Índice de contenidos

Número 169-170

Serie XVII

Volver
  • Índice

Qué es el jacobinismo

QUE ES EL JACOBINISMO(*)
POR
FRANCISCO Ew.s DE TEJADA ( t)
SUMARIO: Cómo ruu:en los jacobinos.-Quiénes fueron jacobinos.-Cuán~
tos eran.---Cómo gobemaroo.-Po.r qué fueron jacobinos.-Ja.cobinismo
y marxismo.-Qué fueron los j_acobinos-.
Hermanos y conmllites de la "Filippo JI" imliana, queridos ami­
f!PS, señoras y señores.
Por generoso encargo de los organizadores de estas jornadas
tócame hablaros
hoy del jacobinismo. P~ las jornadas en
torno
al estudio

del
jacobinismo en Italia, mi rarea preliminar,
en el
umbral de escuchar vuestras

sin duda
magníficas "portaciones, li­
mitase a definir que el jacobinismo sea portada pi,ra vuestros estu­
dios monográfiros.
Procuraré
que
mi
aportación no
peque
de demasiado enojosa,
pi,ra lo cua1 intenmré poner en ella las virtudes de la claridad y del
orden.
Esto es, responderé a la pregunta general de la. definición del
jacobiniffllo, dividiéndola en las siguientes cuestiones menores: c6mo
nacen los jacobinos;_ quiénes fueron jacobinos; ruántoS eran; cómo
gobernaron; por qué fueron jacobinos, y la imprescindible . alusión
a las conexiones del jorobini= con el marxismo. De las cuales se
deducirá la definición del jacobinismo en los rres aspectos de la ideo­
logía, de la sociología y de la historia.
Cmno naoon }.,.. jaJCObin08
Cuando la Asamblea convocada ,por Luis XVI el 8 de agosto de
1788
no se
~eunía aún. en

París y
estaba asentada en Versalles, un
(*) Ponencia expuesta en Palenno en 1976, en las Terceras jornadas
culturales

de la
Asooiaci6n italiana «Pilippo II», sobre .«El jacobinismo».
1205
Fundaci\363n Speiro

l'RANC/SCO EL/AS DE TEJADA
manojo de procuradores, oriundos de la Bretaña, solían congregarse
por
las tardes ,en el crufé de Amaury, en las esquinas donde roinciden
las a que desembocan en la plaza de Armas a la entrada del palacio, y el
boulevard Caroot; :en·el ·m,iSDlO sitiO .eO: que hoy,-.o al menos mien~
tras yo visité por última vez V ersalles no hace muchos años, ocupa
la
Brasserie Millert. En su admirable obra Les origenes de la France
contemp<,rai,ne. el puntualísimo Hippolyte Taioe fija el comienzo
de trues. tertulias el 30 de ~bril de 1789 {l). Paulatin~te fué­
ronse
agregando; a esta tertulia
. bretona, diputados

de
otras regiones
cuyas

ideas coincidían con
las· que en las tertulias dominaban. Y a
antes
del traslado

de
la Asamblea
a París, a
mediados de
junio, eran
admitidos a fas discusiones pdlfticas ele este ya dicho "Club Bretón"
representantes de otros grupos. Tras las jomadas de octubre, insta­
lada
la
AsamMea on París, ttá.nsfonnóse en

la
"Société des Amis
de la Constiiru.tiori'' · y comenzaron a reunirsé en _una ~-alquitaaa,
que eta el refectorio del convento dominico de la me de Saint-Ho'.
noté, conocido
por Cl)nvenm de los jacpbinos en razón del apellido
popular ele la orden. Sábese hasta el precio del alquiler, que hra de
doscientos francos
mensuales, Entre qtúenes se
agregaron al
grupo
fundado~ mncibanse
gentes

de Ías
más diversas procajenci~: sol­
dados
.de ganada fama como Lafai-e, nobles co.nio el vás,¡go _ de
los
De Noáilles, tenida por 1a c;isa más rica ele Francia; poetas romo
André

Cheniet,
artistas COll)O Fn,n'°ís-,Joseph Talma, c;iendficos como
el
marqués de Condorcec, Marie-Jean-Antoine-Nirolas Carit;,_
A tenor del arríqrlo primero de sus estatutos, Ía ,;SocÍété · des
Amis de ,la Consititutioé_ tenía por .objero "díscuterles _ ques~ions
qui

doivent
etre décidées par -f Asamblée _ nationaJe, et de ~­
pondtre avec les sociétés du meID.e genre qui -pourraient se former
dans !e roiyaume". De donde se comprenden sus posibilidades de de­
sarrollo; de un lado,
doblaban o preparaban' Jas sesiones parlameri~
~rias;
del .otro, era,:,, el c;entro de am¡ilísima. red, ext~did~ _ por
Francia entera. · · ·, -.,1
' •
Primeros organizadores de la sociedad fueron los diputados Du,
(1) Párís, Hachette, ·11 toril0&,.s:in: fecha:·Cita al V, pág .. 66.
1206
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
port, el futuro ministro Antoine-Pierre de Barnave y el marqués de
Lamerli, noble

artesano que había
peleado por la independencia
americana al lado <\e l.3fayene. y soñaba .aplicar a Francia el siste­
ma de gobierno inglés, embebido en las lecturas del barón de Mon­
tesquieu. Mas poco tiempo bastó pata que d refectotio de los do­
minicos
resultara pequeño

ante el número de
los afiliados,
por lo
cual hubo de afuu!irsele la biblioteca del coavenro, situada encima
del refectorio, hasta que, a1 ser abolidas, en 1792, las órdenes reli­
giosas,
pasaron a ocupar la capilla del convento.
Por el lugar en · que sé · rongregaban; los miembros. del club
merecieron
el ,nombre de jarobinos, apellido ron el cua1 la historia
les conoce. Variando
mucho a

lo
largo de los años, . a

medida sobre
todo que
iban · radicalizándose las

posturas políticas,
]ps jarobinos
llegaron a ser un, verdadero partido político,

enfrentado primero
con los
monárquicos coirstitucionalistas del

club de
los Feuillanrs,
denominados
así por reun.irse en

el
convento de

los frailes de la
regla de· San Bernardo, de tal suerte conocidos; luego con los giron­
dinos y después entre sí mismos, ha.9ta. la ej,ecución de Robespierre
el 10

de
thermidor del año ll, o sea, el 23 de ju[io de 1794. Exis·
tiendo romo tal club hasra que

la Convención decretó
el 21
del
brumario del
año Ill la disolución de la' totalidad de ·las. asambleas
populares>de
las "~iéres pupulaires", Pues si bien pudo volver a
abrirse, apoyándose en 1a legislación diotada · tras del golpe de estado
del

18 de
fruaidor del

año
V, o sea, del 4 de septiembre de

1797,
bajo
el nombre de "cercle constitutionnel", Joseph ·Fouché; que había
pertenecido
al club, Jo
,liquidó para siempre en sn condición de mi­
nistro de Policía bajo el gobierno de Napoleón Bonaparre.
Alrededor del club-cabeza de la rue de Saint-Honore :floreció el
movimiento
jacobino por toda Francia. Li,, minoría de quienes le
integraban ,llegaron a gobernar la 'República. Allí

cimentó
Maxi­
milian Robespierte su poderío ~bsoluto. En el curso ' de sus retF
niones se ckcidió muchas veces la suerte de Francia, pues aquello
que

se
decidía eh el club de los jacobip.ós suplantaba, la vil!luntad
de

la
Asamblea nacional. En sns salas se mgn6 la imposición del
ru¡,licfo a· Luis XVI; la 'liquidación de los giroridinos y el hundi­
miento de Danton; Lá minoría· jacobina dictó leyes a Francia en uriá
1207
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO EUAS DE TEJADA
tiranía cuya arbitrariedad y cuya violencia solamente admite rompa­
ración ron los soviers de tos países regidos por el totalitarismo mar­
xista. Los jacobinos son, en suma, la clave histórica de la Revolu­
ción francesa.
Lo que !.es unió era una idrología, no la pertenencia a una de­
tetminada
clase social. Muéstralo el a,:,álisis sociológiro de los cam­
pos desde donde los jacobinos provenían.
En primer lugar, del clero. No ha habido que esperar al . concilio
Vaticano II para asistir a[ doloroso espectá,:ulo ---es¡,ecráculo doloro­
so para mi, a fnet de católico tridentino-de la apostasía en masa
de grandísima p!U'te del clero de la Santa Iglesia católica, apostólica
y
romana. La carencia de sólidos ~uodarneotos teológicos en la for­
mación espiritual, el deslumbra.miento por la ambición de gobernar,
la atracción de la catne o de ,onos señuelos de los que Satanás se
vale
¡,ata la pérdida de las almas, provocan la apostasía jacobi­
na

de
numetosos clérigos en Francia; tanto más envenenada por el
odio
cuanto que
rontrastaba ron la sencillez sublime, muchísimas
veaes probada en las alfreotas o en e!l su!plicio de la guillotina, con
que
la mayoría del clero fnmcés supo seguir siendo heroica y san­
tamente fiel a los principios de la vetdadera Iglesia católica, fijados
en el Concilio de Trento.
Entre los jacobinos hubo frailes provenientes de!! Oratorio, romo
Joseph
Fouché, el asesino en Nevers, adulador y iuego perdedor de
Robespierre, que acabará duque y ministra con Napoleón ·Bonaparte;
hubo capuchinos romo F~is O,abot; hubo saoerdoa,s cuales el
páiroco de Saiot-Nicl,olas-des-0,a,mps Jacques Roux, que pasó el
terror compitiendo con Jean-Paul Marat en la demanda de cortar
cabezas.
Hubo,

sobre
rodo, obispos en quienes el sello satánico de la
apostasía culmina en términos abiettos y abyectos, términos a los
que todavía, por fortuna, no hemos visto bajarse a los prelados del
O>ncilio Vaticano II. El 11 de agosto de 1792 escribía Tomás Lin-
1208
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
det, obispo del Eure, que "bien pronto, al igual que loo .ingkYs,
gritarán
los

ciudadanos de
Francia: -e ¡No más obispos!». lll teísmo y
el protestantismo tienen más puntos de contaoto con el republica­
nismo

que el
catolicismo, el cual ha estado siempre lig¡¡do a la mo­
narquía y ello, en estos momentos, resulta demasiado caro". Mien­
tras que otro obispo, el 01:iar!es l.aifont de Savine, prelado deil Arde­
che, escribía por !as mismas fe rie Ro!and de la Platiere pidiéndole la secu:1..-iz¡¡ción del &tado (2).
Claude Fouohet, antiguo capellán real y obispo de Caen, deman,
daba en la Asarnblea el 28 de ocrubre de 1792 que los saoerdotes
que se hablan negado a jurar la Constitución fuesen ahog;idos en
sangre, "nager dans la sang des patriotes". El obispo de París y
antes de Lydda, sufragáneo de Basilea., Jean-Baptiste Gobel, com­
pa.-ece delante de la Asamblea el 17 de brumario del año II para
encasquetarse el gorro frigio; y el 20, tres días más tarde celebra,
entre prostitutas y patibularios, la fiesta de ,[a diosa Razón en el
Ayuntamiento de

París. Sin mentar
el caso del célebre Henri Gré­
goire, primer apoyante a la condena a muerte de Luis XVI, presi­
dente
varias veces de la Asamblea,. deliensor de la guerra eterna
contra todos los reyes de la tierra, desde la barra de la convención
el 3 de diciembre de 1792. Es que nada iguala en rnal a la corrup­
ción

de !o mejor; aquellos
sacerdotes y aquellos obispos que hablan
apostatado
al jurar fa Constitución republicana anduvieton los ca­
minos jacobinos más aprisa y con mayores demasfas que los pro­
pios seglares. Su
paso no tenía posible rerroceso. Por eso ningún
grupo
social superó al clero en fervores jacobinos, satánico con­
trapié de ·tantos otros sacerdotes, frailes y obispos mártires que en
las prisiones o en la guillotina supieran dar testimonio de la ver­
dadera fe católica. Ahora, en España, también sabemos mucho de esto.
Otro grupo numeroso fueron los nobles. Condorcet, Chades y
Alexandre Lameth eran marqueses; Le Péletier de Saint-Fargeau
portaba en sus venas la sangre más ilustre de Francia; Carlos de
Hesse, o Assia, seg6n suele decirse en Italia, pertenecía a una casa
(2) En Albert Matthiez: La revolución francesa. Barcelona, Labor, 5
tomos. Cita al II (1935), págs. 47-48.
1209
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO· EUAS DE TEJADA
reinante en Alemania; y· sobre todos-ellos,-qllizás sea el más repre­
sentativo el · cuatro en Ja línea. de la-· moosióri dinástica al-· trono, el
duque Philiippe · de Orléans, quien asiste a las reuniones del olub
jambino,
quien

vota
el asesinato de Luis XVI, sll primo;

quien
costea fos g)!StOS de la propaganda revolucionaria, aJ punto de estar
atruinado cuando pagó en la guillotina · los extravíos de su existen­
cia repugnante.
Aunque el
sector más-importante· y más numeroso lo constitu­
yen los burgueses. En su monografía T he J a&óbims, Crane Brinton
ha probado con datos irreprochables· c6mo los-más vio1entos terro­
ristas pnxmfan de la · clase media o burguesa. Catalogando los te­
rroristas activos en veinte ciudades y :pueblos en una ·técnica esta­
dística, pareja a· fa que suelen emplear los actuales iüstimtos in­
vestigadores de la opinión pública, Crane Brinton apura que, de una
lista de
637 .;errori:stas .efuctivamente actuantes; el 61% pertenecía: a
la
cla,oe media y pagaban un i.mpuesro de más de seis libras, siendo
así

que
la media de los contribuyentes ,tributaba solamente tres li­
bras
(3). Sobre todo fueron jacobinos los euriquecidos con la com­
pra barata

de los bienes públicos o de los
bienes de la Iglesia, los
cuales
veían en peligro las riquezas tan fácilmente adquiridas si
se derrumbaba la revolución, a cuya costa eran ahora ricos. También
aquí Crane
Brinron ha · espig¡,.do daros

suficientes para probar que
los
clubs provincianos jacobinos estaban · dominados · por esros nue­
vos· ricos revolucionarios (4). Con no menor rigor en los datos,
Alfred Cobban, en
The social interpretarion of the French Revolution,
ha conduido que entre los diputádos jacobinos sentados en el sector
extremista
de

los
"monrag,;.rds" predominaban miembros

de la
aira burguesía (5). ·Baste recordar que entre quienes votaron la muer­
te de Luis XVI contóse aquel Michel Lepeletier de inmensas rique­
zas,

muerto
por uh soldado de la guardia real el mismo día del ase­
sinato

del
monarca. Es fenómeno ya visto por Cesare Cantú, antes
que los modernos
histuriadores con

prurito de sociólogos, al apun-
(3) Versión castellana. Buenos Aires, Huemul, 1962, pág. 75.
(4) Crane Brinton: Los iacobinm, págs. 81-82.
(5) Cambridge, at the: University Press, 1968, pág. 6s.
1210
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
tar en su Historia tnwversal que con la venta de los bienes públi­
cos se creó una nueva clase de propietarios, que habían comprado
tierras
productivas

a bajo precio o
pagando con los asignados pues­
tos en circulación pot Joseph Cambon y carenres de valor, ilite­
resados

en
mantener por encima de rodo d nuevo orden de cosas,
ya

que
la liquidación de Ia revolución hubiera significado pata
ellos la :niseria (6). El jacobinismo, se asentó sobre una descomunal,
ilegltüna e irregular tr~nsformación de la propiedad del campo;
fue su apoyo la burgu_esía nueva de propietarios agríC?las, sin. es­
crúpulos morales ni :reservas éticas, capaces de apoyar ,e illi¿-uso de
ejecutar el terror más sanguirul!io ron tal_ de asegurarse una riqueza
de

tan turbias
maneras adquirida.
No menos importante fue Ja presencia de los profesionales.
Abogados hubo
muchos, de rodo tipo
y condición,
empezando por
Maximiiian Robespierrc, de

quien
ha dicho su apologista Ralph
Komgokl,

en
Robespierre and the Fourth esklte, que, de no haber
tenido lugar la revolución, no hubiera pasado, de oscuro abogadillo
provinciano (7). El jorobado

charlatán
Cuviette-Verrieres o el deser­
tor

Huguenin, aboll" Commune parisina, por citar dos ejemplos entre
mil de jacobinos
que buscaron en los extremismos .políticos remedio para los fraca­
sos de sus existencias _ de_ desmedra-dos juiistas, son figuras cuya
enumeración pudiera alatgarse hasta llenar un libro ,entero. Otro
estamento del cual salieron preeminentes jacobinos fue el periodis­
mo; baste citar a Ja.cques-Pierire Brissot, aventurero -de la pluma,
ganapán de las gacetas, 1quien llegó nada menos que a regir las re­
laciones -exteriores de Francia en los. momentos más difíciles, con
el corte,io humano de su pedantería de osado redactor de ínfimos
panfletos.
En
la
excelente monografía
de
Alfred Cobban
anres men­
cionada dícese constiruiría el grupo más numeroso entre los jaco­
binos (8).
( 6) Traducción castellana, Barcelona, Francisco Nacente, 11 tomos. Cita
al X (1892), págs. 54 a.
(7) Versión italiana. Torino, Einaudi, 1947, pág. 40.
(8) A. Cobban:
Th€ social interpret,a#on o-f the Frenrh revolution, pá­
gina 80.
1211
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO ELIAS DE TEJADA
La participación de loo obreros fue mucho menor, bien que for­
maran la carne de cañón de. las milicias de Hanriot, que alborotaban
uágica
y amenllZadornmente por las calles de París. A ellos me refe­
riré más tarde, al tocar la interpretación marxista del jacobinismo.
Como
ingrediente final, abundan loo extranjeros. Puesto

que el
jacobinismo
heredó el absuaccionismo de la llamada filosofía del
siglo
XVIII y aunque luego, por un ronuasentido histórico, solamente
explicable
por la

pervivencia de los sentimientos
heredados de
la
monarquía borbónica, cuaje

en
un pauiotismo francés que culmi­
nará en el bonapartismo, fue movimiento con pretensiones de uni0
versalidad, en cuyo seno cupieron !os atranjeroo sin más requisito
que pardcipar en
la ideología por los jacoblnoo defendida. Revolu­
cionarios
de
todas partes, profesionales de la revuelta de todoo loo
países,·
encuentran

en
los clubs jacobinos asiento y podrán perorar
en elloo tomando

partido .por
la Revolución, que para loo jacobinos
es liedho universal y no exclusivamente francés.
Los jarobinoo sentianse cosmopolitas, porque las barretas entre
los puebloo son hijas de la historia, es la tradición lo que a los pue­
blos hace,
y ellos r,,pfoen la ilusión del hombre ahistórico tallada
por Juan Jacolx> Rousseau. Por inspiración jacobina, el 26 de agooto
de 1792 siéntanse en la Asamblea, como diputados con voz y con
voto, el inglés
Thomas Payne y el prusiano Anacliarsis Cloots. El
venezolano
Francisco Miranda ejerce de general de división en el
ejército que
maroha sobre Bélgica a las órdenes de Dumouriez,
ascendiendo a mariscal de campo en· agosto de 1792. El judío-portu­
gués

Pereira
es enviadQ al frente holandés romo mmisario político.
Todos. los

revolucionarios del mundo pueden
ser jacobinos en la
República francesa; porque !os jarobinos aspiran a dominar al mun­
do, extendiendo los principios y las leyes de la Francia revoluciona­
ria. Las circulares que el club de París dirige el 9 de julio de 1791
y el 11 de enero de 1792 "a todos los pueblos del universo" es la
declaración de un claro
rosmopolitismo revolucionario, el mismo
cosmopolitismo que daba pot equipanibles a todos los jacobinos del
mundo
y sentaba en los banros del club o en los escañoo de la Asam­
blea a ingleses y a prusianoo.
1212
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
CWÍDt<>e eran
Pu.esto que abundaban más saí y más allá ·de las fronteras, pa­
rece

que
los jacobinos eran asaz nwtrerosos. Sin embargo, la realidad
fue que no pasaron de una minoría sobn,ma.nera erulebJ,, y que el
gobierno jarobino no· merece .;,,ro caiifÍcativo que' el de. una dicta­
dura
so.ngiienta y totalitaria.
Los cálculos de M Qiobaut en los Amules historiques de la Ré­
vohlti-On franfi#Se (9) permiten concluir que el número de clubs ja­
cobinos en. loo instantes del ~ apogro debieron de ser alrede­
dor de . 6.800, de suerte que hubieron de existir en la sexta patte de
los
municipios
fra=, ronstando. la presencia en las ciudades im­
portanres !Y cabezas de distrito. Apurando cuidadosamente el nú­
mer<> de socioo en 25 ciudades entre 1793 y 1795, el conjunt<>
de las cuales daba 334.783 'lm:bitantes. resulta que había 7.439
rocfos,
esto es, poro más del 2 % de los l:IJ!bitantes, en una propor­
ción que
en allgunas a:1~ al 8% y en <>tras no llega siquiera al
1 %, de doode resulta que en la etapa de máximo apogro huoo tod<>
lo más medio millón de jarobinos en una Francia· que superaba los
25 millones de al.mas (10).
Su gobierno fue, en . consecuencia, la dictadura de una floja
minoría.
Georges Couthoo pedía .desde la segunda ciudad de Fran­
cia, que
era Lyon, .le fuesen enviad<>• desde l¾rís ali menos "quarante
oons républicains, sages et probes", a fin de establecer "une co!onie
de patriotes sur corre rerre étra.ngere", drnide los · jacobinos · están
"dans
une minorité si effrayante". m romisario Lacoste, desde Fs­
trasburgo, comunica que existen a1Jí apenas cuatro jarobinoo, el club
de Troyes no estaba compuesto por más de 20; Bernard de Saintes
no enrontraba en Besan~on ni siquiera el número siificiente para
cubrir

los
cargoo municipales

(11).
m apasionado apologista de los
(9) III (1926); págs. 450-453.
(10) Crane Brinton: Los iacobinos, pág. 56.
(11) Estos datos y otros ·OláS 105 tale-Augustin: 'Cochitl en La crise
de l'histoire ,évolutionnaire. Taine· et M .. AltlarJ, de 1908; recogido en el
volumen
Les sodété.r de pett.rle et la d~OCM/ie moderne. Etudei d' histoire
révolutionnaire, París, Plon, 1921, páginas 43-140: cita a· 1as pág. 86-87.
1213
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO ELIAS DE TE/ADA
jacobinos que fue Afbert Matthiei: confiesa en La revolución fran­
sa eran exigua minoría (12), confirmando el juicio de Hipólito Tai.
ne de tratarse de "minorité bien perite" (13). Los datos escruruJo.
saml'!lte rerogidos por el propio Taine en docÍlmentos oficiales son
no menos
confinnatodos de este hecho. En noviembre de

1791
ha­
bía medio millar de mJe:n,pros en el club jacobino local, en un C!let·
po el
7.000 votantes. En
la misma época conrábanse 6.700
en París,
con ser París, para un censo de 81.000 electores, al paso
que ni en Trdyes ni en &trasburgo SU!petaban ios 400, siendo
los inscritos
votantes, respectivamente, 7.000 y 8.000 personas (14).
Lo que, si . se toma por referencia al total de la población, da cifras
significativas. Los 30.000 habitantes de Besan~n no albergan más
allá de 300 jacobinos; los 700.000 habitantes de. París no llegan
ni
al 1 %, puesto que no eran ni siquieta 7.000. Cuando las elec­
ciones

del 19
de noviembre. de 1792 el candidato jacobino Lhullier
logra
apenas 4.896 votos,

o ses, uno entre
cada 33 electnres; y
ello imponiendo la votaci6n nominad en alta voz {15). En pleno
terror, el comisario Thiberge escribe el 14

de
brumario del año II
que en
Marteygues, cerca de Marsella, no ha enm11t1rado más que
17
jacobinos sobre

5.000 habitantes. El
"rappofteut" del depar­
tamento de Var hace constar. que en Graguignan son 40 entre
7.000
y que en .Vida¡¡~ r¡o son más.que la decena de empleados en
el municipio

{16). En
mucholl sitios ni siquiera hablan ni un solo
jacobino. El
comisario del· Directorio en el OU>tÓll de Pierrefitte; en el
propio
depa,rramento d~l Sena, Guyd, illformaba en su "rapporr"
del germinal. del año VI que "un fuir malheurensement tto¡, cerrain,
c'est
que

le peuple en
rnasse ne parait voll!!oir aucune

de nos
insti­
tutions",

al
eottremo de set tomado pot injuria recibir el ttatamiento
de "citoyen" (17),
(12) A. Matthiez: La reoo/11ri6n frnnces,I III (193,), pág. 22.
(13) H. Ta.ine: Origines, V, pág. 74.
(14) H. Ta.inecOrigines, VI, pág.137-138.
(15) H. Taine:-Origitte.r, ·VI, ~g. 168.
(16) H. Ta.ine: Origines, VII, pág. 188.
(17) H.
Ta.ine: .Origi•e.r; VIII, pág. 415.
1214
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
No ha de extrafu>r, por ende, que los mismos jarobmos se se­
pan minoría y que su único modo de gobernar sea. la dictadura. Cu­
ya justificación estará en que ellos son los solos puros, los únicos
pettectos o, en el lenguaje de la época, los virtuosos por anroooma­
sia. En el Momtetlr del 14 de septiembre de 1792 .se insertan las
palabras de Robespierre en la Convención de que es preciso pro­
ceder dictaro,ialmente, dado que "la verru est en minorité sur la
terre"; lo que explica La.not en el Moniteur del 6 de noviembre si"
guienne en el

sentido
de que "ceux qui ne sont pas jaoobins ne sont
pas tout a fait Vertueux".
Porque pata mandar no cabía otra situación que la dictadum
violenta

de
estos hombres que se ronsidenm los virtuosos por exce­
lencia. El 26 de marm de 1794 sacó Georges-Ja oonclusiones al postular la dictadura de los minoritarios · romités
revolucionados,

rompuestos
lntegramenne por jacobinos: "en éréant
les oomités révolutionnaires.

on a
vollllu établir une es pece de · dic­
tature des citoyens les plus dévoués a la liberté mr ceux que se sont
rendus
suspecrs".
Comités jarobinos gobemantes, porque se les escapa ·el dominio
de
las asambleas democráticas. El 4 de diciembre lo dirá Bertrand
Bareice de Vieuzaut desde '.la barra de la Convención: "Les assam­
!Jlées élecrotaaes sont des instituions monardhiques; elles tiennent' au
royalisme;
il faut suttout les éviter dans un moment de :révolution".
Tuograrna de violencias, · programa de dictadura. De estas pos­
turas al terror no media más que un paso. El que dio Antoine--Louis
de Saint-Just desde la tribuna convenciOlla! el 26 de febrero de 1794
al sentar la teoría má. característica del ¡,ensamieoto político jao:>­
bino, la de que era preciso exterminar a todos quienes no lo sean:
º'Ge qui ronstitue une tépublique, c'est la desttunion rotale de ce
qui lui
est opposé".
Cómo gobernaron
Es el programa único del gobierno jaoobitto, el del 1letror, el
de Matat, el de Robespierre. No se gobierna para Fmnci,,, ni para
el pueblo francés; se impera lisa y llanamenne a favor de los jarobi-
120
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO BUAS DE TEJADA
nos. Los jarobinos tienen derecho a t:Qdo; los no jacobinos no osten­
tan otro derecho que el de.alQri<.en la guillptina.
Los jacobinos saquean haciendas, roban en los templos, imponen
tasas a los enemigw,. se a~ de las tiqneZl!S públicas y priva­
das . .lll 17 .de brurnario de 1792 .el convencional Philippeanx, secun­
dado por Romme, propone que se abra investigaci6n sobre las im­
provisadas fonu.nas de los revo1ucionattios. Inmediatamente combatió
sus
proyectos el .convenciopal bo,rgoñ6n Claude · Basire, calificándole
de medida Ill!Jo/ pertinente ,para favorecer a los aristócratas y para
dividir a los pattiOtaS. Era la impuoidad ·· para los latrocinios jaco­
binos; "impunidad de

los bribones", en
palabras del poco sospe­
choso Albert Matthiez (18).
Impunidad dficial para los jarobipos dictadores, que es el te­
rrot para sus enemigos. Lis ~!ltlas, ~ Íll$Critas en los textos
consti(l]Cionaies
son papel mojado. No habrá libertad de opinión,
ni podrá esctibine en los. periódicos,· ni quedará ninguna propiedad
segura, ni siquiera existirá el simple der«bo de vivir.
Los decretos del 21 y del 26 de marro de 1793, reafitroados
por fa 1ey del 5 · de septier!lbre, crean en c:ada club· jarobino uo. co­
mité de vigilancia, a, cual se autoriza expresamente para registros
domiciliarios, requisa de bienes. y detenci6n de sospechosos. El de­
creta. del 29 de mat2J() ordena que sea fijado a la puerta de cada
Cllsa · cat1lcl con la lista de todos qnienes habiten en ella, en lugar
biep visible y es¡x:clfic:ando nombres, apellidados, apodos, edades y
profesiones. Cada

individuo,
sean cualesquiera - su .edad y condi­
cio!les, deberá p<)rtar siempre ronsigo uo · a,rtifi<:a una. "am,e de civísme''., careciendo d¡, la cual se le detendrá sin
ro¼, enviá!ldosele a la cár<;el, una cárcel que era S""eraimente la
al)tesilla de la guillotina; cumpliéndose .esas normas cada día desde
el 28 del mismo mes de marro, cuando a plena luz del día-córtanse
las calles con ·barreras, en las que los milicianos requieren a los
transeúntes las cartas de civismo: dos meses seguidos _de terrores
democrátiros, predecesores de lo

que luego
ocurrirá en la España
de 1936 y eri la Italia de 1945.
·(18) A. Matth~: 1A Re1Jol,íd6n fran~esa, IIIi pág. 127.
1216
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL /ACOBINISMO
La ley de sospedboSOB del 17 de septiembre de 1793 es el tes­
timonio legal
de la más bestial de las tiranías, espejo exacto de la
barbarie del fanatismo jacobino. lls el encarcelamiento en masa sin
motivos, sin motirvOS -ni siquiera pretextos. Su pximer artículo dis~
pone que "irunédiatement tous les gens suspects, qui se trouvent
sur
!e territoire de la Répnblique, et qui sont encore en liberté, se­
ront mis
en état d'attestation". Siendo sospecliooos los presuntos
reos, no de actos, ni de palabras; basra.n las me1'IIS supuestas inten­
ciones.
Ved

cómo
entendían los jacobinos las caa,.readas libertades
sonommente cons;gnac1as en las leyes de esta que se llama la Revo­
lución liberadora por todos los historiadores bastardos qne en el mun­
do han sido: son sospechosos, en términos de la ley del 17 de sep­
tiembre
de

1793, todos
"ceux qui; soit par Ieur conduite, soit par
lenrs relations ou leur, écrits se sont monttés partisans de la ty.rán­
nie ou du fédérniisme,. et ennemis de la. libetté", O . sea, todos los
monárquioos y todos :los girondinos, todos cuantos no fueran ja­
cobinos.
La lisra de los indicios es todavía más llamativamente arbitratia:
los

que no justifiquen sus
mMÍO$ de .. vida o. el modo en que han
ejetcido sus deberes cívicos; aquellos a quienesJes fue rehusado el
cettificado de civi~ por los comJtés jacobinos; los funcionarios
públioos destituidos o simplemente -=pendidos en sus oficios por
la
Omvención o por los conúsarios convencionales; quienes hubie­
ran pet".enecido al estamento _nobiliario, junto

con sus
padres,. ma­
dres,

hijos, hijas,
hermanos y. hermanas; los emigrados. lls deci¡
critetios

vagos,
· imprecisos, arbitrarios, dados a fin de que ,nadie
quede fuera de la condición de sospedtoso, comenra Maurire. Oes­
landres en la Historie constitutiorrale _de ¡,. l!r<1nce de 1789 a
1870 (19).
Imprecisión que ilega al oolmo cuando se considera quiénes apli,
a,.rán semejante decreto:
los

.comités de
vigilaqcia formados por
diez
miembros de cada club jacobino; esto es, en palabrns del mis,­
mo Maurice Deslandtes, "des hommes animés de ¡,assions révolu,
tionruúres,
qui n' ont d'un juge ni l' e,rpérience, ni !' impartiailité. A
(19) París, Sirey, 3 tomos. Cita al 1 (1933), pág. 233.
1217
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO EUAS DE TEJADA
eux de dresser la li$e rommunaie de suspects, de lanrer contre eux
des rnandats d'arret" (20). Policías, jueces y verdugos al mismo
tiempo:
así fueron los jacobinos. Con tanta libertad que, incluso
declarados inoo,ntes, seguirán detenidos a fuer .de sospechosos.
Pero hay más. La ley del 29 de octubre de 1793 r€CUSa el menor
procedimiento
y decla:ra lll!lecesarias todas las pruebas, incluidos
los testimonios de los
testigos. El discurro de defensa de esta ley en
la

Convención pronunciado por
Jao:¡ues-Nicbolas Billarid-Varenne
ron tiene las •iguientes
frases, que oe romentan :por sí solas: "Pé­
netrez-vous bien de ceore idée que les ronspirateurs ne laissent pas
de trace matérielle de l.eurs o,l.mes. Les témoins déposent . sur des
faits
particu!liers; mais dans une ronspiration que la nation entiere
atteste,
qu"est-il

besoin des
témoins? Jm.ire,. les conspirateurs eux­
m&nes".
Por si cupiera más tiranía todavía; la ley del 22 de praitial, o
oea del 25 de junio de 1794, simplifica el· procedimiento. Basta la
denuncia de

un "citoyen", esto
es, de un jacobino. lll denunciado es
jmgado sin preoencia de abogado defensor, ni sin que le sea siquiera
permitido

hablar
más que para . responder a las preguntas de sus
jmgadores. No oerán escucllados Íos testigos, ni se tendrán en cuenta
las
pruebas
de la defensa. Se les condena potque . sl, poo¡ue así lo
mandan los
jacobinos, y se les coridena a una sola pena posible:
la guillotina.
Sería larga tllrea, imposible en . una ocasión cual. la presente, la
di, enumerar fas infinitas rnonsrruosidades de esta tiranía sin ejem­
plo. La cuchilla ca¡ó sobre la garganta .de los inocentes, pero la
justicia divina la hizo. también caer segando · 1os cuellos de sus dia­
bóliros verdugos. El crimen polítiro tiene fronteras muy dilatadas,
por lo
qµe hubieron

de
traspasarlas el ambicioso Felipe
de
Orléans,
los girondinos que ¡,,cesumían de astucias, el DantÓn que proponía
semejantes leyes bestiales y hasta el Robespierre que las ejecut,\.
Los revolucionarios del 89 se ahog¡,.ron en el í:n1'r de saogre que
hablan procurado derramar.
(20) ibídem.
1218
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
Por qué fw,rm, jacobinos
El jarobinismo es
la consecuencia
inevitable de
Juan Jacobo
Rousseau. Detrás de esta montaña

de
crímenes horribles, en e'I tras­
fondo de esta tiranía sin fronteras, en la aruuquía trágiat del tetror
organizado, el historiador del pensamiento contemplA siempre la
pálida

siniestra
figura del resentido ginebrino. Rousseau es el pro­
feta democrático que anuncia el advenimiento del mesías Robes­
pierre.
Loo jacobinos son el resultado de llevar hasta sus últimas
secuelas la teoría robespiemiana de la voluntad general.
Poco dire aquí al respecto, pues, cuanto pudiera - los conmílites de nuestra "Filippo JI", el profesot de la Universidad
de
Roma Piet Francesco 2.aroine en

ese
magnífico libro que se ti­
tula Roussea,, tott1Üt"1'W.
Es que para Rousseau existen dos especies de voluntad colec­
tiva: la voluntad de
todos, la "volonté de tous'", que puede arenei:.e
a mi.ras particulares; y la voluntad general, la "volonté générale'",
que no puede etnr jamás; dado f"' la voluntad del · cuerpo social
entero. En el
libro II, capítulo III, del Ou ci,mrttt social, ou f_lrinci­
pes du d,-o# polmque, consta poaadirn,mente dato que en la _volun­
tad
generail la voluntad de individuo se funde mística e -inexplica­
blemente con la de la romunidad,: _de_ suerte que .Ja minoría haa,
suya también la decisión de la mayotía que en la votación había
redw:ado.
Con lo cuail, la voluntad individual se pietde en el -seno de esta
voluntad general; a guisa -que la democracia mnduce Inexorable­
mente a la desaparición del-w en el_-tudo, acaba-en el-anulamiento
de individuo que está en

el
germen de tudos los totalitatismos.
Como ha escrito 2'.a.n:one, ''la característica peculiare del totalitarismo
russoniano
(che sarii poi ripresa dal mandsmo-leninismo) sta pro­
prio nell'ideale di . una societi in cuí l"uomo -rome portatore di
un io separato dell'

ente
genera!e- srompaia; di una oocietá, cioé.
1219
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO EUAS DE TEJADA
che realizzi il piu completo (ed inavvertiro) assorbimento delle in­
dividualitit particolari" (21).
Lo que
agrega el jacobinismo a este planteamiento totalitario
de Rousseau es la identificación del
pueblo, no
con la mayoría, sino
con una
minoría que encama la voluntad que la mayoría es inca­
paz de ejercitar. El argumento es que ellos son los únicos capoces
de enteuder los inrereses del pueblo, que son los únicos capaces de
cu,rárlo de sus vicios· y de proporcionar a la mayoría la virtud de
que
carece. En cuyo sentido son 'el nuevo despotismo ilustrado, los
precursores de la distinción marxista entre "Klassenlage" y "Klas­
sengefühl", así corno de la sustitución de la clase económica por
el partido político que, aun sin ser clase, asume la conciencia de la cla­
se,
llevada a cabo poi: Lenin. Es el a ta.mayoría aun en•xontra de la vdluntad de los más, en virtud de
ronsidemse a si mismos los mejores y los más capacitados para
gobernar a una ,s de vseras conviene a,! pueblo. G,n su habitual agude:za lo vio Hipó­
lito l'aine,, cu.ando ~pió en el jacobinismo un o-edo filosófico
uiipuesto á la fuen.a por \Jllll, minor!Jl de iluminados (22) .
. Aunque fa nación les aborrezca, los jacobinos creerán ser la na­
ción francesa. · Aunque minoría, se consi~ justificados para
regir a 1á máydt!a, pues ellos "911 los buenos y los virtuosos, frente
a
una mayocía que, amén' de no ser ni virtuosa ni buena, ignora lo
que
· te conviene. Los 'jafu1>mos encarnan el · bien común, la res frN­
b/J'ca, la Repúblici:. Nada conmrán !os vtitos, porque los jacobinos
inlpondrln
su d.ici,,:dura en nom~ de los mitos filosóficos rousso­
nianos
de ½a V eñlru:I, del Bien y de la Virtud en absttacto. La mayo­
ría del
pueblo ba de

obedecerles,
porque está compuesta por imbé­
ciles o por degenetados, a quienes hay que COl!tegir los vicios here­
dados de dos tn.i1 liños de depraváci6h cristiana. Los buenos han de
mandar y ellos oon los buenos. Así se autojustlfica lá dictadura ja­
oobiná, según el juego complementario de unas cuantas ideas rousso­
nianas: lá
boridód natural del hombre, corrompido por 1ás enseñanzas
(21) Itbma, Edizioni gen.,;,¡¡ eúrope,,, 1973, p,ís-. 43'44.
(22)
H. Taine: Originer, VII, 133.
1220
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
de Cristo; la necesidad perentoria de implantar la virtud natural,
aunque el pueblo.

no
la quiera; la desaparición del

yo
particular en
la voluntad
general, bien entendido que la voluntad general no son
los más, sino los mejores; -los mejores, que, por supuesto, son ellos,
los jacobinoo.
Así se justifican los tremendos ·almenes. Así se mata a la Ji.
bertad en nombre de la libettad. Así el terror está justificado por
el terror.
Así la tiranía de uoos poros aplasta la voluntad de los
más. Así Maximiliau Robespierte, ron sus gafas verdes, sus .man­
gas de fino encaje, su casaca azul de seda y llevando de la cadena
a
su
perro grandanés Brount, paseaba por los Campos Elíseos ron
las
niñas de. la familia Du¡,lay, meditando decretar asesinato tras
asesinato, en la certeza de que matando regeneraba por la fue=
al corrompido pueblo, que era la mayoría de los franceses.
J ooobini&Xno y marxismo
He señalado más arriba que fa revolución jarobina fue obra de
burgueses, en la amplia gama que va desde los nobles ilusos ·a los
abogadillos ambiciosos

a los
déiigos aipóstatas, a los funcionarios
medtadores y a los nuevos tiros enriquecidos con la compra de loo
bienes pilblicos o eclesiásticos. Sin ,embargo, eotiste tendencia no­
toria 'etltte los escrirores marxistas por ver en los jacobinos antrece­
dentes directos de la teoría de la lw::ha de clases corno clave 'de la
histotia. H. Calvet, en,Su, l'histoi,re de la réuoluticn fra'flfd'se, ve en
ellos la aparición
de la mitología de los dioses nuevos, del nuevo
miro de la lucha de clases (23); el ruso W. Markov, en La, jaeque1-
rot#im, saluda !la exail1"ción jacobina como la primera de 'las ron­
tiendas proletarias (24); y Roger Gá.nwdy les incluye en-tre los
antecesores del marxismo en Les sou,ces fran(aiJe, du ,ocia/,n,ne
,denufique
(25).
(23) En la Re1111e d'bi.rtoire moJe,ne el ,contemporaine, de 1954, ~~
gina ,o,.
(24) En los Anna/eJ hütoríqueJ de la RévQ/ution ft'anfaÍJe, XXXIi
(1960), pág. 165.
(25) París, Les éditeut5 réunis, 1949.
1221
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO EUAS DE TE/ADA
El pretexto puede venir de que en el seno de la corriente ja­
cobina
asoman puntas de ataque a

la
propiooad privada y a la
burguesía
enriquecida. Roger Garandy ro.ntempla como primera ma­
nifestación de la conciencia de clase, de la que Carlos Marx dirá
"'Klassengefühl",
el ataque a los económicamente poderosos laU2ado
en junio de 1791 por 340 a!lbañiles de Paris (26). El presiden­
te de fa Commune, Jérome Pétioo de Villeneuve, en carta a su co­
frade
Fraw;ois-Nidholas Buzot, fechada en el 6 de febrero de 1792,
contra,pone la "bmn,geoisie" al "peuple", declarando la ing¡ratitud
de aquélla para ron éste. El grupo de los "enragés"' o rabiosos,
sector importante
dentro del club jacobino

de
París, envía
a
la
Asamblea, en 25 de junio de 1793, una petición, redactada por
aquel párroco Ja,:ques Roux de quien antes hice memoria, donde
está
escrito
que ''la liberté est une illusioo si une classe d'bommes
peut impunémenten at'famer les autres"; que 'T égalité est un leurre
aussi longtemps que les ridhes, per ,le moyen du monopole, exen:ent
le droit de

vie
et de mort sus ·leurs coooitoyens··. El 2 de diciembre
de 1.792, R.obespierre declata en la O,nvención que el goce de la
propiedad . debe subordina,:se a los ~es. de quienes carecen de
ella y que antes que el dered,,o de propiooad •está el derecho de la
totalidad. de los. ciudadanos a poseer m de i,bril de 1793 a calificar a los propietaril,,s de "marchands de
cha.ir lmmaine". Louis-Marie Prudhome dedan,ba ~l 1 de septiembre
de 1792 que en las circunsta:ncias por las que atravesaba· Francia
"la promiscuité des biens est le droit; tout appartient a t\>US". Geor­
ges Couthoo i\uK:e aprobllr el 25 de =bre de 1792 la declaración
de

que cuanto
tesre supedlao a los particulares pertenece a los· "sans­
culottes".
Actuando de romisario ·convencional en el departamento
d,iJ Nievre, JOl$llph Foudbé ordena el 19 de septiembre de 1793 la
creación de un "comité
philantbropique" encargado de repartir en­
tre
'1m :pobres lo que les sobre a ios ricos.
Mas en e1 lenguaje de los jacobinos, riros no quiere decir los
que posean riquezas, sino solamente los enemigos, pues los jaro­
binas mismos tendrán deredho absoluto a los bienes que posean sin
(26) R. Garaudy: Ls, sottrm, págo. 43-44.
1222
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
que nadie se atreva a molestarles en su ¡,pee, ni siquiera a pregun­
ta.des el modo en que los adquitieron. Al proponer el deoreto de
confiscaciones del 3 de mayo de 1794, Antoine-Louis de Saint-Just
especifica con

clatidad meridiana que "les
propriétés des patriotes
sont

inviolables
et socrées; les biens des personnes ennemies de la
Révolution seront
sequestrés au profit de la République··. En la
concepción j arobiua nadie a.tacó a la propiedad en cuanto tal pro­
piedad; si se
confisca y se

roba es a las
posesiones de los no jaco­
binos; no porque sean propietarios, ruas porque hay que aplastar a
los
enemigos políticos.
Por lo cual el sector que osó combatir a la burguesía per la
guillotina por mandato
del propio Robespiette. El proceso de
Jacques-René Hebete y de sus amigos, celebrado en los cuatro pri­
meros días del mes de germinal del año III, acabó roa odaildo al pa­
tíbulo
a los posibles caudillos
de una .iruleseada revolución social
Y, por más que "° lo ,quiso ahornar atrilvesándooe el pecho ron un
puñal, en el cadalso acabó el 27 de mayo de 1797 F~Noel
Baboeuf,
el aventurero delincuentie, 'condenado por falsificación do­
losa de
documentos,' que había capitaneado la llamada con.,piradón
de los iguales.
Por más que pata algunos histotia socialismo moderno en contraste con el anr.erior OCK'iaílisroo utópiro,
como para Norman Mackenzie, en S o para G. D. H. Cole, en su Historia del pemamietlto wcial,is;,, (28),
la
verdad es que Baboeuf, constituye el postrer representante de las
utopías comunitarias, según la pata mí certera interpretación de
Emile Bottige!li en Genese du, sodallsme scientifique (29) y de En­
rique Tiemo Galván en Baboeúf 1 lo, igut>les. Un episodio del so­
ciaüsmo premarxirta (30).
Lo que efectivamente anuda a los jacobinos con los marxistas
no es la lucha contra la bnrgue,la, potque la revolución fue hechura
(27) Veni6n castellana. Barcelona, Labor, 1969, pág,. 23-24,
(28)
México. Fondo
de
Cultura Econ6mica,
6 tomos.
cita al I (1962),
págs. 20-29.
(29) París, Editions sociales, 1967, pág. 16.
(30) Madrid, Tecnos, 1967, pág. 75. ·
1223
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO EUAS DE TEJADA
de burgueses y los ópuestx>s a la propiedad privada acabaron lógi­
camente·
en la·

guillotina.
Lo que aproxima a los jacobinos coo los
marxistas son tres rosas: primera, la común herencia roussoniana
que termina en

un sistema
polítiro totalitario; segunda, la identifi­
cación
casi rel:igiooa de una mint>ría de 1luminados con la clase o
oon el pueblo, dispuestos a implantar sus ideas con menosprecio
de la mayoría, y teocera, la forja· de un orden tiránico, mantenido
por la violencia de la opresión forzada,
Qué fueron 1.,., jacobino& ·
Después

de las
cousideraciones que anteceden, por
imperativos
de brevedad harto sucintas, aeo es!BJJJOS en condiciones de contes­
tar a la. pregunta .generaJ de qué fue el jacobinismq. Contestación
en

tres
vertientes: la ideológica, la socio!ógiQ y la histórica.
ldeológicamente, l ta
a
instaumr como sea un orden nuevo, Aparte del hedio de que
se cimentó ·sobre los nuevos ricos :nacidos de· lá revolución, lo que
•}'Ullta a loo jaa:;binos en haz activo es una fe, la fe de los llamados
f~ del siglb irvm; el rulttí a la razón de Vo!taire, la creencia
en
el progreso de Condorcet, el' optimismo antrop<>lógic:o· de Roos­
seau, la noci6ri del Gran Arquitecto del Universo de las logias
masónicas, la esperanza en un. p4taíso aquí• en la tierra. El club de
Beauvaís · phntó un árbol de la libertad yfa gente álred.edor airitaba:
"L'arbre planté sur le Calvaire
ést pour fes chrétiens ·. la sigue salutaire
qui promet dans les cieux un bonheur éternel !
L'arbre que vous pfantez dans ce jout solennel
· est pour les citoyens que la Raisoo éclaire
le signe heureux du bonheur sur la terre !"
Fe que da en el renredo de la religí6n J:ristiana, con sus diosas
como
las mujeres que
encaman la raz6n; con SllS mártires como el
Jean-Paul Marat, cuyo busto
presidía las asambleas; oon su sumo
sacerdote
en el incorruptible Maximilian Robespierre; ,:ort sus fies-
1224
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
tas droi.c:Wes; ron el calendar.lo atenido a los ciclos de las esta­
ciones; ron los ritmos solemnes imaginados por Louis David. _Son los fanáticos de la ntl dad, y, en este sentido, tanto como herederos de Rmi=u, leg¡itarios
de la masonería. O>n aropio de datllS. irrefutables, el gran hisro­
tiador que fue .Aiugusre Cochin ha demosttado en su, estudio Des
sources
et la métbode pour étudier les actes du gouvernement révolu­
tiOMldi,re, que cada uno de . ios ritos polítiros del ceremonia:! usado
en los clubs jacobino; reproduce los ritos de lo que los masones
Jla.mM el arte real, así romo que la entera labor de. sus miembros,
incluso las rígidas depuraciones, son la repetición de los sistemas
que

ya
practicaba el Gran Oriente de F gias a él afiliadas en tiempos obran en 1794
~ente igual romo el Gran Oriente había pro·
cedido en 1785 (31). Porque la mayoría de los integrados en _los
club jarobinos debieron provenir de · los talleres. masónicos. De ahí
que por encima de todo lo que los jacobinas son es los devotos cre­
yentes en una religión nueva: la religión de la Humani,Jad.
De donde resulta su definición sociológica. Es el jacobino tipo
humano que ercede a los linderos de la Revolución francesa para
encarnar en todos los. resentidos, en todos !os ambiciosos, en todos
los
sabihondos superficiales, en todos los reformadores en quienes
el fanatismo. su¡,le a los saberes y. donde la pasión obnubila los ra­
mnamientos Bien lo vió el príncipe de Canosa Antonio Capece-Mi­
nutolo · en I p,fferi di m{11'1(igna, ossia fXJfmQ est"1'fl/Jortmel> di ""
citltldine implll'Ziale ,u/la congiura del Pfincip,, di Canosa, e sop,a
i carbonar., ruando anota que "riformatori in In¡,;hilterrn, giacobini
in

Francia,
liberali in Spagna, Unioni di. virtu in Germanía, casbo­
nari in Italia non sono ptoc;samente se non ,¡,. stessa rosa ed idén,
cica" (32). Es que el jacobino es el: revolucionario unive aparece en los tiempos de anarquía espiritual romo f31)_ En Les sotiétés de pensée et la (lémocratie moderne, pá8$. 141-20.8.
Citas a las págs. 154 y 159-160.
(32) Apud, Silvio Vitale: IJ Pt'Índpe Ji Canosa e l'Epistala r:ontra
Pietro Col/ella. Napoli, Arturo Berisio, 1969, pág. 48.
Fundaci\363n Speiro

FRANCISCO BLIAS DE TE/ADA
dente sufrimos en los últimos doscientos años para saciar sus sueños
de
cambio, sus

apetitos de
venganza, sus anhelos

de
destrucción,
sris ambiciones de medro, -movidos por las recónditaS razcures con
que
Saouiás arrastra, a ios humanos a1 descarrío en el primer pecado
contra el primer ~enro del Decálogo,
De alhl que el járl>birusmo no haya muerto. Son jacobinos los
curas ,progresi•tas, los dbispos descreídoo, los matqueses comunis­
taS,
los banqueros libetales, los empresario, socialistas, los demócrataS del disimulo, los infinitos enemigos· del
reinado
social de Jesucristo, estén dentro o se roloqllieri fuera de la
Iglesia. En ouma, los enemigos de la civilización cristiana, cuya
cumbre
dogmática estuvo en loo picachos teológicos de Trento.
Hoy topamos cada día con jacobinos por la calle, en la Universidad,
en

los
padanrentos y !basta en las sacristías. Porque cada día trope­
zamos con los

herederos del
ru>tropocentrismo -pseudofiloisófico, con
los ·tontos o los astutos movidos o movedores de los hiios de las
logias. -El jacobinismo es la-manera moderna del satanismo, es un
tipo
humano coostante -y gravísima enfermed•d contemporánea, diluida bajo in­
númeras -epidemias, signos menores, sello del gran mal de los tiem­
pos apoca,líptiros en que vi\'Írn<>s. Es la ,eligión del hombre hecho
dios, tal como él cristianismo es la religión del Dios encamado en
hombre. Es la ~ hUIDali:i' que ariJmpaña a los cadáveres de
las sociedooes en descomposición, iiidiciÓ de la grangrena que co-
riomp<, -a1 mtindo conremporánro. -
Históricamente, es
la herencia de la Revdlución francesa, salva­
da poi -menester de Napo!e6n Bona.parte. Según ha argumentado
Albert Sorel en L'Europe et t.,, Révokmrm fr""fáÍse, Napoleón ad-'
miraba

a
Robes¡,rerre y era jacobino en 1793, por lo cual gobernó
rodeado de jacobino:,, desde Jean-J acques Cambareres, a quien hi­
zo duque de Parma, en fa legislación, hasta Joseph Fouché, a quien
hizo duque de Otranto, en la policía (33); Napoleón propuso a loo
comisru:ioo milita.tes atacar
a la Convención cuando supo la ejecu­
ción de Robespierre
y después concedió a la hermana de éste,
(33) París, Pion, seis tomos. Cita al IÍI (1906), pág. ~S.
1226
Fundaci\363n Speiro

QUE ES EL JACOBINISMO
llamada Carlota, pensión anual de 3.600 francos; Napoleón hi­
ro conde al .regicida obispo Henri Gtégoire y ensalzó a maris­
cales a los antiguos jambinos; es que Napoleón ,encarnó las ideas
de la
revolución bnrguesa en su CIJJe famoso, mientras dilataba
por Europa entera las tropas fraoce'"8, ">tnando realidad el sueño
jacobino de derribar tronos y enlodar altaces.
Lo que históricamente supuso para Italia el jarobinismo no es
asunto mío,

porque es
e'! tema que vais a desarrollar en btillantes
comunicaciones,
de las que tanto aprender espero. Sí confío, mejor
estoy seguro de ello, de que ali finail podremos redactat unas con­
clusiones en las que queden retratados la historia y los efectos del
jarobinismo en

Italia;
así como que en el empeño de

la
recoostruc­
cióo de 1a Tradición italiana, que es la meta de nuestra asociación
"Filippo II", igual que ya aconteciera a principios del oohocientos,
m,estro enemigo imphocable serán los jarobinos. Por más que en
la
hora presente vistan otros trajes, hasta trajes talares; aUWJ.ue en
este momento se disfracen para mejor disimular astueias eu el car­
naval ideológioo vivid<' por Occidente en nuestroS tristes y doloro­
sos días.
y nada más.
1227
Fundaci\363n Speiro