Índice de contenidos
Número 259-260
Serie XXVI
- Textos Pontificios
- Estudios
-
Actas
-
La familia, célula primaria de la libertad
-
Lo que Hispanoamérica necesita para su liberación
-
Familia, ámbito de comunidad y libertad
-
Civilización y colonización
-
El orden político internacional
-
La doctrina social de la Iglesia y la empresa
-
Sandinismo en Nicaragua: ¿una revolución liberadora?
-
Crónica XXVI Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
Plática del Rvdo. P. Manuel Martínez Cano en la Santa Misa del sábado 10 de octubre de 1987 [XXVI Reunión de amigos de la Ciudad Católica]
-
La verdad en la libertad [Palabras en el Acto Litúrgico final de la XXVI Reunión de amigos de la Ciudad Católica]
-
- Información bibliográfica
- Crónicas
- Verbo
Autores
1987
El Estado en «La Política» de Aristóteles
EL ESTADO EN "LA POLITICA" DE ARISTOTELES
POR
JULIÁN GIL DE SAGREDO
PREÁMBULO.
Resulta admirable comprobar cómo la razón, guiada por su
luz natural, puede
llegar en el estudio de la política a los nús
mos
principios y a las
núsmas conclusiones
que
la razón ilunú
nada por la luz· de la fe. Testimonio elocuente de la coherencia
entre la razón y la fe es el tratado que el
fiiósofo por antono
masia,
Aristóteles, dedicó
a la
potltica. La concepción del Es
tado, según
la proyecta el Derecho natural, fue delineada· hace
veintitrés siglos por aquella privilegiada inteligencia.
Nuestro propósito es reproducir
el pensamiento de Aristó
teles sobre el Estado
y confrontarlo con el pensanúento ca
tólico
para comprobar cómo la razón y la fe coinciden en la
misma verdad
política y social. Téngase
presente, para evitar
equívocos, que
por· fe
no se entiende en
este caso la
verdad re'.
velada, sino
las verdades
que por la
· vfa de fl! lógk:a se derivan
de aquélla. Téngase igualmente presente que ciertas lagunas o
eclipses que
sufre
el pensanúento aristotélico,
como, por ejem
plo, los errores referentes a
la esclavitud y al predonúnio del
Estado
sobre los hijos, errores inherentes a
U(las estructuras
paganas,
cuyas huellas perduraron durante siglos en la era cris
tiana, no
pueden empañar el mérito de la visión política de
nuestro autor ·en sus dimensipnes generáles.
Sabido es que el método escolástico de investigación, fun
dado en
la metafísica de
Aristóteles, se estructura sobre las
cuatro causas, eficiente, final, material y
fmmal, que configu
ran la
natur.tleza del
ser.
Siguiendo, pues, las orientaciones
de
1027
Fundaci\363n Speiro
JULIAN GIL DE SAGREDO
dicho método, exponemos: en primer lugar, el origen del Es
tado a modo .de causa ·eficiente; en segundo lugar, ·el fin del
Estado o causa final;
en tercer lugar, los elementos materiales
en que descansa el Estado o causa material
y, en cuatro lugar,
los principios que especifican o confieren su forma al Estado
o causa formal. Se trata simplemente de una orientación
¡,ara
facilitar la exposici6n del tema, sin que ello implique una su
bordinación estricta
a
dicho método escolástico.
l. ÜRIGEN DEL ESTADO, A MODO ÓE CAUSA EFICIENTE.
«El Camino más seguro, dice Aristóteles, para no errar en
la doctrina política. consiste en remontarse al origen de las co
sas
y seguir atentamente su desenvolvimiento. Siguiendo ese
camino,
obs.ervamos que
el hombre es un ser naturalmente
sociable. El que vive fuera
de la sociedad es, ciertamente, o. un
ser.
depravádo o . un
ser
superior a la especie humana. Aquel
que no puede vivir en sociedad
y que en medio de su indepen
dencia no tiene necesidades, no puede
..;r nunca
miembro del
Estado: o es un bruto o es un
dios».
La sociabilidad natural del hombre que · defiende Arist6teles
· es
opuesta a
la asociaci6n por pacto que propugna Rousseau.
La
doctrina de Aristóteles,
al fundar la sociedad en la exigencia
de
la naturaleza, ,Je otorga un fundamento sólido, permanente,
universal
y objetivo, en
conson.ancia con la doctrina católica en
esta materia.
La doctrina de. Rousseau, al fundar la sociedad en
el pacto, otorga a la voluntad humana una libertad ilimitada:
si
es libre para pactar la uni6n social, será
ta,mbién libre J:>ara
pactar
las condiciones, leyes o normas de dicha unión
al margen
de
la Ley divina natural. Ese es el origen del liberalismo social
y político. ,
«Siguiendo
igualmente ese camino, continúa Aristóleles, ob
servamos que la familia es una asociación natutal y permanente.
La asociación de muchas familias es el
pueblo. La asociación
de
muchos pueblos forma un
Estado completo. Vemos, pues,
1028
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARISTOTELES
cómo d Estado procede o emana de la naturaleza». Por la vía
de
la sociabilidad natural d individuo se asocia a la mujer y fun
da
la familia, las familias se asocian entre sí y form!lll el pueblo
o sociedad civil,
y la sociedad, al necesitar para su propia con°
servación un principio de autoridad
y . de gobierno, emana· de su
propia
naturaleza como propiedad inherente de
la misma al Es
tado. Y como la fuerza de esa sociabilidad que genera a
la fa
milia, a
la sociedad y al Estado,• radica en la naturaleza humana
y ésta es creada, habremos de admitir, superando d pensamien
to aristotélico, que existe fuera de ella
d autor
que
le .ha dado
el ser, a saber, Dios.
II.
FIN DEL ESTADO o CAUSA FINAL,
A:! constituir d Estado una asociación de hombres, debemos
analizar
d fin
de
la asociación y d fin de fos hombres que la
integran, para lo cual será conveniente examinar si d hombre,
considerado
individua,lmente, tiene
un
fin distinto dd hombre con
siderado
socialmente. Para
el
jurista iluminado por la luz de la
Revdación
el fin dd hombre transciende lo material y lo tem
poral
y
por tanto lo social o político con todos los intereses que
comporta tiene d carácter . de medio o
instrumento en orden a
aquel
fin. Aristóteles, guiado sólo por la· luz de su razón, no se
desvía demasiado
de ~se orden natural, por cuanto afirma que d
hombre,
tanto en su acción individual como social, tiene siempre
el mismo fin, que es d ejercicio de la virtud, en la cual consiste
la felicidad.
Dicha afirmación,
debidamente ponderada, significa
la legítima prevalencia de .Ja persona sobre el Estado, o, en
otros términos, el carácter instrumental del Estado al servicio de
la sociedad y a través de la sociedad, de los miembros que
la integran.
Constatado de la manera expuesta el fin personal del hom
bre, examina Aristótdes el fin de la asociación estatal. «El Es
tado, dice, tiene como
fin el bien común de la sociedad, puesto
que de ella emana para su
propia subsistencia.
Así como
d ser
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Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL ])E SAGRI!DO
individual tiene por fin un bien inpividual, el ser colectivo que
representa
el Estado tendrá
por fin
un bien
colectivo, es decir,
el bien común».
Ahora bien: Dado que ese bien común de la llOCiedad queda
integrado
por dos elementos,
uno de indole moral, que es la
unión y ar¡nollÍll dentro del cuerpo social, fruto de la virtud de
sus
miembros, y
otro de índole material, que es la prosperidad
económica,
el
desarrollo y el progreso,
el. fin
del
Estado consis
tirá
en
fograr dentro
de lo posible
la armonía y unión de lQS
ciudadanos
en primer lugar, y su bienestar
material en
segundo
lugar. Aristóteles, como hemos visto, fija su atención primor
dialmente en el primer elemento, en
la virtud de los miembros
sociales. Concibe al Estado como una gran familia y,
así como
en ésta su mayor
bien se encuentra en la unión de sus miem
bros, así también en
el Estado su mayor bien se halla en la ar
monía de
los. miembros
que integran
la sociedad. De ese bien
moral. y
del equilibrio
.social, que
comporta se derivarán por
añadidura
los bienes
materiales y
la prosperidad económica.
Y en
confirmación de
lo dicho,
cqnrinúa Aristóteles: «Si se
hace
consistir
la felicidad del individuo en la riqueza, se a:Íir
mará que el Estado es
dichoso cuando es
rico. Si para el hom
bre la
felicidad consiste
en la
virtud, el Estado
más virtuoso
será igualmente el más afortunado. El Estado
má.s perfecto
es
aquel
en que
cada
ciudadano puede
practicar mejor
la villtud.
Ahora
bien:
el Estado sólo. es virtuoso cuando lo son también
sus mienibros».
Es de notar la coincidencia de:! pensamiento de Aristóteles
con
el de Santo Tomás. El Doctor angélico, en efecto, en la
S. T.,
l. 11, q. 90, artículo 2, afuma que el fin de la ley.por
su propia definición debe ser
el bien común. Dado que la ley es
el instrumento
mediallte. el cµal el Estado alcanza su fin, resulta
obvio que
el fin del Estado es el bien común. Y el mismo Santo
Doctor
en S. T.,
l. 11, q. 92, hablandc;, de los efectos de la
ley, es decir, de
fos efectos
que
ha ·de perseguir el Estado a
través de
la ley, dedica el primer artículo a probar que el efecto
de la ley es hacer buenos a los ciudadanos. La virtud, por con-
1030
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARJSTOTELES.
siguiente, es el fin primordial que· debe perseguir el Estado en
la realización del bien común, virtud que. descansa en la unión,
la paz y la armmúa del cuerpo social.
Ili. Cmu:ENTOs MATERIALES DEL EsTADÓ o CAUSA MATERIAL.
'
Con los términos precedentes se significan los elementos ne
cesarios
sobre los cuales se asienta
el Estado. Tienen carácter de
causa material, porque,
como
podrá después observa=, se ha
llan, de suyo, indifereociados y precisan, por tanto, la determi
nación
de su forma
específica, que es la autoridad, para consti
tuir lo que
;se llama Estado.
Aristóteles
afirma
que· sólo
es Estado
ílquel en
que la socie
dad puede por
sí misma
satisfacer las necesidades de los ciudada
nos. A tenor de estas palabras, se requieren dos
factores básicos
e imprescindibles: los hombres, como objeto· de la acción estatal
y
la
tierra, como fuente que proporciona Jos r:eoursos para satis
facer
sus necesidades.
a)
Respecto al factor «hombre», hace el filósofo algunas
observaciones interesantes,
tanto en su faceta individual como so-·
cial.
Como individuo, «el hombre consta de
. aJma y cuerpo, hecha
aquélla para mandar y éste para obedecer». «La relación de los
sexos es análoga: uno es superior a otro: aquél está hecho para
mandar
y éste para obedecer». «La
única y
verdadera escuela
de mando es la obediencia». Sólo los que
han sabido obedecer,
saben después mandar. La doctrina de Aristóteles sobre
la · re
lación de los sexos coincide con Santo Tomás, ya que este Santo
Doctor afuma en S. T.,
1, 92. 1, que ,la mujer es más imperfecta
que
el var6n, tanto en
el alma como en el cuerpo, por lo cual,
naturalmente, le debe estar subordinada, según consta en
S. T., 1.
92. 2. Aristóteles, sin embargo, reconoce que «los hombres de
razas fuertes, enérgicas y guerreras se hallan generalmente do minados por las mujeres». Además, en honor a
la mujer, hay que
añadir que la persona humana más sublime y maravillosa que
modeló el
Creador no fue varón, sino mujer. Fue su Madre
In
maculada.
1031
Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL DE SAGREDO
En relación C<>n el hombre en su faceta social, es decir, la
sociedad o
pueblo, petfila
Aristóteles los siguientes apuutes: «Los
pueblos de
Europa que
habitan en climas fríos
son, en general,
muy valientes, peto inferiores .en inteligencia e industria a los
pueblos que
habitau en climas cálidos. En
Asía, los pueblos
tie
nen
más inteligencia y aptitud para las artes, pero les falta cora
zón y
j\ermauecen sujetos
al yugo de una esclavitud
penpetua. La
ra,,:a griega,
que
topográficamente ocupa
un lugar
intermedi.Q, reú
ne las cualidades de ambos. Posee, a la par, inteligencia y valor y
sería capaz,
si formara un solo Estado, de conquistar
el Univer,
so».
De hecho, Alejandto Magno unificó bajo su maudo
-todos
los estados griegos y formó el imperio más gtande ,hasta entonces
conocido
.. También
España mereció una honrosa mención de Aris
tóteles: «Los iberos, raza
belicosa, plantan
sobre la tumba del
guerrero tantas estacas de
hierro como
enemigos
ha inmolado».
b) Respecto al factor
«territorio», considera
Aristóteles que
será mejor· aquel que ofrezca mayor seguridad para la
indepen
dencia del. Estado. Supuesta dicha seguridad, «la extensión· del
territorio debe estar sometida a ciertos
límites. No debe
ser
ni
desmesuradamente grande, ni desmesurademente pequeño, por
que,
en tal caso,
o. ha perdido completamene su naturaleza es
pecial, o se ha pervertido; demasiado pequeño,
no p)iede satis
fal"'J' sus necesidades; demasiado extenso, se hace difíciJ el go
bierno». «Será, pues, lo sµficientemente gtande para que pueda
suministrar toda
. clase
de productos, poseer todo lo que
ha. me'
nester
y no tener necesidad de nadie.
La extensión y fertilidad
del terriborio debe ser suficiente para que
todos los
ciudadanos
puedan vivir
tau desocupados como conviene a seres libres y
sobrios». Las palabras precedentes de Aristóteles sugieren dos consi
deraciones:
una, la elevación · moral del filósofo al , no colocar la
felicidad en la abundaucia de bienes materiales, sino
én la so
briedad de la vida y en la libertad, ya que, como él mismo dice,
«lo bello
es superior a
lo necesario y a lo útil». La otra conside
ración es de actualidad: hoy se
ha desorbitado de tal mauera el
sentido de lo necesario en su proyección económica, .que no existe
1032
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE A.RISTOTELES
Estado alguno, ni siquiera las dos super-potencias, que por sí
mismas y
sin el concurso de la riqueza de otras naciones, puedan
satisfacer todas. sus necesidades,· mejor diríamos, todas sus am
biciones.
IV. PRINCIPIOS QUE ESPECIFICAN EL SER ESTATAL O CAUSA
FORMAL.
La forma que especifica a la _ masa social, confiriéndole el
carácter de
cuerpo orgánico, es la
autoridad, . la cual,
como ca
beza de
dicho cuerpo
tiene
la misi6n de conservarlo, desarro
llarlo y guiarlo bajo las orientaciones de
tres principios: el de
pluralidad en la unidad, el de totalizaci6n o integraci6n de las
partes en el todo y el de
subsidiariedad. En La Politica de Aris
tóteles no
hallamos, naturalmente, la
exposición metódica .de
esos
tres principios, pero sí las suficientes ideas y la suficiente.
doctrina para
recomponer su pensamiento de acuerdo con esos
tres postulados, como veremos a continuaci6n.
a) Principio de pluralidad en la unidad.
Afirma Aristóteles que la ciudad, el Estado, aun siendo uno,
debe poseer pluralidad,
y ofrece la raz6n: «Si se· aspira a la uni
dad, la ciudad se transformaría en familia y la familia en indi
viduo, ya que la familia tiene más unidad que la ciudad
y el
individuo mucho más que la fatnilia. Así, pues, aun cuando
fuera posible
realizar aquella
unidad, sería preciso abandonarla,
so pena de destruir la ciudad». Habrá, pues, unidad, como ele
mento generador de la autoridad y habrá también pluralidad
como elemento generador de libertad, presupuesto previo de
toda
acción subsidiaria. Vemos,
pues,· cómo de la unidad deriva el
principio de totalidad y c6mo de
la plur.,lidad deriva
el principio
de subsidiariedad, ya que su fase primera y fundamental
res
ponde,
al respecto, a
la libertad de-las wtituciones inferiores.
1033
Fundaci\363n Speiro
]UUAN GlL DE SAGREDO
El arquetipo de la . armoniosa conjunción de la pluralidad
en
la unidad es la familia. Como'de ella deriva la sociedad y de·
la
sociedad el Estado, hallaremos en·
la. familia, como causa
i
ori¡en de la sociedad, los principios rectores que deben regir'
la
política
del Estado.
La familia_
fo1ma un
todo
al cua[ deben
estar subordinadas fas partes:
se requiere, por
t1111to, un princi
pio
de autoridad, que sirva como ins1:runrento de integración o ·
totalización
de
padres e hijos en la unidad familiar. Asimismo,
· en
la
familia sus
miembros poseen personalidad
y libertad en
el cumplimiento
y desarrollo de sus fines propios, libertad· que
sólo queda limitada
por el
bien superior de.
Ia comunidád fa
miliar. Ahí se halla' implicitamente contenido fo que se llama
principio de subsídiariedad. Ambos principios, el de totalidad
o
integración de . las partes en
el todo y el de subsidiariedad o
libertad de las
partes dentro dd todo,
son los dos
pN res de
la
familia, que han de inspirar la acción de la sociedad como con
junto de familias
y la acción del Estado como órgano rector de
la
sociedad. En
relación con ambos principios hace Aristóteles
dos observaciones curiosas:
una, «La autoridad del padre de fa
milia es republicana respecto a su esposa y regia respecto a los
hijos»,
y otra: «En la familia, las funciones del hombre y de la
mujer son
complementarillls, consistiendo· el
deber
de aquél en
adquirir•
y el de ésta en conservar».
b) Principio de totalidad.
Recorriendo las páginas de La Polltic~ que tratan de la
autoridad, del poder
y sus divisiones, de la ley, etc., podemos
reconstruir de
manera aproximada el pensamiento
de Aristóteles
sobre esta materia. Tomando como punto de
partida que «la
parte no debe sobreponerse "1 todo» y que ese todo exige una
autoridad
que mande
y unos súbditos que obede=n, expone el
Est¡igirita, en relación con el poder como centro de unificación
social, los siguientes puntos principales:
-l. Que cuando un conjunto de personas aspira a un resul-
1034
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POLITICA» DE ARISTOTELES
tado común, la naturale2a impone la necesidad de una autoridad
que mande
y de unos súbditos que obedezcan. Un fin común
requiere la . ordenación de medios suficientes para alcanzarlo y
esa ordenación requiere, a ·su vez, una cabeza rectora, un poder,
una autoridad.
2. Que
el insu-wnento mediante el cual el podet ordena
los
medios hacia
el fin común social, es la ley, fundada en las
costumbres. «Ley es la determinación de cierto orden ·para ob
tenet el bien social. En política, el bien es la justicia. La con
creción de lo justo constituye
el derecho. Para evitar el funesto
hábito de cambiar con demasiada facilidad
las leyes, conviene
tolerar algún exttavío de la legislación y del gobierno. Tenga
mos
presente que
la ley, para hacerse obedecer, no tiene otto
poder que el hábito y el hábito sólo se forma con el tiempo y
los años, de
tal maneta que substituir ligeramente las leyes sub
sistentes
por otras nuevas, es
. debilitar la fuerza misma de la
ley. Las leyes
fundada~ en -la costumbre son mucho más po
derosas e importantes que las leyes escritas. Las leyes
son lo
que
son los
gobiernos: buenas o
malas, justas
o inicuas,
según ellos
sean
lo uno o lo tto».
3. La
triple división del podet en legislativo, ejecutivo y
judicial, no es invención de Montesquieu, como genetalmente
se cree,
sino de
Aristóteles. Aquél lo wmó de
éste, si decirlo
y, además
la adulteró, porque Aristóteles concibe los ttes po
detes como facultades o funciones de un solo poder sobetano,
mienttas
que Montesquieu crea ttes poderes iguales e indepen
dientes entre
sí, con
lo cual llega al absurdo de
establecer ttes
sociedades
soberanas dentto de una misma
y única nación, como
atinada
y CC1tet"mente subraya Víctor Pradera en El Estado
.nuevo. Vallet de Goytisolo ttata este tema de manera exhaus
tiva
en el
capítuJo XL
de su obra
«Montesquieu: leyes, gobier
nos
y poderes». Su estudio es tan amplio que no es posible redu
cirlo a breves líneas. Tampoco es posible, por
la misma razón,
reproducir
su
criterio sobre la división de poderes en Montes
quieu, que no coincide con el que hasta ahora ha
sido sostenido
por
bastames autores.
Por todo ello invito a los lectores a con-
1035
Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL DE SAGREDO
frontar. las ideas de Vallet en su obra «Montesquieu: leyes, go
biernos y poderes».
Reproduz.co como síntesis de este principio de carácter inte
grador, propio de la autoridad, las
siguientes bellas
palabras de
Aristóteles: «Así como la autoridad del padre es
una especie
de reinado en la familia, así el ·reinado debe ser una especie de
autoridad en la familia».
e) Principio de subsüliariedad.
Aristóteles no trata de· manera directa este prmap10, pero
indirectamente, al circunscribir la acción estatal dentro de sus
propios límites y
al resaitar !a importancia de las actividades
sociale_s ·Ubres de
· 1a clase
media, defiende implícitamente la
es
tructuración de la sociedad, de acuerdo con las orientaciones · de
dicho principio.
La doctrina de la subsidiariedad tiene como finalidad res
.
tringir la acción . del
Estado
dentto de
sus
;propias fronteras
con
el fin de evitar los abusos que fácilmente puede perpetrar
so
bre
los ciudadanos
y sus asociaciones. El presupuesto de la
subsidiariedad es el derecho a
la libertad que poseen los súb
ditos, tanto
en la esfera individual como
social.
Consecuente nuestro filósofo. con esa doctrina, nos dice que
«hay que procurar que no surja en el Estado ninguna superiori
dad desproporcionada, para
lo cual hay que ir condicionando
el poder
poco a poco».
Sobre la base de la .limitación del poder estatal, Aristóteles
excluye de la competencia del Estado la intervención sobre los
bienes propiedad de la familia, ya· que «lo relativo a dichos bie-·
nes
familiares compete al jefe de la familia, tanto en su adqui
sición como en su
conservación». Asimismo,
aleja de
la compe
tencia
estatal
todas las materias
concernientes a la sanidad y a
medicina. «El
cuidado de la salud y la medicina
no corTesponden
a:! Estado, sino al médico». Condena; asimismo, el intervencio
nismo estatal en
el campo de las · reláciones mercantiles. «El
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Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARJSTOTELES
Estado no debe entregarse al tráfico mercantil, cuyo origen es
la codicia». «El Estado ha de evitar lastimar a las masas en sus
intereses materiales».
Somete al impuesto sólo una parte de la
propiedad
y excluye del mismo al ciudadano con cuatro hijos.
Y contemplando la subsidiariedad desde un punto de vista po
sitivo, Aristóteles defiende
el derecho de los ciudadanos a la
p'articipación en las funciones públicas.
Y
como
'garantía de
las libertades sociales que patrocina el
principio de subsidiariedad, presenta Aristóteles a la clase media, auténtico soporte de
la estabilidad civil.
«Lo que principalmente necesita la ciudad para su
conserva'
ción
son seres semejantes, cualidad que se encuentra sobre todo
en las situaciones medias. El Estado está mejor gobernado cuan
do se compone de estos elementos,. que forman su base natural.
Los Estados bien administrados Bon aquellos en que la clase
media es más numerosa y más poderosa que las otras dos reuni
das o por lo menos que ·cada una por separado, ya que constitu
ye el equilibrio entre ambas, impidiendo la
prepotencia de
una
o
de otra».
«Conviene que los ciudadanos, en
generru, posean una pro
piedad
moderada, pero suficiente para atender a todas sus ne
cesidades. Otra ventaja no menos evidente de la propiedad me
diana es que sus poseedores no se sublevan
contra· la
.autoridad.
La propiedad mediana hace
que las
democracias sean más tran
quilas y más durables
q~e las
oligarquías.
Los buenos
legisla
dores
han· salido de la clase media, como Solón y Licurgo. Una
Constiución sólo se consolida si la clase media es más nume
rosa que las otras dos extremas. El poder que representa el in
terés general sólo puede hallarse en la clase media. La repú
blica en
que
don¡ina la
clase media es el más estable de los
go
biernos».
Resumiendo lo dicho sobre la causa formal, podemos com
probar cómo los tre.s principios expuestos, el de pluralidad en
la unidad, el de totalidad
y el de subsidiariedad, detenminan la
existencia
del Estado en su perfección moral, ya que el primero
1037
Fundaci\363n Speiro
JUUAN GIL DE SAGREDO
asume a la sociedad, una y pluraJ, como un todo; el segundo
integra
a las partes en el todo, y el tercero reconoce la libertad
de fas partes dentro del
todo.
EPÍLOGO.
Al terminar este brave estudio sobre el Estado' en La Poll
tica, de Aristóteles, creo de justicia .resaltar el sentido espiri
tualista que impregna toda su obra. Su tratado de Política, aun
versando sobre temas saturados de intereses materiales, presenta
a
la virtud como el centro de gravitación, a cuyo alrededor debe
girar toda actividad humana, pública o privada.
La vinud, para nuestro filósofo, es «la conducta guiada por
la razón; no se adquiere ni se conserva mediante bienes exterio
res; es lo único fundamental que debe buscarse en la vida y por
ello constituye el fin, tanto del hombre individua,lmente con,;i
derado,
como del Estado o asociación política».
Con un criterio moral intachable condena nuestro autor
Ja
infidelidad
en el
matrimonio del marido y
de la mujer en cual
quer grado que se verifique, afirmando que si se produjera
du
rante el tiempo fijado para la fertilidad, deberá ser castigada
con
pena infamante. Condena igualmente la usura, «porque es
un modo
de adquirir nacido del dinero mismo, aJ cual no se le
da el destino para el que fue creado». Tampoco se muestra par
tidario del interés -ténganse presentes
las diversas
circunstan
cias de épocas tan diferentes-,· «porque es producto del dinero
mismo y de todas
las adquisiciones, ésta es la más contraria a
la naturaleza». Sostiene que el fin de los bienes de la tierra · es
el
uso
por todos
los hombres y que
el mejor medio para •lograrlo
es la propiedad privada,
respecto a cuyos abusos
afirma: «Antes
de nivelar
las propiedades,
hay que nivelar las pasiones».
Para el Estado la virtud constituye su fin por ser elemento
esencial del bien común, ya que éste sólo se puede lograr en la
unión y armonía de los miembros sociales. El Estado más
per
fecto será no el más rico, sino el más virtuoso, es decir, aquel
1038
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POLITICA» DE ARISTOTELES
en é¡úe los ciudadanos sean más virtuosos. La economía debe
suministrar lo necesario para
la vida,
conservando siempre su
carácter de
tnedi.o o instrulnento para
que los
ciudadancis vivan
libres
y puedan entregarse a :Ios .valores más altos del espíritu.
«La
preocupación exclusivá
de
1ó iltil no conviene a las almas
nobles». •
Fiualmeute, el ejercicio de
la virtud a nivel individual y a
nivel polírico
y sócial produce como efecto la felicidad, «que.
está
siempre en proporción a la virtud, no depende de la abun
dancia de bienes
materiales, no
es
compañera del
vicio,
sirio que
por
el contrario es patrimonio de los
corazoné~ puros».
De
todo lo expuesto en este trabajo se deduce como con
du:rl6n la misma afirmación que
proponíamos en su preámbulo,
.
a
saber,
.la cohe,;encia entre 1a razón y la fe al coincidir en. la
misma
verdad política
y social. En dicho sentido cabe afirmar
que el pensamiento de. Aristóteles es pensamiento cristiano .
•
1039.
Fundaci\363n Speiro
POR
JULIÁN GIL DE SAGREDO
PREÁMBULO.
Resulta admirable comprobar cómo la razón, guiada por su
luz natural, puede
llegar en el estudio de la política a los nús
mos
principios y a las
núsmas conclusiones
que
la razón ilunú
nada por la luz· de la fe. Testimonio elocuente de la coherencia
entre la razón y la fe es el tratado que el
fiiósofo por antono
masia,
Aristóteles, dedicó
a la
potltica. La concepción del Es
tado, según
la proyecta el Derecho natural, fue delineada· hace
veintitrés siglos por aquella privilegiada inteligencia.
Nuestro propósito es reproducir
el pensamiento de Aristó
teles sobre el Estado
y confrontarlo con el pensanúento ca
tólico
para comprobar cómo la razón y la fe coinciden en la
misma verdad
política y social. Téngase
presente, para evitar
equívocos, que
por· fe
no se entiende en
este caso la
verdad re'.
velada, sino
las verdades
que por la
· vfa de fl! lógk:a se derivan
de aquélla. Téngase igualmente presente que ciertas lagunas o
eclipses que
sufre
el pensanúento aristotélico,
como, por ejem
plo, los errores referentes a
la esclavitud y al predonúnio del
Estado
sobre los hijos, errores inherentes a
U(las estructuras
paganas,
cuyas huellas perduraron durante siglos en la era cris
tiana, no
pueden empañar el mérito de la visión política de
nuestro autor ·en sus dimensipnes generáles.
Sabido es que el método escolástico de investigación, fun
dado en
la metafísica de
Aristóteles, se estructura sobre las
cuatro causas, eficiente, final, material y
fmmal, que configu
ran la
natur.tleza del
ser.
Siguiendo, pues, las orientaciones
de
1027
Fundaci\363n Speiro
JULIAN GIL DE SAGREDO
dicho método, exponemos: en primer lugar, el origen del Es
tado a modo .de causa ·eficiente; en segundo lugar, ·el fin del
Estado o causa final;
en tercer lugar, los elementos materiales
en que descansa el Estado o causa material
y, en cuatro lugar,
los principios que especifican o confieren su forma al Estado
o causa formal. Se trata simplemente de una orientación
¡,ara
facilitar la exposici6n del tema, sin que ello implique una su
bordinación estricta
a
dicho método escolástico.
l. ÜRIGEN DEL ESTADO, A MODO ÓE CAUSA EFICIENTE.
«El Camino más seguro, dice Aristóteles, para no errar en
la doctrina política. consiste en remontarse al origen de las co
sas
y seguir atentamente su desenvolvimiento. Siguiendo ese
camino,
obs.ervamos que
el hombre es un ser naturalmente
sociable. El que vive fuera
de la sociedad es, ciertamente, o. un
ser.
depravádo o . un
ser
superior a la especie humana. Aquel
que no puede vivir en sociedad
y que en medio de su indepen
dencia no tiene necesidades, no puede
..;r nunca
miembro del
Estado: o es un bruto o es un
dios».
La sociabilidad natural del hombre que · defiende Arist6teles
· es
opuesta a
la asociaci6n por pacto que propugna Rousseau.
La
doctrina de Aristóteles,
al fundar la sociedad en la exigencia
de
la naturaleza, ,Je otorga un fundamento sólido, permanente,
universal
y objetivo, en
conson.ancia con la doctrina católica en
esta materia.
La doctrina de. Rousseau, al fundar la sociedad en
el pacto, otorga a la voluntad humana una libertad ilimitada:
si
es libre para pactar la uni6n social, será
ta,mbién libre J:>ara
pactar
las condiciones, leyes o normas de dicha unión
al margen
de
la Ley divina natural. Ese es el origen del liberalismo social
y político. ,
«Siguiendo
igualmente ese camino, continúa Aristóleles, ob
servamos que la familia es una asociación natutal y permanente.
La asociación de muchas familias es el
pueblo. La asociación
de
muchos pueblos forma un
Estado completo. Vemos, pues,
1028
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARISTOTELES
cómo d Estado procede o emana de la naturaleza». Por la vía
de
la sociabilidad natural d individuo se asocia a la mujer y fun
da
la familia, las familias se asocian entre sí y form!lll el pueblo
o sociedad civil,
y la sociedad, al necesitar para su propia con°
servación un principio de autoridad
y . de gobierno, emana· de su
propia
naturaleza como propiedad inherente de
la misma al Es
tado. Y como la fuerza de esa sociabilidad que genera a
la fa
milia, a
la sociedad y al Estado,• radica en la naturaleza humana
y ésta es creada, habremos de admitir, superando d pensamien
to aristotélico, que existe fuera de ella
d autor
que
le .ha dado
el ser, a saber, Dios.
II.
FIN DEL ESTADO o CAUSA FINAL,
A:! constituir d Estado una asociación de hombres, debemos
analizar
d fin
de
la asociación y d fin de fos hombres que la
integran, para lo cual será conveniente examinar si d hombre,
considerado
individua,lmente, tiene
un
fin distinto dd hombre con
siderado
socialmente. Para
el
jurista iluminado por la luz de la
Revdación
el fin dd hombre transciende lo material y lo tem
poral
y
por tanto lo social o político con todos los intereses que
comporta tiene d carácter . de medio o
instrumento en orden a
aquel
fin. Aristóteles, guiado sólo por la· luz de su razón, no se
desvía demasiado
de ~se orden natural, por cuanto afirma que d
hombre,
tanto en su acción individual como social, tiene siempre
el mismo fin, que es d ejercicio de la virtud, en la cual consiste
la felicidad.
Dicha afirmación,
debidamente ponderada, significa
la legítima prevalencia de .Ja persona sobre el Estado, o, en
otros términos, el carácter instrumental del Estado al servicio de
la sociedad y a través de la sociedad, de los miembros que
la integran.
Constatado de la manera expuesta el fin personal del hom
bre, examina Aristótdes el fin de la asociación estatal. «El Es
tado, dice, tiene como
fin el bien común de la sociedad, puesto
que de ella emana para su
propia subsistencia.
Así como
d ser
1029
Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL ])E SAGRI!DO
individual tiene por fin un bien inpividual, el ser colectivo que
representa
el Estado tendrá
por fin
un bien
colectivo, es decir,
el bien común».
Ahora bien: Dado que ese bien común de la llOCiedad queda
integrado
por dos elementos,
uno de indole moral, que es la
unión y ar¡nollÍll dentro del cuerpo social, fruto de la virtud de
sus
miembros, y
otro de índole material, que es la prosperidad
económica,
el
desarrollo y el progreso,
el. fin
del
Estado consis
tirá
en
fograr dentro
de lo posible
la armonía y unión de lQS
ciudadanos
en primer lugar, y su bienestar
material en
segundo
lugar. Aristóteles, como hemos visto, fija su atención primor
dialmente en el primer elemento, en
la virtud de los miembros
sociales. Concibe al Estado como una gran familia y,
así como
en ésta su mayor
bien se encuentra en la unión de sus miem
bros, así también en
el Estado su mayor bien se halla en la ar
monía de
los. miembros
que integran
la sociedad. De ese bien
moral. y
del equilibrio
.social, que
comporta se derivarán por
añadidura
los bienes
materiales y
la prosperidad económica.
Y en
confirmación de
lo dicho,
cqnrinúa Aristóteles: «Si se
hace
consistir
la felicidad del individuo en la riqueza, se a:Íir
mará que el Estado es
dichoso cuando es
rico. Si para el hom
bre la
felicidad consiste
en la
virtud, el Estado
más virtuoso
será igualmente el más afortunado. El Estado
má.s perfecto
es
aquel
en que
cada
ciudadano puede
practicar mejor
la villtud.
Ahora
bien:
el Estado sólo. es virtuoso cuando lo son también
sus mienibros».
Es de notar la coincidencia de:! pensamiento de Aristóteles
con
el de Santo Tomás. El Doctor angélico, en efecto, en la
S. T.,
l. 11, q. 90, artículo 2, afuma que el fin de la ley.por
su propia definición debe ser
el bien común. Dado que la ley es
el instrumento
mediallte. el cµal el Estado alcanza su fin, resulta
obvio que
el fin del Estado es el bien común. Y el mismo Santo
Doctor
en S. T.,
l. 11, q. 92, hablandc;, de los efectos de la
ley, es decir, de
fos efectos
que
ha ·de perseguir el Estado a
través de
la ley, dedica el primer artículo a probar que el efecto
de la ley es hacer buenos a los ciudadanos. La virtud, por con-
1030
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARJSTOTELES.
siguiente, es el fin primordial que· debe perseguir el Estado en
la realización del bien común, virtud que. descansa en la unión,
la paz y la armmúa del cuerpo social.
Ili. Cmu:ENTOs MATERIALES DEL EsTADÓ o CAUSA MATERIAL.
'
Con los términos precedentes se significan los elementos ne
cesarios
sobre los cuales se asienta
el Estado. Tienen carácter de
causa material, porque,
como
podrá después observa=, se ha
llan, de suyo, indifereociados y precisan, por tanto, la determi
nación
de su forma
específica, que es la autoridad, para consti
tuir lo que
;se llama Estado.
Aristóteles
afirma
que· sólo
es Estado
ílquel en
que la socie
dad puede por
sí misma
satisfacer las necesidades de los ciudada
nos. A tenor de estas palabras, se requieren dos
factores básicos
e imprescindibles: los hombres, como objeto· de la acción estatal
y
la
tierra, como fuente que proporciona Jos r:eoursos para satis
facer
sus necesidades.
a)
Respecto al factor «hombre», hace el filósofo algunas
observaciones interesantes,
tanto en su faceta individual como so-·
cial.
Como individuo, «el hombre consta de
. aJma y cuerpo, hecha
aquélla para mandar y éste para obedecer». «La relación de los
sexos es análoga: uno es superior a otro: aquél está hecho para
mandar
y éste para obedecer». «La
única y
verdadera escuela
de mando es la obediencia». Sólo los que
han sabido obedecer,
saben después mandar. La doctrina de Aristóteles sobre
la · re
lación de los sexos coincide con Santo Tomás, ya que este Santo
Doctor afuma en S. T.,
1, 92. 1, que ,la mujer es más imperfecta
que
el var6n, tanto en
el alma como en el cuerpo, por lo cual,
naturalmente, le debe estar subordinada, según consta en
S. T., 1.
92. 2. Aristóteles, sin embargo, reconoce que «los hombres de
razas fuertes, enérgicas y guerreras se hallan generalmente do minados por las mujeres». Además, en honor a
la mujer, hay que
añadir que la persona humana más sublime y maravillosa que
modeló el
Creador no fue varón, sino mujer. Fue su Madre
In
maculada.
1031
Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL DE SAGREDO
En relación C<>n el hombre en su faceta social, es decir, la
sociedad o
pueblo, petfila
Aristóteles los siguientes apuutes: «Los
pueblos de
Europa que
habitan en climas fríos
son, en general,
muy valientes, peto inferiores .en inteligencia e industria a los
pueblos que
habitau en climas cálidos. En
Asía, los pueblos
tie
nen
más inteligencia y aptitud para las artes, pero les falta cora
zón y
j\ermauecen sujetos
al yugo de una esclavitud
penpetua. La
ra,,:a griega,
que
topográficamente ocupa
un lugar
intermedi.Q, reú
ne las cualidades de ambos. Posee, a la par, inteligencia y valor y
sería capaz,
si formara un solo Estado, de conquistar
el Univer,
so».
De hecho, Alejandto Magno unificó bajo su maudo
-todos
los estados griegos y formó el imperio más gtande ,hasta entonces
conocido
.. También
España mereció una honrosa mención de Aris
tóteles: «Los iberos, raza
belicosa, plantan
sobre la tumba del
guerrero tantas estacas de
hierro como
enemigos
ha inmolado».
b) Respecto al factor
«territorio», considera
Aristóteles que
será mejor· aquel que ofrezca mayor seguridad para la
indepen
dencia del. Estado. Supuesta dicha seguridad, «la extensión· del
territorio debe estar sometida a ciertos
límites. No debe
ser
ni
desmesuradamente grande, ni desmesurademente pequeño, por
que,
en tal caso,
o. ha perdido completamene su naturaleza es
pecial, o se ha pervertido; demasiado pequeño,
no p)iede satis
fal"'J' sus necesidades; demasiado extenso, se hace difíciJ el go
bierno». «Será, pues, lo sµficientemente gtande para que pueda
suministrar toda
. clase
de productos, poseer todo lo que
ha. me'
nester
y no tener necesidad de nadie.
La extensión y fertilidad
del terriborio debe ser suficiente para que
todos los
ciudadanos
puedan vivir
tau desocupados como conviene a seres libres y
sobrios». Las palabras precedentes de Aristóteles sugieren dos consi
deraciones:
una, la elevación · moral del filósofo al , no colocar la
felicidad en la abundaucia de bienes materiales, sino
én la so
briedad de la vida y en la libertad, ya que, como él mismo dice,
«lo bello
es superior a
lo necesario y a lo útil». La otra conside
ración es de actualidad: hoy se
ha desorbitado de tal mauera el
sentido de lo necesario en su proyección económica, .que no existe
1032
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE A.RISTOTELES
Estado alguno, ni siquiera las dos super-potencias, que por sí
mismas y
sin el concurso de la riqueza de otras naciones, puedan
satisfacer todas. sus necesidades,· mejor diríamos, todas sus am
biciones.
IV. PRINCIPIOS QUE ESPECIFICAN EL SER ESTATAL O CAUSA
FORMAL.
La forma que especifica a la _ masa social, confiriéndole el
carácter de
cuerpo orgánico, es la
autoridad, . la cual,
como ca
beza de
dicho cuerpo
tiene
la misi6n de conservarlo, desarro
llarlo y guiarlo bajo las orientaciones de
tres principios: el de
pluralidad en la unidad, el de totalizaci6n o integraci6n de las
partes en el todo y el de
subsidiariedad. En La Politica de Aris
tóteles no
hallamos, naturalmente, la
exposición metódica .de
esos
tres principios, pero sí las suficientes ideas y la suficiente.
doctrina para
recomponer su pensamiento de acuerdo con esos
tres postulados, como veremos a continuaci6n.
a) Principio de pluralidad en la unidad.
Afirma Aristóteles que la ciudad, el Estado, aun siendo uno,
debe poseer pluralidad,
y ofrece la raz6n: «Si se· aspira a la uni
dad, la ciudad se transformaría en familia y la familia en indi
viduo, ya que la familia tiene más unidad que la ciudad
y el
individuo mucho más que la fatnilia. Así, pues, aun cuando
fuera posible
realizar aquella
unidad, sería preciso abandonarla,
so pena de destruir la ciudad». Habrá, pues, unidad, como ele
mento generador de la autoridad y habrá también pluralidad
como elemento generador de libertad, presupuesto previo de
toda
acción subsidiaria. Vemos,
pues,· cómo de la unidad deriva el
principio de totalidad y c6mo de
la plur.,lidad deriva
el principio
de subsidiariedad, ya que su fase primera y fundamental
res
ponde,
al respecto, a
la libertad de-las wtituciones inferiores.
1033
Fundaci\363n Speiro
]UUAN GlL DE SAGREDO
El arquetipo de la . armoniosa conjunción de la pluralidad
en
la unidad es la familia. Como'de ella deriva la sociedad y de·
la
sociedad el Estado, hallaremos en·
la. familia, como causa
i
ori¡en de la sociedad, los principios rectores que deben regir'
la
política
del Estado.
La familia_
fo1ma un
todo
al cua[ deben
estar subordinadas fas partes:
se requiere, por
t1111to, un princi
pio
de autoridad, que sirva como ins1:runrento de integración o ·
totalización
de
padres e hijos en la unidad familiar. Asimismo,
· en
la
familia sus
miembros poseen personalidad
y libertad en
el cumplimiento
y desarrollo de sus fines propios, libertad· que
sólo queda limitada
por el
bien superior de.
Ia comunidád fa
miliar. Ahí se halla' implicitamente contenido fo que se llama
principio de subsídiariedad. Ambos principios, el de totalidad
o
integración de . las partes en
el todo y el de subsidiariedad o
libertad de las
partes dentro dd todo,
son los dos
pN res de
la
familia, que han de inspirar la acción de la sociedad como con
junto de familias
y la acción del Estado como órgano rector de
la
sociedad. En
relación con ambos principios hace Aristóteles
dos observaciones curiosas:
una, «La autoridad del padre de fa
milia es republicana respecto a su esposa y regia respecto a los
hijos»,
y otra: «En la familia, las funciones del hombre y de la
mujer son
complementarillls, consistiendo· el
deber
de aquél en
adquirir•
y el de ésta en conservar».
b) Principio de totalidad.
Recorriendo las páginas de La Polltic~ que tratan de la
autoridad, del poder
y sus divisiones, de la ley, etc., podemos
reconstruir de
manera aproximada el pensamiento
de Aristóteles
sobre esta materia. Tomando como punto de
partida que «la
parte no debe sobreponerse "1 todo» y que ese todo exige una
autoridad
que mande
y unos súbditos que obede=n, expone el
Est¡igirita, en relación con el poder como centro de unificación
social, los siguientes puntos principales:
-l. Que cuando un conjunto de personas aspira a un resul-
1034
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POLITICA» DE ARISTOTELES
tado común, la naturale2a impone la necesidad de una autoridad
que mande
y de unos súbditos que obedezcan. Un fin común
requiere la . ordenación de medios suficientes para alcanzarlo y
esa ordenación requiere, a ·su vez, una cabeza rectora, un poder,
una autoridad.
2. Que
el insu-wnento mediante el cual el podet ordena
los
medios hacia
el fin común social, es la ley, fundada en las
costumbres. «Ley es la determinación de cierto orden ·para ob
tenet el bien social. En política, el bien es la justicia. La con
creción de lo justo constituye
el derecho. Para evitar el funesto
hábito de cambiar con demasiada facilidad
las leyes, conviene
tolerar algún exttavío de la legislación y del gobierno. Tenga
mos
presente que
la ley, para hacerse obedecer, no tiene otto
poder que el hábito y el hábito sólo se forma con el tiempo y
los años, de
tal maneta que substituir ligeramente las leyes sub
sistentes
por otras nuevas, es
. debilitar la fuerza misma de la
ley. Las leyes
fundada~ en -la costumbre son mucho más po
derosas e importantes que las leyes escritas. Las leyes
son lo
que
son los
gobiernos: buenas o
malas, justas
o inicuas,
según ellos
sean
lo uno o lo tto».
3. La
triple división del podet en legislativo, ejecutivo y
judicial, no es invención de Montesquieu, como genetalmente
se cree,
sino de
Aristóteles. Aquél lo wmó de
éste, si decirlo
y, además
la adulteró, porque Aristóteles concibe los ttes po
detes como facultades o funciones de un solo poder sobetano,
mienttas
que Montesquieu crea ttes poderes iguales e indepen
dientes entre
sí, con
lo cual llega al absurdo de
establecer ttes
sociedades
soberanas dentto de una misma
y única nación, como
atinada
y CC1tet"mente subraya Víctor Pradera en El Estado
.nuevo. Vallet de Goytisolo ttata este tema de manera exhaus
tiva
en el
capítuJo XL
de su obra
«Montesquieu: leyes, gobier
nos
y poderes». Su estudio es tan amplio que no es posible redu
cirlo a breves líneas. Tampoco es posible, por
la misma razón,
reproducir
su
criterio sobre la división de poderes en Montes
quieu, que no coincide con el que hasta ahora ha
sido sostenido
por
bastames autores.
Por todo ello invito a los lectores a con-
1035
Fundaci\363n Speiro
]ULIAN GIL DE SAGREDO
frontar. las ideas de Vallet en su obra «Montesquieu: leyes, go
biernos y poderes».
Reproduz.co como síntesis de este principio de carácter inte
grador, propio de la autoridad, las
siguientes bellas
palabras de
Aristóteles: «Así como la autoridad del padre es
una especie
de reinado en la familia, así el ·reinado debe ser una especie de
autoridad en la familia».
e) Principio de subsüliariedad.
Aristóteles no trata de· manera directa este prmap10, pero
indirectamente, al circunscribir la acción estatal dentro de sus
propios límites y
al resaitar !a importancia de las actividades
sociale_s ·Ubres de
· 1a clase
media, defiende implícitamente la
es
tructuración de la sociedad, de acuerdo con las orientaciones · de
dicho principio.
La doctrina de la subsidiariedad tiene como finalidad res
.
tringir la acción . del
Estado
dentto de
sus
;propias fronteras
con
el fin de evitar los abusos que fácilmente puede perpetrar
so
bre
los ciudadanos
y sus asociaciones. El presupuesto de la
subsidiariedad es el derecho a
la libertad que poseen los súb
ditos, tanto
en la esfera individual como
social.
Consecuente nuestro filósofo. con esa doctrina, nos dice que
«hay que procurar que no surja en el Estado ninguna superiori
dad desproporcionada, para
lo cual hay que ir condicionando
el poder
poco a poco».
Sobre la base de la .limitación del poder estatal, Aristóteles
excluye de la competencia del Estado la intervención sobre los
bienes propiedad de la familia, ya· que «lo relativo a dichos bie-·
nes
familiares compete al jefe de la familia, tanto en su adqui
sición como en su
conservación». Asimismo,
aleja de
la compe
tencia
estatal
todas las materias
concernientes a la sanidad y a
medicina. «El
cuidado de la salud y la medicina
no corTesponden
a:! Estado, sino al médico». Condena; asimismo, el intervencio
nismo estatal en
el campo de las · reláciones mercantiles. «El
1036
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POUTICA» DE ARJSTOTELES
Estado no debe entregarse al tráfico mercantil, cuyo origen es
la codicia». «El Estado ha de evitar lastimar a las masas en sus
intereses materiales».
Somete al impuesto sólo una parte de la
propiedad
y excluye del mismo al ciudadano con cuatro hijos.
Y contemplando la subsidiariedad desde un punto de vista po
sitivo, Aristóteles defiende
el derecho de los ciudadanos a la
p'articipación en las funciones públicas.
Y
como
'garantía de
las libertades sociales que patrocina el
principio de subsidiariedad, presenta Aristóteles a la clase media, auténtico soporte de
la estabilidad civil.
«Lo que principalmente necesita la ciudad para su
conserva'
ción
son seres semejantes, cualidad que se encuentra sobre todo
en las situaciones medias. El Estado está mejor gobernado cuan
do se compone de estos elementos,. que forman su base natural.
Los Estados bien administrados Bon aquellos en que la clase
media es más numerosa y más poderosa que las otras dos reuni
das o por lo menos que ·cada una por separado, ya que constitu
ye el equilibrio entre ambas, impidiendo la
prepotencia de
una
o
de otra».
«Conviene que los ciudadanos, en
generru, posean una pro
piedad
moderada, pero suficiente para atender a todas sus ne
cesidades. Otra ventaja no menos evidente de la propiedad me
diana es que sus poseedores no se sublevan
contra· la
.autoridad.
La propiedad mediana hace
que las
democracias sean más tran
quilas y más durables
q~e las
oligarquías.
Los buenos
legisla
dores
han· salido de la clase media, como Solón y Licurgo. Una
Constiución sólo se consolida si la clase media es más nume
rosa que las otras dos extremas. El poder que representa el in
terés general sólo puede hallarse en la clase media. La repú
blica en
que
don¡ina la
clase media es el más estable de los
go
biernos».
Resumiendo lo dicho sobre la causa formal, podemos com
probar cómo los tre.s principios expuestos, el de pluralidad en
la unidad, el de totalidad
y el de subsidiariedad, detenminan la
existencia
del Estado en su perfección moral, ya que el primero
1037
Fundaci\363n Speiro
JUUAN GIL DE SAGREDO
asume a la sociedad, una y pluraJ, como un todo; el segundo
integra
a las partes en el todo, y el tercero reconoce la libertad
de fas partes dentro del
todo.
EPÍLOGO.
Al terminar este brave estudio sobre el Estado' en La Poll
tica, de Aristóteles, creo de justicia .resaltar el sentido espiri
tualista que impregna toda su obra. Su tratado de Política, aun
versando sobre temas saturados de intereses materiales, presenta
a
la virtud como el centro de gravitación, a cuyo alrededor debe
girar toda actividad humana, pública o privada.
La vinud, para nuestro filósofo, es «la conducta guiada por
la razón; no se adquiere ni se conserva mediante bienes exterio
res; es lo único fundamental que debe buscarse en la vida y por
ello constituye el fin, tanto del hombre individua,lmente con,;i
derado,
como del Estado o asociación política».
Con un criterio moral intachable condena nuestro autor
Ja
infidelidad
en el
matrimonio del marido y
de la mujer en cual
quer grado que se verifique, afirmando que si se produjera
du
rante el tiempo fijado para la fertilidad, deberá ser castigada
con
pena infamante. Condena igualmente la usura, «porque es
un modo
de adquirir nacido del dinero mismo, aJ cual no se le
da el destino para el que fue creado». Tampoco se muestra par
tidario del interés -ténganse presentes
las diversas
circunstan
cias de épocas tan diferentes-,· «porque es producto del dinero
mismo y de todas
las adquisiciones, ésta es la más contraria a
la naturaleza». Sostiene que el fin de los bienes de la tierra · es
el
uso
por todos
los hombres y que
el mejor medio para •lograrlo
es la propiedad privada,
respecto a cuyos abusos
afirma: «Antes
de nivelar
las propiedades,
hay que nivelar las pasiones».
Para el Estado la virtud constituye su fin por ser elemento
esencial del bien común, ya que éste sólo se puede lograr en la
unión y armonía de los miembros sociales. El Estado más
per
fecto será no el más rico, sino el más virtuoso, es decir, aquel
1038
Fundaci\363n Speiro
EL ESTADO EN «LA POLITICA» DE ARISTOTELES
en é¡úe los ciudadanos sean más virtuosos. La economía debe
suministrar lo necesario para
la vida,
conservando siempre su
carácter de
tnedi.o o instrulnento para
que los
ciudadancis vivan
libres
y puedan entregarse a :Ios .valores más altos del espíritu.
«La
preocupación exclusivá
de
1ó iltil no conviene a las almas
nobles». •
Fiualmeute, el ejercicio de
la virtud a nivel individual y a
nivel polírico
y sócial produce como efecto la felicidad, «que.
está
siempre en proporción a la virtud, no depende de la abun
dancia de bienes
materiales, no
es
compañera del
vicio,
sirio que
por
el contrario es patrimonio de los
corazoné~ puros».
De
todo lo expuesto en este trabajo se deduce como con
du:rl6n la misma afirmación que
proponíamos en su preámbulo,
.
a
saber,
.la cohe,;encia entre 1a razón y la fe al coincidir en. la
misma
verdad política
y social. En dicho sentido cabe afirmar
que el pensamiento de. Aristóteles es pensamiento cristiano .
•
1039.
Fundaci\363n Speiro