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Número 215-216

Serie XXII

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La cultura y la fe

LA CUL~ Y LA FE
La cultura y la totalidad
d{ l\i vida de un pueblo.
«La cultura proviene del bolftlq•e. El recibe gratuitamente de
"la naturaleza

un con¡unto de
capacidades, de talentos, como
los
"llama el Evangelio, y, con
su· ·inteligencia, su

voluntad y su
"traba¡a, le

compete desarrollarlos·
y hacerlos fructificar. El cul­
"tivo de los propios talentos, tantó
por parte del individuo como
"por parte

del grupo social,
con el fin de perfeccionarse a sí
"mismo
y de dominar la naturalez "cultivar la
tierra, el
hombre
actuallz,a el
plan
creador de
Dios;
"al cultivar

las ciencias y las artes,
· tr4baja para la elevación de
"la familia

humana y para llegar
a ~ contemplación de Dios.
»La cultura es
para el hombre. El hombre no sólo es el ar­
"tífice de la
cultura, sino
también
st,¡ ¡wincipal destinatario.

En
"las dos acepciones fundamentales de
fi,rmación del

individuo
y
"de forma espiritual de la sociedad, la cultura se orienta a la
"realización de la persona, en todas sUs · dimensiones, con todas
"sus capacidades. El ob¡etivo primario d,e la cultura es el desa­
"rollo del hombre en cuanto
hombre,; de/ h
cuanto per­
n sona, o se<'.., de cada hombre en cuanto f;emplar único e irre­
"petible de la famüia humana.
"
»Entendida de este modo, la cultura ab~tca la totalidad de
"la vida

de un pueblo: el con¡unto de los
v,¡lores que
lo animan
"y que, siendo compartidos por todos los quga,danos, los reúnen
"en base a una misma "conciencia persotz_aJ.· ,ll colectiva" (Pa­
"blo VI, Exhortación Apostólica Evangeli¡ e_ nuntiandi, 18); la
"cultura abarca también las formas a través
4i lqs cuales los va­
"lores se expresan y se configuran, es deci,;.4 :· la,/ costumbres, la
"lengua, el arte, la literatura, las
institucione-s ·y las estructuras
"de la

convivencia social».
- - ·
JUAN PABLO II: AlocuQQ9. a los profesores,
a los universitarios y a
l~ :hombres de la cul-­
tura reunidos en la univ~$i~d, sábado 15 de
mayo de 1982.
L'Osserv(ltQre Romano, edición
semanal en lengua
espafíoij,'-afio XIV,

núm. 21
(699), domingo 23 de
m,yo 4¡, 1982.
La cultura del hombré como característi~~ ~,ferencial con
otros seres.
«La cultura es del hombre, a partir tk/ "}1ombre y para el
"hombre.
·La cultura

es
del hombre. En ~/ pasado, cuando se
507
Fundaci\363n Speiro

npretendía definir al hombre1 casi siempre se hacía referencia a
"la razón, a

la libertad o
al lenguaje. Los recientes progresos de
"la antropologia

cultural
y filosófica demuestran que se puede
n obtener una definición no menos precisa de la realidad huma­
"na refiriéndose
a la cultura. Esta caracteriza
al hombre y lo dis­
ntingue
de

otros
s"eres no menos ·ctaraménte que

la razón, la
"libertad
y el lenguaje. En efecto, tales seres no tienen cultura,
"no son_
artífices

de cultura; a
lo sumq, son pasivos receptores
"de iniciativas_

culturales llevadas a cabo por el hombre. Para
"su crecimiento y ~upervivencia están dotados, por la naturale­
,,,za,
de

ciertos instintos
y determinados subsidios para su defen­
JJ sa y subsistencia; el· hombre,_ por el contrario., en vez de éstas
JJ cosaS;, posee la raZÓf! y las manos,; que son los órganos de los
n órganos) en cuanto que con su ayuda el hombre puede pro­
" veer

se de instrumentos para conseguir sus fines (cf. Santo To­
"más, S. Th., 1, 76, 5 ad 4)».
JUAN PABLO 11: Alocución a los profesores,
a los universitarios
y a los hombres de la cul­
tura reunidos en la universidad, sábado 15 de
mayo de 1982.
L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XIV, núm.
21
(699), domingo 23 de mayo de 1982.
El desarrollo del hombre, la cultura como modo de cultivar
las propias relaciones con la naturaleza, entre· sus
miem­
bros y con Dios.
«La persona humana no podrá desarrollarse, tanto a nivel
J)índividual como social, si
no es mediante la cultura.
~>Esto parece

evidente si consideramos. _que la
cultura,,, en
su
"realidad más profunda, no es sino el modo particular que tiene
"un pueblo d~ cultivar

las propias relaciones con la .naturaleza.
"'entre sus

miembfos
y con Dio5,, de forma que alcance un nivel
nde vida

verdaderamente humano; es el "estilo de vida
común"
"que
caracteriza

a
un determinado pueblo».
JUAN PABLO 11: Alocución a los profesores,
a los universitarios
y a los hombres de la cul­
tura reunidos en la universidad, sábado 15 de
mayo de
. 1982. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XIV, núm. 21
( 699), domingo 23 de mayo de 1982.
La cultura y loi;; recursos que el hombre tiene en sí mismo.
«Pero es preCiSo avdnzar aún más· p';,ofundamente. Los re­
" cursos

de los que hemos hablado, aun siendo sacrosantos
y pri-
508
Fundaci\363n Speiro

"mario1, se quedan sin embargo en la superficie del hombre.
"Hay que
prestar
·atención principalmente
a los recursos que el
"hombre tiene en sí mismo:
en su-naturaleza humana,

en su
"dignidad de imagen y semejanza de Dios (cf. Gén., 1, 27), de
"la que

el hombre es portador en la esencia de su personalidad.
,,
»Los grandes recursos del hombre nacen de aquí, están aquí,
"y sólo en Dios encuentran su salvaguarda. El hombre es gran­
" de por su inteligencia, mediante li:t cual se conoce a sí mismo,
)!conoce. a

los demás, conoce··el mundo y conoce a Dios; el hom­
,, bre es grande por su voluntad, por la que se da en el amor
nhasta alcanzar cuotas de heroísmo. Sobre estos recursos se fun­
,, damenta
el anhelo insupriinible del hombre: el anhelo que tien­
" de

a la verdad -he aquí la
vida de
la inteligencia- y
el anhe­
"lo que

tiende a la libertad
~he ahí el hálito

de la voluntad-.
"El hombre

alcanza
aquí su grande

e incomparable estatura,
/r
"que
nadie

puede pisotear, de la
qtie nadie

puede burlarse, la
"que nadie

puede arrebatarle:
la estatura del "ser", a la que ya
"me he

referido.
»Este valor, propio del
hombre, por

el que el hombre es vcr­
''daderamente hombre, se apoya
sobre el fundamento de la cul­
"tura: e~. sobre toda,, en la cultura donde se manifiestan los re­
" cursos

esenciales del hombre.
,,
»La cultura se 9onvierte así en fundamento de la _capacidad
"del hombre para descubrir y valorizar· todos sus reéursoL los
"concedidos a su ser espiritual y los concedidos a su ser mate­
"rial. ¡Siempre que los s_epa descubrir! ¡A-condición de que no
)}los destruya! ».
JUAN PABLO II: Discurso a los jóvenes pai­
ticipantes ·en el· «Méeting 82», de Rimini, c;e­
lebrado el 29 de. agosto, L'Osservatore Romano,
. edición_ .semanal ,-en lengua es pafio la~ año XIV,
núm. 36 (714), domingo 5 de septiembre de
1982.
La auténtica· cultura es universalmente humana y' humani:.
zada,

sin ideología destructora del honi.hre.
«Para el creyente, "el misterio del hombre sólo se esclarece
"en el misterio det'Verbo encarnado ... Cristo., en ·1a ·misma re:.
"velación del misterio del Padre y de su amor., manifiesta ple­
"namente el

hombre al propio hombre" (Gaudium et ·spes, 22).
(
509
Fundaci\363n Speiro

"Así, pues, el compromiso cultural de un creyente sería sustan­
"cialmente incompleto si la "humanización" del hombre que él
"promueve mediante la cultura, no estuviese conscientemente
"orientada y dirigida hacia su realización completa en la fe. La
"cultura no es sólo obra individual: es también
y esencialmente
"obra común, fruto de
la cooperación

de muchos. El cristiano
"debe cooperar con todos los que se interesan por la cultura. "Pero la condición imprescindible de esta cooperación es el re­
" conocimiento y el respeto de toda la verdad del hombre y de .
"su dignidad por
parte de
todos. Cuando hay cooperaciones que
"no respetan esta condición., no se sirve al hombre, sino a ideo­
nlogias
destructoras

del hombre: esto es, se traiciona el compro­
"miso cultural. La fidelidad a la visión cristiana del hombre
"enseñada por la Iglesia, iamás aísla, al contrario, da capacidad
n de crear auténtica cultura: universalmente humana y humani­"zada. "Cristo, en efecto, murió por. todos, y la vocación supre­
"ma del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina"
"(Gaudium et spes. 22).
JuAN PABLO II: Alocuci6n a los participantes en el I Congreso' nacional italiano del Movi­
miento eclesial de Compromiso Cultural, el 16 de enero de 1982. L'Osservatore Romano, edi­ción semanal en lengua española, año XIV, nú­
mero 18 (696), domingo 2 de mayo de 1982.
La promoc10n cultural inseparable de la concepción del
hombre.
«El hombre es el centro, el e¡e al que se refiere y se dirige
"todo lo concerniente a la cultura. No es posible separar concepción
"del hombre y promoción cultural. Como tampoco lo seria tener
"esta concepción del hombre sin referirse a la dimensión espi­
"ritual
y moral del hombre mismo.
»Es iustamente esta dimensión espiritual.
intrinseca al
ser
"humano en toda su profundidad. la que podrá evitar definicio­
"nes parciales e incompletas de la cultura
y permitirá que la
"cultura esté al servicio del bien auténtico del hombre
y de la
"sociedad, al servicio de la promoción de una
mdjor calidad
de
"vida. tanto del individuo como de la sociedad. »Todo esto nos ayuda a entender que
una auténtica

politica
"cultural debe mirar al hombre en su totalidad,. es decir, en
"todas sus dimensiones personales -sin olvidar los aspectos
éti­ncos y religiosos- y en sus dimensiones socia/,es.
»Se sigue de aqui que las politicas culturales no pueden ha-
510
Fundaci\363n Speiro

"cer abstracción de la visión espiritual del hombre en la promo­
" ción
de la cultura. En los años que
vienen,, estas
políticas de­
" berán

perseguir, de manera realmente decisiva, los objetivos
"siguientes:
»- orientación más marcada de la cultura hacia la búsqueda
"desinteresada de la verdad y de los valores humanos; redescu­
" brimiento

de estos valores como respuesta a modelos de vida
"que son más avanzados sólo en apariencia;
»-promoci6n de una cultura que resalte cada vez más la
"dignúlad de
la
p~rsona humana,
de la vida humana,, de su res­
"peto y su
defensa; es

decir, una cultura que tienda efectiva­
''mente a la promoción de la vida humana y no a su destrucción;
»- colocación de la técnica en su justo lugar, precisando
"bien su carácter de servicio al hombre. En este campo es ur­
,, gente dedicarse a una reflexión sobre la ética. U na evolución
"científica y técnica que quisiera prescindir de los valores éticos
"se volvería

progresivamente contra el destino del hombre mismo».
JUAN PABLO II: Mensaje a la conferencia so­
bre las políticas culturales organizada por la
UNESCO en México, el 24 de julio de 1982.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua espafiola, año XIV, núm. 35 (713), domin­
go 29 de agosto de 1982.
El progreso de la cultura está unido, en definitiva, al creci­
miento moral
y espiritual del hombre.
«Finalmente, el progreso de la cultura está unido en defini­
"tiva al
crecimiento moral y espiritual del hombre. Porque es
"por medio de su esp!ritu que el hombre se realiza en cuanto
"tal. Para

ello hay que
tener una visión del hombre integral.
»Por eso la Iglesia siente la reponsabilidad de defender al
"hombre contra ideologias teóricas o prácticas que lo reducen
"a objeto de producci6n o de consumo; contra las corrientes fa­
"talistas que paralizan los ánimos; contra el permisivismo moral
"que abandona al hombre al vado del hedonismo; contra las
"ideologías agn6sticas que tienden a desaloiar a Dios de la cul­
"tura». JUAN PABLO II: Discurso a los representantes
de la Universidad, Reales Academias e investi­
gadores en el Aula Magna de la Facultad de
Derecho de la Ciudad Universitaria de Madrid,
el-miércoles 3 de noviembre. L'Osservatore· Ro­
mano,
edición semanal en lengua española, año
XIV, núm. 46 (724), domingo 14 de noviembre
de 1982.
511
Fundaci\363n Speiro

Crisis de la cultura moderna con el predominio de la técnica.
«El desarrollo y el progreso de la civilizaci6n, marcada por
"el predominio de

la
técnica, abren
a la difusi6n de la cultura
"nuevos caminosJ preparados

por el inmenso avance de las cien­
,, cías

naturales, humanas y sociales y por el estupendo perfeccio-
11namiento y coordinación de los medios de comunicación.·
»Por todo
esto.; creo
que todos nos
regoci¡amosJ con
moti­
"vos bien fundados, y nos sentimos profundamente agradecidos
"al
mundo

de la ciencia y a sus protagonistas.
»Pero este progreso, tan maravilloso, en el que es dificil no
"vislumbrar los signos de la auténtica grandeza del hombre, no
"deia de· suscitar illgunas· preocupaciones. En

no pocas ocasio­
"nei, surge. en

los espíritus la pregunta: este
progersoJ del
que
"es autor y promotor el hombre, ¿hace la vida humana sobre
}}la tierraJ en todos sus

aspectos,,
"más humanan? El hombre)
"en
cuanto

hombre, favorecido por todo este progreso,,
¿ se hace
"me¡or? Es

decir: ¿se presenta y se comporta como más madu­
"ro espiritualmente,

más consciente de su dignidad. más
respon­
nsable., más·
abierto

para
con· los demás -en

particular para con
"los más

débiles y más necesitados-
y, en fin, más disponible
"para prestar

ayuda a todos? (cf. Ene.
Redemptor hominjs, 15). ,,
»Parece indudable hoy que la cultura moderna. alma de la
"sociedad occidental durante siglos
y, por medio de ésta, en
"gran
medida_,. también

las otros
sociedades., atraviesa
una crisis:
"ya no

se
presenta como

principio animadór
y unificador de la
''sociedad, la

cual; a su vez, parece
disgregada y con dificulta,
"des

para asumir su misi6n de hacer
crecer' interiormente
al hom­
"bre en

toda la linea de su verdadero _ser. Esta pérdida
de vigor
"y de influencia de la cultura parece tener como hase una crisis
"de verdad.
El sentido de la verdad ha sufrido un serio
i111pactn
"por
todas

partes. Si bien lo miramos, se trata,
en· el
fondo,
"de una

crisis de metafisica. A lo cual sigue la devaluaci6n de
"la palabra_,

cuyo me.nos precio tiene su
orlfien. en
una
cierta per-
"pleiidad y desconfianza entre las personas. ·
»El
hombre
se pregunta angustiado:
"A fin
de cuentas. ¿quien
"soy yo?".

La visión objetiva de la
verdad} muchas
veces se ve
"subs~ituida p~r una

·postura
-sub¡etiva más

o menos espontánea.
"La moral obietiva cede su puesto a una ética individual. en la
"que cada uno parece proponerse a sí mismo como norma de
"acción
.Y querer que ·se le exiia únicamente ser fiel a esa norma.
"La crisis

se hace más profunda cuando la eficacia asume la fun-
512
Fundaci\363n Speiro

"ción del -valor. En consecuencia surgen las manipulaciones ·de
"todo

tipo y el hombre se siente cada vez más inseguro, bajo
"la impresión

de vivir en una sociedad que parece carente
de
"certezas

e ideales y confusa en
lo que se refiere a los valores».
JUAN PABLO II: Alocución a los profesores,
a los universitarios
y a los hombres de la cul­
tura reunidos en la universidad, sábado 15 de
mayo de 1982, L'Osse1'vatore R0mano, edición
semanal en lengua
espafiola, año XIV, núm. 21
(699), domingo
23 de

mayo de 1982.
Las ideologías agnósticas y la verdadera cultura.
«Alli donde ideologias agnósticas, hostiles a la tradición cris­
"tiana,
o
incluso declaradamente
ateas1 inspiran a ciertos maes­
"tros del pensamiento, es aún mucho mayor la urgencia que
"apremia a la Iglesia de entablar un. diálogo con las .culturas.
"a fin

de que el hombre de hoy ,pueda descubrir que Dios. muy
"lejos de ser rival del hombre, le concede realizarse plenamente.
"a su

imagen
y semejanza. En efecto. el hombre sabe trascender­
" se

infinitamente a sí mismo, como
lo prueban de forma mani­
"fiesta los

esfuerzos que tantos genios creadores realizan para
"encarnar perdurablemente

en las obras de arte
y de pensamiento
"valores trascendentes de belleza y de verdad, más o menos fu·
}}gazmente intuidos

como expresión de lo absoluto. Así. el en­
"éuentro de

las culturas es hoy un terreno de diálogo
privile~iado
'~entre
hombres

empeñados en la búsqueda de un nuevo huma­
"nísmo para

nuestro tiempo,
mis _alld de

las divergencias que
}}los separan>>.
JUAN PABLO II: Carta-alocución al cardenal
Secretario de Estado, Agostino Casatoli, en hi.
fiesta de la Ascensión de Nuestro .Sefíor, el 20
de mayo de 1982.
L'Osse1'vato1'e Romano, edi­
ción semanal en
lengua española,

año
XIV, nú­
mero 23

(701),
domingo 6

de junio de
Í982.
Las amenazas biológicas, mórales, políticas e ídeológicás al
hombre
y para sus valores ·culturales.
«La falta de com.prensión entre los hombres puede lfovarles
"a
correr
riesgos· fatales. Pero el
homhre también
está amenazado
}} en

su
ser biológico por el deterioro irreversible del ambiénté,
513
Fundaci\363n Speiro

"el riesgo de manipulaciones genéticas, los atentados contra la
"vida naciente y la tortura que todavia hace graves estragos en
"nuestros dias. El amor al hombre debe infundirnos la valentia
"de denunciar
las doctrinas

que reducen
al ser humano a
una
}'cosa que se puede manipular,} ve;ar o eliminar arbitrariamente.
»Asimismo
·et hombre
sufre amenazas insidiosas en su
ser
"moral
al estar sometido a corrientes hedonistas que le encres­
"pan los instintos y lo deslumbran con ilusiones de consumo
"indiscriminado. La opinión pública es manipulada por las su­
" gerencias

engañosas de la publicidad tan poderosa, cuyos va­
"lores unidimensionales debieran hacernos críticos y vigilantes.
»Además, el hombre se ve humillado en nuestros dias por
"sistemas económicos que explotan a colectividades enteras. Por
"otra parte, el hombre es victima de ciertos regímenes políticos
"ideológicos
que atenazan el alma de los pueblos. Por el hecho
"de ser

cristianos no podemos callar
y debemos denunciar esta
"tiranía cultural qu_e impide a las personas y grupos ~tnicos ser
n ellos mismos en consonancia con su vocación profunda. Preci­
nsamente
gracias
a estos valores culturales., el hombre indivi-
11 dual o colectivamente vive una vida en verdad humana y no
"se puede tolerar que se destruyan sus razones de vivir. La his­
"toria será severa con nuestra época en la medida en que ésta
"sofoque, corrompa y avasalle brutalmente las culturas en mu­
"chas regiones del mundo».
JUAN PABLO II: Discurso al Pontificio Con­
sejo para la Cultura, el 18 de enero de 1983.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XV, núm. 9 (739), domingo
27

de febrero de
1983.
El riesgo-de reivindicar la independencia de la cultura res­
pecto a Dios.
· «La historia nos enseña que el hombre, as/ como la cultura
"que él

construye, pueden abusar de la autonomia a la que tienen
"derecho. La cultura, como su artifice., pueden caer en la ten­
"taci6n de reivindicar para si mismos una independencia abso­ "luta
en relación

con Dios. Pueden llegar incluso a rebelarse
"contra El. Esta constatación, para los que tenemos la dicha
"de la

fe en Dios, no se hace sin amargura.
»La Iglesia es consciente de esta realidad. Esto forma parte
"-bien lo sabéis señoras
y señores- de una lucha perenne en-
514
Fundaci\363n Speiro

"tre el bien y el mal. La Iglesia está llamada, por naturaleza, a
"apoyar
el bien y a reparar y eliminar el mal. Ella recibió de
"Cristo la misión de salvar
al hombre del mal, al hombre con­
" creto,

al hombre histórico, al hombre con todo su ser: exterior
"e interior, personal y social, espiritual, moral y cultural. De "los caminos para desarrollar esta misión de la Iglesia forma par­
"te la promoción de la cultura, entendida como formación de "la persona
y como tejido espiritual, informador de la sociedad».
JuAN PABLO 11: Alocución a los profesores,
a los universitarios y a los hombres de
la cul·
tura reunidos en la universidad, sábado 15 de
mayo de 1982. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XIV, núm. 21
(699), domingo 23 de mayo de 1982.
Relación activa entre la cnltura y la fe.
«Es necesario no considerar la relación de la cultura con la
"fe como puramente pasiva. La cultura no es solamente su;eto
"de redención y de elevación, sino que puede tener también un
"papel de mediación y de colaboración. En efecto, Dios_, revelán­
"dose al Pueblo elegido, se sirvió de una cultura particular;
lo
"mismo hizo Jesucristo, el Hijo de Dois: su encarnación huma­
"na fue también encarnación cultural. "De igual manera, la Igle­
" sia,

al vivir durante el transcurso de la historia en variedad de
"circunstancias, ha empleado los
hallazgos de

las diversas cul­
"turas para difundir
y explicar el mensaje de Cristo en su pre­
"dicaci6n a todas las gentes,, para investigarlo y comprenderlo
"con mayor profundidad y para expresarlo mejor; lo cual apa­
"rece, de modo particular, en la liturgia" (Conc. Ecum. Vat. II,
"Const. Pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo,
"Gaudium et spes, 58)».
JuAN PABLO II: Alocuci6n a los profesores,
a los universitarios · y a los hombres de la cul­
tura reunidos en la universidad, sábado 15 de
mayo de 1982. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, año XIV, núm. 21
(699), domingo 23 de mayo de 1982.
Doble exigencia de la síntesis entre cultura y fe.
«La síntesis entre cultura y fe no es s6lo una exigencia de la
"cultura, sino también de la
fe. Como enseñó mi predecesor
"Pablo
VI: "lo que importa es evangelizar -no de una ma-
515
Fundaci\363n Speiro

1!nera decorativa1 como un barniz superficial,, sino de mane.ra
"vital, en profundidad y basta sus mismas raíces- la cultura
"y las

culturas del hombre ... , tomando siempre como punto de
npartida la .persona y teniendo siempre presentes las relaciones
"de las personas entre sí y con Dios" (Evangelii nuntiandi, 20).
"Efectivamente, si es verdad que la fe no se identifica con nin­
"guna cultura y es independiente de todas las culturas/ no es
nmenos verdad que, precisamente por esto., .la fe está llamada
na inspirar1 a impregnar toda cultura. Todo el hombre, en lo
"concreto de su exist_encia cotidiand, es salvado en Cristo y, por
"tanto, todo el hombre debe realizarse en Cristo. Una fe que no
')e convierte en cultura, es una fe no plenamente acogida, no
"totalmente pensada, no fielmente vivida.
»En mi reciente Exhortación Apostólica he escrito: "Me­
"diante la ,inculturación' -esto es,, mediante una fe que se hace
"cultura- se camina hacia la reconstrucción
plena-de
la
alian­
nza con la Sabiduría de Dios que es Cristo mismo" (Familiaris 11corisortio, 10). De esta "reconstrucción plena" tiene necesidad
"el hombre

de hoy. Sólo la verdad plena sobre el hombre. que
"nos da

la fe,
fielmente pensada
baio la guía del Magisterio de
"la Iglesia.

puede haceros capaces de percibir en su unidad pro­
"/unda y de armonizar la cada · vez mayor diversidad de los ele­
"mentos que·

constituyen
lá cultura
de
hoy: unificación y armo­
"nización en las que consiste la sabidurla (cf..
Gudium et spes "]~ . . .
Ji:JAN PABLÓ II:. Álocuci6n a.los participantes
én el I Congreso nacional italiano del Movi­
miento eclesial de Compromiso Cultutal,
el 16
de enero de 1982.
L'Osservatore Romano, edi­
ción
semannl en lengua

española, año XIV, nú­
mero
18 (696), domingo 2 de mayo de 1982.
~a fe y la Cultura unen como conjunto de los principios y ,,a.
lores
qu~· cOnsijtuyen el et_hos de un pueblo.
«Esta vinculación del Evangelio con el hombre., decía en mi
"discurso dnte
·aquel areópago ·de· hombres
y muieres de la cul­
"tura y de la ciencia del mundo entero, "es,, efectivamente, crea­
"dora de

la cultura en
su mismo
fundamento".
Y, si -la cultura
"es
aquello

a través de
lo cual el hombre. en cuanto hombre. se
"hace más

hombre., en ella se juega
el mismo
destino del hom­
"bre. De
ahi la

importancia que
tiene "para "ta Iglesiá_, como

res­
"ponsable
de ese

destino. una acci6n pastoral atenta y
clarivi-
516
Fundaci\363n Speiro

"dente respecto a la cultura, especialmente a la llamada cultu­
"ra viva,
es decir, el coniunto de los principios y valores que
"constituyen el
ethos de un pueblo: "La síntesis entre cultura
"y fe

no es sólo una exigencia de la cultura, sino también de la
"fe... U na fe que no se hace cultura es una fe no plenamente
'' acogiáaJ no

totalmente
pensad(!.., no fiel~ente· vivida'}, como
"decía

el 16 de enero de 1982 (Discurso a los participantes en
11el congreso nacional de Movimiento eclesial de compromiso cul­
'1tural)».
JuAN PABLO II: Carta-alocución al cardenal
Secretario de Estado, Agostino
_Casaroli, en
la
fiesta de la Ascensión de Nuestro. Señor, el 20
de mayo de 1982. L'Osservatore Romano,
edi­
ción semanal en lengua española, año XIV, nú­
mero 23 (701), domingo 6 de junio de 1982.
Valores fundamentales de la cultura moral que, si fallan loe
frutos

de la voluntad y la inteligencia, se Convjerten fá­
cilmente en amenaza para el hombre.
«Frente a las _a_rremetidas del permisivismo moral o al simple 1'instalarse de un cierto -relativismo comodista bajo apariencia· de
"libertad o a
la-sombra
de posiciones que pretenden estar JJde
nmoda"
-desde

el laicismo hasta el secularismo-,
permane­
ncen "sagrados"
algunos

valores fundamentales, que son un bien
"incontestable no sólo de la mora( cristiana, sino también de la
))moral simplemente humana) de

la cultura moral, como son el
"respeto a la vida humana desde el momento de la
concepci6n, el
"respeto

al matrimonio, con su unidad indisoluble, y el respeto
"a la

estabilidad de la familia. En todos estos campos,
.cuando
"los
frutos

del trabajo de la inteligencia
y de la voluntad de los
/)hombres no

son genuinamente humanistas, fácilmente
se· con­
!}vierten_
en.

una -amenaza para el hombre,
de¡ándolo enfrentado
''con interrogantes

que no favorecen la serenidad
y la alegría de
11 vivir.
JUAN PABLO II:- Alocución a los obispos de
las provincias eclesiásticas de Lisboa y Evora en
visita
<~ad Limina

Apostolorum».
L'Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española,
año XV, núm. 14 (744), domingo 3 de abril
de 1983.
·5¡7
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