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Número 169-170

Serie XVII

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Alberto Boixadós: Arte y subversión

INFORMACION BIBUOGRAFICA
Alberto Boixadós: ARTE Y SUBVERSION (*) ·
Hemos leido este libro, que calificamos de importante, en su se­
gunda edición, y en el que, ttras un br,eve prologo de Osva.Jdo Lira
y una también breve introducción, se encuentran tres partes: la Pin­
tura, la Música y la Literatura, siendo esta última la más extensa,
pues abarca desde la página 63 a la 142.
La tesis del libro es excelente, viniendo a dellll)Stra.r con argu­
mentos
y citas contnndentes qne las artes (bellas) han sido puestas
a
contribución como métodos de conquista revolucionaria de máximo
efecto. Creo qne el verdadero título podría ser Cul/111'<1 y Subversión.
Bcb.amos de menos una buena y clara definición del arte en general
y de las «Bellas Artes» en p•.rticufar, porqne ayudarían mucho a
comprender
las
consecuencias que
se derivan de
la exposición.
Es un• Jlaroada de alerta para los millones de hombres que nos
estamos intoxicando inconscientemente al absorber lo que se nos vierte
a raudales escondido en el
disfra2 artístico, y está hecha de.s prisma de

catolicismo profundo para advertir que
después de
esta
subversión sólo se encu.entta «la nada».
Creemos que es muy recomendable darlo a los estudiantes, que
son las principales víctimas de la intoxicación subversiva, y qne acn­
den al «nuevo 11:1:te» si~. la menor defensa, porque, a causa de hechos
que no
voy a detallar ahora, es cierto que el clero se ha desentendido
de
la verdadera belleza y cae profusamente en el rulto a la fealdad
que
el libro denuncia.
Posiblemente,
la contribución activa ,de modernos

cientificos
pu­
diera reforzar con datos técnicos lo que el libro expone, y alentamos
a

aquellos
hombres de

ciencia que se
hallen en situación de hacerlo
a
que pongan

su contribución en esta labor, que
es salvadora,
no sólo
del arte, sino de toda nuestra
civilización desde sus más profundos
cimientos,
y, por ello, es salvadora de toda humana esperanza.
Pero
es libro que no sólo deben leer los j6v>enes, sino los padres
de

familia, que tienen desde su natural lugar un poder de convicción
que
es inmenso, capa2 de actuar traduciendo al lenguaje de cada edad
las ideas fundamentales que se deben dar al niño. Ya no basta co­
nocer la Verdad, sino que
hay que estar avisado sobre lo que la
amenaza.
J. Gil Moreno de Mora
(*) Ed. Arete, Buenos Aires, 1977.
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