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Número 243-244

Serie XXV

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El pensamiento occidental cristiano

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO (*)
POR
MIGUB,L PoRADOWSKI
Se habla de la cultura y de los valcces, de .la defensa, del
«pensamiento occidental cristiano», de
la «civilización occiden­
tá~ cristiana», de los «valores espirituales». Pues bien, e.Sta con­
ferencia tiene por finalidad recordar cuáles· son estos valores y
dónde se encuentran, dónde tienen sus raíces. Claro está que
aquí vamos a recordar solamente algunos de estos valores y so­
lamente en relación con
la revolución marxista, en cuanto ésta
se opone a estos valores, como revolución que tiene
por finali­
dad

destruirlos.
Los valores bíblicos.
En primer

lugar hablamos de lo blblico, es decir, de los va­
lores que encontramos en la Bihlia. Para nosotros, los cristianos,
la Biblia no es solamente
el Antiguo Testamento, sino también
el Nuevo Testamento, es decir,
la totalidad de la PaJabra reve­
lada
por Dios. Y
.si se

trata del Antiguo Testamento, para naso,
tras aquí, en relación con lo que tenemos que tratar, éste se
presenta no sólo como una fuente de estos valores puramente
bíblicos, sino al mismo tiempo de otros
valores, porque
la
Bí­
blica acoge una parte de la revelación divina, transmitida antes
por tradición, por
la palabra viva y muy poco por los documen-
(1) Texto .de una conferencia no escrita previamente ni leída, sino
improvisada y grabada en video dada en la Academia Nacional de Estudios
Políticos y Geoestratégicos en Santiago de Oiiie.
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
tos escritos, al mismo tiempo que -siendo un libro ffiorme, com­
puesto de muclúsimos libros, que crece durante siglos- tam­
bién acoge muchas

tradiciones y culturas de otros pueblos y no
solamente del pueb\o judío, porque este pueblo judío vive no
solamente en .su· patria, sino
también en

otros lugares y se pe­
netra con otras culturas. De manera que cuando hablamos de los valores bíblicos nos referimos también a muchos de estos va­
lores que tienen sus raíces en otras civHizaciones.
En la Biblia a veces se habla de Israel, a veces de los judíos
y a veces de los hebreos. ¿Cuáles son las diferencias? Primera­
mente existe el pueblo hebreo, que es una rama de pueblos se­
mitas. Dentro·

de estos hebreos, uno de ellos, Abraham, sale con
sus sie_rvos de
la ciudad de Ur y emigra a lo que hoy día es Pa­
lestina. Este Abraham se hace padre de un nuevo pueblo, pues
no, todos los hebreos
pertenecen a

aquel del cual se ocupa
la Bi­
blia, al pueblo escogido; a é.ste pertenece biológicamente sólo la
descendencia de Abraham. Abraham vive más o menos (aunque
discutibles son estas fechas) 2.000 años a. c., y tiene
·un solo
hijo,

Isaac. Después el hijo de Isaac, Jacob, tiene 12 hijos, de los
cuales nacen doce generaciones o tribus distintas. Previamente,
J acob tuvo aquella famosa lucha con el Arcángel, en la cual éste
le da el nombre de «Israel»,
y de allí viene el nombre de israe­
litas que se da
a_ todos

los descendientes de J acob. De las doce
tribus_ solamente una de ellas_ es la de los «judíos», por ser su
padre Judá. La Biblia se ocupa, después, solamente de dos Es­ tados: uno es
el judío y otro el de Israel; éste es pasajero, -pues
aparece después de Salomón, a causa de una rebelión de las. de­
más tribus contra la primada de Judá,
y dura sólo doscientos
años. El estado de Israel únicamente reaparece, con este nombre,
en nuestros días, pero •ya compuesto no .solamente por israelitas
de raza, sino por todos los que
han adoptado sus tradiciones.
Algunas tribus se pierden en la historia
y no se sabe bien dónde.
Los ingleses dicen que ellos también son un
pueblo escogido,
porque

una de esas tribus pasó
allá, a las i•las británicas; tal
vez es una leyenda, pero leyenda que tiene una
fuerza muy
gran­
de entre los ingleses. A· España llegaron judíos (la palabra «ju-
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Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
elfo» se da después a todos) en tiempos muy antiguos y allá re­
cibieron el nombre" de sefaraditas, es decir, de los judíos ibéri­ cos, que después de nuevo se dispersan a otros
!lJ los

tiempos de los Reyes
Católicos. Saliendo
de
la península ibé­
rica en muchos países cambian de nombre; por ejemplo, algunos
de ellos llega a la Isla Dzuga, que está en el
Golio Pérsico,

por
lo
cual después todos los judíos provenientes de esta isla llevan el
nombre de
Dzuguí, de
aquí que algunos
sostengan que
Stalin fue
judío, porque es dzugasvilí, que quiere decir oriundo de la isla
Dzuga.
¿Qué valores encontramos en el Antiguo Testamento?
En primer lugar el
monotelsmo. El Dios único de la Biblia
es completamente distinto de los dioses de otras religiones; es evidente que se trata de una
revelación divina,

porque
la mente
humana
.en ninguna

parte, y tampoco
en· el

mismo pueblo israe­
lita, podía llegar a un concepto tan claro de Dios único, opuesto a todos los sistemas politeístas y también opuesto a los concep­
tos a los cuales llegaban algunos cultores, de un Dios en cierto
modo único, pero que lo era en virtud de
su. primacía

sobre los
otros dioses, como cumbre del Olimpo. En el Antiguo Testa­ mento esta
revelación sobre

la unidad de Dios es muy
clara, pues
no

se trata solamente del concepto vago de un ser absoluto, su­
premo, sino la
noci6n muy

precisa de una persona, padre, y pa­
dre no

solamente del pueblo judío (a pesar de
la tendencia entre
los judíos a
acapar!lflo co~o propio,

como Dios exclusivamente
de los judíos). En el Antiguo Testamento de inmediato aparece
esta universalidad del concepto de Dios, y de Dios Padre, Dios
Amor. Es muy importante recordar esto, porque
Marx hace

caso
omiso de que Dios sea Amor y de que exija
el amor del hombre;
Marx rechaza al Dios creador del universo y del hombre, al Dios que es el principio de
la. vida

humana y
· su
fin, fin como
finalidad de la vida, como eternidad
feliz para el hombre.
En
segundo lugar se habla del
hombre, y aquí se manifiesta
una dignidad del hombre completamente diversa
a-la
de otras
culturas,' porque

esta dignidad está subrayada ya por
el. mismo
acto

de la creación, por el hecho de ser Dios el creador del hom-
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKX
bre, por ser éste creado separadamente, no con todo el resto de
las creaturas.
Además, la
Biblia subraya -lo que soluciona, pata
el pensamiento humano, ·muclúsimos problemas- ·que Dios, cuan­
do crea el Universo, lo crea de la nada, mientras que cuando crea
al hombre
lo crea de esta «materia prima» ya existente, de este
barro, que
simboliza a
toda
la creación, al universo; de este modo
el hombre, por ser creado del barro, está vinculado con el uni­
verso, con la naturaleza, con el cosmos; tiene todos Jos elemen­
tos del cosmos en sí mismo y en este sentido es una síntesis de
toda creaci9n corpórea. Pero, por· otro lado, este mismo· hom­
bre, creado por Dios del barro, recibe directamente de Dios el
espíritu, la vida no solamente biológica, sino vida espiritual; el espíritu, el
alma humana viene directamente de Dios y ahí está
Li razón de la dignidad y de la superioridad del hombre, de in­
mediato subrayada por
la .Biblia. Más todavía, este hombre recibe
de inmediato un mandato: de dominar a todo el universo mate­
rial (sobre esto vamos a volver más adelante). Además, este hom­
bre no solamente es creado por Dios, sino que es ·creado a Ílna­
gen y semejanza de Dios; es· como su retrato, retrato hecho por
el mismo Dios. Y ¿en qué está esta semejanza? A qui la Biblia
difiere mucho del Talmud, de las interpretaciones talmúdicas.
La
Biblia

ve esta imagen de Dios en el
hombre en
el hecho de que
·el hombre

es un ser razonable, que tiene libre voluntad,-
el libre
albedrío y que también tiene sentimientos, tiene imaginación crea­
tiva: Subrayo esto último porque nunca he encontrado que al­
guien destaque esta característica, que me parece súmamente itn­
portante, pues, sin esta imaginación creativa, la :razón humana y
su voluntad serían en parte impotentes. Esta imaginación crea­
dora es una extraordinaria facultad y no solamente en
lo artís­
tico; Miguel Angel no podría
haber creado

ni la Pietá,
ni el
Moi­
sés,
ni el

David, no podría haberlos sacado del mármol si no
hubiera podido antes imaginarlos perfectamente y de muchas
po­
sibilidades escoger la que prefería y mantenerla en su imagina­
ción, sin cambiar. ningún detalle, .para podet realizar
est, imagen
en

el mármol. Nadie, por ejemplo, puede ser un buen arquitecto
si no está - dotado de imaginación creativa-; · de manera que ésta
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EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
es una de ]as características de la imagen y de semejanza de Dios
en
el hombre.
También
la füblia subraya que el hombre es un ser'sociable;
sociable

en
el sentido de que tiene absoluta necesidad de convivir
con
sus semejantes
y con su Creador para poder
llegar a ser ple­
namente esta imagen de Dios. Y a hemos visto que
el hombre está
compuesto de cuerpo y de alma, de
ahí una dualidad que existe
en
él, a ,la cu_al nos vamos a referir después; y está creado para
un destino eterno; pues es inmortal, de
ahí su valor y la digoi­
dad de su vida. Todo, alrededor de
él, muere; mueren todos los
animales, lo
único que

tiene esta inmortalidad es
el hombre, y
tiene
el alma inmonal porque está creado para hacer compañía
a Dios en
la eternidad, par,, compartir la felicidad divina, y por
esta razón está creado a imagen de Dios, pues de otra manera no
podría ser compañero digoo de Dios, no podría ser capaz de ha­ cer esta compañía. Pero para poder llegar a hacer esta
compañia
en la eternidad de Dios, debería glorificar a Dios en su vida te­
rrenal
y no solamente por la oración, por sacrificios, por ofren­
das, por las cuales expresa que adora a Dios, que le reconoce,
sino también se insiste en la Biblia, en sus primeras frases, que
el hombre tiene que glorificar a Dios por el trabajo y también
· por

su vida. Además, la Biblia nos dice que Dios
creó al hombre,
como varón y mujer, es decir, ya de inmediato hay matrimonio,
matrimonio monogámico, porque no crea Dios a varios varones
y a una mujer, o a un varón y varias mujeres, sino que ha creado
un varón
y una mujer

y esto subraya la sociabilidad del ser hu­
mano:
ni el varón puede llevar una vida humana sin ser acom­
pañado por la mujer, ni
la mujer vale o puede existir sola, pues
está creada para ser compañía del varón; de aquí viene el matri­
monio como
la vinculación de dos destinos, para que juntos ca­
minen hacia
Dios; viene la familia, como sociedad orgánica, sím­
bolo,
principio y base de
la sociedad política, es decir, una so­
ciedad
organizada como convivencia

permanente de los hombres.
En
ter= lugar, la füblia nos da la Ley, la Ley eterna divi­
na, dada
para el

hombre, para que
el hombre tenga en ella una
ayu
su vida, en su
compo~ento. Esta ley es la expre,-
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· MIGUEL PORADOWSKI
sión de la voluntad de Dios y es dada, sea en forma de ley natu­
ral, intrínsica a la creación misma, que la razón humana puede
descubrir, y conocer para respetarla, sea en forma positiva, dada
por Dios de distintas maneras
y en distintas ocasiones, como en
la forma más sintética en los diez mandamientos, por intermedio
de Moisés. Es evidente en la Biblia, que la ley humana tiene va­
lor solamente si es interpretación
dé la

Ley divina; no se trata
de que
la ley humana sólo respete la Ley divina, sino que sea la
interpretación misma, en detalle,
de la Ley divina:
· La Biblia -nos da también otras informaciones, que aclaran
muchos problemas para
el hombre y lo orientan. Alli está lo
que nos dice
respecto a

la caída de la primera pareja, es decir, al
pecado original. El término mismo indica dos cosas: que está
en el origen de la vida humana y que cada uno de nosotros, en
su origen, ya tiene esta marca del Pecado original, como una in~
clinación al mal, pero una inclinación que puede ser dominada
por la voluntad humana. De aquí toma su validez el concepto del crimen, porque el hombre no podría cometer
ningún crimen,
ningún

acto podría imputarse como tal, si no fuera
capaz de
do­
minar su inclinación al
mal. Así,

se puede clasificar como crimen
solamente el acto, que se realiza como rompimiento de la ley
moral dada por Dios,
y aquí la Biblia nos da también algunas
imágenes concretas que nos explican estos problemas, como, por ejemplo, el crimen de Ca!n, que viene por
la envidia. Caín mata
a

su
hermano Abe!

por envidia, pero viene de inmediato el re­
mordimiento a su conciencia, reconoce su crimen; todo esto nos
aclara en la Biblia el problema moral dentro del hombre. Sin em­
bargo, el problema de la misma caída de Adán y Eva y sus con­ secuencias ( que el caso de
Caín confirma)

no es comprensible sin
otros aspectos que de ello nos da la Biblia, cuando
Ms explica
el origen del mal. Allá, en el paraíso, el mal no tiene comienzo
en el hombre mismo, sino que viene de la Serpiente, por inter~
medio de la cual, o en la cual, se manifiesta Satanás, que de in­
mediato se mezcla en
la vida humana. Esta presencia de Satanás
en la vida de
fa humanidad se da a lo largo de toda la historia.
Es así que
la Biblia nos habla no solamente de la creación de un
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EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
mundo visible, sino también de un mundo invisible; y de este
mundo invisible se puede suponer que es mucho más rico que
el
mundo visible, porque son eapíritus puros ( «puros», aquí no
tiene calificativo moral, sino que tiene el sentido de que es so­
lamente espíritu, nada
de· materia,

como
hablamos de

oro puro,
por ejemplo, que no tiene mezcla de .otro metal).
Precisamente
estos e&píritus puros

son superiores al hombre, son
más cerca­
nos a Dios, porque
el mismo Dios es espíritu puro, y ha creado
este mundo invisible también para
. compartir
su felicidad con
otros seres
y entre ellos estos seres puros los ángel~s, arcánge­
les,
etc. Y viene la caída de. alguno de estos ángeles y arcánge­
les, encabezados por uno más grande entre ellos, Lucifer.
Hay una tradición nefasta que ridiculiza a Satanás
y a los dia­
blos, presentándoles en forma ridícula
y de esta manera les quita
toda su grandeza e importancia; sin embargo, la imagen que nos
da la Biblia de este mundo invisible es, ante todo,
la imagen de
una extraordinaria grandeza. No hay que imaginarse a Dios como
parecido a un hombre que hace algunas figurillas y después las
destruye, porque no le gustan. No es así; una vez que Dios ha
creado algo
y ante todo. aquello más digno de hacerle compañia,
respeta a sus creaturas. Dios l'espeia a estos ángeles, y también
a los caídos, tal como fueron creados, con su grandeza y poten­
cia, pues éstos, por la caída no perdieron su grandeza
y sus fa­
cultades.
Lo que nos interesa ante todo, sobre este punto, p8ra poder
seguir luego muchos problemas que se presentan al pensamiento
occidental
cristiano, es
tener presente que la causa de
la caída
de Lucifer es, según
la tradición cristiana, el hombre, porque Lu­
cifer, al conocer
el proyecto de Dios de que la segunda persona
de
la Santísima Trinidad se iba a encarnar, haciéndose hombre,
por lo
rual el hombre iba a ser elevado a un nivel superior al de
los ángeles, reacciona con envidia, con orgullo, y por dio se re·
bela. Es decir, que la causa de la caída de Lucifer es el hombre;
de
ahí é¡ue tampoco haya nada de extraño en lo que nos dice la
Biblia, de que
el hombre cae por culpa de Satanás, que intervie­
ne en su vida
y lo lleva también a la caída, porque Satanás ahora
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MIGUEL PORADOWSKI
quiere destruir ese plan de Dios de elevar al hombre al nivel de
la misma vida divina.
'
Esto

también nos explica la aparici6n de la
dualidad en la
historia,
dualidad que tiene. algo de base en el mismo hecho, que
hemos visto, de que el hombre es una dualidad de cuerpo y alma.
Pero esta dualidad se introduce también en el orden moral, don­
de aparece

el bien
y el mal, como opciones: el sumo bien que es
Dios y
el· sumo mal que es Satanás. Aparece esta oposición entre
Dios y Satanás; esta lucha entre Dios y
Satanás respecto a,J hom­
bre; pues el conflicto es precisamente por el hombre; tanto de
parte de Dios como de parte de Satanás
hay conflicto

por el
hombre.
En el Antiguo Testamento también se encuentra el anuncio
del
Reino de Dios. Este anuncio viene relativamente tarde, pues
primeramente tenían que aparecer en la historia de
la humanidad
los reinos humanos, para que el hombre pudiera comprender
el
concepto del Reino de Dios como una sociedad, fundada comple­
tamente
sobre
la moral dada por Dios y en la cual la convivencia
humana es de tal carácter que lleva a todos hasta Dios.
También en
la Biblia se anuncia la llegada del Mes/as, como
Redentor de la humanidad; de esto habla el
Génesis, después
los
profetas, los salmos, algunos con extraordinarios detalles
minu­
ciosos, y así, con este anuncio ya se ¡,asa del Antiguo al Nuevo
Testamentq, pues, sobre el Mesías el testimonio principal nos lo
dan los Evangelios.
En este paso del Antiguo al Nuevo Testamento hay todavía
una importante descripción
-indispens<1ble para

comprender
la
historia santa- de la Sinagoga como imagen de la futura Iglesia
y que al momento de
la llegada del Mesías se encuentra casi com­
pletamente en manos de Satanás;
la expresión «Sinagoga de Sac
tanás»
es

frecuente en el Nuevo Testamento, especialmente en
el Apocalipsis. Si se trata
dd Nuevo

Testamento, es decir, de
la parte de la
Biblia que ya pertenece al Cristianismo; el primer valor que en­
contramos es el mismo-Cristo, es decir, Dios. prométido como
Mesías, que viene encarnado en el hombre Jesús. Ya hemos vis-
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EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
to que esta promesa de la Encarnación es la causa probable de la
caída de Lucifer y de sus compañeros, pero ahora esta Encarna­ción adquiere también otro carácter y tiene otras
finalidades, por­
que

si antes solamente
podría ser
expresión
del. amor
de Dios al
hombre, para que. Dios comparta completamente
la vida huma­
na, haciéndose uno de nosotros y, de esta manera, elevar a.todos
al nivel superior para que pudiéramos hacerle compañía en
el
Cielo, ahora, después de la caída del hombre, viene ante todo
como Redentor de
· la
humanidad, asumiendo la
naturaleza huma­
na

para reconciliarla plenamente con Dios Padre, revelándonos
el misterio de la Santísima Trinidad, presente, pero escondido en
el Antiguo Testamento. Siendo Dios uno y único, es Dios trino:
una sola
naturaleza divina

pero tres personas. La
primera. perso­
na

es Dios Padre, porque es padre de su propio hijo, el Verbo
de Dios, pero también es
pache de

todos los hombres y es padre
de toda ,la creación, es decir, que la actitud de Dios frente a la
creación, al universo y especialmente al hombre es una actitud paternal de amor, y aquí la imagen de Dios es muy distinta de
la
que se muestra en algunas partes del Antiguo Testamento donde
predomina más bien el Dios terrible, el Dios que inspira temor al hombre, mientras que aquí, en el Nuevo Testamento, al con­
trario, Dios es Padre, Dios ama al hombre y exige del hombre
el amor.
La segunda persona es el Hijo, el Verbo, es decir, el
pen~a­
miento
de

Dios Padre, tan perfecto que es su perfecta imagen, y
en este sentido es igual al mismo Dios Padre, siendo también
persona. Y la tercera persona es Dios
Espíritu Santo,

es decir,
el amor del Padre a su imagen perfecta, a su Verbo-Hijo, es tam­
bién tan perfecto y
tan completo que es persona. Este Dios. trino
es

un Dios a cuya imagen está creado el hombre, porque
el hom­
bre, siendo imagen de Dios, también es imagen de la Trinidad. En algunos
documentos. la Iglesia subraya esta imagen de la Tri-·
nidad

en el hombre;
lo que ante. todo es visible en el hecho de
que el hombre sea un ser sociable, porque como Dios, siendo
Trinidad, es un ser sociable, también su imagen, el hombre, es
un ser sociable, en el senndo de que tiene que vivir en la socie-
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MIGUEL PORADOWSKI
dad y de que solamente por la convivencia en sociedad llega a
su
plen;, desarrollo;

pero
rutte todo
sociable en el sentido de que
necesita convivir con Dios.
Ahora bien, sin aceptación de esta ensefianza de Cristo, de
que Dios es la Trinidad, no se puede captar el sentido ni aceptar
la Encarnación. Precisamente por esta razón a muchos judíos mo­
saístas les escandaliza que
Jos cristianos
sostengan que Cristo es
el Dios encarnado. ¿Cómo Dios puede encarnarse en su creatura?
Razonando solamente en el
pkmo humano,

es claro que este pen­
sanúento repugna, -pero si se toma en cuenta la enseñanza de
Cristo sobre la Santísima Trinidad, es otra cosa, porque se en­
'carna el
Verbo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, no
la Trinidad, no Dios Padre, sino la segunda persona, y por la
acción de
la tercera persona, del Espíritu Santo.
Entonces, del concepto de Dios que nos da
Cristo, viene
tam­
bién la aclaración del concepto del hombre que hemos visto an­
teriormente en el Antiguo Testamento, porque ahora, a
la luz del
dogma de la Santísima Trinidad y de la Redención, el hombre
se presenta ante todo como este ser creado por el amor de Dios,­
para el amor de Dios, para el destino eterno, para compartir la
felicidad eterna de Dios y esto por ser creado a la imagen de
Dios, como un ser
razonable, libre,

capaz de amar: es imagen de
la Santísima Trinidad.
Otro aspecto de estos valores, ya más cercano a la vida tem­
poral humana, es lo que Ctisto nos enseña respecto al
traba¡o.
En el Antiguo Testamento, inmediatamente-después que el hom­
bre

es creado, ya recibe el mandato de cuidar el paraíso. Muchos
lectores de
la Biblia se fijan más bien en otro relato respecto al
trabajo, cuando, después de la caída, Dios dice al hombre que
con el sudor de su frente va a ganar su pan: entonces este tra­
bajo toma carácter punitivo; pero esto es
después de

la caída,
peto antes, en el
paraíso, el

hombre habla recibido el mandato
de trabajar, de «cuidar»_
él paraíso, es decir, que el trabajo tiene
su
valor primario,

como
rina actividad
que permite al hombre
desarrollarse, que le da
la posibilidad de descubrir en sí mismo
los talentos, talentos invisibles al ser humano cuando nace y que
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EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
en su juventud los descubre a medida que se compromete en las
actividades y, ante todo, en el trabajo. Entonces el trabajo se
presenta como una bendición de Dios, porque permite al
hombre
crecer

espiritualmente, desarrollar sus
ca¡,acidádes, aptitudes
y,
ante todo, las espirituales, es decir, hacerse más realidad en cuan­ to imagen
de. Dios. Las parábolas de Cristo usadas para expli­
car

este aspecto de la importancia del trabajo en la vida humana,
como por ejemplo
Ja parábola sobre los talentos, resaltan la obli­
gación moral del

hombre de hacer uso de los talentos que ha re­
. cibido

de Dios; los talentos de los cuales habla la parábola mis­
ma como monedas son
solan:iente una

imagen de estos talentos
innumerables, de distintos tipos, que el hombre recibe de Dios;
. cada

uno de nosotros de una manera distinta, pero teniendo cada
uno de nosotros la obligación de descubrirlos y de desarrollarlos,
de aprovecharlos, siendo esto precisamente la condición de la sal­
vación. Otro valor, que ya hemos mencionado que existe en el Anti­
guo Testamento, pero :todavía muy poco aolarado, es la ense­
ñanza sobre el
Reino de Dios. Es el tema principal de las predi­
caciones de Cristo; el término
mismo «Reino
de Dios» en- el
Evangelio de San Mateo aparece 47 veoes. La mayoría de las pa­
rábolas y de las enseñanzas de Cristo están centradas en
el. Reino
de Dios. En la variedad de las parábolas de Cristo se puede ver que
este
término tiene

distintos significados. Se habla del Reino
de·
Dios

en el corazón humano; que
el hombre mismo debería esta­
blecer en su propio corazón el reino de Dios. Se habla también del Reino de Dios como una sociedad, y
aquí también

vemos que
se trata de distintas sociedades, una de ellas es la Iglesia; tam­
bién se habla de la sociedad humana de lo que
podríani;,s llamar
la Cristiandad, para que toda la sociedad sea construida en base
a la revelación dada
eli la

Biblia, es decir, una sociedad que res­
peta la moral dada por Dios y que es un preludio, un paso a la felicidad .eterna, una preparación a este Reino de Dios definitivo
y perfecto que es el Cielo. Pero, respecto de este Reino de Dios terrenal, de distintos
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tipos, como Ja Iglesia, la Ctisiiandad, Ja civilización crisiiana, etc.,
Cristo precisamente nos previene contra todo tipo de utopismo,
es decir, no nos exige lo irrealizable, porque nos dice claramente
que el perfecto Reino de Dios solamente va a tener lugar después
de su
segunda llegada

y que antes, nosotros, solamente podemos
ha~ta algún punto realizar estos principios fundamentales enseña­
dos por Cristo, y que siempre, tanto en la
Iglesia como
en Ja so­
ciedad toda, va a haber composición de estos dos elementos, de
los buenos y de los
malos, va

a haber la presencia del bien y del
mal. Más todavía, Cristo insiste en que la frontera entre el bien
y el mal
pasa por
el corazón humano, es decir, que cada uno de
nosotros
se encuentra

en situación de pertenecer al bien y
al mal,
y que nunca cada uno puede decir,
,por •ejemplo, que

pertenece
al «trigo» y otros a la «cizaña», porque en cualquier momento
de su vida puede traicionar a Dios, sea
por debilidad,
sea por
tnaldad. La

distinción entre
es_tas dos
causas generales de la
fa­
libilidad del hombre, etJ.tre muchísimas ,otras particulars, es muy
importante en la
práctica, porque,
por ejemplo, la caída ·de Caín
o de Judas es por maldad, es por compartir el reino de Satanás,
es por solidarizarse conscientemente con el enemigo de Dios, mien­
tras que en

otros casos, también graves, no es por
msldad sino
por

debilidad, y aquí viene
el ejemplo del mismo primer Papa,
San Pedro. Es escandaloso para muchos que leen los Evangelios
· que en el momento de mayor sufrimiento de Cristo, durante su
pasión, durante su agonía y muerte en la Cruz, no sólo que Pe­
dro lo abandone, sino todavía lo niegue, y tres veces; pero tam­
bién
~ ve cómo después llora y se_ convierte completamente, lo
cual sucede porque pecó solamente por
debilidad, es
decir, que
en
ni°!l'f. momento

San Pedro se separó completamente de Dios.
Cuanao Cristo nos enseña acerca del Reino de Dios, también,
s1 mismo tiempo, subr~ya que, paralelamente a1 Reino de Dios,
existe el reino de Satanás, y Cristo aquí usa una expresión su­
mamente
significativa: dice «el reino del príncipe de este mun­
do», es decir; que a pesar de Ja Redención, el mundo, hasta la se­
gunda llegada de Cristo, sigue estando bajo el príncipe de este
mundo, que Satanás guarda su poder sobre el hombre caído, lo
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EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
que" nos explica por qué hay tanta maldad en el mundo, a pesar
de 2.000 años de Cristfanismo; no solamente porque siempre habrá «trigo y
cizaña» mezclados, sino porque Satanás sigue sien­
do príncipe de este mundo; y si es así no puede existir un vacío,
es decir,

o estamos comprometidos con
la tarea de Cristo, la de
construir el Reino de Dios o, si
nQ lo hacemos, por dejación, qe
inmediato

caemos bajo
la influencia del príncipe de este mun_do.
Los valores griegos. Aquí, de nuevo, hay que reconocer que cuando se habla de
los valores de la antigua
cult11ra griega,

precristiana, estamos ha­
blando no sólo de
lo exclusivamente griego, sino también de lo
que se encuentra en esta cultura, pero que _vino de otras civili­
zaciones. Los griegos se extendieron mucho al Oriente y absor­ bieron la tradición de otras civilizaciones, de Caldea, de Babilo­
nia, de los Persas, de Egipto, etc. En estas
culturas, freute

a lo
que enseña el Cristianismo
respecto a

la Santísima Trinidad, apa­
recen
triadas opuestas

con un evidente dualismo. El dualismo,
existente desde
principio en el Antiguo Testamento y en otras
culturas, en la cultura
griega es
muy evidente. Por ejemplo, la
primera tríada es la de la verdad, lo bello, lo bueno. La verdad se
expresa ante todo en la filosofía, concebida ésta como búsqueda
de
la verdad, como esfuerzo honesto por .descubrir la verdad, por
amor de la verdad misma. Y la búsqueda de lo bello se expresa
en el arte, como búsqueda de la
belleza y

de las proporciones.
•Lo bueno

se expresa en
fa ética y, ante todo, en la búsqueda de la
justicia. Por otro lado lo opuesto,
la tríada paralela: a la verdad
se
~pone la

mentira, que en la cultura griega tiene sus cultivado­
res. Este dualismo es, por ejemplo, muy
claro en el concepto de
la dialéctica: cuando se formula como método para buscar la ver­
dad, tenemos la dialéctica de Sócrates, de Platón, de Aristóteles;
y, al contrario, tenemos una dialéctica .para confundir, para di.
fundir la mentira
y procurar su triunfo. El marxismo se refiere
precisamente

a esta dialéctica
~entirosa; Marx la perfecciona para·
445
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
imponer la mentira. La misma dualidad la tenemos respecto de lo bello: al lado del culto de
lo bello, de la belleza, también hay
culto de
,\a fealdad, de fo feo; y lo mismo con lo bueno: al fado
de

la ética, de
la búsqueda de lo bueno, de la justicia, también
hay lo malo,
el crimen. Todo este dualismo se expresa en la
filosofía, en
'1a litetatura antigua griega y, especialmente, en el
teatro, que es
lo más característico para los griegos y en la po­
lítica como

ciencia.
En esta antigua cultura griega está muy claro el concepto
de
la ley natural, muy sim1lar al bíblico. La fuente de este conoci­
miento de
la ley natural es el descubrimiento de las leyes natu­
rales del mundo físico, es decir, las leyes
intrínsecas a
la misma
naturaleza,- a
los minerales,

al mundo biológico. El descubrimien­
to de las leyes permite llegar al concepto abstracto de
la ley natu­
ral en el mundo humano, ante todo en
fo referente a lo moral, es
decir, a lo que obliga
a[ homqre como set razonable y libre y
aquí está
la extraordinaria grandeza de la antigua cultura griega·
precris_tiana,

ante todo en ese culto
de la vetdad, de la belleza y
del bien. Un solo ejemplo basta para rendir homenaje a lo que
hasta hoy
día no hemos superado: lo elaborado por Aristóteles
respecto a la ética. La ética de Aristóteles, hasta
hoy día, es

un
manual que nos sirve para el estudio. Casi
tedos los

conceptos
básicos de la ética
de justicia son principalmente obra de Aris­
tóteles,
peto no

solamente de
él, pues Aristóteles recogió lo ya
efaborado antes, lo sistematiza y lo presenta en una forma más
ordenada,. Incluso

hay dos manuales de la ética de Aristóteles,
porque la primera
presentación no

le satisface, y presentó des­
pués otra obra, mucho más detallada, profundizada, un esquema que hasta hoy día no es superado. SantoTomás y otros solamente
lo cristianizaron, pero lo básico, lo referente al orden natural sigue vigente
hasta hoy

día; esto es testimonio de la grandeza
mo­
ral

de la antigua cultura griega.
Lo mismo en el orden de la belleza. Las bellas artes de la
antigua Grecia, ante todo
la escultura, es lo que admiramos hasta
hoy día, a pesar de que con el corret del tiempo todo eso ya está
en gran parte destruido; sin embargo,
de todas maneras pode-
446
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
mos imaginarnos hasta qué punto ellos llegaton a apreciar la be­
lleza. También está la belleza del teatro griego, del cual nos han
llegado tantas obras, tan profundamente morales, donde los más
importantes problemas se hallan
tan profundamente presentados.
También podemos decir que el teatro griego sigue sin ser su­
perado.,
En el campo del bien son más débiles. El hombre precristia­
no no tenía fuerzas
pata salir
del mal, lo
cual le dolía, y muy a
menudo reconocía este dolor: lo vemos precisamente en el teatro
griego, en que el hombre reconoce su debilidad y su limitación
y sufre por eso, pero sin poder superatla, En el campo del bien
hicieron poco. Más todavía, mucho de lo que hoy día para noso­
tros es completamente inaceptable, gracias a
la influencia del
Cristianismo, ellos lo consideraban como normal, como, por ejem­
plo,
la esclavitud, que para Aristóteles es de derecho natural ..
Los valores romanos.
Los romanos también acogen muchos valores de otras · civili­
zaciones, pero nosotros aquí vamos a referirnos exclusivamente
a lo propio de su civilización. Aquí lo que tenemos, como valor
propio de los romanos es, ante
todo, el
aprecio del
orden, del
orden en
la vida de la sociedad, en la vida del hombre como ser
sociable, el orden que hace ,diferir a la sociedad civilizada de la
barbarie, Y, si se aprecia el orden, se aprecia también
la autori­
dad,
la cual es indispensable para mantener el orden y el bien
común y,
en consecuencia,
también se aprecia el derecho,
la ley.
Aquí los romanos son genios no superados por nadie; ellos nos
dejaron como herencia la elaboración
de-las leyes y, por esta ra­
zón, hasta hoy día, no hay y no puede darse ningún país civili­
zado en el cual no se estudie el derecho romano como base de
toda formación jurídica. Pero hay muchísimas otras expresiones que también manifies­
tan el alto nivel moral de
la antigua civilización romana precris­
tiana como, por ejemplo, un profundo respeto por el clerecho na-
,447
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
o
tural, como derecho divino. Precisamente la grandeza del dere­
cho romano está, ante todo, en esto, en que el.legislador se con­ sideraba solamente como un intérprete de la ley divina para dar
aplicaci6n práctica

a la ley dada por Dios. De aquí, por ejemplo,
expresiones tales que deberían avergonzarnos a nosotros
hoy. día,
como

«nasciturus pro nato habetur» ( el que va a nacer es tenido
por nacido): en pocas palabras, ya hay una defensa
jurídica de

la
vida del no nacido, un reconocimiento de que el ser humano,
apenas concebido en las entrañas de su madre, ya debe ser tra­ tado como ciudadano, con todas sus consecuencias jurídicas. Para
nuestra vergüenza, hoy día, en muchos países, incluso católicos,
se prgmulgan leyes que pisotean este derecho a la vida.
Otro ejemplo es
la ley del derecho internacional brevísima,
pero que lo dice todo: «pacta sunt servanda». Es también una
vergüenza para nosotros, hoy día, que haya tantos acuerdos in­ ternacionailes que
n:o valen

nada, que son hechos solamente para
engañar. ¡Cuántos pactos de amistad
hubo antes

de
la primera
guerra mundial, más los
hubo todavía

antes de
la segunda guerra
mundial, y pactos entre partes que los hacían solamente para
atacar con

sorpresa! Es decir, una inmoralidad completa en la
vida internacional, mientras que
el derecho romano lo pone cla­
ramente:

los acuerdos,
una. vez

tomados, se observan siempre.
Por esto naci6 de esa pequeña
nación del Lacio el gran imperio
romano, porque se respetaba la ley y todos los que entraban a
este imperio sabían que
allí tenía

vigencia
el orden, la autoridad
y el respeto de la ley. .
Sin
embargo, dentro del imperio romano también existe
el
dualismo, un· dualismo muy elocuente, que también confirma que
el hombre, antes de la llegada de Cristo, no podía combatir este
mal, pues no
tenía fuerza pata ello.
Por ejemplo, en esta antigua
Roma; hubo la ley «sexagenarfos de pontu»; de nuevo una expre­
sión
moddlo, pero con

un contenido espantoso, pues
quería decir
que

cada hijo
podía deshacerse
de su padre cuando éste llegara
.a
la

edad de 60 años, tirándolo desde
el puente al T!ber y desligán­
dose así de todas )as obligaciones con
él. O, por ejemplo, las fa­
mosas «arae Perusinae», es decir; los altares de Perusa. Perusa,
448
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
en Italia, es una ciudad antigua, ya famosa en los tiempos ro­
manos, y
Augusto, a quien
se lo
considera como uno de los
niás
grandes

emperadores de la Roma antigua, para celebrar el ani­
versario de la muerte de su antecesor, César, concede un
«privi­
legio»:

toma doce
senadores del
Imperio, los ceba
mes
y los sacrifica en esos altares de Perusa en honor de su an­
tecesor.
Pero los romanos reconocían esta indinaci6n del hombre al
mal
y veían este misterio, de que el hombre, siendo un ser razo­
nable, con inteligencia, con voluntad, tuviese inclinaci6n al mal, y esto
lo· expresaron

también en forma lapidaria en la frase:
«vi­
deo

meliora, proboque, deteriora sequor» ( veo lo que es bueno
y lo apruebo, pero hago el mal).
Los valores de la Cristiandad.
La Cristiandad viene en un momento en que, como lo dicen
San Pablo y San Juan, existe ya «plenitud
del tiempo»,
es decir,
en que el mundo está maduro para la primera llegada de Cristo.
Y cuando viene Cristo
y funda la Iglesia, esta Iglesia, después de
la ascensi6n de Cristo al Cielo, se desarrolla en aquel mundo pa­
gano, en

estas
civilizaciones que, -por
un lado, tienen mucho
de bueno, como hemos visto, y por otro lado mucho mal.
Es decir, que el dualismo está
muy evidente

y la Iglesia,
frente a tal pasado hist6rico, es muy cautelosa. No destru­
ye, al contrario, acoge todo lo que· encueñ.tra que está conM
forme con la ley natural y con la enseñanza del Evangelio:. lo
conserva y, más todavía,
lo rescata. ¿Por qué lo rescata? Porque
hay que tomar en cuenta que cuando se
extiende el
cristfanismo,
al salir
la Iglesia de las catacumbas, es un momento múy trágico
para

lo que
había dejado
la antigüedad, pues viene la invasi6n
de los bárbaros, que vienen de
todas partes y destruyen el im­
perio romano, destruyen la cultura
griega y la del antiguo Egipto.
La Iglesia", en esta situación, que dutó varios siglos,· de espanto­
sas destrucciones, defiende,
re~cata estos

valores, los
con;erva y
449
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
desarrolla, y viene lo que podríamos llamar el «bautismo» de esta
cultura aotigua; es decir, que todos estos valores los conserva y
eleva a un nivel más
aho todavía,
y por esta razón podemos usar
la
expresión de

Alberto Caturelli, que viene la
< de

la civilización greco-romana. Como en la persona de Cristo,
quien, aotes de su pasión y para afirmar a sus Apóstoles en la
fe,
los lleva a la montaña y en ella se traosfigura, es decir, se les
aparece e11 su

cuerpo glorioso, tal como
el que tendrá después de
· la resurrección; :este cuerpo de Cristo glorioso es el mismo, pero
elevado, traosformado. P.lgo parecido ocurre con esas culturas
aotiguas, que dentro
ele! cristianismo son elevadas, traosfiguradas,
.
suJ:,limadas. ·
A

esta traosfiguración
contribuyen, sobre
todo,
la$ 6rdenes
monacales.
Sin embargo, hay que recordar que el monaquismo
mismo, la vida de los monjes, no es de invención cristiaoa. Desde
muchos siglos, tal vez de miles de años, se
practicaba en

Orien­
te. En la
Iglesia cristiaoa

oriental se empieza a practicar en el
siglo.
m, y las primeras reglas son de San Basilio, en el siglo IV.
En occidente, las primeras reglas son de San Agustín, a princi­
pios del siglo
v, pero
son reglas todavía muy modestas, porque
se
destinan solamente al clero

de la catedral. El verdadero mo­
naquismo en Occidente viene sólo ya muy avanzado
el siglo VI,
con fa regla de Sao Benito (529). Previamente ha venido el mo­
mento en que Europa es destruida por los bárbaros, que se im­
ponen por todas partes
y, .por ello, en los conventos que se es­
tablecen, los monjes
empiezan a
reconstruir a Europa; con ta­
zón .San
Benito es

considerado como Patrono de Europa, porque
es precisamente el constructor de esta nueva Europa, de la Euro­
pa
cristiana, pero

una Europa que
tiene sus
raíces en las
cirlturas
precristiaoas

rescatadas, conservadas por el
cristianismo. Aparece
así

la valoración del trabajo, tal como lo enseñaba Cristo, tal
como está ya en el Génesis. Entre los monjes el ejemplo de Cris­
to-trabajador es valorado, exaltado;

cada uno de estos monjes tie­
ne en Ctisto un ejemplo
y modelo, y quiere imitár su vida, pues
Cristo
rrabajabá como carpítitero y dignificó el trabajo níaoual.
Además,

a los monjes también se debe la cultura intelectual que,
450
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
en estos tiempos, se refugia en ]os monasterios, en las bibliote­
cas de los conventos.
En este ambiente nace
el respeto por los hombres dentro de
la sociedad, y poco a poco nace esta nueva dignidad humana, que
cada vez toma
dimensiones más
universales, siendo extendida a
todos, es decir, no solamente a los ciudadanos del propio país, sino también a los esclavos,
lo que contribuye a la desaparición
de la esclavitud.
(Entre paréntesis, conviene recordar que la mis­
loa institución de fa esclavitud es un enorme avance en la histo.­
~ia
de

la humanidad,
pon:¡ue en
vez de matar
al vencido se le per­
donaba.la vida, se le da todavía la oportunidad de vivir; pero en
la forma de esclavo. Hay que entender que, en muchos casos de
estos países antiguos, no se podían dar a un enemigo, al
cual se
le perdona· la vida, los derechos civiles. ¿ Cómo incorporar de in­
mediato y
dar todos los derechos civiles a un enemigo? Sería
contraproducente y
peligrosísimo; por lo cual
no hay nada de
ex­
traño que · previamente tuviera que seguir como esclavo). La si­
tuación del esclavo era incompatible con el espíritu del Evan­
gelio, porque Cristo murió por todos, también por los esclavos,
y
la Iglesia de inmediato sigue el ejemplo de Cristo, tratanqo a
todos
por igual, sobre todo en la recepción de los sacramentos, en
la participación en la Santa Misa y en la Eucaristía; entonces,
todos se sentían
de inmediato hermanos y la esclavitud se hacía
incomprensible, in~oportable y, poco a poco, por
la influencia
del cristianismo, desaparece.
Y, así, lo que hemos visto de la antigua civilización griega,
el cristianismo lo eleva.
La verdad, que fue ya tan apreciada en
la antigua civilización griega, ahora,
dentro de la· Cristiandad, se
hace fundamento de todo este edificio, el de
la nueva
sociedad
cristiana porque, en el Nuevo Testamento, Cristo dice «ego sum
veritas», yo soy la verdad. Dios mismo es la verdad y, entonces,
para un intelectual cristiano la búsqueda de
la verdad no es so­
lamente
la búsqueda de la realidad o de la verdad moral, sino
que es la búsqueda
del mismo
Cristo, del mismo Dios. Toda la
cultura intelectual se conviérte en algo religioso, en algo que, pre­
cisamente por el conocimiento de la verdad rinde culto al mismo
451
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
Dios. En lo cual se puede ver algo sumamente importante: el
cristianismo es la primera religión que vincula la fe, la creencia,
con
el intelecto. San Agustín lo expresa en una fórmula muy fe­
liz, muy clásica,
a saber: .«Fides quaerit intellectum», es decir,
que
la fe exige el compromiso del intelecto, de la razón, exige
que
el. que

cree comprometa, en la misma
fe, su intelectualidad,
su razón,
es decir,

que se comprometa no sólo
por voluntad
y
por
sentimiento, sino también por las razones intelectuales. Por -otra
parte, «intellectus quaerit fidem», la razón, el. intelecto exige· la
ayuda de la fe, porque la fe es revelada; es la foz de Dios, y de
este modo
la razón, el esfuerzo humano por descubrir la verdad
está
aquí ayudado,
iluminado por
fa,gracia de
Dios, y de
aquí
viene

el hecho de que
el cristianismo tanto aprecie la razón, la
cultura
intelectuil, la
honestidad intelectual, la búsqueda de la
verdad como fidelidad a Cristo. Así nacen fas escuelas, primero
en los monasterios, después también en las parroquias y, ante todo, en
fas catedrales, y de estas escuelas catedralicias nacen las
universidades
y el hombre se digl'lifica cada vez más por esta
cultura intelectuol. A este propósito conviene hacer referencia al libro de Julio Retamal Ferveau, «
Y después de Occidente,
¿qué?». Se puede decir. que este libro extraordinario analiza la
historia de la verdad en
la cultura occidental. Ahi se observa
cómo en
la antigüedad, ya en la antigua Grecia, hay respeto de
la verdad y cómo en
el cristianismo no sólo se la respeta, sino
que se la cultiva en
el sentido religioso y cómo con el Cristianis­
mo esta verdad se hace un valor básico de toda la cultura euro­
pea, de todo lo que llamamos «Civilización Occidental Cristia­ na», y
cómo, finalmente,

a medida que Europa se descristianiza,
también este
valor básico,

la verdad, llega a ser olvidada, incluso
despreciada, ante todo, precisamente, por el marxismo.
Algo parecido podemos decir respecto a
lo bello. Previamen­
te lo
bello ha sido cultivado en la cultura griega y, ahora, en el
cristianismo, llega a ser elevádo,
.·porque Dios

es
la belleza su­
prema. Cada artista se siente apreciado,
porque sabe

que pintan­
do o dedicándose a
la escultura glorifica a Dios. En el Antiguo
Testamento hay
la prohibición, _de parte de Moisés, de hacer es-
452
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
culturas o pinturas, por el peligro de caer en el culto pagano.
Pero también hay otra razón plenamente justificada: el Dios del Antiguo Testamento es el espíritu
puro y

como tal no puede ser
representado ni por
. el

dibujo, ni por
la pintura, ni por la escul­
tura. Y

¿por qué
,tl Dios del Nuevo Testamento se le puede re­
presentar? Por la Encarnación. Una vez que Dios toma cuerpo
hµmano, es

decir, la
naturaleza humana
en Jesucristo, ya se le
puede representar, y así nace
el arte sagrado, las pinturas y las
esculturas
. que

representan a Cristo de distintas maneras: sea
como
el recién nacido Niño Jesús, sea como el jovencito ense­
ñando en el Templo de Jerusalén, sea en
la Cruz, sea en la As­
censión, etc., todo lo
cual está justificado plenamente. Más to­
davía, está el dogma de que este
_ Cristo, que

tomó naturaleza
humana, con su mismo
cuerpo humano,

pero glorificado, subió
al Cielo; entonces, sigue estando allá en cuerpo humano, .por
lo
cual es totalmente legitimo y conveniente representarlo · en el
arte. También está
el culto de laSantísima Virgen María, como
Madre de Dios, madre de Cristo, quien en cuerpo y alma es ele­
vada al Cielo, por
lo cual se la puede pintar, se puede hacer es­
culturas
de ella. Y por ser el mismo Dios la suprema belleza, la
plenitud de fo bello, el arte se halla no solamente justificado, sino
fomentado por
el cristianismo. El dogma de la resurrección de
la carne justifica también la representación artística dé los santos.
Con el cristianismo se da también la elevación de
lo bueno,
de la moral, porque Dios en e1 cristianismo es el sumo bien, el
último fin
,del hombre,

Se aprecian también los bienes materiales,
económicos, como medios para alcanzar los fines espirituales de
la
cultura y

de
la misma salvación, haciendo el bien, compartién­
dolo
fon los

demás, y no solamente lo material, sino, ante todo,
lo espiritual. Por esto, en el pensamiento occidental cristiano,· al
hombre se le considera como primer·. factor del desarrollo
de la
sociedad, es decir, que por el desarrollo de la
persona se

llega al
desarrollo de la sociedad, del país, de la economía. Y el hombre se desarrolla por el trabajo, de aquí viene
la fórmula del desa­
rrollo integral: «poseer más, para ser más»; es decir, poseer no
solamente para ser rico materialmente, sino para desarrollarse es-
453
'
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
pirituailmente, ser más; se ,posee más para ser más, sólo si sé
tiene la riqueza como medio y no como fin.
Sin

embargo, donde esta sublimaci6n de
lo antiguo llega a la
cumbte es con la caridad.
La caridad es lo más característico del
cristianismo; la caridad como actitud de compartir todo lo que
se posee, tanto lo material como. lo espiritual, no solamente los
bienes económico.s, sino _también los espirituales; los conocimien­
tos, las virtudes, el saber. De ahí que surjan las escuelas catedra­
licias, las "universidades y aparezcan instituciones nuevas, que
nunca antes hubo, como hospitales, hospederías, casas para huér­
fanos, pa,ra ancianos, lep..roserías, etc; Todo esto no existía en el
mundo antiguo, salvo lo que podríamos llamar «clínicas particu­
lares» para algunos ricos. Y hay ejemi,los tan elocuentes como
el de los mismos reyes cristianos que no solamente se dedican a
fundar leproserías sino personalmente a cuidar a los leprosos,
como San Luis de Francia. Con el cristianismo también se destaca
la dignidad de la
muier, que ante:s no _-se -aprecia en -absoluto, sólo existen algunas
formas de cortesía como expresi6n de algún nivel más alto de
cultura, pero no como reconocimiento de la plena dignidad hu­
mana en la mujer-, lo que vierie sol~ente con una interpreta­
ci6n cristiana de la Biblia, pues, como hemos visto, Dios ha crea­
do al hombre como var6n y mujer. El cristianismo destaca esta
dignidad
de inmediato,

en la misma vida de la comunidad cristia­
na y, ante todo, en la vida religiosa, en las celebraciones litúr­
gicas,
donde la
mujer es tratada en todo igualmente al var6n. Esto
se debe principalmente al culto de la Santísima Virgen, culto de
una mujer que pone de rodillas al var6n, cambiando la mentalidad
varonil. Hay también que mencionar la existencia de un nuevo
régimen
social-econ6mico.
Básicamente, la cri•tiandad. hereda el régimen
social-econ6mico de la antigüedad, de Grecia
y del imperio ro­
mano. A pesar de que fue destruido por
la invasi6n de los bár­
baros, se lo reconstruye, pero reconstruyéndolo se lo cristianiza.
Es un régimen artesano, en el cual el hombre es el centro; cen­
tro, porque es
el hombre el que produce, y produce para el hom-
454
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO·
brl:!, para necesidades concretas, .existentes, :reales, y todo se hace
respetando la dignidad de la persona. El artesano trabaja en su
taller, instalado en su hogar, con ayuda de su familia, por
lo
cual el trabajo afirma la vida familiar. La competencia se hace
por la calidad. Se produce para
el cliente, e.s decir, para las nece­
sidades reales, y así no hay
despilfarto de. las

materias primas, La
economía es humana y humanista, porque produce
el hombre,
para
el hombre y en condiciones humanas, Se desarrollan los gre­
mios, que se organizan como parte de la sociedad; el conjunto de
los gremios forma corporaciones. Todo esio en base a
una.filoso­
fía
social,

en la cual se ve a la sociedad como algo análogo
'al
cuerpo

humano, y de
ahí el respeto por la dignidad de todos,
porque, como en el cuerpo humano cada órgano es absolutamen­ te necesario e irreemplazable, la
uña tan necesaria, como el dedo,
el corazón tan necesario como el" cerebr<;>; cada-uno en su Jugar
y cada uno irreemplazable, así también, por analogía, en Ja.socie­
dad,

los cuerpos que la integran son irreemplazables y se respeta
a todos por igual. En toda sociedad, basada sobre
el mutuo res­
peto y el mutuo servicio, se
aplica .el principio de subsidiariedad,
es decir, que cada uno
cumplé con su papel,
y el organismo
SU!'\'·
rior ayuda al inferior · solamente cuando el inferior lo necesite,
pero no lo reemplaza, ni le quita su función.
Tal vez lo más típico de la Crisriandad es
el nnevo concepto de
lo militar. Los caballéros son conocidos ya en las antiguas civi­
lizaciones precristianas y, refiriéndose a ellos, André Maurois
expresó muy bien su carácter, destacando lo esencial: «Tirer
Pare, mÓnter a cheval et ne _pas mentir»; «tirer :i'arc»: dominar
el arma, «monter a cheval», andar a _caballo: la destreza física,
y «ne pas mentir», no mentir: el valor moral, poner la fuerza al
· servicio de la moral, lo que distingue al caballero de cualquier
jinete. En la Cristiandad esto támbién es elevado, pues
. los ca­
balleros

son la «flor y nata» de la sociedad. Y,
¿por qué?
Por­
que son los que más sirven a la sociedad. El labrador trabaja
la tierra, alimenta a todos; el artesano produce los necesarios
bienes económicos;
el monje reza. y, siendo el intelectual de la
época, se dedica a la enseñanza
y· .a la

cultura, pero es
el caba-
455
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
llera el que defiende a la patria; los primeros dan la fuerza, el
trabajó, él sudor, pero él caballero da su sangre, su vida, y hay
que tomar en cuenta que ésta es la época de permanentes gue­
rras, por lo cual el caballero permanentemente tiene que estar
en
el combate, dispuesto a dar sn vida y, entonces, no puede tra­
bajar y por ello
él labrador
trabaja también para
éf, de alú viene
toda la estructura feudal. La misma guerra defensiva, el arte mi­
litar
como algo

noble, causa nobleza, porque es sacrificio. Nada
menos que
el rey es él que encabeza toda la jerarquía de estos
caballeros y no dirige desde atrás, sino que combate en primera fila, con el artoa, con la espada en la mano, siendo muy a menudo
también
el primero que cae.
El
caballero debía
defender no solamente la patria, el terri­
torio del país, sino también los valores morales: debía defender
al débil, al enfermo, al pobre, debía hacer justicia, defender el
honor, demostrar
fidelidad, coraje,

virtudes y también imitar a
Cristo, porque para estos caballeros de
la Edad Media Cristo es
él primer

caballero.
Muy a

menudo tenemos una visión deforma­
da
dél feudalismo,

porque los historiadores más bien se refieren
a
la época de la decadencia de este sistema, mientras que en su
es·encia es un régimen dé mutuo servicip, y este mutuo servicio
es plenamente respetado, es una jerarquía de servicios,. de auto­
ridad,

en la cual
la autoridad
suprema es Dios. Es una jerarquía
de señores, dentro de la cual está, en
la cumbre, Notre Dame,
la Señora Virgen
María, él Caballero y Señor Jesucristo y el Su,
premo

Señor Dios Padre .
. Toda

esta jerarquía se halla
expresada de

una manera sim­
bólica en las
catedrales. La catedral de la Edad Media es no so­
lamente la suma de las artes y ciencias, sino símbolo de todo el
orden universal, de la cosmovisión cristiana. En la piedra, por·
la escultura, se expresan todas las artes y todas las ciencias; allí,
en esas piedras se da lo bello,
lo verdadero y lo bueno; la tota­
lidad de las ciencias
y de los conocimientos humanos: la geome­
tría, física, matemáticas,

canto, música
y pintura; la catedral es
la ohra de todo el pueblo, de varias generaciones, orgullo del
país; es
el monumento a la gloria de Dios, símbolo del sentido
456
Fundaci\363n Speiro

EL PENSAMIENTO OCCIDENTAL CRISTIANO
de la vida del hombre y de la sociedad que consciente camina
hasta
Dios, hasta la eternidad; es el centro de la vida social y
cultural: de reuniones, de debates; de fiestas, de culto, de estu­
dios;
allí nacen las

escuelas y las uruversidades, pues es el hogar
de todas
las «universidades», es decir, de los gremios, pues los
gremios, en esta época, siguen siendo llamados «universitas»,
el
término antiguo latino, que en latín. romano significaba «asocia­
ción gremial». Además, la catedral es fortaleza, es fuerte, es asi­
lo y también es la tumba de los reyes y de las personas nobles. La
catedral
es símbolo
de la misma Iglesia, de la sociedad cristiana,
de la Cristiandad; es algo qne sólo podríamos comparar, con re­
paros, con las pirámides del antiguo Egipto, que también son algo simbólico de
la cultura antigua egipcia, siendo tumbas-mausoleos
donde se

archivaba
la ciencia.
Sin embargo, permanece en esta sociedad
el dualismo, que
San Agustín, en el principio mismo de
la Cristiandad, simboliza
en forma de dos ciudades: «Civitas Dei et Civitas mundi», la
ciudad de Dios y la ciudad del mundo.
La ciudad de Dios es
la «ciudad» ( el Estado, la civilización, el régimen, el universo)
edificada conscientemente sobre
la ley divina, natural y positiva,
sobre
la enseñanza de Cristo, y la ciudad del mundo es la que se
pretende construir sin Dios e, incluso, contra Dios. La ciudad
de Dios se
impone por

algún tiempo, por
más. de
un milenio,
pero viene la
reacción· de

parte de la ciudad del mundo, primera­
mente en forma del Renacimiento que es, ante todo, el renaci­
miento de la antigua cultura pagana y del principio pagano «ho­
mo mensura»,
el hombre es la medida de todas las cosas y no
Dios
y su voluntad. Después viene el protestantismo que es, des­
de muchos puntos de vista, la protesta contra
la ciudad de Dios,
ante tocio en el plano religioso, es precisamente el abandono

la fe intelectual y; con el protestantismo, viene el fideísmo y
también el racionalismo como razón de ser de la vida intelectual no subordinada a la moral, al culto de
la verdad; viene el libera­
lismo
como la

pretensión
· de

hacer lo que se le antoje a uno sin
tomar en cuenta ni
la ley natural ni la moral dada por Dios y,
así, poco a poco, se seculatiza y se desacraliza la sociedad europea ..
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
Al principio del siglo xrx, a raíz de la Revolución francesa y
la revolución industrial viene el otro tipo de cambio: se impone
el individualicmo, el socialismo y el comunismo y con ello viene
también la secularización
consciente de

la Ciudad de Dios, del
Reino de Dios predicado por Cristo, como una obra consciente
en los escritos de Saint Simon, quien publica el «Nuevo cristia­
nismo», un cristianismo secularizado, sin Dios,_ sin Cristo, redu­
cido a la ética descristianizada, preparando el ambiente para la
aparición del enemigo declarado de todos estos valores que
he­
mos

visto: de
lo bíblico, de lo griego, de lo romano y, ante todo,
de lo cristiano; este enemigo es el marxismo
y más exactamente
la revolución marxista, pues, ·e1 marxis-mo se declara como ene­
migo absoluto de estos valores y lleva consigo el afán de destruir­
los por completo por la revolución, porque
.el marxismo
es la
máxima expresión de
la «cindad del mundo», de la ciudad del
Príncipe de este mundo, como Cristo llama a Satanás.
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Fundaci\363n Speiro