Fernando Mota Martínez: El fracaso del Estado mexicano

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en la lengua china de un emperador de las dinastías Tang o Chi,
cuando es sólo una más de las que la historia de España, con
profusión nos muestra desde 1812.
Pero volviendo a
la escuela en Europa y en España, el
análisis de López Medel sobre los riesgos comparativos de la
escuela en Europa,
y el científico estudio sobre la larga marcha
de la LODE, ponen de relieve una vez más el panorama verda­
deramente oscuro de la enseñanza privada en España frente a
un gobierno totalitario.
Algunos ingenuos se asombran del <<.todillo socialista», pero,
¿qué creían que es una democracia liberal? En la misma, la ver­
dad está sometida no a consideraciones intelectivas, sino al im­
perio de la voluntad de la mitad más uno.
La obra del profesor Giavanni Gozzer, y el esfuerzo reali­
zado por el profesor
López Medel,

que a través de la Sociedad
española de los Derechos Humanos ha hecho posible esta
obra,
es

un testimonio acreditativo de la defensa de la enseñanza no
estatalizada, y, ciertamente, puede convertirse en un texto de
consulta obligatoria para futuros autores.
ANGEL MAESTRO.
Femando Mota Martínez: EL FRACASO DEL ESTADO
MEXICANO {~)
Los grandes errores del gobierno en política, educación y
economía es el subtítulo de El fracaso del Estado mexicano y,
desde luego, que leída y analizada la obra del señor Mota Mar­
tínez, el hecho resulta de una evidencia casi axiomática. México
es un país cada vez más pobre
y menos libre, y el autor explica
qué causas originaron la mediocre educación que predomina en
el país; quiénes son los verdaderos culpables de la crisis econó­
mica de México, por qué las empresas paraestatales son un lastre
para la sociedad, a quiénes
beneficia realmente

el
I nformavit; a
través

de qué vías el partido en el poder obstaculiza la vida de­
mocrática del
país y qué daños acarrea el creciente dominio ( que
no rectoría) del Estado en la actividad económica.
El hecho de que el régimen político que desde hace tantos
años asfixia
y aherroja al noble pueblo mexicano se haya pre­
sentado como un sistema democrático, constituye una verdadera
(*) Editorial Posada, México, D. F., 1985, 193 págs.
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falacia, pues tal régimen preconiza exactamente lo contrario de
lo que se hace. La crítica y
la condena, tan fácil, cuando se trata de regí­
menes autoritarios de derechas se silencia y se oculta al tratar
el caso mejicano, cuyos dirigentes, como el
ex presidente

Eche­
varría, ¡modificó más
de 160 veces la Constitución! Y es que
cuando la Constitución da la razón, en algunos casos, a los ar­
gumentos oponentes, como fue en el caso de las arbitrarias na­
cionalizaciones de
López Portillo, se cambia la Constitución. Y
la llamada opinión pública progresista a callar una vez más. Pero es que México, actualmente, es una nación próxima al
socialismo de Estado. Las leyes que se dice son expresión y guia
del gobierno, han sido modificadas -como dice el autor- de tal suerte que «el terreno privado se ha ido empequeñeciendo
ai
grado que sólo algunos profesionales, pequeños comerciantes, ar­
tesanos, artistas, pequeños industriales y pequeños agricultores escapan a la acción estatizante, aunque se debe hacer
la adverten­
cia de que muchos de ellos sólo
sean proveedores

del Estado.
Sería más fácil decir en qué no participa el Estado». De forma sumamente violenta, y hay que reconocer el arro­
jo del autor en un estado totalitario y arbitrario a la libertad
humana, Fernando Mota
Martínez revela

con tristeza que el
pueblo mejicano puede haber perdido la dignidad y que ahora,
«en vez

de manda¡¡tes, somos mendigos ante un poder estatal
que crecerá hasta aplastamos por no tener valor dvico para de­
fendemos. Y a olvidamos la voz de que los derechos no se men­
digan, se exigen. ¿Triunfó el Estado mexicano? ¿Su éxito se funda en el aplas­
tamiento, en el atropello?». Cuanto más se analiza esta obra -concreta y sin paja al­
guna-más nos entristece la realidad trágica en que México se
desenvuelve. . El destierro de
la idea de Dios es algo que vemos también
en
la España actual, pero que refleja profundamente la educación
estatal
mexicana. En general, el dictatorial PRI ha convertido
en realidad
la afirmación de Trotski en el sentido de que en un
régimen socialista --donde la mayor parte
de los medios de pro­
ducción están en manos del Estado-- es preciso obedecer para
comer.
ANGEL MAESTRO
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