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Número 311-312

Serie XXXII

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La propaganda callejera de algunas organizaciones anticristianas

LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ALGUNAS
ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
POR EL
DR. F. FERNÁNDEZ ARQUEO
En las calles de las principales capitales españolas se viene
desarrollando desde hace unos pocos años un fenómeno socioló­
gico con dos partes entrelazadas, cada una interesante de
por sí.
Son, la presencia de organizaciones anticristianas, y su nueva
manera de anunciarse en la vía pública por medio de pintadas,
pegatinas
y carteles. No es cuestión ni de una calle ni de un día,
sino de una situación extensa y dutadera. Al recogerla no hace­
mos sensacionalismo, sino que tratamos de recuperar el tiempo
perdido por el escrúpulo de no caer, precisamente, en sensaciona­
lismo. Esta situación ha
alcanzado suficiente entidad para deber
ser conocida

de los estudiosos actuales
y de los historiadores fu­
tutos.
Nos referiremos, en primer lugar, a la parte general de esos
medios relativamente nuevos
de llegar al individuo; es decir, a
los instrumentos para trasladar ideas
por las calles. En segundo
lugar, más en concreto, a. cómo cada movimiento ideológico anti­
cristiano los utiliza. Esta parte especial podría ser, ampliada, un
capítulo de un estudio sobre ellos.
Justifiquemos previamente este capítulo nuestro· que sigue,
y
un posible estudio de conjunto y profundo de esas organiza­
ciones anticristianas del que formaría parte:
Con mucha menos entidad la propaganda de las sectas pro­
testantes dio lugar, inmediatamente después de la victoria de las
democracias en la Segunda Guerra Mundial, a Cartas Pastorales
de varios obispos españoles. Los gnósticos han alcanzado en Es-
Verbo, núm. 311-312 (1993), 151-166 151
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
paña y en todo el mundo un desatrollo parecido al que atrajo la
atención de los Papas sobre el liberalismo en el siglo
XIX y el
comunismo y
el nacional-socialismo en el . siglo xx, con sendas
encíclicas. El obispo italiano Giuseppe Casale
escn'be en un folleto re­
ciente sobre la Gnosis, editado por el CESNUR ( Centro de Estu­
dios sobre Nuevas Religiones) que
es un mérito de esta joven
entidad haber derribado en Italia
el tabú (ya caído en algunas na­
ciones y existente
aún. en otras) que era pata la clase intelectual
interesarse por las nuevas religiones
y filosofías que han florecido
después del Concilio Vaticano
II ; era un asunto despreciado por
ella. En España existe ese tabú, debido quizá a que
las sociedades
secretas anticristianas y sus actividades en los bastidores de la
po­
lítica han sidd tratadas superficialmente y con un ropaje folletines­
co y policiaco por dos escritores policías,
ya fallecidos, D. Mauricio
Catlavilla del Barrio y
D. Eduardo Comín Colomer, y con evi­
dente insuficiencia por la «Biblioteca Antisectaria» del P. Tus­
quets, Pbro.
Pero hoy despunta el interés por el tema, por el mimetismo
con lo que
se hace fuera, por el precioso librito del profesor
D. Alvaro d'Ors,
La violencia y el Orden (DYRSA, 1987), el
del P. Juan Antonio Cervera,
La red del poder, y por la difusión
en
círculos selectos de la excelente revista 30 Días, filial de
30 Giarni, que no muestran temor de que su prestigio, grande,
se resienta
por abordar estos temas.
Este toque de atención sobre la publicidad callejera,
nd tiene
solamente una finalidad defensiva de las organizaciones anticris­
tianas que han sido pioneras e-n su uso, sino que es, además, una
invitación a las fuerzas católicas a estudiar su utilización, poco
explotada. Sólo conocemos, por esta patte, y en Madrid, los car­
teles anunciadores de la Vigilia de la Inmaculada, el periódico
mural del Movimiento Católico
Español, La Voz de España, y los
anuncios completamente desacralizados de organizaciones católi­
cas vergonzantes que ayudan, no expllcitamente a las Misiones,
sino a la filantropía en el Tercer Mundo.
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
J. GENERALIDADES SOBRE LOS INSTRUMENTOS DE PROPAGANDA
CALLE.JERA •
Las pintadas.-Las inscripciones y carteles en pru,edes y lu­
gares
públicos son de todo tiempo y lugar. Y a en tiempos de
Diocleciano,
San Juan, Mártir, lo fue por arrancar los edictos
contra los cristianos.
En nuestros días y en España las pintadas se iniciaron en la
clandestinidad o semiclandestinidad y ahora que han salido de
ella, en vista de
sus buenos resultados, se han consolidado dentro
de
la legalidad. Ha sucedido lo contrario de lo supuesto por un
obispo
de San Sebastián en los últimos años del franquismo, que
escribió que las inscripciones callejeras eran una
f0rtna de expre­
sión cuando no había libertad de expresión; llegó ésta y las pin­
tadas e inscripciones en vez de desaparecer por innecesarias, han
aumentado enormemente, como recurso de los débiles que no tie­
nen otros medios de beneficiarse de la libertad de expresión, como
los tienen los poderosos.
El hito contemporáneo que marca la aparición masiva de
inscripciones y su importancia sociopolítica
es la sublevación de
la Universidad de Nanterre, en 1968. Por aquellos días se divul­
ga su denominación internacional, «graffiti» ; se les fotografía,
colecciona y edita en forma monográfica, y son objeto de tesis
doctorales. En Madrid
se aprueba una sobre las inscripciones o
graffiti en los retretes de la Ciudad Universitaria.
Las pintadas no son atrayentes por su factura tosca y carác­
ter furtivo; no remiten a direcciones ni a organizaciones muy
cdnocidas y fácihnente asequibles, y su mensaje es mucho más
breve, y por ello insuficiente, que el que cabe en un cartel. Son
difíciles y engorrosas de hacer, aunque los sprays han venido a
facilitar mucho esta tarea.
En 1993 no han desapru,ecido las pintadas o «graffiti» en Es­
paña,
pero han cedido el primer puesto a los carteles de papel.
Los carteles.-Llama la atención el aumento explosivo de
carteles contrarios a nuestra civilizaci6n cristiana y cierta instau-
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
raci6n suya como medio habitual y no clandestino para la difu­
si6n de ideas, mensajes y meras
fes de vida.
Aunque muchos
están sin pie de imprenta no engendran la
circunspecci6n que produce la sospecha de clandestinidad o de
violencia, pueden ser muchísimo más numerosos que las pintadas
y así estar presentes
en más lugares simultáneamente. La coloca­
ci6n de carteles es más fácil, más limpia y menos engorrosa que
las pintadas.
Su factura es, en algunos, atractiva, multicolor, con
imágenes y logotipos y textos más expresivos.
Otros carteles son más pequeños, ligeros, feos y baratos,
im­
presos por serigrafía en papel de color, reciclado y econ6mico, y
todos
forman un surtido muy variado. Los carteles grandes y
policromados son a veces encargados para toda España en una
sola imprenta o serigrafía, de aquí o del extranjero, y llevan unos
espacios en blanco o
se les superponen unos papelitos, para es­
cribir con rotulador el lugar y día y la hora concretos de sus ac­
tos que tendrán lugar en cada localidad. Estos carteles se encuen­
tran diseminados en ciudades españolas distantes entre sí, lo cual
delata una red estable o bien un grupo itinerante de animadores
con
el apoyo de corresponsales locales. Es importante constatar
esto porque todas
las redes son, o pueden transformarse, en ins­
trumentos polivalentes
al servicio sucesivo de fines muy diversos
y distantes de los declarados.
Los carteles podrán parecer más vulnerables que las pintadas,
porque
se arrancan con más facilidad que se limpian las inscrip­
ciones; pero en la práctica esa ventaja no
es tan grande porque
los dos· mueren casi simultáneamente por la superposición de
nuevos carteles-; estos son a veces muy próximos ideológicamente
a los
que tapan, de manera que esta colisión entre afines lleva a
pensar que es consecuencia del carácter mercenario e ignorante
de
la mano de obra que los instala.
Los carteles
se instalan en farolas, papeleras, vallas de obras
y espacios
vacíos de fachadas; a veces, por dentro de un escapa­
rate, pero esta colocación es minoritaria porque los comerciantes
temen manifestar su solidaridad con cualquier causa. Su fuerza
propagandista se potencia con su colocaci6n masiva en bloques
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRIST'IANAS
compactos de muchos carteles iguales juntos, y repetidos a la vez
en varios lugares de la ciudad.
Su profusión es desproporcionada
a una sola convocatoria de una sola conferencia,
de modo que
están concebidos para seguir pregonando las ideas
y la organiza­
ción con independencia de la conferencia que es, teóricamente,
su razón
de ser inicial.
Si
en un plano grande de cualquiera de nuestras capitales
señalamos con marcadores
de mapas o con superponibles los pun­
tos en que aparece simultáneamente esta propaganda anticris­
tiana
y las sedes, aunque sean modestas, de donde irradia, ob­
tendremos imágenes curiosas y sorprendentes que debieran ser,
además, alarmantes.
La fijación
de estos carteles, cuando son grandes, y se ha de
hacer
en bloques, se encarga a empapeladores profesionales de
agencias de publicidad o que hacen por su cuenta horas extra.
Se hace con engrudo. Los carteles pequeños se fijan unas veces
con engrudo
y otras con tiritas de papel celo en sus cuatro es­
quinas o enmarcándoles totalmente para dificultar su artanca­
miento. Este último método es el empleado
por pegadores no
profesionales, no retribuidos, vinculados a la organización o
ideo­
logía. Generalmente, los carteles aparecen los sábados y domin­
gos por la mañana, temprano, lo cual parece indicar que son co­
locados por personas, vinculadas o no a la organización, que
trabajan en otras cosas
y ganan con esta actividad ocasional un
dinero extra.
El emplazamiento de los carteles suele ser común a todos
en
los sitios más céntricos, y además, algunas organizaciones buscan
clientelas que predominan en barrios determinados; así, los
cu­
randeros, medicinas alternativas y adivinos, se dedican más a los
barrios pobres ; los homosexuales a
los barrios «chinos», y los
movimientos internacionales poderosos a los bartios ricos. Las
zonas universitarias son apetecidas por todos, pero algunos de
estos movimientos parecen haber desistido de ellos, porque
los
estudiantes son hipercríticos y artancan más carteles que los de­
más transeúntes.
Pegatinas y fotocopias pequeñas.-La técnica y las limitacio-
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
r.es económicas han creado doi; alternativas a loo carteles que son
las pegatinas
y las fotocopias pequeñas, domésticas o de copiste­
rías pequeñas, nd hechas con trazadores o plotter, como las seri­
grafías de gran tamaño,
Las pegatinas son de
más prestigio y las hay muy variadas,
generalmente bonitas y atrayentes ; son muy fáciles de colocar y
esta facilidad las hace especialmente indicadas para el personal
idealista y vinculado a la
organización o idea que anuncian. El
pegamento, que ya traen incorporado al papel, de fábrica, antes
de
fotocopiar sobre él los textoo, es más fuerte que el engrudo
y se ha ido perfeccionado mucho en
poco tiempo y les hace poco
vulnerables. Según los presupuestos, las hay masivas y singulares.
Las fotocopias pequeñas son más baratas que los carteles, que
muchas veces son fotocopias grandes y no impresos,
y que las
pegatinas, y son usadas
por loi; curanderoi; o grupoi; reducidoo y
pobres que
se conforman con tiradas pequeñas, localizadas en un
barrio. Son en blanco y negro, porque las policromías multipli­
can el precio por el número de tintas; de formato pequeño, feas,
con
dibujoo elementales y de poca calidad y aparecen fijadas con
papel
celd.
Reacciones y contraataques.-Son interesantes las reacciones
que pintadas, carteles y pegatinas suscitan entre
loo transeúntes.
No debemos decir, a priori) con espíritu perezoso, que estos me­
dioo de expresión callejera no sirven para nada, y que la gente
no les hace caso. Eso equivaldría a negar
el valor de la publici­
dad en general, que viene avalado en todas partes del mundo
por una circulación de millones de millones. Alguna utilidad les
encontrarán, también, otros que emplean
loo mismoo medios para
anuncios mercantiles, porque si no, todos, sectas y comerciantes
desistirían de emplearlos ; tanto más cuando disponen de otros
recursos como revistas especializadas
(loo gnósticos con un tirada
global de
más de un millón de ejemplares al mes), prensa diaria,
espacioo en radio y televisión y conferencias en locales ajenos,
con la suicida colaboración de
directivoo sedicentes católicoo.
Los transeúntes no se detienen a leer y pensar estos carteles,
quizá porque ya se han habituado a verlos siempre en los mis-
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
mos puntos de su recorrido laboral; también es posible que los
lean sin necesidad de detenerse. Pero algo debe quedarles porque
España está descristianizada, y esta situación
de algún sitio ha
salido y desde algunos sitios se mantiene.
Si preguntamos a cual­
quier persona por su cosmovisión o por sus ideas religiosas, com­
probaremos en un inmenso número la presencia muy bien situada
de los elementos anticristianos que
esos carteles ofrecen. Claro
está que les
han podido llegar por otros medios de propagación.
Un número pequeño pero apreciable de carteles anticristia­
nos aparecen desgarrados ; esto no es obra de los comerciantes o
dueños
de las fachadas y de los vallados, porque estos, cuando
se deciden a actuar, hacen una limpieza total ; los empresarios y
directores de banoos
y entidades que se los encuentran en sus
fachadas una buena mañana, no suelen ser diligentes en quitar­
los, quizá por rehuir ese trabajo como cualquier orro, por mera
desidia, quizá por escepticismo, pensando que inmediatamente
les pegaran otros,
y quién sabe si también por una oscura com­
plicidad.
El desgarro
es ocasional y furtivo, producido por un tran­
seúnte sin detenerse, en tan
poco tiempo, que es prácticamente
imposible
identificarle y preguntarle por qué ha hecho eso. Cuan­
do ese transeúnte hostil al cartel quiere perfeccionar su agresión,
pasando del desgarro al arrancamiento total, necesita detenerse
un tiempo variable según el
cartel esté mejor o peor pagado.
Entonces
se pueden observar contraataques de los demás tran­
seúntes:
Alguno que otro, muy pocos, se detienen para ver la faena,
pero en seguida reanudan la marcha en silencio; han esbozado
un gesto de sorpresa y de protesta
al que sigue otro de escepti­
cismo
y encogimiento de hombros, como queriendo zafarse de
complicaciones. Estas complicaciones pueden ser no
sólo ocasionales sino an­
tiguas y podrían exhumarse en una Comisaría de Policía donde
tal vez irían a parar si su protesta por el arrancamiento ajeno
degenerara en un altercado en la vía pública. Esto explicaría la
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
inhibición de homosexuales y de individuos de. barrios bajos ante
ataques a carteles cou los que simpatizan.
Son excepcionales los que contraatacan porque
se están arran­
cando, con tremendo descaro, los carteles anticristianos. Nos ha
costado muchas horas de observación haber podido comprobar
unas pocas escaramuzas al respecto. Los espectadores que contra­
atacan a las reacciones destructivas de otros transeúntes, siempre
levemente y sin mayores ganas de complicarse la vida, lo han
hecho en todos los casos observados, no en defensa del cartel
maltratado, que apenas han podido leer
ni meditar, sino por prin­
cipio,
es decir, en defensa de la tolerancia y de la libertad de
expresión, del respeto a cualesquiera ideas, que
es uno de los
nuevos tabús que ha sucedido a otros anteriores, derribados.
De
tal modd, que tenemos comprobado, con pena, que la libertad
para el mal se ha instalado ya en la ortodoxia pública de la so­
ciedad española, probablemente como consecuencia de la igual­
dad jurídica entre
la Religión verdadera y las falsas.
De todas maneras, en este asunto se observa también la ob­
sesión por no hacer nada y desentenderse de todd, vulgarmente
llamada
el «pasotismo», que invade a nuestro pueblo.
Se podrá discutir si los católicos pueden o aun deben limpiar
o tapar
las pintadas y artancar los carteles de propaganda contra
la Fe y las buenas costumbres. Muchas veces son ilegales porque
no cumplimentan
la legislación vigente ni las ordenanzas munici­
pales. Pero está a salvo
de toda discusión el pleno derecho que
cada uno tiene sobre
la fachada de su casa o de su comercio, que
es suya, y los constructores de obras sobre sus vallas
cdn que las
cercan, y todo a tenerlas despejadas
y libres de toda propaganda,
y a seleccionar cuál admiten y cuál, no. Su conducta expresa su
complicidad
--rolaboración para el mal-, si dejan permanecer
esos carteles, o su celo apostólico
si mandan limpiar sus fachadas
y vallas.
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
Beneficios que reporta la observación de la propaganda ca­
llejera.
El análisis y seguimiento de las empapeladas callejeras de las
organizaciones anticristianas nos proporciona. informaciones y
pruebas de las mismas.
Informaciones acerca de sus ideas directrices que, precisa­
mente
por su expresión sucinta, resultan más claras. Informacio­
nes acerca de la extensi6n y lugares de su organizaci6n ; de sus
actividades públicas, que siempre
se decantan a actividades res­
tringidas y privadas de las que son una puerta de entrada para
posteriores averiguaciones.
También informan de los contactos con otras organizaciones
en coaliciones ocasionales o duraderas; es curioso, doloroso y ne­
cesario para la Iglesia ver que organizaciones más o menos vin­
culadas a ella alternan al pie de ciertos carteles con organizacio­
nes enemigas de la Iglesia suscribiendo sus ideas o convocatorias.
Coaliciones
sospechadas pero difíciles de probar hasta que se en­
cuentran en un cartel de estos.
Del estudio de las empapeladas se puede obtener una idea
aproximada de una parte de lo que gastan en propaganda deter­
minadas organizaciones, y de
ahí inducir su financiaci6n y proce­
dencia de la misma, generalmente extranjera.
La imprenta clásica ha sido desplazada también en los carteles
grandes
por la serigrafía con trazadores (plotter) que los fabrican
en tamaño
A-2 ( cuatto folios) a 120 pesetas cada pasada de una
tinta; o sea, que los carteles de 80
por 60 centímetros y a tres
tintas, vienen a salir por unas 400 pesetas cada unidad; este
cos­
te se incrementa si llevan una pasada de dibujos ampliados con
scanner, y más aún si el papel es «couché», muy caro; en blanco
y negro cuestan unas 200 pesetas. También es muy caro el papel
virgen para pegatinas, que lleva incorporado
el pegamento; cada
pegatina pequeña,
ya tertninada, sale por unas 3 5 pesetas.
Hay que
añadir el coste de la mano de obra del pegado, que
alguna vez está a cargo de voluntarios vinculados a la organiza-
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
ción, pero que habitualmente, por la inestabilidad de las adhesio­
nes, se tiene que hacet con personal remunerado a razón de
dos mil pesetas diarias; pegando en bloques, pueden fijar hasta
veinte carteles por hora, incluidos los pequeños desplazamientos.
Para que la presencia del cartel se note en una ciudad como
Ma­
drid, que sí que se nota, hay que fijar por lo menos un millar.
Por tanto, las grandes empapeladas salen por medio millón de
pesetas en adelante; hay organizaciones que hacen varias al mes.
Tal vez la crisis económica haya afectado también a estas activi­
dades porque las empapeladas han disminuido en 199 3 respecto
del año anterior.
(Son precios de marzo de 1993).
La posesión y conservación de estos carteles y pegatinas
re­
tirados de fachadas y vallas propias, o fotografiados los que no
se juzgue oportuno retirar, son una prueba valiosa en estudios y
polémicas y llegado el caso, ante las autoridades y tribunales de
justicia.
La información es medio al servicio del fin, que es la
contención del enemigo, y en este proceso
es necesario poder
probar las informaciones que se alegan. Es urgente la adquisición
de estas pruebas, originales, fotografiadas o transcritas a actas
notariales, porque en breve tiempo son tapadas por otras empa­
peladas que las destruyen.
11. ÜRGANIZACIONES ANTICRISTIANAS EN LA VÍA PÚBLICA
¿Qué nos revelan esos pasquines y pegatinas? Globalmente,
dicen que la propaganda anticristiana gravita pesadamente,
y
suponemos que eficazmente, sobre los transeúntes de nuestras
grandes capitales y sobre su población flotante, que lleva su
re­
sonancia a sus lugares de origen con el contexto admirativo pro­
pio de todo lo que viene de la capital. Salvando las reducidas
excepciones mencionadas al final de la introducción, la enorme
masa de empapelada callejera está al servicid de organizaciones e
ideas anticristianas. Es
un suceso gravísimo, que completa y con­
firma la presencia masiva de esas ideas en otrás áreas de propa­
ganda como prensa, radio
y televisión. Los católicos estamos
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
acorralados por la propaganda enemiga. Esto explica y mantiene
la descristianización de nuestro pueblo, y la acrecentará.
Esta situación recuerda otra en la Segunda República. Enton­
ces hubo también una floración pública
y llamativa de sectas y
grupúsculos «raros», al calor de la democracia y de las libertades
de perdición del liheralismo triunfante.
La similitud se extiende
a la manera de reaccionar muchos católicos ante este fenómeno:
la obsesión por no molestarse
y no hacer nada les llevó y lleva
a minimizar el
espectáculo diciendo que eran cosas de cuatro chi­
flados sin importancia, porque la vida pública se rige por .decisio­
nes y conductas de niveles muy superiores. Hasta que llegó el
estallido
insospechado de unas masas que la descristianización y
las ideas «raras» habían llevado a un estado de salvajismo in­
creíble.
A continuación ofrecemos
un brevísimo guión de las princi­
pales ideas
y grupos de organizaciones anticristianas que ocupan
-como un ejército de ocupación-, nuestras calles con sus pro-·
pagandas, y sus maneras peculiares de emplearlas.
Grupos comunistas.-Sobreviven al desplome de la URSS.
Bien resalta Luis M.• Sandoval en su libro, Cuando se rasga el
telón (Speiro), que el comunismo flota aún sobre aquel naufragio,
nada menos que en China, en Cuba, en Rumanía,
y en otras na­
ciones africanas y asiátkas. Debemos añadir que también sobrevi­
ve en forma de grupos legales -y tal vez en otros ilegales-, en
naciones no comunistas,
como España. Aquí dan fe de vida mo­
desta mediante pegatinas con la hoz y el martillo, la bandera roja
y sus siglas, en los barrios pobres. Son, tal vez, las que más arran­
can
los transeúntes, porque entienden su mensaje en seguida,
mucho mejor que
.el de las sectas ocultistas. También hacen, a
veces, grandes pintadas y
pequeños graffiti con la hoz y el mar­
tillo. Pero prefieren
las coaliciones que forman en tomo a temas
como el apoyo a la Cuba de Fidel Castro, en menor grado al
Sendero Luminoso,
de Perú, y la hostilidad al Servicio Militar;
mucho menos, cuestiones laborales, en las que las fuerza sindica­
les no les admiten. A
veces fos temas usados como pretexto para
reagruparse son artificiales, como el racismo, la xenofobia y las
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DR. F. FERNANDE2; ARQUEO
a_gresiones sexuales, utilizados también por los anarquistas. Sus
carteles remiten a cafés o pubs donde tienen tertulias, en los que
los camareros prestan
setvicios. de enlace elementales. Los super­
vivientes al desplome de la
URSS han redescubierto la tertulia
de café como instrumento
de organización y actividades políticas.
Los anarquistas.-Vsan más las denominaciones de «Juven­
tudes Libertarias», «Kolectivos Libertarios», «Libertarios», y
«Acratas». Se asocian a la C.N.T .. Conservan su primitiva afición,
de cuando eran clandestinos, a las pintadas, pero han asimilado
pronto y bien la técnica de los carteles, y más aún, la de las pe­
gatinas.
Sµ logotipo es una A mayúscula inscrita en un círculo,
objeto de muchos graffiti, y en su ortografía usan sistemática­
mente la letra
K. Su tema preferido son los ataques frontales a
la Iglesia. Así, han hecho siembras grandes de pegatinas con la
famosa consigna, «Ni Dios
ni Amo»; han fijado carteles que di­
cen, «La Religión es fruto de la ignorancia y del miedo», y en
algunas calles de Madrid
aparecen pintadas . grandes que nos

re­
cuerdan inevitablemente a la Segunda República, porque dicen:
«Quema Iglesias»; «Come curas»; «Derribar a la Iglesia».
Se
relacionan con la ocupación ilegal de viviendas, con los grupos
de «okupas»,
de origen extranjero. Son poco aficionados a figu­
rar en coaliciones.
Los antimilitares.-Estos no son esencialmente anticristianos,
pero en
la práctica este grupo aparece monopolizado y manipu­
lado por personas y organizaciones impías, en un contexto
malí­
simo. Destacan los objetores de conciencia, que últimamente han
evo!Lcionado hacia un concepto algo diferente, la «insumisión».
Es uno de -los temas que más vemos en nuestras calles, en sus
tres medios de pintadas, carteles y pegatinas, bien anónimos o
suscritos por coaliciones.
El laconismo propio de estos medios es
grande en este asunto: propugnan la objeción o la insumisión
porque sí, sin la menor explicación.
Hasta hace
poco había que mencionar en este grupo a los
enemigos públicos de
las Bases Americanas en España, cuya gran
fiesta anual era
la «Marcha sobre Torrejón», que ruvo muchas
ediciones. Estaba convocada por carteles
más grandes que los de-
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES ANTICRISTIANAS
más,. muy buenos y muy caros. Y por grandes pintadas y mura­
les, suscritos por organjzaciones. Olarxistas en su mayoría.
También son temas preferidos de este grupo la supresión de
lds ejércitos, de los gastos militares, los peligros de la energía
nuclear invocado en numerosas pegatinas, la paz sin distingos
ni
explicaciones, la democracia como oposición a las dictaduras, y
la miseria del Tercer Mundo.
Son aficionados a los disfraces,
el teatro y las pantominas,
que también
se plasman en sus carteles.
Pratestantes.----Son poco numerosos; ponen pegatinas con el
texto de algún versículo del Evangelio, y otras, circulares, anun­
ciando su organización,
«Remar», de beneficencia, como la Cári­
tas católica, y de asistencia a drogadictos.
·
Los gnósticas.-En todo el mundo se ha producido una gran
explosión de la gnosis, que creernos bien merece una encíclica, y
desde luego, unas cuantas Cartas Pastorales de los obispos espa­
ñoles. Son un enjambre de infinitos grupos, manifiestamente
afines muchas veces, con apariencia de independencia, otras. Ha­
cen falta muchos libros para estudiarlos. Nos limitaremos a
des­
cnbir su propaganda en la calle. Es el primer grupo en cantidad
y calidad
si englobamos en él a los teósofos, difíciles de distin­
guir y de separar
de ellos.
Como han surgido después del franquismo, no son aficionados
a las pintadas
ni a los graffiti, que tienen su abolengo en la clan­
destinidad. Tampoco son aficionados a las pegatinas; últimamen­
te
han fijado algunas muy pequeñas y muy buenas. Son varios
grupos que coinciden, salvo uno, en el contraste de
la humildad
de sus oficinas
con los grandes costes de sus carteles, muy buenos
y de colocación masiva e incesante. Los carteles anunciadores de
sus conferencias están cuajados de dibujos y alegorías fantásticas,
francamente atrayentes. Pero tienen
el inconveniente de que re­
piten mucho sus ternas, hasta aburrir: las pirámides de Egipto;
otras ruinas arqueológicas ; los extraterrestres ; el cosmos ; las pos­
trimerías del hombre según una escatología anticristiana ; la reen­
carnación ; la estructura del psiquismo humano y la parapsicolo­
gía. Ternas que, por otra parte, ya han saturado al público. me-
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
diante espacios en prensa, radio y televisión y cuatro revistas
propias mensuales
de gran calidad que totalizan más de un millón
de ejemplares al mes, en España. Cifra impresionante digna de
meditación.
El movimiento New Age, que abarca desde los gnósticos a los
astrólogos, tiene un catálogo
de un número impresionante de
libros atrayentes, pero a
la calle no sale con carteles propios sino
a bordo de otros de movimientos gnósticos y teosóficos.
A los gnósticos
se pueden asimilar los Rosacruces que pegan
carteles multicolores, pero sin ritmo, anunciando su fondo edito­
rial y sus cursillos.
Los te6sofos.-Muy semejantes a los gnósticos y muy mez.
ciados con ellos. Es difícil distinguir entre todos, entre otras
causas, porque no tienen jerarquía visible. Hay unos grupos autóc­
tonos
modestos nacidos cuando la Segunda República y que so­
breviven a la postguerra, y una poderosa organización interna­
cional que cubre toda
Espafia con más de treinta y cinco sedes
magníficas. Los grupos autóctonos
de España son pobres y sus carteles,
también; están fijados con papel celo por sus propios dirigentes
o por algunos voluntarios, escasos, que cubren muy pocos puntos
de la ciudad. No emplean pegatinas, que salen más caras. Anun­
cian conferencias, muy espaciadas, frecuentemente en colabora­
ción con los grupos de adivinos y de medicinas alternativas. Es
una propaganda que permanece mucho tiempo porque
es poco lla­
mativa y la gente no la quita porque no la entiende, a diferencia,
por ejemplo, de
la hoz y el martillo.
La poderosa organización teosófica internacional es la que
coloca
más carteles; son grandes, variados, y juntos en bloques
llamativos fijados con engrudo por profesionales. Se calcula que
en toda España
gastan eo estas empapeladas más de un millón
de pesetas por semana, es decir,
que" se notan más que los carteles
meramente comerciales de viajes, discos, espectáculos, etc. Esta
propaganda masiva, junto con otros medios, ha conseguido que
«suene» a gran número de españoles. A pesar de disponer de
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LA PROPAGANDA CALLEJERA DE ORGANIZACIONES .ANTICRISTIANAS
tanto dinero, no utilizan pegatinas, porque con sus carteles ya
saturan el ambiente.
Las mancias.--0 artes adivi!latorias, comprenden los astróJ.o.
gos, echadores de cartas, parapsicólogos, videntes, etc. Es el gru­
pO más comercializado y con rivalidades mercantiles entre ellos.
Ponen
pequei\os anw;,cids en prensa gratuita y, sobre todo, pe­
gatinas, que remiten escuetamente a sus teléfonos. Pocos carte­
les, modestos
y de confección casera, feos, fijados por ellos mis­
mos con papel celo o grapados a los árboles. Ponen pancartas
individuales de confección unitaria
junto a sus puestos, los do­
mingos en la margen del estanque del parque del Retiro, de Ma­
drid. Son respetados p0r los transeúntes, a pesar de que el nuevo
Catecismo previene contra las adivinaciones
y la magia en su
número 2115.
Los signos del zodiaco que utilizan no sólo los
astrólogos puros sino todos, son bonitos y decorativos, pero se
malogran en las confecciones de artesanía.
Grupos relacionados con la medicina.-Hay que distinguir
las llamadas medicinas alternativas
y otros grupos con aficiones
a temas de salud.
Las primeras
aparecen asociadas a ocultistas y gnósticos en
carteles caros y buenos pero poco frecuentes y escasos, con
alego­
rías relacionadas con su concepción del cosmos. Con más frecuen­
cia aparecen en carteles modestos, feos, de artesanía, pegados
con papel celo y que son reclamos comerciales
para curanderos
y charlatanes que trabajan individualmente. No tienen dinero
para frabicar grandes series de pegatinas. Incluyen pequeñas
ex­
plicaciones y listas de dolencias abstractas que dicen curar. Aquí
están los vegetarianos ( que además suelen ser teósofos), herbola­
rios y vendedores de productos dietéticos con pretensiones de
panaceas, naturistas y otros, que salvo una
gran organización ro­
rr.ercial que cubre todo el territorio nacional, usan carteles muy
modestos
y artesanales al servicio de sus pequeñas actividades
comerciales. Son muy respetados por el público que
no entiende
sus vinculaciones, por otra parte no manifestadas, con asociado~
nes anticristianas, aunque ellos en su esencia no lo son.
El yoga y las meditaciones.--Son temas siempre presentes,
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DR. F. FERNANDEZ ARQUEO
de una u otra forma, .en nuestras calles, en forma de carteles,
menos de pegatinas, y nada en pintadas.
Hay que distinguir los carteles buenos, bellos y caros que
anuncian conferencias ocasionales de misioneros indios y
la pro­
paganda de centros ya establecidos para la práctica del yoga. El
nivel económico de estos centros, desde lujosos hasta pobres,
se
refleja en la calidad de sus carteles; bonitos y atrayentes unos,
con figuras gimnásticas y
alegorías, o pobres y de artesanía, limi­
tados a pocas frases que remiten a la dirección de un gurú sud­
americand que
enseña para sobrevivir y resulta emparentado en
estilo a curanderos y charlatanes. Pero, en general,
es un asunto
en el que hay mucho dinero extranjero.
Por eso, desprecian las
pintadas y las pegatinas. A veces los carteles
utilizan como nom­
bre comercial el de sedicentes universidades de nombres exóticos
y logotipos propios.
Lo dicho para el yoga sirve en
lineas generales· para las di­
versas clases de meditaciones y de controles mentales si se traslada
a una escala menor en cantidad y calidad ; sobre todo, en ésta.
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