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Número 221-222

Serie XXIII

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Salvador Abascal: Madero, dictador infortunado

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Salvador Abascal: MADERO, DICTADOR
INFORTUNADO
(*)
Salvador Abascal es persona sobradamente conocida entre
los católicos mejicanos. Luchador infatigable contra la ·Revolu­ ción
(la mejicana es sólo un capítulo de la Revolución mundial),
le ha presentado batalla en
los mil campos en que aquella com­
bate a a sociedad: el religioso, el político,
· el social,

el intelec­
tual ... Historiador acreditado por publicaciones anteriores, acaba de
ofrecer al público una excelente biografía de Madero que sitúa
a ese personaje, ensalzado a inmarcesibles cumbres
de gloria por
la historiografía liberal y masónica, en su verdadera dimensión
histórica, Pero
el libro
no es sólo una
semblanza del
asesinado
presidente de Méjico. Aquel borrascoso período en
el que

se gestó
la Revolución mejicana, que setenta años después aún sigue en
el poder,

se nos muestra con gran objetividad aunque, cierta­
mente, desde la beligerencia. Nos parece, por tanto,
el libro, una
fuente
imprescindible para quien quiera conocer aquella época
cuyos envenenados frutos siguen siendo la cosecha del Méjico de hoy.
La historia de
lo que fue Nueva España, con el brevísimo
paréntesis trágicamente roto de Iturbide, es
la de la lucha entre
el Méjico católico liberado por España de la sangrienta tiranía azteca y bendecido
por el cielo desde aquellos días con las rosas
guadalupanas y el Méjico anticristiano de
la masonería y la Re­
volución. Pocas gestas
más gloriosas

en
la historia del catoli­
cismo
.se han

conocido que
la sublevación cristera, en la que un
pueblo asumió, a costa de mil sacrificios, de asesinatos inconta­
bles, .la defensa de su fe amenazada. La victoria de un Méjico
institucionalmente católico estuvo a punto de alcanzarse pero por motivos oscuros y tristes no se logró. Pero
sí se salvó la fe
de Méjico y las multitudes que afluyen constantemente a Gua-
(•) Editorial Tradición, México, 1983.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
dalupe y el reciente viaje de 'Juan Pablo II a aquellas tierras son
buena
prueba de
elh Pero
la Revolución continuó en el poder
y los héroes oficiales de Méjico son Hidalgo y Morelos, Juárez,
Lerdo de Tejada, Cárdenas, Calles y Madero. Pero antes de hablar de Madero es preciso hacerlo de Por­
firio Díaz. Y así lo ha entendido Salvador Abascal, que dedi­
ca al «porfiriato» abundantes páginas
de lúcido análisis. El lar­
guísimo mandato del general
Díaz, que prácticamente cubre de
1876 a 1911, y contra el que se levanta la Revolución mejicana,
puede hacer pensar a algunos que personificaba tendencias con­ trarias a las de los que lo derribaron. Del relato. de Abascal se
ve clarísimamente

que no era
así. Según
él, «en
lo religioso,
tanto

en doctrina como en moral, el porfiriato es apóstata y re­
volucionario: apóstata que además. creó un clima de apostasía social; revolucionario que hirió a
la Iglesia en lo m·ás delicado:
en
la niñez, con plena conciencia, impidiéndole el conocimiento
de
la ciencia suprema, la relativa a Dios; y en los débiles -los
obreros, los campesinos, los indígenas-, haciéndoles difícil el ejer­ cicio de
la virtud, alejándolos de la Iglesia, y por la opresión en
que permitió que se les mantuviera, .quizá sin darse gran cuen­
ta de ello, por fidelidad a su credo liberal del laissez /aire, de
que en

todo contrato la voluntad de las partes es
la suprema ley
y de que en materia económica el Estado debe concretarse a desempeñar el papel de gendarme que guarda
el orden de la vía
pública». Era, además, Gran Maestre
de la Masonería.
Son también de especial interés las páginas· en las que se
re­
lata el desmoronamiento de un régimen. vacío de contenido ideo­
lógico como no fuera el sectario contra la Iglesia. Parecía la es­
tabilidad instituída y cayó al embate de un puñado de desarra­
pados. Ni supo ni quiso defenderse. Triste final de no pocas dic­ taduras
y lleno de ensefíanzas.
El poderoso vecino del Norte
ha pesado siempre como espada
de Damocles sobre Méjico. Exportador de revoluciones que mi­
naran a
la nación colindante y de sectas que destruyeran su con­
ciencia católica, el papel histórico de los Estados Unidos de Amé­ rica ha
sido trágico

para la causa hispánica. con su profundo sus­
trato misionero.
y evangeliza4or ., . En. la Revolución .. mejicana . que
Sf: .. _iniciaba, . COIDO tantas otras-. veces1 su. ·peso dedsiv9 estaba al
lado, de los peores. · · .. .. . . , . .. . . .
• .. 0tro ,de
los

mitos de
la _Revolución, Emiliano Zapata, .es de­
vuelto al
puesto que

le corresponde de bandolero sanguinario.
Y las pruebas son irrefutables, .En
carnbic, .cle.tr1uestra. una simpa­
tía por

el general Reyes que
tÍo acabo, de

'compartir. De acuerdo
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
en que -sus cualidades personales y morales estaban muy por en·
cima·

de las de muchos de los coprotagonistas del drama
.. Pero,
¿ de haber triunfado, su Méjico seria el que sueña Abascal y el
que deseamos qnienes
· estamos

empeñados
. en
su mismo
com­
bate?
Y, para concluir, Francisco I. Madero, hilo conductor de toda
la trama. El «apóstol de
. la

democracia» queda reducido a su
verdadera
y mínima

talla. Vanidoso,
espiritista, reencarnacionis­
ta,

masón, incapaz de gobernar un país que se le había entregado,
místico alucinado de una causa que no era otra cosa que su
pro­
pia

persona,
de una egolatría exarcebada, su mandato que no
tuvo nada de democtático, fue
una verdadera dictadura incapaz
de contener
el caos en que se debatía el país. Cuando cayó estaba
completamente
desacreditado. El

atroz ctimen que concluyó con
su vida puede
y debe despertar conmíseración. Pero no justifica
su

lamentable carrera política. La canonización revolucionaria
de Madero se debe a motivos muy distintos que a sus méritos.
Del libro. de Abascal, vehemente y beligerante, ya lo hemos di­
cho, resulta con toda claridad.
Lo recomendamos muy sincera,.
mente

a quienes quieran saber lo que fue, de verdad, el
Mé­
jico de ayer y a quienes pretendan entender el Méjico de hoy,,
gobernado

por los hijos espirituales, ya que no los tuvo de la
carne, de
Francisco I. Madero.
FRANcrsco
JoSÉ FERNÁNDEZ nE LA CrGoÑA.
German Doig K.: IGLESIA Y MARXISMO (*)
«Hay quienes creen posible ser cristiano y marxista a la
vez. La incompatibilidad de ambas opciones ha sido tema
pre­
sente en numerosos pronunciamientos del magisterio».
Este comentario aparece en una brevísima reseña en
la con­
traportada de la obra que anilazamos, ya que antes de incidir en
el tema de las iglesias iberoamericanas y su infiltración por el
marxismo, y de introducirnos en las enseñanzas del episcopado
de los países iberoamericanos, se hacen unas breves, pero a la
vez interesantes
y básicas referencias a lo que es el marxismo,
el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el concepto
que para Marx merecían Dios
y la religión, así como la con­
cepción

del hombre y
la lucha de clases. Resulta particular-
(*} Editorial Aprodea, Llma (Perú}, 216 págs.
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