Índice de contenidos
Número 151-152
Serie XVI
- Textos Pontificios
- Actas
-
Estudios
-
El matrimonio cristiano es indisoluble
-
Alejandro Díez Macho
-
Sciacca y «La libertad y el tiempo»
-
El campo y las raíces de la civilización
-
Conceptos campesinos de la sociedad
-
El pensamiento contrarrevolucionario español: El beato Ezequiel Moreno, Obispo de Pasto
-
Suárez y Vico
-
El progresismo religioso (III)
-
La tesis del «cristianismo-veneno» y las revistas Question de..., Elements, etc.
-
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos

Autores
1977
El progresismo religioso (III)
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
(Orígeneo, desa;rrollo y critica)
(Continuación).
POR
P. MANUEL MoLINA,
VI
LOS
FRUTOS DEL PROGRESISMO
liORIZONTALISMO.
Si los progresistas muestran peligrosa complacencia para las ideas
y movimientos nuevos y apreciaciones benévolas, incluso para las
doctrinas
anticristianas,
tales como
el
marxismo, es en
el tema del
horizontalismo donde muestran unanimidad completa. Y esto es porque han
desdoblado el cristianismo en
dos:
l. Como credo religioso, ideas que ya no les interesan.
2. Como fermento de la vida social
y política, y como porta
dor de la
esperanza temporal
del hombre.
A
fos progresistas les interesa
esta
última visión sobre la pri
mera.
Y para desarrollarla precisan huir del cristianismo en su di
mensión vertical del hombre a Dios
y adoptar la posición horizon
tal, de crea.tura a creatura.
Todos los errores progresistas están concatenados lógicamente:
del antropocentrismo al desacralismo, de éste al secularisn-io, y como
fruto de éste, el horizontalismo, con lo que sigue la bajada en
res
baladilla, hasta el
ateísmo práctico.
Se puede llrmtar · horizontalismo a la tendencia manifestad,. por
una supe,vtiloración de las activúlade.r o relaciones imerhumanas, en
247
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOLINA
desconocimiento o menosprecio de las actividades espirituales de la
creatura: wnacer, tmutr y ser-vi,-a Dio.r en esta vida para verle y
acompañarle en la otra.
Los progresistas heredaron esta tendencia del americanismo o
activismo religioso,
.lo que
se
llamó la herejía de la acción, que dis
tinguía las virtudes en activas (humanitarias)
y po.sivas (religiosas),
y despreciaba a éstas .. , Esta tendencia no s6lo se ha manifestado entre
los católiros sino entre los mismos protestantes, cuyas denominacio
nes norteamericanas sienten "frenesí por las obras en detrimento de
la adoración".
Para imbuimos el desprecio al verticalism.o cristiano, nos hablan
del _¡,asado, como de una visión monástica de la existencia, despre
ciativa de fos valores terrestres. De constantinianismo, de cristiandad
medieval e incluso hablan despreciativamente de San Pablo. San Pa
blo es el
gran tabú
o coco de los progresistas, al que
achacan la
creencia,
dicen,
de que el gran final estaba próximo, y que por ello
sentía
y expresaba tanto desprecio a las realidades mundanas y ho
rizontales.
El. HORIZONTALISMO, CORRUPCIÓN DEL IDEAL CRISTIANO.
El horizonralismo es la cormpción del ideal cristiano revelado en
la Biblia. Es en el
horizontalismo donde
se palpa el deseo progresista de
orra religión
y su desprecio o subestima de la simple existencia cris
tiana.
La vida, y más si se llama cristiana, debe dar el máximo y pri
mer valor
a lo vertical
y religioso, en la vida privada y en la pú
blica:
"¿Qué le aprovecha al hombre ganar todo el m,,ndo si pierde su
alma?" (Mateo, 16, 26).
Pero algunos
desprecian la
noción de
alma, que han sustituido,
incluso, en textos litúrgicos. ,
El rechazo de esta prioridad sólo conduce al secu'iariamp, laicis
mo y ateísmo, meta progresista. Se habla de un .cristianismo horizon-
248
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
talista, sin carácter eclesial, en el cual la prqjimidad entre los hom
bres,
apa,ece oomo la
verdadera Iglesia:
"Buscamos, dice un
prominente progresista, la tendencia
a
la eclesiaiización existente en el mundo (esto es la irrup
ción del mundo en aquello que concierne por derecho a la
Iglesia), a
la vez que la tendencia santificadora de seculariza
ción existente en
la Iglesia de Gristo" (Iglesia y HwnMZidad,
Schillebeek, págs. 66-67).
¡ A esto oonduce el horizontalismo!
Para
los cristianos que han elegido el horizontalismo religioso en
vez del verticalismo,
ahí van
a este
respectQ palabras
del Papa to
cante al primer deber religioso:
la presentación del Kerigma o sal
vación.
"No debe haber
dilema. La cuestión se plantea más bien
sobre la prioridad de los fines y sobre la prioridad de las in
tenciones y deberes; no hay duda que la actividad misionera
se
dirige
ante todo a
la evangelización, y que debe mantener
esta prioridad tanto en la concepción que
la inspira, como en
el modo como
se organiza y se lleva a cabo.
"La acrividad misionera faltaría a su razón de ser si se
apartase
del eje
religioso que la gobiema: El Reino de Dios,
ante
toda otra cosa; el Reino de Dios entendido en ,u ,entido
vertical, teol6gico, religioso,
que libera al hombre del pecado,
le propone como supremo mandamiento
el amor de Dios, y
como último destino la vida eterna.
"Esto es, el Kerigma, la Palabra de Cristo, el Evangelio,
la fe, la gracia, la oración, la cruz, el modo de proceder cris
tiano. Y debemos
convencernos de
que
la fidelidad a este pro
grama primario de la acrividad misionera puede originar gran
des dificultades que, a veces, pueden impedir su realiza ción
y expansión: necedad y escándalo (I Corintios, 1, 18),
es nuestra misión Mas, también hoy, no menos que en el co
mienzo de la predicación cristiana, es ésta su fuerza, ésta su
sabiduría.
"También
hoy en la práctica lo que en la eoonomía terrena
constituye un obstáculo a la -evangelización, es decir, su carác
ter espiritual, puede convertirse en su libertad de la esclavi
tud
material de la
economía, del
recelo de
colonialismo, de
249
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
la ineficacia del naturalismo en el diálogo con las diversas ci
vilizaciones.
"Para concluir, observaremos que si la cuestión del dualis
mo «evangelización y desarrollo» se pone en el plano doctri
nal, en la confrontación de los respectivos fines y en la jerar
quía de las intenciones cotre.s:pondientes-, encuentra su respues
ta en la definición del Decreto Conciliar:
El fin propio de la actividad misionera es la evangeliza
ci6n
1
la
implantad6n de
la
Iglesia" (Fidei Dom,m, 195 7).
Ese horizontalismo tiene expresiones trágicas hasta en obispos
y clérigos. El cardenal Danielou afirma:
"No se trata de decir que los cristianos no están obligados
a
. tomar parte
en la
promoción de
una sociedad
más justa.
Lo
que resulta intolerable es vincular ese l1amamiento a un com
promiso temporal y a una teología falsa. Lo que no admitimos
es que, so pretexto de acción temporal, se tire por tierra la
vida espiritual. So pretexto de promocionar al hombre se aca
be con la adoración de Dios, so pretexto de profetismo se
acabe con
los
sacramentos, so
pretexto de
secularistno se acabe
con
el sacetdocio.
"La inmensa multitud del pueblo cristiano y la inmensa
mayoría de los sacerdotes están viendo cómo hay bastantes clérigos que son asesinos de la fe" (
¿Desacralización o Evan
gelización?, Card. Danielou, 43-44).
Recuerden ... , j son asesinos de la fe!
Oigamos de nuevo a Paulo VI condenar el horiwntalismo:
"El cristianismo no se fía del humanismo na.turaiista; sabe
que el hombre es un ser herido desde sus orígenes, que en la
compleja riqueza de sus facultades lleva consigo
desequilibrios
extremadamente peligrosos y que n=sita una disciplina aus
tera
y prolongada. Pa,a vivir bien el cristianismo, es necesario
adoptar continuas
reparaciones, oportunas
reformas,
repetidas
renovaciones.
"La vida cristiana no es blanda y fácil, no es cómoda y
formalista, no es ciegamente optimista, mora!Ínente acomoda
ticia
y abúlica: es alegre, pero no hedonista.
"Este es
e'! aspecto que más se opone a la mentalidad mo
derna, que a&pita a una vida llena, cómoda, espontánea1 pla-
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
centera. Esta mentalidad considera al cristiano como un ser
inhibido y escrupuloso, que carece de las experiencias más
fuertes,
que
son ordinariamente
las de las pasiones libres, aje
no a las corrientes impetuosas de una moda sin prejuicios,
tanto en el pensar como en la conducta.
"El cristianismo, según esta -frecuente manera de pensar,
puede ser estimable desde el punto de vista humanístico por
la interioridad de sus raíces operativas, o por la simpatía al
espíritu
de iniciativa que engendra en favor de la
igwtldad
y de la fraternidad humana, pero no por sus dogmas religio
sos y menos aún por su catácte.r penitencial.
"El hombre moderno es orientado hacia una vida sana,
higiénica, intensa, gozosa y feliz" (Paulo VI, . 24 de julio de
1968).
RELATIVISMO.
Al progresismo Je molesta la inmutalbilidad de la Palabra de
Dios. Bl evolucionismo, de que hace gala, ha ,engendrado la desm,
tización y el relativismo religioso.
Por el evolucionismo, las verdades de
la fe pueden variar su sig
ruficado para el progresista.
Por
la desmitización se pueden
suprimir todos
los hechos, per
sonas
y doctrinas que a la razón humana le parezcan mitos o doc
trinas difíciles de creer.
"Dura es esta Palabra". Por el relativismo
la
Palabra de Dios no encierra un sentido absoluto y totai sino re
fativo, de
acuerdo a las
reencarnaciones de
la
Palabra.
Son tres frutos de una misma rama, y tres manifestaciones contra
lo sobrenatural
y eterno.
Digamos, pues: Relativismo es la tendencia a someter a una re
visi6n radical las enseñanzas de la Iglesia, que -parecen superadas -po,
el -progreso clentlfico, con el -p,op6sito de adaptar la enseñanza,
haciéndola oomprensihle, c11mbiando primero las f6rmulas
y alteran
do luego el contenido de la doctrina.
¿Pero no fue esa la finalidad del "aggiorn11mento" del Vatica
no II, dirá a!lguno?
Nada más falso. El Papa Juan XXIII, en su discurso de apertura,
proclam6 que
el
Concilio tenía
que
reafirmar toda la doctrina ca
tólica
sin
tocar ninguna de sus partes.
251
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Lo que el relativismo busca es un cristianismo diferente, a me
dida del hombre y del tiempo y no a la medida de la auténtica
Palabra de
Dios, ni de la revelación.
Ditá alguno: Luego el relativismo ¿es el mayor peligro con res
pecto a la corrupción y distorsión de
la Palabra de Dios?
Así es, porque incide directamente sobre la Palabra de la Biblia,
como
afirma Paulo
VI en
el día 3 de abril de 1968:
"El relativismo es el engendrador
y devorador d,e las ver
dades.
De esta suerte, la
Palabra de
Cristo no es ya verdad que
no cambia
y que permanece siempre idéntica, igual a sí mis
ma, siempre viva, siempre luminosa, siempre fecunda, aunque
a veces superior a
nuestra comprensión
racional, sino que se
reduce a una verdad parcial (relativa) como las demás, que la mente mide
y modela dentro de sus confines, dispuesta en
la siguiente generación a darle otra expresión, de acuerdo con
un
libre examen,
que la despoja de toda objetiva
y trascen
dente autoridad".
El peligro básico que introduce el Relativismo está en rehnir y
no
presentar al Kerigma o
Historia de
la
Salvación en
su conjunto
toral y jerárquico, y en evitar el estudio sistemátiro de la Biblia,
romo hacen
sus seguidores.
En ese ambiente de nebuloso desconoci
miento,
insisten, sobre
tafos o
cuales
temas con
carácter
tendencio
so o sectario y se desconoce la jerarquía y armonía de las verdades
bíblicas. ¡ Obsérvese c6mo los propagadores de ciertas romunidades
y movimientos pro-pentecosrales han caído en el telativismo bíbli
co, que los está
ronduciendo a
marchas forzadas al
"libre exmnen"
protes1:3-Jlte!
Resultado: el relativismo, conectado ron el historicismo y el
antropocentrismo,
destruye el mensaje de la Salvación.
Escuchemos a Paulo VI en
otra denuncia
vigorosa del
relati
vismo:
252
"Estamos tentados de historicismo, de relativismo, de sub
jetivismo,
que en el campo de
la fe crean un espíritu de crí
tica subversión
y una f!clsa persuasión de que, pata atraer evan
gelizadores
a los hombres de
nuestro tiempo,
tenemos que re
nunciar al
patrimonio
doettinal acumulado
durante siglos por
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
el Magisterio de la Iglesia y de que podemos modelat, no en
virtud de una mejor
claridad de expresión, sino
de un cambio
de contenido dogmático, un cristianismo nuevo a
medida del
hombre
y no a medida de la auténtica Palabra de Dios.
"Desafortunadamente, también
entré
n060ttos, algunos teó
logos,
no siempre van por el recto camino. Tenernos
gran es
tima
y gran necesidad de la función de teólogos buenos y ani
mosos.
Ellos pueden ser providenciales estudiosos y valientes ex
positores de
la fe, si se conservan discípulos inteligentes del
magisterio eclesiástico, constituido por Cristo en custodio e
intérprete, por obra del Espíritu Santo, de su mensaje de ver
dad eterna. Pero hoy, algunos recu.n::en a expresiones doctrina
les ambiguas, se arrogan la libertad de enunciar opiniones pro
pias, atribuyéndoles aquella autoridad que ellos mismos, más
o menos abiertamente, discuten a quien
por derecho divino
posee carisma
tan formidable, tan vigilanternente custodiado.
Incluso consienten que cada uno, en la -Iglesia misma~ confun
da la libertad de conciencia moral con una mal entendida li
bertad
de pensmniento, que frecuentemente se equivoca por
insuficiente conocimiento de
'las genuinas
verdades religiosas.
No toméis con desagrado, venerables hermanos constituidos maestros
y pastores del pueblo de Dios, si os repetimos y os
exhortamos, en virtud del mandato dado por
Cristo a
Pedro,
de «confirmar a los hermanos» con las mismas
palabras del
Apóstol:
Resist#e fortes in fide" (Paulo VI, agosto 1968).
HISTORICISMO.
Los progresistas, con su teoría del historicismo, pretenden cam
biar
la Historia de la Salvación, tal rua!l la expone la Escritura y
nos la recuerdan los capítulos cuarto y quinto de Dei V erhum, el
tratado sobre
la Divina Revelación, del Vaticano II. Y pretenden
cambiar la Historia de
1a Salvación, por las realidades terrenas, con
tal que sean actuales.
Para ellos, lo que interesa no es si en el orden del pensamiento
se trata de verdad o falsedad, sino .de si el hecho es actual· y vivo.
Su meta es snstituir
la verdad por la realidad social e história,.
Para
ellos, el que algunas ideas tengan muchos
partidarios, es
formidable
argumento en favor de sn bondad. Su
pregunta previa
253
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P. MANUEL MOI.JNA
a toda discusión o tratado parece ser: ¿Está viva esa idea? ¿Se aco
moda a la menoodad de nuestra época? Si la respuesta es sí, aña
den: Luego es importante y buena en cuanto acontecimiento histó
rico
. . . y se debe
aprovechar e
incluso
abra2ar.
Desde Lamennais, en el siglo anterior, hasta los setenta actuales,
los vemos ensalzar y promover rodas las doctrinas, aun las más per
niciosas, con
tal que sean de actualidad.
Historicismo es, pues, la tendencia a afimulr que: "La historia
está en manos
de Dios, por donde todo lo que hist6ricamente acaece,
de alguna manera Dios lo quiere, luego "' bueno 'Y aceptable a Dios
y hay que abrazarlo en definitiva". Alguno dirá: ¡Pero eso está ex
presado en el Documento Vaticano Gaudium el Spes, en los capí
tulos III y IV!
Respondemos: No es honesto apoyarse en algunas expresiones
mutiladas. De
lo contrario, habremos de conformar el anuncio de
la
Sa,lvación y el Cristianismo a los tiempos; y ahora deberemos, se
gún eso, aceptar el marxismo ateo y cuando venga el anti-Cristo,
deberíamos uncimos a
su
carro. San Pablo es explícito: "No que
ráis conformaros a este mundo"
(Romanos, 12, 2), a fin de que no
resulte vana la muerte de Cristo (I Corintios, 1, 17).
Lo que busca el historicismo es un conformismo con la menta
lidad y las costumbres de nuestro tiempo.
¿Qué ha dicho el Santo Padre sobre el historicismo? Paulo VI,
el 25 de abril de 1968, ,ha tenido una negativa solemne para el
mismo:
"Hay muchas cosas que pueden ser corregidas y modifi
cadas en la vida
católieil ... y mejor adaptadas a las necesida
des de
nuestro tiempo. Pero dos cosas no pueden ser someti
das a discusión: Las
vetdades de la fe •• , y las leyes constitu
cionales
de la Iglesia. Pot ello, renovación, sí, cambio arbitra
rio, no. Historia siempre viva y nueva de la Iglesia, sí. Histo
ricismo, no".
Escuchemos de nuevo la censura del Historicismo pot el Papa
Paulo
VI, en 13 de abril de 1968:
254
"Este fenómeno invade también el campo religioso, que
muchos quisieran someter a una revisión radical, intentando
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EL PROGRESISMO REUGIOSO
despojarlo de aquellos dogmas, es decir, de aquellas enseñanzas
que
parecen anticuadas
y superadas por el progreso científico,
y que son incomprensibles para el pensamiento moderno. Con
el propósito de dar a la religión católica una
expresión más
conforme
con
cl lenguaje habitual y la mentalidad de hoy, es
decir, de
adaptar la enseñanza religiosa, por desgracia se
tras
trueca con frecuencia su intima realidad y se trata de hacerla
comprensible cambiando primermnente la.r f6roudas con que
la lglesia-maest1a
lo ha revestido y como sellado p'ara hacerle
abarcar
los
siglos,
conservando celr,samente su identiddd t1'a
dicinal, sometiéndola a la ley dominante del birtoricismo t1ans
formador.
TÁCTICA HISTORICISTA-
La táctica progresista respecto a!. anuncio de la Historia de la
Srlvación es:
a) Buscar un cristianismo despojado de todo lo que Je ha po
dido venit al correr de la historia. Desencarnarlo. Aunque esta pa··
labra puede tener un sentido positivo si lo que se desencarna son las
adherencias
pecaminosas.
b) Este cristianismo adaptarlo a la actual sociedad, marxista o
como
sea, para reencarnarlo en
ella.
c) Preparar apóstoles de choque para introducir este cristianis
mo así destilado y reencarnado.
Para ello el
progresismo:
l. Ha comenz.ado y sigue un combate ininterrumpido de des
prestigio de la
Iglesia, pues, segón ellos, no
es
capaz de
llevar la
Historia de la Salvación, ni
reencarnar el Evangelio, en las socieda
des
actuales.
2. Para congraciarse con la revolución, acepta todos los cambios
y abraza incluso el marxismo-leninismo. · Recuérdese el caso Chile.
3. Está dispuesto
a cambiar
el sentido de ios dogmas y las
creencias
con
tal de reencarnar, segón ellos, el espíritu del Evange
lio,
despojado de
toda adherencia humana.
¡Químicamente puro y
destilado!
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P. MANUEL MOLJNA
Por eso vemos que el progresismo rehúsa combatir a ~istemas,
como el marxismo, que niegan todo derecho a las manifestaciones re
ligiosas
de la vida,
y el dero progresista presenta los movimientos
impíos del mundo moderno, como realidades
aceptables que
ofrecen
a'! cristianismo posibilidad de encamarse. El ejemplo de O,ile es alec
cionador.
La acritud verdaderamente
cristiana, de acuerdo
al Evangelio, es
hacer ver que el diablo, príncipe de este mundo, trabaja por medio
de sus agentes
¡:,a¡:a la obra anticristiana.
Cuando
,estos progresistas
recuerdan a Pío XI condenar el co
munismo como intrínsecamente perverso,
se burlan de las
palabras
del
Papa, pues, según
el cristianismo
reencarnado progresista, el mar
xismo es una necesidad histórica
(T emoignage Chretien, 25 de abril
de 1956). ¡Todo ello tiene el nombre de Historicismo!
(Con#n""1á.)
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(Orígeneo, desa;rrollo y critica)
(Continuación).
POR
P. MANUEL MoLINA,
VI
LOS
FRUTOS DEL PROGRESISMO
liORIZONTALISMO.
Si los progresistas muestran peligrosa complacencia para las ideas
y movimientos nuevos y apreciaciones benévolas, incluso para las
doctrinas
anticristianas,
tales como
el
marxismo, es en
el tema del
horizontalismo donde muestran unanimidad completa. Y esto es porque han
desdoblado el cristianismo en
dos:
l. Como credo religioso, ideas que ya no les interesan.
2. Como fermento de la vida social
y política, y como porta
dor de la
esperanza temporal
del hombre.
A
fos progresistas les interesa
esta
última visión sobre la pri
mera.
Y para desarrollarla precisan huir del cristianismo en su di
mensión vertical del hombre a Dios
y adoptar la posición horizon
tal, de crea.tura a creatura.
Todos los errores progresistas están concatenados lógicamente:
del antropocentrismo al desacralismo, de éste al secularisn-io, y como
fruto de éste, el horizontalismo, con lo que sigue la bajada en
res
baladilla, hasta el
ateísmo práctico.
Se puede llrmtar · horizontalismo a la tendencia manifestad,. por
una supe,vtiloración de las activúlade.r o relaciones imerhumanas, en
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P. MANUEL MOLINA
desconocimiento o menosprecio de las actividades espirituales de la
creatura: wnacer, tmutr y ser-vi,-a Dio.r en esta vida para verle y
acompañarle en la otra.
Los progresistas heredaron esta tendencia del americanismo o
activismo religioso,
.lo que
se
llamó la herejía de la acción, que dis
tinguía las virtudes en activas (humanitarias)
y po.sivas (religiosas),
y despreciaba a éstas .. , Esta tendencia no s6lo se ha manifestado entre
los católiros sino entre los mismos protestantes, cuyas denominacio
nes norteamericanas sienten "frenesí por las obras en detrimento de
la adoración".
Para imbuimos el desprecio al verticalism.o cristiano, nos hablan
del _¡,asado, como de una visión monástica de la existencia, despre
ciativa de fos valores terrestres. De constantinianismo, de cristiandad
medieval e incluso hablan despreciativamente de San Pablo. San Pa
blo es el
gran tabú
o coco de los progresistas, al que
achacan la
creencia,
dicen,
de que el gran final estaba próximo, y que por ello
sentía
y expresaba tanto desprecio a las realidades mundanas y ho
rizontales.
El. HORIZONTALISMO, CORRUPCIÓN DEL IDEAL CRISTIANO.
El horizonralismo es la cormpción del ideal cristiano revelado en
la Biblia. Es en el
horizontalismo donde
se palpa el deseo progresista de
orra religión
y su desprecio o subestima de la simple existencia cris
tiana.
La vida, y más si se llama cristiana, debe dar el máximo y pri
mer valor
a lo vertical
y religioso, en la vida privada y en la pú
blica:
"¿Qué le aprovecha al hombre ganar todo el m,,ndo si pierde su
alma?" (Mateo, 16, 26).
Pero algunos
desprecian la
noción de
alma, que han sustituido,
incluso, en textos litúrgicos. ,
El rechazo de esta prioridad sólo conduce al secu'iariamp, laicis
mo y ateísmo, meta progresista. Se habla de un .cristianismo horizon-
248
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EL PROGRESISMO REUGIOSO
talista, sin carácter eclesial, en el cual la prqjimidad entre los hom
bres,
apa,ece oomo la
verdadera Iglesia:
"Buscamos, dice un
prominente progresista, la tendencia
a
la eclesiaiización existente en el mundo (esto es la irrup
ción del mundo en aquello que concierne por derecho a la
Iglesia), a
la vez que la tendencia santificadora de seculariza
ción existente en
la Iglesia de Gristo" (Iglesia y HwnMZidad,
Schillebeek, págs. 66-67).
¡ A esto oonduce el horizontalismo!
Para
los cristianos que han elegido el horizontalismo religioso en
vez del verticalismo,
ahí van
a este
respectQ palabras
del Papa to
cante al primer deber religioso:
la presentación del Kerigma o sal
vación.
"No debe haber
dilema. La cuestión se plantea más bien
sobre la prioridad de los fines y sobre la prioridad de las in
tenciones y deberes; no hay duda que la actividad misionera
se
dirige
ante todo a
la evangelización, y que debe mantener
esta prioridad tanto en la concepción que
la inspira, como en
el modo como
se organiza y se lleva a cabo.
"La acrividad misionera faltaría a su razón de ser si se
apartase
del eje
religioso que la gobiema: El Reino de Dios,
ante
toda otra cosa; el Reino de Dios entendido en ,u ,entido
vertical, teol6gico, religioso,
que libera al hombre del pecado,
le propone como supremo mandamiento
el amor de Dios, y
como último destino la vida eterna.
"Esto es, el Kerigma, la Palabra de Cristo, el Evangelio,
la fe, la gracia, la oración, la cruz, el modo de proceder cris
tiano. Y debemos
convencernos de
que
la fidelidad a este pro
grama primario de la acrividad misionera puede originar gran
des dificultades que, a veces, pueden impedir su realiza ción
y expansión: necedad y escándalo (I Corintios, 1, 18),
es nuestra misión Mas, también hoy, no menos que en el co
mienzo de la predicación cristiana, es ésta su fuerza, ésta su
sabiduría.
"También
hoy en la práctica lo que en la eoonomía terrena
constituye un obstáculo a la -evangelización, es decir, su carác
ter espiritual, puede convertirse en su libertad de la esclavi
tud
material de la
economía, del
recelo de
colonialismo, de
249
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P. MANUEL MOUNA
la ineficacia del naturalismo en el diálogo con las diversas ci
vilizaciones.
"Para concluir, observaremos que si la cuestión del dualis
mo «evangelización y desarrollo» se pone en el plano doctri
nal, en la confrontación de los respectivos fines y en la jerar
quía de las intenciones cotre.s:pondientes-, encuentra su respues
ta en la definición del Decreto Conciliar:
El fin propio de la actividad misionera es la evangeliza
ci6n
1
la
implantad6n de
la
Iglesia" (Fidei Dom,m, 195 7).
Ese horizontalismo tiene expresiones trágicas hasta en obispos
y clérigos. El cardenal Danielou afirma:
"No se trata de decir que los cristianos no están obligados
a
. tomar parte
en la
promoción de
una sociedad
más justa.
Lo
que resulta intolerable es vincular ese l1amamiento a un com
promiso temporal y a una teología falsa. Lo que no admitimos
es que, so pretexto de acción temporal, se tire por tierra la
vida espiritual. So pretexto de promocionar al hombre se aca
be con la adoración de Dios, so pretexto de profetismo se
acabe con
los
sacramentos, so
pretexto de
secularistno se acabe
con
el sacetdocio.
"La inmensa multitud del pueblo cristiano y la inmensa
mayoría de los sacerdotes están viendo cómo hay bastantes clérigos que son asesinos de la fe" (
¿Desacralización o Evan
gelización?, Card. Danielou, 43-44).
Recuerden ... , j son asesinos de la fe!
Oigamos de nuevo a Paulo VI condenar el horiwntalismo:
"El cristianismo no se fía del humanismo na.turaiista; sabe
que el hombre es un ser herido desde sus orígenes, que en la
compleja riqueza de sus facultades lleva consigo
desequilibrios
extremadamente peligrosos y que n=sita una disciplina aus
tera
y prolongada. Pa,a vivir bien el cristianismo, es necesario
adoptar continuas
reparaciones, oportunas
reformas,
repetidas
renovaciones.
"La vida cristiana no es blanda y fácil, no es cómoda y
formalista, no es ciegamente optimista, mora!Ínente acomoda
ticia
y abúlica: es alegre, pero no hedonista.
"Este es
e'! aspecto que más se opone a la mentalidad mo
derna, que a&pita a una vida llena, cómoda, espontánea1 pla-
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
centera. Esta mentalidad considera al cristiano como un ser
inhibido y escrupuloso, que carece de las experiencias más
fuertes,
que
son ordinariamente
las de las pasiones libres, aje
no a las corrientes impetuosas de una moda sin prejuicios,
tanto en el pensar como en la conducta.
"El cristianismo, según esta -frecuente manera de pensar,
puede ser estimable desde el punto de vista humanístico por
la interioridad de sus raíces operativas, o por la simpatía al
espíritu
de iniciativa que engendra en favor de la
igwtldad
y de la fraternidad humana, pero no por sus dogmas religio
sos y menos aún por su catácte.r penitencial.
"El hombre moderno es orientado hacia una vida sana,
higiénica, intensa, gozosa y feliz" (Paulo VI, . 24 de julio de
1968).
RELATIVISMO.
Al progresismo Je molesta la inmutalbilidad de la Palabra de
Dios. Bl evolucionismo, de que hace gala, ha ,engendrado la desm,
tización y el relativismo religioso.
Por el evolucionismo, las verdades de
la fe pueden variar su sig
ruficado para el progresista.
Por
la desmitización se pueden
suprimir todos
los hechos, per
sonas
y doctrinas que a la razón humana le parezcan mitos o doc
trinas difíciles de creer.
"Dura es esta Palabra". Por el relativismo
la
Palabra de Dios no encierra un sentido absoluto y totai sino re
fativo, de
acuerdo a las
reencarnaciones de
la
Palabra.
Son tres frutos de una misma rama, y tres manifestaciones contra
lo sobrenatural
y eterno.
Digamos, pues: Relativismo es la tendencia a someter a una re
visi6n radical las enseñanzas de la Iglesia, que -parecen superadas -po,
el -progreso clentlfico, con el -p,op6sito de adaptar la enseñanza,
haciéndola oomprensihle, c11mbiando primero las f6rmulas
y alteran
do luego el contenido de la doctrina.
¿Pero no fue esa la finalidad del "aggiorn11mento" del Vatica
no II, dirá a!lguno?
Nada más falso. El Papa Juan XXIII, en su discurso de apertura,
proclam6 que
el
Concilio tenía
que
reafirmar toda la doctrina ca
tólica
sin
tocar ninguna de sus partes.
251
Fundaci\363n Speiro
P. MANUEL MOUNA
Lo que el relativismo busca es un cristianismo diferente, a me
dida del hombre y del tiempo y no a la medida de la auténtica
Palabra de
Dios, ni de la revelación.
Ditá alguno: Luego el relativismo ¿es el mayor peligro con res
pecto a la corrupción y distorsión de
la Palabra de Dios?
Así es, porque incide directamente sobre la Palabra de la Biblia,
como
afirma Paulo
VI en
el día 3 de abril de 1968:
"El relativismo es el engendrador
y devorador d,e las ver
dades.
De esta suerte, la
Palabra de
Cristo no es ya verdad que
no cambia
y que permanece siempre idéntica, igual a sí mis
ma, siempre viva, siempre luminosa, siempre fecunda, aunque
a veces superior a
nuestra comprensión
racional, sino que se
reduce a una verdad parcial (relativa) como las demás, que la mente mide
y modela dentro de sus confines, dispuesta en
la siguiente generación a darle otra expresión, de acuerdo con
un
libre examen,
que la despoja de toda objetiva
y trascen
dente autoridad".
El peligro básico que introduce el Relativismo está en rehnir y
no
presentar al Kerigma o
Historia de
la
Salvación en
su conjunto
toral y jerárquico, y en evitar el estudio sistemátiro de la Biblia,
romo hacen
sus seguidores.
En ese ambiente de nebuloso desconoci
miento,
insisten, sobre
tafos o
cuales
temas con
carácter
tendencio
so o sectario y se desconoce la jerarquía y armonía de las verdades
bíblicas. ¡ Obsérvese c6mo los propagadores de ciertas romunidades
y movimientos pro-pentecosrales han caído en el telativismo bíbli
co, que los está
ronduciendo a
marchas forzadas al
"libre exmnen"
protes1:3-Jlte!
Resultado: el relativismo, conectado ron el historicismo y el
antropocentrismo,
destruye el mensaje de la Salvación.
Escuchemos a Paulo VI en
otra denuncia
vigorosa del
relati
vismo:
252
"Estamos tentados de historicismo, de relativismo, de sub
jetivismo,
que en el campo de
la fe crean un espíritu de crí
tica subversión
y una f!clsa persuasión de que, pata atraer evan
gelizadores
a los hombres de
nuestro tiempo,
tenemos que re
nunciar al
patrimonio
doettinal acumulado
durante siglos por
Fundaci\363n Speiro
EL PROGRESISMO REUGIOSO
el Magisterio de la Iglesia y de que podemos modelat, no en
virtud de una mejor
claridad de expresión, sino
de un cambio
de contenido dogmático, un cristianismo nuevo a
medida del
hombre
y no a medida de la auténtica Palabra de Dios.
"Desafortunadamente, también
entré
n060ttos, algunos teó
logos,
no siempre van por el recto camino. Tenernos
gran es
tima
y gran necesidad de la función de teólogos buenos y ani
mosos.
Ellos pueden ser providenciales estudiosos y valientes ex
positores de
la fe, si se conservan discípulos inteligentes del
magisterio eclesiástico, constituido por Cristo en custodio e
intérprete, por obra del Espíritu Santo, de su mensaje de ver
dad eterna. Pero hoy, algunos recu.n::en a expresiones doctrina
les ambiguas, se arrogan la libertad de enunciar opiniones pro
pias, atribuyéndoles aquella autoridad que ellos mismos, más
o menos abiertamente, discuten a quien
por derecho divino
posee carisma
tan formidable, tan vigilanternente custodiado.
Incluso consienten que cada uno, en la -Iglesia misma~ confun
da la libertad de conciencia moral con una mal entendida li
bertad
de pensmniento, que frecuentemente se equivoca por
insuficiente conocimiento de
'las genuinas
verdades religiosas.
No toméis con desagrado, venerables hermanos constituidos maestros
y pastores del pueblo de Dios, si os repetimos y os
exhortamos, en virtud del mandato dado por
Cristo a
Pedro,
de «confirmar a los hermanos» con las mismas
palabras del
Apóstol:
Resist#e fortes in fide" (Paulo VI, agosto 1968).
HISTORICISMO.
Los progresistas, con su teoría del historicismo, pretenden cam
biar
la Historia de la Salvación, tal rua!l la expone la Escritura y
nos la recuerdan los capítulos cuarto y quinto de Dei V erhum, el
tratado sobre
la Divina Revelación, del Vaticano II. Y pretenden
cambiar la Historia de
1a Salvación, por las realidades terrenas, con
tal que sean actuales.
Para ellos, lo que interesa no es si en el orden del pensamiento
se trata de verdad o falsedad, sino .de si el hecho es actual· y vivo.
Su meta es snstituir
la verdad por la realidad social e história,.
Para
ellos, el que algunas ideas tengan muchos
partidarios, es
formidable
argumento en favor de sn bondad. Su
pregunta previa
253
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P. MANUEL MOI.JNA
a toda discusión o tratado parece ser: ¿Está viva esa idea? ¿Se aco
moda a la menoodad de nuestra época? Si la respuesta es sí, aña
den: Luego es importante y buena en cuanto acontecimiento histó
rico
. . . y se debe
aprovechar e
incluso
abra2ar.
Desde Lamennais, en el siglo anterior, hasta los setenta actuales,
los vemos ensalzar y promover rodas las doctrinas, aun las más per
niciosas, con
tal que sean de actualidad.
Historicismo es, pues, la tendencia a afimulr que: "La historia
está en manos
de Dios, por donde todo lo que hist6ricamente acaece,
de alguna manera Dios lo quiere, luego "' bueno 'Y aceptable a Dios
y hay que abrazarlo en definitiva". Alguno dirá: ¡Pero eso está ex
presado en el Documento Vaticano Gaudium el Spes, en los capí
tulos III y IV!
Respondemos: No es honesto apoyarse en algunas expresiones
mutiladas. De
lo contrario, habremos de conformar el anuncio de
la
Sa,lvación y el Cristianismo a los tiempos; y ahora deberemos, se
gún eso, aceptar el marxismo ateo y cuando venga el anti-Cristo,
deberíamos uncimos a
su
carro. San Pablo es explícito: "No que
ráis conformaros a este mundo"
(Romanos, 12, 2), a fin de que no
resulte vana la muerte de Cristo (I Corintios, 1, 17).
Lo que busca el historicismo es un conformismo con la menta
lidad y las costumbres de nuestro tiempo.
¿Qué ha dicho el Santo Padre sobre el historicismo? Paulo VI,
el 25 de abril de 1968, ,ha tenido una negativa solemne para el
mismo:
"Hay muchas cosas que pueden ser corregidas y modifi
cadas en la vida
católieil ... y mejor adaptadas a las necesida
des de
nuestro tiempo. Pero dos cosas no pueden ser someti
das a discusión: Las
vetdades de la fe •• , y las leyes constitu
cionales
de la Iglesia. Pot ello, renovación, sí, cambio arbitra
rio, no. Historia siempre viva y nueva de la Iglesia, sí. Histo
ricismo, no".
Escuchemos de nuevo la censura del Historicismo pot el Papa
Paulo
VI, en 13 de abril de 1968:
254
"Este fenómeno invade también el campo religioso, que
muchos quisieran someter a una revisión radical, intentando
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EL PROGRESISMO REUGIOSO
despojarlo de aquellos dogmas, es decir, de aquellas enseñanzas
que
parecen anticuadas
y superadas por el progreso científico,
y que son incomprensibles para el pensamiento moderno. Con
el propósito de dar a la religión católica una
expresión más
conforme
con
cl lenguaje habitual y la mentalidad de hoy, es
decir, de
adaptar la enseñanza religiosa, por desgracia se
tras
trueca con frecuencia su intima realidad y se trata de hacerla
comprensible cambiando primermnente la.r f6roudas con que
la lglesia-maest1a
lo ha revestido y como sellado p'ara hacerle
abarcar
los
siglos,
conservando celr,samente su identiddd t1'a
dicinal, sometiéndola a la ley dominante del birtoricismo t1ans
formador.
TÁCTICA HISTORICISTA-
La táctica progresista respecto a!. anuncio de la Historia de la
Srlvación es:
a) Buscar un cristianismo despojado de todo lo que Je ha po
dido venit al correr de la historia. Desencarnarlo. Aunque esta pa··
labra puede tener un sentido positivo si lo que se desencarna son las
adherencias
pecaminosas.
b) Este cristianismo adaptarlo a la actual sociedad, marxista o
como
sea, para reencarnarlo en
ella.
c) Preparar apóstoles de choque para introducir este cristianis
mo así destilado y reencarnado.
Para ello el
progresismo:
l. Ha comenz.ado y sigue un combate ininterrumpido de des
prestigio de la
Iglesia, pues, segón ellos, no
es
capaz de
llevar la
Historia de la Salvación, ni
reencarnar el Evangelio, en las socieda
des
actuales.
2. Para congraciarse con la revolución, acepta todos los cambios
y abraza incluso el marxismo-leninismo. · Recuérdese el caso Chile.
3. Está dispuesto
a cambiar
el sentido de ios dogmas y las
creencias
con
tal de reencarnar, segón ellos, el espíritu del Evange
lio,
despojado de
toda adherencia humana.
¡Químicamente puro y
destilado!
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P. MANUEL MOLJNA
Por eso vemos que el progresismo rehúsa combatir a ~istemas,
como el marxismo, que niegan todo derecho a las manifestaciones re
ligiosas
de la vida,
y el dero progresista presenta los movimientos
impíos del mundo moderno, como realidades
aceptables que
ofrecen
a'! cristianismo posibilidad de encamarse. El ejemplo de O,ile es alec
cionador.
La acritud verdaderamente
cristiana, de acuerdo
al Evangelio, es
hacer ver que el diablo, príncipe de este mundo, trabaja por medio
de sus agentes
¡:,a¡:a la obra anticristiana.
Cuando
,estos progresistas
recuerdan a Pío XI condenar el co
munismo como intrínsecamente perverso,
se burlan de las
palabras
del
Papa, pues, según
el cristianismo
reencarnado progresista, el mar
xismo es una necesidad histórica
(T emoignage Chretien, 25 de abril
de 1956). ¡Todo ello tiene el nombre de Historicismo!
(Con#n""1á.)
256
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