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Número 225-226

Serie XXIII

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«La teología de la liberación» de Karl Marx (I)

LA "TEOLOGIA DE LA LIBERACION" DE KARL MARX
POR
MIGUEL PoRADOWSKI.
El «marxismo» es formulado, por primera vez, en la Teología
de la
Iiberaci6n de Karl Marx (*); de ahí que esta «teología»
tenga una doble importancia: como tal, en sí misma,
y como la
primera formulación del marxismo de Marx. En otras palabras:
qllien quiera

conocer
el auténtico marxismo de Marx no puede
prescindir del estudio de su
Teologla de la Liberación. Más to­
davía,

nadie puede comprender
y apreciar debidamente las actua­
les «Teologías marxistas de la Liberación» (las de Gustavo Gu­ tiérrez, de Hugo Assmann,
de Morelli,

de Juan Luis Segundo
y
de tantos otros «teólogos» marxistas-comunistas) sin previo co­
nocimiento

del «modelo», la primera
y más importante de ellas,
que es la
Teología de la Liberación de Karl Marx. A pesar de
(*) ¿No es acaso un abuso hablar de la «Teología de la libetación» de
Karl Marx? ¿Puede un declarado ateo formular una «teología»? Pues bien,
parece que

este término está completamente justificado, ante todo cuando
se trata de
la así llamada «teología negativa», muy en boga al final del
siglo
XVIII y en los tiempos de Marx, quien, junto con sus compañeros de
la asociación «Die Freien», se coloca en la corriente de pensamiento que
se
podría llamar la «filosofía de la religión». Además, como vamos a ver
a lo
largo de esta exposición, todo el i::azonamiento de Marx es profunda­
mente religioso, es una «teologÍa
al revés», una antirreligión o antiteología,
de manera muy parecida al pensamiento de Hegel, quien, antes de Marx,
seculariza el

pensamiento cristiano,
ptesentánd~lo como
una
«filosofía» tan
ambigua

que
para unos

es evidentemente
atea; mientras
que
pa,ra otros pue­
de

ser
calificada como «teísta». De. todas maneras, la «Teología de la li­
beraci6n» de Karl Marx tiene más elementos «teológicos» que las «teolo­
gías marxistas de la liberación» de hoy día, que se basan sobre ella.
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MIGUEL PORADOWSKJ
que Karl Marx no usa la expres10n, la presenta y formula tra­
tando el asunto
de la liberación del hombre desde el punto de
vista teológico y usando el término «teología» muy frecuente­
mente.
l. EL ORIGEN DE LA "TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN"
DE KARL MARX.
El origen de la Teología de la Liberaci6n de Karl Marx se
vificula con dos circunstancias, a saber: una inmediata, que es
la discusión de la «cuestión judía» y la otra, más bien remota,
que es la polémica sobre el problema de
la alienación.
l. La "cuestión judía".
La primera e inmediata circunstancia que origina la presen­
tación por Marx de su Teologia de la Liberaci6n es la apasionada
discusión de Marx con su amigo Bruno Bauer sobre el tema del
antisemitismo. Eso ocurre en los tiempos de los estudios univer­
sitarios de Marx primero en Bonn
y después en Berlín, cuando
Marx participaba en las reuniones del grupo llamado
«Doktor­
klub»
(el club de los doctores y de los doctorantes) y el grupo
de los
«Freien» (los librepensadores), compuestos casi exclusiva­
mente por estudiantes y profesores de origen judío. El tema prin­
cipal
y más frecuentemente debatido fue la «cuestión judía», es
decir, el problema de
la plena integración de los judíos en la
sociedad alemana. El mismo problema era casi reciente, pues
sólo al final de siglo
XVIII los judíos «salían del ghetto» en ma­
yor cantidad, siguiendo los consejos
y · Jas recomendaciones del
«tercer Moisés», es decir, del sabio Mendelssohn ( 1729-1786 ),
y
abandonaban sus comunidades judías, que vivían en los barrios
reservados exclusivamente para ellos (lo que fue un privilegio que les permitía vivir según sus ancestrales costumbres
y practi­
car sus creencias religiosas), llamados
«ghettos», para poder de-
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«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
dicarse a las profesiones «liberales» como abogados, jueces, mé­
dícos, b~queros, empresarios, comerciantes, agricultores, etc.
Sin embargo, en Alemania, donde por la influencia del pro­
testantismo luterano todavía se seguía con
lá aplicación
del prin­
cipio de
la religión del Estado, según el cual los funcionarios
(los empleados públicos) tenían
la obligación de confesar la re­
ligión prevista por la constitución, estos judíos que «salían del
ghetto», se sentían obligados a abandonar su religión judía ( el
mosaísmo»
y a abrazar la religión crisriana, el protestantismo,
para poder ocupar los cargos públicos ( 1)
y, a veces, también
otros como las cátedras universitarias. Pues bien, el grupo de
los del «Doktorklub»
y de los «Freien» estaban compuestos por
personas de origen judío que se sentían afectadas por estas exi­ gencias de la época
y discutían emotivamente esta «cuestión
judía», es decir, el problema de la «liberación del
judío» y
su
completa integración en
la sociedad sin ninguna traba. Como
consecuencia
de estas discusiones apareció un trabajo de uno de
ellos, Bruno Bauer, profesor de teología protestante en la Uni­
versidad de Bonn, en forma
de dos artículos. El primero, con
el título
Die Judenfrage, fue

publicado en «Deutsche Jahrbücher
für Wissenschaft und Kunst», una revista de Arnold Ruge, edita­ da en Leipzig, y el segundo, con
el título Die Fiihigkeit der heu­
tigen Juden und Christen,

frei
zu werden (La capacidad de los
actuales judíos
y cristianos de liberarse), fue publicado en la re­
vista suiza «Einundzwanzig Bogen». En estos artículos Bauer sostenía la tesis de que
la «cuestión judía» se reduce a la «cues­
tión religiosa», pues tanto la religión judía como la religión
cristiana son los factores que impiden la plena integración de
los judíos en la sociedad alemana
y, entonces, para solucionar la
«cuestión judía» hay que destruir la religión como tal, pues sólo
(!) Este fue el caso del padre de Karl Marx, Hirschel (Heinrich) Marx
quien, para poder seguir ocupando el cargo de abogado del Estado tuvo
que dejar su
religi6n judía y pasar, con toda su familia, a la religión pro­
testante, cuando
la ciudad en la cual vivía, Tréveris, pas6 a ser parte de
Prusia, a ·raíz de los cambios políticos, provocados por las guerras napo­
le6nicas.
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MIGUEL PORADOWSKI
en una sociedad completamente laica, secularizada, el judío puede
gozar de
la completa igualdad y respeto. Así quedó planteado
el problema de «liberar» la sociedad de la religión. Sin embargo,
la opinión de Marx al respecto es algo dife­
rente, pues, en esta ocasión, formula su «materialismo histórico»
y su «determinismo económico», sosteniendo que la religión es
solamente una parte de
la cultura, la cual es, a su vez, determi­
nada por las estructuras productoras; para destruir la religión es preciso destruir el régimen social-económico que
la determina
y este régimen puede ser destruido sóln por una revolución ra­
dical, violenta, mundial
y permanente. Marx expone su posición
en el artículo
Zur Judenfrage (Sobre la cuestión judía), refirién­
dose tanto al artículo de Bruno Bauer
Die Judenfrage (La cues­
tión

judía) como a
la «cuestión judía» como tal.
Resumiendo, se puede decir que
Marx formula su Teologia
de la
Liberaci6n primeramente con ocasión de discutir la «cues­
tión judía». También, de inmediato, en el mismo artículo
Zur
Judenfrage,
publicado en su propia revista «Deutsch-franziisiscbe
Jahrbücher» (Lps Anales
franco-alemanes), .número 1-2 (el único
que salió), en 1844 en Patís, Marx pasa de la «cuestión judía»
a la «cuestión humana» como tal, es decir, del problema de
la
«liberación» del judío al problema de la «liberación del hombre
de la religión», es decir, de la creencia en la existencia de Dios.
¿Por qué esta ampliación del tema? La contestación a esta
pregunta nos la da
la segunda circunstancia que acompaña la
mencionada discusión,
a saber,
el tema de la alienación.
Al final del siglo
XVIII, la alienación es uno de los temas más
discutidos, y esta discusión sigue adelante en la primera mitad
del siglo
XIX, es decir, en los tiempos de la vida universitaria de
Karl Marx, quien se entusiasma con este tema, leyendo al res­
pecto las opiniones de Rousseau, de Hegel, de Proudhon y de otros autores de moda: nada hay, pues, de extraño que en el
grupo de los
«Freien» también se discuta este tema.
Conviene recordar que el antiguo tema de
la alienación del
hombre, que fue objeto de disputas filosóficas en la Grecia
pre­
cristiana,

al final del siglo
XVIII está de nuevo replanteado por
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«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
varios pensadores y, entre ellos, principalmente por J. J. Rousseau
y F. W. Hegel, mientras que en la primera mitad del siglo
XIX
lo trata de una manera completamente nueva, en relación. con
los cambios producidos por la revolución industrial, P. J. Proud­
hon. Son las opiniones de estos tres pensadores las que
má•
influyen

directamente sobre la posición de Marx y sobre su
Teología de la Liberatión de las alienaciones.
2. La "alienación".
Las teorías sobre la alienación presentadas en el siglo xvm
salen en defensa de la plena libertad del hombre y también de
su «esencia», la cual, según estas teorías, sufre enajenación (aliena­
ción) por distintos factores, como la sociedad
y la institución de
la

propiedad privada, según Rousseau, o por la religión
y la pro­
piedad privada, según Hegel, lo que hace que, según ellos, el
hombre se deshumaniza. Al principio del siglo
XIX, ·cuando se impone en Europa un
nuevo régimen social-económico, traído por la revolución indus·
trial, basado sobre el trabajo asalariado y realizado dentro de un
proceso cada vez más mecanizado por la incorporación de la
máquina, aparece un nuevo tipo de alienación, la del hombre­
obrero, estudiado
y analizado por Proudhon. Así, cuando el jo­
ven Marx empieza sus estudios universitarios, el tema de las
alienaciones, denunciadas por Rousseau, Hegel y Proudhon, está
de moda. Marx lee los escritos de estos autores con atención e
interés, reflexiona sobre el pensamiento de ellos, lo discute y lo
asimila, llegando hasta el plagio, como en el caso de su libro
La
misere de la Philosophie (1847), réplica a La Philosophie de la
misere de Proudhon.
Así, la
Teología de la Liberación de Marx tiene, en el fon­
do, estas dos circunstancias
y para ser entendida exige que, antes
de su exposición, se recuerde
algo de
estas opiniones sobre la
alienación, pues ellas
están presentes

incluso en el fondo de
la
·arriba mencionada «cuestión judía».
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MIGUEL PORADOWSKI
u. LAS ALIENACIONES SEGÚN RoussEAU, ÜEGEL y PROUDHON.
l. Jean-Jacqueo R<>uooeau (1712-1778).
Rousseau demuestra un evidente complejo respecto a la so­
ciedad. (lo cual se entiende,
si se toma en cuenta su infeliz niñez
y juventud), pues ve en ella a un enemigo del hombre y, por
ende, un factor alienante:
el hombre se deshumaniza por la con­
vivencia con sus semejantes. Según Rousseau, el hombre no ne~
cesita convivir con los demás, pues el individuo es un todo
perfecto y solitario(« ... L'individu est par lui-meme un tout par­
fait
et solitaire-,,, Du

Contrat Social,
lib. 11, pág. 67, ed. Lon­
dres, 1782). Contra todas
las evidencias, estudiadas y demostra­
das ya por los pensadores de la antigua Grecia, entre ellos por
Platón, en la
Politeia, Rousseau sostiene que el hombre no es
un ser sociable y, por ende, no necesita convivir con sus
seme­
jantes. Al contrario, la convivencia con otros, especialmente en
una sociedad organizada, aliena al hombre, lo deshumaniza. Se­ gún Rousseau,
el hombre, como · individuo, es bueno y es la so­
ciedad

la que
lo corrompe. La alienación es inevitable por la con­
vivencia con
el «otro'i>; para evitarla, hay que vivir en la soledad.
Además, Rousseau sostiene que
el hombre se aliena por la
institución de la propiedad privada, pues la propiedad es la cau­ sa de las desigualdades entre los hombres ( véase su
Discours sur
/'origine de l'inégalité).
Aquí, de nuevo, Rousseau cierra los
ojos para no ver y . no reconocer que los hombres nacen distin­ tos, como lo destaca con tanto acierto Platón en
Politeia, y que,
si es
así, el factor propiedad privada es, a lo sumo, secundario,
accidental
y no primario, esencial. Somos desiguales, porque na­
cemos distintos, no solamente física sino1 ante todo, síquica­
mente, con distintos talentos, capacidades, aptitudes. Rousseau,
negando la existencia de las diferencias innatas y atribuyendo las
desigualdades a la institución de la propiedad privada, ve en ella
un factor alienante. Además, para Rousseau esta institución es
solamente la consecuencia de la vida en sociedad, de
ahí un ar­
gumento más contra ésta. Para evitar esta alienación, Rousseau
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«TEOWGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
propone la construcción de una sociedad sin propiedad privada,
es decir, la sociedad comunista. Así, su individualismo lo lleva hasta el comunismo, sin darse cuenta de que la sociedad comu­
nista es, precisamente,
la más alienante.
2. Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831).
Después del planteamiento «sociológico» de la alienación por
Rousseau
· viene el planteamiento «ontológico» por Hegel. Si
Rousseau fue un «resentido» respecto a la sociedad, a la cual car­
gaba todos los males, Hegel es un «resentido» respecto a la re­
ligión y en ella ve
el· principal

factor alienante, especialmente si
se trata de la religión bíblica. El Dios de la Biblia le repugna
y ve en El un amo terrible, quien trata al hombre como a un es­
clavo. Su apasionamiento lo ciega hasta el punto de que no es
. capaz

de distinguir objetivamente entre la religión revelada en
la Biblia y sus principios básicos, de algunos enfoques que de ella dan ciertos profetas, cuando se dirigen al infiel pueblo ju­dío. En el caso primero es evidente, para todo lector de la Bi­
blia, que Dios, por ella revelado, es el Amor
infinito y

que por
amor Dios crea al hombre y que lo crea para el amor, para
que comparta con Dios la felicidad eterna del Cielo, y que, aman­
do al hombre, Dios también exige del hombre el amor («amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser 1 con to­
das rus fuerzas y a ru prójimo como a sí mismo») y, más todavía,
que el Dios de la Biblia no es un amo del hombre, sino su Pa­
dre, y que el hombre no es el esclavo de Dios, sino su hijo. En
cambio, en el segundo caso, el de algunas «diatribas» de ciertos
profetas contra las infidelidades del «pueblo escogido», hay ex­
posiciones que,
ha.sta cierto

punto, explican la indignación del
lector ante el trato que recibe el hombre infiel. Sin embargo, pa­ rece que
Hegel. necesita

descubrir en las páginas de la Biblia
a
un Dios-amo apara poder ver la relación dialéctica entre el hom­
bre y Dios como una relación
esclavo-amo y,
de esta manera,
justificar su visión de la alienación del hombre por la religión.
El hombre no se libera de su amo, es decir, sigue siendo escla-
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MIGUEL PORADOWSKI
vo y, por ende, alienado, hasta que no se libera de la creencia
en Dios-persona. Hegel no niega
la existencia de Dios al cual
concibe como el Espíritu
(Geist), pero sí niega el concepto del
Dios de la Biblia, es decir, del Dios-persona, creador
del uni­
verso y existente fuera de su creación y, en este sentido, tras­
cendente, pues, pata Hegel, Dios-Espíritu es inmanente a su crea­
ci6n
y se manifiesta en su creaci6n, en el universo del cual es el
Espíritu. Pues bien,
la alienaci6n del hombre, según Hegel, tie­
ne lugar cuando la religi6n conoentra
. la atención del hombre
en lo de
«atriba» en

vez de concentratla en el hombre mismo,
como manifestación del Espíritu. Las religiones que tienen una
visión de Dios
iomanente al

mudo, que
identifican a
Dios con
el mundo, concibiendo a Dios como el Espíritu del mundo, el
Espíritu-Libertad-Conciencia-Verdad, liberan al hombre (2). Por otra patte, Hegel
también trata el problema de la aliena-·
ción en el plano político, formulando su
teoría del

Estado ( que
fue después interpretada de distintas maneras por la «derecha» y
por la «izquierda» hegeliana y neo-hegeliana), hablando de la
alienación y de la liberación política; de la alienación como con­
secuencia de la institución de
la propiedad privada (3) y de la
alienación por el trabajo ( 4 ).
(2) Joachim Israel, quien estudia la alienaci6n desde el punto de
vista neo-marxista, escribe: «Doch erst in Hegels Ontologie findet sich
die wichtigste Erorterung der Entfremdung. Für Hegel ist Geschichte der
Weg des Geistes zur Freiheit. Freiheit kann nur im Selbstbewusstsein ge-­
funden werden. Gott ist das absolute Selbstbewusstsdn. Geschichte ist
daher _ die AutobiograPhie Gottes. Gott ist -für Hegel-ein absolutes,
unendliches Wesen. Er ist die totale Wirklichkeit»-. Der Begriff Entfrem­
dung, Hamburg, 1972, págs. 42-43.
( 3) «Marcuse zeigt, dass eine Theorie der Entfremdung schon in einem
der frühesten Werke
:flegels, den Tbeologischen Jugendschriften, zu fin­
den ist. Die Entfremdung des Menschen wird hier als eine Konsequez
des Privateigentums a1s gesellschaftlicher Institution angesehen. Nach He­
gel lebt der Mensch in einer W elt, die er zwar durch seine Arbeit und
seine Kenntnisse gestaltet hat, in der er-sich a.her von sich selbsientfrem­
det fühlt, weil sie dureh ihre Gesetze die Beftiedigung grundlegender
Bedürfnisse verhindert».
]bid., págs. 51-52.
(4) «S_()iiter, mit den sogenannten «Jenenser Vorlesungen», beginnt
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«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
3. Pierre Joseph Proudhon (1809-1865).
Proudhon, que conocía los escritos de Hegel, también se en­
cuentra bajo la influencia de la teoría hegeliana de la aliena­
ción. Sin embargo, Proudhon formula su propia teoría de la alie­ nación por el trabajo, la cual, esencialmente,
difiere de

la hege­
liana, pues toma en cuenta casi exclusivamente el «trabajo asa­
lariado», mientras

que la teoría hegeliana está concentrada en
el
trabajo como tal y sólo marginalmente se refiere al trabajo asa­
lariado, llamado
«Zwangsarbeit,., típico
de la época
del capita­
lismo industrial.
Para Hegel, como explica
J. Israel ( 4 ), el trabajo cambia y
transforma la naturaleza, creando un nuevo mundo, propiamente
humano, que toma el papel de mediador entre
el hombre y la
naturaleza pura, mientras que Proudhon denuncia y ataca la alie­
nación por
el trabajo asalariado, es decir, el trabajo por cuenta
de otro, a base de contrato, muy a menudo alienante por ser
«forzoso», pues es una actividad productiva no escogida libre­
mente, según las capacidades, talentos y gustos del trabajador.
En
el régimen tradicional, antes de la revoluci6n industrial, el
artesano trabajaba en lo que él mismo escogía, siendo el autor
directo del producto (sin mediación de la máquina) y, compro­
metiendo sus capacidades y talentos, se «realizaba» plenamente, desarrollando por el trabajo su personalidad. El trabajo «asala­
riado», en cambio, es impuesto por las circunstancias, general­
mente mal remunerado
y, ante todo, «mecanizado» por la divi-
Hegel, das Problem der Arbeít als einen Prozess del Entiiusserung zu
analysieren. Arbeit hat eine verm.ittelnde Funktion zwischen dem. Men­
schen und dem Tell der Welt, der «Natur» genannt wird. Um seine Be­
dürfnisse zu befriedigen, verwandelt der Mensch durch seine Arbeit Natur
und Objekte der Natnr in Objekte, die seinern eigenen
Bedürfnis dienen.
Arbeit hat jedoch nnch eine zusiitzliche Funktion. Hegel unterscheidet
zwischen der objektiven und subjektiven Welt. Durch seiene Arbeit über­
windet der Mensch die Entfremdung der objektiveo We!t». !bid., pág. 42.
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MIGUEL PORADOWSKI
sión del trabajo (5). Es esta división del proceso de la produc­
ción en pequeñas acciones la que embrutece al obrero, exigiendo
de él movimientos casi mecánicos, cansadores, agotadores, plena­
mente «alienantes», deshúmanizantes, pues no le permiten va­
lerse de su razón, inteligencia, destreza, capacidades e iniciativas.
Por otra parte, Proudhon también ( como lo hicieron Rousseau
y
Hegel) ataca a Ia institución de la propiedad privada, sin distin­
guir entre la anterior a la Revolución francesa y la introducida
en las Constituciones de
1791 y 1793 (6), después acogidas por
el Código de Napoleón, es decir, una propiedad individualista,
egoísta
y, por ende, antisocial y alienante,
Además, Proudhon también ataca a la religión
y en ella ve
un factor alienante. En este caso, tiene en parte razón, pues no
se refiere a la religión como tal, sino a la religión de su tiempo
y de su lugar de vida, a una religión del culto del hombre, que
reemplazaba a la religión verdadera del culto de Dios. Incluso
el mismo concepto de Dios, en su tiempo, fue adulterado hasta
el punto que se confundía con los dioses, producto de
la enfer­
ma imaginación del hombre repaganizado. Desgraciadamente, Proudhon no
conocía ni

la moderna doc­
trina social de la Iglesia, formulada en su tiempo por los
cató­
licos

como Lacordaire, Ozanam
y Cieszkowski (para mencionar
sólo a los escritores que publicaban sus obras en París),
ni me­
nos
tQdavía a

los pensadores
y maestros de la docttina social ca­
tólica, como el obispo Ketteler, en Maguncia, o el padre
Libe­
ratore, en Roma, o Juan Donoso Cortés, en Madrid (7).
(5) Esto, desde el punto de vista econom1co, fue un extraordinario
avance, pues aumentaba enormemente la
ptodUctividad, lo
que ya estudió
Adam Smith en su The Wealth of Nations (1776), analizando el famoso
caso de la producción de alfileres, la cual, gracias a la subdivisión del tra­
bajo, pasó de una unidad a 4.800 unidades por obrero/día.
(6) «Le droit de propiété est celui qui appartient a tout citoyen de
jouír et de dísposer a son gré de ses biens, de ses revenus, du fruit de
son

travail et
de son industrie», art. 16.
(7)
Véase: M. Poradowski, «El enfrentamiento
entre la
doctrina. social
de la Iglesia y el marxismo•, en Verbo, núm. 213-214, págs. 327-334.
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«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
Sin embargo, conviene recordar que las mencionadas opinio­
nes de Rousseau, Hegel y Proudhon están basadas, ante todo,
en un gratuito concepto del hombre como individuo autónomo,
quien, para alcanzar la
pknitud de

su desarrollo, no necesita con­
vivir ni con el «otro», ni con Dios, mientras que la sociología
constata que el hombre es, por su naturaleza, un ser sociable, en el sentido de que, para su desarrollo necesita, absolutamente,
convivir con otros seres humanos y, ante todo, con Dios.
Pero hay que reconocer que, en las mencionadas teorías so­
bre la alienación, también hay algo de verdad, pues existen al­
gunas
religiones paganas

que alienan; las hubo siempre y las
hay hoy día, como, por ejemplo, la famosa secta «Templo del
pueblo», dirigida por el pastor protestante Jones, la cual cometió
suicidio colectivo en Guayana. También hay algunos tipos de trabajo que embrutecen y hay algunos ambientes sociales ( «so­
ciedades») que corrompen (por ejemplo, las de los ladrones, pros­
titutas, terroristas, drogadictos, etc.). Sin embargo, la conviven­
cia del hombre con el «otro», y sobre todo con Dios, no aliena,
sino, al contrario, afirma en el hombre lo
«huntano», su
«esen­
cia» espiritual, es decir, su mismidad (8). Pues bien, estas presentaciones del problema de la aliena­
ción, hechas por Rousseau, Hegel
y Proudhon, son conocidas, es­
tudiadas y parcialmente asimiladas por Marx. Además, Marx, con
la base de estos estudios, elabora su propia visión del problema de
la alienación del hombre
y la atribuye ante todo a la religión y
a la institución de la propiedad privada, llegando a la conclusión
de que el hombre, para liberarse
de ella, tiene que destruir com­
pletamente esta sociedad alienante (por estar basada en la reli­
gión y en la propiedad privada), por una revolución violenta,
radical
y permanente; sólo una sociedad comunista, es decir, sin
propiedad privada y, por ende, sin religión, puede, según Marx, asegurar al
hombre la

plenitud de la libertad y la completa des­
alienación.
(8) Véase al respecto un profundísimo y excelente estudio del profe­
sor Alberto Caturelli en su
Filoso/la, cap. VIII, ed. Gredos, Madrid, 1977.
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lll. LA "TEOLOGÍA DE LA LmERACIÓN" SEGÚN KAru. MARX.
Cuando un· satanista se dedica a escribir una «teología»1 de
algo, para no espantar a sus lectores tiene que disfrazarse ade­
cuadamente.

Esta es la situación de Karl
Marx, quien tiene que
disfrazar su afán de esclavizar al hombre mediante un lenguaje
de liberación (9). Porque lo que en realidad quiere Marx es la
esclavización total del hombre, entregándole, para siempre, en
las manos de Satanás; quiere quitar al hombre toda su digni­ dad de creatura de Dios hecha a imagen
y semejanza de su
Creador, es decir, como un ser razonable, libre y capaz de amar
incluso a Dios, y su dignidad de
hijo adoptivo

de Dios, creado
para hacer compañía a Dios en la eternidad del Cielo, al hom­
bre elevado por la Encarnación del Verbo en Jesús, redimido por su pasión
y muerte y de esta manera reconciliado con Dios des­
pués de

su caída.
¿ Por qué Marx odia tanto al hombre? Se puede suponer que
su odio al hombre viene como consecuencia de su satánico odio a Dios. Marx odia a Dios
y como no puede herirle directamente
se ensaña con su imagen, con el hombre. Pero este ataque per­
verso de odio infernal está disfrazado de un acto de amistad. Se
repite la escena del Paraísó. Marx promete la plena liberación
al hombre sabiendo que ella va a terminar en una esclavitud total, la del comunismo supertotalitario; disfraza, pues, todo su
pensamiento en la forma atrayente de liberación de las aliena­
ciones.
Si las alienaciones de las cuales hablan los escritores arriba
mencionados (Rousseau, Hegel
y Phoudhon) reflejaban algo de la
realidad social
y cultural de la época, las de Marx son tan gene-
(9) Los comunistas-marxistas de hoy día siguen el mismo método,
pues cuando pretenden esclavizar algún puebo hablan de su «liberación».
Así «liberaron» primero al desafortunado pueblo de Rusia, imponiendole
una esclavitud total, después siguen «liberando» de la libertad y de la in~
dependencia a centenares de pueblos ( sólo en la Unión Soviética hay más
de 200) y sus afanes de conquista imperialista en todos continentes los
4fu.frazan con d nombre de «liberación» ..
614.
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«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL ,1,(4:RX
ralizadas y exageradas que se .sitúan casi por completo en el mun­
do de la pura fantasía. Más todavía, cuando Marx habla de las
alienaciones sigue, al respecto, casi completamente los .conceptos
hegelianos y también usa la terminología hegeliana, es decir, está
en el mundo del pensamiento «idealista» (es decir, no realista)
y en una ambigüedad no menor que la hegeliana. Hasta hoy día,
después de más de cien años de discusiones y polémicas entre los
especialistas, esta terminología sigue tan enigmática como duran­
te la vida de Marx. Hay varios centenares de libros, folletos y artículos en los
cuales se discute (sin efecto alguno)
el significado de los térmi­
nos acuñados por Hegel ( 10) y usados por
Marx: Entfremdung,
Entausserung, Veriiusserung y los derivados, lo que permite las
interpretaciones no solamente diferentes, sino completamente
opuestas. Las palabras castellanas «alienación» y «enajenación»
raras veces pueden expresar lo que -según los contextos entre
lo cuales están encajadas-- significan los términos hegeliano-mar­
xistas arriba mencionados. En
el mundo de fantasía de Marx
las alienaciones son muy abundates. Para abreviar y simplificar
este asunto las vamos a reducir aquí a las tres principales, a saber:
la religiosa, la económica y la política:
1. La liberación de la alienación religiosa.
Su afán de quitar al hombre la fe en Dios, Marx lo disfraza
bajo
el nombre de «liberación de la alienación religiosa». Según
Marx, Dios no existe y no puede existir, pues existe solamente la
materia en permanente evolución, la cual, en el hombre, llega a
cobrar su conciencia. Para Marx la existencia del hombre excluye
( 10) Estos té:rmihos son .propios del idioma alemán y están en el uso
corriente mucho tiempo antes de Hegel, siendo incluidos en la Biblia, en
la traducción de Lutero._ Sin embargo, Hegel les da un significado muy
especial, distinto de lo corriente, para poder expresar los oonceptos de su
«fenomenología del Espíritu» ( es también discutible si la palabra «espíri­
tu».
en

el caso de esta
traducción castellana del

título del libro de He­
gel, debería ser escrita con mayúscula o no).
615
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
la existencia de Dios, pues el hombre es Dios y no puede darse
otro Dios que el hombre, porque «la conciencia humana es
la di­
vinidad suprema», afirma Marx en su «memoria» para el doc­
torado

en Filosofía (
11 ). Lo mismo sostiene Engels, escribiendo:
«¿Qué es Dios?
La filosofía alemana (12) ha resuelto esa cues­
tión

de la siguiente manera: Dios es el hombre»
(13 ).
También
en
la Introducci6n a la critica de la filosofía del derecho de He­
gel, Marx afirma: «La crítica de la religión termina con la doc-
.
trina

de que el hombre es la esencia suprema para el hombre
y,
por consiguiente, en el imperativo categórico de invertir todas las
relaciones» ( 14 ). Casi lo mismo dice más adelante: «La única
liberación prácticamente posible de Alemania es la liberación que, desde el punto de vista de la teoría, declara al hombre su
suprema esencia» ( 15). Si Dios no existe, los que creen en su
existencia son -según Marx- unos alienados, es decir, locos,
enfermos mentales, alienados por la religión y, entonces, la reli­
gión

le merece la clasificación de «opio del pueblo» ( 16 ). El
(11) Dissertation, Vorrede. El texto completo es el -siguiente: illic
Philosophie verheimlicht es nicht. Das Bekenntnis des Prometeus: Gerad
heraus: Die Gotter hass'ich allesamt (Aisch, 975), ist ilir eigenes Beken­
ntnis, ihr eigener Spruch gegen alle himmlischen und irdischeu Gotter,
die das menschliche Selbstbewusstsein nicht als die oberste Gottheit aner­
kennen. Es soll Keinere neben ihm sein»-. Karl Marx Texte zu Metbode
und Praxis I, Jugendschriften 1835-1841, Rowohlt, 1966, pág. 230.
(12) Es un eufemismo frecuentemente usado
tanto por Marx romo
por Engels, especialmente cuando se refieren al pensamiento de Ludwig
Feuerbach.
(13) Friedrich· Engels, «La situación en Inglaterra», en Deutsch-fran­
zosische Jahrbücher, núm. 1-2.
(14) «Die Kritik der Religión endet mit der Lehre, dass der Mensch
das
héichste W
esen
für den Menschen sei, also mit clero kategorischen
Imperativ, alle Verhaltnisse umzuwerfen». MarX-Engles I, o. c., pág. 24.
( 15) «Die einzig praktisch mogliche Befreiung Deutschlands ist die
Befreiung auf dem
Standpunkt der Theorie welche den

Menscheu für
das
hochste
Wesen

des Menscheu
erkllirt». Ibld., pág. 30.
( 16) Esta famosa expresión_ llo es una invención de Marx, pues ya se
encuentra en los escritos de Herder, como lo señala la investigadora ar­
gentina Miriama Widakowich W eylaud en su erudito libro D, filoso/la de
Max Stirner, Buenos Aires, 1981~ pág. 107.
616
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
texto completo es el siguiente: «La miseria religio·sa es, por un
lado, la expresión de la miseria real y, por otro, la protesta contra
esta miseria real. La religión es
el suspiro de la criatnra ago­
biada,
el estado de ánimo de un múndo sin corazón, porque es
el espíritu de cosas carentes de espíritu. La religión es el opio
del pueblo» (17 ). Escribiendo esto parece que Marx olvidó lo
que escribía un poco antes, donde
afirma: «El

hombre hace la
religión, la religión no hace al hombre» (18 ), pero si
la religión
no hace al hombre no puede ser un factor alienante. Sin embar­
go, la sociología de la religión constata --contra Marx- que la
religión hace al hombre y, como hay una gran variedad de re­
ligiones, algunas de ellas perfeccionan al hombre y otras lo
.. co­
rrompen,

es decir, lo alienan. Precisamente
Marx confesaba
una
«religión» satanista, dedicándose al culto de Satanás, es decir,
practicaba una antirreligión, lo que explica el estádo de su ex­ excepcional alienación «religiosa».
Nada de extraño entonces que Marx, siendo alienado por su
culto satánico, afirme que el hombre no· puede ser feliz si cree
en Dios,
y que «la destrucción de la religión en cuanto ,11ria fe­
licidad ilusoria del pueblo es la exigencia de su felicidad real» (19)
y que «la crítica de la religión desengaña al hombre para que
piense, para que actúe
y organice su realidad como un hombre
desengañado
y que ha entrado en razón, para que gire en torno
a sí mismo y en torno a un sol auténtico. La _religión COnstituye
un sol ilusorio que gira en torno al hombre, mientras el hombre
( 17) «Das religiOse Elend ist in einem der Ausdruck des wirklichen
Elends und
in einem die Protestation gegen das wirkliche Elend. Die Re­
ligion

ist der Seufzer der
bedriíngten Kreatur, das Gemüt einez herzlo ..
sen Welt, wie sie der Geist ~istloser ZustSilde ist: Sie ist das Opium
des VoTh:s». Ibíd., pág. 17.
(18) «Das Fundarnent der irreligiosen '!(ritik ist: Der Mensch macht
die Religion, die, Religion

macht
nkht · den Menschen». Ibíd .. pág. 17.
(19) «Die Aufhebung der Rdigion als des illusorischen Glücks des
Volkes ist die
Forderung seines

wirklichen Glücks».
[bid., pág. 17.
617
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
no gira en torno a sí mismo» ( 20 ). Parece que Marx giraba de­
masiado en torno. de sí mismo, como su maestro Hegel.
Para Marx, la alienación religiosa es de origen económico y,
más precisamente, es el efecto de la propiedad privada (los tex­
tos correspondientes son cita.dos más adelante); sin embargo, este
argumento viene mucho más tatde, en los Manuscritos de 1844,
mientras que el primer argumento contra la religión es de carác'.
ter

político, a saber: la liberación (emancipación) política del ju­
dío, inmediatamente extendido al problema
de la líberación ( eman­
cipación) del hombre como
tal; de esta manera Marx pasa del
plano político al plano metafísico. Con ocasión de discutir el
problema judío ( die Judenfrage), presentado por su amigo Bruno Bauer, profesor de teología protestante, en su obrita
Die ]uden­
frage
(1843), Marx descarga su odio a Dios, a la Biblia y, espe­
cialmente

al cristianismo, un odio
feroz que

lo delata y traicio­
na, pues evidencia que Marx no es ni ateo ni materialista, sino
un creyentle atormentado en su conciencia, rebelada contra Dios;
un odio satánico, cultivado probablemente desde diez años atrás,
pues ya lo
manifestaba. anteriormente

en sus poesías de juven­
tud
(2.1), en

sus cartas a su padre y en su tesis de doctorado en
Filosolía (22).
En

su opúsculo
Zur Judenfrage (escrito en septiembre de
1843 y publicado en febrero
de 1844), como polémica con Bru­
no Bauer sobre la «cuestión judía», Marx llega a la conclusión de que todo el problema judío se reduoe al problema de la
re­
ligión

.como tal,
y q~e la única solución de este problema es la
(20) «Die Kritik d~r Religion enttiiuscht den Menschen, damit er den~
ke, handle, seine Wirklicbkeit gestalte wie ein entdiuschter, zu Verstand
gekommener Mensch, damit er sich um sich selbst und damit um seine
wirkliche Sonné: b~ege. ·Di_e· Religion i~t nur die illusorische Sonne, die
sich. um den Menschen bewegt, solange er sich nicht um sich selbst be­
wegt». !bid., pág. 18.
(21) Especialmente en el largo poema satánico «Oulanem», en el cual
Marx expresa su deseo de hundir toda la humanidad en el abismo.
(22) En la antigua filosofía. mat.erialista gri los ~gumentos en favor de su fingido ateísmo.
618
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
supresión de la religión por una revolución radicalmente destruc­
tora. Según Marx, la sociedad histórica (es decir, no abstracta)
está alienada por la religión,
y los judíos y los no judíos están
alienados por sus respectivas religiones, lo que los hace mutua­
mente insoportables;

de ahi la conclusión de Marx de que para
solucionar la «cuestión judía» hay que solucionar la cuestión del
hombre alienado por la religión, suprimiendo la religión. Sola­
mente en una sociedad radicalmente atea los judíos podrán vi­
vir tranquilos. Asi, Marx, disfrazándose en los
términos de

alie­
nación, plantea la necesidad de liberar al hombre de la creencia
en Dios,
la creencia que para él mismo fue algo tan esencial que
nunca pudo abandonar, pues durante toda su vida practicó
el
culto satánico, como lo demostró el pastor protestante Richard
Wurmbrand (23 ).
Dentro de
la alienación religiosa, Marx también incluye lo
que él llama la «alienación filosófica», pues para Marx la filosofía
es solamente una religión secularizada ol más exactamente, una
«teología disfrazada». Al respecto, Marx escribe: «El gran mé­
rito de Feuerbach es demostrar que la
filosofía no
es nada más
que
la repensada y traducida religión y, por tanto, es condenable
como otra forma y otra existencia de
la alienación del ser hu­
mano» (24 ).
Entonces, para
Marx, la filosofía merece un repudio, desdén
y condenación igual que la religión y la teología. Ahora bien, hay
que reconocer objetivamente que cuando Marx se refiere a la
filosofía tiene en la mente el pensamiento de Hegel, pues, si­ guiendo la moda de su tiempo,
Marx considera el hegelianismo
(23) Richard Wurmbrand, ¿Was Karl Marx a Satanist?, Diane de
Glendale.
(24) «Feuerbach grosse Tat ist der Beweis, dass die Philosophie nichts
andres its als die
in Gedanken' gebrachte un.el denkend ausgeführte Reli~
gion;

also
ebenfalls zu

verurteilen
ist, eine andre Form und Daseinsweise
der Entframdung des menscltlichen Wesens». Kritik _der Hegelschen Dialek~
tik und Pbiloso-j)hie überhaupt, Scblusskapltel der. «ókonomiscbpbilosopbis­
cben Manuskripte» 1escrito en 1844 y publicado por primera vez en 1956),
Marx-Engels, 1, ob. cit., págs. 62-63.
619
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MIGUEL PORADOWSKI
como cumbre del pensamiento humano. Por un lado Marx admi­
ra a Hegel, lo sigue y personalmente se coloca dentro
del pen­
samiento hegeliano, reformado por Feuerbacb, quitándole lo esen­
cial, la Idea, el· Espíritu, pues coloca en su lugar la Materia, y,
por otro lado, Marx rechaza, combate y ridiculiza el pensamiento de Hegel, considerándolo como una teología disfrazada o una
re­
ligión secularizada. Parece que se puede decir que el marxismo
es un hegelianismo invertido, más o menos
tal como el hegelia­
nismo es el cristianismo invertido, es decir, al revés. Incluso la
dialéctica hegeliana, asimilada por Marx, es también por él in­
vertida, lo que no debería extrañar a
nadie, pues
el principio
«invertir todo» fue prácticamente el lema y el programa de la
vida de Marx: «el imperativo categórico de invertir todas las relaciones»
(der kategorischer lmperativ al/e Vehiiltnisse umzu­
werfen,
véase la nota 14 ).
2. La liheración de la alienación política.
En los escritos de Marx lo «político» -tiene dos sentidos: es­
tricto
y general. Lo estrictamente político se refiere al Estado;
lo político en general se confunde con lo social. La alienación política, en el sentido estricto, se refiere a la
alienación del Estado a raíz de su vinculación ( en el tiempo
de
Marx)

con la religión; Marx considera que el Estado es alie­
nado y alienante por ser un Estado confesional, es decir, un Es­
tado
· vinculado

con alguna religión definida ( como lo son, por
ejemplo, hasta hoy
día los

Estados musulmanes). Prácticamente,
entonces, la alienación política es, según Marx, sólo una variante
de la alienación religiosa. En realidad, toda preocupación de
Marx por la liberación del hombre de las alienaciones tiene sus
raíces en esta alienación político-religiosa. En
efiecto, en

los tiempos de Marx, predominaba en Alemania
todavía el principio impuesto por Lutero:
cuius regio eius religio,
lo que significaba que cada Estado era confesional según la re­
ligión del gobernante. De esta manera Lutero imponía en Ale-
620
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
mania, desde arriba, la religión luterana (protestante). Esta cos­
tumbre afectó personalmente a
Kad Marx,
cuya familia judía
podía. practicar

su religión mosaica
sin dificultades en la ciudad
de Tréveris (Trier ), núentras fue gobernada por
el arzobispo ca­
tólico, pues gozaba de una relativa autonomía política, siendo capital del Palatinado de Renania ( en este tiempo estaba dividi­
da Alemania en 36 Estados, en su mayoría pequeños). Sio em­
bargo, después de las guerras napoleónicas, por el Tratado de Viena, de 1815, la ciudad de Tréveris pasa al Estado de Prusia
y, en consecuencia, está obligada a respetar la constitución de Prusia, según
la cual los empleados públicos tienen que confesar
la religión protestante. Como el padre de Karl Marx era abo­
gado de Estado le efectaba este cambio de la situación política
y se encontró delante de la disyuntiva: seguir en su puesto ha­
ciéndose protestante o seguir
fiel a su religión y dejar su lucra­
tiva y honrosa ocupación. Escogió lo primero, porque, tal vez, era indiferente en los asuntos de religión; creía en Dios, pero no
practicaba su religión judía. Además, en este tiempo, muchos judíos en Alemania se hacían protestantes por razones de «eman­
cipación», considerando el protestantismo como una confesión
intermedia entre el judaísmo y el cristianismo.
Sin embargo, este obligado paso del judaísmo al protestan­
tismo impactó profundamente al joven Mardoqueo
Marx ( quien
a raíz de su bautismo, recibió el nombre de Karl), bruscamente arrancado de la comunidad judía ( dirigida por su tío rabino Sa­
muel, el hermano mayor de su padre), iocorporado a la comu­
nidad protestante y matriculado en
el ex-colegio de los padres
jesuitas. Más tarde, siendo estudiante universitario1 primero en
Bonn y después en Berlín, entra en un grupo de estudiantes pro-.
testantes

de origen judío, también afectados e impactados como
él por este cambio de religión, y de
ahí los debates entre ellos
sobre este tema, las que dan otigen a las publicaciones de Bruno
Bauer
«La cuestión judía» (Die Judenfrage, 1843) y de Marx,
«Sobre la cuestión judía» (Zur Judenfrage. 1843-1844). Con
ocasión de esto Marx, por primera vez, formula su pensamiento
( el marxismo) y su posición radical: la necesidad de destruir la
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MIGUEL PORADOWSKI
sociedad impregnada por la religión cnsttana, recurriendo a la
revolución violenta. Sin embargo disfraza su posición anticristia­
na y atea recurriendo al tema de
la liberación del hombre de las
alienaciones. Marx, estudiando Derecho, se impuso del concepto del Esta-
. do

como «sociedad perfecta», es decir, como sociedad que se
basta a sí misma, por disponer de todos los medios para alcanzar
su fin. Sin embargo, en la
.Alemania de

su tiempo,
el Estado,
siendo confesional, no correspondía, según Marx, a este concepto
jurídico de la «sociedad perfecta», pues se apoyaba sobre la Igle­
sia (protestante), lo que desmentía esta doctrina, y precisamente
a este estado de cosas Marx lo
llama la «alienación política»:
el Estado es alienado y alienante porque es confesional y, enton­
ces, hay que desalienarlo por una radical secularización. Sin em­
bargo, para Marx no basta nna simple separación del Estado y de la Iglesia, sino que es necesario llegar a la supresión
(Auf­
hebung) completa y definitiva de esta alienación por la destruc­
ción radical de la religión. De esta manera la liberación de
la alie­
nación polírica es, para Marx, al mismo tiempo,
la liberación de
la alienación religiosa o, mejor dicho, sólo por
la radical libera­
ción religiosa se puede conseguir la liberación de la alienación
política. Veamos algnnos textos ilustrativos.
Primeramente Marx resume la posición de Bruno Bauer:
«Los judíos alemanes aspiran a
la emancipación (liberación).
¿A qué emancipación aspiran? Bruno Bauer les contesta: en Ale­
mania nadie está politicamente emancipado. Nosotros mismos
carecemos de libertad. ¿Cómo vamos a liberaros a vosotros?
Vosotros, judíos, sois unos egoístas al exigir nna emancipación especial para vosotros, en cuanto judíos. En cuanto alemanes ten­
dríais que trabajar para
la emancipación politica de Alemania y
como hombres por la emancipación humana y no sentir
el tipo
especial de vuestra opresión y vuestra ignorancia como una ex­
cepción a la regla, sino como su confirmación» (25).
(25) Die deutschen Juden begehrert die Emanzipation. Welche
622
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION• DE KARL MARX
«El Estado cristiano sólo conoce privilegios... Cuando el
judío pretende

que se le emancipe del Estado cristiano, exige
que el Estado cristiano abandone ·su prejuicio religioso. ¿Acaso
el judío abandona el suyo? ¿Tiene, entonces, derecho a exigir
de otros que abdiquen de su religión?»
(26),
«Pero

tampoco el judío, por su parte, puede comportarse con
respecto
al Estado más que a la manera judía, es decir, como un
extraño al Estado, oponiendo a
la nacionalidad real su naciona­
lidad quimérica y a la ley real su ley ilusoria, creyéndose con derecho a mantenerse
al margen de la humanidad ... , considerán­
dose a sí mismo como miembro del pueblo judío y
al pueblo
judío como el pueblo escogido» (27). «Bauer plantea en términos nuevos el problema de
la eman­
cipación de los judíos... ¿Cómo, pues, resuelve Bauer
la cues­
tión judía ...
? La

respuesta a esta cuestión y el
resultado resu­
mido es el siguiente: antes de poder emancipar a otros, tene-
Emanzipation begehren sie? ... Bruno Bauer auhVortet íhnen: Níemand in
Deutschland ist politisch emanzipiert ... Wir· selbst sind unfrei. Wie sollen
wir euch ist politisch emanzipiert... Wir selbst sind unfrei. Wie sollen wir
euch befreien Ihr Juden seid Egoisten, wenn ihr eine besondere Emanzi­
pation für euch als Juden verlangt. 1hr müsstet als Deutsche an der poli­
tischen Emanzipation Deutschlands, als Menschen an der menschlichen
Emanzipation arbeiten und die besondere Art eures Druckes und eurer
Schmach nicht als Ausnahme von der Regel, sonder viehnehr a:1s Bestiitigung
der Regel empfinden». Zur Judenfrage, en Marx-Engels I, ob. cit., pág. 31,
(26) «Der christliche Staat kennt nur
PrivilegieD.. Wenn _der Jude
vom

christliche Staat emanzipiert sein will, so
verlangt er, dass der christ­
liche Staat sein
relígiOSes Vorurteil

aufgebe. Gibt
er, der

Jude, seín reli­
giOses Vorurteil

auf?
Hat er also das Recht, von einem anderen diese Ab­
dankung

der Religion
zu verlangen?» .. Ibíd., págs. 32-32.
(27) «Aber auch der Jude kann sich nur jüdisch zum Staat verhalten,
das heisst zu dem Staate a.Is einem Fremdling, índem er der wirklichen
Nationalitiit seine chimiirische Nationalitat, indem

er dem
wirklichen Gesetz
sein

illusorisches Gesetz gegenüberstellt, índem
er zur Absonderung

von
der Menschheit sich berechtig
wiihnt, indem er prinzipiell keinen Anteil
an der geschichtlicheif Bewegung nimmt· ... indem

er sich für eín Glied des
jüdischen Volkes und das jüdische Volk für das .auserwiihlte Volk hiilt».
Ibld.,
pág. 32.
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MIGUEL PORADOWSKI
mas que empezar por la emancipaaon de nosotros mismos. La
forma más rígida de la contraclícci6n entre el judío y el cristiano
es la contradicción religiosa. ¿Cómo se soluciona una contradic­
ción? Haciéndola imposible.
¿ Y cómo se hace imposible una
contradicción religiosa? Suprimiendo la religión. En cuanto el
judío y el cristiano reconozcan que sus respectivas religiones
son solamente las diferentes fases de desarrollo del espíritu hu­
mano, las diferentes pieles de serpiente que ha cambiado la his­ toria, el hombre-serpiente que muda en ellas de piel (28), deja­
rán de enfrentarse a nivel religioso, para hacerlo solamente a
nivel crítico, cit::ntífico, en un plano humano. La ciencia consti­
tuirá, pues, su unidad. Las contradicciones serán resueltas por la
misma ciencia» (29).
Como, un caso ilustrativo Marx menciona a
Francia, esta vez
no resumiendo sino citando exactamente
el texto de Bruno
Bauer: «En Francia la libertad general todavía no es ley, la cues­ tión judía aún no ha sido resuelta, porque la libertad legal -que
todos los ciudadanos son iguales- está dividida por el predomi­
nio de los privilegios religiosos y esta falta de libertad de la vida
(28) Aquí, como también en los textos mteriores, se hace muy evi­
dente la influencia del hegelianismo tanto sobre el pensamiento de Bauer
como de Marx. (29) «Bauer hat die Frage
der Juden-Emanzipation neu gestellt ... Wie
also lost Bauer die Judenfrage? Welches das Resultat? ... Das Resumé also
folgendes: Wir müssen uns selbst emaozipieren, ehe wir andere emanzi­
pieren kOnnen. Die starrste Form des Gegensatzes zwischen dem Juden
und dem Christen ist der religicise Gegensatz. Wie lost man einen Ge­
gensat.z? Dadurch, dass tnan ihn unmOglich macht. Wíe macht man einen
religiOsen Gegensatz unmOglich? Dadurql, dass man die Religion aufhebt.
Sobald

Jude
und _

Christ ihre gegenseitigen Religionen nur mehr ais verschi­
edenn
Entwic:Í
menschlichen Geistes
als verschiedene von
Geschichte abgelegte Schlangenhiiute und den Menschen als die Schlange
erkennen, die sich in ihnen gehautet, stehen sie niche mehr in einem reli­
giossen, sonde;rn num noch in einem kritischen, wíssenschaftlichen, in einem
menschlichen Verhaltriisse. Die ·wissenschaft. ist dann ihre Einheit. Ge­
gensatze in der Wissenschaft lOSen sich aber du:t#i die Wissenschaft selbst»,
!bid., pág. 33.
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«TEOWGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
influye sobre la ley y obliga a sancionar la división de los ciuda­
danos, de por sí libres, en oprimidos (30)
y opresores» (31).
En seguida Marx pasa a
la crítica de la posición de Bruno
Bauer y a formular,
frente a ella, su propia posición.
«Bauer

exige ... ,
de una parte ... , que el hombre abandone la
religión en general para emanciparse en cuanto ciudadano
y, por
otra parte, considera consecuentemente
la abolición política de
la religión como abolición de la religión en general. El Estado
que presupone la religión no es todavía un Estado auténtico, un
Estado real... Bauer cae en contradicciones ... , pues pone condi­ ciones que no tienen su fundamento en
la esencia de la emanci­
pación política misma . .. , encontramos que el error de Bauer re~
side en que pone en juicio sólo el «Estado cristiano» y no el
«Estado en general»
y en que no investiga la relación entre la
emancipación política y la emancipación humana» (32).
(30) La famosa expresión de lo~ «oprimidos y opresores», tan abu~
sada por Marx y por los marxistas de hoy día, es tomada por Bruno Bauer
de la Biblia, donde se refiere a la relación entre los judíos (los oprimidos)
y los no judíos (los opresores), primeramente cuando los judíos vivían en
Egipto antes del Exodo y después cuando Palestina cae bajo el dominio
de Babilonia y gran parte del pueblo judjo está deportada a Persia como
esclavos. Bruno Bauer, en su
Die Judenfrage y Marx en su Zur Judenfrage,
usan esta expresión para destacar exageradamente la relación entre los ju~
díos

(los oprimidos)
y los no judíos (los opresores) y, solamente mucho
más tarde, en el Manifiesto comunista, Marx la aplica demag6gicamente a
la relación entre los hurgues.es (los opresores) ·y los proletarios (los opri­
midos).
(31) «Die allegemaine Freiheit ist in Frankreich noch nicht Gesetz, die
Judenfrage auch noch nicht gelost, weil die·. gesetzliche Freiheit dass alle
Bürger gleich sind - im
Leben, welches von den religiOsen Priviligien noch
beherrscht und zerteilt ist, beschriinkt wird und diese Unfreiheit des Le­
bens auf das Gesetz zurückwirkt und diese zwingt, dié Unterscheidung
der an sich freien Bürger in Unterdrückte und Unterdrücker zu sanktioníe­
ren», Bruno Bauer, Die Judenfrage, s. 65, citado por Marx, ibid., ob. ,cit.,
pág. 34. ,
(32) «Bauer verlangt a1so einerseits ... das ... der Mensch die Religion
aufgebe, um staatsbürgerlich emanzipiert zu werden. Andrerseits gilt ihm
konsequenterweise die politische Aufhebllng der Religion für die Aufbelrung
der Religion Schlechthin. Der Staat, welcher die Religion voraussetzt, ist
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
«La cuestión judía se presenta de manera distinta según el
país donde el judío viva. En Alemania, donde no existe ningún Estado político, ningún Estado como tal,
la cuestión judía es una
cuestión puramente teológica. El judío se encuentra en contra­
posición religiosa con el Estado que profesa el ctistianismo como su base.
Ese Estado

es un teólogo
ex professo. La crítica es aquí
crítica de la teología, una crítica de doble filo, pues es una
crí­
tica de la teología cristiana y una crítica de la teología judía.
Aquí
Iios movemos

en el ambiente de la teología, por mucho que
creamos movernos críticamente dentro de ella» (33 ). «La emancipación política del judío, del cristiano
y del hom­
bre religioso en general es
la emancipación del Estado del ju­
daísmo, del cristianismo
y de la religión en general. En su for­
ma, a la manera qúe corresponde a su esencia, el Estado en cuan­
to Estado se emancipa de la religión al emanciparse de la reli­
gión del Estado, es decir, cuando el Estado, como tal Estado,
no profesa religión alguna»
(34).
noch kein wahrer, kein wirklicher Staat ... Bauer ... verfallt in Widersprü­
che. Er
stellt Bedingungen, die nicht im W esen der politischen Emanzipation
selbst begründet sind... so fin den wir Bauers Fehler darin, dass er nur den
«christlichen
Staat», nicht den «Staat schlechthin» der Kritik unterwirft,
dass er das V erhaltnis der politischen Emanzipation zur menschlichen Eman­
zipation nicht untersncht». !bid., págs. 34-35.
(33)
«Die Judenfrage erhiilt cine veriinderte FassWJg, je nach dem
staate, in welchem der Ju.de sich befindet. In Deutschland, wo kein poli­
tischer Staat,
kein Staat als Staat existiert, ist die Judenfrage eine rein
theologische Frage.
Det Jude

befindet sich
im religfüsen Gegensatz zum
Staat

der das Christentum
als seine Grundlage bekennt. Dieser Staat ist
Theologe
ex professo. Die Kritik ist hier Kritik der Theologie, zweischnei­
dige Kritik, Kritik der christlkhen, Kritik der jüdischen Theologie. Aber
so bewegen
w.ir uns immer

noch .in der Theologie, so sehr
wir uns

auch
kritisch in ihr bewegen mogen». !bid., pág. 35.
(34} «Die politische Emanzipation des Juden, des Christen, überhaupt
des
religiosen Menschen,
ist die Emanzipation des Staats vom Judentum,
vom Christentum, überhaupt von der Religion. In seiner Form, in der
seinem Wesen eigentümlichen Wéise, als Staat emanzipiert sich der Staat
von der Religion, indem er sich von der Staatsreligion emanzipiert, d. h.,
indem der Staat als Staat-keine Religion bekennt». [bid., pág. 37.
626
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«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
«Bauer deja en pie esa secular pugna a la que, a fin de cuen­
tas, se reduce
la cuestión judía, es decit, la relación entre el Es­
tado

político
y sus bases, tratándose, sea de los elementos ma­
teriales, como
la propiedad privada, etc., sea de los espirituales;
como educación, religión, la contradicción entre el interés gene­
ral
y el interés privado, la ruptura entre el Estado y la sociedad
burguesa,
mientras que

polemiza contra su expresión religio­
sa» (35).
«El hombre se emancipa políticamente de la religión cuando
la destierra del derecho público al derecho privado» (36 ).
«El
Estado puede
y debe avanzar hasta la abolición de la re­
ligión,

hasta su destrucción» (37). «Sólo puede conseguirlo
me­
diante

las contradicciones violentas, con sus propias condiciones
de vida, declarando
la revolución como permanente» (38 ).
«El
llamado Estado cristiano es el Estado imperfecto
y la re­
ligión cristiana le sirve de complemento
y de santificación de su
imperfección. La religión se convierte para él, -necesariamente,
en un medio y ese Estado es el Estado de hipocresía» (39 ). «El
(35) «Diesen weltlichen Widerstreit, auf welchen sich die Judenfra¡¡e
schliesslich reduziert, das Verhliltnis des politischen Staates zu seinen Vor­
aussetzungen, mOgen dies nun materielle Elemente sein, wie . das Priva­
teigentum, etc., oder geistige, wie Bildung, Religion, den Widerstreit zwis.
chen dem allgemeinen lnteresse und dem Privatinteresse, die Spaltung
zwischen dem politischen Staste uod bürgerlichen Gesellschaft, diese welt­
lichen Gegensiitze liisst Bauer bestehen, wahrend er gegen ihren religiéisen
Ausdruck polemisiert•. Ib/d., pág. 40.
(J6) «Der Mensch emanzipiert sich politisch von der Religion, indem
er sie aus dem Offen-tlichen Recht in das Privatr-echt verbannt». Ibid., pá­
gioa 40.
(37)
« ... kaon uod muss der Stast bis zur Aufbebuog der Religion,
bis zur Vernichtuog der Religion fortgehen ...
». [bid., pág. 41.
(38) «Es vermag dies indes nur durch gewaltsamen Widerspruch ge­
gen seine eigenen Lebensbedingungen, nur indem es die Revolution für
_pertOanent erkllirt». Ibíd., pág. 41.
(39} «Ja, nicht der sogenannte christliche Staat, der das Christentum
als seine Grundlage, als Staatsreligíon bekennt und sich daher ausschliess­
end zu anderen Religionen verhalt, ist der vollendete christliche Staat
627
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKJ
Estado democrático, el .Estado real, no necesita de la religión
para

su perfeccionamiento político. Al revés, puede prescindir
de la religión» ( 40 ). De todos estos textos es evidente que, para Marx, la aliena­
ción política se reduce a la alienación religiosa, pues el Estado es
alienado y alienante por su relación con la religión
Yr entonces,
su

desalienación exige la destrucción radical de la religión. Ade­
más, es evidente de que todo el problema de la alienación polí­ tica y
. de la liberación del hombre de esta alienación no tiene
nada que ver con la «cuestión social» en general, ni menos toda­
vía con la «cu~stión obrera».
Sin embargo, hay también en el marxismo otro aspecto de la
liberación de la alienación política, a saber: según
Marx, el Es­
tado, estando o no vinculado con la religión, es siempre institu­
ción de opresión y por eso es una institución alienada y alie­
nante, y
sólo la destrucción radical del Estado puede liberar al
hombre de esta alienación política. Este aspecto de la alienación política aparece en
el pensa­
miento de
Marx· cuando

-para poder realizar su revolución radi­
calmente destructora
de la sociedad- recurre demagógicamente
a la «cuestión social», es decir, a la dolorosa cuestión obrera
ele
su

época, con el afán de conquistar
el apoyo de los movimientos
socialistas y comunistas para su revolución. Este asunto lo trata­
mos más adelante dentro del párrafo sobre la «liberación de la
alienación económica», sin embargo aquí, tratando la «liberación
de la alienación politica», hay que destacar que, según Marx, el Estado es siempre
el instrumento en las manos de la clase go­
bernante, opresora, la clase burguesa, la que oprime a
la clase
gobernada, al proletariado y que el Estado, asumiendo este ne­
fasto papel, siempre
e.s alienante

y alienado. La liberación de
sonder vielmehr der atheistische Staat, der demokratische Staat, der Re­
ligion un ter die übrigen Elemente der bürgerlichen Gesellschaft verweist»,
I bid., pág. 41.
(40) «Der democratische Staat, der. wirkliche Staat, bedarf nicht der
Religion zu seiner politischen Vervollstiindigung. Et kann vielmehr von
der Religion abstrahieren». !bid., pág. 42.
628
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
esta alienación política sólo es posible por la superación (Auf­
hebung)
del Estado (41).
Por eso, según Marx, en
la sociedad futura perfecta, es de­
cir, comunista, el Estado deja de existir, pues no habrá más
opresores
ni opriniidos y, entonces, el Estado, como instrumento
de opresión
y monopolio de violencia, no tiene razón de seguir
existiendo. Entonces, según Marx, para la liberación del hombre de
la
alienación política, no basta una simple separación entre la Igle­
sia
y el Estado, sino que es necesaria una liberación radical del
hombre de la alienación, tanto religiosa como política, por la supresión definitiva
y para siempre tanto de la Iglesia (la libe­
ración de la alienación religiosa), como del Estado (
la liberación
de
la alienación política), llegando al comunismo, es decir, a una
convivencia radicalmente atea (sin
ninguna religión) y radical­
mente despolitizada (sin
ningún tipo

de Estado, sin la
«polis»,
sin la «Ciudad» = Estado), a lo cual se puede llegar sólo por
la «revolución permanente» ( 42).
( 41) En este caso Marx de nuevo cae en el error de siempre: gene­
raliza un hecho excepcional. El hecho pues concreto, histórico, de que, a
veces, algún Estado cae en las ·manos ·de un grupo y por él está manejado
exclusivamente en provecho propio, con
el evidente perjuicio de los demás,
no justifica la afirmación generalizada que el Estado como tal es una ins­
titución de
opresión. El

papel propio del Estado es
preocuparse por
el bien
común de todos sus
habitantes y

no
solamente · de algún grupo.
(42) Por ·esta razón, la Iglesia y el Estado, siendo ainbas instituciones
amenazadas en

su existencia por
el comunismo marxistá, siempre han co­
laborado
estrechamente entre s{ en

la
lucha contra

su enemigo común y
sólo últimamente, en
algunos países, la Iglesia, siendo profundamente in­
filtrada
por los marxistas, en
la medida en que cae víctima de esta infiltra­
ción, no solamente deja de defenderse contra
la agresi6n marxista, sino que
incluso pasa
a ser la aliada de la revolución marxista-comunista, peligrando
de
esta manera la situación
del Esta.do. Respecto a la infiltracióri marxista.­
comunista en la Iglesia se puede consultar los siguientes libros: M. Pora­
dowski,
El marxismo invade la Iglesia, Valparaíso, 1974, y del mismo
autor, El marxismo en la T éologiti, primera edición, Madrid, 1976; segun­
da edición, Santiago, 1983.
Además, sobre
-
la situación en Chile: Teresa
Donoso, L.,
La historia de los «Cristianos por el Sociálismo», Santiago,
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
El pensamiento de Marx al respecto está diseminado en va­
rios escritos; lo resumen y presentan en forma ordenada Engels y Lenin. El primero lo hace en su ensayo sobre
El origen de la
familia,
la propiedad y el Estado, el segundo en el libro El Esta­
do
y la Revolución. Aquí, por falta de espació, sólo citamos dos
frases que sintetizan el pensamiento de Marx al respecto: «Las
clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron
en su día. Con ellas desaparecerá inevitablemente el Estado».
«La sociedad,
reorganizando de un modo nuevo la producción
sobre la base de una asociación libre igual
· de
productores; envia­
rá toda la máquina del Estado al lugar que le corresponde: al
museo de antigüedades,. junto a la rueda y al
hacha de bron­
ce» (43).
El

otro aspecto de la alienación
pol!tica, según

Marx, es la
alienación social. En este caso la posición de Marx está influen­
ciada por
el pensamiento de J. J. Rousseau; sin embargo, Marx
ve la alienación social no en la misma sociedad como tal (Rous­
seau ), sino en
el hecho que la sociedad siempre está compuesta
de dos clases sociales, a saber:
de los opresores y de los oprimi­
dos, de los explotadores
y de los explotados, a los cuales Marx
identifica con los burgueses (los opresores y los explotadores)
y
con los proletarios (los oprimidos y los explotados) ( 44 ).
varias ediciones; La ,Iglesia del Silencio en Chile, una obra elaborada y edi­
tada por la. Socieda¡I G,ilena de Defensa de la Tradición, Familia y Pro­
piedad, varias ediciones; El nuevo clero, edición castellana (el original es
en portugués), publicada en Brasil; respecto a la situación en Perú: Como
lobos rapaces, de Alfredo Garland, Lima, 1978; sobre la. situación en. Co­
lombia, la carta pastoral del Episcopado de Colombia: Identidad cristiana
en la acci6n por la ;usticia, Bogotá, 1976; sobre la situación en Argentina:
Carlos Sacheri,
La Iglesia clandestina, Buenos Aires, varias ediciones; sobre
la situación en México: Cuando callar es pecado; elaborado y publicado por
el. movimiento «Cristianismo, s!»; respecto a Brasil el-libro de Monseñor
Boaventura Kloppenburg, La Iglesia popular, Salvador, Bahía, varias edi­
ciones.
(43) Citado en la traducción castellana de Julio Meínvielle, El poder
destructivo de la diallctica comunista, Buenos Aires, ed. de 1975, pág. 113.
( 44)
Según la sociología, esta opinión de Marx es contraria a la rea-
630
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
Adaptando la visión de la realidad a las exigencias de su dia­
léctica, Marx necesita la existencia.
de sólo
dos clases sociales
~n
permanente

conflicto, ambas alienadas y alienantes y la
aliena'.
ción

de una es la condición de la alienación
de otra y viceversa.
La desalienación sólo puede ocurrir con la simultánea desapari­
ción de ambas clases sociales, lo que va a tener
lugar en la fu­
tura sociedad comunista sin clases y} por ende, sin alienaciones,
pues el hombre, identificándose completamente con la sociedad,
ya no puede
identificarse parcialmente
con un grupo ( con
la cla­
se). Una vez más Marx subraya que
el camino único para llegar
a esta desalienación es la revolución. Los
principales textos
al
respecto se encuentran en
el Manifiesto comunista ( 1848) y son
de carácter evidentemente demagógico, pues tienen por finalidad
despertar
el odio y movilizar a los «proletarios» en favor de la
revolución, la cual, como ya lo hemos visto, tiene una finalidad
completamente diferente: la radical destrucción de la religión y
del Estado. «La historia de todas las sociedades que han existido
hasta
nuestros

días es la historia de las luchas de clases. Hombres
li­
bres y esclavos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores
y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha cons­
tante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que ter­
minó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes» ( 45).
lidad histórica, pues ·cada sociedad humana es siempre estratificada, es
decir, estructurada con distintas capas sociales que conviven entre sí en
plena
armonía, a pesar de
que, a veces, puedan darse también conflictos.
Se puede suponer que -este concepto marxista de la sociedad dividida en
dos clases antagónicas es nada más que otra manera de proyectar 9. la
50ciedad la imagen dialéctica de Hegel de la relación esencialmente con­
flictiva de «amo y esclavo».
(45) T• citas del Manifiesto comunista en castellano vienen de la
edición argentina del editorial Antes, 1955; el texto original es el si­
guiente: «Die Geschichte aller bisherigen .. Gesellschaft ist die Geschichte
von Klassenkampfen. Freier und Sklave, Patrizier und Plebejer, Baron und
Leibcigener, Zunftbürger und Gesell, kurz, Unterdtücker-und Untetdriickte
standen in stetem Gegensatz zueinander, führten einen ununterbrochenen
631
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
«Nuestra época, la época. de la burguesía, se distingue, sin
embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda
la sociedad va dividiéndose cada vez más en dos grandes cam­
pos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directa­
mente: la burguesía
y el proletariado» ( 46 ).
«De todas las clases
.que hoy
se enfrentan con la burguesía,
sólo
el proletariado es una clase verdaderamente revoluciona­
ria» (47). ¿Quiénes son los «proletariados»?
La contestación nos
la da Marx en el
Manifiesto: «El proletariado se recluta entre to­
das las clases de la población» ( 48 ). Por ello, según Marx, «los
«proletarios» son los revolucionarios
y todos los demás son los
«burgueses» ( 49)
..
Estas dos clases sociales aparecen, según Marx, como conse~
cuenda de la propiedad privada, la única causante de todas las
bald versteckten, bald offenen Kampf, einen Kampf, der jedesmal mit einer
revolutioniiren Umgestaltung der ganzen Gesellschaft endete odér mit dein
gemeinsamen Untergang der kampfenden Klassenlfo. Mar:v-Engels III, obra
citada, pág . .59.
(46) «Unsere Epoche, die Epoche der Bourgeoisie; zeichnet sich jedoch
dadurch aus, dass sie die Klassengegensitze vereinfacht hat. Die garize
Gesellschaft spaltet sich meht und mehr in zwei grosse feindliche Lager,
in zwei gros'se einander direkt gegenüberstehende Klassen: Bourgeoisie und
Proletarlat». Ibid., pág. 60.
(47) «Von allen Klassen, wekhe heutzutage der Bourgeoisie gegenüber~
stehen, ist nur das Prólet'ariat cine witklich revolutioniire Klasse». Ibíd., pá­
gina 68.
{48) «So rekrutieit sich das Pi-oletariat aus allen Klassen der BeVOl~
kerung•. Ibid., pág. 66.
(49)
Así, un burgués típico como Karl Matx y su amigo Federico En­
gels, · uti gtan 'empresario, capitalista y millonario, son los «proletarios»,
mientras que
el pobre obrero asalariado, qué trabaja en la fábrica textil de
Engels,
siendo por él explotado y oprimido, si no comparte la pósici6n
revolucionaria

de su opresor, es un
«burgués». Esto
explica por
qué esta
revolución «proletaria»
tenfa y sigue teniendo d apoyo dd gran capital
int~macional y también explica por qué muchos millónarios son fanáticos
revolucionarios (

como
Felb:inelli, dirigente dd partido comunista italiano,
hasta· su trágica muerte. casi· suicida,
pues· ocurrió con ocasióD de

colocar
personalmente una boinba
terrorista: para hacer

volar una torre
de alta
tensión).
6)2
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
alienaciones; de ahí que sólo por la supresión de la propiedad
privada se puede llegar a la
supe,ración (Aufhebung) de todas
las alienaciones.

Conviene, pues, estudiar ahora
la liberación de
la alienación económica.
3. La liberación de la alienación económica.
Siempre hay que tener ·presente que, para Marx, la única
realidad es la materia
y que, prácticamente, él todo lo reduce a
lo económico; de ahí que también todas las alienaciones
se re­
duzcan

a la alienación económica, pues las alienaciones religiosa.
política
y social aparecen como efectos de lo económico. A su
vez, lo económico, en este caso, se reduce al trabajo
y a la pro­
piedad privada, la
cual es el efecto del trabajo alienado. Con­
viene, pues, recordar ahora estas dos alienaciones económicas:
el trabajo alienado y alienante y la propiedad privada esencial­
mente alienada y alienante.
a) La alienación del hombre por el trabajo,
Sólo el hombre trabaja ( en el sentido corriente de la palabra
«trabajar», como actividad humana productiva de bienes útiles).
Según
Marx, el hombre se hace hombre por el trabajo, trabajan­
do se «realiza»; sin embargo, en la sociedad precomunista,
el
trabajo es alienado y alienante y por eso es causante de la pro­
piedad privada, la cual es esenciálmente alienada, es decir, que
no se la puede desalienar.
¿ Por qué el trabajo es alienado y alienante? Se dan dos ca­
sos: el trabajo como tal
y el !~abajo en el régimen del capitalismo
industrial. En
el primer caso Marx, en su análisis, sigue al pen­
samiento de Hegel y, en el segundo, el pensamiento de Proudhon.
Veamos primero la alienación
del _trabajo
como tal.
Hegel,
· como

lo ya hemos visto, considera que
el trabajo es
alienante, porque transforma
la naturaleza (el ambiente ecológi-
633
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
co) y esta naturaleza alienada, por ser transformada por el hom­
bre, se interpone entre el
hombre y la naturaleza pura y, enton­
ces, el hombre pietde el contacto ditecto con ésta y sus relaciones
con ella se alteran y viene
la alienaci6n del hombre y de la na­
turaleza (50). Sin embargo, hay también otros aspectos de esta
alienación: se trata del proceso de la objetivaci6n del hombre
en el producto de su trabajo, es decir,
la relación sujeto-objeto
y la consiguiente pérdida de
la esencia humana (51), es decir, la
alienaci6n (Entfremdung) en el sentido de enajenación (Entiius­
serung.).
Con el juego de palabras Entfremdung, Entiiusserung y
Veriiusserung y muchísimos otros términos derivados de éstos,
Hegel pretende demostrar el proceso inevitable de la alineaci6o
del trabajo, del trabajador
(el hombre actuante) y del producto
del trabajo, especialmente cuando se trata de la propiedad pri-

vada.

De
ahí que, según Hegel, tanto el trabajo como su pro­
ducto, es decir, la propiedad privada, son alienados y alienan­
tes: Sin

embargo, para Hegel, los términos «alienado»
y «alienan­
te» no

tienen sentido peyorativo (52), al contrario, dentro de
su dialéctica idealista e inmanentista más bien significan lo po­
sitivo del permanente devenir, pues es una maneta de
desarro­
llar~e
el

espíritu, el cual, alienándose
(Entfremdung) y exterio­
rizándose
(Entiiusserung), por la enajenación (V eriiusserung) en
los objetos, llega a reapropiarse. Incluso se puede decir que, para
Hegel, la alienación del espíritu es lo normal
y no lo anormal.
Marx va por el mencionado camino hegeliano, pero, dentro
1 de su dialéctica materialista, el trabajo siempre es alienado y
alienante, en el sentido peyorativo y sólo deja de setlo en la
época del comunismo, pues en ella viene la plena identificación
del hombre con
la sociedad.
Pero ¿por qué, según
Marx, el
trabajo es siempre alienado
y alienante? Aquí Marx continúa
por el

camino de la dialéctica
(50) Véase la nota 3.
(51) Véase
la nota 4.
(52) Antes de Rousseau, el término «alienación» raras vecea fue usado
en sentido negativo
y peyorativo. Véase al respecto: Narciso Pausa, «El
vivir y su alienación», en la Revista de Filoso/fa, núm. 11_ (1962).
634
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
hegeliana, pero en la cual reemplaza el «espíritu» por la «ma­
teria», es decir, por la producción de los bienes económicos
materiales útiles,
y, en este proceso de la producción, aplicando
el mismo esquema de Hegel,
analiza la objetivación de la ma­
teria por el trabajo. Dice al respecto: «Este
hecho expresa sim­
plemente que el objeto que produce el trabajo, el producto del trabajo, se coloca enfrente como algo ajeno, como un poder in­
dependiente del productor. El producto del trabajo es trabajo
que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho material: es la
objetivación del trabajo. La realización del trabajo en su objeti­
vación. En las condiciones en que supone la economía política, esta
realización

del trabajo aparece como pérdida de realidad para
los trabajadores; la objetivación como pérdida del objeto
y limite
del objeto; la apropiación como alienación, como extrañamien­
to» (53 ). «Todas estas consecuencias están contenidas en
la definición
de trabajador que se refiere al producto de su trabajo, como
a
un

objeto ajeno. Porque sobre esta premisa es claro que cuanto
más se emplea a sí mismo el trabajador, más poderoso se hace
el mundo objetivo ajeno que él crea frente a sí mismo
y, por lo
tanto, más pobre se hace a sí mismo; su mundo interior, y menos
se pertenece como cosa propia. Lo mismo pasa con la religión.
Mientras más el hombre confía en Dios, menos se apoya en
si
mismo.

El trabajador pone su vida en
el objeto, pero ahora su
vida no pertenece tanto a él, cuando al objeto. De aquí que cuando
mayor es su actividad, mayor es
la falta de objeto en el traba-
(53) «Dies Faktum drückt weiter nichts aus als: Der Gegenstand, den
die Arbeit produziert, ihr Produkt, tritt ihr als ein fremdes Wesen, als
cine von dem Produzenten unabhangige Macht gegenüber. Das Produkt
der Arbeit ist die Arbeit, die sich in einem Gegenstand fixiert, sachlich
gemacht
hat, es ist die Vergegenstiindlichung der Arbeit. Die V erwirkli­
chung der Arbeit ist ihre Vergegenstatldlichung. _Diese Verwirklichung der
Arbeit erscheint in dem nationalokonomischen Zustand als Entwirklichung
des Arbeiters, die Vergegenstiindllchung als Verlunst und Knechtschaft
des Gegenstantes, die, Aneignung als Entfremdung·, a1s Entausserung~. «Die
entfremdete
Arbeit», en
Okonomiscb-pbilosophische Manuskripte 1844,
Marx-Engels, II, op. cit., pág. 76.
635
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
jador. Cuanto mayor es el producto de su trabajo, tanto meoor es
él mismo. La alienación del trabajador en su producto signi­
fica no sólo que su trabajo se hace un objeto, una existencia
exterior, sino que existe fuera de él, independientemente, como
algo que le es ajeno y que se convierte en un poder que se le enfrenta; significa que la vida que
él ha conferido al objeto, le
enfrenta como algo hostil y ajeno» (54).
En esta descripción del proceso de trabajo alienante (Entaus­
serun g la exteriorización o el extrañamiento) se llega a lo absur­
do, pues el hombre-creador, como por ejemplo Miguel Angel
Buonarroti, no sufre ninguna alienación ( en el sentido peyorati­
vo), ni pérdida
de. su

«esencia», de su mismidad, cuando de un
pedazo de mármol saca la maravillosa figura la «Pietá», o «Da­
vid», o «Moisés». Tampoco un autor pierde su «esencia»1 cuando
regala su obra o la vende a otra persona. Este misterio de la
creatividad, del hecho de que por
la creación de una obra el «yo»
del autor (escultor, pintor, compositor, escritor, etc.) no se em­
pobrece, sino que se enriquece, se explica fácilmente aceptando la existencia de lo espititual. Es absurdo afirmar que la «Pietá»
fue para Miguel Angel algo «hostil
y ajeno». Si Marx tuviera
(54) «In de,: Bestimmung, dass dei: Arbeiter zum Produkt seiner Ax­
beit als einem fremden Gegenstand sich verhalt, liegen alle diese Kon­
sequenzen. Den.n es ist nach dieser Voraussetzung klar: Je_ mehr der Ax­
beiter sich ausarbeitet, um so machtiger wird die fremde, gegenstandliche
Welt, die er sich gegenüber.schafft, um so artner wird er selbst, seine innre
Welt, um so weniger gehOrt ihm zu eigen. Es ist ebenso in der Religion.
Je mehr der ·Mensch in Gott setzt, ,je weniger behalt er in sich selbst .. Der
Arbeiter legt sein Leben in den .Gegenstand; aber nun gehort es nicht
mehr ihm, sondern dem Gegenstand, Je gr6sser also diese Tiitigkeit, um
so gegenstandsloser ist der Arbeiter. Was das Produkt seiner Arbeit ist,
ist

er
nich. Je gri:isser also dies Produkt, je weniger ist er selbst. Die
Entiiusserung des

Arbeiters
in seinem Produkt hat die Bedeutung, nicht
nur, dass seine Arbeit zu einem Gegenstand, zu einer iiussern Existenz
wird,

sondern dass sie ausser
ihm, unabhlingig, fremd von ihm existiert
und . eine selbststiindige Macht ihm gegenüber wird, dass das Leben, was
er dem Gegenstand verliehn hat, ihm feindlich und frerod gegenübertritt~.
lbld., ob. cit., pág. 77.
636
Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGlA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
razón, su obra El Capital también sería para él «algo hostil y
ajeno».
¿Por qué, entonces, Marx, considera que todo trabajo aliena?
Porque
Marx «materializa»
el proceso del trabajo-creatividad,
mientras que, en realidad, el trabajo-creatividad es esencialmente
espiritual. Sin embargo; para Marx no existe
lo espiritual, como
lo distinto de lo material, pues todo es solamente materia, in­
cluso el pensamiento,
el cualestá reducido al proceso puramente
bio-químico, algo

como
la digestión ( véase al respecto El mate­
rialismo y empiriocriticismo de Lenin). Pero cada pensador cons­
tata, por su propia experiencia, que d pensar y el expresar su
pensamiento, exteriorizarlo (E11tiiusserung), no lo empobrece,
sino, al contrario, Jo enriquece. Además, si la alienación es esen­
cial al trabajo, el proceso alienante descrito por Marx tiene que
ser el mismo en el comunismo y, entonces,. d paso al comunismo
no cambia nada, no soluciona nada.
Veamos todavía algunos textos ilustrativos. Marx se pregunta: «¿Qué es lo que constituye la alienación
del trabajo? Primero,
el hecho de que el trabajo sea externo al
trabajador, es decir, que no pertenece a su esencia1 de que en
su trabajo él no se afirma a sí mismo $1..0o que se niega, no se
siente contento sino desgraciado, no desarrolla libremente su
energía física
y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina
su

espíritu. El trabajador sólo se siente en sí mismo fuera de su
trabajo y en su trabajo se siente fuera de sí mismo. Se siente en
su casa cuando no está trabajando y cuando está trabajando se
siente fuera de casa (55). Su trabajo no es voluntario, sino for­
zado. Por lo tanto, el trabajo no se presenta como satisfacción de la necesidad, sino como un medio de satisfacer las necesida­
des externas. Su carácter ajeno viene por
el hecho de que, cuan­
do no existe una presión física u otra, se huye del trabajo como
de
la peste. El trabajo externo, en el cual el hombre se enajena
(55) Aquí Marx se refiere a la situación creada por la revolución in­
dustrial, la C)_ue, junto con la Revolución francesa, destr1ly6 el régimen ar­
tesanal de la economía humana.
637
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MIGUEL PORADOWSKI
a sí mismo, es un trabajo de autosacrificio y autormortificación.
Finalmente, la exterioridad del trabajo para el trabajador se hace
evidente por el hecho de que no es propio, sino de otro, de que
no le pertenece a él, sino que en él se pertenece, no a sí mismo,
sino a otro. Como en la religión, la actividad espontánea de la
imaginación humana, del cerebro humano, del corazón humano,
actúa independientemente del individuo, es
decir, como actividad
ajena divina o
diabólica (56 ), de la misma manera la actividad
del trabajador que no es espontánea. Pertenece a otros, es la
pérdida de sí mismo» (57).
Ahora bien, si se trata
del trabajo de obrero en la época del
capitalismo industrial, «alienado» debido a
la subdivisión del
proceso de producción (la fragmentación,
la «correa», la meca­
nización, etc.), esta situación, al principio
del siglo XIX, es es­
tudiada por muchísimos
y especialmente por Proudhon, quien
(56) Aquí Marx reconoce la existencia de la aetividad diabólica (¿real
o
imaginaria?) que aliena al hombre por igual que la actividad divina.
(57) «Worin
besteht mm die Ent8USserung der Arbeit? Erstens, dass
die Arbeit dem Arbeiter iiusserlich ist, d. -h. nicht zu seinem W esen gehort,
dass er sich daher in seiner Arbeit nicht bejaht, sondern verneint, nicht
wobl, sondern unglücklith fühlt, keine freie physische und geistige Energie
entwickelt, sondern seine Physis .abkasteil und seinen Geist ruiniert. Der
Arbeiter fühlt sich. daher ~rst ausser der Arbeit bei sich und in der Arbeit
ausser sich. Zu Hause
ist er, wenn er nicht arbeitet, und wenn er arbeitet,
ist er nicht zu Ha.us. Seine Arbeit ist daher nicht freiwillig~ sondern gez­
wungen, Zwangsarbeit. Sie ist daher nicht die Befriedigung eines Bedürf­
nisses, sondern sie ist nur ein Mittel, uro die Bedürfnisse ausser ihr zu
befriedigen. Ihre Fremdheit tritt darin tein hervor, daas, sobald kein phy­
sischer oder sonstiger Zwang existiert, die Arbeit als eine Pest geflohen
wird, Die iiusserliche Arbeit, die Arbeit, in welcher der Mensch sich ent­
iiussert, ist cine Arbeit der Selbstaufopferung, der Kasteiung. Endlich er~ .
scheint

die
iiusserlichkeit der Arbeit für den Arbeiter darin, dass siq nicht
sein eigen, sondern eines andero ist, dass sie ihm nicht gehort, dass er
in ihr nicht sich selbt, sondern einem andero angehort. Wie in der Religion
die Selbsttatigkeit der meozens · unabhiingig vom Individuum, d. · h. als
eine fremde, g5ttliche oder teufllsche Tátigkeit auf es wirkt, so ist die
Tiitigkeit des Arbeiters nich seine Selbsttiitigkeit. Sic gehfü einem andren,
sie ist der Vetlust seiner selbst». !bid., ob. cit., pág. 79.
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Fundaci\363n Speiro

«TEOLOGIA DE LA UBERACION» DE KARL MARX
también usa el término «alienación». Sin embatgo, no se consi­
dera «alienado» el trabajo como tal, sino su realización en cier­tas condiciones
específicas, las

cuales pueden ser cambiadas,
me­
joradas

o eliminadas
y, entonces, el trabajo deja de ser alienante.
Al respecto, Marx
sigue en
sus observáciones a Proudbon
y a
otros, con la diferencia
de que no compatte la opinión segúo
la cual se puede desalienat este tipo de trabajo por las refor­
mas, e insiste en
la necesidad de destruir radicalmente el mis­
mo régimen industrial capitalista de la propiedad privada, re­
curriendo a
la revolución violenta.
b)
El papel alienante de la propiedad privada.
Según Marx, la propiedad privada es la fuente de todas . las
alienaciones
y ella misma es esencialmente alienada.
«Por medio del trabajo extrañado, alienado, el trabajador
produce la relación para con este trabajo de un hombre ajeno al trabajo
y que está fuera de él. La relación de trabajador a
trabajo engendra
la relación pata con éste, de capitalista, o como
quiera llamarse el dueño del trabajo. La propiedad privada es el
producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo
alie­
nado, de la relación externa del trabajador a la naturaleza y a
él mismo. La propiedad privada resulta del análisis del concepto
de trabajo alienado, esto es, del hombre alienado, del trabajo
extraño, de la vida extrañada, del
hombre extrañado.

Verdade­
ramente, como resultado del movimiento de
la propiedad pri­
vada hemos obtenido el concepto de trabajo alienado ( de
la vida
alienada) de la economía política. Sin embargo, del análisis de
este concepto resulta evidente que, aunque la propiedad privada aparece ser la fuente, la causa del trabajo alienado, ella es real­
mente su consecuencia» (58).
(58} A1so durch die entfremdete, entiusserte Arbeit erzeugt der &­
beiter das Vethaltnis einer der Arbeit fremden und ausser ihr stehenden
Menschen zu dieser Atbeit. Das Verhliltnis des Arbeiters zur Arbeit etzeugt
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
Según Marx, la propiedad privada es la fuente de la aliena­
ción social, pues es la causa
de las diferencias sociales ( aquí
Marx sigue las opiniones de
J. J. Rousseau) y, por ende, de la
existencia de las antagónicas clases sociales ( véase el Manifiesto
comunista).
Viene la lucha de clases, viene la opresión y explo­
tación de unas clases por las otras; viene
el Estado, como ins-.
trumento

de la opresión, viene la religión como compensación
espiritual de la miseria material (59). Entonces, si todos los ma­
les (las alienaciones) vienen de la propiedad privada, la única solución, es decir, la liberación del hombre de sus males (
de las
alienaciones) está en la radical supresión de la propiedad priva­
da, lo que equivale al comunismo. Al respecto
Marx dice: «El
comunismo es, finalmente,
la expresión de la suprimida propie­
dad privada» (60). Es también algo más: «Es la plena reintegra­
ción del hombre en sí mismo, pues es la supresión de la auto­
alienación humana» (61). «El comunismo en tanto que la posi­
tiva supresión de la propiedad privada como autoalienación hu­
mana
y, entonces, en tanto que la verdadera apropiación de la
das Verhiiltnis des Kapitalisten zu derselben, oder wie man sonst den
Arbeitsherrn nennen will. Das Privateigentum ist also das Prod-Úkt, das
Resultat, die notwendige Konsequenz dér entiiusserten Arbeit, des iiusser­
lichen Verhaltnisses des Arbeiters zu der Natur und zu sich selbst. Das
Privateigentum ergibt sich also durch Analyse aus dem Begriff der entiius­
serten Arbeit, d. h. des entiiusserten Menschen, der entfremdeten Arbeit,
des entfremdeten Lebens, des entfremdeten Menschen. Wir haben alh,rdings
den Begriff der entiiusserten Arbeit ( des entiiusserten Lebens) aus der Na­
tionalOkonomie als Resultat aus der
Bewegung des
Privateigentums
ge­
wonnen. Aber es zeígt sich bei Analyse dieses Begriffs, dass, wenn das
Privateigentum als Grunds, als Ursache der
entausserten Arbeit
erschein,
es vielmehr eine
Konsequenz derselben ist». Ibid., ob. cit., pág. 84.
(59) Véase Contribuci6n a la critica_ de la filoso/la del derecho de
Hegel.
(60) «Der Kommunismus endlich ist der positivie Ausdruck des auf­
gehobnen Privateigentums,
zuniichst das allgemeíne Privateigentum». Ibíd.,
ob. cir., pág. 97.
'(61) « ... · der Kommunismus schon als Reintegration- oder Rückkehr
des Menschen insich,
a1s Aufhebung der menschlichen Selbstentfremdung,
aher indem er das positive Wesen ... ». Ibíd., ob. cit., pág. 99.
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«TEOWGIA DE LA LIBERACION» DE KARL MARX
esencia humana» (62). «La positiva abolición de la propiedad
privada, en tanto que
la apropiación de la vida humana, es la
positiva supresión de
la alienación y, entonces, es la liberación
de
la religión, de la familia y del Estado; es el retomo a su
auténtica vida humana, es decir, a
la existencia social» ( 63 ).
Así, hemos visto que, bajo el pretexto de liberar al hombre
de las supuestas alienaciones, Karl Marx presenta
su programa
concreto

de una revolución radical,
la que tiene por finalidad
destruir completamente la sociedad histórica basada sobre la re­
ligión, el matrimonio, la familia, la propiedad privada
y el Es­
tado, y, en su I:ugar, imponer una sociedad . «comunista», radi­
calmente atea, sin matrimonio, sin familia, sin propiedad priva­
da y sin Estado. Así; la «teología de la liberación», de Marx,
desemboca necesariamente en la «teología de la revolución».
La pretendida «teología de la liberación de Marx es, en rea­
lidad, una «teología de la esclavización», no solamente porque suprimiendo la propiedad privada imposibilita toda libertad so­
cial, sino ante todo porque Marx, negando la existencia de la
verdad
y de Dios (véase Las tesis sobre Feuerbach), imposibi­
lita
al hombre la libertad como tal (la libertad metafísica) y, por
ende,
la liberación. En efecto, la verdad es la categoría indispen­
sable para la libertad humana, una libertad que se
da no en el
plano de la relación con las condiciones extetiores {la libertad social), es decir, las que nos ofrece el «mundo», sino en
rela­
ción con el estado intetior del hombre, «con la asunción y el
reconocimiento de la verdad» ( 64 ).
(62) «Der Kommunismus als positive Aufhebung des Privateigentums,
als menschlicher Selbstentfremdung, und darum als wirkliche
Aneignung
des
menschlichen Weseris

durch und
für den Menschen». Ibíd., oh. cit., pá­
gina 99.
( 63) «Die positive Aufhebung des Privateigentum.s, als die Aneignung
des mCIISchlichen Lebens, ist daher die positive Aufhebung aller Entfrem­
dung, also die Rückkehr des Menschen aus Rdigion, Famille, Staat, etc.,
in sein 01,'enschliches, d. h. gesellschaf.tliches Dasein». Ibíd., ob. cit., pá·
gina

100.
· (64-} Véase: María Adelaire Raschini, «Educar en la verdad y para la
verdad», en Verbo, Madrid, núm. 211-212, pág. 43,
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MIGUEL PORADOWSKI
Cristo nos dice: « V eritas liberabit vos» -la verdad os hará
libres--, agregando «Ego
sum veritas• -yo soy

la verdad-.
Sólo la verdad, que es Cristo, libera al hombre. Marx desprecia
la verdad ( un valor ante todo intelectual,
pero no sólo intelec­
tual) y. niega· a Cristo, niega a Dios, y, entonces, en vez de con­
tribuir a la liberación del hombre, sólo contribuye a su esclavi­
zación, a su completa alienación intelectual por la menrira (65).
( 65) El autor advierte al lector que, en este ensayo, no pretende ago­
tar ni el tema de las 'alienaciones en general, ni menos todavía de la _«teo­
logía de la liberación de las alienaciones•, formulada por Karl Marx, pues,
por razones de espacio; no le fue posible tomar en consideración lo que
se podría llamar la· «antropología marxista», la cual se encuentra en .la base
del concepto marxista de · 1as alienaciones.
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