Índice de contenidos

Número 215-216

Serie XXII

Volver
  • Índice

Abelardo Pithod: Curso de doctrina social

INFORMACION BIBUOGRAFICA
sus páginas puedan parecer monótonas por reiterativas. Y, en
efecto, lo que este libro nos muestra, una vez
más, es
cómo !os
católicos cumplen con un grave deber cuando defienden eso que
podemos llamar
«la justicia social», pero no deben por ello es­
perar que se les. reconozca el mérito, y menos que se cuente con
ellos para una realización política efectiva. Porque lo que los
enemigos de la Iglesia buscan no es tanto
la implantación de
un orden jnsto cuanto
la de un desorden anti-cristiano. Para ello
suelen encubrir sus propósitos con el color de la filantropía
pero hay momentos, como ocurre cuando se rrata de procurar
el aborto, que tales pretextos se abandonan ya como inservibles,
y el propósito real se pone al descubierto sin más camuflajes. En fin, una historia ésta, la de Adame, que hace pensar;
pero cuyos nombres y momentos también es de justicia recordar.
A. d'ORS
Abelardo Pithod: CURSO DE DOCTRINA SOCIAL (*)
Abelardo Pithod nació en Mendoza (Argentina), en 1932. Cur­
só estudios universitarios en Córdoba y Mendoza, graduándose en Filosofía. Después obtuvo el diploma de Psicología en la Universidad de Madrid. También estudió en París, en el Insti­
tuto Católico y en la
Maison des

Sciences de L'Homme. Ha
ejercido la docencia universitaria durante más de quince
_ años
en

Cuyo, tanto en
la universidad estatal como en la católica.
Luego,
-ingresó

en el Consejo Nacional de Investigaciones Cien­
tíficas y Técnicas, y desde entonces se dedica exclusivamente
a la investigación en el campo de la psicología social.
Ha publi'
cado

numerosas obras y artículos de revista sobre diferentes te­
mas de su especialidad
· y

actualmente dirige los
Cuaderno~ del
Centro

de Investigación de Cuyo
(C. L C.). _
El

libro que reseñamos resume muchos años de enseñanza
en el Centro de ·Formación Teológica del Arzobispado de Men­
doza,
así como miiltlp1es conferencias
sobre
la doctrina social
católica.
· · ·
Su

propósito es que sirva de texto sobre
la materia erÍ-cen,
tros

de enseñanza media, y es
patente su

preocupación didáctica
que
se refleja

en
úna ¡wía con que inicia el libro, para facilitar
(*) Coleccióll dé ensayos doctrinlltios. Cruz y Fi~to, Editores, Bue­nos Aires, 1979, 265 p,lgs., 18 cms., ·rustica. -
747
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
su uso por profesores y alumnos. El obispo-rector de la Pon­
tificia Universidad Católica
Argentina, Monseñor
Octavio N.
De­
risi, en unas palabras iniciales avala la ortodoxia de la enseñanza
expuesta en el texto.
·
El

contenido de
la obra es. amplísimo, pues no sólo com­
prende los fundamentos de lo que habitualmente se entiende por
doctrina social de
la Iglesia, sino de todo el orden social, econó­
mico
y político, tan estrechamente relacionado.
En trece capítulos
y un anexo se expone:
- La Iglesia
y lo

social.
- El magisterio social de
la Iglesia y su interpretación.
- El orden natural como fundamento de la doctrina social.
- Los gtandes principios de la doctrina social
y política.
-

La persona humana.
- El principio de subsidiariedad. La familia. La educación.
- La profesión y el mundo del trabajo.
- El orden económico. - Las asociaciones y corporaciones.
- La sociedad política. Autoridad y función del Estado.
- La Iglesia en el mundo moderno. - Los supuestos filosóficos de la doctrina social cristiana.
- Las
ideologlas: el

liberalismo.
- Las ideologías: el marxismo.
- Vademecum de la doctrina y
¡raxis marxista.
Todo

el libro refleja una sólida preparación intelectual, pero
al lado de algunos capítulos redactados en estilo periodístico y
con indudables propósitos de amplia difusión y facilidad de asi­
milación de la enseñanza expuesta, que a mi juicio constituye
su principal mérito, otros son de mayor profundidad filosófica,
indudablemente por la especial preparación del autor en
la ma­
teria.
Se hacen, como es lógico, numerosas citas de textos ponti­
ficios, hasta Juan XXIII inclusive,
algunas de
Santo Tomás,
básicas, sobre el fundamento de
la sociabilidad, autoridad, etcé­
tera, y repetidas de Sacheri, de tan grata memoria para todos. El espinoso tema de los bienes superfluos merece atenta
re­
flexión: «muy pocos reconocerán como superfluos, bienes que
poseen».

Por eso es necesario crear una conciencia sobre el par­
ticular. «El individualismo y el afán de bienestar. de estatus,
han hecho que hayamos perdido toda conciencia de lo superfluo. Por cierto que
lo superfluo varía según el estado . . . Pero esto
748
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
debe tener un límite ... Una persona de posición, que vive en
una buena vivienda, en un barrio adecuado a su posición so­
cial, etc., ¿puede, sin -más, cambiarse a otra vivienda más opu­
lenta, por el simple hecho de seguir subiendo? Resulta difícil­
mente justificable. El cristiano debe practicar una cierta auste­ ridad, virtud que
está en

contra de los criterios sociales actuales.
A esta obligación de dar lo superfluo y de practicar
la austeri­
dad, se suma
la necesidad de ejemplaridad cristiana. Los cris­
tianos debemos
ser testimonios
vivos, empezando por la propia
familia. La obligación de los padres cristianos de educar a los
hijos en un cierto orden de desprendimiento, es grave. En esto es poco lo que se hace, y no sólo entre los muy ricos ... y las
costumbres se relajan por exceso de bienestar. La sociedad de consumo y el confort, debe ser críticamente analizada en este
sentido» (pág. 123 ).
La propiedad debe difundirse. «La solución no es
desposeer
a

los que tienen, sino hacer que los bienes del mundo no pierdan
su dimensión de bienes sociales». Por eso la difusión de la pro­
piedad debe ser
máxima .

. . «La única solución viable
al pro­
blema crónico de la desproporción entre lo que va
al sector
capital y lo que va al sector trabajo, es facilitar a los trabaja­
dores la participación en la propiedad de
las empresas» (pág. 124 ).
«Aplicar los mismos
criterios sociales

a
la empresa de paí­
ses desarrollados que a la de los subdesarrollados, constituye
un error económico. A medida que más se capitaliza un país, se le puede socializar más, valga la paradoja. Pero si la socia­
lización se
realiza antes

de tiempo, toda la economía se estanca.
Es mejor industrializarse más lentamente pero distribuir más
generosamente las riquezas que a la inversa, en igualdad de cir­
cunstancias. La habilidad estará en encontrar el punto conve­ niente» (pág. 125).
Existen distintos modos
y grados de participación y coges­
rión en
la empresa, y la uitilidad que en ocasiones puedan
tener no debe conducirnos a deducir necesariamente «que la
relación de dependencia sea en sí, contraria al derecho. En efec­
to, mientras el trato sea justo, y se rija por el principio de la
reciprocidad de las prestaciones, no se puede sostener que un
determinado modo de relación empresarial, como es la coges­
rión, sea de derecho natural. La situación salarial no es en sí
misma inmoral, siempre que el trabajo sea remunerado con jus­
ticia y dignidad. Técnicamente hablando, no es obligación mo­ delar el contrato de trabajo sobre
el contrato de sociedad» ( pá­
gina 135).
749
Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BiiBLIOGRAFICA
Los modos y grados de participación están en relación con
la situación concreta de
cada empresa.
Igual debe hacerse para la determinación del
s,µario .justo
en

que debe contar
la situación del trabajador y de la empresa,
así como las exigencias del bien común (pág. 140). Este prin­
cipio tiene igualmente aplicación para
la fijación del precio jus­
to (pág. 141). Se cierra el libro con un anexo interesantísimo en el que se
expone en preguntas
y respuestas breves, lo principal de la doc­
trina marxista, método que pone de relieve
y en forma esque­
mática, pero sólida
y con oportunas citas, la perversidad y ar­
tificialidad de la misma, por su radical oposición al orden na­
tural establecido por el Creador.
GRABIEL ALFÉREZ CALLEJÓN
750
Fundaci\363n Speiro