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Número 311-312

Serie XXXII

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Eudaldo Forment: Lecciones de metafísica

JNFORMACION BIBLIOGRAFICA
Eudaldo Fonnent: LECCIONES DE METAFISICA (*)
Euclaldo Forment, Catedtático de Metafísica de la Univetsidad
de Batcelona, despedía
d año 92 con otro gran libro de Metafí­
sica.
Digo otro, porque ya le habían precedido, en años anteriores,
Introducci6n a
la Metafísica (1984 ), El problema de Dios en la
Metafísica (1986), Dios y el hombre (1987), Filosofía del ser
(1988). Las Lecciones
de Metafísica, que acabd de leer, son diez
largos y densos capítulos de su especialidad. Aunque los presente
como «un manual universitario dedicado
al esrudio pormenori­
zado de las cuestiones centrales de la Metafísica»
(pág. 29), apatte
de la docencia universitaria, darán mucho que pensar a profesores
y especialistas.
Sus precisos enunciados son: I, Posmodernidad y
Metafísica ;
II, Crítica y Metafísica ; III, La búsqueda de la esen­
cia de
la Metafísica ; IV, Concepto de la Metafísica; V, Bases de
la Metafísica; VI, Fundamentación
de la Metafísica; VII, El oh·
jeto de la Metafísica; VIII, Método de la Metafísica; IX, Es­
tructura de
la Metafísica; X, Metafísica y persona.
Como dice A. Lobato,
en su espléndido . Prólogo, Forment
«apuesta por un retorno limpio
y noble del ser al horizonte cul­
rural, por una recuperación de la Metafísica» (pág. 12). Es una
respuesta más al reto del supuesto «olvido
dd set» por la Meta·
física occidental en estimación
de Heidegget. Una respuesta más,
añadida a las citadas obras anteriores del mismo Forment, a las
de Derisi, Gatrigou,
Ramirez, Fabro, Canals, Lobato, y tantos
otros testigos de
la auténtica Metafísica del ser.
La presente obra se mueve dentro de dos grandes coordena­
das. Pot patte del objeto, la apetrura al ser, objeto primario de
la inteligencia, transcendentalmente abocada a
él desde su primet
acto precientífico hasta
el· último de ejercicio sapiencial en el ter,
cet grado de abstracción formal.
(No se puede pensar en el ser
sin pensar en su facultad, ni ésta
es pensable sin referencia al set).
Y por
patte del sujeto, la capacidad conceptiva de la inteligencia,
(*) Prólogo de A. Lobato, Madrid, Ed. Rialp, 1992, 347 p,lgs,
Verbo, núm. 311-312 (1993), 221-231 221
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trasparente al ser e inmensamente fecunda, hasta poder hacerse
«de
alg,,n modo todas las cosas», al decir de Aristóteles.
El
recorrido de Forment es histórico-sistemático, horizontal
en diálogo con los metafisicos que han sido, y vertical en calados
críticos de discernimiento y valoración. Forment ya
es un maestro
que enseña a leer y a pensar.
En detalle no haré más que espigar algunos puntos salientes.
Las incertidumlm,s del «pensamiento débil» de la posmodernidad
no llegan a ahogar las inquietudes metafísicas del espíritu huma­
no.
En autores de la filosofía analítica se habla de aurora o cre­
púsculo de la Metafísica. Heidegger queda el retomo al ser. For­
ment lo ve con buenos ojos. «La Metafisica no queda completa­
mente excluida en la posmodernidad» (pág. 37).
Si el «pensamiento débil» de la posmodernidad ofrece inte­
resantes perspectivas de recuperación metafísica, también resulta
interesante el examen de los dogmatismos positivistas y raciona­
listas de los siglos xrx-xx que están dando lugar a actitudes
más
críticas. A ellos dedica Forment la lección segunda. Tampoco el
criterio de «verificación» empírica es intelectualmente absoluto;
la capacidad intelectiva
no tetmina en los tétminos de la induc­
ción empírica. Recoge la confesión de Popper: «Sostengo el rea­
lismo, porque constituye una
parte del sentido común que, hasta
ahora, no
se ha visto alcanzado por la crítica y que no tenemos
razones para abandonarlo»
(pág. 67), aunque nuestro filósofo
tdmista no puede suscribir, sin embargo,
la actitud hipercrítica
de Popper de que no haya certezas científicas que rebasen las
hipótesis. Pero si ve en él
un retorno a la Metafisica.
En la lección tercera Forment sigue de cerca las citvilaciones
de Heidegger sobre la esencia de la técnica, distinta de la técnica
y en la que
él quiere ver realizada la Metafísica. Pienso que la
Metafísica en que
se desenvuelve Forment tiene más profundidad
y trascendencia que la esencia de la técnica heideggeriana. El «ser
del
.ente» tiene en el tomismo mayor precisión que en el filósofo
alemán. Por eso la desvinculación del ser y de Dios en Heidegger,
que no era ateo y terminaba diciendo que
«sólo un Dios puede
salvarnos todavía», la achaca Forment a que la actitud crítica de
Heidegger frente
a la Metafísica occidental no alcanzaba a la
Metafísica cristiana y tomista, sino a
la racionalista, ésta sí des­
vinculada del ser y de Dios ..
A la n0ci6n histórica y usual de Metafísica dedica la lección
cuarta. La misma etimología de la palabra apunta a lo suprasen­
sible, a lo ·metaempíricO; en última instancia, a Dios mismo, de
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donde le viene también el nombre de Teología. En.la trayectoria
aristotélico-tomista es la sabiduría o ciencia del ser en cuanto ser.
Forment recoge la interpretación de
la Metafísica occidental,
ofrecida
pot Heidegger, muy condicionado por el intucionismo
platónico de las ideas desvinculadas de la realidad sensible. Este
intuicionismo intelectual desvinculado de lo sensible lo registra
también, con Canals, en el nominalismo, en Descartes y en el
racionalismo moderno. Descartes no
admitía la intuición senso­
rial, sino sólo la intelectual, que
es el único conocimiento verda­
dero, indubitable,
claro y distinto. Ese sería el conocimiento
metafísico.
En este subjetivismo desvinculado del mundo real se
movía también Kant.
Al tratar de las bases de la Metafísica, en la lección quinta,
atiende Forment fundamentalmente a la estructura del conoci­
miento intelectual, por el que el objeto se
hace presente al sujeto.
El autor asume plenamente
el realismo crítico tomista, subrayan­
do debidamente la función activa o conceptiva del entenditniento
en la producción del verbo mental. No
es que la Metafísica se
identifique con el éonocimiento y menos con el intuicionismo
subjetivista ; sino que existe una metafísica del conocimiento sin
la cual no
es dado entender lo que es la Metafísica abierta al ob­
jeto. Entender
es entender algo.
Me parece bien que Formen! subraye, con Canals, la función
cognoscitiva y locutiva del verbo mental.
Lo que no me parece
tan justo y exacto
es afirmar que «Cayetano empujó al tomismo
a un intuicionismo entitativo»
(pág. 145). La posición de Caye­
tano sobre la no necesidad del verbo mental es menos general y
mucho
más matizada, y en lo que tiene de opinable no sóld ha
sido desechada por Juan de Santo Tomás, sino antes y mejor por
Domingo
Báñez en el comentario al mismo artículo primero de la
cuestión
27 de la Primera Parte, y por otros grandes tomistas.
No obstante mi gran sintonía con el pensamiento del autor, no
siempre encuentro la deseable transparencia en su exposición,
mirando sobre todo· a su trasfondo tomista, no siempre coinciden­
te con el agustiniano en estos temas de conciencia intelectual.
Dada la prevención contra el «intucionismo» de Cayetano, no
parece lógico afitmar,
pot ejemplo, que «aunque esta percepción
del alma en su ser no
es una intelección objetiva, sino una con­
ciencia perceptiva e inmediata del propio ser, no obstante
es
iluminadora y manifestativa» (pág. 168). Me parece que Santo
Tomás fue bastante claro al respecto: «Nadie percibe que él
en,
tiende sino es por entender otra cosa; por eso es antes entender
otra cosa que entenderse a
sí mismo; por eso el· alma llega a per-
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cibir actualmente que ella existe por aquello que entiende o sien­
te» (De Veritate, 10, 8),
En la lección sexta sobre la fundamentación de la Metafísica
da un repaso· a los temas de
la verdad, de la certeza, de la evi­
dencia, de la autoconciencia,. cediendo la palabra continuamente
a Agustín, a
Descartes, y especialmente a Balmes, como no podía
ser menos.
En la lección séptima el dicurso va al objeto formal de la
Metafísica, el ser en cuanto ser, abierto al Ser Subsistente, en
razón de lo cual el último tratado de esta sabiduría versa sobre
Dios. Forment, en la línea de los grandes tomistas de todos los
tiempos, nos ofrece una Metafísica objetivamente trascendente,
perfectiva del saber humano a la medida de la perfección del ser,
forma de todas las formas y perfección de todas las perfecciones,
como dice y
repite Santo Tomás. Lo que no acabo de entender,
ni en sí ni como expresión del pensamiento de Santo Tomás, es
su afirmación de que «la esencia, por tanto, carece de toda per­
fección, o realidad.
Sus perfecciones y su misma realidad las ha
recibido del ser» (pág. 248); «el ser de los distintos entes difiere
por las diferentes esencias que lo limitan de distinta manera, que
lo rebajan, o imperfeccionan, en diferentes grados»
(pág. 251). En
mi opinión, que no pretendo sobreponer a la de Forment,
la esen­
cia tiene su propia perfección esencial ( vida, inteligencia, volun­
tad, etc.), y es coprincipio real del ser real, si bien la superper­
fección de
existir le viene de la existencia. Al decir que la exis­
tencia es la forma de las formas y perfección de las perfecciones,
no
se niega la realidad de esas formas y perfecciones. En algún
sector del tomismo contemporáneo
se está optando por un exis­
tencialismo tomista absorbente. Como dije alguna vez, se preten­
de esencializar a la existencia. Pienso que en Santo Tomás la
esencia
es mucho más que una abstracción o una posibilidad o
una simple limitación o negación de ser. Sin pretenderlo,
se está
cayendo en la negación de la composición real de esencia y
exis­
tencia. · Sé que nada más lejos de la intención del profesor For­
men!.
No quisiera abrir una polémica sobre el particular; pero
sí me gustaría continuar el diálogo con él.
Sobre la estructura y método de la Metafísica, que es el méto­
do analógico, no
me detengo en comentario. En cuanto a la última
lección, sobre Metafísica y Persona, tengo gusto en subrayar su
concepción
ontológiéa de la persona, mucho más realista y pro­
funda que las presentadas por los llamados «personalistas» que
parece reducirlo todo a conciencia, libertad, activismo, compor­
tamiento,
relación social. En todo eso se manifiesta la persona,
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fNF,ORMA.CJON BIBLIOGRA..FIC:A.
pero su núcleo es más ontológico ,y ~sistente. Termina con unas
herm<;>sas reflexiones sobre la amistad. Con· libros como éste se
hace digno de esos buenos amigos.
VICTORINO RODRÍGUEZ, o. P.
VV.AA.: BIOll'ECNOLOGIA Y FUTURO DEL HOMBRE:
LA RESPUESTA BIOETICA
(*)
Fruta de las Conversaciones de Madrid, desarrolladas par el
Consorcio para la organización de Madrid Capital Europea de la
Cultura, ha· aparecido recientemente este libro que recoge las
diversas opiniones de varios expertos internacionales en materia
de biotecnología y
más concretamente de bioética. Este fue el
tema de la primera de las diez jornadas que en distintos momentos
de 1992 reunieran a diversas
· personalidades del mundo de la
Ciencia, el Arte
y el. Pensamiento y que recibieron el nombre de
«Conversaciones de Madrid».
En el libro se puede apreciar el carácter pluridisciplinar que
afecta a esta materia, pues
participaron en las· jornadas, y son
coautores del libro,
m€dicos: Jérome Lejeúne, Jean Michaud,
José Rallo Romero
y Marceló Palacios'; juristas:· M.• Dolores
Vila Coro,
Carmen Hernández Iháñez, José Miguel Serrano Ruiz­
Calderón y Angel Sán.chez de la Torre,· director académico de
estas jornadas, y te6ricos de
la Ciencia: Vicenzo Cappelletti y
Bernulf
Kanitscheider.
Precisamente por ese carácter pluridisciplinar; y par la distinta
procedencia de
los autores, las posiciones que se adoptan en torno
a la cuestión
son muy distintas. La estructura de la obra facilita
esta apreciación, puesto que si ya en las comunicaciones se puede
observar, aún se clarifica más en el debate y én el coloquio abierto
que sirvió de marco
final a estas jornadas y que de forma extrac­
tada se recogen en la segunda parte de esta obra junto con las
conclusiones de cada participante.
En la primera parte, junto a expositjones orientativas acerca
del desarrollo histórico y el origen de la biotecnología y de la
bioética, encontramos auténticas reflexiones morales en cuanto a
la función
y el empleo de estas nuevas técnicas de investigación
y los límites que deben imponerse a las mismas. Temas constan­
tes a lo largo
de estas páginas y que invitan a la propia reflexión
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