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Número 151-152

Serie XVI

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Actuar en la esperanza

ACTUAR ElN LA ESPERANZA
POR
ANDRÉ FRAMENT,
Después de la exposición de Michel de Penfentenyo, que nos ha
presentado un cuadro realista de la situación actual, tengo el encargo
de transmitiros la invitación de que actuéis ron esperanza.
LA FUERZA ENEMIGA.
En primer lugar, uos ha mostrado la eficacia de la guerra revo­
luciona.ria. Esta palabra designa una realidad rompleja cuyo análi­
sis revela
tres aspectos.
En primer lugar, una guerra ideológica y psirol6gica, es la sub\'ersión, que tiene dos objetivos:
-Primero, la disgregación, la masificación del pueblo en el
sentido que Pío XII dio a esta palabra
en su mensaje de Navidad
de
1944. Por esta masificación, el grupo social que vivía ron vida
propia,
es reducido a un
ronglomerado a.morfo de. individuos
sin
robesión, que no
quieren resistir ya romo grupo.
-Segundo, priVM a Cllda individuo, tomado aislada.mente, de
toda ronvicción acerca de los valores q,re debe defender y de toda
voluntad de resistencia ron el fin de hacer cundir el pánico.
Este tipo

de guerra es
,esencial para

la victoria
comunista. Khruch­
tchev

la
llamaba el arma absoluta. .Anna que se dirige, sobte todo,
a la opinión pública de las capitales del mundo que no está some­
tida oficialmente al comunismo. Y se puede indimr que la suerte
del Vietnrun o

de
Portugal no se ha jugado

sobre
fos "Hauts
Pla-
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Fundaci\363n Speiro

ANDRJJ FRAMENT
teaux" ni en Angola, se ha jugado en Washington con el Watet­
gate
y en Lisboa.
Alia paganda diabólica", descrita por Pío

XI en
Dwini Redemptoris, per­
dería casi toda su eficacia si fuera más conocida_ Por eso, el C. L C.
ha reeditado un libro sobre este tema que debetnos estudiar seria­
mente (1).
Seguidamente observrunos un segundo aspecto:

la guerra moral,
que se propone propagar la corrupción de las costumbres en nues­
tros
países, empleando todo el podet que puede facilitarle la aprehen­
sión de los
recursos de los Estados
ya
vencidos: confusión,
droga,
lujuria,
rompromioo. Este

tipo de guerra todavía no es
suficiente­
mente

conocido
romo tal
Hay una última opción, la guetra militar, que parece la única
verdadera

guetra, pero que no
hace sino

concluir la acción
ya pre­
patada en los otros dos terrenos.
QuÉ FUERZA OPONEJILE.
Michel de Penfentenyo nos ha invitado seguidamente a tratar de
reconstituir·
fa fuetza que necesitamos para hacer frente a las tres
formas

de ,esta guerra. Nos
ha mostrado que las inteligencias insta­
ladas
en el podet, liberales,
oocialistas, tienen consciencia de
que no
pueden
proponetnos sino

lo que constituye el cebo del proceso que
conduce al horror soviético.
Nada podemos espera< de los poderes de este mundo y, por Otra
pam:,, la liturgia nos lo dice: "Nuestro auxilio está en el Nomlwe
del Señor que hizo el Cielo y la Tierra",
Ciertamente, la Iglesia atraviesa el camino de la pasión romo
su

Divino
Maestro. Jean Madiran nos lo había anunciado y expli­
cado, con diez años de antelación, aqu~ en Lausanne: "Lo que es­
cuche,mos ahora, es el ruido de

los
martülos que golpean en los cla­
vos, los tres clavos de la crucifixión. Luego vemas las tinieblas in­
vadir la tierra. Después, aun los príncipes de los sacerdates y los sol-
(1) R. Mucchielli, La Subversión, C. L. C., 1976.
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ACTUAR EN LA ESPERANZA
dados tomaron la P,e&aMción s#J>lement,wi,, de empotrar la piedra
que cierra
la t""'b"- Empotraron la piedra J pusieron en acecho a
la guardui. Estos signo, nos engañan; de una manera o de otra la
resurrección está p,óximc," (2).
Este argumento de nuestra esperanza t!eOlogal no es todavía oom­
prensi!ble para algunos de nuestros amigos incrédulos presenves en
esta asamblea. Desearían tener, además, razones naturales para es­
perar. Por eso, es muy imporranu, mostrar que la soberanía de Cristo
se traduce en las realidades concretas capaces de detener la guerra
revolucionaria
e incluso de reconquistar el ter.reno perdido. ¿Cuáles
son esas realidades?
Los medios informativos que nos narran cómo unos obreros
portugueses imponen al gobierno ,evoluciODal'io de Lisboa el regre­
so de su patrón exiliado,· nos muestran unos asideros que nos acaban
de ser recordados; que unos obreros de Dunkerque arrancan elemen­
tos de la empalizada de su fábrica para volver al trabajo a pesar del
piquete de huelga
C. G. T.; que unos obreros de la región lionesa
secuestraron
al inspector de trabajo porque se negaba a aceptar el li­
cenoiamiento de la delegada C. G. T. de su fábrica.
Estos procesos están en la misma llnea de los campesioos de la
Vendée que obligaron a sus jefes naturales a tomar la dirección de
su combau, contra la Revolución.
¿Os parece que exagero desmesuradamente al valorar esos ejem­
plos
limitados?
¿Pensaréis, que tal vez, otras fuerz.as, como el Par'
tido Socialista de Lisboo., podrían haber animado a estos hombres?
En opinión, incluso, del peti6dico Le Monde, nada hay de eso. He
aquí,
en efecto, lo que publicó un sociali9tl!l. militante: "La, gente, no han entendido todtwía que el
principal enemigo no e, el P. C., ,ino la extrema derecha. Se quiera
o no, nosotros, social-istas, sólo somos tolerados. Toddflía se nos ma­
neja, pues hemos eJtado a punto de luchar contf'a lm pretemione1
antidemocrátiCIIJ de
los comuniJtas •.. ".
( 2) Incluso si no comprendéis la utilidad del magisterio dispensado ac­
tualmente por el Soberano Pontífice romano, ¿creéis haber asimilado bien el
magisterio de sus predecesores?
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ANDRB PRAMENT
"Por eso, Nuno comunica, con ,son,risa amarga, que tiene prepa­
r«das las maletflf, el pasaporte 'Y el dinero p,.,-a regres"' en ctlfo de
mal golpe, a Inglcaerra, donde ha pasado ya catorce añr,s de su vid,i'.
Si !os socialistas hubiesen dirigido verdaderamente la acción vic­
toriosa contta el P. C., ¿estarían descompuestos hasta ese punto?
Como respuesta a
.la pregunta de

"por qué
ese pánico de fos so­
cialistas'", el reportero de Le Monde describe, inmediatamentle des­
pués,
lo que ocurre
en Río Mayor y amedrenta a los revolucionarios:
"Una coexistencia pacífica, natural y cotidiana, entre gentl! de
pueblo
animada por un mismo esplritu d" campanario . . . En la
tabMna todo

el
mundo se
conoce
y se saluda ... El Procurador de la
República reparte su desayuno con

el
camionMo, el pequeño criador
de pr,llos y el oficial del notario ...
"El suelo rico y la ganaderla p,6spMa, hace de algunos campesi­
nos verdaderos empresarios y, de la mayor/a de los otros, explotado­
res satesfecho, de

su
sume ...
"Se comprende meior que hayan sido los primMos en revolucio­
narse
cuando la ll/JrlUJrada de ocupacMn de las ;;.,.,.,,, alcam:6 el um­
bral
de su cant6n · ... Aquí, las coopMatwas no son una novedad; mo­
dl!rnaS
y bim administr«das, datan del Antiguo Régimen y después
no han cesado de prospMar ... La misma fábrica no es ese enemigo
leiano
que arranca los hijos de los campesinos a la #erra ... da pan
a cerca
de quinientos obrerr,s respetuosos con

los
patronos que tam­
bién barrieron el suelo en su dia".
El periodista nos describe, .en resumen, UD. ,pueblo rico en ·su
fe compartida, en sus lazos oocirules, en la comunidad de desmo con
sus élites naturales, en sus comunidades vivas, personalizadas y per­
sorutlizantes, que son la fábrica y la cooperativa. Y ese pueblo re­
dhaza vigorosamente al comunismo así como a todo cuanto, de cerca
o de lejos, se le parece.
Hoy, esta lección es extraída de la experiencia por un periodista
de
Le Monde. También está extraída de la doctrina social de la
Iglesia dada por Pio XII hace cerca de 32 años.
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ACTUAR EN LA ESPERANZA
Los HOMBRES, PARA CONSTITUIR LA FUERZA.
Estas reacciones espontáneas muestran, en estado naciente, la
aparición de nuevas élites constituidas espontáneamente con un pue­
blo alrededor de e~ Ha.y que dotar a estos hombres de acción de
la doctrina que necesitan pata comprender de dónde proceden los
males que

combaten
y pata resOlver los problemas a los cuales se
enfrentan.
Os invito a todos
pata que acruéis en esta obta apasi<>­
nante.

Pero
él tiempo apremia, hace falta

que hombres
éa(paees pon­
gan mano a la obra antes de que nuestros contemporáneos se vean
tentados a hacer otras e:x,periencias desgraciadas, del estilo G. R. E. C. E.
Nouvelle Eoole (3).
Para tener éxito_ en -esta misión,· no solamente es preciso cono­
cer
la doctrina y actuar cristianamente en materia económica y_ so­
cial, sino que, ad-em.áJS, es necesario aprender el método adecuado
para llevat a cabo esta misión.
Esta formación de ditigentes preocupa al "Office". Pot eso, or­
ganiza estancias
cada vez más numerosas. Tenemos el placer de ha­
ber participado allí con un número cr~ciente de j_óvenes dinámicos,
pero batían falta muchos más adultos.
LA ACCIÓN POR REALIZAR.
En espera de esa preparación pata el perfeccionamiento tene­
mos
que hacer un aprendizaje, cuando no un trabajo
asiduo que
realizar. He

aquí
algunas palabras, a fin

de conjeturar cuál es la
ac­
ción

que
debemos realizat en nosotros mismos antes de

ver cómo
tenemos que acruat sobre los otros.
La ·acción sobre uno mismo.
Si queremos que la doctrina aparezca con todo su atractivo, de-_
hemos mostrat qué realizaciones concretas permite. Para ello, -de-
(3) CT. PermanenceJ, núm. 101: «Les nouveaux ~arbares», y núm. 121:
«La thi:se du christianisme~poison» (cfr. en castellano en este mismo núme~
ro de Verbo).
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ANDRE PRAMENT
bemos conocer la doctrina y ser competentes en nuestra vida pro­
fesional. Además,
hay que aplicar la doctrina. Juan XXIII lo pidió
en
la Mater et Magiswa.
"En
el e¡ercicio de una función tan noble [la de «nuestros hitos del
laicado que en vwtud
de su estado de vúla se hallan habitualmente
ocupados en
el desenvolvimiento de actwidades y en la creación de
instituciones de contenido y finalidad temp01'a/,es» l no sólo sean
profesionalmente competentes
y ejerzan sus tictwidades tempora/,es
según
las leyes natura/,es que conducen con eficacia a/, fin, ,ino que
ttimbién
es indispensable que, en el eiercicio de dichas actwi:dades, se
muevtin en el ámbito de

los
prh,cipios y directrices de la doctrina
social oristumtJ ... ".
Dicho de otro modo, debemos ser capaces de traducir la doctrina
a términos
concretos,

de saber
rolocar la doctrina sobre el ,aa F.sta
necesidad se refleja también en una cana de Michel de Penfentenyo
a

Jean
Ousset, citada en el librito los Arguments de nowe espoi,-:
"Los dirigentes no soltimente deberán estar dotados de una buena
formación doctrinal sino que también
de poderes efectwos de com­
petencia, incluso tiureolados, si puede demse así, del prestigio de
los
muchos
servicios prestados".
Para tener más éxito en ese trabajo, tenemos que protegernos
contra la intoxicación de la propaganda comunista. No abusemos,
pues, de los
mass media.
Cultivemos nuestras facultades oupetiores con la ascesis, la ora­
ción,
los ejercicios espirituales. Pidamos a Dios los siete dones del
Espíritu Santo y
supJ.iquémosle que
se digne hacer
crecer en nosotros
la FE,

la ESPERANZA
y la CARIDAD. Hoy no tendríamos excusa
de

no sentir esa
necesidad, incluso

en el plano temporal.
Cultivemos, también en nosotros, las virtudes de la fortaleza, la
templanza,
la justicia y la prudencia. Un buen catecismo nos mos­
trará lo que estas virtudes implican. Algunos descubrirán, quizás,
que la prudencia, por
ejemplo, es

la virtud
por la cual buscamos los
medios
convenientes
para que la acción resulte bien hecha de todas
las maneras.
Para ejercimr estas virtudes en todos los planos de nuestra vida
profesional, familiar, social, cívica, las -reforzaremos en nosotros mis-
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ACTUAR EN LA ESPERANZA
mos. Así nos ayudarán a merecer Ja confiooza de aquellos a quienes
hablemos, de aquellos en quienes queremos influir.
La aooi.ón para oon loe otros.
Tenemos que obedecer las órdenes de Cristo que, como a Pedro
antes de la pesca milagrosa, nos dice: DUC IN ALTUM: VE A
DISTANCIA, ve
hacia los que están lejos o que se creen lejos. Y
esta orden la dirigió a
un Pedro desalentado: "Señor, hemos traba-­
judo_ en vano toda
la noche sin coger nada; pero por vuestra pa-­
labra ech,w6 las redes".
Reanudar el diálogo.
En primer lugar, tenemos que aprender a reanuda, el diálogo.
Demasiado

a menudo somos,
en efecto, incapaces de transmitir nues­
tra doctrina de salvación a causa de lo que yo llamaría aquí el
"muro del vocabulario".
Las palabras revolucionarias tienen todavía, ya lo sabéis, una reso­
nancia favorable entre nuestros contemporáneos. Las nuestras no se
benefician de la misma ventaja, aun habiendo a!can,.ado algunas vic­
torias. Así, los P. C. occidentales hablan de "libertades", de "gran­
deza naciorud", para tratar de enturbiar la percepción, cada vez más
cla.-a, de Ja esclavitud a que someten a perronas y naciones. Pues
bien, es posible utilb.ar en este punto nuestra ventaja y ex:plicar
cuáles

son las libertades
concretas: las de poseer bienes, incluso de
producción, de enseñar a

los
hijos, de desplazarse, de emprender
algo, etc.
Nosotros, de igual manera, deberemos hablar del interés nacio­
nal y, por lo tanto, de la repulsa correlativa de lo que puede lesio­
narle; repulsa, en primer lugar, de 1a lucha de clases, ele la inmora­
lidad, del aborto; y debemos decir que, en esta ciroinstancia, el mis-,
mo P. C. ha sido el apoyo de un gobierno que sin una colaboración
verbal,
haibría fracasado. Un

revolucionario dijo en
otro tiempo:
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ANDRE FRAMENT
"Ha&erles tragar la pau,br", nosotros les haremos tragar la cosa". A
nosotros nos toca hacer otto tanto.
En la mayoría de los casos, hay que atravesar el "muro del vo­
cabulatio"
para hacer llegar nuestro mensaje. Como decía San &u­
péry: "Hay que saber hablar a los hombres".
Los recientes trabajos del "Office" tienden a desatrollat ese atte
de
saber h,blar a

los hombres de nuestro tiempo.
El método inductivo.
No tenemos que peleamos por las palabras. Debemos propagar
la verdad. Esto puede imponernos la renuncia a no utilizat sino
nuestro
vocabulatio especializado.

El muro impediría
,el paso de
nuestro mensaje. Por
otra patte, es

evidente que
tampoco debemos
utilizat la

jerga del
adversario. Hay

que encontrat un lenguaje que
ayude a descubrir
las rea:lidades con palabras sencillas. El Evangelio
es,
en este género, una obra maestra.
Cuando las realidades ya sean conocidas, comprendidas y asimi­
ladas, podremos reemplazar las perífrasis por la palabra odecuada.
Permitidme

un ejemplo personal:
Enseñé a un ayudante de la Facultad que se creía "aurogestio­
natio", cómo
se
podían descentralizar los poderes en su universalidad.
Yo aplicaba, sin decírselo, el principio de subsidiariedad. Esre prin­
cipio, como
sabéis, pone las estructuras socia:les al servicio de los
hombres,
buscando atribuir el máximo de responsabilidades y po­
deres -y, por lo tanto, de libertades-- al nivel más bajo posible.
Interesé así

a mi
interlocutor. Enuncié entonces ,el principio y él me
aprobó. Cuando le di su nombre, me declaró: "Yo llamo a eso auto­
gestión".
Me parece poco probable que ese hombre hubiese llegado a
descubrir por sí
solo el
principio de subsidiaridad. Había
sentido su
necesidad,
lo adivinaba. ¡También lo aceptó voluntatiamente cuan­
do
le fue propuesto! Cuando
le dejé,
!e recomendé que
comprobase
que la autogestión no estaba ordenada bajo la forma del principio
de
subsidiatiedad.
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ACTUAR EN LA ESPERANZA
Ejemplos análogos son muy numerosos. En consecuencia, debe­
mos

prestar atención a
nuestros interlocutores; seamos diligentes
en
escudhar, lentos en hablar, remisos pan,. la cólera (4).
Busquemos la inteligencia en las conversaciones que mantene­
mos.
Inteligencia quiere

decir ver
el interior, dent1'o. Si las fór­
mulas
empleadas tienen

resonancias
revolucionarias, sepamos pedir
a

nuestro
interlocutor que

explique su
idea. Si esas eJ no

revelan una posición
ortodoxa, preguntémosle qué

experiencia Je
condujo a esa conclusión.
Asi pues, si nuestra formación doctrinal la hemos meditado con­
venientemente, tal vez podremos, o bien encontrar un sentid.o acep­
table a su proposición, o bien darle una formulación más rompiera
de

su experiencia.
La aoeptará. Evidentemente no lo habremos con­
vertido, pero le habremos ayudado a
progresar en el conocimiento
de
lo rea.t, o sea en el de la verdad.
Le interesaremos mucho más en "su" progreso que en nuestras
pa,labras. Acabaremos por valorizarnos a sus ojos cuando le hayamos
hecho

progresar a menudo.
H•bremos liberado su memoria de la
influencia de
las palabras revolucionarias.
&te método

inductivo es particularmente fructifero con quienes
tienen experiencia de
las responsabilidades: .Jas élites naru.raJes. El
crecimiento
del CERC
y del CEE, por ejemplo, en los medios in­
dustriaies,
y del CETIAR en los medios agrícolas, lo prueban (5).
Los responsables inducidos a reflexionar acerca de sus eJ cias, encuentran capítuJ.os enteros de la ley natural a poco que. mran
recibido
los conceptos de ésta, que les permiten analizar eotrecta­
mente
,[os acontecimientos que han vivido, Su espíritu se acla.ra y
sus comentarios son, a menudo, entusia'Stas. Ej-emplo: .. Al fin, com­
prendo veroaderamente lo que ha pasado ... ".
Pero, diréis, eso presupone una buenísima asimilación de
la doc­
trina. ¡ Es verdad! Tenemos que meditarla, asimilarla de manera que
( 4) Cf. Santiago, Ep., !, 19.
( 5) -Centro de Estudios y de búsqueda de Cuadros Directivos· -Centro
de Estudios de las Empresas --Centro de Estudios y de Iniciativas Agrícolas y
Rwales.
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ANDRE PRAMENT
se traduzca en actitudes presentadas con elegancia, facilitadas por un
gesto que

resulte
espontáneo. Este método implica la adquisición no
de
un esqueleto
doctrinal, sino de un cuerpo de principios enraiza­
dos

en
lo ,ea! que los verifica y los enriquece.
El arraigo de los grandes principios en la realidad constituye la
cultura. Gustave Thibon ilustra la cultura cristiana con estos relatos.
El método histórico,
Este

método inductivo se
apoya en
el conocimiento de los
hom­
bres
y en su experiencia vivida. Puede generalizarse sin esfuerzos
dolorosos
considerando

los
acontecimientos de

actualidad
y viendo,
incluso, los de
la historia.
Habrá que extraer lecciones de fos acontecimientos. Mostrar, a
través de ellos, la fecundidad, la eficacia de tal o cual punto de doc­
trina cuando es
respetado o
aplicado,
y, recíprocamente, la nocivi­
dad
de
tal error de

concepción cuando
inspira, consciente
o
incons­
cientemente, las acciones a los personajes de la historia.
Tales

demostraciones
no están reservadas a

los historiadores. Se
dirigen a todos con la condici6n de presentar todos los
elementos
de información con

un
sistetna que
ilumine, a la
vez., el encadena­
miento de los hechos
y la inteligencia de quien los percibe.
Así, la historia social de Francia desde 1789 muestra cómo la
legisla,;ión
de inspiración revolucionaria
ha originado, literalmente,
la explotación de los
obreros, ,en el

siglo
XIX, y, luego, la orientación
sindical hacia
la lucha de clases. Millares de oyentes, desde todos
los puntos del
horizonte político, nada han sabido encontrar que sea
revelador en
esta demostraci6n tanto

en el plano de
su objetividad,
como en el de sus condusiones-.
Una apologética de esta clase, basada en la historia, no pretende
ser un sistema

de explicaciones sino una
manera de
comprensión lo
más objetiva o, incluso, lo más cuantitativa posible. Ejemplo:
Un historiador cuenta 4.000 ejecuciones capitales en
España du­
rante los 330 años de existencia de la Inquisición.
Taine anotll 500.000

muertes en
las provincias francesas del
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ACTUAR EN LA ESPERANZA
Oeste duranSI' la Revolución Francesa. Y dice que hay que añadir a
esta cifra
las masacres de París, Lyon, Toulouse, Nantes, etc.
Los nazis exterminaron 10.000.000 de víctimas durante la dura­
ción de su poder sobre Alemania, o sea en alrededor de diez años.
A Peyrefitte informa que los comunistas reconocen oficialmente
haber liquidado 50.000.000 de Clhinos en sus . veinticinco años de
ocupación de
China (6).
La comparación de estas cuamo cif.ms es elocuente por sí misma.
Por tanto, es casi inútil añadir que en la Edad Media, sólo el poder
temporal
era responsable de las ejecuciones capitales. Villon da su
testimonio escrito en esta balada:
Y Juana la buena lorenesa
que los ingleses quemaron en Rouen.
Este método de constantes bistóriOIS puecl.e revelarse útil para la
apología de
,la Iglesia, juzgada así a través de obras y no por lo que
han dicho

quienes
la condenan, precisaruente porque pretenden que
se aleja

de la ley moral propuesta
por nuestra misma Santa Madre.
Jean Ousset en el folleto Paga/lle dans /'Egtise ou Mysttre de /a
Croix (7) resalta las realidades históricas que expresa con estas pa­
labras: "Iglesia,
fuente de
santidad en la vida

privada.
"Iglesia, fuente de civilización, de orden y de
paz en la vida
pública.
"Madre de los santos, madre de las vírgenes, madre de los már­
tires, madre de fos apóstoles, madre de los doctores, madre de los
monjes roturadores, agricultores y constructores.
"Madre de los libertadores de esclavos, madre de los que curan
a

los enfermos,
madre de

los
hospitales, madre de

los
huérfanos, ma­
dre

de los refugiados,
madre de los rolegios, madre

de las univer­
sidades.
(6) «Quand la Chine s'éveillera, le monde tremblera», Fayard, 1973.
a. Permanences, núm. 119, abril 1975, págs. 81-83.
(7) Cf. en castellano «¿Confusión en la Iglesia o misterio -de_ la fe?»,
en
Verbo, núm. 31, págs. 5-15 (nota.del traductor).
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ANDRE FRAMENT
"Madre de la dignidad de las familias, del respeto a la mujer,
del
espíritu Cllballeresco.
"Madre
y maestra de los pueblos con encíclicas sociales, madre
protectOra de las artes, madre del gregoriano, de nuestras basílicas,
de
nuestras catedraies ...
'"Madre de las dos Teresas, madre de Francisco, de Buenaventu­
ra, de Tomás, de Ignacio, de Javier, de Vicente ... ". ¡ Si supiéramos
hacer comprender

todo lo que ron tiene este men­
saje!
C.on el método de constante histórica, enriquecemos el recuerdo
e iluminamos
la inteligencia de nuestros contemporáneos.
El
método para oonsolida,:-_
Considérese
también
la
actualidad. Comprobaremos, por. ejem­
plo,

que la autoridad es atacada en
las empresas, en los rolegios, las
universidades, en el ejército, por quienes dicen ser marxistas-leni­
nistas,
trotskistas, maoístas, giscardianos, etc.
Así, pues, la autoridad es atacada ... ¡en nombre de la autori-
dad! O
dicho de
otro modo:
i Abajo
la autoridad establecida!
¡ Viva la autoridad que voy a poner en su lugar!
Así, pues, el principio de autoridad nunca ha sido tan
impug­
nado y, a la vez, tan deteriorado. Comprobamos también que la
autoridad de
cada jefe --,;ea quien sea- es reconocida por sus par­
tidarios, porque él ha fundado su grupo
social, porque les parece
el más
capaz de

hacerles más eficaces en su
acci6n.
Así, pues, el conflicto actual es un ronflicto de autoridades y si
la autoridad establecida dimite, favorece la autoridad adversa.
El descubtimiento del
papel permanente que tiene la autoridad
de
setvit a los hombres, ha hecho comprender la itnportancia de su
papel a
las élites naturales de la sociedad, a los dirigentes de las
empresas, por

ejemplo.
Volviendo
a encontrar

las convicciones que les faltaba
para cum­
plit los deberes a su cargo, han vuelto a encontrar la voluntad para
asumit bien su papel
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ACTUAR. EN LA ESPERANZA
Así, pues, puede ser reforzada una voluntad incluso . caarulo se
halla
herida por la subversión.
Estos métodos

de
aproximaciones inductivas, históricas, de

cons­
tataciones extraídas,
permiten renovar el

diálogo
y volver a encon­
trar el alma y el corazón de nuestros contemporáneos. Ahora bien,
tenemOS que ponerlos en práctica.
REcoNSTITUlR UN PUEBLO.
Para esto os invitamos a otro género de trabajo, también basado
en la iniciativa personal: se tral>l de promover la reconstitución de
un
verdadero pueblo.
F.sre trabajo se llama, también, de "acción ca­
pilar"; y desemboca normalmente en la reconstitución de redes hu­
manas y en la fundación de células vivas.
F.sre trabajo ha probado su fecundidad y su eficacia. En Portugal,
los amigos que habían asimilado correctamente el principio y que lo
han
puesto en

práctica,
se han

mantenido en
medio del

hundimiento
casi general. Han llegado a guardar ptimero
y luego a extender en
seguida
su zona de influencia.
La acción capilar.
La acción capilar es, en cierto modo, la sistematización de una
diligencia espontánea: de ir a ver a
alguien para
pedirle que haga
por nosotros lo que no hemos
podido realizar nosotras mismos.
Lo que se hace a nivel de los ~ humildes intercambios de ser­
vicio,
se puede hacer también a nivd de una acción de reconquista
social.
Pero eso exige cierto conocimiento del otro - Es cierto. Por eso, el "Office" pone a punto fórmulas del estilo de
la que he
tratado de ptesentaros. Tienden
a
romper una t'Specie de
conspiración del silencio mantenida acerca de todos los temas fun­
damentales, políticos,
filosóficos, religiosos.

Hablar de esros
remas,
sin
atolondrarse, permite conocer a

los
hombres y restablecer sus
ideas.
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ANDRE FRAMENT
El silencio de los mejores sobre estas cuestiones explica la propa­
gación

de los
errores. Cómo podemos pretender merecer las liberm­
des si no ejercemos la más elemental, la de propagar nuestra fe.
San Paiblo, ni aun estando prisionero, no se calló; si no, ¿cómo
hubiese convertido a su guardián?
As~ pues, esta acción debe empujarnos hacia los que están le­
jos o creen estarlo. Cada uno de nosotros debe ser un moror, sin es­
perar la

consigna o la orden. Pues nosotros no somos manipulados.
Somos libres,
tenernos la única y verdadera libertad, la de los hijos
de Dios.
La acción capilar permite tejer el nuevo tejido social.
Comenzaremos por intercambiar
las informaciones, es decir, "los
beche, cuyo conocimiento e, út# o necesario a la person,¡ para in­
tegrarla a la sociedad en cfltmto miembro de la sociedad, en cuanto
tiene que actuar en era realidad social" (Louis Salieron).
Una amiga maestra, aislada en un establecimiento fuertemente
oonrrolado por un sindicato revolucionario, ·puede, gracias a "sus
pequeñas antenas" - cuando etta última trata de ir más allá de sus poderes reglamenta­
rios
para ejercer presiones ideológicas.
La comtitución de redes.
El

expuesto sólo es
el primer paso de la acción capilar. Progre­
sivamente, -nos hacin un cierto número de preguntas de manera
más o menos direcla. Reparemos en ellas cuando están implícitas.
Si la pregunta entra dentr0 del = de nuestra rompetencia, demos
directamente la respuesm. Probablemente, ya que no somos univer­
sales, rendremos que recurrir a alguien que, a su vez, podrá servir
eventualmente
de intermediario ante una persona más competente.
La "oficina de redes" del "Office" fue constituida para ayudaros
y para poneros en conmcto con personas capaces de responder a
vuestras necesidades. Hay

que
hacetla funcionar. ·
Un

ejemplo
para ilustrar mi propósito.
En un pueblo, una abonada a Permanences indicó la "oficina
de
redes" a

una de sus
amigas inquietas pot mejorar la calidad del
128
Fundaci\363n Speiro

ACTUAR EN LA ESPERANZA
catecismo para sus hijos. Un animador tomó contacto con las dos
damas para reunir las veinticinco personas que, en ese pueblo, se in­
teresaban en la cuestión y se conocieron. En el curso de la reunión,
se demostró a las damas que
el problema del catecismo es una par­
te de un problema mayor
y que, por lo tanto, también es convenien­
te dirigir una acción de formación cívica de los jóvenes, en los
co­
legios, en las empresas.
Estas damas organizaron entonces una reunión para los maridos
que desembocó en la realización de cursos de formación religiosa
en
el interior de las empresas.
La
acción combinada
de un
i,bonado y
de un animador
ha pet·
mitido reforzar los lazos sociales entre personas que ciertamente se
conocen, pero que quizás no habían considerado antes la convenien­
cia de un trabajo coordinado i,cerca del plano cívico. Además, han
quedado así creados nuevos
Jaro'! entre el Office y esta ciudad.
Los amigos que, en ella
se unen para trabajar

mejor, forman una
red que es consecuencia
directa de la acción personal del abonado.
Tales redes pueden
alcanzar los medios más diversos, pues en
nuestros países fas separaciones

entre cada medio no
están perfec­
tamente

establecidos. Así, fue un estudiante quien permitió al
Office
crear la red parlamentaria que se constituyó para luchar contra la
introducción legislativa del aborto en Francia.
Cuanto
más trabaja la red, más refuerza su cohesión y más se
desarrolla en el exterior. Una red
es, en resumen, el aliciente, el
germen de la reconstitución de un pueblo organizado, viviendo su
propia vida
(los recíprocos intercambios de servicios); es, como con­
secuencia,
la desaparición de la masa amorfa, de la ''disocieda,l"'
--romo dice Marce! De Corte-, masa que es la víctima obligada
del
Estado o

de
la organización totalitaria más fuerte.
La reconstitución de un pueblo, a partir de la masa, es una l>Cción
no

dialectizable
ni dia!ectizante. Es la mejor garantía contra el to­
talitarismo. Lo vimos en Río Mayor.
9 129
Fundaci\363n Speiro

ANDRE FRAMENT
Orientar la acción de las redes.
Todavía existen muchas rl'des humanas en Francia. No todas
están en relación
con el
"Office".
Deberéis vivificarlas y orientar
sus

preocupaciones
hacia dos objetivos complementarios:
l. Volver a dotar al laicado cristiano de todos los ml'dios, de
todos los -instrumentos que le son necesarios para establecer plena­
mente su poder temporal.
2. Debilitar
y disgregar los instrumentos del poder temporal de
la Revolución.
Dentro del dominio de la
información, por ejemplo, comentemos
los libros
interesantes.
Hablemos

a
ooestro alrededor

de
las revistas amigas y próximas.
Testimoniémosles también nuestro interés no solamente por el abo­
. no,

sino también por
el envío
de críticas constructivas, sugerencias,
etcétera.
Felicitemos a los periodistas que dan informaciones interesantes.
Escribamos a los periódioos menos malos para protestar contra
sus mentiras, sus errores o sus prejuicios evenruales.
Organicemos el boicot a los periódicos y revistas que trabajan
para la subversión. Que quienes
tengan poder para ello hagan que
cese la publicidad ,en los
medios más

revolucionarios. Incitemos a
los nuestros a hacer otro tanto.
En el terreno de las empresas hagamos revivir normalmente la
estructura jerárquica y hagamos caer en desuso, tanto como podamos,
las organizaciones revolucionarias. Mientras dependa de nosotros,
actuemos de manera que
la fábrica se convierta en un organismo
viviente y personalizante y que cese de ser una máquina masificadora.
Cada uno de
nosorros puede
imaginar
diferentes acciones. Los
stands del "Office" están a vuestro servicio para ayudaros a encon­
trar vuestra solución concreta personal ...
Para juzgar la acción decidida, os propongo dos criterios. Puede
que haya otros. La acción es constructiva si:
l. Cualquiera que sea el momento en que la descubra el ene­
migo (antes, durante, después) no
pueda producir
el
efecto boomerang,
130
Fundaci\363n Speiro

ACTUAR EN LA ESPERANZA
es decir, que no ocasione estragos superiores al bien efectivamente
realimdo.
2.

Es siempre
progresiva, es decir, que puede ser
abandonada
durante un tiempo más o menos largo
sin oomprometer el equilibrio
de lo que todavía se mantiene, de Jo que
ha sido ya reconstruido por
otra parte e, incluso, en caso extremo, sin comprometer la parte ya
realimda del trabajo emprendido.
Las célul ...
Para dirigir esta acción, hace falm un cierto sentido de la inicia­
tiva.
Jean Beauooudrny distingue este sentido en cinco elementos
que enunció sucesivamente, por no saber clasifiOll'los por orden de
importancia:
l. El sentido de los hombres: nos indica !o que se puede espe­
rar de una
persona deretminada.
2.

El sentido de
la doctrina: nos hace reconocer en el interlocu­
tor los elementos de

verdad que posee y con los que podemos Juchar
juntos.
3. El sentido de Jo posible, que nos impide sumergirnos en dis­
cursos vanos o en l.a pereza, nos hace ver qué acción es posible aquí
y ahora y, por oonseguiente, nos permite aprovechar las ocasiones.
Es el sentido que nos hace extraer lecciones de las e.xpetiencias, fa­
vorables o no.
4. El sentido de
los objetivos: nos permite definir de maneta
realista la sucesión de etapas de nuestra acción. Si sotnos perseveran­
tes,
conseguiremos al final un resultado que inicialmente estábamos
lejos de
alcanmr.
5.

El sentido de los medios, de
las instituciones, que nos hace
utiliz.ar en primer lugar, preferentemente, lo que ya existe. Even­
tualmente, nos hace utilimr oomo fundamento la institución ad~ptada
al fin propuesto.

En todos
!os casos, nos hace conseguir los medios
que, por su misma existencia, transforman los incidentes en circu~
tancias favorables a explotar.
131
Fundaci\363n Speiro

ANDRE FRAMENT
¿Dónde se conseguirá la educación de los cinco sentidos de la
acción, sino en las células? La célula representa, a la vez, un germen
de hombres formados (hay gérmenes más o menos vivos) y, en un
determinado nive~ un

colegio de
aprendizaje para la acción en el
nivel superior.
Esto vale en todos los niveles de la vida social: desde
la célula que
prepara los dosiers de un consejero municipal hasta
la que
,preparó con

informaciones
sólidas las redes parlamentarias
que

lucharon contra
la legislación del aborto.
De

una manera
general, el amigo que asuma responsabilidades
profesionaies, sociales, políticas o

cívicas, debería poder apoyarse
en una
célula para prepararle los estudios, cuando no tenga quizás
ni competencia ni tiempo para estudiarlos correctamente. Procedien­
do así, la célula origina un intercambio de servicios, estrecha los
lazos sociales, contribuye a reconstituir el pueblo. Prepara, también,
a los participanres de ,1a célula para trabajar a un nivel superior.
Este método se basa en la iniciativa personal orientada a recons­
tituir los redes

humanas
y a fundar las células vivas. Es el único me­
dio fuerre,
el único importante, el único verdaderamente rápido si
considerarnos que una
acción política
elemental
exige ser
dirigida
durante varios años.
CONCLUSIÓN.
Como hemos visto, la Revolución no progresa más que en la
medida en que
consigue reducir
!os pueblos a
masas, por
la
destruc­
ción

dialéctica de los grupos sociales,
por la desorganización de la
vida social, por la nivelación de los hombres.
La acción a la que estamOs invitados es roralmente opuesta. Es
la única respuesta política a la Revolución. Nosotros construimos
donde ella destruye;
coordinamos donde dialectiza; organizamos
y
jerarquizamos cuanto masifica y nivela.
Nuestra acción,
respetando las
leyes naturales, es
mucho más
cómoda,

más eficaz que la acción
. burocrática y centralizada del ene­
migo. En
otras palabras,

podemos construir con
más rapidez
que
él
destruir.
Para

reconstituir al pueblo, debemos volver a saber hablar a
132
Fundaci\363n Speiro

ACTUAR. EN LA ESPER.ANZA
nuestros hermanos contemporáneos en la lengua simple y clara, cuyo
ejemplo
y secreto nos da el Evangelio. Renovaremos .los hilos del
tejido social pata
hacer funcionar las estructuras vivas jera¡quiza­
das. Lucha,:emos por

dotar al laicado cristiano de todos los
instru­
menoos del
poder temporal; pata hacer perder toda su eficacia a los
IllOOios subversivos.
Debemos tener todas las iniciativas convenientes y manifes.tar
una perseverancia suficiente pata aniquilar a éstos. Nuestro número
y nuestra variedad bloquearían la pesada máquina rotalitaria.
Seamos en la vida política, económica y social, esos millares
de pequeños patronos que
Lenin consideraba tan difíciles de vencer.
Así la esperanza animad a nuestrO grupo. El combate resultará pro­
fundamente modificado. Las menores ocasiones serán ex,plotadas tan·
ro más eficamnente cuanto más hayan sido. previstas, preparadas e
incluso provocadas.
Esta acci6n se halla a nuestro alcance cualesquiera que sean nues­
tros dones, nuestra profesi6n, nuestras responsabilidades sociales. Con­
sagremos todas nuestras energías con alegría. Vayamos a lo ancho,
conseguiremos la pesca milagrosa anunciada por Cristo a los que,
por
orden Suya, hayan
echado las redes. Si la enseñanza de la Igle·
sia guía
verdaderarnenre nuestros pensamientos, nuestras palabras,
nuestms acciones, alcanzaremos la victoria: el restablecimiento de la
realeza social de Nuestro Señor Jesús, el Cristo-Rey.
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Fundaci\363n Speiro