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Número 221-222

Serie XXIII

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La estrategia de la rosa

LA ESTRATEGIA DE LA ROSA
POR
JOSÉ ANTONIO SANTOS
Recientemente ha aparecido el libro T he role of finance in
the
transition to socialism, simultáneamente en Londres y New
Jersey, del que es autora Stephany Griffith-Jones, economista que tuvo a su cargo el «Departamento de Crédito a empresas
nacionalizadas» del Banco Central de Chile bajo el mandato de
Allende y que fue también presidenta del primer banco nacio­
nalizado.
Se trata de un trabajo elaborado en Cambridge, en el que
se examinan las dificultades por las que han atravesado las ex­
periencias de la Unión Soviética
(1917-25), Checoslovaquia
(1945-48)

y Chile (1970-73), para extraer unas
conclusiones ope­
rativas.
Estas conclusiones se ofrecen directamente a Nicaragua y a
todos aquellos países en los que
. se
intenta una transición al so­
cialismo; dado que el caso español puede considerarse razona­
blemente dentro de esta categoría, creemos que tiene gran inte­
rés la reseña de este libro.
J. LA ESTRATEGIA•OBJETIVO.
Desde su punto de vista, el principal logro político en el
área occidental lo constituye «alcanzar una transición parlamen­
taria al socialismo», esto es, una
transición que
mantenga en
fa
sociedad un pluralismo mayor que el existente en los actuales
·-Estados socialistas.
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Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO SANTOS
En función de este objetico, se debe diseñar la estrategia que
permita obtener las mayores ventajas posibles en
cada nación
situada dentro del área dominada por la «pax americana»; área
cuyos criterios rectores podemos resumir en anti-comunismo ( va­
lor que predomina en el partido republicano), democratísmo fe­
deralista (preponderante en el partido demócrata) y economía
de

sector privado (propiedad privada de medios de producción y
mercado librecambista).
Lógicamente, la estrategia es avanzar durante los mandatos
demócratas y consolidar en los períodos republicanos; ello exige
un respeto formal del pluralismo democrático ... y
el apoyo per­
manente de influyentes grupos de opinión americanos (
1).
Los criterios de actuación de las fuerzas socialistas se alte­
ran así, sustancialmente, subsistiendo tan sólo
el principio mo­
derno
que se formula de la siguiente forma: «las soluciones
adoptadas serán correctas si son
funcionales a la estrategia-ob­
jetivo de lograr
y conservar el poder», que, «en esta etapa, cons­
tituye la tarea más importante de la izquierda», y que, «debe
entenderse en sentido extensivo» ( cualquier nivel o ámbito de
poder es bueno para ser apropiado, es decir, «logrado y conser­ vado»).
El principio es tan moderno como Maquiavelo, cuando
afir­
ma

que el
:6n justifu:a los medios, o como aquellos dánaos que
pretendían hacer

creer que el caballo de
madera abandonado
a
(!) Por ejemplo, Paul Lewis escribe, en The New York Times, al
principio de diciembre de 1983: «Es paradójico que el giro Político a la
izquierda en el sur de Europa haya traído un movimiento hacia la dere­
cha en la economía. Estos gobiernos socialistas están recortando gastos,
frenando salarios e intentando vivir dentro de sus posibilidades. En vez de
nacionalizar, tratan de reducir las compañías estatales, y hablan de las
virtudes de la libre empresa, haciendo más fácil a los empresarios despedir
a los obreros
que les sobran. Todas estas medidas de austeridad son para
evitar la bancarrota._.. Los socialistas espafíoles intentan nacionalizar s6lo
unas
cuantas compañfas
generales_, mientras
tratan de poner coto a
parte
de las regulaciones que encorsetaba)} la vida económica en tiempos de Fran­
co. Pero,
al mismo tiempo, tratan de subir los impuestos para cubrir los
gastos ... ».
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las puertas de Troya era una ofrenda a los dioses ... Es, en de­
finitiva, una versión
actualizada de
la consigna de
·Malon: «sepa­
mos

ser revolucionarios cuando
las circunstancias lo exijan, pero
seamos siempre reformistas».
11. DETERMINACIÓN DE LO FUNCIONAL. .
Partiendo de una crítica inicial: «tanto los científicos socia­
les
como los políticos de la izquierda se
han inclinado a concen­
trar sus esfuerzos y experiencia en las reformas estructurales,
apartando la atención teórica y la capacidad operativa
de los
asuntos económicos y financieros del corto plazo ( que es donde se abre la brecha grave) por la creencia (ingenua) de que las
reformas estructurales (reforma agraria, nacionalizaciones ... ),
conducirán por sí mismas o, al menos,
contribuirán sustancial­
mente,

a la solución de los problemas de corto
plazo»; y basán­
dose en el
estudio de

pasadas experiencias,
afirma que

«hay que
extraer conclusiones que, por supuesto, no pueden aplicarse de
modo mecánico en contextos diferentes».
Concretamente, «al no poderse aplicar en Clúle en 1970 y en
Argentina en 1976, mecanismos que redujesen los efectos nega­
tivos de los grandes desequilibrios financieros
(y que hubieran
sido verdade1:amente funcionales a la estrategia-objetivo) se es­
taba afectando a la propia viabilidad de
la· economía

y del go­
bierno socialista, ya que se suministraba a la oposición su capital político y se favorecía, en la práctica, las fuerzas sociales más
enfrentadas al
socialismo» que

son, para
la autora, las partida­
rias del mercado libre y de la ortodoxia económica estricta.
«La no aplicación de políticas funcionales es aún más peli­
grosa
en los contextos en los que las fuerzas socialistas
· tengan
todavía

un control niuy incompleto de la estructura institucio­
nal y del aparato estatal». «Hay que ser conscientes de que, frecuentemente,
las opinio­
nes técnicas están sujetas a limitaciones políticas, y de que los
errores cometidos acarrean efectos de la máxima gravedad, por
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cuanto aumentan la oposición de importantes grupos sociales o debilitan el apoyo de
otros, pudiendo
conducir a
la caída del
gobierno ( mediante elecciones o mediante involución violenta,
según los casos)».
Por ello, reafirma su conclusión afirmando que «en los casos
de vía no violenta hacia el socialismo resulta más importante
todavía
la aplicación de políticas financieras correctas».
En resumen,
tan «funcional» (para lograr y conservar el po­
der) es evitar en lo posible
los grandes
desequilibrios financieros
y la capitalización de sus efectos por
la oposición, como alcanzar
un
control completo

de la
estructura institucional
y del aparato
estatal.
Los modos de evitar la capitalización de
lo desfavorable y de
aumentar el
control sobre

instituciones sociales y organismos
públicos son pertenecientes al mundo de los «científicos socia­
les» de lo político ( acciones de partido o de sindicato para dis­
ciplinar cada puesto con trascendencia social) y al mundo de los
«científicos sociales»

de
la cultura (acciones de los mass-media
sobre las costumbres y la enseñanza). Son cuestiones que quedan
alejadas del mundo de los «científicos sociales» de lo económi­
co, y que se
menciorum pero

no constituyen el objeto del traba­
jo que comentamos.
En éste, el análisis se
centra sobre

las políticas «funcio­
nales» en materia de desequilibrios financieros, dado que «sor­
prende que hasta ahora se haya hecho tan poco análisis y tan
escasa evaluación del papel de la política financiera durante
la
transición preliminar al socialismo» (siendo, como le parece a la
autora, susceptible de tratamiento
científico).
Estamos, por tanto, ante un esbozo de las tácticas que de­
ben aplicarse en lo lnanciero para que, complementariamente a
las aplicadas en
lo político y cultural, sea posible lograr y con­
servar el poder mientras se va operando lo que Gramsci
llam•
«la

mutación del sentido común» en el conjunto de cada socie­
dad nacional no desarrollada del
área occidental.
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111. LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS FUNCIONALES.
En los tres estudios del caso « se comprueba un · empleo in­
suficiente e incorrecto de las siguientes políticas: de precios en
las empresas del sector público, de tipos de interés en los ban­ cos nacionalizados, fiscales
y de rentas ... ». «En las fases de tran­
sición preliminar hacia el socialismo se da una tendencia hacia
el gran aumento del gasto público que coexiste con la dificul­
tad de aumentar los niveles tributarios, lo que se traduce en un
déficit fiscal creciente ... ».
«Por consiguiente, es
fundamental que el gobierno adopte po­
líticas deliberadas para captar un mayor excedente financiero del sector privado». De esta forma, «dependerá menos de la fi.
nanciación del déficit vía la emisión de circulante (impuesto atí­
pico que genera los desequilibrios financieros
en que finalmente
se agotaría la política gubernamental)» ... y «ganará margen de
maniobra para aplicar la planeación física, la reforma monetaria
y el racionamiento como remedios progresistas a los altos nive­
les de inflación, los graves desequilibrios exteriores y la escasez
generalizada».
Se observa que la receta progresista para equilibrar los des­
fases en los sectores público y exterior debe realizarse
funda­
mentalmente a expensas de los recursos financieros del sector
privado nacional. Para ello, se recomiendan variados tipos de políticas coherentes con esta finalidad:
l. Políticas de precios de las empresas del sector público.
En los tres casos analizados, «los aumentos de precios de las
empresas estatales fueron muy inferiores en promedio a los de
las empresas privadas, sobre todo en
el· comercio

minorista ...
De esta forma se produjo una transferencia de recursos hacia el
sector privado reforzándole económicamente, como ya había se~
ñalado que así ocurriría Preobrazhensky en 1926» ( este econo-
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mista de la revolución rusa sería luego purgado en 1937); por
el contrario, «debía de haberse reforzado al sector público,
fi­
nanciando así su mayor inversión a través de aumentos de pre­
cios
discriminatorios» (mayores
para los bienes de consumo de-
. clarados no esenciales). Así, pues, los precios deben ser un ins­ trumento de control del sector privado y de
reasignaci6n de re­
cursos con criterios «funcionales».
2. Políticas de tipos de interés.
«Especialmente en Chile, se aplicaron tasas de interés rea­
les (nominales menos la inflación) muy negativas; ello. se ha
revelado como disfuncional para
la estrategia política adoptada,
ya que se transferían excedentes hacia el sector privado sin al­
canzar la
finalidad de

dominar una inflación cuya causa principal
era la excesiva demanda». Es decir, el precio del dinero debe set
beligerante con criterio igualmente controlador de lo privado.
3. Políticas impositivas. «Suele subestimarse la capacidad de aumentar los ingresos
del Estado por vía fiscal y la virtualidad de su empleo político». «Se cree (erróneamente) que se puede ganar a los pequeños y
medianos campesinos y empresarios con concesiones fiscales; sin
embargo, su actuación está más determinada por consideraciones
como la carencia de seguridad sobre el futuro de sus propie­
dades».
«Es cierto que hay unos límites políticos al aumento de
la
presión fiscal; estos límites varían en las diversas situaciones
concretas de cada país y a
lo largo del tiempo, según se vaya
afianzando el poder <Íd • gobierno socialista sobre la alianza de
clases en
la que se apoya» ( y su dominio del aparato· estatal y
de la estructura institucional).
«En todo caso, esta
¡,olítica .puede

y debe desempeñar un
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LA ESTRATEGIA DE LA ROSA
papel muy importante para contribuir a la extracci6n de exce­
dentes
al sector privado durante la transición preliminar al so­
cialismo». De nuevo el control y erosión de
la actividad priva­
da (nacional).
4. Políticas de rentas.
En esta fase de la transición, «la presión por mayores suel­
dos y salarios suele contribuir a un _crecimiento de la demanda
por encima del nivel de oferta a pleno empleo, acentuándose
los desequilibrios del sector público y de la inflación».
«Se requiere, por tanto,_ aclarar a las bases que hay restric­
ciones reales al crecimiento económico, resolviendo qué aumen­
to
de ingresos para cada grupo social es compatible con una de­
manda adecuada a la oferta disponible ... Hay que aclarar sufi­
cientemente a
las bases que los beneficios a largo plazo de la
construcción socialista no pueden otorgarse en los primeros .áños
de transición».
«Ahora bien, la posibilidad de regular los aumentos salaria­
les
depende en

buena medida del poder del gobierno sobre la
sociedad y del nivel de educación
y conciencia políticas de los
trabajadores
y empleados públicos... Pc,r ello, la disuasi6n y la
persuasi6n desempeñarán un papel primordial, siendo igualmen­
te útil
la vinculación de los aumentos de salarios reales a la apro­
bación parlamentaria de mayor presión fiscal».
Esta política produce, por
su parte, numerosos espejismos
en el seno de las organizaciones empresariales, que ven
. solamen­
te

los beneficios de corto plazo sin valorar el sentido último de
la
misma.
IV. Los PELIGROS DEL DESEQUILIRRIO FINANCIERO.
«La no aplicación de estas políticas de corto plazo es de ma­
yor importancia crucial para la viabilidad de las transiciones par­
lamentarias al socialismo, dadas
las condiciones

-desfavorables
que
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predominan en el panorama internacional a principios de la dé­
cada de los ochenta». «Son los gobiernos socialistas, aún mils que los
conservado­
res,

los que necesitan seguir una politica financiera cuidadosa y
estricta, desechando la creencia de que los problemas financieros
desaparecerán una vez efectuadas las transformaciones estructu­
rales»; lo
cual no obsta para que, como se ha visto en España
(camapaña anti Villar Mir de 1976), se pongan todo tipo de difi­
cultades a una politica de equilibrio financiero cuando venga
propuesta desde otros sectores politicos no socialistas1 aun a sa­
biendas de los enormes costos económicos implicitos en este
obstruccionismo.
Está claro, por tanto, que las politicas de equilibrio finan­
ciero pueden ser funcionales (potenciando el control del poder
por las
fuerzas progresistas)

o disfuncionales (potenciando la ac­
ción del sector privado en base a la concepción subsidiaria) y
se admite que aquéllas puedan ser necesarias en la fase de tran­
sición al socialismo, dados los peligros que pueden generar estos desequilibrios. Ahora bien, ¿de qué forma afectan a
la estrategia­
objetivo los

desequilibrios citados?
«Mientras la economía pueda
res¡itinder aumentando el em­
pleo de la capacidad de producción ociosa
y mientras no surjan
limitaciones del sector exterior, es conveniente el aumento de la
demanda agregada; pero, todo incremento por encima de este nivel generará una
brecha creciente entre demanda y oferta ( to­
tal o sectorialmente), sobre todo si se considera, además, que la
oferta puede verse afectada negativamente por las modificacio­ nes estructurales
' sobre

la propiedad y su administración».
«Esta brecha

sólo puede salvarse temporalmente, bien por
medio de mayor inflación ( que trastorna al mercado
y dificulta
la planeación), bien permitiendo escaseces
y racionamientos (que
irritan por la necesidad de organizar colas y por la aparición del
mercado negro), bien mediante aumento de importaciones ( que
agotarán las reservas- de divisas y llevarán a un endeudamiento sin retorno), o bien mediante una combinación de estos tres pro­
cedimientos... Aunque estos efectos disfuncionales pueden mi-
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LA ESTRATEGIA DE LA lj.OSA
tigarse con un sistema completo de racionamiento, acaban ha­
ciendo vulnerable al gobierno . que no sea capaz de adoptar de­
cisiones

explícitas sobre los niveles de inversión y de consumo
de los distintos grupos sociales». Considera, por tanto, que «el desequilibrio financiero afecta
a la estrategia-objetivo de manera frontal», y que «no favorece el logro y conservación del poder necesario
para la transición
parlamentaria al socialismo»; es tan disfuncional como pueda
serlo una «marcha de las cacerolas vacías».
v. COMENTARIO BREVE.
La estrategia-objetivo del socialismo ha ido variando en cada
momento histórico. Así, en el caso del socialismo alemán, que
puede servir de ejemplo por ser «primus
ínter pares»

histórica
y financieramente considerado, vemos que fue inicialmente utó­
pico,
luego
márxista, luego
reformista,
luego· revisionista, des'
pués

del congreso de Bad Godesberg democrático
y, ahora, en
mayor medida, puesto que siempre lo ha sido, internacionalista. Esta evolución no puede extrapolarse sin más
al socialismo de
otros países, ya que
la llamada «conciencia del movimiento obre­
ro»

(
científicos sociales,
sindicalistas y políticos) puede encon­
trarse en una etapa diferente debido al distinto nivel de vida
en el que actúan ( no olvidemos que se trata de una
ideología
materialista). ·
En

su estudio sobre la socialdemocracia, señala Vallet (2)
que «la evolución reciente de
este movimiento

va desde el com­
promiso nacional limitado a los países desarrollados hasta un compromiso mundial que aspira a implantar el N.
l. E. O. ( nue­
vo

orden económico internacional)»; se concede así
·prioridad a
los

recién «descubiertos» problemas económicos Norte-Sur sobre
los problemas Este-Oeste con sus implicaciones de enfrentamiento
(2) «La socialdett?.ocracia», Juan V_allet de GoytiSolo, en l( erbol, n:ti­
mero 211-212. ~-141-163.
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ideológico, situando a medio plazo la dialéctica internacional
sobre el terreno, más ortodoxo en términos socialistas, de la lu­
cha de clases. Terreno
en el que parece más factible la conquista
del

poder político para aplicar la receta «científica»
del desarro­
llo

neocapitalista (mezcla de socialismo post-keynesiano, opcio­
nes autogestionarias y .no-alineación con bloques), que permita la
mutación
gradual de las democracias burguesas en democracias
populares.
Continúa Vallet: «el socialismo distributivo del consumo vive
parasitatio del gran capitalismo de producción, y éste se bene­
ficia del monopolio de hecho que deriva del peso
fiscal y de los
gravámenes sociales que caen sobre los posibles competidores
nacionales». Es frecuente escuchar el argumento de que los
in­
versores extranjeros' tienen más confianza en el futuro de la pro­
pia_ nación, ¿por qué será?
En los países subdesarrollados «este idealismo racionalista
y mecanizador se atribuye la legitimidad absoluta para hablar y
disponer en. nombre ·de todo el movimiento obrero», en la ené­
sima
y moderna versión del despotismo ilustrado que «olvid"
que

el bien moral es la parte más importante del bien común,
por el cual debe velar el orden político». Modernismo que ya
aparecía «en

la Atenas
de Temístocles y Paricles, cuyas realiza­
ciones criticaba Sócrates por su vaciedad». Vaciedad que se vuelca en
la llamada «lógica de las necesi­
dades materiales»; esto es, la salvaguarda del nivel de vida de la
clase trabajadora; para ello se planea un orden de prioridades
que no

introduzcan el desconcierto y la incertidumbre en el
sis­
tema económico durante la fase de transición al socialismo. Sen­
cillamente, la «conciencia del movimiento obrero» tiene que sa­
crificar impaciencias doctrinales que pudieran causar un descen­
so
'brusco del
nivel de vida, porque no hay compensación ética
o política que resista este efecto disfuncional en el corto plazo.
Todo ello está patente en el
caso español, en el que se apre­
cian planos diferenciados según el ámbito de aplicación de la
estrategia-objetivo, según sea internacional o interior.
En el ámbito internacional se pretende ejercitar una especie
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LA ESTlUITEGIA DE LA ROSA
de protectorado patemalista sobre los países hispan~-americanos
a

través del llamado «Grupo de Contadora»,
y marcar unas dis­
tancias reticentes respecto del bloque occidental, que son estra­
tegias propias de país desarrollado (protagonista),
En lo interior, los objetivos son los
de «consolidar la de­
mocracia» y, sobre todo, después de las elecciones de octubre
de 1982, promover
la «transición parlamentaria al socialismo»,
que, como hemos visto, son estrategias propias de países «en vías de desarrollo» ( o de soberanía reducida).
En éstos la estrategia de la rosa se orienta a la imposición
gradual del modelo socialista, y no cabe duda que
el caso espa­
ñol se encuadra dentro de esta modalidad.
Así, en lo cultural, se promueve la sugestión colectiva apro-1 .••
piándose del protagonismo en los usos y costumbres populares
y confiriendo nuevos significados a sus conceptos clave (libertad,
patria, derecho, ética, justicia, democracia ... ); en lo político, el
ciudadano queda bajo el síndrome de la dependencia de que todo
se debe esperar del Estado
y es natural que así sea. Dependen­
cia y sugestión que vienen a potenciar la plaga del nihilismo
personal y colectivo en primer término, y a facilitar la perpe­
tuación de la tecnoburocracia iluminista en el poder político
como resultante final. Son las pequeñas espinas de cada día.
En lo
económico, las recetas Griffith-Jones parecen aplica­
das al pie de la letra. Unas veces se incrementa el peso de lo
público a expensas de lo privado:
ahí están

las políticas finan­
cieras «agresivas» para captar el ahorro privado por parte del Tesoro, Instituto de Crédito Oficial, Telefónica, Renfe ... ; o los
aumentos de precios «realistas» en los servicios públicos, como
el metro, ferrocarriles, autobuses, aviación, gasolinas ...
Otras veces se intenta moderar los deseqwlibrios financieros:
ahí están

los acuerdos salariales por debajo del indice de precios
al consumo
y la flexibilidad de plantillas, aceptadas por unos sin­
dicatos casi revolucionarios hasta el acceso del socialismo al po­
der; o la flotación «limpia» de la peseta, que se modifica desde
una paridad de 118 pesetas-dólar en octubre de 1982, hasta otra
39:
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]OSE ANTONIO SANTOS ·
de 155 pe.;,tas/dólar doce meses más tarde ... ; o el progresivo
acaparamiento de los recursos financieros mediante subida de los
coeficientes legales a bancos y cajas ...
De estas recetas se sigue un avance en la despersonalizacióo
del trabajo, que ya era grave, bajo el lema que afirma que «so­
cialismo es libertad». Son los aromas de
la flor.
En resumen,
la estrategia de la rosa, con sus aromas y espi­
nas, es oportunista y progresiva; sabe que hay un camino a re­
correr

junto a los futuros «clisid_entes». Por ello se muestra con
un grado de tolerancia variable en funci6n de las circunstancias
y se cubre con un cierto cinismo frente a todo lo que pueda re­
sultar «disfuncional» en
el corto plazo; según su análisis, el lar­
go plazo no sería más que una sucesión de cortos plazos en la
dirección adecuada, y lo único que importa es mantener esta
dirección.
Madrid, enero de 1984.
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