
( 177) Martínez Cuesta: op. cit., págs. 243 y 489.
(178) Moreno:
op. ,;,,, págs. 367, 368, 371, 372, 393, 407, 558, 580,
581, 594.
240
(179) Martínez Cuesta: op. cit., pág. 496.
(180) Moreno: op. cit., pág. 74.
(181) Moreno: op'. cit., págs. 120 y 121.
(182) Moreno: op, cit., págs. 365, 366 y 367.
(183) Moreno: op. dJ., pág. 573.
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