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Número 311-312

Serie XXXII

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Retorno al Nuevo Mundo (Significado del viaje de la Niña III)

RETORNO AL NUEVO MUNDO
(SIGNIFICADO DEL VIAJE DE LA "NIÑA m")
POll
Jos!l FmrnfN GARRALDA AluzcuN (*)
L Como el título «Significados del víaje de la Niña UI»
indica, nuestra aportación no tiene -no podía tener-utt estric­
to contenido histórico y
empírico, aunque, en lo qué corresponda;
se fundamente en realidades del pasado comprobadas científica­
mente. Por eso, nuestro
tono y contenidos serán más amplios que
los
de la ciencia histórica aunque a esta incluyan. El perfil de
alguna manera ensayístico ·Y reflexivo de nuestra intervención,
se comprende al versar sobre un destacado acontecimiento de nues­
tros días del que, al
interpelarnos, todos somos, en uno u otro.
sentido, protagonistas:
la navegación de la «Niña III» al Nuevo
Mundo realizada por el capitán don Carlos Etayo (1) con el es-
(*) Conferencia pronunciada -después corregida y ampliada-- en la
mesa redonda celebrada en el Nuevo Casino de Pamplona el 22-XII-1992,
organizada por el PVCVD (Promoción Quinto Centenario Viajes del Des­
cubrimiento, asociación fundada en 1987). Los restanres participantes fue­
ron el dr. don Juan Bo.sco Amores Morrodán, don Femando Hualde y
don José Luis
Fernández Ortiz. Algunas de las citas de autores que efectue­
mos proceden de declaraciones o testimonios en la prensa, según lo exige el
carácter de esta exposición.
(1) El Ilmo. Sr. don Carlos Etayo Elirondo, pamplonés, ingresó en la
Armada en 1941 con 21 años, es Teniente de Navío, posee la Cruz del
Mérito Naval de l.' clase es Comendador de las Ordenes de Isabel la Cató­
lica y de Vasco Núñez de Balboa y cofrade n.º 198 de la «Cofradía Inter­
nacional de Investigadores dé Toledo». EJ pasado 13-XI-1992 fue nombra­
do
congregante de hooor de la Real Congregación de San Fetmfn de los
Navarros~ «en raz6n de tu viaje y feliz llegada a Santo Domingo» (comu-
Verbo, núm. 311-312 (1993), 193-213 W3
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/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCrlN
píritu -católico e hispánico--del primer Descubrimiento y con
el objeto de celebrar
el V Centenario de la epopeya del descu­
brimiento, civilización y evangelización del Nuevo Mundo.
Consideraremos
el viaje de la «Niña III» a América en sus
significados científico, psico-social, de mentalidades y teológico.
En ciertos aspectos y por lo que respecta a las mentalidades y
al significado teológico seguiremos, entre
variadas aportaciones
que citaremos,
al doctor don Alberto Caturelli.
2. El primer significado de la «Niña III» es su destacada
aportación
científica en el ámbito de la arqueología naval, pues
la ciencia nunca
se ha recluido en .las universidades,. museos y
academias. El viaje de la «Niña III» es un hito importantísimo
en la comprobación de cómo fueron las naves de los . descubri­
mientos
y, concretamente, las del almirante de la «Mar Océana».
La navegación.de li,.,~iña ·III» ha sido precedida de profun­
das investigaciones arqueológicas del capitán Etayo sobre cómo
eran, en realidad, las naves
del· Descubrimiento. Estudios estos
admirables por la profunda dedicación
de su autor, y por el rigor
y seriedad científica
-en busca ansiosa de la verdad-de sus
aportaciones (2).
nicación del viceprefecto don Francisco José de Lizarza a don Carlos Etayo ) .
. El viaje de la «Niiia Ilb lo ha efectuado a sus 72 años. La nave partió
de Baiona (Galicia) a finales de julio. Fondeó en Palos, Las Palmas (14 de
agosto) y Gomera
(4 de septiembre). El 30 de septiembre la expedición
partió de la Gomera baria el Nuevo Mundo. Tras 38 días de navegación
llegaron a Santo Domingo el 7 de noviembre.
(2) ETAYO Et.IZONDO, Carlos: La «Santa Maria», la «Niña» y la «Pin­
ta», Pamplona, 1962, 129 págs.; La :expedición de-la «Niña II». Ba.rcelona.1
ed. Plaza y Janés, 1963, 259 págs.; 14.000 millas en carabela por las rutas
de Col6n, Madtid, Editora Nacional, 1975, 371 págs., 135 lám.; Naos y
carabelas de los Descubrimientos y las naves de Colón, Pamplona, 1971,
262 págs.; La verdad sobre la Santa Maria, Pinta y Niña. La Mar y los
Veleros, Pamplona, 1991,
XXIV + 67 págs. + 90 págs + 2, s.n.
Del mismo autor son· 1os artículos siguientes publicados en la Revista
General de Marina, varios de ellOs en polémica con otros investigadores:
«La Niña del viaje del descubrimiento era diferente que· la del segundo viaje
colombino» (octubre 1970), págs. 383-394; «Las naves del Descubrimiento•
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
Los resultados de estas investigaciones de archivo han ido
unidos a un deseo de abrir polémicas públicas,
esclarecedoras de
la
vetdad, con otros investigadores como don José María Martí·
nez Hidalgo, don Julio Guillén (director
del museo naval) y
don Eugéne
Lyon. «Con ello quería ( en 1971) abrir una polémica
para que se abriera un debate y pudieran corregir mis errores.
Pero
no me corrigió nadie» (3 ). Estos intentos polemistas conti­
nuaron años después (

4
). Es más, la navegación de la «Niña III»
y la de sus embarcaciones predecesoras, construidas con la direc­
ción y
a
expensas del propio capitán Etayo, pertenecen al decisivo
campo de las aplicaciones que, muchas veces, son más fiables y
contundentes que las soluciones teóricas, sobre todo en el difícil
ámbito de la atqueología naval. Estas aplicaciones se iniciaron
mediante la construcción y navegación de 14.000 millas con la
carabela «Niña
II» (1962), de 10:000 con la carabela «Olatrane
San Lúcar» (1965) y de algunos cientos de millas mediante la
pequeña
embarcación latina «Algarbe» (1971-72). Estas embar­
caciones fueron mejoradas paulatinamente. Los graves defectos de
la «Niña
II» fueron subsanados por el «Olatrane» que a su vez
ha sido mejorada por la «Niña III» al poder ceñir, es decir, na­
vegar contra el viento (5).
(mayo 1984), págs. 711-721; «Ante el V Centenario» (agosto-septiembre
1985), págs.
245-264; «La Santa Maria, la Pinta y la Niña» (abril 1987),
págs. 455-481.
(3) Diario de Navarra, domingó 3-1-1993, entrevista pág. 37.
( 4) Además de los trabajos citados eo la nota 2, don Carlos Etayo
expone, al gran público, uoa síntesis de la polémica y del estado de la
cuestión en Diario de Naoarra, jueves 23-IV-1987, pág. 22; ídem., domin­
go 3-1-1988, pág. 35. En El Alcázar, 24-XII-1986, págs. 16-17. Etáyo abre
polémica oon don Eugenio Lyon y, en la citada Revista General Je Marina
(oct. 1970, abril 1987), replica a don José Maria Martfnez Hidalgo.
(5) La carabela «Niña III» tiene 17 metros de esloca, 4,30 metros de
maoga, 1,70 de puotal y un peso total de unas 30 toneladas. El palo mayor
tiene
17 metros desde la quilla, El casco y su arma26n son de roble. Los
grandes palos son de abeto del bosque Irati (Ochagav!a, Navarra) y la obra
superior de pino para así dar a la embarcación una mayor ligereza.
El único medio de propulsión de la «Niña 111» en sus traveslas ba sido
la acción del viento eo las velas. El de gobierno, un timón de caña maoe-
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JOSE FERMIN G,ARRALDA A.RJZCUN
El capitán Etayo no sólo ha tenido y tiene la gran virtud de
coot{as.ar sus conclusiones teóricas .. con la realidad experimetal
de los
hechos,. hasta el extremo de repetir la epopeya colomhioa
en
varias ocasion~s. Ya está en condiciones de afirmar que la
investigación y, especialmente, la práctica marinera efectuada
por dichas ttes carabelas, incluida la «Niña III», ha mostrado
qué solución actual es la más auténtica acerca de cómo eran los
barcos del descubrimiento, así como los graves defectos --a su
juicio--más llamativos de no pocas carabelas construidas con
ocasión
del V Centenario. Cree haber llegado a una conclusión
finaj sobre cómo eran los bancos del descubrimiento. Debido a
los esfuerzos, realizaciones y
resulrados del capitán Etayo, ya no
se
podrá decir, como alguien dijo el año pasado (6), que todas
jado a mano para seguir un ruml¡o. fijado en una rosa náutica análoga a
la
que utilizaron los descubridores. ·
( 6) Esta afirmación replica a don Geranio Fraile Carloa-Roca quien,
en relación con las tres carabelaa del · V Centenario oficial y cuando estas
recalaban en visita cultw:al en la balúa y puertO de Santander, afirmó lo
siguiente:
«,Estas naves son realmente una reproducción fiel de las que llevó
ÜJ16n en su viaje a las Indias? Creo que, en estos momentos, no hay naclie;
que con absoluta certeza pueda afirmarlo; es, no obstante y sin duda, la
más fiel reproducción que los conocimientos históricos han· podido apor­
tar» (Diario Montañés, 18-Vl-1991).
Sin duda, el término «con absoluta certeza» es un eufemismo que per·
mite afirmar al autor, sin mayor demostración, que las naves. del Centena·
rio oficial son semejantes o fiel réplica a las del Descubrimiento. Gerardo
Fraile no ha debido de estudiar los trabajos teóricos de don Carlos Etayo,
ni parece conocer sus soluciones comprobadas sucesivamente con la prác­
tica marinera; aunque reconoce a Etayo algún esfuerzo bienintencionado:
«No
quiero .olvidar en los antecedentes a.! teniente de navío Carlos EtayoJ
quien con «La Nilía», construida según sus estudios, atravesó el Atlántico
siguiendo laa huellas de Colón».
Según el capitán Etayo, don Gerardo Fraile olvida totalmente ( como
prácticamente todos) que dos años después construyó el «Olatrane San Lú­
car» con el que navegó 10.000 millas; que el «Olatrane» fue una carabela
coo laa mismas funciones que la «Nifia» del primer viaje de Cristo'bal Co­
lón, que fue un velero de altura bastante bueno y que corrigió algunos
defectos
importantes de la «Niña Ifa de dicho capitán Etayo.
Don Gerardo' Fraile· y otras personaa debieran de explicar las· conver-
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·'_,;:•.\JWTORNO'A.L·NUEVO-MUNDO
las soluciones de cómo. eran las naves del desc,;ibrimiento son
igualmente válidas.
3. Los significados del viaje de la «Niña III» en el ámbito
psico-social son más complejos y subjetivos. Su aportación tiene
una caladuta humana
más honda y profunda que el significado
científico ya explicado por ser más vital e interpelativa.
3.1.
La .«Niña III», en su derrota hacia el Nuevo Mundo,
es el triunfo del valor. Los peligros de la Mar Océana ---'-del «mar
tenebroso» como le gusta decir al capitán Etay~ son constantes
y en. ellos el hombre alcanza unas de sus máximas tensiones in­
teriores. La tripulación, al ostilq de l~ del descubrimiento.;. queda
casi a merced de la fuerza, bronca y a veces despiadada, de la
natutaleza. Frente a ella, sólo resiste el ingenio y la hiiliilidad
del marinerd, huérfano de aquellos motores y otros adelantos
propios de
las revoluciones indústriales que . ya han impulsado a
algún gran «cascarón» tanto desde México hasta · España, como
las derrotas de algunas otras embarcaciones del V Centenario.
·
El capitán Etayo sintió la cólera del mar en su viaje de 1962.
Lo expresó de la manera siguiente,
«Es en estos momentos, realliadas ya todas las faenas
necesarias, cuando nos damos perfecta cuenta· del peligro
que corremos.
Mienttas dura la actividad ella misma nos
.,-~---
saciones que Etayo mantuvo con la organización del Centenario oficial
en defensa de sus tesis; el descortés ttato final del que fue objeto por
miembros de esta institución; el absoluto evado» de las instituciones pú­
blicas del &tádo y de. la propia Navarra -la «carabela navatta» !Limaron
a la «Nifía III» en algunos puertos-hacia el proyécto de la «Nifía III»,
a través de la cual y," en solitario, ha-·querido demostrar sus tesis relativas
a la arqueología naval.
Seguramente, la causa de este «vado» · es el contenido espiritual -ca­
t61ico e hispánico-del proyecto-realizaci6n de don Carlos Etayo, Según
declaraciones del· capitán Etayo: « Ya en 1983 me quisieron meter én el
ajo
y. con la conmemotaci6n del V Centenario, cuando vi que las réplicas
que se iban a realizar· tenían defectos graves, me· consideré-en la .Obligación
de rectificarles pero me" despreciaron ol!mpiéamenie» (Diário de NllfJatrá,
domingo, 3-I-1993, entrevista en pág. 37).
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!OSE FERMIN GARRALDA ARIZCU}{
absorbe por entero y no da fácil paso a otros pensamien­
tos, pero cuando ya no hay nada que
hacer y transcw:ren
las horas, la preocupación dominante snele ser si se salvará
o
no la vida.
Aquella tarde, mientras oíamos
silbar el viento en las
Jarcias y aguantábamos -furiosos bandazos y cabezadas, per­
naneciamos silenciosos meditando sobre la posibilidades de
superar aquello.
De vez en cuando se oía algún comentario: "¡Caray
con el día de difuntos, puede que a la noche haya nueve
más
... ". Los comentarios formulados con voz un poco ten­
sa, tenían un matiz de
ironía y suscitaba falsas risas o son­
risas. Pero eran propios de
gente de buena moral» (7).
Ultimamente, el capitán Etayo se
ha expresado sobre el
viaje de
la «Niña II» de esta maneta: «P / Ustedes tarda­
ron muohos días en
la travesía. R/ Tardamos 7 3 porque no
soplaron vientos favorables, rompimos el timón, un tem­
poral nos echó 50 millas al sur y, además, la carabela no
tenía mucha velocidad. A
los 50 días la prensa se pregunta­
ba donde estábamos. Nos dieron por
desaparecidos por !o
que
comenzó la búsqueda. Pensaban que nos habíamos
ahogado.
P /
¿ Y la familia? R/ Les daban el pésame, la gente
les huía
para no preguntarles por mí, porque pensaban que
había muerto. Fue espectaculat» (8).
(7) ETAYO, Carlos: La expedición de la «Niña IJ., op. cit., págs. 177-
178. Según Etayo, el Suplemento semanal, núm. 250, 9-VIII-1992, págs. 26-
29, distó de reproducir este relato, sustituyéndolo por otro que nos parece
más Poético y que dice así: «Es la inactividad la que hace trabajar la
imaginaci6n, cuando los golpes de mar son cada vez más fuertes y los ban­
daws del mar gigantescos... Recuerdo un dfa terrible, un día 1 de noviem­
bre, día de difuntos... El miedo comenzó después de la acción, estábamos
en
el crunarote de la Niña II. El mas azotaba brutahnente la embarcación,
el viento silbaba muchísimo y · la lluvia era tremenda. El movimiento del
barco era aterrador. Sentí miedo. Todos callábamos porque todoa pensába­
mos lo mismo. Nos invadía un silencio angustioso. De repente hubo un
comentario que nos sacudió a
todos: « ¡Caray con la noche de los muertos!
Puede
-que mañana haya nueve más ... » Y -alguien afisdi6: «Estamos perdi­
dos» .. La madrugada era de película. Yo recé. Pensé que no verla más a
mi
familia. Y al tercer día de aquel temporal rompimos el timón ... ». Se­
gún -Etayo, puede que dijera las tres últimas líneas,
(8) Vid. nota 3, pág. 36.
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
Una vez mostrados los graves peligros que hoy día, al igual
que en 1492, puede atravesar
la expedición. Etayo me escribe
que en el viaje de la «Niña 111»:
«Hemos vivido algún momento tenso pero no hemos
sufrido
un temporal comparable al de la '"Niña II". Senti­
mos el
peligro al llevarnos la corriente hacia un acantilado
estando encalmados; o al atravesar el estrecho entre la Gran
Canaria y T enerife con vientos muy fuertes por el través.
(En este último estrecho) la "Niña
III" iba muy escorada
y
eran muy notables el silbido del viento en la Jarcia y el
sonido de las olas al ser rotas por la carabela ; fue de noche
y
la mar estaba muy blanca y bastante alterada ; pero se
veía que la "Niña 111" podía con aquello y había una gran
fascinación en el conjunto
de la e-» ( testimonio per­
sonal de 3-1-1993).
3.2. El viaje
de la «Niña 111» es una auténtica gesta para
los hombres de tierra adentro y sin duda también para los del
mar.
Ha alcanzado el rango de lo excelente. Es la antítesis de la
mediocridad, del investigar y
actuar con prisas y, por ello, con
una acusada inclinación a
la chapuza. Es una gran obra bien
hecha,
acabada y ribeteada con la espuma del mar. Este sentido
quizás ayude a disipar
el actual -según Julián Marías--«rencor
contra
la excelencia», contra «toda manifestación superior del
alma (que) irrita (hoy) a muchos» (9).
3.3. Gesta deseada con fuerza, para cuya realización
se ha
luchado con ahínco y en solitario, y cuyo éxito ha dado y está
dando satisfacciones sin cuento. Es la antítesis a la monotonía,
limitación y pequeñez de horizontes de nuestros días, en .los que
la consecución fácil,
placentera y escenográfica de lo inmediato
y · de cortos vuelos tiende a producir hastío, cansancio y arruga-
(9) Suplemento semanal, núm. 259, 18-X-1992, págs. 20-26. En este
mismo sentido Julián Marías se expresa en «La desesperaci6n del pr~te»;
ABC, 27-IV-1990, al concluir: «Lo peór que puede pasar • una sociedad,
después de la discordia -es decir que los habitantes· no quieren convivir
unos con otros-es que se vea invadida por. el 1'e8CDtimiento y el rencor
contra la excelencia. Sobre todo, porque son gérmenes de discordia». ·
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JOSE· FERMIN GARRAL[)A. ARIZCUN
miento del espíritu. La «Nifía III» ha !O!:O las fronteras que
nuestta sociedad
se .ha puesto a sí misma. En esta gesta se ha
arriesgado mucho hasta ofrecer, los tripulantes
· de esta novísima
carabela, al peligto sus propias vidas.
3.4. El vigor intelectual
.con el que está concebida la «Nifía
III», la excelencia que supone su navegación al continente de
Isa.bel de Castilla,
y los esfuerzos de todo tipo r ajenos a toda
improvisación
qué .ha supuesto .la expedición de la «Niña III»,
han hecho que la derrota de. esta carabela luzca como una de sus
consecuencias, aunque secundaria, su antítesis a la frivolidad e
inconsistencia cultural
de la posmodernidad de la que habla Da­
niel
Bel! (10).
3 .5. Gesta propia de gtandes espíritus que dominan las pro­
pias limitaciones y el miedo y temblor más secretos. Dominio
este de señores, expresado con una naturalidad que hace que
muchos le resten su gtave importancia ( 11 ). No cabe duda que
(10) Curso de veraoo de El Escorial: «Daniel Be!l y el fin de la ideo­
logía»
(ABC, 6-VIl-1991). Bell ey sociólogo y catedrático emérito de la
unlvetsidad de Hatva,:d. '
(11) No es fácil valorar en sus adecuadas dimeosiones, el esfuet20, el
riesgo y la capacidad marinera exigida -por un viaje como el de la «Niña
III» por -quien ni siquiera es «marinero en tierra». ¿Cuál ha sido ·la repercu­
sión de la expedición en la prensa? Según nos informa don Fernando Hualde,
cronista de la expedición, la empresa de la «Niña 111» ha tenido en la pren­
sa mucha .. más reper<;usión de · la esperada -máxime cuando ·la organiza­
ción del PVCVD nada hizo al respecto-y menos repercusión de la mereci­
da .. Creem~. que estas palabras son ac~adas. La incidencia· de la exp~­
ci6n sé . ha centtado en la prensa navarra. El quincenal católico y navan:o
«Siempre P'alaote» ha sido el portavoz de la expedición; a distancia,
pero· COti' una notable colaborsci6n, le sigue Diario dé "Navarra Y, 'con ma­
yor diferencia'· Navarra Hoy. También, y a modo de ejemplo, aparecen re­
portajes en Iglesia-Mundo, Suplemento de El Pais, La Nación, Suplemento
Semanal, revista .Panorama; y crónicas en: ABC, El Pais, Diario 16 y re­
yista Tiempo de aventqra ... Lam~tablemente y salvo excepciones, la prensa
ha omitido toda mención al contenido espiritual del viaje de la •Niña III»
.......que es el que más impor~, destá.can~o tan só}o los aspectos drcuns­
tanciales de la espedición. Esto es lamentsble y muy preocupante. Refleja
la manipuktci6n .de la reali_dad y el .señor a· quien se sirye,
200
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
este recio temple estimula unos días un tanto· mediocres y aun
Vlllgares,
3.6. En la realización de esta empresa se ha dado prueba
de una profunda libertad interior por parte de los organizadores,
de los marineros que
han llevado a la «Nifia III» a buen puerto
(Santo Domingo), y del
capitán Etayo que, en todo momento,
ha sido el
alma del proyecto y de su realizació11. Sois, en verdad,
admirables.
3.7. Gesta, expresivo reflejo de cierto inconformismo, po­
pular, surgida «desde abajo» o desde la sociedad, espontánea y
¡¡eliérosa. Surgida· con virtud propia y ante o frente a los · conte­
nidos del V Centenario oficial y oficialista; ante la capitalización
de la conmemoración de dicho Centenario por los poderes cívicos
dominantes, ya por dejación social ya por la moda del momento
de que el.poder civil haga lo que las sociedades por sí
mismas
debieran de llevat a cabo. De por sí, una sociedad patalizada en
cuanto agente de la acción conmemorativa
-que .en este caso
creemos debe
ir unida a la celebración y no a uá mero recuerdo
de este
último, además muchas veces imbuido· en· una .crítica ne­
gativa-no implica que acepte in,discritninadamente los conteni­
dos que, de hecho, le ofrezcan las instituciones oficiales u oficia­
listas. En una sociedad
tal, nunca faltan minorías activas que alzan
su testimonio surgido desde la intimidad de las conciencias, ex­
presado ·sosegadamente mediante una desinteresada.
y casi heroica
actuación pública.
La «Nifia III» es una excelencia de aquellos
espíritus
.que tienen el privilegio del esfuerzo, de un andat joven
conquistado día por día, y del entusiasmo
por unos ideales euya
habitación es el corazón del hombre.
3.8. Uno de los aspectos
más llamativos de la. «Niña IlI»
es que nació en y para la celebración, alegre y espontánea, natural
y
confiada, de uno de los acontecimientos más importantes para
la humanidad: el descubrimiento, civilización · y evangelización
de un inm;,,,so continente, del «<:<>ntinente de la esperanza». En
esta celebración se han comprometido . gentes de todas .las regio­
nes históricas de las Españas. Llama la atención que, en este· lo-
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JOSE FERMIN GARRALDA ARlZCUN
zano ranúllete de responsabilidades, la idea orgirúaria y la per­
sona del capitán Etayo procedan del viejo Reino de Navarra, de
una tierra sin mar
ni puerto donde auscultar los deseos del océano
o sentir «las premoniciones de la existencia de América». Quizás
la procedencia del capitán Etayo no sea una casualidad y tenga
algún sentido profundo que no sea difícil desvelar.
4. En
relación con el ámbito de las mentalidades, el conte­
nido y mensaje del viaje de la «Niña III» tiene un impecable
punto de partida.
4.1. Huye de los tópicos comunes en nuestros
días. Tópicos
que sería largo
-e imprudente y fuera de lugar en mi interven­
ción-enumerar y que pueden estar, por repetición, en la mente
de todos. Por proceder de Vargas Llosa citamos los siguientes:
«La colonia... significó el oscurantismo religioso,
la
Inquisición, una censura que llegó a prohibir un género
literario -la novela-y la persecución del impío y del he­
reje, lo que quería decir en muchos casos, simplemente, la
del que se atrevía a pensar. La colonia siguificó la explo­
tación del indio y
del negro, y del establecimiento de castas
económicas que han pervivido, haciendo del Perú un país
de inmensas desigualdades» (12).
Estas afirmaciones han sido refutadas ante el gran público,
esto es, a través de la prensa,
por el profesor don Francisco Mo­
rales Padrón ( 13 ). No es mi intención demostrar la manifiesta
discordancia entre la realidad y las afirmaciones
de Vargas Llosa.
Baste recordar,
por ejemplo, las investigaciones de Silvio Zavala
sobre la encomienda, según el cual los indios mexicanos, bajo
la encomienda establecida por los conquistadores, tenían muchas
más propiedades y derechos que cuando pasaron a ser peones de
la granjas agrícolas conforme al modelo del capitalismd liberal.
Al parecer, entre otras muchas cosas, V
argos Llosa ignora tam­
bién el predomonio de la política liberal desde el siglo XIX y el
(12) El Pals, domingo 26,III-1984.
(13) ABC, 13-X-1985,
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
actual dominio del capitalismo-liberal. Ambos han modelado al
pueblo peruano y a Hispanoamérica por influencia anglosajona
y por la «modernidad» de un nuevo coloso: los Estados Unidos.
Aprovechamos el momento para diferenciar, por un lado, la mag­
!lll labor de la España «oficial» ( Corona, Iglesia, Instituciones
sociales, etc.) en favor del indígena, labor que abre el pórtico
de honor al auténtico indigenismo
y, por otro, los abusos y pe­
cados de ciertos españoles ( determinados conquistadores y pobla­
dores),
cuyo triste reguero y penosa estela fue contrapésada -sin
duda-por el buen ha= de muchos peninsulares.
Huye también
de interpretaciones fáciles y, sobre todo, ele
interpretaciones ajenas a la realidad. En el orden de la ciencia,
en ámbitos académicos, serios y ecuánimes en cuanto tales,
se ha
efectuado . un esfuerzo investigador de gran calibre con ocasión
del V Centenario, expresado en una auténtica obra investiga­
dora (14). Esta seriedad
y·profunclidad creativa contrasta viva­
mente con el ámbito divulgativo al gran público, donde ha pre­
valecido la opinión
-siempre subjetiva-, el interés personal
o
colectivo -'-de élites y clanes-- por el que los hechos deben
conformarse con los propios deseos, la interpretación
-'siempre
insegura-, la subjetividad -por recta que fuere-, e incluso la
ideologla convertida siempre en
un apriorismo inaceptable desde
la ciencia histórica.
No eo vano, «al impregnar la verdad histó­
rica de ideología queda deformada
la carga de vetdad que lleva»
(Morales Padtón) (15). En realidad, a toda persona anhelante de
verdad, no le interesa tanto lo que hoy
se piensa del ayer como
lo que los hombres del pasado entendían de sí mismos, indivi-
(14) Nos referimos a la edición comentada de las crónicas relaciones,
relatos, cartas, documeritos, etc., de la época de los descubridores, a las
investigaciones actuales sobre temas monográficos, a: ciertas interesantes
conferencias, simposium, · encuentros y sobre todo congresos de hombres
de ciencia. Los actuales estudios efectuados han ahondado nuestro saber,
sin embargo, falta el estudio metódico de importantísimos temas, soslayar
la repetición de enfoques· y puntos de vista, superar 1a excesiva parcelación
actual y de la ciencia histórica y akamar slntesis globales, originales Y
creativas.
(15) ABC, 9-X-1986.
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dual y colectivamente, manifestado a través de sus palabras y
hechos. Desvelar esto último es la labor del historiador, y no
acoplar el ayer a
la ideología o categorías -de pensamiento,
sentimientos o
deseos-del presente, ni reducir el pasado al
concepto· que de él tuvieron las instituciones oficiales o domi­
nantes del ayer. Insistimos en esto porque, en no pocas ocasiones,
entre los divulgadores han prevalecido las falsedades de la Le­
yenda Negra, anrigua como el siglo xvr pero enriquecida hoy con
nuevos e inaceptables perfiles. Leyenda expresada
en libros, pe­
lículas, conferencias, debates... y, especialmente, en la prensa,
En ocasiones estas falsedades tampoco han disimulado las for­
mas, ni se han recatado al vestirse con ropajes agresivos y des­
pectivos contra la obra de la.Iglesia y de España, ni incluso se
han
· abstenido de mostrarse contra la propia dignidad de su álea­
torio e indiscriminado destinatario, vertidos.
Al parecer, ha habido notables .dificultades para que fa con­
memoraci6n oficial del V Centenario fuese lo más fiel posible a
la realidad hist6rica. Han primado
más los intereses de Otro tipo
que los culturales e hist6ricos. Así
lo han manifestado historia­
dores eméritos como el doctor don Francisco Morales Padrón
(1988) (16) y el doctor don Alfonso García-Gallo (1989) (17),
entre otrOs. -
( 16) Importantes historiadores españoles, especialistas en América,
mostraron · en Ul universidad de Bonn: «Hemos sido marginados, ignorados»
de la organización de las celebrsciones del V Centenario .. Don Frsncisco
Mor.ales Padr6n (universidad de 'Sevilla)· afirmó: «Lo que se está. organizan­
do, desde el punto de vista oficial, no ha contado ni con las . universidades
ni con. la Academia de la Historia» ( ... ) «Ningún catedl'lltico de Historia
de Amérka, ni siquiers la Academia de la Historia ( el cronista oficial de
Indias), cuyo director es uno de los pocos colombinistas que hay en España,
~tonío Rumeu de Armas, fonnap. parte de la comisión nacional del Quinto
Centenario del Descubrimiento. de Am .. , U 7). . «Existe más que un interés cultural,·. un interés político por re­
saltar· determinadas cuestiones que se refieren al descubrimiento. En mi
opinión tieoe grsn importancia el estudio de la legislaci6n española para
América, en la que se demuestra que los territorios del nuevo continente
no fueron simples colonias españolas, sino reinos con 1a misma organiza-
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RETORNO'A·L; NUEVO MUNDO
Frente a la ínstrumentalización del magno acontecimiento,
García-Gallo
ha señalado:
«El principal objetivo en la celebración del V Centena­
rio del descubrimiento de América
es facilitar la compren­
sión entre ameticanos y europeos. Esto se ha conseguido
en algunos ámbitos
científicos,. como en el Derecho Indiano,
en el que nadie sostiene
ya la "Leyenda negra" ( ... ). En
la conquista de América, como también sucedió en las gue­
rras mundiales, se produjeron abusos innecesarios. Pero si
sólo atendetnos a este tipo de sucesos pata realizar una
relación
histórica, resulta muy difícil salvar cualquier acon­
tecimiento de la historia» (ídem.).
Al parecer, esta mención a las guerras mundiales es más hábil
dialéctica, exigida por los perfiles de la actual polémica, que re­
flejo de los acontecimientos del pasado, pues la conquista del
nuevo mundo no guarda relación
alguna con la naturaleza y la
hecatombe que significaron los dos últimos conflictos mundiales,
García-Gallo continua:
«La "Leyenda negra" es una campaña de difrunación
perfectamente organizada que se inició cuando España lu­
chaba contra el protestantismó en los Países Bajos. A par­
tir de ahí se escribió la historia de España y' por eso ha
tenido tanta repercusión» (idem.).
4.2, Nuestras fuentes para conocer el objetivo y propósito
del viaje de la «Niña
III» son: mi conocimiento personal de
don
Carlos Etayo garantizado por una prologanda amistad de la
que me honro ;
la lectura de sus libros· y de otros muchos
testimonios
suyos personales ; los Estatutos fundacionales del
PVCVD ( 18); los testimonios del marino durante
el desarrollo
ci.6n -que las provincias de Es pafia· ¡:,ero cori problei:nas difereiites» (Diarió
de Navarra, 21-IV-1989). · · ·
(18) El art!culo 2.º de los· estatutos del PVCVD dice así: «Difundit
al máximo la vetdad histó~ _ de las empresas del descubrimiento y evan:.
gelización ·del Nuevo Mundo, resaltando el espíritu católico y lo's· frutos
espirituales de tales empresas». · ·
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JOSE FERMIN GARRAL_DA. A/l.IZCUN
de su expedición del pasado 1992 y al final de la misma ( testi­
monios transmitidos por don Fernando Hualde, cronista del
via­
je); mis conversaciones con el capitán Etayo a su regreso de
América tras su. tercer viaje en carabela.
4.3.
Creo desvelar el pensamiento de don Carlos Etayo si­
guiendo al profesor argentino doctor don Alberto Caturelli, en el
librd El Nuevo Mundo que éste ha regalado al capitán de la
«Niña
III» a través del licenciado don Juan Louvier Calde­
rón (19). Una misma razón vital creo que ha unido la expedición
de la «Niña III» y el hombre hispánico desde el ayer; un ayer
que ha prolongando
su continuidad en nuestros días. Dicha razón
vital es muy superior en contenidos, verdad y profundidad, a las
vaguedades del genérico lema oficial de «Mar, Hombre y Paz».
Interpretado rectamente en base a otros lemas
más profundos y
explícitos, este lema es, no cabe duda, hermoso. Pero un lema
oficial no debe ser
vago, impreciso, sujeto a interpretaciones y,
mucho menos, puede sustituir a otros
mucho más adecuados que
él porque, en nuestro caso, además de ser un lema vergonzante,
sólo muestra vaciedad y provoca confusión. Es más, mucho nos
tememos que el citado lema haya sidd general y conscientemente
interpretado en
hase a los principios doctrinales de la falsa «mo­
dernidad», !dolc;, este que cubre su verdadero rostro con una fal­
sa -y no pocas veces hipócrita-máscara humanitaria.
En adelante, expondremos algunos aspectos entresacados del
pensamiento del doctor Caturelli y reflejados en el citado libro
que animamos a estudiar.
La relación del almirante con el Nuevo Mundo no fue de
mero hallazgo pues «hallar es un mero hecho que, una vez pro­
ducido, en sí mismo termina», y «no significa, necesariamente
(19-) CATURELLI, Alberto: El Nuevo Mundo. El descubrimiento, la
conquista y la Evangelizaci6n de Ambica y -Za cultura occidental, México,
Ed. Edamex-Upaep, 1991, 453 págs., págs. 44-56; ídem., «El verdadero
orden nuevo del muodo», Madrid, Rev. Verbo, núm. 307-308 (1992), pá­
ginas 873-905. Este último- trabajo sigue al anterior por lo que respecta a
la transfiguración de la ciudad antigua· supuesta por el cristianismo, y al
irunanentismo moderno como causa del «viejo»-desorden del mundo.
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
descubri,r, aunque descubrir deba suponer siempre hallar». De
por sí, hallar o «topar con algo», «no genera historia». Tampoco
fue
un mero encuentro de cultura porque las culturas no se en­
cuentran, ya que «no hay encuentro que
no sea personal y las
culturas indígenas y
la hispana no tenían el mismo nivel». Mil
cuatrocientos noventa y dos fue un verdadero descubrümento.
Como
tal exige un desvelamiento progresivo en el tiempo, esto
es, un conocimiento profundo, total e integral
y, como tal, nunca
acabado.
Por esto, todo descubrimiento es original y actúa sobre
el
,ser oculto en su profundidad ( originariedad), hasta que, en
cada caso y al fin, llega a ser conocido parcialmente para format
una cadena continua y maravillosa de acrecentados y continuos
conocimientos o descubrimientos de «ese» ser
sin fondo, sin me­
dida, pletórico de misterio que es el hombre, cada hombre. La
peculiat diferencia inherente a. cada hombre se agudiza con la
diferencia cultural y de civilización. Se comprende así que este
descubrir pueda
exigit un esfuerw heroico.
Personalmente creo que, en 1492 y 1992, este esfuerzo se ha
cumplido. En esta úlrima fecha al menos por la entereza y el vígor
espiritual de diferentes cuerpos intermedios sociales.
En 1492
unos monarcas encauzaron
.las desbordantes energías virales de
una compleja comunidad. Por entonces, todos los componentes
de la Monatquía
hispánica actuaban al unísono. En 1992 unos
minoritarios cuerpos sociales son quienes
han debido revitalizar
y orientat al V Centenario oficial y aun a
la mayoría social muy
influida por este úlrimo.
Pero sigamos al doctor Carurelli
en su comprensión del Nue­
vo Mundo. Se trata de un descubrir siempre enriquecedor,
tras el
cual nunca puede volverse atrás,
a la situación originaria en cuan­
to hecho consumado. Por eso, ciertos indigenismos hoy en boga,
que quisieran regresat a
la época anterior a 1492, son un impo­
sible. También
es nn imposible -afiado-el deseo de una su­
puesra «recouciliación» entre Espafia y América, pues este deseo
sólo tiene cabida en
la reconciliación de Espafia y América, cada
una consigo misma. El problema
no es del ayer, sino de salud
espiritual en el presente. La
fe católica ( universal), la lengua y
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
cultura (que en buena medida son «indigenistas»), la sangre uni­
da irreversiblemente por
el mestizaje, el respeto y asunción del
indígena.. . son pilares que sostienen el hermoso y complejo
edificio de la Hispanidad.
El planteamiento del
doctor Carurelli manifiesta unos conte­
nidos sumamente expresivos, cuya verdad estamos constatando
hoy. Así plantea la actual situación, problema y dilema de His­
panoamérica:
«Es precisamente ese nuevo Estado el que, a finés del
siglo
xvm, arrebata para sí el término "América" identifi­
cándolo consigo.
De ahí que "América" llegue a ser sinó­
nimo de progreso social,
económico.e industrial, de religión
dein0ttatista y pluralista, de laicismo · pleno como autosufi­
ciencia del orden temporal. Trátase
exactamente de lo con­
tradictorio de las Indias, de la América Hispana, que es lo
más occidental del Occidente como provincias del imperium
católico. Semejante América, se orienta a la contemplación
-que da sentido a la acción-y funda, en el descubri­
miento inicial y progresivo, en el mestizaje somático y
es­
piritual, un conjunto jerárquico y orgánico de pueblos, en
quienes
se manifiesta la tradición integral greco-romana­
ibérica-precolombina y católica. Estos pueblos constituyen
la América de Vespucio, donde el Almirante habla clavado
la
Cruz por vez primera. Dos siglos más tarde, el espírit:u
de Europa (moderna),
contradictorio eón el de la Cristian­
dad de la España descubridora y misionera, usurpó
el nom:
bre y lo usó como propio. Para la antigua Iberoamérica
reserva, con
mal disimulado desdén, el nombre de Latín­
América. Este proceso comenzó
en. 1620, se concretó en
1776 y alcanzó
su plenitud en nuestro tiempo. Debemos,
pues, recuperar el sentido originario del
término Améri­
ca( ... )» (pág. 191; véase también el capítulo XI, págs. 405-
450).
La cita ha sido larga pero también muy interesante. Iberoamé­
rica.
es de fundación católica. No existe sin el mundo precolombi­
no y sin
fe en Cristo (pág. 291 ). Esta afirmación se vincula a la
siguiente, igualmente expresiva y cuya importancia constatamos
casi diariamente:
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
«Si América ha de ser ella misma, debe continuar el
descubrimiento, sin olvidar
su propia originariedad, como
fuente de toda posible originalidad; de lo
contrario, se
condenarla a pseudo-vivir colonialmente» (págs. 55-56) (20).
Por ejemplo, de «un europeísmo bastardo, paradójicamente
invasor y negador
de la verdadera tradición iberoamericana»
y de
la auténtica tradición europea (pág. 392).
El futuro no parece hoy nada halagüeño porque «la desvirtua­
ción total del sentido del descubrimiento y la evangelización de
América ya cubre toda la tierra.
La gratitud manifestada por el
Papa a la España misionera, cae en el vacío» (pág.
4.34 ). Es este
vacío
y desvirtuar ld que la «Niña III» ha querido evitar y, en
lo que corresponda en el planteamiento erróneo
y a veces secta­
rio de algunos, combatir. Decimos que la prensa
ha hecho menos
elogio
y ha dado menos información del viaje que la merecida,
no
sóld por el notable valor arqueológico naval de la «Niña III»
y el gran riesgo humano de la travesía sino, sobre todo, por el
profundo significadd, católico e hispánico,
de esta vasta y aun
heroica empresa de la «Niña
III». ¡Qué bien ha rendido tributo
a
la Iglesia· católica y a la Hispanidad! ¡Con qué entusiasmo se
ha postrado ante España
y las Américas!
Vinculado a la verdad
clel descubrimiento -que · supera el
(20) En el artículo citado en la nota 19 se señala· a los EE. UU. de
Norteamérica como el actual dueño del mundo temporal, con un «autocon­
vencimiento de una hegemonía mundial de poder» a pesar de la gran farsa
que, en este sentido, supone la O.N.U. Según Caturelli: «La hegemonía del
poder-Uno ( exactamente lo conttadictorio del concepto de «naciones uni­
das») conduce a su plenitud
lo que bien se puede Thunat el «viejo» des-or­
den del «mundo» viene a coincidir con el anunciado «estado homogéneo
universal» como «fin» intta hist6rico de la historia» (pág. 892). Este po­
der-Uno que «proclama la plena autosuficiencia del orden temporal, no
puede ni podrá fundamentar un justo y objetivo orden moral de las na­
ciones. Por el contrario, quitado el fundamento objetivo y, por tanto, lle­
gado todo derecho natural», sólo cabe «depender del mero arbitrio de la
voluntad humana y no de uo orden objetivo natural» (¡ngs. 888 y 893 ).
Como voz procl(I.Dlada _ en la desolación de. la tierra: «Frente al inmanen­
tisi:a e inhumano «viejo» des-orden del mundo proponemos el vetd?- orden nuevo del mundo• (pág. 905).
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/OSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
hallazgo y el encuentro----, puede explicarse el descubrimiento
como acto de la
conciencia cristiana, conciencia del Cristóforus
Colombus, de la Corona, de la Iglesia católica
y de múltiples
pobladores del Nuevd Mundo, que hizo que:
«( ... ) todo un pueblo, el español, explícita o implícita­
mente,
directa d indirectamente, participara de la empresa
y
se sintiera un pueblo de cristóforos. Ya no sólo indivi­
dualmente, persona por persona, sino como nación, España
siente que ha sido convocada a una misión (
... )» (pág. 63 ).
La relación entre descubrimiento, conquista y evangelización
se expresa en Caturelli de esta forma:
«( ... ) el descubrimiento es inicial (y supone el mero
hallazgo) pero también progresivo: la conquista, posterior
al descubrimiento, en realidad sotprenclió a la Corona es­
pañola y al pueblo español; la evangelización, en cambio,
fue lo primero en la intención. Aún antes del descubrimien­
to, cuando todavía nada
se sabía con certeza acerca de lo
que Cristóbal Colón había de descubrir,
los Reyes Católi­
cos determinaban por adelantado que el objetivo principal
(sin negar todos los demás, desde los políticos a los econó­
micos) era
fa incorporación de los infieles al seno de la
Iglesia Católica; este propósito
se vuelve explícito y predo­
minante cuando
se tiene noticia del resultado del primer
viaje de Colón (
... )» (pág. 236 ).
Sí, hubo pecados y antitestimonios por parte de conquistado­
res y pobladores españoles, que originaron una continua tensión
interna en la conciencia católica, como «drama de
la conciencia
cristiana» (págs, 177 y sigs.). Creemos que, a pesar de los
peca­
dos o abusos cometidos por peninsulares contra los indígenas,
lcis grandes esfuerzos y sacrificios efectuados a beneficio del in­
dígena hacen que la labor de España en general· -tanto por la
España oficial como por no
pocos peninsulares-fuese verdade­
ramente ind.Jgenista. No nos expresamos para contentar a todas
las tendencias actuales diciendo que la España oficial fuese indi­
genista
y la España real, los peninsulares, sufriesen en sus es-
.210
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
paldas el gran aímulo de pecados y barbariedades -supuestas o
reales-de su responsabilidad. Por un lado, sabemos que las
instiruciones oficiales frenaron y corrigieron
graves abusos de
ciertos peninsulares.
Así, «las Leyes de Indias promulgadas durante la
Con­
quista de América puntualizaban minuciosamente detalles
como un salario
mínimo para los indígenas-similar al
europeo-, un horario concreto de trabajo, la obligación de
facilitarles hamacas,
la prohibición de trabajar para las mu­
jeres embarazadas y los niños, etc. Es el primer conjunto de
medidas laborales que
se conoce. Para el siglo XVI esto es
algo avanzadísimd» (doctor Valent!n Vázquez de Prada). Asi­
mismo, «la esclavitud de los indios en América es un hecho
que duró poco, hasta 1542. En esta fecha
se promulgaron
en Barcelona las Leyes Nuevas, en las que se prohibía
ra­
dicalmente esclavizar a los indios bajo ningún concepto.
En 50 años se resolvió el problema, mientras que
la escla­
vitud de los negros ha llegado hasta ayer tarde» ( doctor
Paulino Castañeda) (21).
Sí, esto es historia oficial, pero también historia social, pues
de
la promulgación de la ley se pasó con ahínco a su aplicación.
Lógicamente, hay leyes porque
hay o puede haber delitos, y estos
aparecían como tales
y como pecado en la conciencia de los pe­
uinsulares. Las pruebas del éxito práctico de las leyes de Indias
son numerosas.
Por otra parte, nd parece justo generalizar los pecados y ex­
cesos de un sector de peninsulares de la primera época al con­
junto de peninsulares y durante toda la obra civilizadora de
América.
El mensaje de la «Niña III» es heraldo de una recíproca
fuente de novedades.
De una parte, portador de una antigua y
(21) Simposio Internacional sobre el V Centenario, Universidad de
Navarra, octubre de 1992; «Redacción». noviembre de 1992.
En este sentido véase el reciente artículo del dr. don Luis Suárez Fer­
nández, síntesis de sus numerosos estudios, y las entrevistas con el doctor
don Silivio Zavala ·y el doctor don Antonio Rumeu de Armas en la revista
At/Jntida, Madrid, Ed. Rialp, núm. 12 (oct-dic. 1992), págs. 34-63.
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JOSE FERMIN GARRALDA ARIZCUN
continua novedad arribada desde 1492 a las blancas arenas de
América, desde
las tierras del Viejo Mundo, lejanas y situadas
más allá de los ayer ignotos mares .. Y. de otra, de una continua,
vital y expansiva novedad constantemente reconducida desde el
Nuevo Mundo hasta el viejo solar hispánico. Novedad llena de
confianza y liberadora del miedo que
hoy, tanto el Viejo Mundo
como
Hispanoamérica pueden sentir en sus muy diferentes, pro­
fundos y mordientes problemas.
En
el espíritu que late en quienes la han hecho posible, la
«Niña III» desea que el estupor y la perplejidad que el indíge­
na de antaño sinti6 ante el español, ya de coraza plateada, ya de
sayal franciscano (Motolinia
es ya un símbolo), sea sustituido
hoy por el acercamiento
hermanado y confiado de los hispanos
de ambas orillas del «pequeño océano». Hispanos artificial y par­
cialmente separados hoy por la profunda crisis espiritual desna­
turalizadora que sufren los herederos directos de la Hispanidad
de ambas
liberas del Atlántico.
Ayer, «los dioses (indígenas) también murieron», cuando los
pueblos del Nuevo Mundo fueron alumbrados, fecundados, trans­
figurados y renacidos por la
fe en Cristo. El Nuevo Mundo fue
el viejo continente americano vivificado~ continente. «de inmen­
sos vacíos tanto c6smicos cuanto humanos», desproporcionado y
desmedido, mágico y aislado (Caturelli).
La «Niña III» también
desea que hoy mueran igualmente aquellos falsos ídolos en los
que algunos pretenden fundar la civilizaci6n tanto en Europa
como en América.
La conciencia descubridora, continuamente renovada y vital
de
los pueblos hispánicos, expresa tanto la radical novedad del
Nuevo Mundo como la novedad de la Vieja Europa. España ha
señalado a Europa, fundada por la catolicidad, el camino de los
mares y de un vasto continente a desvelar y redescubrir. Asimis­
mo; y por ello precisamente, la Hispanidad
puede hacer que la
actual Europa se reencuentre consigo misma en el espíritu que
la
hizo posible.
La actualidad de la Hispanidad es la actualidad del signifi­
cado de la «Niña III ».
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RETORNO AL NUEVO MUNDO
5. Significado teológico de la «Niña III». En el más decan­
tado ámbito teológico, la
'bandera de la Inmaculada Concepción
enarbolada en lo alto de la nave, recuerda a todo navegante de
los mares de la vida, que la Evangelización del Nuevo Mundo
fue, ante todo, mariana.
María como Medianera universal, como
Tutora de la Historia.
No ·en vano, la participación de María en
la Misión del Hijo es plena.
Caturelli se expresa del modo si­
guiente:
«Aunque oscuramente expresada, Ella
es explícitamente
conocida
no antes de que América existiera sino cuando
América comenzó a existir por obra del descubrimiento que
fue acto de la conciencia cristiana; de
ahí. qué, la fe cristia­
no-católica es fundacional porque el
Mundo Nuevo emergió
a la existencia en el inicial y progresivo proceso de desmi­
tificación
y transfiguración del mundo precolombino. Y
como semejante proceso
no existe sin María, Madre espiri­
tual, Mediadora y evangelizadora,
la historia. del Nuevo
Mundo comienza con María» (pág. 323 ).
De esta manera, el lema de la celebración del .V Centenario
en Huelva por los Congresos Internacionales
XI Mariológico y
XVIII mariano, ha sido: «María, Estrejla de la Evangelización».
Unos versos del poeta
Morales perfilan la finura y la gracia
de la «Niña III» en su derrota, singladura por singladura, bajo
un cielo ya de luz, ya estrellado, hacia el horizonte del Nuevo
Mundo. A una carabela:
«concreción de olímpica sonrisa / vaso maravilloso de
tablazón sonora / pájaro de alas blancas para vencer la bri­
sa / amor de las estrellas
y orgullo de la aurora».
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