Índice de contenidos

Número 241-242

Serie XXV

Volver
  • Índice

La metafísica del ser y la noción de Creación en el pensamiento de Sciacca

LA METAFISICA DEL SER Y LA NOCION DE CREACION EN EL PENSAMIENTO DE SCIACCA
(*)
POR
ALBERTO CA'fURELLI
l. EL LÍMITE ONTOLÓGICO DE LA INTELIGENCIA Y LA METAFÍSICA
CREACIONISTA.
a) La inteligencia y la noción de límite.
La metafísica del ser ha puesto en evidencia que el ser, como
Idea, es el límite ontológico de la inteligencia desde que es
el objeto interior que la hace inteligente; pero también lleva
implícita la afirmación de un Llmite absoluto, límite de lo
real y límite del hombre (la totalidad de lo que es),
y seme­
jante Límite es Dios, que crea el todo del ser
ex nihilo. Esta
conclusión es inevitable a partir de la noción de ser y de la
implicancia de subjetividad
y objetividad ( 1 ). Por eso tiene ló­
gica estricta que Sciacca se haya detenido a desarrollar la noción
de límite que, por otra parte,
había meditado

profundamente
Rosmini, para quien los sujetos del límite son: el ser ideal, su­
jeto dialéctico de todos los límites
y «de todas· las limitaciones
de los entes mentales»; el ser moral y el ser real, respecto de
todos los
límites ya del

orden moral, ya de los entes reales (2).
(º) El 24 de febrero de 1985 se cumplieron diez afios de la muene
del gran fil6sofo católico Michele Federico Sciacca. El presente ensayo cons­
tituye un homenaje a su memoria y a la sorprendente actualidad de su
pensamiento.
(1) L'interiorita oggettiva, págs. 61-72; "Atto ed Essere, págs. 37-43;
Uuomo, questo 'squilibrato', págs. 19-23.
(2) Teosofia, núm. 689, cito por riduzione organica di Maria Raschini,
Marzorati, Milano,

1967; véase todo el
cap. IX
del
hbro 11.
15
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
La inteligencia,
por tanto, está constituida por aquella medida
capaz de mensurar el ser de todo ente y semejante medida es
el
ser; luego, la inteligencia «contiene los límites de todo ente
y de sí misma» (3 ). Es, por esencia, dialéctica (interioridad ob­
jetiva), puesto que
es intuición intelectiva del ser que le con­
fiere, a la vez, el
límite de
todo ente y de sí misma; positiva­
mente, no siendo el Ser de Dios,
'es, sí, en relación a Dios (4).
De modo que la conciencia del límite proviene de este ser-en-re­
lación y para nada proviene del
no-ser ni
de no-ser Dios.
La noción
de. límite ontológico

es propio del hombre como
existente
finito y

pensante (principio de la subjetividad) pero lo
es también del ser infinito (principio de la objetividad); y, por
eso, «el
límite ontológico

es inherente a los dos principios cons­
titutivos de la síntesis ontológica originariá». Más aún: «El exis­
tente es
con y por su límite ontológico: no puede ser ontológi­
camente diverso de aquello que es;
no es de y por sí, es de y por
otro:
el no poder ser de y por s! es su nada, el ser de! y por otro
es su ser no de
y por si» (5). El ser por otro no es «ilienación»
sino limite ontológico que a cada ente finito le garantiza la iden­
tidad consigo, lo salva de la contradicción
y afirma al hombre
como infinitamente menos que Dios e
infinitamente más
que la
totilidad de

las meras cosas;
al mismo tiempo, el vínculo creatu­
ral, vocación del hombre por Dios ( 6 ). La inteligencia, situada en
esta
peculíar situación,

es la medida (señala el
límite) de
los
sen­
tidos que,
por eso, saben ver en las cosas los valores; de la razón
a · la que ilumina al mismo tiempo que le señala el límite y de
la
voluntad, a la que también ilumina en su volición del Bien.
La e-liminación del límite, es decir, la ruptura con el límite
en cuanto constitutivo ontológico de todo ser es el mal, porque
rompe el vínculo creatural del ente que es por naturaleza teísta;
en el fondo es lo que ha pasado a Adán, cuya caída no es otra
(3) L'oscuramenio dell'intelligenza, pág. 20.
(4) Op. cit,, pág. 22.
(5) Op. cit., págs. 26 y 27.
(6) Op. cit., -pág. 28; L'uomo, questo 'squilibratO', págs. 134 y 11;
arites,
en Filosofia e Metafisica, vol. I, págs. 120 y sigs.
16
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
cosa que el rechazo de su lúnite ontológico (7) que coincide con
el «oscurecimiento» de su inteligencia y
la pérdida del ser; pero
la pérdida del ser como nadificación del límite constituye
la «es­
tupidez» de
la inteligencia. Hay, pues, una relación dialéctica
negativa entre el «oscurecimiento» (pérdida del ser objetivo) y
la «estupidez» ( rechazo del lúnite) que «le impide "ver" su con­
dición» (8). Por el contrario, la inteligencia es «medida objetiva
de todo ente, de lo real en cuanto tal, sólo si constantemente
mide a sí misma en relación al Ser
infinito»; y,

a la vez, el
limite
ontológico

de la inteligencia, como ya dije, es
«el· ser
como Idea
o el objeto interior que
la hace inteligente» (9). En otras palabras:
«Donde existe el límite, ahí está el signo de la inteligencia; don­
de el li¡nite es negado, allí está el signo de la estupidez»: de un
lado la cultura y, del otro, la incultura (10). Esta primera y fun­
damental determinación del límite pone en evidencia, por un
lado, la
autonomía del

ser
finito (
en su orden) y el rechazo de
toda posible auto-suficiencia ontológica, pues, como enseñaba San­
to Tomás, es precisamente el principio metafísico del ser la ga­
rantía del

límite y, por eso, desde
_la conciencia refleja de nuestros
límites ontol6gicos se

pone, debe ponerse, el problema de la exis­
tencia de Dios
que es el problema fundamental del hombre ( 11 ).
b) Participación y analogía.
Lo dicho supone dos problemas: uno, completamente inmedia­
to y el otro que se sigue del primero. La participación
y la ana­
logía del ser porque el ser como Idea ( de extensión infinita) es
análogo
rc,specto del

ser
infinito de

Dios (actualmente infinito);
pero, a su vez, esta afirmación pre-supone la participación meta­
física inicial de todo ente en el ser. Lo cual nos recuerda que
Sciacca, en
la década del 45 al 50, ya había planteado el proble­
ma porque, al afirmar que el hombre ha sido creado
con y para
(7) L'oscuramento dell'intelligenza, pig. 31.
(8) Gli arieti contra la verticale, pág. 47.
(9) L'oscuramento dell'intelligenta, pltg. 34.
(10) Op. cit., pág. 37.
(11) Prospettiva sulla metafísica di San Tommaso, págs. 116, 44-45.
17
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
la Verdad (o el Ser), afirmaba simultáneamente que la partícula
«con»· indica
la participación
inicial y la partícula «para» indica
el fin (o participación final); por tanto, «existe una participación
inicial
y una participación final del ente inteligente creado de y.
para la Verdad creante» (12). El ser finito expresa una contin­
gencia esencial en cuanto participante del Ser
y porque no es el
Ser;
lo cual es lo mismo que decir que somos entes porque el
Ser nos hace ser, pues si existe el ente, existe el Ser absoluto in­
dependiente. Como dice Sciacca en el mismo lugar: «o el ente
es independiente
y entonces todo ente es un ser absoluto inde­
pendiente, lo que es absurdo porque no existen
más seres abso­
lutos independientes, sino
el Ser absoluto independiente; o el
ente depende de otro para existir y entonces basta que exista el
ente
finito para

que exista Dios como Ser absoluto independien­
te». Como se ve, participación
significa distinción y diversidad
respecto de aquello de lo cual se participa y, al mismo tiempo,
«el
ente finito diverso de Dios existe porque es por Dios: el
abismo que lo divide es, contemporáneamente,
el puente que lo
une a El» (13). Estrictamente, sólo Dios es
infinito y es el autor de todo otro
ente
que existe por participación; se trata, pues, del
Esse subsis­
tens;
sin embargo, en el mundo, el ser como Idea es también in­
finito, pero se trata sólo de la
infinitud ideal;
el ser como Idea
es
sólo infinito

en extensión, dato que el Creador da al hombre
como constitutivo objetivo de su inteligencia; por eso este infi­
nito
es en proporción respecto del infinito propio de Dios; entre
a infinitud del

ser como Idea
y el Ser infinito hay analog/a, la
rual se funda en la participación del .Ser en los entes. Como en­
señó
Rosmini, el
ser ideal es lo «divino» en el hombre, pero no
es Dios en ningún sentido, sino «lo propiamente análogo de lo [nfinito en ,sentido propio»; de ahí que se
dé «una

"seme­
janza" de

relaciones entre
lo "divino" infinito y Dios infinito,
diversos,

uno "otro" respecto del otro» (14). Y así el ser como
18
(12) F;/oso/ia e Metafísica, vol. II, pág. 157.
(13)
Op. cit., vol. II, pág. 158.
(14-)' L'oscuramento dell'intelligenza, pág. 25.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
Idea, en cuanto dimensión ontológica propia del hombre, hace
que el hombre tenga en sí mismo «el
lúnite limitante»,
lo vin­
cula a lo real como ser
en el mundo y lo separa y distingue como
set para Dios.
Como ya dije, el
infinito sólo
se predica propiamente de Dios
en cuanto único
absolutus; en el mundo natural, de-pendiente
del Principio divino, «sólo la intuición del ser, presente en la
mente humana como

"luz"
infinita de
verdad, puede decirse
aná­
lo8f1 respecto al Infinito que propiamente es Dios» ( 15). Es evi­
dente que esta doctrina que implica
las nociones
de participa­
ción y analogía (como en Santo Tomás) apunta hacia
la creatio ex
nihilo
por un lado, y por el otro hacia la positividad de las deter­
minaciones del ente; porque, en efecto, todos los entes, en virtud
de este vínculo ontológico, participan su ser del Ser según un
modo determinado y no según el modo universal del ser; por eso,
«el principio de
participación del ser finito creado en el Ser in­
finito creante»

implica
la analogia para que lo finito tenga su
propio ser, es decir, no
podría ser separado del principio de de­
terminación puesto que el acto creador es
la determinación de
las esencias preexistentes en la Mente divina (16). El modo fini­
to. de ser podría no haber sido (contingencia) y, por eso, todo
ente
finito «tiene»
el ser recibido: «el
ser· se
predica del Ser
infinito como

el copulativo "es", de lo
finito (se
predica) con
el
copulativo "tiene", pero una vez que tiene todo el ser que le
compete como
finito, es este ser constilUÍdo con la forma finita de
la
realidad o con la forma
real del ser»

( 17}.
Por consiguiente,
el ente finito es determinado por el · acto
creador; lo
coa! supone el concepto de término y, con él, el de
terminación en el doble sentido de ente que es terminado y que
termina; el ente finito, en ese sentido y
como determinación
del
acto creador, «es libre
de hacerse

lo que es,
·de terminarse hasta
"concluirse"

en el orden natural o de hacerse· imperfectamente
o de no hacerse o de corromperse. El acto con
el cual todo ente
(15) Il magnifico oggi, p,lg. 14.
(16) Ontología triadica e trinitaria, pág. 60.
(17) Op. cit., pág. 61.
19
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELU
es creado es definitorio -todo ente comprende aquello que es
y
excluye aquello

que no es- y
determinante, esto es, lo hace
ser con sus determinaciones, signado, aunque propiamente el
signo determina el significado de todo ente» (18). Como ha en­
señado Santo Tomás, aquellos entes que participan del Ser no
participan según
el modo universal de ser ( como es en el primer
Principio) sino de modo particular, según cierto modo de ser
de­
terminado»

(19); y,
así, pará Sci11cca,

el principio de participaci6n
sostiene el de analogía unido al de participaci6n, y este último
siempre debe incluir y sostener al de participaci6n, todo lo cual
conduce directamente al principio de
creaci6n; y como es nece­
sario entonces que en el ente creado-inteligente exista cierto des­
tello divino, la creatura inteligente posee una Idea que no es
una «emanaci6n» de Dios, sino
«abstraída» por

Dios de sí mis­
mo (Rosmini) y que es
infinita en

sentido análogo. Tal es la
idea del ser ( o ser como
Idea) expresiva

de la participaci6n
me­
tafísica,

anal6gica y, por eso, puente de uni6n con Dios y con
el ser real, siendo siempre, la creatura, esenci~ente «-otra»;
es decir, determinada. Nuevamente de .acuerdo con·el·Aquinate,
«los

entes creados son entes por imitaci6n de la naturaleza divi­
na, esto es, por semejanza o analogía y por
participaci6n, siendo
Dios el ser de toda cosa, no como constitutivo esencial, sino
como causa» (20). En cuanto tal, Dios es el ser participante que
confiere el
actus essendi a los entes,. los que no son una «caída»
del Ser: «La creaci6n de la nada incluye (por todo lo dicho) la
analogía entis y excluye la univocidad del ser y, con ella, todo
monismo» (21). •
Es

posible
ahora afinar

el
análisis de
la
det~ del
Ser
en el hombre. El límite
(vínculo creatural) que

es
-~~11stii,;~''(t
del

hombre autoconsciente no puede no «tener», con la
to>-lidad . ·--.
de

su ser,
el infinito análogo abstraído de Dios ( el ser c~0o
(18) L'oscuramento dell'intelligenza, pág. 41.
(19) De substantiis separatis, c. 8; STh., 105, 3.
(20} Prospettiva sulla metafísica di S. Tommaso, pág. 94; Sciacca tiene
presente el texto de In I Sént., 8, 1, 2.
(21) Prospettiva su/la metafísica di S. Tommaso, pi!gs. 99, 101.
20
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
Idea). Este infinito análogo es inagotable por el ente finito e in­
finitamente determinado en relación con Dios. Acto inexhausto,
es dialéctico en relación al Absoluto
y también lo es todo lo crea­
do a través del hombre. A su vez, este acro creatural, en cuanto
pone a
la creatura como distinta del Creador es alteridad por
amor;
es decir, acto de.amor «según la dialéctica de los lfmites»,
que

supone que cada ente ha de cumplir la
integraUdad de su
ser en su vocación al Absoluto, «en relación con El» (22). De
alú surge la obligación de cada ente finito, no sólo de «terminar»
sino de «cumplir» integralmente su ser, de hacerlo perfecto en
su orden. Y, así, en cada acto nuestro perfecto están implicados
y copresentes la inteligencia del ser infinito y, con ella, el cono­
cimiento de los límites de todo ente
y de nosotros mismos «me­
didos» por el ser; la inteligencia del ser nos pone en evidencia que somos más que mera naturaleza (mi ser transnatural) (23) y,
simultáneamente, en relación oon el todo (24). Existimos en los
confines «en un equilibrio que tiende al desequilibrio»;
la pér­
dida de estos límites nos conduce ya a la «estupidez», ya al «os­
curecimientm> de la inteligencia. Por el contrario,
el «espíritu
de inteligencia» ilumina no sólo la vida racional sino los senti­
mientos y los sentidos ( el hombre integral) de modo que todas
las dimensiones de la vida humana se incluyen una en la otra: «Tal es la fuerza de la dialéctica, de la implicancia y de la
copre­
sencia

no separada de (la dialéctica) de los limites; más bien es
una sola dialéctica, la de la integralidad, que culmina en la alte­
ridad por amor, que existe por el principio de verdad por la cual
el hombre es inteligente, cognoscente
y volente» (25).
e) La creación, las metafísicas no-creacionistas y el orden
del ser.
La participación del Ser en los entes, la analogía de la infini­
tud extensiva del ser como Idea y la determinación del ser finito
(22) L'oscuramento dell'intelligenza, pág. 44.
(23) L'uomo, questo 'squilibrato', págs. 163-166.
(24) L'oscuramento dell'intelligenz.a, págs. 4647.
(25) Op. dt., p,!g. 55.
21
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
han conducido a la especulación metafísica, a la noción de crea­
ción. Pero la noción de creación era absoluta novedad para el
pensamiento antiguo y depende de la tradición bíblica; sin em­
bargo,
Sciacca hace notar que «el hecho que ( el principio de
cr~ación) se

tome de los textos sagrados, inspirados o revelados,
no afecta

ni a la universalidad del problema metafísico en cuan­
to concierne no al Principio sino
al modo de concebirlo ... , ni
introduce una verdad de orden no racional en cuanto ... la
creatio
ex nihilo es un dato asumido por la filosofía y un argumento in­
terno a ella, de modo que prueba que el mundo no puede ser
eterno
y ofrece las "razones" de su ser creado por el Principio.
Un pensador que no
sea de
religión hebraica o cristiana o de
ninguna religión también puede
asumir el

principio de creación,
o sea, la concepción del Ser
creante desde

la Nada. Advirtamos
aún que ... no todas las verdades de los dos Testamentos son
verdades de fe o supra-racionales
y, por tanto, siempre "tniste­
rios"» (26).
El significado del hebreo
bar a' ( acto divino que produce una
cosa totalmente nueva sin que nada preexista a dicho acto) pue­
de ser
asumido por

la reflexión filosófica en el plano metafísico,
sin caer en fideísmo, ni es contradictorio que el Ser absoluto
pueda crear de la Nada porque tal acto es propio del mismo
concepto de «absoluto». Antes de la Creación sólo existe el Ser
infinito, el Silencio originario pleno de Ser-Decir-Querer; tnien­ tras que la Nada, sólo pensable en relación al Ser,
«no es

prin­
cipio ni categoría opuesta al Ser» (27). Por eso, en el
tnis,mo lu­
gar,

nuestro filósofo insiste: «En el principio (existe) el Princi­
pio en Sí-de
Sí o

el Ser
y no otro o la Nada: ésta y sólo ésta
(es) la condición que hace posible la creación en sentido propio,
esto es, el dar
el ser a los seres diversos del Ser y, como otros
de El, creados por el Ser-de-la-Nada; son por eso
finitos, contin­
gentes,

mutables
y relativos, con todos los lítnites que a ellos le
advienen por no ser principio de
sí tnismos y de ser creados ex
nibilo».
22
(26) Ontología triadica e trinitaria, págs. 20-21, nota 3.
(27) Op. cit., págs. 18-19.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
El acto creador anula la nada porque de la nada hace ser lo
que no era y, en cuanto lo creado no ha sido generado
del Ser,
es diverso de El. Luego, lo creado no es sin la Nada, pero no es
por la Nada sino por el Ser; de alú que en ,todo acto suyo lo fi­
finito es «reclamado» tanto por el Ser cuanto por la Nada. Sciac­
ca,

apoyado en esre punto de partida, podrá sostener
coherente­
mente

que, siendo el ser finito emergente de la Nada, las metafí­
sicas rio-creacionistas no podrán no ser sino metafísicas
de la
Nada. Y esto explica, por un lado,
el análisis crítico de las meta­
físicas
no-creacionistas del pensamiento antigno y la crítica, por
otro lado, de las metafísicas no-creacionistas modernas y contem­
poráneas.
Es de fundamental importancia tener
presente que

en el pen­
samiento griego y, en general, en todo pensamiento no hebraico­
cristiano, «lo finito ... es una
calda del mismo Ser», de modo
que la relación Ser-seres equivale a la alteridad Ser y no-ser; lo
finito no es un ser «nuevo», sino «despotenciación» del mismo
Ser (28). De esto se sigue que el Ser al cual se contrapone la
materia, «resulta necesariamente en relación dialéctica con esta
última, relación de Ptincipio a Ptincipio (dualismo metafísico)»; en
tal caso, lo finito es progresivamente privado de su ser y la
emanación es proceso de decadencia del ser; por eso Sciacca sos­ tiene que, en esta perspectiva,
lo finito aparece como no-ser.
Por donde se ve que
el Ser es el ptincipio común a las metafí­
sicas n9-creacionístas y creacíonistas; pero las primeras son re­
ducibles a «metafísicas de la Nada» y son metafísicas sin ontolo­
gía (29) desde que el Ser es siempre, y solamente, cosmológico
e idéntico con el mundo. En cambio, en la metafísica creacionista
el ser finito no es
posible como

no-ser porque lo finito es un ser
nuevo y pleno como. ser en los límites de su plenitud; de alú que
«sólo
la

metafísica creacionista puede poner "automáticamente"
el ser de lo finito en su concretidad individual y total y
el Ser
principio absoluto en su "autosuficiencia". Además, sólo ella
(28) Op. cit., pág. 21.
(29) Op. cit., pág. 23.
23
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
instaura en el orden metafísico-ontológico la dialéctica Ser-seres
dejando fuera
la Nada que, sin embargo, permanece como limi­
tación de los entes finitos ... » (30).
Estos textos de la madurez han sido, sin embargo, precedi­
dos lúcidamente por otros anteriores a 1949, en los cuales todo
el tema está
in nuce. Porque, en ef~cto, a la luz del pensamiento
rosminiano,
la creación (y el sentirse creatura) aparece en el acto
primordial de
la conciencia; cotno decía en Filosofía e Metafísica,
«Yo-sé-que-soy en cuanto la presencia del ser en mi, la idea de
ser hace posible que
lo sepa; es decir, hace que yo sea un ser
pensante. Pienso porque me ha sido dada la idea del ser ... por
la cual aquél es conocimiento y, ante todo, conciencia de sí: el
pensamiento no funda el ser, sino el ser me funda como pensan­
te»; por tanto, «pienso porque he sido pensado»,
con lo cual
adquiero conciencia del límite y, por eso, del Ser por el cual soy:
«el pensamiento ... advierte una doble presencia de ser: Del ser
(el
mio) contingente,

que, como tal, existe por el Ser necesario»;
dicho de otro
modo, «mi

existir
de -mi creatureidad- importa
la existencia
de Aquel por el cual yo soy» (31). En el acto pri­
mero de
la conciencia se hace presente la evidencia de «ser de
y por el Ser» y, por eso, el concepto esencial de la metafísica
es el de creación, no como mero presupuesto, sino racionalmen­
te demostrado; de modo que la creación «es el acto primero ab­
soluto fundante de la existencia de
lqs seres, el acto supremo del
existir de los existentes» (32). El límite de
Ia metafísica
misma
es este acto supremo por el cual el
I n-der-W elt-sein heideggeriano
se transmuta en el
ser-por-Dios, a cuya luz se percibe que «todo
hombre es, por naturaleza, metafísico». Esta doctrina se afinará y
precisará poniendo en acuerdo perfecto la idea del ser y la
creatio
ex nihilo (33). Yo mismo, en cuanto existente, «soy de la nada
por

el acto creativo de Dios» (34).
24
(30) Op. cit., pág. 24.
(31)
Filosofía e Metafísica, vol. I, págs. 120-121.
(32) Op. cit., vol. 1, pág. 122.
(33) Prospettiva sulla metafisica di S. Tommaso, pág. 99.
(34) , L'oscuramento dell'intelligenza, pág. 49.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
En cons!!Cllencia, sólo el principio de creación ilumina el
status ontológico de lo finito y permite salir de fa tensión Ser­
Nada, Nada-Ser bien representada
por Parménides,

cuya afirma­
ción «el Ser es» siente la succión de la Nada, y por Gorgias,
cuyo juicio «nada existe» siente
la atracción del Ser. La agu­
dísima crítica sciaquiana a la {metafísica no-creacionista antigua
le permite mostrar que su ciclo concluye cuando aparece la me­
tafísica creacionista, cuyo principio de la
creatio ex nihilo supo­
ne una innovación radical y uo nivel especulativo más
alio (35).
Este

principio de la
creatio supera el dualismo y, a la vez, la
existencia de un sustrato preexistente a la formación del muodo,
del modo que los entes no son el Ser sino que de
él lo reciben
y, por eso, no son no-ser sino algo realmente nuevo. Este prin­
cipio excluye la univocidad monista: «existe el Ser creante ab­
soluto,
existe por si solo, sin el efecto y auo si no crea; existe
el ser creado o lo finito, puesto que tiene su ser distinto del Ser,
participado andógicamente» (36). Y así la Nada es pensable
de dos modos: como lo que antes de la creación no es el Ser
y como «aquello que se piensa respecto
del acro

creador»; esto
último quiere decir que es
lo contrario negativo del «todo» (lo
creado) que, sin embargo,
habría podido
no existir;
pero en modo
alguoo es
lo contrario negativo del Ser-creador, «porque sólo
el ser que no es en relación a otro es el Ser en sentido propio y,
como tal, Principio
metafísico o

lo Originario originante» (37).
De ahí que este supremo Originante, si no creara libremente de .
la Nada, no sería absoluto, ni tampoco trascendente ni eterno;
él crea hablando y hace que cada ente «tenga» su ser que, como
diverso del Ser, no es no-ser
sino plenamente ser.
Por otra parte, las filosofías de Espinoza y Hegel pueden ser
consideradas como el repensamiento de las metafísicas no-crea­ cionistas desde Parménides a Plotino
y vienen a confirmar que
«en cualquier metafísica del
único Ser o Sustancia emanante ...
(35) Ontologia triadica e trinitaria, pág. 46.
(36) Op. cit., pág. 47; Prospettiva Sutla metafisica dí S. Tommaso, ca­
pítulo V.
(37) Ontología triadica e trinitaria, pág. 48.
25
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CAl'URELLI
los .entes son nada y lo es también el Ser, existe sólo la Nada.
Lo es aun el Ser de Hegel que es en el devenir, naciente de la
contradicción Ser-Nada» (38 ).
En ese sentido todo ente no sólo
es en relación a otros
y es por eso dialéctico, sino que es sola­
mente en cuanto es en relación; por eso, la metafísica de la to­
(alidad del Ser, en Hegel, «es», en el fondo, una metafísica de
la totalidad de la Nada». Al meditar estos textos de Sciacca me
resulta
imposiI:;le no
recordar aquellas páginas de
Linee d'uno
spiritualismo critico ( 19 36 ), en las cuales aún sostenía que la
realidad consistía, precisamente, en la relación sujeto-objeto (acto
concreto de

experiencia) sin haber logrado salir, todavía, de las
mallas de la
relación como

mediación del pensamiento. Sin em­
bargo, treinta años más tarde, la crítica al hegeliano se ha como purificado
y transfigurado y logra mostrar, con luminosa claridad,
que al reducir el todo a relaciones deducidas de la Relación como
único principio, nos encontramos con la nada del ser y de los
entes; si es verdad que
ex nihüo nihil nada deviene y «existe
sólo la Nada» y, por tanto,
nihil ex nihilo» (39). Y, así, este
inmanentismo total que, porque lo dice todo
no. dice
nada, se
constituye en la coherencia final de la gnosis plotiniana, ante la
cual el nihilismo de
Nietzsdhe es

«la conciencia
crítica de
He­
gel» y «su denuncia». Como se ve, todo se opone entre la meta­
física creacionista y las metafísicas no-cteacionistas
y aquélla ex­
cluye a éstas, así como éstas excluyen a aquélla.
d) El Ejemplar del mundo y la libertad del acto creador.
Estas conclusiones confieren actualidad tanto a los argumen­
tos de Santo Tomás como a
los de
Rosmini sobre la creación,
porque si la unidad de la esencia divina permite comprender en
sus límites
la totalidad del mundo, como dice el primero, enton­
ces se debe
afirmar que
«en la Inteligencia divina está presente
el Ejemplar del mundo al cual el Ser creante da libremente el
26
(38) Op. cit., p,!gs. 50-51.
(39) Op. cit., pág. 52.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
ser o la existencia, uniéndola a la esencia» ( 40). De modo que el
nombre de Ejemplar no le es «propio» sino «apropiado»,
in obli­
quo, pues el Ejemplar (con Rosmini) no es el Verbo pero está
contenido en El eminentemente
como pertenencia
de Dios (41).
En Dios todo el mundo está contenido como la totalidad de las
esencias, cada una ellas «pensada para ser plenamente ser-en-el­ -mundo»; este es, pues, el
orden de lo creado que, como tal, as­
pira a Dios y su misma tensión hacia El es su orden intrínseco o
vínculo ontológico; desde el ser
finito, entonces,
se puede
afumar
que

«el ser se predica del Ser infinito con el copulativo "es", de
lo
finito con el copulativo "tiene", pero una vez que tiene todo
el ser que le compete como
finito, es este ser constituido con la
forma finita
de la realidad o con la forma real del ser» ( 42).
Esta radical relación-dependencia pone de manifiesto que todo
ente finito en cuanto relativo al Ser que le dona
la existencia,
tiene el ser; pero, «como determinado en su modo finito con su
ser, es «ser»; de este modo ya no se trata de sostener que
lo
único real es la «relación», sino que entre Ser infinito y ser finito
pasa

una «relación esencial»,
de manera que «el sistema de las
relaciones esenciales es propio del mundo creado», con
lo cual
aparece un acuerdo profundo con la doctrina de Santo Tomás
para quien la cteación es algo real de la crea tura ( 4
3 ).
Reaparece
as! el

concepto de
límite, que es la primera con­
dición de todo ente
finito, hasta

tal punto que si el ente fuese
privado de sus limitaciones no existiría, porque «ser con sus li­ mitaciones es su modo de ser» ( 44 ). Más aún: «el
limite es

el
constitutivo ontológico de todo ser y, como
tal, no es ni una de­
ficiencia ni una imperfección» ( 45), sino su propia perfección
(40) Op. cit., pág. 57; cf. STomás, STh., I, 15, 2; 35, l.
(41) Op. cit., pág. 58, nota 2; cf. A. Rosmini, Teosofía, núm. 468.
(42) Op. cit .. , pág. 61.
(43)
Op. cit., pág. 62; véanse los textos de Santo Tomás citados por
Sciacca en el mismo lugar, notas 11 y 12; De Pot., 3, 3; 3, 16; STh., I,
45, 1, ad 2;CG., 111 17, 18, 19.
(44) Ontología triadic; e trinitaria, pág. 63.
(45) L'oscuramento dell'ineelligenza, pág. 23.
27
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
en cuanto :finito. El acto de limitar, pues, ni niega ni priva a lo
finito de aquello que le es propio por naturaleza. Luego, del mis­
mo concepto de lo finito se sigue que «todo ente finito es una
synthesis o compositio d,e "sustancia" -quod est-o sujeto de
la síntesis, y de "ser" o quo est» ( 46 ). El acto de ser ( esse) es,
pues, acto del todo y reenvía a Aquel que es el mismo
Esse crea­
dor; por eso, una ontología de
Jo :finito sólo puede fundarse en
una metafísica creacionista.
Creador-creatura equivale a relación Infinito-finito; el
prime­
ro

como Principio
autosuficiente, el segundo como dependiente
pero autónomo en su ser. Sciacca sostiene, en este punto, que el
Ser cteante es Principio primero y no, propiamente, causa prime­
ra del mundo, sobre todo porque el primero es personal
y la
segunda no lo es. Por eso prefiere la expresión «principio prime­
ro»,
que
pone de relieve el vínculo ontológico, mientras que la
expresión «causa primera» no incluye la salvación del efecto; el
v'mculo ontológico

del Principio supone, en cambio, el tránsito
de la creación del ente :finito por un acto de amor a la salvación
del mismo por amor (momento teológico); en este sentido,
la
noción de Causa primera sería más propia de las metafísicas no­
cteacionistas (cosmológicas), mientras que la noción de «princi­
pio primero»
s6lo puede

decirse de la metafísica creacionista.
Claro es que, como
ha sido anticipado en Filosofia e Metafisica,
el mismo concepto de Causa puede, analógicamente, ser atribuido
a Dios (Causa trascendente)
y a la creatura (causa predicamental)
y, en ese sentido, puede decirse que Dios es Causa del mun­
do ( 47); sin embargo, en la relación dialéctica de Creador-creado, el Principio
podría no haber creado y eternamente hubiese sido
Principio sin llegar a ser Causa. Sea como fuere, la relación cau­ sal existe internamente al mundo en su dependencia respecto del
(46) Ontología triadica e trinitaria, pág. 64; cfr. S. Tomás, CG., 11,
52-54.
(47) Filosofía e Metafisica, vol. II, págs. 140-148; Ontología triadica
e trinitaria, págs. 66-67 y pág. 69, nota 19.
28
Fundaci\363n Speiro

MBTAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
Principio y, por eso, «el Ser-Principio creante de la Nada es el
creador del orden causal inmanente a lo creado ... » ( 48 ).
Al Principio es sustancial poder crear, «pero le es accidental
el acto del crear los entes fuútos», por donde se ve la absoluta
libertad
del acto
creador que es acto de amor, puesto que
el
Ser infuúto ama al ser fuúto en todos sus modos y «qniere»
(ama) que exista
el ser fuúto. Esta es la rawn profunda por la
cual la célebre pregunta leibniziana, « ¿por qué hay ser y no más
bien nada?» no tiene sentido especulativo ni constituye
el ver­
dadero problema metafísico, porque, simplemente, «algo existe
porque
el Ser ama el ser en todos sus modos y por eso también
como
fuúto» (

49).
De ahí que la pregunta s6lo se puede for­
mular
desde el ser y, en consecuencia, no tiene valor especulati­
vo; la alternativa ser-nada s6lo se puede formular si previamente
se ha negado el Ser creador y la misma alternativa resulta apa­
rente porque
el ente que existe ya ha sido reducido a «nada».
Algo
análogo debe
sostenerse respecto de la pregunta acerca
de por qué Dios ha podido crear al mundo si hay
mal en el
mundo; esta acusación al Creador, que podría haber creado al
mundo sin el mal, encierra un sofisma que consiste en sostener
que si hay mal en el mundo y no lo ha creado Dios, «el mundo no
es creado y no existe
ningún Creador»

(50 ). En realidad, el
úni­
co modo de crear es hacerlo libremente de la Nada (libertad ab­
soluta)

manteniendo lo ya dicho sobre
el limite propio

de
lo
finito ( en este caso los entes inteligentes) que, como tal, es fa­
lible. Dios ha dado a las creaturas inteligentes la libertad de que­rer
el mal; pero, «si les hubiese dado Su (libertad) se hubiese
repropuesto a
Sí mismo
como Libertad absoluta; si no se las
hubiese dado, no les hubiese dado toda
la esencia

que les com­
pete como ser inteligente,
lo hubiese creado privado de su set y
de
autonomía» (50).

Dios mismo, si genera en lugar de crear,
s6lo podría ponerse a
Sí mismo;

pero, en cuanto crea, pone por
amor el set
finito con

su
límite y, por eso, es «creado por el set
(48) Ontología triadica e trinitaria, pág. 69.
( 49) Op. cit., pág. 74.
(50) Op. cit., pág. 78.
29
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
de la Nada implicada en el mismo acto creador» (51). No hay,
pues, alternativa: si antes de
la creación sólo existía el Ser crea­
dor
-y lo

que no es el
Ser es la Nada-, entonces el Ser o es
sumo y es el Ser, «o es un ser otro que el Ser y es creado por
El». Como decía, no hay alternativa. Y, sobre todo, solamente
la
metafísica creacionista puede así fundamentar totalmente el es­ tatuto del ser
finito-creado; las filosofías

no-creacionistas
ni pue­
den

ofrecer semejante estatuto
ni, por
eso mismo, pueden
edifi­
car

una metafísica que no sea, en definitiva, una metafísica de
la nada o de fa nadificación del ser.
Il. EL SER TRIÁDICO Y TRINITARIO Y LA CULMINACIÓN
DE LA METAFÍSICA.
a) El ser triádico y Cristo Mediador.
El ser finito inteligente, el hombre, está constituido, en su
unidad, por

las tres
formas del
ser, según ya
vimos (52): a) La
forma real del ser de la que participa el sujeto (principio de la
subjetividad), el que es, propiamente, existencia; en el orden de
la naturaleza, sólo el hombre posee el sentimiento intelectivo y
el sentimiento corpóreo;
b) La forma ideal del ser, o idea del ser
como objeto
infinito, con infinitud sólo

extensiva y
analógica;
e) La forma moral del ser, vínculo de la forma real-existencial y
de la forma ideal puesto que
es la unión del ser subjetivo con el
ser objetivo en su
infinitud en cua1:1to amable
y amado y es, por
eso, la
ley de la voluntad. As!, el ser, dialéctico en todas sus
formas (53), contiene dialécticamente
.las formas
de alteridad:
alteridad del existente ( sujeto pensante) respecto del objeto
in­
tuido;

alteridad del existente
respeto de
los entes reales no
inteli­
gentes

pero sentidos como diversos; alteridad de cada existente res­
pecto
del otro existente a él. semejante. En virtud de la. forma
30
(51) Op. cit., pág. 80.
(52) Cfr., 'en esta misma parte II, cap. II, núm. 4.
(53) Atto ed Essere, pág,. 61-65.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
moral del ser, las tres alteridades, formas de la oposici6n dialéc­
tica,
constituyen
la alteridad por amor (contraria a la egoidad
por odio) que es
el reconocimiento del orden de lo creado en
su unidad total en la trinitariedad
de sus

formas:
«Las tres for­
mas

del ser, primeros términos del ser
mismo, son

igualmente
primeras
y no tres "partes" de aquél: síntesis del ser por el cual
la mente no puede concebirlo sino unido a los
tres términos;
triádico, pero en cada uno de ellos el ser es uno, aun si en cada.
una de sus formas, si se considera en relaci6n con los términos
posteriores, el ser recibe una multiplicidad. Cada ente finito in­ teligente está constituido
uno-triádico por el acto divino creador.
La ontología humana es triádica y, como tal, dialéctica, siendo dialécticas las
tres formas que

constituyen el hombre
uno· en la
unidad-distinci6n de aquéllas y en relaci6n con los entes exis­
tentes
y con los (entes) reales en el complejo de sus · relaciones
y en relaci6n al Ser creante» (54 ),
Al leer estos textos, se tiene la reminiscencia de
otros de
Ros­
mini
y, sobre todo de San ,Agustín, porque la unidad-trinitarie­
dad del ser guarda una remota analogía con la Trinidad divina.
Ante todo, las tres formas
de alteridad postulan la alteridad su­
prema (la de Aquel absolutamente
otro) que
se identifica con el
vínculo-relaci6n creatural. Dios mismo no
es s6lo

sino Uno-Trino
y aparece aquí el intervalo entre saber · humano y saber divino
porque la metafísica se orienta hacia Dios como Principio crea­ dor, mientras la Teología hacia Dios como Palabra revelante, a
partir de Sí mismo (55). Dios, como Padre, es «Deus
intélligens»
o

el Ser obsoluto en la forma subjetiva; en cuanto Hijo, «es
Dios en su forma objetiva que, relativamente, se opone al Pa­
dre»; mientras el primero es Padre-Mente, el segundo es Hijo­ Verbo; por último,
el Espíritu, es el amor que los une. Y, así,
un solo Dios: Mente generan
te (

el Padre), Verbo de Dios
( el Hijo)
y Dios-Amor ( el Espíritu de Dios); de ahí que la Re­
velación enseña que «el mismo Ser, Principio en Sí-de Sí-por Sí,
es Dios Uno-Trino; por tanto, puesto que crea el único
y verda-
(54) Ontología triadica e trinitaria, pág. 92.
(55) Op, cit., pág. 95.
31
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURELLI
dero Dios, crea la divina Trinidad»; por eso, «lo creado par­
ticipa de Dios Uno-Trino y, en consecuencia, tiene nn aspecto
trinitario en analogía con la divina Trinidad» (56 ).
También el hombre, sostiene Sciacca que piensa a fondo el
libro IX del
De Trinitate de San Agustín, es nn ser triádico-tri­
nitario, en cuanto creado y constituido por las
tres formas
del
ser a
la vez distintas y relativas y, por eso dialécticas, en anrulo­
gía

con la Trinidad. En cuanto triádico, es objeto propio de la
ontología; pero, por
la Revelación sabemos que hay uoa relación
analógica imperfectísima con la Trinidad y, en ese sentido, la
ttiadicidad del hombre es trinitaria; claro que esta segnnda ins­
tancia pertenece a la Antropología sobrenatural, de modo que
la
ontología o antropología especulativa y la antropología sobrenatu­
ral constituyen la imagen
integral del hombre (57).
A su vez, así como el Ser creador le dona la existencia de la
Nada, el Principio es también
el Fin y, por eso, la creación como
acto de amor, es
escatol6gica desde el principio al fin y en su
mismo desarrollo a través del tiempo
infinito de la existencia; la
trinitariedad de su triadicidad ontológica
lo impulsa a trascender
el amor del Ser creador para adentrarse en la imagen de Dios
Uno y Trino amándola en lo creado; de este
modo, el

mismo ser
triádico
se contempla como trinitario y se abre al momento as­
cético-místico, culminación
de. la integralidad del hombre: «El
ser
triádico, consciente

de su trinitariedad por la
luz recibida
de
b Verdad

revelada,
avanza hacia

una ulterior actuación de su ser,
una perfección que lo hace siempre
más análogo

a
la divina Tri­
nidad» (58).

Así, supuesta
la gracia santificante, la imagen en
nosotros de
la Trinidad es dinámica e impulsa a nuestra triadici­
dad,
manteniendo la
infinita distancia
con el Modelo, a ser cada
vez
más trinitaria.

La triadicidad de las formas del ser sefiala el
camino hacia,
la misteriosa semejanza y desposorio espiritual con
la Trinidad divina.
32
El hombre, por todo lo dicho, cuando se desliga de Dios por
(56) Op. cit., pág. 99.
(57) Op. cit., págs. 100-101.
(58)
Op. cit., pág. 103.
Fundaci\363n Speiro

MET AFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
Quien tiene su existencia, se orienta hacia la ·Nada de la cual
ha sido creado. Tal acontece a Adán al perder su
status originario
a partir del acto de autosuficiencia,
y, así, «el ser triádico se pierde
en el
a.bismo del

pecado
y, con él, desaparece la imagen de la
Trinidad o su triadicidad» (59). El hombre, paradójicamente, se
vuelve contra sí mismo
y el orden de la creación y. su radical
impotencia se manifiesta en el hecho de que, por haber querido
ser lo que no podía, ahora no puede ser
lo que era; esta pérdi­
da de su
status no significó, sin embargo, Ja pérdida de su esta­
tuto ontológico, aunque, desde aquel Adán originario, debió em­
prender
Ja penosa

tarea de reconquistarse a sí mismo. Y como
él no podía reparar la ofensa sino sólo Dios, habló Dios .e hizo
re-nacer al hombre por la Encarnación y Muerte de Cristo. Como
enseña
S~nto Tomás,

el principio de
la Encarnación es toda la
Trinidad, pero su término es sólo
la Persona del Hijo y, en El,
el ser triádico se ha descubierto plenamente a sí mismo, curando
y elevando su estatuto ontológico; lo que equivale a decir que,
gracias a Cristo mediador, descubrió
1a trinitariedad de su triadi­
cidad. En cuanto Dios, Cristo habla de parte de Dios
y, en cuan­
to hombre, de parte del hombre y así la mediación «se actúa so­
bre el
plano del ser en fuerza de fa Encarnación querida por la
Trinidad: Cristo es, a un tiempo, Hijo de Dios e hijo del hom­
bre; sobre el
plano de la verdad, en fuerza de Ia Revelación --el
Lagos

divino encarnado se dice a
Sí mismo
apelándose a la fe--;
sobre el
plano de la acción en fuerza de su obra redentora, que
procede desde
el nacimiento ( ver bum infans) a la enseñanza de
la Palabra
y los milagros, a la pasión, muerte y resurrección» (60).
En el plano de la acción, es Cristo el Mediador
y realiza, en su
Persona, Ia
mediación escatológica ( 61), que continúa a través de
la Iglesia.
Pero
allí está

siempre la tentación de la Nada, mientras dure
el tiempo de la vida en el cual permanecen las consecuencias de
la Caída. Hacia aque!Ia Nada se orientan las metafísicas no-crea-
(59) Op. cit., pág. 107.
(60) Op. cit., pág. 111.
(61)
Op. cit., pág. 112 y, antes, pág. 102.
33
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO· CATURELLI
cionistas y hacia el Ser (ahora Uno-Trino) la metafísica creacionis­
ta. Dos caminos en
la vida del hombre, dos vías: hacia el Ser o
hacia
la Nada. La primera, que deberla ser la más natural y es­
pontánea,

es la más difícil como consecuencia del pecado; pero
ambas coexisten en
la creatura, siempre en tensión en el tiempo
de la vida. Y así como
la ontología triádica-trinitaria se orienta
hacia la mlstica del Ser, el pensamiento inmanentista no-creacio­
nista esconde una mlstica de la Nada en la cual todo se pierde
en un proceso incoercible de
nadificación.
h) La vía de la Nada y la vía del Sér.
He
dicho que la vía de la Nada «esconde» su pro¡lia presen­
cia; es decir, se' «enmascara», como expresa· Sciacca, como bús­
queda de la plenitud del hombre en el humanismo absoluto. Es
el pecado de Satán que no quisiera haber sido creado de
la Nada
porque quiere

ser principio autosuficiente de sí mismo; de
ahí
que sea «el espíritu que siempre niega, el enemigo del Ser y del
ser en todas sus formas»;
él mismo

es, por eso, la vía de la
Nada ( 62), asumido por el
amor Nihili, actuación de lo negativo
.puro( voluntad de dominio, Nada enmascarada o invertida que se hace pasar por el todo del Ser, disolución real del Ser en los
fenómenos que

hacen desaparecer a la sustancia; búsqueda vana
de
la unidad en Hegel, nihilismo en Nietzscihe, manifestativo de
la Nada que cada hombre Jleva en si mismo. En esta vía «se in,:
taura

la voluntad correspondiente a la
vía de
la Nada, esto es, el
proceso de insubjetivaci6n o de "fagocitación" indefinida de los
entes de parte del sujeto, propia de la lógica de la potencia o de
la egoidad por odio, negativa de la alteridad por amor, propia
del proceso de "inobjetivación". La insubjetivación, por interna coherencia, transfiere a
la Nada los ,itributos del Ser ... » ( 63 ). En
lugar del logos del Ser, se instaura la retórica de la Nada que
conJleva la mística de
la Nada, contradictoria con la palabra crea-
34
( 62) Op. cit., pág. 120.
(63)
Op. cit., pág. 124.
Fundaci\363n Speiro

METAFISICA DEL SER Y NOCION DE CREACION EN SCIACCA
dora y sólo «eficiente «cción negativa del todo», que pone a la
humanidad en el lugar de Dios como hace Zaratustra.
La vía del Ser, por el contrario, se pone en evidencia cuando
el hombre experimenta su nada por su participación en el ser;
cuando
el hombre «se recuerda sólo de Dios creador. Sólo en la
nada de memoria del mundo por el recuerdo de Dios es el ser
del mundo en el recuerdo absoluto de Dios creador» (64 ). Y
esto es así porque, como poéticamente dice Sciacca ep,_ Cosí mi
parlano

le cose mute,
«por la linfa de dos Maderos agoniza la
muerte» y también porque «por
la linfa de dos Maderos el odio
se estrangula y germina el Amor» ( 65). Aquí el hombre «expe­
rimenta su nada, la nada del todo y la nada de todo» ( 66 ), es­
coge su nada, no «por nada» sino por el Ser y el amor
absohito
del

Ser que va convirtiendo
-progresivamente su
triadicidad en
la divina trinitariedad. Como dice Santa Teresa,
la santa más
am«da por Sciacca,
el mundo se nos muestra como «todb lo que
no vale nada» en relación a «todo lo que vale» (67}; o como
quiere Calder6n, «sueño en el cual el mundo es "sueño" -"y
los sueños sueños son"-y sólo Dios es el Ser» por el cual cie­
rro los ojos al mundo, para ver el ser. De nuevo con Santa Te­
resa;
«la "nonada" del todo es todo el ser que Dios le ha dado
cori la Palabra que ha venéido la "nada"» ( 68 ).
La vía del ser es, simultáneamente, tensión mundo-Ser e
inobjetivación. En cuanto a la primera, manifiesta ya su ser
Ji.
gado al mundo, ya su ser ligado al Ser creador, de modo que el
ser triádico
y trinitario es, simultáneamente, empeño en el mundo
y tensión al Ser»: «Mas '1a crea tura permanece despierta y en
vela para el mundo y más es aquella confirmada que para
el
mismo mundo está durmiendo profundamente porque despierta
(64) Come si vince a Waterloo, pág. 192.
(65) Cosi mi parlano k cose mute, pág. 107.
(66) Ontología triadica e trinitaria, pág. 135.
{67) Op. cit., pág. 138.
(68)
Op. cit., pág. 139; sobre este tema en Calderón de la Barca,
cfr. «Verita e sogno», en Il chisciottismo tragico di Unamuno e a/,tre pa­
gine spagnole, págs. 201-219.
35
Fundaci\363n Speiro

ALBERTO CATURBLLI
y en vela para Dios: en esta confirmación reside su, plena clispo­
nil:,ilidad
al
ser. creado
y al Creador, en ella resplandece la mís­
tica especulativa de su nada de la Nada y de su ser ( que provie­
ne)
de Dios por todo el ser que le es debido» ( 69). En cuanto a
la segunda,
Ja intuición
del ser
infinito (ser
como Idea) hace que
la inteligencia se inobjetive en todo ente sin que
el todo pueda
agotar el objeto intuido; esto rige también para cada sujeto inte­
ligente que, conociéndose, se inobjetiva ponÍéndose «en relaci6n
a sí como sujeto inobjetivado en la forma objetiva que lo consti­
tuye». En esta inobjetivaci6n del pensamiento conoce sus límites
ontológicos;
aceptarlos constituye la «discreción» de la inteli­
gencia que siempre reconoce que
la forma ideal del ser sólo
logra su cumplimiento total en
la inobjetivaci6n del Ser infini­
to (70 ). Este proceder inobjetivándose, en los dos sentidos, cons­
tituye «la
responsabüidad creativa del hombi:e», siempre empe­
ñado, como ser del ·mundo, «en actuar su sintesismo ontológico»
triádico-trinitario.
Si es así, el ser trinitario
. que
reconoce en sí
la imperfectísi­
ma, remota y analógica semejanza con
la Trinidad divina, en cuan­
to «imagen de Dios-Padre se
hace, aunque
con sus límites, ini­
ciatíva creadora; como imagen de Dios-Verbo, de Dios progresa
en la verdad y como imagen de Dios-Espíritu, de Dios en
la san­
tificación de sí y de ·sus hermanos: los tres actos inciden uno en
el otro.
La vía del Ser ha sido recorrida en su totalidad» (71).
Esto no es otra cosa que
la inhabitación de la Santísima Trinidad
en el alma del justo en la cual opera la Gracia que los Padres
de la Iglesia han identificado siempre con la inhabitaci6n del Es­
píritu Santo que imprime en el
alma la forma trinitaria sobre­
natural. Esta

altísima verdad no debe hacernos olvidar que Dios
Uno
y Trino, en cuanto insondable misterio, existe allende lo
creado y su propio rescate; este mundo, por eso, apenas un pa­
réntesis, es «un breve sonido entre dos silencios eternos» (72).
36
(69) Ontologia triadica e trinitaria, pág. 144.­
(70) Op. cit., pág. 146.
(71) Op. cit., pág. 149.
(72) Op.
cit., pág. 156.
Fundaci\363n Speiro