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Número 243-244

Serie XXV

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Joseph de Maistre y sus «Consideraciones sobre Francia»

JOSEPH DE MAISTRE Y SUS CONSIDERACIONES
SOBRE FRANCIA
(*)
POR
MAURIZIO DENTE(ºº)
Las Consideraciones sobre Francia aparecen en las librerías
publicadas por Editori Riuniti. Se trata de un breve ensayo sobre la Revolución francesa, escrito en 1797, y que por la agudeza de las intuiciones y la lucidez de los juicios que contiene; ·ha
contribuido a que su autor, Joseph de Maistre,
haya_ merecido
el
calificativo de

historiador del futuro.
El Conde Joseph de Maistre, nacido en
Chambéry en

1753,
en Saboya, y, por tanto, súbdito del rey de Cerdeña, sirvió a. la
causa con inteligencia
y lealtad, lo que unidp a un aristocrático
distanciamiento
y a una largueza de miras, le permitieron afrontar
incomprensiones, adversidades e incluso las graves penurias ma­ teriales en que se encontró en algunos perlodos de su vida de
combatiente. Colaborador del rey de Cerdeña, fue en primer
lugar magistrado,
despué~ embajador

en San Petersburgo y
~e­
nador
del

reino. Murió en Turín en 1821, consciente como po­
cos de los trastornos que la Revolución aún deparaba a Europa.
(*) Editori Riuniri, Roma, 1985, XXXII + 112 págs.
(*•) Publicado. 'en Cristianita (Piacenza), núm .. 126, octubre de 1985.
Su autor, profesor en
la Universidad de Nápoles, es buen conocedor de la
obra del Conde de Maistre, como lo acredita, entre otros ensayos, su «Ra·
gione individuale e ragione universá!le in Joseph de MaiStre», Bolletino del
Dipartimento di Filosofía dell'Universitlt della Calabria, núm. 5, (1983).
Las citas de De Maistre las· traducimos de la edición francesa de sus
Obras Completas, tomo I para las· Consideraciones sobre Francia (Librai­
rie
Catholique Emmanuel

Vitte,
Lyon-París, 1924) y tomo II para El Papa
(Vitte et Perrussel, Lyon, 1884)_. Nota del traductor.
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MAURIZIO DENTE
La única traducción italiana (***) precedente de las Con­
sideraciones sobre
Francia -muy útiles

para una aproximación
al autor,
facilitada hoy

también por la nueva publicación de
El
Papa- ( 1) se remonta al año !"828 y fue editada en el Reino
de Nápoles. Si este último dato constituye un elemento de
reflexión sobre
el

estado
de. la

cultura católica, de la que Joseph de Maistre es
un exponente. de gran relieve, sin duda merece atención también el hecho de que haya sido
la casa editorial del Partido Comu­
nista Italiano
la que reedite a uno de los más agudos y brillan­
tes críticos del mundo moderno; de este mundo moderno sur­
gido de aquella crisis fundamental que fue la Revolución francesa.
La lectura de la introducción, escrita por Massimo Boffa,
permite, en
cualquier caso,

excluir inmediatamente que nos encon­
trémos frente a una tentativa de-«a·nexión» o de «recuperación»
del autor a una perspectiva marxista o de izquierda; las tesis
del Conde de Maistre no son dialectizables y se prestan muy
poco a las habituales lecturas historicistas. De hecho, en lugar de la
«anexión» se

prefiere más bien, por una parte, repetir los
juicios denigrantes -de
la historiografía liberal que han despa­
chado al autor de
Las veladas
de San Petersburgo como «el
apologista del verdugo», por haber escrito
-en el conjunto de
una obra muy
. extensa-,

una meditación de escasas
páginas
-sin

embargo agudas-, sobre la función que absuelve a quien
materialmente se encarga hacer justicia; por otra parte, calificar
a Joseph de Maistre -iusnaturalista de trazo clásico, tal como
ha demostrado en un bello ensayo Domenico Fisichella
(2), y
{***) Existe una tráducción española, también desgraciadamente agota­
da, publicada por la Biblioteca del Pensamiento· Actual de la editorial Rialp
en 1955 con un estudio preliminar sobre Joseph de Maistre de RAFAEL GAM­
BRA. Para la más fácil localización de las citas para! el lector español, pon­
dremo_s en segundo lugar las páginas correspondientes a esta edición;
Nota del traductor.
(1)
Rizzoli, Milán, 1984.
(2) Giusnaturalismo e teoria della sovranitfl in G. de Maistre, D'Anna,
Messina, 1963.
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DE MAISTRE Y «SUS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA»
defensor del derecho de resistencia- como un «teórico de la
dictadura moderna».
En. esta

segunda clasificación, con la que
J oseph de Maistre
es «entregado» al lector, se puede entrever, sin embargo,
el pro­
bable significado de su extraño redescubrimiento por parte co­
munista. En
la introducci6n de Massimo Boffa. se reconoce que
la sociedad actual, que se fundamenta en la elaboración teórica
de los doctrinarios de
la Revolución francesa, es decir, sobre
una serie de axiomas que van desde la concepción ;ousseauniana
de la soberanía popular hasta la teoría democrático-liberal de la
representación política, tiene una «base inestable» (3 ). Qnien,
como el Conde de Maistre rechaza en su
raíz sus

fundamentos,
puede ofrecer
argumentos de

primer orden a cuantos buscan
una auténtica alternariva
-el término se usa desdichada y trá­
gicamente a propósito·

en la gerga política-, de ideas y de con­
tenidos y no solamente de
gesti6n, a la desilusión y a la descon­
fianza provocada por
el derrumbre del armazón ideológico e,1
que se apoyan las modernas democracias inorgánicas y su arti­
ficial mecanismo de participación en la vida política. Por
con'
siguiente,

se puede
afirmar que
esta nueva presentación del tra­
dicionalista
,~boyardo tiene

las. características de una cierta
contaminación preventiva, a través de una clave
de lectura,

ofre­
cida anticipadamente para _intentar cerrar, a cualltos l~s descu­
brieran, los horizontes intelectuales que este penSador, asiste~
mático en su exposición, pero profundo y lúcido como pocos en
el análisis, puede abrir.
Además es preciso señalar un intento de denigración que
aunque no es· nuevo, está avivado hasta lleg:ir -a la exasperación.
Es la insistencia sobre la juvenil_ experiencia masónica de Josep
de Maistre,

que se ha agigantado hasta el punto de calificarle
de «católico masón» ( 4 ). Contra esta acusación
~Y sin querer
adentrarnos en esta ocasión en una invfstigación sobre las doc­
trinas que profesaba la masonería conocida por el joven Conde
de Maistre o
que· él

creía que profesaba- baste con recordar
(3) Pág. IX.
( 4) Pág. VIII.
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MAURIZIO DENTE
lo que ha escrito sobre dicha cuestión Robert Triomphe, pro­
bablemente el mayor biógrafo del pensador católico contrarre­volucionario, del que, por otra parte, no puede mínimamente sospecharse que compartiera la perspectiva de su biografiado.
Como
há escrito

Robert Triomphe (5), se ignora «dónde y cuán­
do se inició», «cuándo y por
.qué abandonó las

logias», «en qué.
reuniones participó, qué cosas escuchó
allí y

qué cosas dijo».
* * *
Después de esta advertencia, naturalmente, queda, todavía,
recomendar vivamente
· la lectura de esta obra, que debe rete­
neise como un
clásico de la literatura católica contrarrevolucio­
naria, pese a su brevedad y al tono panfletario. Es propiamente
en la polémica
~leáse, por

ejemplo, el
Ensayo sobre el principio
generador de las
constituciones políticas
y de
las otras
institu­
ciones humanas
( 6 }-y en la paradoja, donde, por otra parte,
Joseph de Maistre consigue
apresar de
la mejor
forma, y
con un
estilo particularmente brillante, un pensamiento que después

pondrá de forma dialogada y más orgánica en Las veladas de
San Petersburgo,
publicación póstuma y desgraciadamente hoy
imposible de encontrar en traducción italiana (7). El tema
.de la

Providencia y su imperio
-sobre la historia
constituye
la clave de arco de· la intetPretación maistreaoa de la
Revolución fraocesa, acontecimiento que, por su novedad, dejaba
desorientados a los contemporáneos del pensador tradicionalista.
La Providencia hace de
la Revolución su instrumento; de hecho,
«no existe el azar e_n el tnundo ni, inclU.so en ··un sentido secun~
(5). Joseph de Maistre. Elude sur la vie et la doctrine d'un matéria­
· uste mystique, ·Droz, Ginebra, 1968, pág. 88
(6) Edición italiana, Il Falco, Milán, 1982 (anteriormente existía otra
edición, ·con inttoducci6n de ROBERTO DE" MATTEI, publicada por Vanni
Scheiwiller, Milán, 1975. Nota del traductor).
(7) Rusconi, Milán 1972. (Hay edición española. publicada por fa
pasa Calpe en su colección Austral. Nota del traductor).
(8) Pág. 91; ed. españoló, pág. 223.
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dario, existe el desorden, en cuanto que el desorden está ordena­
do por una mano soberana que le somete a su ley y le obliga a
cooperar a sus fines» (8). Por tanto, advierte Joseph de Maistre,
«una revolución no es más que un movimiento político que debe
producir un determinado efecto en un determinado tiempo» (9).
Lo mismos hombres de la Revolución, a pesar de figurar como
protagonistas de
ella, en realidad no son más que ejecutores,
«no eran más que instrumentos» (10); «y en cuanto tienen la
pretensión de dominarla, caen vergonzosamente» ( 11 ). «Robes"
pierre, ·Collot o
Barrere jamás

pensaron en instaurar el gobierno
revolucionario
y el régimen del terror; las circunstancias les
llevaron a ello insensiblemente» ( 12). Por tanto, «no. son los
hombres los que dirigen la Revolución, sino la Revolución la que utiliza a los hombres. Se expresa una gran verdad cuando
\se dice

que
marcha por si sola» ( 13 ). La observación es de una
actualidad sorprendente, y proporciona una respuesta adecuada
a tantos que se asombran ante las dotes absolutamente mediocres
de los personajes que las cr6nicas políticas vuelven a proponer
casi diariamente a nuestra atención: «hombres
sin talento y sin
conocimentos han conducido
muy bien

lo que ellos llamaban
el
carro revolucionario; (

... )
y todo les ha salido bien, porque no
eran más que instrumentos
de una fuerza más sabia que ellos» ( 14 ).
¿Pero por
qué. el

castigo de la Providencia
ha tenido como
objeto y, en general, como instrumento a Francia? «Cada na­
ción,
como cada

individuo, ha recibido una misión que cumplir .
. Francia

( ... ) estaba a la cabeza del orden religioso, y no sin ra­
zón su rey
era llamado cristianlsimo ( ... ). Pues . bien: ya que se
ha servido de su influencia para desmoralizar a Europa, contra­
viniendo su vocación, no hay que extrañar que haya sido con­
minada a volver a ella
por los

medios más terribles» (15). Joseph
(9) Ibldem.
(10) Pág. 5; ed. española, pág. 68.
(11)
Ibldem; ed. española, pág. 66
(12)
Ib/dem; ed. espafiola, pág. 67.
(13) Pág. 6; ed. española,
pág. 69.
(14)
Ibidem; ed. española, pág. 68.
(15) Pág. 7; ed. española, pág. 71.
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de Maistre descubre nítidamente la importancia del aconteci­
núento del que fue espectador:
«ra Revolución
francesa es una
gran época» y «sus- consecuencias, en todos los campos se harán
sentir mucho más allá del tiempo de su explosión y de los lími­
des de su hogar» (16). Este célebre juicio basta, por sí solo, para distinguir la_ crí­
tica de la Revolución francesa del Conde de Maistre -haciendo
de
este un contrarrevolucionário-de las efect\ladas por nume­
rosos contemporáneos suyos, defensores del Antigo Régimen y
que se oponían a la Revolución con una amplia producción in­
telectual de
panfletos, a veces brillantes, o bien por la fuerza,
como
·en el

caso de los enúgrados legitinústas del desafortunado
desembarco de Quiberon de 1795. Respecto
a estos Ííltimos, utili­
zando

conceptos que han sido analizados
cori precisión
por Augus­
to del Noce (17), más bien es necesario emplear la definición
de
reaccionarios. Sin embargo, para no atribuir méritos que no
le sean propios a Joseph de Maitre, que permanece igualmente
como autor de gran .relieve, y también para situarlo -correcta·
mente en el ámbito de una escuela de pensamiento, más bien
que hacerle aparecer· como un aislado, aun cuando lúcido, pro­
feta, ni
que· decir

tiene que la literatura católica contrarrevolu­
cionaria, en buena medida .inédita y que ya no se
edita, C!)D an­
terioridad
a él ya había individualizado la dimensión epoca/ de
L, Revolución francesa así como su matriz metafísica. -
«Hay

en la Revolución francesa un carácter
satánico que la
distingue de
todo fo que se ha visto, y quizá de todo cuanto se
verá»
(18).-Se trata,

pues, de un acontecimiento' único, que para
el pensador saboyardo
--,como ha -observado · Massimo Introvig­
ne ( 19
}-------«no

puede ser comprendido en toda su profundidad
sin hacer referencia a categorías teológicas». Pero, ¿cuánto du-
(16) Pág. 18; ed. esp (17) I caratteri generali _ del pensiero politico contemporaneo. Le~ioni
sul
marxismo, Giuffre, Milán, 1972, págs. 17°24.
(18) Pág. 36;

ed. española,
pág. 123.
(19) «La Rivoluzione francese: verso una interpretazione teologica?»-,
Quaderni di Cristianitl1., núm. 2 (Piaceriza', 1985), pttg. 8.
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DE MAISTRE Y «SUS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA»
rarían los efectos causados por la Revolución? En El Papa, pu­
blicado en 1819, De Maistre determina
la /íneµ roja que, a través
del Humanismo y el Renacimiento, llega hasta
el protestantismo
que anticipa; en la Iglesia, lo que la Revolución francesa trans­
feruá, «hasta

sus últimas consecuencias». (20)
en política.
Y,
este trastorno, que ya
parecía haber

superado todos los límites
razonables a tantos observadores contemporáneos del pensador saboyardo, aún continuaría:
«La generación presente es testigo
de uno

de los
mas grandes

espectáculos que jamás hayan contem­
plado los ojos. humanos: es el combate a ultranza entre
el i;ris­
tianismo y el filosofismo» (21). Sin embargo, la Revolución ·
permanece

siempre como instrumento de
la Providencia, y «si la
Providencia
borra, es, sin duda,. para escribir de nuevo» (22).
Por consiguiente, sus riiales encontrarían remedio en una larga
acción benéfica, dirigida por el principio contrario al que guía
a la Revolución. Es la Contrarrevolución, de la que el Conde de
Maistre, que la considera más allá de su tiempo, se preocupa
de explicar la dinámica y la necesaria duración: «la misma pro­
longación de los males os anuncia una
contrarrevolución de la
que no
tenéis idea»

(23 ), «No será una
revolución contraria,
sino lo contrario de la revolución» (24 ). «Se verá -adviette-­
precisamente, lo contrario de lo que
se. ha
visto» (25). Por otra
parte, previene que «el retorno al orden no puede ser doloroso,
porque será natural, y porque estará. favorecido por una fuerza
secreta .cuya acción es totalmente
,.creadora» (26).
Contra
el pesimismo y la desesperación que inducen aquellas
concepciones de la historia que quieren expulsar de ella lo so­
brenatural, reduciéndola a una trama sin significado de dialéc­
ticas_ materiales, el «sentido cristiano de la histotia», al que se
(20) I/ Papa, Rizzoli, Milán, 1984, pág. 35.
(21) Pág. 40; .ed. espafiola, pag. 130.
(22)
Pág. 16;
ed. española, pág. 88.
(23)
Pág. 14;

ed. española,
págs. 84-85.
(24) Pág. 96; ed. española, pág. 234.
(25)
Ibldem; ed: española, pág.233.
(26) Ibldem.
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MAURJZIO DENTE
adscribe J oseph de Maistre, abre la puerta a la esperanza: ya en
otras ocasiones
el destino del Bien y del Orden, desde un punto
de vista únicamente natural
y humano, parecían comprometidos. .
Pero

el desarrollo de los acontecimientos
ha hecho después jus­
ticia del
pesimismo y del desaliento. En el último capírnlo de
las
Consideraciones sobre Francia, el autor trae como testimonio
las vicisfrndes de

la restauración de
la monarquía
inglesa des­
pués de la revolución de 1648, citando los Fragmentos de una
historia de la revolución inglesa
de _David Hume. Y para subra­
yar las analogías
por encima

de sus diferencias contingentes
entre los dos episodios revolucionarios, pero, sobre todo, para
prevenir sobre las posibilidades reales -más concretas de lo
que sns contemporáneos supieron entrever-, de una contrarre­
volución, titula el capítulo XI· «Fragmentos de una historia
de la revolución inglesa» (27): el general Monk que, en medio
del escepticismo general, fue el restaurador de la monarquía
inglesa,. «no tenía más
· qne

seis
mil hombres
y las
fuerzas qne
se
le podian oponer eran cinco veces más fuertes» (28). La cansa
del
rey· Carlos
«parecía absolutamente desesperada al mnndo en­
tero» (29)
y «nadie se atrevía a confesarse realista» (30). Sin
embargo, en
ei transcurso
de nn año, cambiaban la disposición
de ánimos
y al mismo general Monk, por el camino que le con­
ducía a Londres «los habitantes más eminentes de cada provin­
cia» le rogaban «que volviera a ser el instrumento que devolviera
la paz a la nación, la tranquilidad y el goce de sus franquicias
que

pertenecían a los ingleses por. derecho de nacimento,
y de
las que habían estado privados tanto tiempo por circunstancias desgraciadas» (31). En el episodio citado hay otra
enseñanza
fundamental

de
J oseph de Maistre: que el principio del Bien y
del Orden que constituye lo contrario de la Revolución solamente
(27) En la edici6n espafiola citáda no se incluyó este capítulo. (Nota
del traducto<).
(28) Pág. 109.
(29)
Pág. 108.
(30) Ibldem.
(31) Pág. 109.
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DE MAISTRE Y «SUS CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA»
debe ser liberado. Después actuará por sí solo. Y la historia,
que es «la política experimental» -más bien para De Maistre
la
única política posible--ofrece

puntual comprobaci6n de esta
afirmaci6n. De hecho -advierte dirigiéndose a los ftanceses­ «si aún no pueden conseguir
de sí

mismos la fe en que la Pro­
videncia es la guardiana del orden
y que no es lo mismo obrar
con ella que contra ella, comprendamos,
al. menos,
lo que hará
por lo que
ha hecho» ( ... ) «creamos al menos en la historia,
que es la política experimental» (32).
(Traducción de
EsTANISLAO CANTERO).
(32) Pi!¡¡. 95, ed. española, pág. 231.
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