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Número 215-216

Serie XXII

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Discurso de Domingo Obradors Sánchez [San Fernando 1983]

DISCURSO DE DOMINGO OBRADORS SANCHEZ
Queridos Amigos de la Ciudad Católica:
Pienso
que Juan Vallet ha confiado en exceso sobre mis capacida­
des
al pedirme que . os dirija
unas palabras en

este acto anual, en el
~ue
conmemoramos la festividad

de San Fernando, Patrón de los
amigos
de la Ciudad _Católica. El sabe, y vosotros también, que soy hombre
de números, pero, quizá, recordando Vallet que mi «hobby» es la poe­
sía, ha creído que podía yo hablaros, aquí y ahora, si no en verso,
por lo menos poniendo en mis palabras todas las emociones y senti­
mientos que, en mi alma, produce el escucharos en los Congr.esos anua­
les o leeros
en vuestros propios libros y/o en los artfculos que publi­
cáis en
la revista «Verbo».
Quede, pues, Juan,_ con la culpa de la iniciativa que me hace levan­
tarme para hablaros, y yo con la responsabilidad total, por haber acep­ tado; lo que he hecho confiando en que
las fichas que redacto de
cada libro que leo,
me servirán como «chuletas» -¡y de qué catego­
ría!- para apoyar
mis ideas.
Después

de haber leido
e informado, hace •un par de horas, el Ba­
lance de 1982 de «Speiro», S. A., vamos a ver, qué puedo deciros o
leeros en estos próximos minutos, que resulte menos árido que los nú­
meros, más especulativo que un poema
y menos pedante que una eru­
dición que no poseo, sobre temas tan importarttes como los que, de
continuo, atraen vuestra atención. La revista «Time», como sabéis, ha nombrado «hombre del año»
(1982) a un computador (1). «Es la primera wz, dice el articulista
del que tomo la noticia, que de forma tan descarada una máquina arre­
bata
a un hombre
-o mujer-un honor tan destacado».
Para
vosotros, estudiosos de
las Ciencias y de las Letras, esto. de.
signación

de «hombre del año»
a una máquina, aunque haya de to­
marse
sólo en

lo que representa, tiene que acogerse, de una parte, con
satisfacción, y, de otra, con preocupación, ya que si gracias al saber
de los cientificos, los técnicos
han ,llegado a conse¡juir el sistema de
micro-ordenanadores que

va a revolucionar a la
civilización en un fu­
turo
yá casi presente, el peligro de que tales máquinas sustituyan al
hombre, ha de obb'gar a éste, a vosotros los estudiosos, a meditar sobre
cómo ocupar a

los semejantes y, sobre todo, en cómo evitar que los
hombres
s.e conviertan en máquinas calculadoras, ya que los ordena­
dores
razonan, pero
no tienen inteligencia y, principalmente, como má­
quinas, no tienen «temor de
Di'os».
La pasada Semana Santa, paseaba por la ciudad de Friburgo (Ale·
mania),

cuyo
rfo se

distribuye en decenas de canalillos por sus calles, y,
no obstante, el ir mirándolos para no darme un remoj6n de pies, obser­
vé, en la fachada de una de sus casas; una frase que estaba
escrita en
latín, con letra gótica, que vosotros sabréis quién la escribió, y que
traducida por mf sobre

la marcha dice: «El
inicio de la sabidurfa está
en el temor de Dios».
Y yo me acordaba en aquel momento de vosotros, y me. alegraba
de que vuestra
sabiduría se apoye, descanse y fundamente en el temor
de Dios. ¡Qué enorme peligro de soberbia hay para el hombre,
capaz
de

accionar,
a miles de kUómetros de distancia, un botón en la tierra,
O) José M.• Carrascal, Diario ABC, 1 de enero de 1983.
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Fundaci\363n Speiro

y cambiar el rumbo de una de sus ya más simples realizaciones, cual
es un satélite artificial .... ! Qué peligro
hay de que escuche «el 'seréi.5
como dioses».
Estamos

inmersos en formidables cambios tecnológicos -¿Por qué
no reconocerlo
y dar gracias al Creador, por la inteligencia que ha dado
al hombre?-
pero, como

ha escrito Vallet de Goytisolo (2): «Con la
electr6nica entramos en la era de lo inconsciente
y la conciencia da un
viraje hacia los
6rga,ws ft,ricos, aun

en el cuerpo político».
(Cuánto
temor de Dios ha

de tener el hombre capaz de filosofar,
al
enfrentarse con

tanto adelanto técnico!.... Recordad
lo escrito por
Rafael Gambra
(3): ~s sucesos, los incentivos o solicitaciones del ex­
terior en un solo
año de nuestra vida llenarian ampliamente la vida
de nuestros
antepástJdos»~ Y,

sobre este punto, Alvin Toffler nos es­
cribía .en
El «schock» del futuro (4J: «En el pasado, al desarrollarse
las fases sucesivas de

la evolución
~acial, la atención del hombre se­
guía,
más que precedía, el suceso. Como el cambio era lento, podían
adaptarse
subcomcientemente, orgáni'camente.
Hoy,
la
adaptación inconsciente,
continúa. Toffler, resulta ya ina­
decuada».
¡Cuánto ha de pensar en el Sumo Hacedor
aq_uel que está

investi­
gando en el campo. de la
Biología, de

la Embriología, etc., campos
és­
tos,

también, en los que han de preocuparnos,
y nos preocupan, los
pasos· que están dando los cientfficos! .... Sobre este particular, volved a
leer lo que
decía· luan

Pablo 11 el
dfa 3 de noviembre último en la
Universidad Complutense de Madrid
(5): «En nuestros dias, la ciencia
plantea problemas a otro nivel.
La ciencia
y la
técnica derivada de ella,
han provocado profundos cambios en
la sociedad, en las insti'tucí'ones
y también en el comportamiento de los hombres. lAs culturas tradicio­
nales han sido
transformadas por

las nuevas formas de
co~unicaci6n
social,

de producci6n, de experimentación, de
explotación de
la natura­
leza
y de planificact6n de las sociedades».... «Ante ello -continúa di­
ciendo el Papa-, la ciencia ha de sentir en adelante una responsabi­
lidad
mucho mayor.... Vosotros
--os decía-podéis conseguir que

el
sector científico sirva, ante todo, a la cultura del hombre y que jamás
se pervierta
y utilice

para su destrucci6n».
Si se piensa con detenimiento en esta era que estamos viviendo, se
observa que el
temor de

Dios se enfrenta al
deseo de
los que quieren
demostrar «el
siliÍncio de

Dios»
vuando no «la muerte
de Dios». Y
estamos llegando
á ello, pienso yo modestamente, porque conforme el
hombre avanza
en tecnología, pierde en misticismo. «Las cosas espi­
rituales», el
mistz'cismo, parece

que ya no están de moda. Incluso
el
recreo del espíritu, la lectura, por ejemplo, está siendo desplazada. La
comodidad de este sistema corruptor de masas que es la televisión,
hace

que los libros se apilen sobre
nuestra mesa-de

estudio, pendientes
de lectura. Y o veo
poca televisi6n, pero

realmente me sorprende
oír en
las conversaciones

con familiares
y amigos, cómo «se tragan» casi' todos
los
programas; y ya hay que tener ganas de ver y oír dislates, para so-
(2) Juan V allet de Goytisolo, En torno a la tecnocracia.
(3) Rafael Gambra, El silencio de Dios.
(4) Alvin Toffler, El «schock» del futuro.
ITJ Jmm Pablo JI en España. Texto completo de todos los discur­
sos,
B. A. C., Cuadernos de Y A.
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Fundaci\363n Speiro

po.rtar tos· q_ue· se nos dan-cada. día~ He leído, en -ef periódico «A-BC»,
;del día

16·
de·abril .pasado; que·dicho periódico··tíene ·hasta ¡once/-per­
sonas

dedicadas a ver constantemente la
televisión, para p0der informar
a
·sus-curiosos

lectores sobre
el tema.
No3 decía G.ustave· Thibo,:i, en_

una
conferencia·_qu'e nos
dio
htílCe
·años
a

directores de
empresas. (6): «En-nuestro tiempa, la técnica y la
·masificación tienen,

como
consecuencia, el aburrimiento y
la rebelión.
Es preciso -repiti6-el

.retorno
--al· mundo
interior» .... Si esto era -dicho
hace nueve
años. ¡qué

no
podría ampliarse
en la- década de
lo~ 80!
' Sí, amigos de la Ciudad Católica, falta mis-tidsmo. Y . falta hasta
en

la propia Iglesia de nuestro barrio, ya que poca piedad. puede ins­
pirar -una
Misa~ .que

dura veinte
minutos ,escasos y donde sólo· una nw­
nótona lectura de la Palabra, e incluso u:na insulsa homilía-, en la ma­
yórlá de lOS-·casos, no levanta ni" el corazón·,_ 'ni. el ptmsamiento de· los
fieles.
·
Podrá ·criticársehie que

las dos últimas
Semanas Santas · [as haya
pasado

en el extranjero, pero puedo aseguraros que la Vigilia
Pascual
en
la

que- participé en
Interla.ken (Suiza) hace un año, y la Misa Pas­
cual

que
siguió a la Vigilia, en Estrasburgo (Francia) en este 1983,
consuelán el alma de un creyente via;ero, porque allf se v"ive ·de verdad
nuestta Sacrosanta

Religión, ya que,
y qúizá, por no ·ser tan fácil como
aquí el actuar como

católicos, se -ve a
los fieles-más recogidos, más
piadosos,
mds devotos.

Incluso,
hace más años, cuando

estuve en· Gre­
cia, en tiempos de
Pasión' y ·Pascua, en el

que
par cierto
coinicidían la
católica
;con la

ortodoxa,
"¡con qué

espfritu se
vivía~ por uflos y otros,
la
Pasió,i y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo!
Y es que

los
espalioles somos capaces de efervescencias populosas,
como

las
· habidas eón motivo
de la. visita del Santo Padre a · nuestra
Patria en el
p
1982,
j,ero nuestra formación es tan

escas-a
que
hace pensar

que muchos de -
los votos alcanzados por el Partido
Socialista en
las-· ·elecciones de días antes

de la
visita, fueron
dados por
eipañoles que «van» a misa.
«Señor

-decía nuestro
Santo Patrón

delante de
: su Consejo--, Tú
sabes

que
M -bUSCo. una

gloria
perecedera, sin'o· solamente la

gloria
de
tu nombre» (7). ¿Cuántos trabajan hoy en dfa en nuestra nación, Es­
paña, -por

la gloria de Dios? ....
Afi,w aú,i más la -pregunta:

¿Cuántos
pierison en Dios?, ...

-Desaparecido
su nombre
de nuestra Constitución,
parece que, incluso, el hombre
·¡,olttico, el

que
mds se' ve,

quiere igno­
rar
que· es

un ser creado, y
Olvida aquello ·_más·· elemental que apren­
dimos de

pequeños en la escuela de
primera enseñanza: Que no· hay
pueblO en

el munáo
qU~ no · tenga

creencia en un
dios.
Y este es el

reto,
ámigos de· la

Ciudad Católica: vosotros,
:S.í ·crelis.
Vosotros, sf sabéis.

Vosotros,
sí conocéis.

Vosotros,
si practicáis·; ·y es-te
creer, '$aber, Conocer y practicar, que e's amár, ha de llévarOs · a dar 10
mejor de vuestros talentos a la causti de Dios. Ya sé qlle ·to hacfais
cuando
los
tiempos eran más
fáciles para· la Iglesia de

España·
-des­
puh · de que· rhiles de mártires, hoy olvidados, "inurleran por ser · s6lo
hombres

de fe-
y que lo hacéis también hoy, tiempo en el que se
(6) Gustavo Thibon, El· futuro de la_ libertad,• Madríd, Hotel :IFA, 14 de febrero de 1974.
(7) Hoja- dominica.l, suplemento de Ecclesia; del 30 de mayo de
1982. .. · ·
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Fundaci\363n Speiro

ha vuelto· bastante proceloso el in.ar por el que navega lá· Barca de
Pedro, pero ello requiere un temple,
si no nuevo, si adaptado -a· la nue­
va época, o acaso
era, que

se ha
iniciado. Es

todo
u,i proceso_ de vol­
ver a

empezar a enseñar el Catecismo, podria decir,
aunque ello

resulte
paradójico, dado el principio de mis palabras.
O, quizá, por

ello
mismo.
Cuando

el
«hombre del año» es

una máquina, es
fácil entender

que · a
«esta máquina» hemos de enseñarle a
pensar, a utilizar su sapiencia,
para

·que, por ella, llegue al
teinor de

Dios.
Y no· se me oculta que esto del «temor de
Dios»j suene

mal en los
tiempos actuales; porqlle, eso sí, los que no creen en El, configuran,
por

el contrario, un Dios-Amor, que
·todo lo concede y -todo ló perdóna.
No

sé realizar
filosóficamente esta

idea, es misión
nuestra el hacerlo.
Pero

entiendo que sólo
lo que se ama, se teme, cuando se dd la rela­
ción de «creatura» respecto a su «Creador».
De.la
«_Sociedad de_ masas»~. de Vallet, estamos empezando con la
«sociedad
de máquinas». Úna máquina
está programada
y sólo «dice»
aquello que

se le ha metido en su ·cerebro mecánico. Ya lo advierte
Muchieli (8) en
«La subversión,-: «La estrategia fundamental cónsiste
en

obtener la
apatía, la . inhibición,
la
nó intervención,
el
silencio de
la
mayoría».
Por eso, creo

que vuestra misión como estudiosos
y hombres de fe,
eJ luchar con vuestros escritos y con vuestra palabra, poniendo contra
la apatía, la actividad; contra la inhibici6n,
-la presencia;

contra la no
intervención, la participaci6n,
y contra el silencio, la oración. Y esto,
en términos asequibles por esa
mayoría silenciosa,
.·para
poder
llegar
a
ella y

volverla a hacer que hable, que- lea, en una palabra, ¡que esté
alegre!... ¡Que

disfrute de la alegria de vivir!... ¡Que se sientan hijos
de Dios!...
¡Qµe pro'nuncien esa

jaculatoria tan repetida por Juan Pa­
blo 11:
· «Alabado

sea
Jesucristo»!
Y,

hablando de Juan Pablo
.JI, · recordád vosotros, j6venes amigos
de la Ciudad Cat6lica,
lo que os decía el Papa en aquella ocasión antes
citada:
«La Iglesia sigue con particular interés la vida del mundo uni­
versitario,
· porque
es consciente de que en él
se · forman las geñeracio­
nes
que

ocuparán los
puestos clave
en la sociedad de
mañaña» (9)."
En
esas generaciones

estáis vosotros, los que habéis de recoger la
antorcha
que

ahora llevan
vuestros - padres,

y que habéis de
portar en pn mundo
-sentimos
que así sea-tan

difícil o
más que
el que vivimos en
nues­
tra

juventud, porque
en ella
ni vimos ni
oí.moJ lo
que
hoy estamos
vie'ndo y oyerido, por-desgracia. Pero, algo nos consuela, y es el saber
que vuestro equipaje está
más repleto que el nuestro -es ley de la
historia y de la ciencia el
ir hacia adelante_ y, por eso, vuestra Vic­toria
es más fácil de conseguirla,
«San Fern.ando
miraba

por la grandeza
y prosperidad de sus reinos.
Recibía
y trataba con esplendidez a trovadores, artistas y sabios. Creó
la Universidad de Salamanca, ordenó la traducción del
·«Fuero lutgr,"».
Bajo Su protección

espléndida
~rgen las
preciosas
catedralef g6fica., de
(8) P. 'Jobbé Duval, La empresa_ ante la *1bversión.
(9) Juan Pablo JI en España. Texto completo de todos los discur­
sos,
B. A. C., Cuadernos de Y A.
(10) Hoja dominical, suplemento de Ecclesid, del ·30 de mayo de
1982.
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Fundaci\363n Speiro

Burgos, Toledo, León, Palencia» (10), leo en una biografia resumida
del Santo.
Y, hablando

de catedrales,
permitidme una reflexión. Cuando el tu­
rista

va por esos mundos,
-es curioso

que en esta era de la tecnocracia,
lo que principalmente se le muestra, o ve palmariamente, es la obra
del
espíritu: las catedrales,

las monumentales iglesias,
las obras
de arte,
casi siempre relacionadas con la Religión. Y, aquí, en España, lo mis­
mo: para una Alhambra tenemos decenas de catedrales
y miles de cam­
panarios llamando al

hombre
a la

oraci6n.
Aqul sf que se ve mi vena
poética. ¡Quién pudiera desarrollar un poema sobre esta ideal
Pero sigamos con San Fernando: «Sabe conquistarse el amor de su
pueblo. Se

ha cautivado a todos sus vasallos con su gentileza, con su
talento extraordinario, con su concepto elevado de la justicia y bon­
dad» (11).
Vosotros habéis creado «Verbo», y en él desarrolláis vuestro pen­
samiento en torno a la doctrina social católica
y otras materias filo­
sóficas, metafisicas, etc.
Digna labor

que os
enal.tece y que -debe conti­
nuar, e
incluso incrementarse

con algunos folletos complementarios re­
dactados por vosotros, pero que lleguen a
esa mayoria

que se está con­
virtiendo en «mirones de la caja tonta», para que la atracci6n de la lectura vuelva a través de
páginas magistrales,

pero sencillas, sobre
materias transcendentáles que están slendo dadas de lado.
Lo dije an­
tes
y lo repito, hay que volver al Catecismo.
quando paseaba

hace
dias por Heidelberg,
nos señalaba el guia una
casa, en

cuya fachada hay una inscripción que dice,
más o
menos, esto:
«Esta casa fue construida para· alabar al
S(jñor. Que

El la guarde», y,
comentaba el guia:
Fue ·1a única

que escapó al desastre de la segunda
guerra mundial. Y, yo, no sé
poi qué,

me acordaba de la casa de «Ver­
bo», construida y mante_nida, a costa de vuestro propio peculio, para
la mayor gloria de
Dios-, y pedfa ,Jue os conservara a vosotros · y a
vuestra obra.
Son tiempos difíciles
y absurdos los que vivimos, precisamente por
falta de espiritualidad. Tan absurdos como· esta noticia que oigo por radio, en un descanso de la redacción de esta alocuci6n:
«En Estados
Unidos
existen psiquiatras

... , para perros». Es para
reírse, claro,
pero
es más para

temblar,
ál considerar en

los
extremos en
que estamos ca­
yendo. Cuando se niega el
espíritu se busca

un psiquiatra para que «trate»
la «psique» (poned las
admiraciones que

queráis) de un ser irracional.
Aquí
y ahora estamos todos pendientes de un anunciado «cambio»,
como resultado de los 202 escaños que el pueblo español h,a. dado al
socialismo. Y lo primero que observamos es que no hay cambio, sino un achatamiento, esto es, hacer inferiores a las -capas superiores, cuan­
do «lo ét,:co», como ahora se repite tanto, serla lo contrario, que las
capas de abajo pudieran tener un yate, pues el coche y la vivienda lo
tienen ya casi todos los que trabajan. Y he dicho achatamiento y quizá
debiera añadir una «n» y pronunciar «achantamiento» para aquellos
que
no militamos en tales filas ganadoras.
Ahora es cuando vosotros
y cada uno de nosotros, los católicos, he­
mos de serlo más y mejor. No con pataletas
y críticas por doquier, sino
(11) Juan Pablo l. en España. Texto completo de todos los discur­
sos, B. A. C., cuadernos de· Y A.
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Fundaci\363n Speiro

escribiendo y hablando de nuevo a nuestros semejantes, en un lenguaje
claro y significativo, y viviendo alegres, como verdaderos creyentes.
Dando ejemplos de fe, esperanza y caridad a las muchedumbres.
·A la
muchachita

que ha votado por la autorización del aborto no la conven­
ceremos de que tal acto es un homicidio, por muchas
miles de

firmas
en. contra

del mismo que se presenten ante las Cortes. Es, a toda una
reconducción «al

temor de Dios» a la que hay que llevarla. A los es­
posos que han votado por
el divorcio, hay que volverles a hablar del
«Amor a Dios», Trinidad Santa
-y; ejemplo simple del matrimonio--,
por su Indisolubilidad: padre, madre e hijos,
forman un triángulo que,
cuando el vínculo está bendecido por Dios, a través de su Iglesia, es
tan irrompible como la Trinidad. Al hombre, o a la mujer sin trabajo,
que se

desespera
y reniega de la vida y de sus semejantes, no los con­
vencerán con promesas, vengan del lado que vengan, sino con hechos,
y éstos serán posibles en tanto y cuanto .ese prometido «cambio» faci­
lite y estimule la inversión y el ahorro. Pero, en nuestro plano, hemos
de esforzarnos por encontrar soluciones. No
hay aquí economistas, pero
sí amantes de la Economía de Dios, que es la que a todos interesa
atender.
Escribe Vallet: «Un cambio fuerza nuevos
cambios. No

es posible
detenerse. Quienes creen cabalgar en la máquina del cambio no pue­
den detener

su carrera, pues, en ella, huyen hacia
adeúmte, en
la única
dirección en

la cual aún
esquivan y difieren la caída catastrófica, ya
ya el equilibrio resulta cada vez más difícil, con amenaza pregresiva.
mente

creciente, tanto en
proxi"midad como
en
extensi6n e
intensidad (12).
El párrafo, lo estamos viendo,
es estremecedor.

Y para contrarres­
tar lo señalado con voz casi profética, los amigos de la Ciudad
Católi­
ca han de

aportar todas sus mejores reflexiones y soluciones. No es mo­
mento de contemplativos, sino de esforzados guerreros como San
Fer·
nando, de trabajadores sencillos, como San José, y de ardientes caritati­
vos, como San Vicente de Paúl.
«Aquellos que tienen el valor de
resólver los

nuevos problemas en
su vida
-ha escrito Rabindranath Tagore (13)--son

los que elevan a la
sociedad a la grandeza».
Quiera nuestra Madre, en su advocaci6n de SEDES SAPIENT AE,
acogernos bajo su manto
y darnos inteligencia para llevar adelante nues­
tra tarea, en mayor ánimo cuando
más dura sea la misma. Recordad
aquello que
escribió el

Venerable Juan de
Palafox, Obispo
de Osma (14):
«Que no está la sustancia de la vida espiritual en el sentir, sino en el
servir; ni en el gozar, sino en obrar y en un amor verdadero, que es vi­
vir
ajustada el

alma a la voluntad de Dios en
lo interior, y con las
obras a su santa ley y consejos, en lo exterior».
Y esto es, amigos, lo que me atrevo a pediros,
rogándoos que

per­
donéis a
un hombre

de números, que se ha metido en «vuestros
zapa­
tos»

hasta al hacer la
poesia, con

la que voy a terminar,
y que compuse
ayer mismo, como resultado de mis meditaciones sobre «el temor-amor
de Dios», que han sido el centro de las palabras que os he dicho. _Dice
así:
(12) Juan Vallet de Goytisolo, En torno a la tecnocracia.
(13) Rabindranath Tagore, Gora.
,(14) Venerable Juan de Palafox, Varón de deseos.
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Fundaci\363n Speiro

TEMOR DE DIOS
784
(Soneto a modo de oraci6n)
A los suscriptores de « V e-rbo».
Si es principio de la sabiduria
el vivir temeroso tu Presencia,
no me niefN,lés, Señor, el que Tu Esencia
se refle¡e

en mi filosofía.
La creatura . que, i>oT amor, un día
de

la Nada
sac1Ute, reverencia
al Creador que la hizo y, en consciencia
al que todo lo puede, se confía.
Mas, si soy, por ser hombre, seme;ante
a Tu Imagen -y he de bendecirte
y alabarte por· ello a cada instante-,
aunque por Rey y Dueño te declamo,
como Padre y Señor, he de decirte
que te temo, mi Dios, ¡porque te amo!
Madrid, 30 de mayo de 1983 (Día de San Fernando)
Fundaci\363n Speiro