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Número 311-312

Serie XXXII

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Algunas reflexiones en el último decenio. Recapitulación de los ocurrido

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
·ALGUNAS REFLEXIONES EN EL· ·ULTIMO DECENIO.
RECAPITULACION
DE LO OCURRIDO -
Han caído en nuestras manos tres recortes de periódicos que mere­
recen la reanudación de esta sección de llustracciones. Al referimos a
ellas, '66guiremos el orden cronológico:
L }_CoNFBSlO_NES D~ .P. J&m Yn:s C.ALvÉz~ ~ . l.
En .EST -OUEST de enero 4e 1993, Claudia. Harmel reflexi¡ma, en su
articulo i;:Qnfessions. d'un pCre jesuite ancien auxiliaire elµ ~munisme.
C~mienza recordando:
cEl Padre Jean-Yves-Calvez, de la Com~a de Jee'l,Ís (de la
que fue Provincial en Fpncia) y de quien ~penes .se _habla ahora,
acaba de conceder una entrevista a l'Hu:manité (24 de noviembre
~e 1992);0" ~onita ocasión para recordar el_ nefasto papel que en
provecho del comunismo y de los peores . comunistas ha jugado
un número ¡ ay! cop.siderable de cristianos.
,Seguramente _qu~ ei:an eincer_os -Y hlen .intencionad,os, pero
su inteligencia se había extraviado, sin du,da por piedad (lo que
e_s muy respetable, aunque. la piedad no es siempre buena con­
sejera) y, aún ~ por el temor .obsesivo y casi malsano de que
se creyera qne si se era católico_ se era de dere,chas. No_ se preo·
cupahan de eaher si,· entre los valores defendidos por la derecha,
no habría algunos de ellos que permiti~ran a las sociedades
subsistir ·y hasta podemos decir, a los hombres ser humanos:
el orden, el deber, la autoridad, la justicia) la Patria, lq familia,
algunos añadirían la religión. Todo lo que llevaba el sello de la
derecha debía ser rechazado en bloque. Se debía ser de "izquier­
das". Era el ambiente del día y lo que en ene ·tiempo se llevaba.
Ni siquiera se molestaban en discenir los más auténticos entre
', , los Valores' que defiende la izquierda~ los menos ausceptibles de
· ·: oposición;. Por mor de una , especie de vértigo intelectual y sen·
·
timental se asumía todo, incluso lo peor; hasta tal púnto qu~
Verbo, núm. 311-312 (1993), 233-240 i!33
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durante un decenio y más, el comunismo Slalinista fue honrado,
idolatrado como si fuera el summuns, el final y la síntesis de
los valores de la izquierdo.
En ese· contexto sigue de.scribiendc, .HAR14BL:
cEI PADRE. ·cALVlj:Z ~dará en la histQria de las ideas ~~o
el que ha. pe;rmitido al marxiSD10' (y. eom~ eonsecuencia al co­
munismo) introducirse en el .pensamiento católico. El año 1956
publicó un extenso tomo, El pensamiento de Carlos Mar~ que,
durante muchos años, fúe el. manual en el .eual se. iniciaron. ge­
neraciones dé estudiantes de eiencias políticas en_ el_ pensamiento
de Marx. Ahora bien, el análisis del -PADRE CALVEZ se basaIM. en
un enorme contrasentido. Los textos que atrajeron su interés
fueron los de la juventud de MAax (antes de que MAD.x fuese ...
marxista), publicados por primera vez en vísperas 'de la guérra.
Es en esos textos donde MAllx hablaba de la "alienación de la
persona -humana". El futuro autor de E-l Capital> aún no había
elaborado su concepci-On materialista de la Historia y ·hbllian
en su cerebro flecos de un pensamiento idéalista, o haéta · espi­
ritualista.
Algo más ·tarde los rechazó; e incluso hay, en el Ma­
nifiesto comunista algunas líneas en las que hace -burla de ello.
>Los comunistas se espantaron, al principio, de esta 'interpre­
tación idealista o espiriiualista del marxismo, temiendo alguna
perfidia jesuítica dirigida a perturbar a la inteligentzia marxista.
Pero rápidamente se dieron cuenta de que, lejos de apartar a
los simpatizantes del marxismo-leninismo, los discursos sobre la
alienación de la persona humana atraían a los cristianos hacia
el comunismo.
»Puede ser que la intención"original del PADRE CALVEZ haya
sido decir a loe···-colllunistas· que el ·padre· de··-eti ·dóctrina era
mticho menos materialista de lo que pensaban y quebrantar así
sus convicciones: JAURES, anteriormente, había intentado una
empresa siniilár cuando polemizaba con PAUL LAFARGUE sobre
el materialismo y el idealismo en la concepción ·de la· historia.
Pero; si' ése era el propósito, -muy otro fue el resultado:..
Sin embargo, HARMBL, medita:
234
cLas conversaciones que ha · reférido LA HUMANITÉ nos
hacen dudar: un poco acerca de la." intención·. qn.e le atribuimos.
Son · -por lo· menos desconcertantes pOr no decir ateri'adoras.
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>Juzguen· 10 que sigue·:
>"He.
compartido con FnANZ FANON,: militante pro--argelino
de los años 60 y autor de Malditos de la Tierra la idea de ·-una
posible regeneración de las civilizaciones. pasadas, vencidas por
·la mezquindad y el interés persón~ por el tercer mundo en tan­
to que humanidad virgen y fresca. Es decir solidaria y abierta
al _prójimo".
:>Creemos estar soñando.
>Ciertamente no ha sido el primero (ni el único) en delirar
de esta manera. Después de to-do~ los· ~is.tianos del-. siglo 111
contaban con los "bárbaros" llegados de la otra orilla. del Rbin
para regenerar la sociedad 'Romana. Ya se sabe el resuÍ.tado que
esto iba a_ dar. A partir del _siglo XVI, y particularmente en el
xvu1. se extendió la creencia en el "buen salvaje", en el hombre
que es bueno cuando sale de las manos de la Naturaleza y que
la Civilización ha pervertido. En el siglo· XIX se verá al· a.~ar­
quista CoEUBDEBOY profetizar la regeneracidn de Occidente por
los cosacos, mientras que uno de los padres ,de la ideología ra­
cista V
A..-CHER DE LAPoUGE ponía sus esperanzas de renovar la so­
ciedad europea en los bereberes de-Afrioa del Norte "la última
reserva de los bárbaros blancos". La regeneración por los bárba­
ros -de los pueblos que la civilización ha llevado de decadencias
morales o decadencias físicas, formaba parle de las ideas enton­
ces corrientes,
y si hoy ha perdido presencia y fuerza. es porque
ha sufrido la · concurrencia de otra convicción de la misma na­
tutález&, la l'egeneración social, no por los bárbaros del· exterior~
sino por los del interior: ¡los proletarioS!
>El proletario ha sido el sustituto dél buen salvaje. Según
una expresión jocosa y profunda de ANDRÉ PHu.IP, se puso de
moda 'fla ii:imaculada con,cepción del prOletatiadO n. Detrás vino,
como se ve, el turno del tercer mundo ...
> Verdaderaménte, es el momento de recordar a los católicos
· -compr~ndidos los Padres jesuitas-que desde lá · falta de Adán,
el homb:Í-e ~stá. marcadó por el peca~J°o original, y· que· le llega
.el turno de hacer ei mal;· la sociedad· no· "es fOrzosa:i:nente su
causa».
IJ. UN DECENIO EN LA VIDA DE LA IGLBSL -EN EsPAÑA.
En la despedida del Cardenal Arzobispo de Madrid, DR. ANGEL Su­
oüfA, ·de su Presidencia de la Conferencia Episcopal, ABC del 16 de f.,.
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brero de 1993, publicó en su tercera plana el articulo de éste, La década
de los ochenta (80-92): Un decenio en la vida de l.• Iglesia.
El Cardenal SuoufA advierte:
cEs razonable _pensar que en 1982 se clausura un _periodo Y
.se abre otro. ~uevo. Se clausura el período de la tninn.ción po­
lítica,
en el que la Iglesia había jugado un papel importante,
como factor
de estabilidad y de sereno equilibrio. Se clausura
también el período del inmediato posconcilio, con sus luces Y
sombras, y c~n sus perplejidades y vaivenes en la interpretación
de la fe y de la vida de la Iglesia. Y Se clausura, silenciosament~
el peiíodo marcado por aquella "revolución del 68", que babia
sembrado. el mundo dé ideales ambigiioS, tras los que se enmas­
caraba con frecuencia el más pragmátie9 nihilismo>.
Al aludir al Concilio, contrapone:
«Los 1;ectores y gmpos que recibieron el Concilio con des­
confianza,
y lo contraponían a ula Tradición", no conocían bien
la Tradición católica. Porque "la Tradición" era el Concilio, y
lo que se llamaba tradición y se contráponía al Concilio eran
con frecuencia posicione.a moderna.a, expresión de un catolicismo
decadente~ más inspiradas en ideologías políticas que en las fnen­
tes
de la fe de la lgleília.
>Pero
no estaban más cerca de la Tradición de la Iglesia
aquellos para quienes el Concilio significó casi sólo una luz
verde para toda clase de .experimentos con la fe y la vida cris­
tiana.
Co:rpo si la fe en Jesucr.isto fuese una qhra human~ que
: los hombres podemos hacer. y deshacer · al hilo de las u exigen·
cias"
de los tiempo~ Entendido el_ Concilio en esta clave, la
riqueza inmensa de su magisterio tei;úa necesariamente que des­
virtuar.se.
o perderse. La necesar_ia "apertura" .al mundo sería
entendida como disolución de la fe y de la vida .cristiana en las
corrientes de., la historia. Y la renova«ftó-n de la Iglesia tendría
so punto de mira menos en la identidad· cristiana original que
en el aplauso del mundo, un mundo cada vez más distante de
su matriz cristiana>.
Aqui enfoca el inicio de eSta d~cada:
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cEn torno al comienzo de los ochenta se abr.e . un 'periodo
nueVo, con ·característicils propias en la Iglesia y ·-en el ~'do~
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Por una parte, se empieza a poner de manifiesto el fracaso de
las ideologías que habían oetJ.ltado, durante la mayor parte del
siglo,
el vacío abierto en las mentes y en los corazones con el
abandono de la fe cristiana, y de toda fe, en Dios como en el
hombre. El -marxismo, salvo para algunos occidentales interesa·
dos o
desinformados, era ya un cadáver cultural al comienzo
de la década: el telón de acero había perdido toda credibilidad
como protección del Paraíso mucho antes de ser derribado físi­
camente.
>En Occidente, entretanto, la descristianización, no sólo de
algunas elite~ sino del pueblo muestra su verdadero rostro. Por
primera vez, en Europa -y América, surge una_. cultura cuyos
ideales ya
no tienen ninguna referencia religiosa, y por tanto,
tampoco verdaderamente
humana. Nace el hombre fragmentario,
"fugitivo
de sí mismo n_ .y _de la realidad, atiborrado de bienes
de este mundo, pero triste, desespera~o y violento •. Comienza
la macabra y vertiginosa expansión del sida .y de la droga que
van parejos a la difusión del. crimen. del aborto, y a una degra­
dación constante
del valor de la vida humana. Los p!'.)deres po­
líticos
no parecen tener energías para afrontar estos problemas
en profundidad, porqne es,~ -supondría hablar de un bien y un
mal verdaderos. Las mismas democracias tienden a vaciarse de
los valores que las legitiman y en la misma medida se hacen
progresivamente incapaces de contener las sucesivas o_leadas de
corrupción
y_ de violencia que las minan por dentro, y de ~fron­
tar eficazmente los problemas humanos, como muestran de for­
ma patética los horrores de Bosnia_·Herzegovina. El caso del
socialismo, europeo y español, se inserta de lleno en este marco:,.
Hoy, sigue el artículo:
cEl reto es saber si los cristianos com:o pueblo vivimba esa
vida de tal modo que en este mundo, más ·roto que verdadera·
mente plur~ estamos en condiciones de representar un nuevo
comienzo,
de generar una Humanidad nueva.
>La Conferencia Episcopal Española-, en esta década, ha tra·
tado de responder a estos retos. Ha luchado por sostener la
identidad de la Iglesia, frente a tendencias -de fuera y · de deri­
tro-que quisierán verla disolverse en una cultura que a su
Vez está en pleno proceso de disolución. Ha aceptado lealmente
que no coincide con la sociedad pero ha_ constatado tamhi'én que
su diálogo con el hombre real, de· carne y hueso, no eli dü:icil.
•237
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Se hace difícil cuando los poderes públicos se co.nvienen en
una religión, y quieren. "orientar" los principios morales y el
comportamiento social, La Conferencia Episcopal ha denunciado
la corrupción, cuando casi nadie se atrevía a hablar de ella, y
ha indicado, a. creyentes y no creyentes, camin~s para salir de
ella, Sobre todo,
ha .anunciado a Jesueristo, "Camino, Verdad y
Vida"
de -los hombres. Ha tenido que defendeY, y no siempre
con
éxito, el principio fundamental de la libertad religiosa, en
el campo de la educación como en otros campos.
>La Conferericia Episcopal Española ha tenido, en este perío·
do, dos presidentes.
Distintos, obviamente, por -su temperamento
y · su
modo de hacer las cosas. Pero acaso fuera bueno recordar
que el primer gran texto de la Conferencia que puso el dedo
en la llaga de algunos puntos a los que acabo de referirme, Ca­
~~ioos en la vida pública (22-IV-86), próviene del mandato an·
terior.
La independencia del poder judicial--decíamos ya en·
ton ces, por ejemplo--se· ve amenazada con graves · rie8gos para
la liberiad ·réaI de_ la'·aociedad· y de lós ciudadanos. Y que la
mayoría de -los doculllentos de · la Conferencia en estos últimos
años
-pieD.So sobre todo en La Verdad os h.ará libres (20-Xl-90),
pero n<> _sólo en él-han sido aprobados por una práctica unani­
midad>.
Es hUmano y, por coíisiguiéhte natural~ qUe · el ·cardenal SuoufA, no
hablé, y tal vez -n'i Siquiera vea, el tanto de cufpa-y, por tanto? la respon­
Sabilidad, q,ue j,Or la situación denünciada por dl, · corresponda a la Con~
ferencia Episi:opal' Española'' d~sde su Constitución en el Postconcilio, y,
con ella,-·en general, a· toda f(l Iglesia española."
fil. LA SOCIEDAD ES MÁS COBRUPTA AHORA QUE HACE DIEZ AÑOS CON EL
AGRAVANTE DE QUE NO ABUNDAN LAS INSTANCIAS SOCIALES Y PÚBLICAS
DISPUESTAS .A. COBREGIBLO,
Es sabido que en general los medios de comunicación de masas in­
terpretaron la elección de Monseñor
ELÍAS YANEs como un cambio de
rumbo en
la Conferencia Episcopal Española y en contra del Nuncio
MONSEÑOR TAGLIAFERRI y de las actuales orientaciones de S. S. JUAN
PABLO
II. Sin embargo, esto queda_ clarame,nte desmentido en la entre­
vista que concedió el nuevo Presidente a __ lSABEL SAN SEBASTIÁN y publicó
ABC del 21 d(! febrero de. 1993, De ella ,recortamos algunas preguntas
con ·sus
respectivas respuestas:
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e-¿Se considera usted. un hombre y un obispo progresista?
>--Ese término, aplioado al terreno de la vida de la Iglesia,
me parece -inadecuado-- y no le encuentro ningún sentido. Si
hablamos
en general, todo depende de lo que uno crea que debe
ser la dimensión del hombre. Por supuesto, si nos referimos al
progreso de la ciencia o de la medicina, todos somos progresia,.
tas; pero .para mí ser progresista signüica, entre otras cosas,
querer que haya una legislación que prohíba el aborto.
»-¿ Cómo definiría el progresismo?
»---Como decía Ortega y Gasset; es ·un término que se mueve
dentro de una filosoña de la Historia que es errónea, porque
considera que toda época posterior es necesariamente mejor que
la anterior, lo cual es muy discutible.
>-¿Hasta qué punto son ciertos los comentarios según los
cuales algunos de nuestros obispos están molestos por la actitud
excesivamente intervencionista del Nuncio, monseñor Tagltaferri?
>-----El Nuncio; ·que yo sepa, no tiene_ ningún tipo de inter­
vención en la c·onferencia; no percibo esa conducta y no me
consta que se produzcan comentarios como los que me meneiona.
>-¿ Cómo piénsa plantear la batalla para recuperar el te­
rreno perdido en m:á.teria de edU'cación que, si no estoy mal in­
formada, es uno de los que máS preoClipa a la Iglesia en estos
momentos?
>--En efecto, hay quienes se empeñan en asegurar que el
conflicto existente con el Estado se ciñe a· las· relaciones econó­
micas
y eso es falso. Ciertamente hay un conflicto económico,
pero es mucho más importante para nosotros, y mucho más
apremiante,
todo lo que tiene que ver con la educación. Ahí hay
muchos problemas sin resolver y otros que se han resuelto con
una imposición unilateral del Estado, lo que equivale a un fra­
caso
del diálogo».
e:-Me parece que hay mucha gente que ee ha alejado de
la práctica religiosa, que no de la fe, en razón de la actitud
inamovible de la Iglesia en cuestiones tan polémicas como el
divorcio o los anticonceptivos. ¿No está dispuesta la Iglesia a
cambiar para recuperar "clientela''?
:,--Es que eso toca a puntos fundamentales de la moral
cristiana y la Iglesia traicionaría el mensaje evangélico si en
esas cuestiones adoptara una actitud de acomodación a la socie­
dad de consumo. Sabemos que esto es incómodo pero tenemos
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que recordar porque está en el Evangelio, que la Iglesia debe
ir avanzando entre persecuciones y eeduccionee.
>-¿Son, a su juicio, más -corruptas la sociedad y 1$ política
en la España actual, de lo que eran hace diez o veinte años?
>-Yo tengo la impresión de que sí. A mi parecer, en los
últimos treinta años en la sociedad española han crecido la sen­
sibilidad,.
social, y eso es un progreso, mientras que en lo que
se refiere a moral individual y familiar los criterios morales
han descendido en la estimación de las gentes.
»-La Iglesia no debe nunca eefi:alar-el pecado de los hom­
bres como si ella estuviese libre de_ pecado. FJ predicador cris,.
tiano debe ser consciente que esa predicación que dirige al pró~
jimo se la debe dirigir ante todo a sí mismo>.
c.-¿Es U8led contrario a la pena de muerte en cualquier
circunstancia?
>-Yo, personal.m.ent~, si y la Iglesia Católica, en su nuevo
Cate(:ismo, dice claramente que cuando sea suficiente para de­
fender a la sociedad recurrir a medios_ incruentos, no se debe
recurrir a la pena de. muerte.
»-No es una condena tan tajante com~ la del aborto ...
>--Estamos -en una situación muy-distinta, porque el recién
nacido
no es un criminal. La pena de muerte, cuando se ha
justificado, se ha hecho como una defensa de la vida de loe
ciudadanos; como
_una legítima_ defensa de la sociedad. Pero,
ciertamente, la lín(!B de la Iglesia va encaminada_ a que se vaya
suprimiendo>
•.
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